APARICIÓN DE LA VIRGEN MARÍA, ROSA DE LA PAZ, EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, MINAS GERAIS, BRASIL, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Hoy llego aquí como la Señora de Kibeho. Sientan el frescor de ese continente, el amor que Me entregan los corazones más sufridos de África.

Después de casi un año de trabajo en Mi amada África, la Señora de Kibeho cierra un ciclo para comenzar uno nuevo en los meses que vendrán, porque deseo ardientemente que Mis hijos hoy sepan que no Me he ido de África. Mi Corazón es África, el Corazón de la Madre de los Siete Dolores.

Pero hoy, hijos Míos, quiero que sepan que estoy allí presente y que, así como en Kibeho, cuento los días y los meses en la calma de este momento planetario, para poder llegar allí, así como una vez llegué a Ruanda.

Mis hijos de Angola ya son consagrados a Mi Corazón Inmaculado, así como todos los orantes y peregrinos que han colocado su fe en los Rosarios de Luz.

Cada cuenta colocada por sus manos sobre Mi imagen ha significado para su Madre Celeste, y sobre todo para Dios, una gran liberación en los planos internos del continente africano. Y aunque sé que muchas almas aún sufren en ese lugar y que solo esas almas saben lo que es el sufrimiento y el dolor, hoy a la Señora de los Siete Dolores, la Señora del Verbo, se le retiran las Siete Espadas de la agonía de la humanidad, para recibir en Su Corazón las esferas de luz convertidas en rosas brillantes y luminosas en los corazones orantes de África.

Quiero que sepan, hijos Míos, que Mi Plan para ir a África aún está en pie. Y de alguna forma llegaré y celebraremos ese importante encuentro, ese importante encuentro en el que Sudamérica y África se unirán, como un solo corazón y una sola consciencia, para poder sublimar el pecado de los hombres y el sufrimiento que aún existe en ese lugar.

La puerta de entrada que he escogido para retornar es Angola, porque es allí donde necesito que estén, no solo sirviendo y orando como lo hicieron en estos últimos tiempos, sino para que más consciencias del mundo comprendan lo que allí sucede y lo que significa la vida infrahumana.

Yo les traigo, hijos Míos, la posibilidad y la oportunidad de que, a través de los méritos que alcanzó Mi Hijo, África se vuelva a reconsagrar a Mi Corazón Inmaculado y que lo que no le escucharon a la Señora del Verbo en Ruanda, que fue una advertencia maternal en este ciclo final, lo puedan escuchar en las palabras de la Madre de Dios, para que se puedan cumplir los frutos de su conversión y redención.

Para que todo eso sea posible, hijos Míos, vengo a pedirle al mundo que coloque en su oración ese propósito y su amorosa colaboración, para que los Sagrados Corazones puedan tocar el suelo africano una vez más.

Hoy a Mi derecha y a Mi izquierda, hijos Míos, están las almas inocentes del genocidio de Ruanda. Y quiero, deseo y les pido que, en este momento, en nombre de la humanidad entera, por lo que eso significó y representó para Dios, ofrezcan silenciosamente una penitencia por la reparación de Nuestra Señora de Kibeho.

Los escucho internamente.

Mientras Me hacen esa oferta, hijos Míos, Yo puedo seguir penetrando en los lugares más oscuros del mundo, en donde el sufrimiento aún sigue sucediendo y los corazones no se pueden liberar.

En este momento y en esta hora, en los que su Madre Celeste llega del Cielo como la Señora del Verbo, Nuestra Señora de Kibeho, como la Madre de toda África, es en el que abro aún más Mi Corazón Inmaculado ante el mundo entero y ante todas las almas, para recibir la oferta de reparación y de perdón.

Porque por más que no hayan tenido responsabilidad directa sobre los acontecimientos, la humanidad es única y siempre será única ante los Ojos de Dios. Eso los hará crecer en consciencia y en madurez a fin de que los ultrajes e indiferencias no se repitan.

África aprendió sobre esa lección de vida, pero aún África espera por la llegada de los Mensajeros de Dios, por última vez, como preparación del Retorno de Cristo.

Hoy no estoy solamente con ustedes aquí, sino también en este momento estoy en África derramando sobre esos pueblos el Amor de Dios y la Gracia de la reconciliación y de la cura.

Mi silencio trabaja aún más profundamente en las almas necesitadas. No se olviden que también Soy la Madre del Silencio y que, ante los eventos del mundo en estos tiempos cruciales de la humanidad, Yo regreso aquí para que Mis hijos no se sientan solos ni desamparados, para que sepan que estoy aquí de la misma forma que estuve con Mi Hijo a los pies de la Cruz, hasta el último segundo de Su vida, hasta el último segundo en el que Él expiró, su la última y gran entrega por todo el género humano hasta los tiempos de hoy.

Eso es un gran misterio, el misterio del Amor del Hijo de Dios. Con ese Amor Él Me envía al mundo para anunciar Su petición y el deseo ardiente de la Madre de Dios de regresar a África una vez más, así como Yo fui a Kibeho para llevar consciencia y discernimiento a Mis hijos, para poder salvar a la mayor cantidad de almas posibles, cuya mayoría no fue posible salvar.

Y ese es uno de Mis principales dolores por África, porque no son los pueblos los que se agitan o se enfrentan, son los que están por encima de esos pueblos los que provocan la maldad en el mundo y la desesperanza en muchos corazones.

Pero aunque eso suceda, hijos Míos, la fe de los más inocentes, humildes y simples, nunca se perderá, porque esa fe no solo será una fortaleza para Mis hijos de África, sino también será el puente por el cual Yo descenderé del Cielo para encontrarme con cada una de sus almas.

La tarea realizada a través de esta Obra en Angola fue un primer paso, pero no será el último. Muchos más pasos deberán ser dados y muchos más serán llamados a asumir, en Mi continente amado de África, el alivio del sufrimiento, la cura de la inmoralidad, la esperanza de los que sufren, porque solo el amor puede curar el dolor.

Hoy celebro todo lo que sucedió en Angola a través de esta Obra, porque los verdaderos frutos internos son depositados a los Pies del Creador por la Señora de Kibeho. Y esa oferta, esa profunda ofrenda, fue aceptada por su Padre Celestial, los méritos del esfuerzo, del servicio, de la cura, del amor, de la renuncia, de la fraternidad, de la generosidad, del desapego y, principalmente, de la transmutación.

