APARICIÓN DE CRISTO JESÚS GLORIFICADO, EN FÁTIMA, PORTUGAL, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS, DURANTE EL SAGRADO LLAMADO

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Yo Soy el Señor de África y les doy de comer de Mi Cuerpo, les doy de beber de Mi Sangre a los que claman por ayuda, por ayuda espiritual.

Desde el desierto de Sahara hasta las tierras de Yemen, desde el corazón de Etiopía hasta Sudáfrica, se extiende Mi Poderosa Cruz, la Cruz de la libertad espiritual de las almas de África, servicio inimaginable que muchos no quieren vivir.

Porque no es solo ensuciarse las manos o ingresar en el mayor e inexplicable sufrimiento de los que no tienen nada, sino que Mi África tiene un tesoro que aún es desconocido por el mundo entero, que es el tesoro del corazón de Mis hijos de África, lleno de amor, aunque rodeado de sufrimiento; lleno de fe, aunque perturbado por la miseria; lleno de pureza y de inocencia, aun viviendo en la esclavitud.

El Señor de África retornará a Su pueblo, dando primero la gran señal de Su Advenimiento, a través de la poderosa Luz de la Cruz del Redentor que se extenderá por ese querido y amado continente.

Pocos son los que se han comprometido Conmigo para este arduo y difícil servicio por las almas de África.

¿Quién más responderá a Mi Llamado, dejando atrás sus emociones e inquietudes, asumiendo la antorcha de la Luz de Cristo que debe brillar e iluminar a toda África, a través de los servidores y de los misioneros?

¿Se han percibido parte de Mi Luz en el servicio humanitario por esta civilización de superficie?

¿Se han percibido parte de Mi Amor en cada lugar visitado, en donde la donación debe ser espontánea y auténtica?

Yo vengo como el Rey del continente africano, que guía a las almas de ese continente por medio del Cetro de Dios; porque más allá de lo que suceda en estos tiempos y de las agresiones que viven todas las naciones de África, todas las almas de ese continente están bajo Mi Luz. Por eso, Yo vendré primero por cada una de ellas, por las que Me sirvieron y por las que Me negaron.

Yo apareceré, en el fin de estos tiempos, de una forma inexplicable. Daré señales visibles, así como lo hice en Israel, para que Mis compañeros Me puedan reconocer.

Vendré de una forma más fuerte que la Luz Eterna, y volveré a hacer prodigios y milagros para los que no tienen fe.

Pero, sobre todo, viviré un gran momento con Mis hijos de África, cuando no solo los podré abrazar a cada uno con el poder de Mi Amor y de Mi Misericordia, sino que también Yo seré colmado por el amor de cada uno de ellos; porque su voz es escuchada en los Cielos, la voz de los pueblos de África resuena en los Oídos de Dios.

Por eso, confíen y tengan fe, el momento de la liberación está cerca y ni una lágrima más correrá sobre el rostro de Mis hijos del África.

Dichosos son aquellos que se donan por África; todos Mis servidores y compañeros que tienen claro lo que significa y representa, más allá de sí mismos, ese gran servicio por las almas.

Dichosos son los que llevan consigo Mi código de Amor; los que no les temen a las tinieblas, a la oscuridad, a la miseria o a la enfermedad.

Benditos son los que sirven en África sin tener miedo.

Benditos son los que sirvieron en África, en algún momento de sus vidas, porque el Señor tiene todo en Su cuenta y en Su Consciencia.

Esas son las perlas preciosas que son presentadas al Creador, a través del esfuerzo y del sacrificio transmutador de Mis misioneros, porque les aseguro que tienen parte Conmigo en el sufrimiento del Corazón del Redentor. Y cada vez que llevan adelante Mi servicio por las almas de África, retiran de Mi Corazón las espinas que Me hacen agonizar perpetuamente.

Porque no solo He dado a conocer al mundo Mi Misericordia; hoy, le doy a conocer al mundo el Corazón Doloroso de Jesús, a aquellos que tienen claro el Llamado que Yo les hago, el Llamado de atravesar las murallas del egocentrismo para donarse al mundo de forma verdadera, auténtica y simple.

Yo Soy Aquel que anuncia la llegada de lo nuevo a toda África. Porque el Señor del Universo nunca se cansa; hay tanto por hacer y tanto por servir, que Mis apóstoles, Mis verdaderos apóstoles, no tienen tiempo de pensar en sí mismos, porque su tiempo es colocar al otro primero, hasta en lo más pequeño e invisible.

Si sus consciencias parten de este principio, que hoy les presento, no le temerán a ninguna otra misión o desafío que Yo les coloque y podrán ser testimonios vivos de Mi Presencia en el mundo, en los lugares donde existe el verdadero sufrimiento, en donde falta la paz, el amor y la tolerancia.

Esto es lo que Yo tengo para ofrecerles, que tengan parte Conmigo en este final de los tiempos, a través del servicio humanitario y a través de la donación de ustedes.

Porque un verdadero misionero nunca se adelanta; un misionero de la Luz prevé el Plan, lo hace parte de sí y lo interioriza, para que ese Plan se materialice y se cumpla, así como está escrito en los Cielos desde el principio.

Porque un misionero de la Luz siempre está preparado, disponible incondicionalmente, tiene su corazón pronto para enfrentar Conmigo el fin de los tiempos. Y el centro de su principio es la Llama insondable de Mi Amor, que nunca se extingue dentro de sí; porque es la Llama de Mi Amor insondable e invisible que lo guía y que lo conduce, es la Llama de Mi Amor la que le otorga el discernimiento, la ciencia y la sabiduría para saber escoger.

Por eso, después de este 8 de agosto, vengo a ofrecerles esta síntesis.

Espero a los corazones que ya se decidieron a estar disponibles para Mí hasta el fin, sea donde sea, no importando el lugar, el momento o la situación. Con ellos haré nuevas todas las cosas y la Luz de Mi Corazón siempre será abundante para aquellos que se confirman Conmigo, día a día.

Yo les daré el poder de Mi Fortaleza para que Me sirvan donde Yo los necesite. Porque no solo podrán ser la Luz de Cristo en la Tierra, a través de las manos que se donan y abrazan en sí mismos el sufrimiento para transformarlo en alivio, amor, cura y redención; sino que a los misioneros que son decididos, Yo les otorgaré Mi Pensamiento Divino para que construyan Conmigo espiritualmente las bases de Mi Retorno.

Si se sienten estancados, bloqueados o incluso cerrados, pregúntense a ustedes mismos:

¿Cómo está mi servicio al Señor? ¿Es auténtico? ¿Es fuerte? ¿Es un servicio decidido?

¿Estoy realmente disponible para el Plan?

No le teman a la transformación; desde ahora, cambien el concepto y la idea de lo que eso realmente significa. Si doce pescadores se convirtieron en Mis apóstoles; hoy, en este tiempo final, ¿ustedes, en qué se podrían convertir?

Mis Gracias han sido abundantes e infinitas para todos.

Mi Amor ha sido amplio y profundo para todos los corazones.

África y el mundo los esperan para que sean puentes de solución, puentes de reconciliación, para que sean centros de amor y de luz en el mundo. Así, permitirán que Yo pueda obrar sin condiciones; y les mostraré, les haré sentir lo que significa y representa la alegría de servir a Dios, sin nada a cambio.

Hoy, finalizan las escuelas preparatorias, mañana comienza la escuela de la madurez y de la entrega absoluta.

Yo vengo aquí a lanzar las semillas en los corazones que se ofrezcan como tierra fértil para que puedan sembrar en sí mismos Mis tesoros. Y como árboles de luz, algún día, den Mis frutos en abundancia; como algunos de los Míos, en estos tiempos, están dando frutos en abundancia y con esfuerzo, pero no es suficiente. Debo reunir a los 144 000 de los cuatro puntos de la Tierra para que esperen Mi llegada y Mi Retorno sea anunciado al mundo, como hoy Yo se los anuncio a ustedes una vez más.

