APARICIÓN DE CRISTO JESÚS GLORIFICADO EN FÁTIMA, PORTUGAL, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS, PARA EL SAGRADO LLAMADO 

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Estoy aquí. Soy el Sol de Dios y vengo al mundo a iluminar esta noche oscura, para retirar de las tinieblas a cuantos padecen la injusticia de estos tiempos.

Estoy aquí. Soy el Sol de Dios y vengo al mundo a despertar en los corazones la cura, la paz y la renovación.

Estoy aquí. Yo Soy el Sol de Dios. Vengo a entregarle a cada corazón humano el Amor de Mi Corazón eterno para que las almas no pierdan la esperanza ni tampoco la alegría de poder presenciar Mi Retorno a la humanidad.

Estoy aquí. Por eso, Soy el Sol de Dios y le traigo al mundo el mensaje del Advenimiento de Cristo, la preparación de los mundos internos para el esperado Retorno del Redentor.

Sé que, para muchos de Mis compañeros, en este momento planetario, les es difícil vivir esta transición que es desconocida por toda la humanidad; pero, Yo les pido que no se desesperen. Les vengo a pedir que no bajen los brazos, sino que eleven sus brazos para recibir Mi abrazo celestial.

En muchas noches, en las que la oscuridad es reinante, en las que el dolor es insoportable para todos los que sufren en estos tiempos, no solo su purificación, sino también esta situación de la humanidad y del planeta; Yo vengo como el Vigía de la torre celestial para traer a Mis compañeros el consuelo vigilante de Mi Corazón, Mi Presencia inmutable que es inamovible, que es intransferible y que es eterna para todos los que tienen fe en Mí.

Por eso, vengo como el Sol de Dios, como el Sol de la Divinidad, primero a anunciar, en los mundos internos, la próxima llegada del Rey de los Cielos. También vengo a prepararlos para que sigan siendo Mis apóstoles del fin de los tiempos, para que aprendan a amar Mi Voluntad y lleven adelante Mi Voluntad, así como está escrito en el Corazón de Dios para cada uno de ustedes.

En muchas noches de estos tiempos, he escuchado las plegarias y las súplicas de Mis hijos, de Mis siervos y de Mis orantes, especialmente de aquellos que han tenido que vivir la partida de algún ser querido por diversas razones, por diferentes motivos; y Yo les digo que todo eso lo he contemplado con Mi Corazón, desde las necesidades de los más pequeños hasta la situación de los más adultos.

Mi Corazón está aquí como el Sol de Dios, como el Sol Eucarístico de Dios, para volverles a entregar esta Comunión eterna que es inmaterial y divina, que en esencia es el impulso del Amor de Mi Corazón misericordioso; para que tengan fuerza interior, valentía y mucho coraje; para que no sean arrastrados por las injusticias de estos tiempos, por las incoherencias de las naciones, por la falta de discernimiento de los dirigentes de este mundo.

Yo les pido: sean Mi Evangelio en vida. No solo lean Mi Evangelio, sean Mi Evangelio vivo y así serán parte de Mi Palabra viva, de Mi ejemplo vivo de la redención que impulso para todos los corazones y almas.

Recuerden que Cielo y Tierra pasarán, pero Mis Palabras siempre quedarán resonando eternamente, como un impulso de Luz en los corazones que tienen confianza en Mí. Y aunque a su derecha o a su izquierda todo se derrumbe o se caiga, manténganse en pie y no perecerán. Manténganse en pie con la firmeza del Amor que Yo les doy para hacer frente a su propia purificación y a la purificación del planeta, porque el Sol de Dios hoy está aquí, en Fátima, como ese gran sol que una vez bailó, danzó para todos, en los cielos de este lugar.

Pero el Sol que hoy les traigo es el Sol de la Fuente Divina, el Sol que siempre iluminará los tiempos, las situaciones y las generaciones. Sean valientes y no desistan. Cuando su corazón duela, cuando su alma duela, cuando ya no tengan fuerzas para continuar no se olviden de decirme: “Jesús, yo confío en Ti”.

Esta es la gran llave, la llave maestra que los sostendrá a todos los que crean en Mí y más aún, a los que vivan los Sacramentos.

Estos tiempos de transición planetaria los han llevado a fortalecer la fe inmaterial, en los cuales muchas veces no han podido tomar el Sacramento de la Eucaristía físicamente; pero esta es la hora de que profundicen en esa unión Conmigo a través de la Comunión Espiritual, porque allí Yo también estoy presente cuando tan solo un corazón se abre para tener la certeza de que Yo estoy en él y ese corazón está en Mí.