Por esa razón hoy regreso aquí, para que el mundo sepa y tenga consciencia de cómo, con tan poco, se puede hacer mucho en el mundo; porque las verdaderas herramientas que ustedes necesitan, hijos Míos, son internas, y cuando son bien utilizadas la Providencia Divina llega milagrosamente. Así lo vivió la Sagrada Familia y hoy ustedes lo viven Conmigo.

Por eso, siempre deben agradecer cada día que despiertan, cada día que reposan sobre un lecho limpio y cómodo, cada vez que el agua de las nacientes de la Tierra lava sus cuerpos, cada vez que frente a ustedes hay un alimento para poder nutrir sus células; y principalmente, hijos Míos, tienen que agradecer por el Amor de los Mensajeros Divinos, en este lugar y en todos los corazones que han sido agraciados, bendecidos y colmados por Nuestras Apariciones.

Deseo que lo mismo suceda en África y comience en Angola. Hay mucho por hacer en ese lugar, muchas puertas por abrir en otras partes de África que claman por Mi Presencia y por la Presencia de Mi Hijo. Eso será posible a través de ustedes, hijos Míos, sabiendo que en este tiempo son llamados a vivir el servicio por la humanidad, por el planeta, por el alivio del sufrimiento.

Es tan simple lo que les pido, que se los vuelvo a repetir.

Así como África espera Mi llegada algún día, también Asia espera Mi llegada, al igual que Oceanía. La peregrinación aún está pendiente, aún espera su realización cuando esta pandemia termine. Rezo todos los días por ese fin: por la cura de los que sufren la pandemia y para que esta termine.

En este momento y en esta hora, hijos Míos, dependerá de su respuesta consciente que algún cambio pueda, finalmente, suceder en toda la humanidad y que no vuelvan a la normalidad de los tiempos de la ilusión, sino que ingresen, como en otros tiempos, en el ciclo de la concientización y de la fraternidad.

Les agradezco ahora por su penitencia. También fue acogida por Mi Inmaculado Corazón, así como la de todos los corazones que, en este momento, en diversas partes del mundo, escuchan Mi llamado.

Hoy quiero llevar Mi Paz a África. En este momento no existen distancias en el tiempo ni en el espacio, porque Yo estoy allí con Mis queridos hijos, los que verdaderamente sufren la situación mundial.

 

Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:

En este momento, Nuestra Divina Señora está mostrando un rosario formado por rosas, y Ella nos dice:

 

Estos son los frutos, las oraciones, las súplicas y el amor de Mis hijos de África. Este es el Rosario que hoy llevaré a Dios para que Él lo reciba. Lo pondré en Sus Manos para que Nuestro Padre Celestial, con inmensa alegría, lo coloque sobre Su Cuerpo como símbolo espiritual de la cura del sufrimiento, del amor por sobre todo mal.

En esta noche, hijos Míos, también acojo la consagración de las familias del mundo a Mi Inmaculado Corazón, por medio de la respuesta que fue dada a Mis pedidos. Hoy estoy con cada uno de esos corazones que atendieron a Mi llamado.

Por último, quiero decirles que, así como es importante la peregrinación en África en los próximos tiempos, también es importante para Mí la peregrinación más osada de todas, en Asia y en Oceanía, en la cual hoy incluyo a Filipinas.

Si ustedes Me dan lo más simple y verdadero, Yo también les entregaré lo más simple y verdadero que tengo, que son Mi Presencia y Mi Corazón.

Hoy, la Señora de Kibeho irradia Su Luz y Su Gracia sobre África, consumando esta importante tarea realizada en los últimos meses en Angola y en toda África no solo en el plano material, sino también en el plano espiritual.

Y es así que ofrecemos al Padre los aprendizajes y experiencias vividas durante estos últimos tiempos en Angola.

Aspiramos y afirmamos en este momento, hijos Míos, la continuidad de esa sagrada tarea, para que, a través del amor, curen todo dolor.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

 

Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:

Nuestra Señora se eleva con el rosario en Sus manos. Y en esa elevación y asunción de María, escucharemos, en este momento a Su pedido, la canción “Lady of Kibeho”, como última oferta de nuestros corazones por nuestros hermanos de África.

Apariciones extraordinarias
APARICIÓN EXTRAORDINARIA DE LA VIRGEN MARÍA, EN LA CIUDAD DE BARCELONA, ESPAÑA, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN

Cuando las almas en el mundo se pierden; Yo les hago reencontrar el camino hacia Dios, a través de Mi Amor, y así la redención se establece en los corazones que piden Mi auxilio y en los corazones que piden por sus hermanos, para que pueda establecerse Mi Plan de Paz en toda esta humanidad. 

Así, Yo le cierro la puerta a Mi adversario, quien corroe a las almas espiritualmente y las lleva a la perdición, a los obstáculos de la vida y principalmente a la ausencia del Amor.

He venido aquí, queridos hijos, para encontrarme con ustedes, bajo la unidad del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo; porque la Santísima Trinidad Me ha enviado, en este ciclo y en estos tiempos, a prepararlos para lo que vendrá.

Necesito que sus corazones establezcan Mi reinado en este mundo. Necesito que cumplan, Conmigo, el Plan de Paz que el Señor tanto espera.

El mundo aún está sordo y ciego, mas sus corazones están abiertos a Mi, y ustedes saben, queridos hijos, que eso es así y que Yo necesito sus corazones para cumplir Mis designios, no importa cómo sea ni cuán imperfectos son ante los ojos del universo.

No vengo a buscar aquí su indignación, su indiferencia u omisión. Vengo a buscar aquí, de ustedes, lo que en verdad existe en lo profundo de sus seres y que es Dios. Es ese Dios que deben estar viviendo en este tiempo, por todos aquellos que no lo viven.

Recuerden, queridos hijos, que cada vez que despierten, en cada nueva mañana, deben recordar a Dios, porque Dios es olvidado en este tiempo por los corazones que no lo han comprendido ni han aceptado Su Voluntad, que no es su voluntad inferior y humana.