El tiempo de Mi reaparecimiento se aproxima y Me encontrarán entre los humildes y los simples, entre los refugiados y los descartados; Me encontrarán entre los niños, los jóvenes y los adultos que gritan por esperanza. Nunca Me verán en los palacios o en las iglesias.

Yo les dije una vez, como les dije a Mis apóstoles, que el Reino de Dios está dentro de cada uno de ustedes y es allí donde Yo quiero estar para siempre.

¿Sus corazones están dispuestos a recibirme eternamente?

No necesito respuestas. Yo necesito confirmaciones y predisposiciones, es así que estarán entendiendo lo que Yo les digo por Amor, es así que formarán parte de Mi Gobierno Espiritual y serán Mis instrumentos sobre la superficie de este planeta para que el verdadero Gobierno Espiritual de Cristo descienda a la humanidad, enmiende los errores de todas las guerras que hoy se viven, extirpe la impunidad de muchos gobernantes y alivie a las grandes multitudes y pueblos que viven la opresión y el mal en estos tiempos.

Yo les prometo que vendré como la Nueva Aurora, como aquella aurora que aparece en el firmamento; así también aparecerá Mi Santísima Madre y muchos la verán desatando los grandes nudos del planeta en las cúpulas de las iglesias y en lugares inimaginables.

Estén atentos a las señales del corazón, porque todo está permitido.

Hoy, el Señor de África les deja este Mensaje. No lo tomen como una advertencia, tómenlo como una oportunidad de preparación, la última y gran preparación después de este ocho de agosto, cuando lo último del Apocalipsis se desencadenará.

En esa hora más difícil, que ya vive el mundo, es cuando Yo retornaré como el Señor de la Noche, pero también como el Señor del Sol. Los creyentes o aun los ateos no podrán ocultar Mi Presencia.

Felices serán eternamente los que verán Mi Retorno. Bienaventurados serán para siempre los que se hayan esforzado por Mí hasta el final, aun sin saber cómo hacerlo.

Porque, en esa hora más difícil del planeta, como fue en Pentecostés, Yo les mandaré al Gran Consolador, el Divino, el Eterno y Sublime Dios, para hacer de sus corazones y almas grandes fortalezas, que como soldados de la paz y guerreros de la Misericordia sirvan a Cristo en el fin de estos tiempos, porque así harán triunfar a Mi Corazón cuando estén decididos.

Con todos Mis tesoros en sus corazones y almas, hagan valer y honren Mi Presencia en el mundo porque, así como llamé a los doce a las orillas del Mar de Galilea, hoy los vengo a llamar a todos para que estén a Mi lado y sigan Mis Pasos, los pasos de su propia liberación.

Por todos los que son esforzados, les agradezco.

Por todos los que están confirmados, los bendigo.

Por todos los que sirven a los pobres entre los pobres, por todos los que sirven a los que deben recuperar sus valores y su dignidad humana, haciendo de cada servicio un momento de gran fraternidad, los alabo y los honro en nombre de Mi Padre Celestial.

Porque las señales de su sacrificio y entrega quedarán marcadas en los Cielos y sus espíritus después de este gran servicio en el planeta retornarán al origen, donde servirán a la Fuente Creadora con toda la experiencia del amor y de la redención vividas.

Y todo ese legado, que es de cada uno de ustedes por sus propios esfuerzos y entregas a Mí, se convertirá en una nueva estrella en este vasto cosmos. Y los que vendrán después, en los próximos tiempos, después de que hayan nacido en esta Tierra y formen parte de la Nueva Humanidad, mirarán al cielo en la noche y verán muchas estrellas, como ustedes hoy las ven en el cielo. Y esas almas, recién encarnadas, reconocerán el legado que ustedes habrán dejado en nombre de Cristo, su Señor. Amén.

Preparémonos para esta Comunión Espiritual con alegría, reafirmando el Llamado de su Señor en sus corazones. Y lo haremos a través de una canción, la canción que representa Mi Llamado para cada una de las almas, aquella canción que relata el pasaje de Cristo como pescador de almas a las orillas del Mar de Galilea.

Eso es lo que quiero que Me canten, porque no se olviden de que Yo Soy con ustedes, y ustedes pueden ser en Mí.

Yo Soy el Nazareno, Aquel que predicó, Aquel que anunció la Buena Nueva, que curó y que liberó a los corazones. Soy Aquel que multiplicó los panes y los peces, Soy Aquel que caminó sobre las aguas; y que los invita a hacer lo mismo por el triunfo del Reino de los Cielos.

Los bendigo y les vuelvo a dar Mi Paz, la Paz que siempre los fortalecerá para seguir adelante, confiados, sin miedo a nada.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

APARICIÓN DE CRISTO JESÚS GLORIFICADO, EN FÁTIMA, PORTUGAL, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS, PARA EL SAGRADO LLAMADO DEL 17 DE MARZO

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

La Cena está servida, pero muy pocos quieren venir a servirse de Mi Banquete Espiritual.
Yo les ofrezco a los Míos todo lo que tengo. Yo les ofrezco a los Míos todo lo que Soy y, en verdad, les digo que no les pido nada a cambio.

Así, espero que los Míos respondan igual, que siempre lo puedan dar todo sin nada a cambio; porque esta es la sabiduría de la Ley del Amor, de aquel corazón que vive en su propio vacío, de aquel corazón que se despoja de sí mismo y que no teme dar los pasos en confianza hacia Mí.

Porque lo que Yo tengo preparado para cada uno de los Míos, aún nadie lo conoce ni lo sabe. Yo tengo guardado en el Paraíso las maravillas más perfectas y sagradas para Mis apóstoles.

Por eso, sé de la hora de cada uno de ustedes. Sé de la hora en que subirán a los Cielos para encontrarse Conmigo, para que Me entreguen el triunfo de su corona de espinas, de cada momento y de cada experiencia vivida en la Tierra como los frutos más perfectos para Dios, los frutos de la donación.

Hoy, He venido aquí de forma extraordinaria. Han preparado la casa para recibirme y una vez más les digo: “Aquí estoy, recibiendo la oferta de su consagración; porque en lo profundo de Mi Corazón sabía que esta hora y este día llegarían”.

Y, así, quiero que hoy comprendan el significado de los ciclos; el tiempo sagrado de las oportunidades; el momento único de la entrega interior, en el que Dios contempla atentamente sus pasos, en el que Dios conoce en el silencio sus sufrimientos y pruebas. A pesar de todo lo que el Padre Eterno ve de este mundo, todo, absolutamente todo, está bajo Su Mirada Paternal.

Por eso, en este día, Él Me Ha enviado aquí, de forma extraordinaria, para comulgar con aquellos que comienzan a subir los escalones de la consagración; que, en confianza a su Señor Jesucristo, caminan rumbo a lo que es desconocido e inmaterial, en donde Dios tiene un espacio y un lugar para cada uno de ustedes, para que algún día se puedan fundir en Su Absoluto Vacío y, así, no quieran ser nada más, pero sí quieran serlo todo en el Creador.
Hoy, He recibido la Gracia de tener este tiempo con ustedes; de poder reaparecerme a ustedes, así como Me reaparecí a Mis apóstoles en Jerusalén.

Y ante las puertas de Israel, de la sagrada misión espiritual que su Maestro compartirá con ustedes, quiero que hoy puedan sentir, interna y espiritualmente, lo mismo que Yo sentí cuando su Maestro y Señor entró en Jerusalén, y el mismo Dios Vivo fue reconocido, adorado y alabado por los hombres. Y, en ese día, nadie murió en la Tierra, porque la Gracia de Dios descendió en abundancia y en Misericordia en las almas, estableciendo Sus más preciados Dones y Virtudes en los corazones.