El mundo, la humanidad, aún no comprendió lo que el Padre necesita. Sepan que Dios, el Padre que está en los Cielos, sufre por todo lo que viven y hacen, por todos los que se han alejado del Amor, del Camino y de la Verdad. Pero Yo vengo a hacerlos retornar a ese Camino. Yo vengo como el Sol de Dios para entregarles el Amor de Dios, y también vengo aquí para hacerles vivir la Verdad.

Estando hoy aquí con ustedes, Me siento igual que como hace más de dos mil años, ingresando al cenáculo del corazón de Mis compañeros para que sientan Mi Presencia, sientan Mi Fortaleza, para que ingresen en Mi Paz, porque lo que aún llegará a esta humanidad será muy doloroso, pero si los corazones no se olvidan del voto de la oración, del sacrificio y de la renuncia, muchas situaciones se evitarán, especialmente por aquellos que adoran Mi Corazón Eucarístico.

Mi Fe está en ellos, y ellos serán llamas de Luz para este mundo oscuro. Será la Luz, profundamente interna de los corazones adoradores, que Yo colocaré disponible de forma incondicional para los mundos internos que más lo necesiten, para las regiones del mundo que han perdido la paz. Y esos corazones, convertidos en llamas de Luz de la Adoración a Mi Corazón Eucarístico, transmutarán Conmigo las incoherencias de esta humanidad, las injusticias, los agravios, los sufrimientos y los padecimientos de muchos corazones, especialmente de las familias que emigran hacia otras naciones, buscando una nueva oportunidad que aún no encontraron.

Porque la indiferencia de este mundo es tan grande que aún no se han dado cuenta de que he sido Yo Quien he golpeado la puerta de muchas naciones, buscando refugio, alivio, abrigo y alimento para sobrevivir. 

¿Quién estará dispuesto, en este tiempo final, a ir Conmigo hasta los infiernos y a no temerle al mal sin desafiarlo, sino enfrentándolo con la suprema estrategia de la oración, de la Adoración y de la Comunión Eucarística Conmigo?

Yo nunca les daré espadas para que luchen contra espadas, porque quien lucha con espada, con espada será herido.

Tienen que aprender a vivir como Yo viví por ustedes aquí, en la Tierra. ¿Serían capaces de hacer lo que Yo hice por ustedes y un poco más? ¿Serían capaces, al igual que su Maestro, que en la Última Cena sabiendo todo lo que viviría y sufriría por ustedes, no dejó de entregar Su Amor y Su divina Compasión a Sus apóstoles?

Yo solo necesito que tengan el coraje de colocar su cabeza sobre Mi Pecho cuando no puedan seguir adelante. Es tan simple que aún muchos no se animan a hacerlo.

Yo vengo aquí para enseñarles a superar sus propios límites. Yo vengo aquí para enseñarles a transformar sus resistencias hasta el punto que Yo necesite, en el que ustedes puedan llegar a vivir de forma entera Mi Voluntad.

Quiero decirles que estoy, en este momento, con todo el mundo; y que llevo en Mi Corazón todas las necesidades, por más pequeñas que parezcan, porque todo es importante para Mí, hasta lo más imperceptible y silencioso, hasta lo que Yo solo puedo ver; todo es considerado por su Maestro y Señor.

Pero, Yo les vengo a enseñar que a través del Amor todo tiene su tiempo, y que todo aquello que puedan estar viviendo, como injusticia o sufrimiento, tiene un motivo espiritual que en este ciclo deben aprender a acceder, a conocer y a profundizar para que no se vean solo como víctimas de algo, sino como participantes activos de la transformación del mal en Amor, del triunfo del Amor en todas las cosas.

El Sol de Dios viene a celebrar, hoy aquí con ustedes, la primera celebración eucarística para que las almas vivan la Comunión Espiritual, especialmente todas las almas que se encuentran aquí en Europa, en África y en Medio Oriente. Hacia esas esferas llegará esa consagración, como un acto de compasión y de beneficio espiritual para los que más lo necesitan.

Antes de ese momento, quiero enviar un mensaje especial a una hija Mía en los Estados Unidos, que sé que ha emigrado desde el Líbano hacia ese país, con su familia, especialmente con su pequeño hijo enfermo que, al igual que muchos niños que en este momento, cada día que pasa, se ofrecen como víctimas de Mi Amor por la redención y la transmutación de la humanidad. 