Yo necesito establecer aquí, queridos hijos, un Reino que es imposible en estos tiempos, pero que es posible cuando sus corazones se abren para recibir Mi llamado, cada vez que Yo lo anunció al mundo.

He venido a Cataluña a traerles el misterio de Mi Amor, como ya se los traje una vez, cuando los encontré en esta misma ciudad para renovar sus votos ante el Padre Celestial. Quisiera, queridos hijos, que esos votos se fortalecieran en este tiempo, no solamente por ustedes, sino por sus hermanos que están en este camino y también por los que no lo están y que se han olvidado de Dios, del Padre del Amor y de la Unidad. 

Si el Amor y la Unidad viven entre ustedes y trabajan por ese Amor y esa Unidad, Mi Plan triunfará en esta humanidad, sin importar lo que suceda alrededor, porque Yo estaré entre ustedes para impulsarlos a caminar adelante y a seguir los Pasos de Cristo, que son los Pasos que, en este tiempo, se les ofrece dar a todos por la humanidad y el planeta.

Aún, queridos hijos, no conocen Mis dolores profundos por esta raza, por todas las almas. Aún no conocen lo que significa soportar la gravedad de estos tiempos y de una raza sumergida en su ignorancia y en su ceguera. Pero Yo, como Madre de la Bondad y de la Misericordia, abro las puertas a todos los que no lo merecen; porque la semilla crística está en ustedes y en sus hermanos, y esa semilla nunca desaparecerá y nadie la podrá borrar de su interior. Es esa semilla de la Unidad y del Amor que Yo vengo a regar, de tiempo en tiempo, con Mis oraciones, Mis palabras y Mis súplicas por ustedes ante el Padre Celestial.

Es esa semilla que nunca se podrá secar y nunca se podrá perder de la vista de todos. Es esa semilla crística que Mi adversario desconoce y le teme, porque cuando ella brota, florece y da sus frutos, es invencible.

Así, queridos hijos, hoy Yo vengo a hacerles reconocer su filiación con el Padre Celestial. Esa filiación que es única para cada uno de ustedes, que es preciosa y también misteriosa para muchos.

Considérense dignos hijos de Dios y la humanidad entera será digna hija de Dios, por los pasos que den en este tiempo hacia Mi Hijo, hacia Su Sagrado Corazón.

No les vengo a pedir, queridos hijos, lo que no Me pueden dar, sino lo que en verdad Me pueden donar desde sus corazones y vidas, en cada acto del día a día, en cada ejemplo de caridad y de bien con el semejante.

Así, queridos hijos, Yo los invito a compartir las miserias del mundo y a soportarlas Conmigo en la oración, el servicio y el sacrificio. Sé que muchos le temen al sacrificio porque piensan que sufrirán, pero Yo no les vengo a traer sufrimiento, sino la paz del Reino Celestial, vivida por los ángeles y arcángeles perpetuamente, en cada momento, en el Universo Divino y Espiritual.

Yo les abro las puertas hacia ese conocimiento sagrado que se llama Universo Celestial. 

Yo quiero que sean conscientes, queridos hijos, de esta tarea tan importante en la que ustedes deben unir el Cielo y la Tierra. Así, las puertas de los infiernos de la vida se cerrarán y los corazones perderán poco a poco su ignorancia, porque los velos caerán de sus consciencias, reconocerán que se olvidaron de Dios y se animarán a retornar al Camino de Mi Hijo, que es el Camino del perdón y del amor.

Sigan adelante, a pesar de lo que suceda, y recuerden que Yo los considero Mis columnas de Luz y Paz en este mundo infiel.

Hagan triunfar Mi Corazón en sus vidas y vívanlo plenamente, porque el tiempo ya llegó y es hora de batallar por este Plan de Paz en el mundo; que cada uno construye día a día con su actitud, su pensamiento, su sentimiento y su oración. Y así, unida a ustedes y a cada uno de sus espíritus, triunfará Mi Plan y Mi adversario perderá la guerra que tanto quiere batallar.

Ya es hora, queridos hijos, de que sean portadores de Mi Paz y que la trasmitan al mundo. Esa es Mi principal tarea en estos tiempos, con ustedes y con el mundo.

Ahora coloquen en Mi Corazón Misericordioso e Inmaculado, sus intenciones; Yo abro Mi Corazón de Luz para que depositen sus súplicas, sus ruegos, sus pedidos al gran Padre Universal que los ama profundamente y nunca se olvida de ustedes.

Depositen, en el silencio de sus corazones, esas intenciones. 

Ahora, extendiendo Mis brazos y aproximando Mis manos hacia ustedes, queridos hijos, rezaré por España, derramando Mi Gracia sobre ella. 

“Padre Santo, soplo del Espíritu, derrama Tu Luz sobre las consciencias y que ellas nunca desanimen al buscarte, para que puedan encontrar Tu Paz y Tu Verdad. 

Fortalece cada chispa de Tu Espíritu que se ha congregado en torno a Mi Corazón Inmaculado para reverenciar Tu Presencia y Tu Legado para toda esta creación. 

Ángeles del Cielo, consciencias mayores, lleven a las almas por el buen camino y llenen los vacíos de Amor que muchos sienten en sus corazones. 

Viertan el Espíritu Divino de Mi Hijo, para que puedan vivir en Su Sagrado Corazón y ser, en este tiempo, una estrella que todo ilumina desde el universo. Amén”.

Y así como Yo los bendigo, queridos hijos, bendigo todo lo que han traído a Mi altar, en reverencia y amor. 

Bendigo esta unión que buscan con Mi Hijo todos los días, sin olvidarse de Él, que es vuestro Maestro, vuestro verdadero Amor.

Tráiganme aquí la ofrenda de la Eucaristía para que Mis ángeles la transubstancien en la verdadera materia espiritual y divina que nutre sus espíritus y consciencias.

Adonai, 
Misericordia, Misericordia, Misericordia,
Redención, Redención, Redención,
para este planeta.
Amén.

 

Fray Elías del Sagrado Corazón:

Hermanos, queremos compartir con ustedes cómo fue la Aparición, porque fue un poco, un poco no, bastante intensa.