Tomando este ejemplo y este hecho, de la entrada triunfante de Cristo en Jerusalén, Yo los preparo, a partir de este momento, para Mi sagrada tarea en Israel y en Medio Oriente, como también en Turquía y en Siria.

A partir de este hecho y de este ejemplo, quiero compartir con ustedes una síntesis y también una reflexión sobre este ciclo de fructificación, de todo lo que Yo mismo He acompañado de cerca, aunque no lo parezca.

Y en esta tarde, en la que almas se consagran a la vida crística y misionera, quiero expresar un gesto fraterno de amor y también de protección a aquellos que se animan a caminar hacia Mí en confianza, respondiendo a Mi Voluntad Suprema, por más que no la conozcan profundamente, uniéndose a Mi Amor Eterno para aliviar el sufrimiento del planeta, para que el amor pueda curar el dolor.

Por eso, hoy, Aadrika, Tissianie y Timóteo reciben de Mis Manos Mi Sagrada Corona de Espinas, el símbolo de la sagrada resignación ante el Señor.

Porque, así como hoy están Conmigo en esta solemne tarde de consagración, así también estuvieron en otros tiempos Conmigo, en Israel; solo que hoy vuelven a recordarlo en lo más profundo del alma y del espíritu, en comunión con la Vida del Maestro y Señor.

Después de más de quince años de esta Orden consagrada por Mí, en estos últimos siete años transcurridos hasta el presente, a través del Mensaje y de la Palabra de la Madre de Dios, las almas fueron llamadas y convocadas a servir en las Misiones Humanitarias. Fueron llamadas a vivir un desafío mayor que sus consciencias; fueron llamadas a ser embajadoras del servicio abnegado y de la caridad; fueron convocadas a ser chispas del Amor de Cristo en la oscuridad; para que, a través del servicio a los más necesitados y vulnerables en cualquier parte de este mundo, ustedes pudieran estar delante del sufrimiento del Señor a través de los inocentes, en el llanto del niño que está perdido, en el dolor de los huérfanos y de los descartados, en la enfermedad de los que no son acogidos, en la desesperación de los que escapan de las guerras y de los conflictos.

Estuvieron ante Mí en los que son olvidados y repudiados, en los que son esclavos de los sistemas corruptos de este mundo. Muchas veces estuvieron ante Mí delante de los que sufren los desastres naturales y migratorios; pero también, Conmigo, estuvieron delante de los que son indiferentes y malvados.

Muchas veces pasé delante de ustedes y de sus hermanos, y pocos aun pudieron reconocerme.

Vean cuántos son ustedes, y podrán darse cuenta de cuán pocos respondieron a Mi Llamado. A todos les ofrecí las Gracias más profundas de Mi Corazón, pero pocos pudieron apreciarlas y reconocerlas.

Pero hoy vengo aquí por aquellos que siguen adelante y confían en Mí; porque, como hace dos mil años, se vuelve a cumplir Mi Sagrada Profecía.

Los enviaré de dos en dos a los lugares más sufridos del mundo, en donde no solo falta el alimento, sino falta el amor; en donde no solo falta un hogar, sino también falta la compasión; en donde no solo falta el agua, sino también falta la Fuente Suprema de Dios en cada corazón.

Delante de la próxima misión espiritual a Israel y a Turquía, vengo a rogarle al mundo que escuche Mi Voz, y que sepa que tengo sed. Aún sigo por este mundo, esperando a que Me ayuden a través de los necesitados.

¿Hasta dónde llegará la indiferencia de los hombres?

¿Dónde está la sensatez de la humanidad?

¿Por qué el corazón está siendo endurecido por la indiferencia, después que el propio Dios Vivo derramó Su Sangre en cada paso del Calvario?

¿Dónde está la esencia de la caridad?

Dios no hizo este mundo para los indiferentes. Dios no creo el universo para los egoístas. Él no se dejó flagelar y morir en la Cruz por los ingratos.

¿Qué más debo hacer para que el mundo cambie?

Pero sí, Me consuelo con la voz de los inocentes de África y de otras partes del mundo que, sumergidos en la grave necesidad, no pierden la fe en Mí; porque la fe que surge y que nace de sus corazones es su propio alimento e inexplicablemente supera toda condición humana.

Aun siendo seres encarnados en este mundo, la fe de los pequeños y de los inocentes renueva todas las cosas y, a pesar de las guerras, le concede al mundo un tiempo inexplicable de paz. La fe de los descartados y olvidados le concede al planeta el equilibrio de su eje; porque ellos viven en Dios y Dios vive en ellos, así como Dios vive en Su Hijo y Su Hijo vive en Dios.

Con el grito más profundo de Mi Corazón, les digo a los que aún no dieron el paso que respondan y escuchen a Dios; porque la hora más difícil se aproxima, así como el Señor vivió Su hora más difícil en el Huerto Getsemaní.

No tengo nada más que ofrecerles, sino esta realidad.

¿Quién será capaz de no perder ya más tiempo?

¿Quién se decidirá a ser una pieza dentro del gran puzle del Plan?

Una Nueva Tierra no puede ser construida con inconsecuentes.

Ya ha sido todo dicho. Por eso, hoy Me arrodillo delante de los que se consagran; porque solo Dios sabe sobre la realidad de cada corazón, que se esconde en lo profundo del espíritu y del alma.

Después de estos años honestos de esfuerzo con los sufridos hermanos de Venezuela, a través de la Misión Roraima Humanitaria, ahora llega el ciclo de recoger los frutos de la entrega, permitiendo que Mi Amor Redentor y Consolador descienda sobre África, Polonia, Turquía y el mundo entero, permitiendo que las almas descartadas y desconsideradas por el mundo formen parte de Mi Reino Celestial.

Eso es para Mí algo inexplicable, es un Misterio de Dios, en el que Él puede obrar a través de Sus Hijos, de los que le dicen sí al servicio y a la donación, sin nada a cambio, solo con el fin de consolar Mi Corazón. Por eso, hoy, bendigo a los que son valientes, más allá de sus imperfecciones o de sus miserias.

Yo no vengo a señalar lo que no está bien. Yo vengo a buscar lo que les dejé como talentos hace dos mil años. Es así que se cumple la Palabra del Señor, la Sagrada Profecía revelada por el Ángel de Dios en el Huerto Getsemaní; que, a pesar de la oscuridad que rodeaba al Maestro, las visiones de los Nuevos Cristos del fin de los tiempos que erguirían Mi Iglesia Celestial a través de su vida y de su consagración, en la hora más dura del Señor, en la que el Cáliz de los pecados debía ser bebido por Mí, el despertar de los Nuevos Cristos Me consoló y Me dio la fuerza para decir sí.

Hoy, vengo a reconocer lo que nadie ve; por eso, estoy aquí.

Y los bendeciré a través de los Sacramentos, como señal inextinguible de Mi Presencia, de la Presencia del Amor Eterno de Dios en Sus Hijos. Que todo esto sea por el bien de la humanidad y del planeta, para que ya no se derrame más sangre inocente en este mundo, para que la guerra no se precipite sobre la humanidad, porque la Mano del Hijo de Dios lo detiene a través de los que aceptan la Corona de Cristo.
 

Elohenu, Adonai, Eli,
guarda en Tu Corazón este sagrado momento,
una de las tantas promesas que Me diste
en el Huerto Getsemaní.
Y hoy, ante los que aspiran a vivir
el camino de la simplicidad y de la entrega,
Mis Ojos se iluminan por poder ver este momento
que Tú, Señor, cuidadosamente has preparado
para Tus Hijos y para Mí.
Por eso, Te alabo, Adonai,
y Te agradezco, Sagrado Padre,
porque ante un mundo tan confuso y oscuro,
Tu Reino Celestial despierta en los corazones simples.



Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Ahora, les vamos a pedir que se aproximen aquí a Tissianie, Aadrika y Timóteo.