Pequeñas almas valientes que hacen grandes sacrificios, de la misma forma que lo hicieron los pastores de Fátima para que exista una última oportunidad para todos los que ya están condenados al día del Juicio Final; por eso, esas almas son víctimas de Mi Amor.

Lo que quiero decir a esa madre del Líbano, que ha perdido recientemente a su hijo, es que ya no sufra porque su hijo está Conmigo en el Paraíso. Los más pequeños son los que más llegan a Mi Corazón por su inocencia y su pureza.

Por eso, le digo a esta madre del Líbano que se alegre y que ofrezca este momento a Dios como un acto de reparación y de Misericordia por todo lo que ha sufrido su pequeño hijo en ese hospital de los Estados Unidos que Yo muchas veces he visitado.

Jean está aquí Conmigo, quédate en paz.

Celebremos.

 

Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:

Ofrecemos, Señor, este incienso, para que eleves a todas las almas hacia el corazón de Tu Iglesia Celestial. Amén.

Ofrecemos esta agua, Señor, para que purifiques nuestros corazones y almas, para que podamos ser aceptados y recibidos como un modelo de redención y de reconciliación en las Manos de Dios por el triunfo del Amor de Cristo. Amén.

Respondiendo al pedido del Sagrado Corazón de Jesús, nos unimos en este momento a su Divina Voluntad; le pedimos que Él nos conceda la Gracia interior de poder vivirla todos los días, para que se manifieste en la superficie de este planeta Su Plan de Amor.

Ante la Presencia de Jesús, nos unimos a Él en espíritu y en consciencia, y celebramos este momento bajo la alegría de la renovación y de la paz que Él nos trae en este tiempo.

Para eso, por un momento, en el silencio de nuestro corazón, reconocemos nuestras faltas y le pedimos perdón para que Su Espíritu reconciliador ingrese dentro de nosotros y, con nuestro corazón limpio, podamos vivir la alegría de esta Comunión Espiritual.

¡Oh! Sangre de Cristo,
derramada sobre el mundo,
purifica nuestra alma,
alivia nuestro corazón.
Ten piedad de nosotros, Señor.
Amén.
(dos veces)

En aquella noche, antes de Jesús ser entregado, Él se reunió en el Cenáculo para instituir la Eucaristía, el mayor Legado de Su Amor por toda la humanidad y el planeta.

Fue así que, en esa hora, Nuestro Señor tomó el pan, lo elevó a Dios y lo ofreció al Padre para que el pan fuera convertido en Su Cuerpo. Enseguida, Jesús lo partió y, ofreciéndolo a Sus apóstoles, les dijo: “Tomen y coman, porque este es Mi Cuerpo que será entregado por los hombres para el perdón de los pecados”.

Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Amén.

Enseguida, y antes de terminar la Cena, Jesús tomó entre Sus Manos el Cáliz y ofreciéndolo a Dios para que fuera convertido en Su Sangre, luego Él se lo ofreció a Sus compañeros diciéndoles: “Tomen y beban, porque este es el Cáliz de Mi Sangre, Sangre de la nueva y eterna Alianza, que será derramada por Su Redentor para la remisión de todas las faltas. Hagan esto, en memoria Mía, hasta que Yo Retorne al mundo.

Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Amén.

He aquí el Cuerpo y la Sangre de Cristo. Que se alegren los corazones que se sirven de este Divino Sacramento, a fin de que se establezca la Paz.

Unidos al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, realizamos la oración que Jesús nos enseñó para consumar esta consagración y este ofrecimiento del Altar.

Oración: “Padre Nuestro”.

Anunciamos la Paz en todos los corazones de este planeta. Que la Paz y el Amor de Cristo desciendan a la Tierra.

Señor, yo no soy digno de que entres en mi casa,
pero una palabra Tuya bastará para sanarme.
Amén.

Anunciamos a todos nuestros hermanos y hermanas del mundo entero, la Comunión Espiritual con Nuestro Señor.

La poderosa forma de Luz ingresa en el mundo interno de las almas, para que las almas se fundan en Cristo. Amén.  

Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo,
os adoro profundamente
y os ofrezco el preciosísimo Cuerpo, Sangre,
Alma y Divinidad de Jesucristo,
presente en todos los sagrarios de la Tierra,
en reparación por los ultrajes, sacrilegios e indiferencias
con que Él es ofendido.
Y por los méritos infinitos de Su Santísimo Corazón
y del Inmaculado Corazón de María,
os pido la conversión de los pobres pecadores.
Amén.