Para que todos podamos comprender, Ella llegó como la Reina de la Paz. Cuando estaba llegando, no es usual que María muestre algo que esté realizando, una tarea espiritual que esté realizando con nosotros, con el país o con el planeta. Entonces, cuando estaba descendiendo, Ella descendió hasta aquí como si fuera una flor, una esfera de Luz con forma de flor, una rosa blanca. Cuando Ella descendió, mostró que estaba haciendo una tarea de rescate, de salvación. Y entonces, fue un impacto muy fuerte para mi consciencia, porque mostraba cómo, a través de la energía de la Gracia y de la Misericordia que Ella concibe como Madre, rescata a sus hijos. Luego Ella mostró el ejemplo de una consciencia que yo no conozco, pero mostró nítidamente quién era esa consciencia y cómo esa consciencia estaba perdida, estaba muy rodeada de fuerzas negativas del mal. Esa consciencia estaba muy perturbada, no conseguía salir de ese estado por sus propios medios, sino por una Gracia mayor.

Ella fue al encuentro de esa consciencia, en ese plano, en ese espacio espiritual y retiraba, con Sus propias manos, las fuerzas del mal de esa consciencia. El alma se liberaba y recibía un gran esplendor, una expansión de Luz. Ella llevaba al alma de esa conciencia hacia un recinto, un espacio del Reino Celestial, en donde las consciencias que son liberadas del mal por Ella y por nuestras oraciones, son colocadas allí para restaurarse, para rehabilitarse, por decirlo de alguna forma.

Y en ese momento María comenzó a mostrar muchas consciencias, de diferentes partes del planeta, que habían sido rescatadas por Ella. En ese espacio, Ella le mostraba a esa alma que tenía la semilla crística, que tenía ese talento, ese don que Cristo dejó en cada uno de nosotros cuando estuvo aquí.

En ese momento, esas almas, esas consciencias tomaron conocimiento de que en verdad ellas eran parte de Dios; que no eran parte del mal, sino que eran parte de un Plan de Amor, de un Plan de Unidad. María les hacía reconocer esto, a través de Su Amor de Madre, a las consciencias, a esas almas que no olvidaron su filiación con Dios. A pesar de lo que tengamos a nuestro alrededor, nosotros somos hijos de Dios, decía Ella.

María trajo esta enseñanza. Para mí fue muy importante, porque Ella de alguna forma nos hizo ver cómo era muy importante el poder de la oración, en este momento. No solo para nosotros, para nuestra vida espiritual, para nuestro camino, sino también para el camino de consciencias y hermanos que no conocemos, que están sumergidos en el abismo de esta Tierra, de esta ilusión, de este engaño.

Hoy Ella quería que, los que estamos aquí, tomáramos consciencia y que valoráramos cuán importante es esta tarea de oración en estos tiempos y cuánto nosotros podemos colaborar con Ella, de forma tan simple; porque oramos un Misterio y el Rosario por la Paz de los Niños en la Guerra. No fue algo tan grande, pero Ella nos muestra cómo de una forma más oculta, eso tiene un poder divino, celestial; y sabe que cuenta con nosotros como si fuéramos Sus soldados.

Entonces, quería dejarles esta experiencia, porque es muy significativa en este momento, de cómo el poder de la oración no solo nos libera, sino que también libera a nuestros hermanos y a los que más lo necesitan.

 

Madre María Shimani de Montserrat:

Cuando Nuestra Señora realiza un movimiento de Aparición, de acercarse al planeta y acercarse a los grupos con los que Ella cuenta, como decía el Fray; como soldados de la oración para hacer esa mediación.

Ella nos trae, cada vez, un código de Luz diferente. Si nosotros sabemos atesorarlo, si sabemos cuidarlo, ellos se multiplican dentro de nuestro interior.

En este mundo hemos olvidado que somos hijos de Dios. Somos tan imperfectos y, como decía Ella, la ilusión y el adversario nos rodean tantas veces, nos caemos tantas veces que hemos olvidado que somos verdaderamente hijos de Dios.

Hemos olvidado también lo que Dios, a través de todos los Mensajeros de todos los tiempos, Aquellos que verdaderamente canalizaban Su Palabra, nos ha enseñado que Él está dentro de nosotros y que realmente todos podemos ser canales de Su Amor, de Su Sabiduría, de Su Voluntad.

Lo que está intentando hacer Nuestra Señora es que todos nosotros recordemos esto y que cada uno, de acuerdo a su escuela evolutiva, al estado interior y espiritual en el cual está, pueda activar esa filiación de ser hijo de Dios, de ese Padre perfecto, amoroso, bondadoso, bueno que nos ama así como somos, porque somos parte de Él y solo nos pide que lo amemos, que Él sea lo más importante en nuestra vida. 

María está intentando que nosotros recordemos esto. Y que, a pesar de la adversidad, de las complicaciones, de las preocupaciones, no olvidemos nunca que Él es nuestro Padre, porque desde ese momento en el cual nos unimos a Él con tanto amor, con el amor que nosotros podamos vivir, se establece una conexión que es única y que cuando nosotros oramos unidos a Dios, Él puede utilizar ese canal, esa oración, esa súplica, para salvar a otro hermano que está conectado con Él.

Hay cosas que son muy misteriosas y nosotros, que somos bastante ignorantes porque somos muy jóvenes en el proceso de la evolución, no comprendemos bien cómo una persona imperfecta, llena de defectos, llena de cosas sin resolver, podría en un instante estar unido a Dios y permitir que otra alma pueda salir de un abismo.

Cuando nosotros comenzamos a amar esos momentos y a donarnos para que esos momentos ocurran, terminamos comprendiendo de qué se trata. Pero como decía el Padre Pío, las cosas del Cielo primero tienen que ser amadas para después ser comprendidas.

Entonces, con lo poco que hicimos nosotros aquí, siendo tan pocos, Dios hace tantas cosas y Nuestra Señora también. Cada vez que uno de Sus hijos abre su corazón y se conecta con lo Alto, Ella puede derramar una Gracia sobre ese ser o sobre otro. Es algo que solo viene de Dios, de ese Amor infinito que Dios tiene y de esa Misericordia insondable que Él tiene con cada uno de nosotros. 

Entonces, no podemos dar la espalda a esa posibilidad que tenemos, con nuestras familias, con nuestra raza, con nuestra nación. Ya no somos ignorantes, somos conscientes de que eso es posible. Por lo tanto, necesitamos abrirnos y donarnos para que sea una realidad para todos.