 

Queridos hijos y apóstoles, misioneros del Amor de Mi Corazón, en el nombre de Nuestro Señor, Adonai, Elohenu, Abba, vengo una vez más para bendecirlos, y con plenitud y Amor consagrarlos en esta sagrada misión de dar la vida por Mí.

Aadrika, hoy te consagro, en el nombre de Mi Madre Celestial, con el nombre de Shalom.

Timóteo, tú tienes ya un nombre especial para Mí, muy significativo para esta encarnación.

Tissianie, Yo te consagro con el nombre de Aajhmaná, para que el alimento espiritual de los Cielos sea el que nutra tu espíritu y vida.

¡Gracias por esta animada respuesta, rumbo al encuentro del Amor desconocido!

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.     

Maratón de la Divina Misericordia
MENSAJE EXTRAORDINARIO DE CRISTO JESÚS GLORIFICADO, TRANSMITIDO EN FÁTIMA, PORTUGAL, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS, PARA LA 102.ª MARATÓN DE LA DIVINA MISERICORDIA

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Mientras las tinieblas hacen sucumbir al planeta, hoy vengo como la Gran Consciencia Solar a dar vida y renovación a las almas, a detener a los infiernos de este mundo.

Hoy, vengo como la Gran Consciencia Solar para que las almas se vuelvan hacia Dios, para que los corazones que no se arrepintieron, se arrepientan.

Hoy, vengo como la Gran Consciencia Solar a traerles cura a los corazones heridos, a darles abrigo a los exiliados y refugiados, a calmar el llanto de los inocentes, de todos los niños de la guerra.

Yo vengo como la Gran Consciencia Solar a despertar a los corazones dormidos, a traer sabiduría a las mentes cerradas, a nutrir con Mi Luz Solar a los espíritus.

Hoy, vengo como la Gran Consciencia Solar a traer esperanza a los que la perdieron, a entregar Mi Amor a los que no lo tienen, a entregar Mi Misericordia a aquellos que no la merecen. Porque Yo Soy la Gran Consciencia Solar que proviene del corazón del universo y que, cruzando dimensiones y planos de consciencia, hoy llega a Europa y al mundo entero para decirles a todos: ¡persistan!, porque el triunfo de Mi Corazón está cerca, aunque en este momento no lo parezca.

Por eso, este es el tiempo de los apóstoles, este es el tiempo de aquellos que darán la vida por Mí, no solo dando testimonio de Mi Palabra y de Mi Presencia, sino dando la vida por Mí donde sea necesario, en el lugar y en el momento que Yo los necesite, porque hay mucho que ayudar en esta humanidad.

Y mientras los conflictos y las guerras se desatan, muchos Ángeles de las Naciones ya no pueden hacer nada. Y el Ángel de la Ira de Dios se quiere precipitar sobre el mundo con más de miles de rayos, trayendo la fuerza de los elementos cósmicos y solares para poder corregir al mundo. Pero, las oraciones de los consecuentes y justos, el servicio de los abnegados e incondicionales, aplacan la furia de ese Ángel del Universo. 

Pero este Ángel no quiere imponer un castigo, sino una severa corrección, ya que el mundo no ha escuchado el Mensaje ni la advertencia del Cielo y las almas siguen viviendo de la misma forma, con los mismos modos y hábitos, como si lo espiritual y lo divino ya no importaran.

Por esa razón, Mi Madre Celestial, como ha sido en estos últimos días, se coloca entre el Ángel y ustedes para poder intervenir. De esa forma, se desata un Juicio Universal, la primera etapa de este Juicio que ya comenzó a vivir la humanidad.

Pero mientras las armas y las ideas de destrucción y de conquista se lleven adelante, ¿quién podrá detener a este Ángel de la Ira de Dios? Porque el mundo, y sobre todo la humanidad, ya vive fuera de la Ley desde hace más de dos mil años, y para muchos Ángeles Creadores, el precio de Mi Sangre derramada parece que no lo justifica.

Por eso, a través de los ángeles que hoy Me acompañan, y en especial el Ángel de Portugal, vengo a implorarle al mundo un cambio en la consciencia y sobre todo en la actitud, porque no conoce las Leyes Superiores y menos conoce las Leyes Divinas.

Necesito que este Mensaje sea difundido en el mundo y que puedan escuchar muchas veces lo que hoy les digo, porque cielo y tierra pasarán, pero Mis Palabras permanecerán en los corazones abiertos y adheridos para ofrecerse a construir el Retorno de Cristo.

Con estos ángeles que hoy Me acompañan, junto con el Ángel de la Paz, imploramos al Padre Celestial para que los méritos de la Misericordia de Cristo sean contemplados, en honor al sufrimiento que Yo padecí por ustedes en la Cruz.

Para aplacar el poder del Ángel de la Ira de Dios, hoy vengo a exponerles Mi Corazón Espinado, gravemente ultrajado por las guerras y conflictos del mundo y, en especial, por las almas que generan las guerras y que se han condenado al fuego del infierno, aliándose a Mi enemigo.

¿Quién hará lo mismo que Yo hice por ustedes?

¿Quién dará la vida por los amigos como Yo lo hice por ustedes?

¿Quién será capaz no solo de tener el corazón pronto para lo que sea o de entregarle algo más al Señor, sino quién será capaz de vivir algo que no merece por amor, por la salvación de la humanidad?

Pero sí les digo una cosa: no sean ingenuos para que no sean ignorantes. El ofrecimiento que Yo les hago es en lo más pequeño y hasta en lo más simple, en los lugares donde a veces sus corazones se resisten a colaborar Conmigo, aunque no se den cuenta de que Me están sirviendo a través de sus hermanos.

Uniendo los esfuerzos que se necesitan en estos tiempos de tribulación, Mi Consciencia Solar podrá ayudar más al mundo y a la humanidad para que la Ley de la Divina Misericordia se perpetúe y se cumpla en las almas más necesitadas de Luz.

Que esta Maratón de la Divina Misericordia, que en estos días están orando Conmigo a las puertas de la reapertura de los Centros Marianos, sea una Maratón de súplica, de ruego y de intervención junto con los Ángeles de la Guarda de cada uno de ustedes, a fin de que esta situación en Europa del Este no se precipite por un absurdo egoísmo de los hombres, por una impunidad que ya no tiene lugar en estos tiempos y que deberá ser erradicada de la consciencia humana para siempre. 

Porque cuando Yo retorne al mundo, en este próximo tiempo, podrán comprender y ver lo que es el verdadero Poder de Dios, que no está basado en la imposición ni en la autoridad; el Poder de Dios que es nutrido en su centro por el Amor Universal que, como una sublime esfera de consciencia, emana sabiduría y discernimiento a todas las dimensiones y planos.

Hoy, estoy en un lugar diferente al que se han acostumbrado a verme. Estoy en otro espacio de la Comunidad Flor de Lys, que es el más importante para Mí, porque representa la casa de la vida consagrada. Por esa razón, les pido, en esta íntima analogía, que recen por todos los misioneros consagrados a Mi Plan de Redención, porque tanto en África como en Medio Oriente y en Europa, algunas almas de esta Obra, que Yo he formado y fundado a través del esfuerzo, se ofrecerán a dar la vida por Mí, más allá de lo que signifique y represente el servicio que Me ofrecerán para el alivio y la paz de los corazones afligidos.

Desde hace dos mil años, cuando era solo un niño en los brazos de la Madre Celeste, cuando fui llevado a Egipto para ser protegido, no solo Nuestra Familia fue la primera familia refugiada del mundo, sino que también Mi Corazón, desde ese momento hasta el presente, siente pesar por el sufrimiento y el dolor de África, que es la próxima etapa, es la próxima misión que, a pesar de la distancia o del momento, invitaré a vivir a cada uno de ustedes para que la deuda espiritual de África sea aliviada y para que nunca más ningún ser humano, en África o en ninguna otra parte del mundo, sea capaz de tirar una vida a la basura, porque el género humano ha llegado a desmerecer la vida hasta ese punto, por su gran ignorancia y hasta por su gran maldad, por no conocer la esencia de la vida.