Por eso, Ella está insistiendo mucho en que nosotros recordemos que somos hijos de Dios, que somos mediadores, que somos intercesores, que no importa que seamos imperfectos porque Ella no nos quiere perfectos. Ella nos necesita así como somos, solo que podamos recordar que somos hijos de Dios y que, a través de cada uno, el Padre puede obrar.

Entonces, nosotros también los invitamos a que recuerden esto todos los días, como Ella dijo hoy. Abran los ojos y acuérdense de Dios. Hablen con Él. Díganle buenos días, Padre, ¿qué vamos hacer hoy?

De una forma simple, hagan una oración amorosamente. Oren diez cuentas antes de levantarse. Háganlo con todo el amor del mundo, para ese Padre perfecto y ofértenlo para que Él lo utilice donde sea más necesario. Así, obra un hijo de Dios, en esa simplicidad y en esa verdad.

Les damos muchas gracias por habernos acompañado. Quédense con Dios y en el Corazón de María.

¡Gracias, Madre, por cuánto nos das!

APARICIÓN DE LA VIRGEN MARÍA EN CARACAS, VENEZUELA, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Queridos hijos de Venezuela:

Con mucha alegría, llego a su encuentro para fortalecer los corazones de Mis valientes hijos. Hoy, vengo a decirles que aspiro a que confíen en Mi Presencia, ya que, hasta el final de sus vidas y mucho más allá de ellas, por toda la eternidad, ustedes pueden contar con Mi auxilio, pueden contar con Mi Manto que los protege, con Mi Corazón que los ampara siempre.

Hoy, llego al mundo y contemplo con Mi Corazón y con Mi Mirada toda esta nación. El Corazón de Dios, en este tiempo, está flagelado por lo que sucede en el mundo, pero Su Esperanza en la humanidad jamás desaparecerá de Su Santísimo Corazón, porque Dios conoce la perfección de Sus Criaturas. Él sabe del potencial que existe en cada uno de sus seres; de esta raza, que es única en el universo y que guarda un potencial de amar que no existe en ningún otro lugar de este mundo ni de los Reinos Celestiales.

Hijos Míos, hoy les pido que estén atentos a lo que les dijo, porque Mis Palabras disolverán el miedo de sus corazones, les traerán la confianza que necesitan para cruzar el umbral del nuevo tiempo.

Quiero que fortalezcan en sus vidas la fe absoluta en Dios, porque el Señor dejó en este país un ángel que les trae esa fe, porque en los Planes del Padre nada dejará de ser contemplado. Dios ya sabía desde el principio la historia de esta nación, y por eso les trajo desde Su Reino a aquel que los acompañará siempre, que fortalecerá sus corazones y que los elevará caída tras caída.

Hijos Míos, cuando se encuentren sin fe y sin devoción, clamen por aquel que les trae la fe absoluta, esa consciencia angélica que resguarda, a pedido del Señor, a cada alma de esta nación. Hoy, también les digo que jamás se olviden de aquellos que desde el principio tienen la misión de cuidar de sus almas y que, por más que se olviden de ellos, están ahí todo el tiempo.

Hijos Míos, cuenten con los poderes celestiales que les son entregados a través de la oración, porque el mundo aún no descubrió ese poder, las almas no creen en la oración verdadera porque no se arriesgan a conocerla verdaderamente.

Hijos Míos, cuando les pido que se rindan de verdad, que se rindan totalmente, quiero decirles que descubran lo que está oculto en sus almas, que se abran a vivir algo que nunca vivieron hasta el día de hoy, porque Mi Presencia les trae esa posibilidad.

Hoy, Yo estoy aquí entre Mis pequeños hijos para que cada uno de ustedes conozca, aquello de sí mismos que aún no conoce.

Hijos Míos, contemplo sus esencias cristalinas y nada está oculto a Mis Ojos. Conozco cada angustia, cada dolor y cada alegría. Sé de sus dificultades y sé todo lo que alcanzaron hasta este momento. Vengo a que entreguen en Mis Manos todo lo que les impide crecer, madurar en espíritu, y vengo también a entregarles este don divino que deben despertar en este final de los tiempos.

Hijos Míos, el Apocalipsis ya está sucediendo en la Tierra, pero sus corazones no deben temer, muy por el contrario, deben alegrarse plenamente porque estarán más cerca del Reino de Dios.

En este momento, ustedes se están aproximando a un nuevo tiempo, a una nueva vida y a una nueva raza que, a pesar de todo el sufrimiento, surgirá gloriosa y manifestará en la Tierra lo que Dios pesó desde el principio.

Quiero que caminen a través de Mi Corazón, que den un ejemplo de vida en sus familias, en sus hogares, en sus naciones, para que todo el mundo contemple en sus vidas la Presencia de Dios en la Tierra.

Hijos Míos, Aparición tras Aparición, Mi Presencia queda impregnada en sus seres. Imprimo en sus esencias y en sus corazones la Luz de Mi Reino y, aunque no estén presentes físicamente en el lugar de Mis Apariciones, en omnipresencia llego a todos los corazones que Me abren las puertas; porque para Mi Consciencia Divina no existen límites y, de esa misma forma, sus pequeñas consciencias deben aprender a no tener límites en el amor, en la entrega, en la donación del corazón y de la vida, porque esta es la tónica de este tiempo.

Que ustedes puedan despertar al amor verdadero, que puedan amar al prójimo, pero también a sus enemigos; porque ante Dios, hijos Míos, los enemigos no deben existir.

Deben comprender la ignorancia que existe en el corazón del hombre y, a través del amor de sus corazones, disolver esa ignorancia en las criaturas.

Porque en esta tarde les digo que el amor, que está latente en sus corazones, todo lo transforma, todo lo convierte y todo lo renueva. Por eso, deben despertarlo sin demora, deben buscarlo como la única meta de sus vidas y, en confianza, caminar hacia ese despertar.

Porque es este amor, hijos Míos, el que les abrirá la puerta de un nuevo mundo, de un nuevo tiempo, de una nueva vida que hasta hoy desconocen, de un universo que esta oculto y, aunque puedan sentirlo en sus corazones, ninguna de las criaturas de la Tierra lo conoció verdaderamente. 

Mis amados, comprendan la Gracia que hoy viven en sus vidas y fortalézcanse en Mi Presencia, pero sepan que Yo estaré con ustedes todos los días, todo el tiempo.

Hoy, vengo directamente a este lugar para que puedan sentir Mi Corazón, para que puedan saber reconocerlo cuando en el silencio se aproxime a ustedes. Porque mucho más allá de que muchos no puedan verme, Yo estoy aquí y estoy a su lado siempre, siempre que Me abren el corazón; siempre y cuando en las dificultades y también en las alegrías, a través de la gratitud de sus almas, Me dicen: "sí, ven Madre, ven a mi encuentro, auxilia a mi corazón".

Por eso, hoy quiero enseñarles que jamás se olviden de Mi Presencia, que vean este camino que les muestro y que los conduce al encuentro con Mi Hijo. Por más que el caos crezca en el mundo, una gran Luz también está por llegar, porque como ya les fue dicho, Mi Hijo retornara cuando más lo necesiten.

Por eso, hoy les pido que no coloquen sus corazones y sus ojos en los acontecimientos de la vida, sino que traigan al corazón esa aspiración ardiente de encontrarse con Mi Hijo, porque Sus Pasos ya se dirigen a la Tierra y aquellos que escuchen con atención podrán escuchar la fuerza de Sus Pasos, podrán sentir el poder de Su Corazón y, aun en un tiempo de justicia, recibir Su infinita Misericordia.

Mis amados, hoy les quiero decir que amo profundamente a cada una de sus almas, así como también amo a cada alma de este mundo, y que ninguna criatura de la Tierra, por más que se encuentre en una gran oscuridad, se ocultará de Mis Ojos.

Mi Luz se irradiará al mundo y tocará todos los rincones de este planeta, llegará a todos los corazones y a todos los Reinos de la Naturaleza. Aquellos que abran los ojos verán Mis Manos que se extienden ante sus vidas y Mi Verbo que les pronuncia: "Ven, alma querida, sigue a Mi Corazón, camina hacia Mi Reino, que tu origen te aguarda, y tu Padre Creador y Celestial aspira con todo Su Santísimo Corazón a que tu regreses a Su Morada".

Les agradezco a todos por haber persistido en responder a Mi llamado y les pido que sean aún más persistentes, sobre todo cuando Yo no esté aquí tan cerca de ustedes; y sepan descubrir, en ese momento, que en verdad, desde donde esté, Mis Ojos jamás dejarán de contemplarlos. 

Les agradezco por haber traído esas imágenes que llevarán Mi Presencia, que serán una puerta en sus hogares y en sus vidas para que Yo siempre pueda auxiliarlos. Mas, les digo que hoy Yo abrí en sus corazones esa puerta y, mucho más allá de esas imágenes, dejé Mi Consciencia impresa en cada uno de sus corazones.

Lleven el Amor de Mi Corazón a los que no Me encontraron. Lleven la Paz, que hoy les dejo en sus vidas, a todo este mundo. Den testimonio de Mi Presencia y lleven Mi Amor a todos.

Antes de que Me eleve al Reino de los Cielos, les pido que algunos hijos Míos se aproximen a Mí para que, en nombre de toda esta nación, reciban Mi bendición maternal. Que las Gracias del Espíritu Santo y sus dones celestiales hoy lleguen a sus vidas.

Bajo la bendición del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, Yo les agradezco. Vayan en paz y bajo las Gracias de Mi Inmaculado Corazón.

 

Hermana Lucía de Jesús:

Vamos a hacer un pequeño relato de la Aparición de hoy. En verdad, el relato va a comenzar a partir de la mañana de hoy.

Hoy, recibimos el Mensaje para la Aparición a las 6 de la mañana y cuando nuestra Madre Divina vino, Ella nos dijo que Su Consciencia ya había llegado al planeta en aquella hora y que estaría trabajando en Venezuela hasta el momento de la Aparición. 

Y hoy, en la tarde, cuando Ella se fue aproximando a este lugar, en lugar de  que las puertas del universo se fueran abriendo, comenzamos a ver Su Consciencia pasando por toda esta ciudad. En verdad, era como si hubiera un camino de luz que recorría todo el país. Y Ella venía del centro de la ciudad. Ella hoy no vino del universo. Cuando la vimos, Ella venía del horizonte como un sol, como dijimos ayer, hasta que llegó aquí y Su silueta de Luz se fue formando.

Nuevamente, vino como la Reina de la Paz y nos transmitió Sus Palabras que todos pudimos escuchar. Y cuando nos llamó para que nos aproximáramos a Ella, una vez más realizó una gran tarea en cada uno de nosotros, y hoy sentimos que fue una tarea un poco más profunda que la de ayer. Ella traía hacia Su Corazón, llevaba a Su Corazón todas nuestras faltas, aquello que nosotros ni conocemos. Ella ingresaba dentro de las consciencias de una forma muy profunda y nosotros podíamos contemplar con Ella el interior de cada uno de ustedes.

Vimos cómo Su energía entraba allí y era como un bálsamo que limpiaba todo. Y, como en ese momento Ella misma nos decía, nosotros no tenemos consciencia de lo que eso significa para la humanidad.

Que Ella lleve Consigo nuestras faltas, todo aquello que sabemos y aquello que no sabemos, es como si aquellos que hoy están aquí se tornaran una hoja en blanco y tuvieran la oportunidad de, a partir de este día, escribir su historia a partir de otro punto. Entonces, cada uno de ustedes sabrá qué historia será escrita.

Como Nuestra Madre Divina nos dijo, confíen en Ella, sepan que Ella esta con ustedes, mucho más allá de que haya Aparición o no; porque cuando la llamamos, siempre nos escuchará. Y, mucho más allá de que haya alguien que la vea o no, Ella está ahí y estará al lado de ustedes, Ella quiere que comprendan esto y que confíen en esto.

Hoy, Ella quiso construir un ejército de paz, quiere contar con cada una de sus consciencias para que lleven ese estandarte de paz a esta nación, aunque sea en el silencio del corazón de cada uno, en las oraciones en sus casas, en sus hogares, en ese trabajo silencioso que toca a los corazones y a las almas de los hermanos que hoy no están aquí y que sufren por la ignorancia de no conocer a Dios.