Quisiera que tuvieran presente Mi aspiración de que cuando se abran las puertas para las misiones en África, existan manos, brazos y piernas que se ofrezcan a caminar por ese continente para rescatar a los inocentes y perdidos, a los que son descartados en los basurales del mundo.

Si supieran qué es lo que siente el Padre cuando una vida es descartada o abortada, les aseguro que nadie sería capaz de hacerlo, porque desafiaría su evolución y hasta su destino, desviando su propósito del Camino de Dios y asumiendo una deuda espiritual impagable, que solo Mi Divina e Insondable Misericordia puede curar.

Teniendo consciencia de esto y colocando esta situación en esta Maratón de la Divina Misericordia, los invito una vez más a abandonar sus pequeñas miserias, a dejar atrás sus resistencias e incomprensiones y a colocar la consciencia madura en donde verdaderamente existen el sufrimiento y el dolor en el mundo, para que puedan crecer como apóstoles conscientes y disponibles para servir donde sea necesario y cuando sea necesario.

Yo les aseguro, como la Gran Consciencia Solar, que si más almas pusieran atención en todo esto, no habría razón de que existieran guerras, exilios, hambre, sufrimiento, locura o hasta adversidad, porque todos serían más fraternos, unos con otros, y siempre serían impulsados por el Amor de Dios que a través de los tiempos ha golpeado la puerta de sus corazones, ha llamado a sus almas innumerables veces para poderlos despertar a la Verdad, una Verdad que ha sido sepultada en la consciencia del mundo.

Por esa razón, solo con Mi Retorno muchas situaciones serán reparadas y exorcizadas, y un nuevo Gobierno Espiritual emergerá del corazón de todos los que tuvieran fe en Mí hasta el fin de los días, para que aprendan a vivir en comunión con el universo y con la Confraternidad, sin necesidad de seguir perdiendo el tiempo y la oportunidad de elevar la consciencia de todo este planeta hacia la cuarta dimensión. 

Porque cuando tengan la Gracia de ver en la cuarta dimensión, no solo comprenderán la Pasión de Cristo, sino también comprenderán en qué punto se encuentra la humanidad en este momento, un punto de inflexión que se vuelve irreversible.

Por eso, no dejen de orar; que sus labios no se cansen de orar y de pedir a los ángeles del Cielo que intervengan todo el tiempo, porque no solo las almas deberán ser protegidas de la guerra, de la impunidad y del asedio, sino también los más inocentes y pequeños deberán ser protegidos y amparados de ser descartados por sus propios padres en los basurales del mundo.

Si muchas más naciones en el mundo se aferran al ideal de la ley del aborto, ¿cómo se justificará que más guerras no deban suceder o que bombas nucleares no deban activarse?

Después de 1945, con la gravísima deuda espiritual de los Estados Unidos a través de la bomba atómica, la humanidad demostró al universo que sabe autodestruirse y que impuso a través de sistemas corruptos la comercialización e instrumentalización de las armas, para justificar la supuesta libertad de los pueblos y de las naciones.

Pero, compañeros, despierten, estamos en el fin de los tiempos. Desde el Huerto Getsemaní, cuando bebí el cáliz por ustedes y por la humanidad, no esperaba, se los confieso, que el mundo llegara a este momento y que fuera capaz de ir tan lejos, más lejos de lo que fue hace más de dos mil años atrás, crucificando a su Mesías, martirizando al propio Dios, Aquel que los creó desde el origen.

Por eso, una vez más, ese propio Dios, que se hizo carne y se hizo hombre a través de Su Hijo, vuelve a decirle al Padre: “Perdónalos, porque no saben lo que hacen”.

Es hora de estar en las filas del Armagedón, porque mientras pasa el tiempo, no solo el tiempo termina, sino que los acontecimientos se precipitan y las personas no cambian.

Que la Verdad Suprema penetre todos los espacios y consciencias, a fin de que el sacrificio del Hijo de Dios y toda Su Sangre derramada en el camino del Calvario hasta la Cruz justifiquen las atrocidades de estos tiempos, alivien el llanto de los niños y, especialmente, de los no nacidos, para que la Santísima Virgen María restablezca el espíritu del amor maternal en las consciencias que hoy ya no saben amar, para que la vida sea respetada y amada, para que la vida de los inocentes ya no sea descartada, para que la pobreza en muchos lugares del mundo ya no sea la causa de desesperación y de falta de paz.

Que la verdadera Justicia, que proviene de la Fuente Divina, equilibre la balanza de la desigualdad. Porque Mi gran deseo es no escuchar ya el llanto de los niños de la guerra, el llanto de los inocentes descartados en los basurales del mundo.

Aprendan a amar la vida y algún día aprenderán a apreciarla. Mientras la vida sea utilizada como justificación para generar la muerte o la impunidad, el mundo no alcanzará la cura de todas sus enfermedades. Por eso, agradezco a los que han sido conscientes hasta ahora y, semana a semana, han rezado por los no nacidos. Allí está la respuesta de por qué el mundo está como está. 

Y, aunque Mi Corazón y el Corazón de Mi Madre se desgarren por dentro, así como Mi Corazón fue desgarrado en lo alto de la Cruz, Nuestro Amor es inconmensurable e incomprensible, porque viene a dar vida a lo que está muerto en aquellos que creen estar vivos.

Oremos al Padre Celestial. 

Que cada uno haga su oración al Padre, en lo más íntimo de su ser, en el silencio del corazón. Los escucho.

Que sus almas oren al Padre Celestial para que todos los errores reciban la expiación que necesitan.

 

Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Repitamos la oración que Jesús nos enseñó:

 

Ángel de la Ira de Dios, 
calma Tu corazón dolido,
recibe el fuego de nuestro amor
y establece la paz.
Amén.

 

Vayan en paz, meditando sobre Mis Palabras y concretando Mis aspiraciones.

Sean bien conscientes de esto, para que no sea un Mensaje más, sino la proyección de una próxima etapa que todos son llamados a vivir.

Les agradezco por tener el coraje de escucharme.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.  

Maratón de la Divina Misericordia
APARICIÓN DE CRISTO JESÚS PARA LA 37.ª MARATÓN DE LA DIVINA MISERICORDIA, EN EL DESIERTO DE CHILCA, PERÚ, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN

Coloquen su mano izquierda sobre el corazón y ante Mi Padre reverencien este momento, este tercer encuentro Conmigo. Que en este mes de agosto concluye una etapa y el comienzo de una nueva para todos los misioneros de la Tierra, para todos los congregados en Mi Plan de Redención y de Luz.

Una etapa en este día se cierra y una puerta nueva se abre, para que la puedan cruzar en consciencia y  hermandad.

He venido con los Seres Celestiales, los Elohim, todos los Seres Resplandecientes. Una parte de Ellos ha descendido para encontrarlos en este desierto sagrado y terminar de instituir el Plan que una vez comenzó y aún no pudo terminar, el Plan de establecer la Luz de los Centros Sagrados sobre la superficie del planeta, y para  una humanidad, aún muy dormida.

Es esta Luz interior, que nace desde los Recintos Sagrados, que ayudará en la transición de la Tierra, y de todas las consciencias que duermen en el sueño de la ilusión.

Así, en este tercer encuentro, compañeros, vengo a abrir un poco más los ojos de sus consciencias. Vengo a traerles la síntesis de todo lo que ha sucedido en este encuentro de oración, de las posibilidades que tuvieron de dar nuevos pasos a través de este ejercicio espiritual, de este comando universal que Yo los invito a vivir.