Por eso, hermanos, queríamos agradecerles mucho a todos ustedes y queríamos dejarles este Mensaje de María. Que sean persistentes, que mantengan encendido ese fuego de Venezuela, esa alegría que ustedes nos irradian a todos nosotros. Queremos agradecerles también a todos los hermanos que nos acompañan, que oraron mucho por nosotros todos estos días y que, con certeza, estas oraciones hicieron un gran trabajo en este país.

APARICIÓN DE LA VIRGEN MARÍA, EN LUJÁN, BUENOS AIRES, ARGENTINA, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:

A pedido de nuestra Madre, vamos a orar el “Ave María” en diferentes idiomas, repitiendo la oración dos veces en cada idioma.

Hoy, Nuestra Señora trae la Presencia de la Santísima Trinidad.

En este momento, Ella nos pide que nos coliguemos con ese Principio del Padre y que pensemos en la Santísima Trinidad.
 

Oración: “Ave María” (en español, portugués, inglés, italiano, francés, alemán y latín).


Queridos hijos:

Con Mis Brazos, espero recogerlos día a día. Les extiendo Mis Brazos de Misericordia y Mi Corazón de Amor en este tiempo.

Hoy, necesito de ustedes para peregrinar, para caminar desde el Corazón. Muchas almas necesitan su oración y su donación.

Yo los invito a servir porque ya estamos en el fin del tiempo.

Quiero que puedan construir los nuevos caminos de la humanidad y si alguien comienza esta tarea, todo podrá cambiar. Por eso, la oración es importante en este tiempo, porque los fortalecerá para realizar este compromiso.

Mi llamado se extiende por cada rincón de este mundo; por eso, sus corazones deben estar atentos para responder a él.

En este día, Mi Hijo Jesús los observa con Amor y Misericordia, pero aún muchas almas se pierden en el camino que ellas eligen, ¿quién podrá auxiliarlas Conmigo? Por eso, los invito a orar sinceramente.

Necesito que ustedes escuchen Mis Palabras y que las guarden en sus corazones, porque así prepararán su morada para lo que llegará.

Es necesario que correspondan a los pedidos de Dios. Por eso, Mi Corazón Inmaculado llega mes a mes para anunciarles lo nuevo y lo bueno, pero también para anunciarles lo que la humanidad no quiere escuchar.

La humanidad no puede convertirse en lo que ya fue en el pasado; debe ser una humanidad renovada a través de la oración y de la Misericordia.

Por eso, hoy Mi corazón cuenta con tan pocos servidores. Llamo servidores a los que están disponibles a vivir la oración del corazón.

Momento a momento y día a día, su vida debe ser una verdadera oración, antes que todas las cosas de su vida. Debe ser lo más importante en este tiempo final, que los pueda colmar y los pueda guiar en este momento, porque así sus corazones estarán unidos a Mi Corazón y compartirán Conmigo la tarea universal.

Antes de que venga Mi Hijo Jesús, hoy vengo a su encuentro. Y esto lo repito cada vez que Me encuentro con ustedes. Por eso, sus corazones deben estar en un estado de vigilia permanente para que, en el fin de estos tiempos, escuchen los Designios de Dios, escuchen los Mandamientos del Padre y, sobre todo, escuchen los pedidos que Él tiene para ustedes.

A través de los Mensajes diarios, Yo les dejo las llaves del Señor, para que sus corazones puedan peregrinar por los caminos correctos y se encuentren dentro de Mi Luz maternal; porque cuando estén en Mis Brazos definitivamente, estarán cerca de Mi Hijo Jesús y Sus Rayos podrán tocar sus corazones.

Sostengan, con el rosario en sus manos, la oración diariamente, porque así podrán ser guiados en cada momento de la vida y sus corazones escucharán los Pasos del Señor, Jesús, que viene al encuentro nuevamente de esta humanidad. En esto deben creer, porque ya está escrito y se cumplirá.

Pero la venida de Mi Hijo no se dará como muchos creen. Hoy, Él les está pidiendo algo importante para preparar Su Retorno: estar en vigilia como estuvieron los apóstoles; pero en este tiempo, sus corazones deberán estar más atentos para poder percibir dónde están y hacia dónde deberán ir.

Por eso, queridos hijos, el servicio equilibra a todos los corazones.

Se puede lanzar hacia la Tierra la fuente de la Misericordia y todos los corazones ser invadidos por la Luz de Jesús y así Mi Corazón Materno estar muy cerca de ustedes. En cada momento que piensen en la oración, Mi Rayo Maternal estará entre ustedes.

Por eso, persisto ante esta humanidad, porque como Madre comprendo y conozco sus necesidades. Sé qué es lo que cada corazón necesita en este tiempo.

Para que se cumplan sus aspiraciones, Yo los invito a orar con el corazón, porque el Espíritu Santo es necesario que esté entre ustedes para que sus corazones puedan sentir la Luz de Dios y, de esa manera, queridos hijos, todos ustedes estén fortalecidos en Mi Corazón.

Necesito en este tiempo, corazones que construyan lo nuevo, imitando los Pasos que Cristo les dejó. Pero, en este tiempo, queridos hijos, los corazones no observan esas enseñanzas, porque perciben con su corazón lo que todos llaman modernidades.

De esa manera, los corazones se distancian de Dios, porque son rodeados de cosas nuevas que creen que despertarán muchas cosas en el espíritu, pero eso genera distanciamientos muy importantes en las consciencias, se crean barreras entre las almas y Dios.

La oración desata todos esos nudos. Por eso, únanse a Mi en la oración, porque los ayudaré a desatar esos grandes nudos que están en la humanidad para que todos los corazones encuentren al Señor, nuevamente.

Hoy, les quiero dejar a ustedes un pedido, a todos los que están presentes aquí, frente a Mi Faz Misericordiosa y Amorosa, que preparen Mi última llegada a este lugar, a esta ciudad, para que en sus corazones puedan florecer todas las promesas que Yo les he dejado a lo largo de los meses y que puedan trabajar junto con Mi Corazón Maternal por la redención de la humanidad, un pedido que Me hace Mi Hijo diariamente.

Yo los acompañaré, en este camino, para concretar Mi Plan de Paz sobre este mundo y en especial en toda la Argentina.