Vengo a traerles la síntesis de la experiencia de amor en cada uno de ustedes, de lo que después de tres años y en este encuentro, Me pudieron dar con todos sus corazones, con todas sus almas y espíritus unidos a Mí.

Vengo a traerles la síntesis y la respuesta de esta tarea realizada, durante los dos días de esta fusión divina que se vivió entre el Desierto Sagrado, en el cual Yo Me encuentro, y Aurora.

Esa unión se irradió para todos, esa puerta fue abierta para todos, y no importa donde hayan estado. Mas, si sus corazones estuvieron aquí, así como Yo traje a sus almas para este encuentro, para esta nueva etapa que en este agosto se inicia, una parte de la Misión está cumplida. 

La respuesta de los servidores es importante; eso hace que el Plan evolucione y se concrete en la humanidad, a pesar de lo que suceda a su alrededor, o en todo el mundo.

Este encuentro está marcado por un Rayo importante, que separa el viejo ciclo del nuevo ciclo. Este es el Rayo de la Transfiguración, el Rayo que Yo viví por ustedes, y así les pude demostrar Mi verdadera Faz.

Es esa faz espiritual que Yo quiero que busquen, su verdadera faz, lo que realmente son y han venido a cumplir en este planeta.

Así Yo formo a Mis discípulos, así Yo creo a Mis soldados: en la fortaleza de la oración y en la vivencia del servicio para con el prójimo.

Hoy vengo a sintetizar esta experiencia que han vivido en el desierto Conmigo, nombrándome como el Hijo del Sol, de la emanación de la Fuente Única, de la Sabiduría y de la Comprensión Absoluta sobre la Verdad del Universo.

Quise que pasaran por este desierto, compañeros, para que cuando les toque volver a cruzarlo, sepan cómo hacerlo, sin temor, y con mucha valentía. 

Esta tarea aquí, con todos ustedes en Perú, en la consciencia y el espíritu, Me permitió retirar a algunos de Mis discípulos de sus desiertos bien profundos, en los cuales estaban perdidos; porque con Mi Gracia todo es posible, y cuando las almas invocan Mi Divina Misericordia, también lo es.

Así, les vuelvo a decir compañeros, que no dejo a nadie para atrás. Pero respeto el tiempo de cada amado Mío, hasta que finalmente cumpla el servicio que Me ha venido a prestar, en nombre de Dios.

Desde este desierto hoy parte una Luz Mayor, una Luz que asciende e ilumina la Consciencia Planetaria; es la Luz Solar, es el Fuego Divino, es la súplica, la aspiración, la devoción ardiente de los corazones que clamaron por esta humanidad y por este planeta en redención.

Así, Yo los preparo para ese gran momento en que Me verán venir entre las nubes con la Faz de Mi Gloria y de Mi Divina Misericordia. Vendré con la Consciencia que muchos no conocen. Por eso envío a algunos de los Míos a los desiertos, para que se preparen como Yo Me preparé para vivir la Pasión, y así, vivir Mi Resurrección, que era retirar de la muerte espiritual a toda la raza, en el pasado.

Este Sol que Yo Soy, alumbra el Universo y trae la Buena Nueva, el mensaje de esperanza y el camino nuevo que los que se han perdido, podrán volver a recorrer.

Es ese Sol que Yo Soy, que alumbra y calienta el espíritu y el cuerpo, trayéndole restauro y cura para todas las heridas.

Hoy les digo, especialmente a todos aquellos que estaban en sus desiertos, que vengan a Mí. Yo Soy ese Sol que alumbra sus caminos, y que les da la vida eterna.

Las tinieblas pasarán, mas Mi Palabra permanecerá. No hay nada que separe a los que están unidos a Mí. Este Sol alumbra a todas las estrellas y a las consciencias que se unen al Propósito de Mi Padre, en donde cada uno cumple su parte. 

Yo Soy ese Sol de las constelaciones; Soy el Gobernante Mayor, el Cristo, que estuvo aquí en el planeta para enseñarles la Verdad, para enseñarles del Amor y de la Misericordia. 

Ahora, compañeros, que han cruzado Conmigo en estos tres días este Desierto Sagrado, en donde las tinieblas no pudieron triunfar, sino la Luz de Mi Amor, les pido: brillen, como este Sol que los alumbra. Sean Soles en la Tierra. Sean el Amor de Dios que ilumina dentro y fuera, y cada espacio de este planeta. Soles de Mi Padre, ¡levántense!

La mañana ya ha comenzado, y una nueva noche se aproxima. Pero no teman, quien está en Mi Corazón todo lo sabe y será guiado hasta cumplir su misión.

Soles: ¡despierten y no duerman! Es hora de brillar desde su interior, es hora de alumbrar los abismos y de disipar el mal en el nombre del Amor de Mi Corazón. Alumbren y sean lo que nunca fueron, sean dignos hijos de Dios, y estarán haciendo feliz a Mi Corazón. Sean como Yo fui, aunque no lo sean. Sean Soles que alumbran desde el corazón y que traen la paz para un tiempo de caos.

La hora más difícil se aproxima, pero no los abandonaré. Dichoso de aquel que Me haya escuchado con atención, porque será recompensado por Mi Padre.

Que ahora, la oración que han vivido durante estos dos días sea vida, sea amor, sea unidad y hermandad. No busquen las semejanzas en sus hermanos, busquen la belleza en los corazones de sus prójimos que así la maldición terminará, la maldición que hace sufrir al mundo todos los días.

Vean lo mejor que hay de cada uno, y ayúdense lo unos a los otros, porque así Me ayudarán. Sustenten y apoyen al que está caído, porque ustedes también caerán y Yo no los negaré, porque Mi Padre no los niega. 

Si las almas vieran la esencia de estas cosas, no tendría sentido que el mundo se purificara.

No sean lo que no tienen que ser. Parezcan más de lo que viven, y vívanlo de verdad.

Los bendigo con Mi Consciencia Divina, en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, Amén.

Compañeros, que quede guardado este momento en ustedes, porque el Hijo del Sol vino a su encuentro para traerles la Paz.

Fray Elías del Sagrado Corazón:

Relato del tercer encuentro con Cristo, aquí en el desierto de Chilca, en Perú. 

Cuando nos reunimos a orar la Coronilla de la Divina Misericordia, al final, la Consciencia de Cristo comenzó a aproximarse aquí la región del desierto de Chilca, como hizo las dos veces anteriores.

El cielo, que estaba nublado, se fue abriendo y el sol comenzó a irradiar su luz y su calor aquí en las montañas. Enseguida, Cristo nos mostró, vimos que Él se aproximaba a nosotros de una forma bien diferente a las que Él  ha mostrado en otras instancias, y veíamos que el Maestro venía posando Sus Pies sobre una plataforma triangular azul que levitaba.

Él venía sobre esta plataforma. Era de un color azul bien intenso y fuerte, y comenzó a descender. A medida que iba descendiendo, los Universos, los Cielos, se abrían hacia otros planos, hasta llegar al plano espiritual, donde entendíamos comprendíamos que estaba la Consciencia del Padre, Adonai, y así abrió ese camino cuando descendió, Él estaba, en esta tercera Aparición, estaba vestido de Blanco, tenía una sutileza, era algo bien leve, delicado,  sobre todo, muy amoroso; con los mismos rasgos que el Cristo Glorificado, pero esta vez, vestido todo de blanco. 

Cuando Él apareció, cuando Él se aproximó en esa plataforma triangular azul, lo primero que sacó de Su Pecho fue Su Corazón, y nos lo ofertó. El Corazón estaba sobre Su palma de la Mano derecha ofertándolo, y cuando lo ofertaba para nosotros, percibíamos que lo hacía para todas las consciencias del planeta, sobretodo para aquellas que Él dice que son indiferentes. Y Él Ofrendaba esta Corazón para la Creación, ofertaba este Corazón  para los Reinos de la Naturaleza, para la Consciencia de los Reinos; era algo que se expandía para todos, sin distinción.