Ustedes son llamados, queridos hijos, a cumplir una parte del Plan de Dios. Sus corazones se han comprometido Conmigo desde los inicios, cuando le dijeron sí al poder de la oración. De esa manera, comenzaron a dialogar con Mi Corazón Maternal y a vivir en la devoción a Mi Corazón, pudiendo así contemplar las bellezas que Dios ha creado para toda esta humanidad; Me refiero, queridos hijos, a toda esta belleza de la naturaleza.
Por eso, les dejo esta tarea para el próximo mes.

Este es el momento de comenzar a confraternizar sus corazones y, así, concretar Mis pedidos.

Comenzaremos aquí, en esta ciudad, reuniendo a los corazones a través de la fortaleza de los grupos de oración y así, el 8 de diciembre, sus corazones Me contemplarán aquí por última vez.

Cuando hablo de aquí, queridos hijos, Yo Me refiero desde Buenos Aires hasta Luján. Esa es la extensión de Mi Manto para Argentina.

Ustedes pueden ser la luz de la oración en este tiempo y sus corazones pueden ser Mis rosas para que Yo las pueda derramar sobre cada provincia de esta nación.


Madre María Shimani de Montserrat:

Vamos a cantar “Ave, Ave María”.

La Madre está invitando a los hermanos de los grupos de Salta a que traigan las imágenes que vinieron con ellos, porque las va a bendecir por la respuesta que le dieron a Su Corazón.
 

Canción: “Ave, Ave María”.


Yo Soy la Madre del Divino Corazón Eucarístico de Jesús.

Soy la Madre de la Divina Concepción de la Trinidad, la misma de ayer y de hoy.

Hoy, están reconociendo, queridos hijos, el poder que Dios Me ha dado a través de Mi Faz.

Que la Luz del Padre, que la Luz del Hijo y que la Luz del Espíritu Santo bendiga estas imágenes que representan Mi Inmaculado Corazón en la Tierra y el Poder Divino de Dios, de diferentes formas para todos.

Queridos hijos, que la Luz de Mi Hijo los bendiga en esta noche que termina y que los invita a vigilar en la oración.

Les agradezco por responder a Mi llamado, especialmente por todos Mis hijos de Luján.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.


Canción: “Tu Pureza”.


Madre María Shimani de Montserrat:

Ahora, como hacemos en todas las Apariciones, Fray Elías va a hacer algunos comentarios sobre lo que pudo ver durante el proceso de la oración y durante la Aparición, y algunos pedidos que nuestra Madre hace mientras dialoga con él durante ese tiempo.


Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:

En el momento antes de la Aparición, fuimos muy ayudados por los ángeles custodios que trabajaron intensamente fuera de esta área, en este campo; y que ese trabajo, que ellos hicieron a través de la oración, fue irradiándose a toda Buenos Aires.

Especialmente, la tarea que ellos hicieron fue liberar almas que estaban encadenadas. Esas almas se liberaban y se elevaban a través del canal de oración que fue construido.

Los ángeles tenían la tarea de aproximar a esos hermanos que estaban en ese nivel hacia el interior de ese canal para que fueran liberados, y esa tarea se expandió durante el cántico del Ave María.

La tarea que ellos realizaban era por regiones, por diferentes zonas de Buenos Aires. Lo que permitió que ellos realizaran esa tarea fue el ejercicio de la oración hasta que, en un momento, antes de la Aparición, solicitaron para ayudar en esa tarea el cántico del “Ave María”.
Antes de cada Aparición aparecen como relámpagos de luz en el cielo. Eso habla de que la Señora está llegando, que Su Consciencia se está comenzando a expandir dentro de esta coordenada del mundo, en este lugar. Se abre una condición especial, en este caso aquí, y de esa manera comienzan a descender los diferentes estados del universo, de los Cielos, por donde ella viene hacia aquí.

Pero hoy, la Aparición fue especial; nosotros estábamos mirando hacia el cuadro, pero Nuestra Señora apareció del lado de afuera, en la parte superior de este lugar. ¿Será que la Señora no entrará en esta casa?, le preguntamos. ¿Hablaremos a través del vidrio?
Ella nos dijo: “No existen límites en el Cielo, pero esto es lo que el Señor Me ha permitido hacer en este día”.

En ese momento de la Aparición nada de este lugar físico parecía estar presente aquí, solo toda la energía celestial que Ella irradiaba durante la Aparición. Luego comenzó un diálogo profundo, unas indicaciones que Ella nos fue pasando, que nos fue relatando en la primera parte de la Aparición.

Hoy, Ella estaba vestida con una túnica blanca y sostenía fuertemente el rosario en Sus Manos, que ofertaba a esta ciudad de Buenos Aires. También tenía un velo rosado y una mirada, un semblante, muy transparente y natural.

Entonces, nos fue dando algunas indicaciones hasta que comenzó a dirigir Sus Palabras a todos.

Una de las tareas que hoy nos pidió se refiere al servicio que se llevará a cabo en Luján.

Un pedido es para los dos Centros Marianos, el de Brasil y el de Uruguay: que dos representantes de la Orden Gracia Misericordia de cada uno de los Centros Marianos se reunieran con los grupos de Argentina y que, al cabo de siete días, realicen el servicio en Luján, no solo a través de la oración, sino a través de tareas de servicio.

Después, pidió las imágenes para bendecirlas, y le preguntamos cuál era el fin de bendecir esas imágenes. Ella dijo que el grupo de oración, que tenía esas imágenes, había sido muy fiel a Ella a lo largo de todo este tiempo y que quería tener un gesto de maternal para ellos.

Al final de la Aparición, Ella hizo un segundo pedido que compartiremos al final de este trabajo. Ese pedido fue explícitamente para los grupos que trabajan con las Comunidades-Luz.


Madre María Shimani de Montserrat:

Ahora, vamos a cantar para despedirnos y los grupos que trabajan con las Comunidades-Luz se pueden quedar para compartirles la tarea que Nuestra Madre nos pidió. Los hermanos que son portadores de estas imágenes también quédense un ratito para conversar con ustedes.

Nuestra hermana Suely, por favor que también se quede después del cántico.

Vamos a cantar “Madre Divina”.

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Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más

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