Y así  Él comenzó a dirigir Sus Palabras, en el Mensaje que dio en ese encuentro. Y  cuando habló, en cierto momento  de los Elohim, cuando aún estábamos viendo los Cielos abiertos, las dimensiones, hasta el plano espiritual, ejércitos, era eso lo que veíamos, ejércitos de los Elohim,  comenzaron a colocarse a posesionarse a la derecha y a la izquierda de Cristo, por encima de las montañas, aquí, en el desierto.

Eran muchos, todos vestían túnicas hasta los pies. Eran seres resplandecientes, como ángeles, pero no tenían alas. Estaban ahí presentes, y veíamos que ellos estaban haciendo una tarea. En un momento, Los Elohim acompañaron todo el trabajo que Cristo hizo a través del mensaje; porque a medida que Él iba hablando iba mostrando muchas cosas, sobre todo, por ejemplo, lo que tenía que ver con la Consciencia Solar, o lo que nosotros conocemos como el Sol. 

En un momento, cuando Él comenzó a hablar de ese Sol que nosotros deberíamos ser o que deberíamos en la superficie de la Tierra representar, como misioneros, Él trajo, no sé cómo lo hizo, una copia de otro Sol, que nos alumbraba.

Entonces, entre Cristo y el Sol que nos alumbraba, el sol físico, había otro Sol, potentísimo, y en el núcleo, en el centro de ese Sol, estaba la Consciencia de Dios. Por decirlo de alguna forma, cósmicamente, nos vimos representados, delante de una representación, mejor dicho, del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, de una forma universal y espiritual, que nunca habíamos visto, algo bien fuerte de ver. 

En el momento en que Él hace esa representación a través del Sol como la Consciencia fundamental de Dios, de Él como el Hijo, y del Espíritu Santo, Él se eleva, aún cuando estaba dando el mensaje, se elevó e ingresó dentro de este sol físico, del cual nos alumbra todos los días.

Comenzó a transfigurarse y quedó como un Ser Solar, que era todo un Ser de  mucha luz. Era una luz que encandilaba ver, que era una Luz que se concentraba y que se generaba dentro de este sol físico que nos alumbra. 

No sé lo que Él nos quiso mostrar con eso, qué  fue lo que nos quiso decir, como ejemplo, como símbolo, pero en ese momento Él nos estaba representando,  Él se mostró así, como transfigurado a los apóstoles en el Monte Tabor. 

Por último, cuando descendió nuevamente de ese Sol, más resplandeciente, más iluminado, nombrándose como el Hijo del Sol, porque el Hijo del Sol, Él decía que es el Hijo de Dios, del Dios vivo. En ese momento,  volvió a esa plataforma azul, y entre ese sol físico que nos alumbraba y el Sol que Él había traído, esa copia de ese Sol, digamos así, de ese Sol más inmaterial, Él hizo aparecer a Su derecha y a Su izquierda, todas las constelaciones dentro de la bóveda celeste, que estaban en perfecta armonía y en equilibrio.

Esa fue la experiencia y relato de la Aparición.

APARICIÓN DE CRISTO JESÚS, DURANTE EL SAGRADO LLAMADO, EN EL CENTRO MARIANO DE AURORA, PAYSANDÚ, URUGUAY, TRANSMITIDO AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN

Abran sus ojos al Universo y véanme venir entre las nubes.

Yo Soy el Hermano, Soy el Hijo de Dios, Aquel que sentado a la mesa con ustedes compartió el pan y el vino, para dar testimonio al mundo de la vida crística.

Hoy también provengo de un lugar en el mundo donde hay mucho dolor, donde no hay sosiego ni calma. Pero hoy también les traigo el Reino de los Cielos para que lo compartan con sus hermanos y con todos los que vendrán después de ustedes cuando pasen muchos años y esté escrito en el corazón de Mis siervos todo lo que Yo hice aquí, cuanto los invité a transformarse y a vivir en Mi Paz.

Pues quien Me sigue vive desafíos y pruebas, pero al fin alcanzará la vida eterna, la unión eterna con Dios y con Sus mundos sublimes.

Pero no dejo de observarlos y de mirarlos con Mis Ojos de bondad, de regocijo y de calma.

A pesar de lo que veo en el mundo, confío en los que Me siguen, en aquellos que son fieles a Mis designios, en la simplicidad de la vida, en la caridad de las cosas, en la entrega absoluta del alma al Reino de Dios.

No busco guerreros sino almas valientes, que se animen a dar testimonio de Mi Presencia en el corazón de todos, porque Yo provengo del Amor y el Amor está en todas las cosas.

Si el amor está en ustedes, los demás lo pueden ver y si los demás pueden verlo, también lo podrán sentir, y ese amor los unirá y no dejará que las barreras de la condición humana, del falso poder y de la conquista no verdadera, los separen.

Yo les enseñé con Mi Camino, el camino del amor; el amor que persiste, el amor que es constante, el amor que vive por los demás y que se expresa en la humildad de las cosas. Ese es el amor que ahora le falta al mundo y ustedes deben vivirlo.

Así como Yo se lo enseñé a los apóstoles, también hoy se lo enseño a ustedes.

No importa cuánto caigan a Mi lado, lo que importa es que vivan en Mi Amor, en Mi Amor confiante, cristalino y puro.

Si hoy Yo estoy aquí, no es por casualidad. Yo vengo a buscar algo que aún la humanidad tiene en su interior, para que no se pierda. Vengo a instituir una Ley que proviene del Reino de Mi Padre y que los salvará a todos en esta hora crucial.

Como les dije en el principio, vengo de un lugar donde hay mucho dolor y en donde la cura aún no es suficiente, porque los curadores no son la mayoría; los que curan con el corazón, con el amor, con la caridad.

Pero si sus oraciones fueran persistentes, así como las oraciones de todos los hermanos que hoy Me escuchan con sinceridad en los cuatro puntos de este planeta, pronto el mal se extirpará y la humanidad será reconstruida por la verdad y no destruida por la guerra.

Pero en la hora más tenebrosa que el mundo está cruzando, necesito que sus corazones no se apaguen, sino que reafirmen todos los días la vivencia de ese amor, la vivencia de ese amor que los mueve, que los impulsa para concretar las metas, así como se mueve el Universo.

En ese lugar, desde donde hoy provengo, existe el sufrimiento, la pena de muerte, el martirio y la desolación.

Vengo desde el lugar donde una vez Yo estuve entre ustedes y les prediqué el Reino de Dios, para que todas las almas a través de Mi Pasión, de Mi Muerte y de Mi Resurrección, pudieran encontrarme a través de los tiempos.

Yo vengo de Medio Oriente, donde aún la batalla no ha terminado y esa batalla ya no es solo material, sino espiritual.

Mis ángeles resplandecientes trabajan día y noche para salvar a las almas y los Sagrados Corazones se comprometieron a dar Su último Suspiro hasta que la última alma esté entre Nuestros Brazos para poder resucitar, en el Reino de los Cielos y en la nueva vida espiritual que Nosotros les donamos con todo Nuestro Amor.

Así, compañeros de toda la humanidad, hijos orantes, escuchadores de Mi Palabra redentora y de Mi pulso de Amor crístico, no se detengan. Oren, adoren, comulguen, perdonen y amen. Eso es lo único que pido para este momento crucial y eso es lo único que puedo hacer por ustedes hasta antes de Mi retorno al mundo.

Cuando Yo regrese en Gloria entre las nubes, los soles y las estrellas, nada quedará como está. La Tierra será dividida en dos partes, oriente y occidente. La paja será separada del trigo y nada nunca más será igual para aquellos que hayan tenido fe plena, hasta los últimos días de los tiempos finales.

Hoy vengo a abrir sus ojos hacia el Universo, los ojos de sus almas y de sus corazones, porque es hacia el único lugar donde podrán mirar, entre tanta oscuridad planetaria.

Aún existen lugares en el mundo que son refugios de oración, son núcleos de Luz para las almas y eso también es lo que no se pueda apagar por la acción de nadie.

Necesito que sus corazones todo el tiempo estén en Mi Corazón para que sientan lo que es verdadero y lo que es falso.

Vengo a establecer en esta hora un propósito infinito, un camino para Mis seguidores, camino que aún estará lleno de pruebas y de desafíos, porque ustedes han firmado ese compromiso Conmigo en tiempos pasados y ahora es hora de responder.

Se verán cosas increíbles, pero también tenebrosas. Ese será el momento para que sus corazones sean misericordiosos, pacificadores. Será el momento donde el temor deberá ser transformado en luz, el terror en amor y el miedo en alegría.

Aunque no lo crean, es posible.

No dejo de mirar en los desiertos de Medio Oriente a aquellos que se cansan por tanto caminar, por no poder sobrevivir, por el hambre y la sed, por la enfermedad y por la angustia.

A todos ellos acudimos y rescatamos en el plano en el cual podemos trabajar con todas las almas. Pero, compañeros, hay una parte que le corresponde a la humanidad, es la humanidad que lo debe hacer y aún no es la mayoría, porque están muy dormidos y no han despertado al llamado de Dios.

Pero el reloj ya pasó de su tiempo y las realidades se aproximan cada vez más hacia este planeta.

Por eso el refugio para todos será Nuestros Sagrados Corazones. La fraternidad y la fe entre las almas los hará invencibles, no por sentirse orgullosos o seguros, sino por ser verdaderos y simples ante los ojos de Dios.

Nadie perderá la oportunidad de despertar. Compañeros, por eso no se preocupen, Dios ya lo tiene previsto desde el principio para cada uno de los corazones de la Tierra.

Pero el mundo no conoce la purificación y sabemos que le teme.

Pero si sus corazones hacen lo que Yo les pido, se purificarán y no perderán la confianza, no estarán escasos de amor ni tampoco de humildad, porque Yo los mantendré unidos a Mi Padre a través de Mis Manos, que hoy se ofrecen a ustedes para tocar sus rostros, mirarlos a los ojos y decirle a cada uno:

"Sigue, confía en Mí, nunca te fallaré. Si Yo morí por ti ¿por qué tú no morirías por Mí? ¿Acaso temes lo que Yo te pido?"

"Suelta tu inseguridad y abraza Mi Plenitud, siente Mi Amor, siente Mi Corazón y serás pleno en todas las cosas. Si Yo Soy el Amor pulsante del Universo, ¿por qué no te arriesgas a estar en Mí y Yo en ti?"

"Espero hace tanto tiempo que así lo hagas y seas Mi siervo, Mi apóstol del tiempo final, porque en la última hora, cuando tu vida expira, querrás morir en Mis Brazos y nacer a la Vida Eterna que se vive en el paraíso y donde siempre es eterno presente. Recibe Mi llamado con compasión, y abraza Mi convocatoria."

"Escucha el corazón de tu Maestro y no pierdas tus fuerzas, porque las fuerzas eternas Yo te las daré. No saldrán de ti."

"Si el Hijo vive en Su Padre Eterno, el Padre Eterno vive en Su hijo y Sus criaturas viven en el Corazón del Redentor. Y si Sus criaturas viven el Corazón de su Maestro, todo estará hecho para estos tiempos."

Despierto apóstoles para que sirvan en la transición planetaria, despierto almas para que oren Conmigo y no se cansen de hacerlo.

Si Yo estoy aquí es porque los amo y porque los conozco desde el principio hasta el fin.

Mi gratitud infinita a los misioneros en Turquía, porque han visto Mi Rostro más de dos veces, en los rostros y en los corazones desesperados que buscan la Luz para encontrar la Paz.

Yo he pasado cerca de ellos muchas veces en esta misión y de muchas formas Me he presentado para que Me reconocieran: en el enfermo, en la soledad del niño, en la desesperación de una madre, en la aflicción del anciano, en la desolación de los hombres y Me he llenado, Me he llenado con el amor de cada uno de los misioneros, porque hasta ahora han confiado en todo lo que Mi Madre les ha dicho, palabra por palabra.

Quiero glorificar sus espíritus y quiero que vean en ellos, en cada uno de los misioneros, la glorificación del alma y del espíritu que sirve a Dios en plenitud y en verdad, sin tiempo y sin hora.

Ustedes, compañeros, también pueden hacerlo; pueden vivificar sus espíritus de la noche a la mañana y en cada nuevo amanecer.

La esencia de toda esta Obra es el Amor en todo lo que se hace. Eso salvará al mundo, al menos a una parte de la humanidad y así, Yo podré decir que Me han comprendido a lo largo de estos últimos tiempos, que han compartido Conmigo en la convocatoria a la redención.

Bajo los Rayos Luminosos de Mi Gracia, Yo bendigo a todos los misioneros que en la fe entregan su vida por Mí y por las almas, con la autoridad y la Gloria del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Maratón de la Divina Misericordia
Aparición de Cristo Jesús Glorificado, en el Centro Mariano de Aurora, Paysandú, Uruguay, al vidente Fray Elías del Sagrado Corazón, durante la 12ª Maratón de la Divina Misericordia

Y después de Mis plegarias, bendigo a aquellos que comerán y beberán de Mi Sangre, aquellos que lavarán sus pies renovando sus votos delante de Dios.

Y en esta magnífica bendición universal dejo para todos, nuevamente, un Llamado importante: perseveren, perseveren, no dejen que el mal los engañe. Mi Misericordia es el gran escudo en el final de los tiempos. A quien se cubra con Mi Misericordia le prometo que no perecerá, y triunfará ante los Ojos de Mi Padre, porque será un misionero consagrado al Plan Mayor.

En esta tarde de Misericordia y de Piedad los bendigo y los amo profundamente como esencias originarias de la Fuente Mayor. 

Reconozcan su pasado, el verdadero pasado que se encuentra en el Origen, en la Estrella Mayor, en el Universo del Padre, donde viven el Amor y la Paz.

No se olviden de eso. En los momentos difíciles, la unión con su origen será la llave para trascender los atavismos de esta humanidad, y darán permiso, de esa forma, para que las puertas se abran para aquellos que las tienen cerradas, y entonces todos vivirán en el Universo de Mi Divina Misericordia.

Agradezco sus oraciones y súplicas. Les dejo Mi Paz.

 

Fray Elías del Sagrado Corazón:

¡Gracias, Señor, por cuánto nos das! 

En este encuentro Te honramos Jesús.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

 

Hoy la aparición fue especial, porque Jesús apareció como un peregrino, de esos peregrinos que caminan por muchos caminos.

Tenía en Su Mano un báculo y hoy apareció arrodillado frente a nosotros y se apoyaba en ese báculo.

Él nos observó durante un largo tiempo, nos miraba con paz, en silencio. Sentíamos que algo iba a suceder por detrás de todo eso, algo bueno, positivo.

Después de un tiempo Él mostró Su Sagrado Corazón, todavía como peregrino, y después se transformó en el Cristo Glorificado; estaba frente a un libro que levitaba en el aire y en las tapas del libro había un símbolo, el símbolo del Alfa y del Omega. 

Cuando Cristo estaba frente a ese libro, el libro se abrió y Él comenzó a leer.

Primero era una lectura silenciosa, y Él no dijo qué había escrito en ese libro, solo dijo que era el Libro del Apocalipsis que era conocido por los grandes Maestros en el Universo.

Más tarde Él comenzó a dar Su Mensaje extraordinario (6 de julio de 2014) . Y comenzó diciendo:

“Plegaria de Cristo” y Yo le pregunté: ¿es eso mismo, Señor? “Sí, es una plegaria que Yo le hago al Padre”.

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Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más

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