 

Hoy, el Sol de Dios, en Fátima, puede retirarse en Paz, con la convicción perfecta de haber entregado el impulso a todas las almas posibles.

Yo los bendigo, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Vayan en Mi Paz.

APARICIÓN DE CRISTO JESÚS DURANTE EL SAGRADO LLAMADO, EN LA CIUDAD DE BALNEARIO CAMBORIÚ, SANTA CATALINA, BRASIL, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

Yo no Soy solo Jesús sino una Consciencia Divina, que surgió de una altísima Fuente inmaterial y vino al mundo para despertar en la humanidad la redención.

Pero antes de que Yo surgiera de esa Fuente inmaterial, muchas situaciones se dieron en el Universo, muchas fallas y errores se cometieron.

Fue decisión del Gran Padre Celestial que la Segunda Persona de Su Santísima Divinidad descendiera a la Tierra con el Poder del Espíritu y de todo el Amor Creador para poder encarnar en la Tierra y traer la Buena Nueva de la salvación.

El Hijo de Dios, cuando una vez estuvo entre ustedes, realizó muchas tareas espirituales e internas. La humanidad solamente conoció hasta el día de hoy el diez por ciento de esa Misión.

La Misión espiritual que el Padre Me encomendó fue más profunda de lo que parecía.

La Pasión, la Muerte en la Cruz, y luego la Resurrección y la Ascensión, fueron hechos significativos de esa gran Misión espiritual en la Tierra.

En verdad, compañeros, desde antes de que Yo encarnara en la Tierra como un ser humano y para estar entre ustedes, Mi Padre Me encomendó que ayudara a todo el Universo material, a los grandes caídos, para que se pudieran redimir y convertir.

Esa Misión espiritual no fue conocida por la humanidad, porque en aquel tiempo y también en los tiempos posteriores a la gran Presencia de Jesús en la Tierra, el ser humano aún estaba muy inmaduro para poder saberlo y conocerlo.

Todo esto fue posible por la actuación de leyes superiores e inmateriales que no están al alcance de la humanidad.

Vengo a revelarles, compañeros, a toda la humanidad, a los que creen y a los que no creen, que el gran momento del retorno del Señor se está aproximando y aún queda un poco de tiempo para poder arrepentirse y redimirse.

Yo les traigo desde el Universo todas las posibilidades.

Yo presento a sus vidas todos los caminos que llevan hacia Mi Corazón.

Pero siempre deberán reconocer a una sola Consciencia Regente:  Aquella que los originó y que los creó, que estando presente en el Universo espiritual y supraespirital, espera que todas Sus criaturas del Universo material puedan dar el gran paso hacia la rendición, reconociendo sus errores, asumiendo sus fallas, transformando sus vidas por la fuerza imperiosa de Mi Misericordia; es esa energía espiritual la que en este tiempo Yo les traigo como la última tabla para su salvación.

Pero hoy no necesito que reconozcan sus pecados o sus fallas, porque Yo ya las conozco  todas, profundamente.

Vengo a elevar sus consciencias hacia la verdadera realidad espiritual que aún sus almas andan buscando, a fin de que puedan fundirse en Dios y encontrar en el Camino de Dios, su sagrada tarea para estos tiempos, el cumplimiento de su misión espiritual para este tiempo final.

Yo necesito, compañeros, que abran su consciencia y sus corazones para que Mi Fuego Divino pueda descender sobre ustedes y no solo sean bañados por Mi Espíritu, sino también redimidos por Mi Gracia.

Esa Fuente inmaterial de la cual Yo provengo desde el Universo espiritual, aún está intacta y la pueden reconocer dentro de ustedes porque Dios les ha dado un Universo interior que aún deberán descubrir, que aún deberán profundizar para encontrar en sus caminos el Propósito Divino de la Creación, la meta y el objetivo que los trajo aquí, a esta vida que va más allá de la vida superficial y material.

Es el momento, compañeros, y ante el Universo espiritual que hoy los aguarda, de que puedan reconocer su misión espiritual en esta época, sabiendo que ya no queda mucho tiempo para la gran purificación de la Tierra y de la humanidad.

Pero cuentan con Mi sostén, con Mi Esperanza y con Mi Fe para poder atravesar esta transición del fin de los tiempos; algo que nunca vivieron y que por primera vez atravesarán en estos tiempos críticos.

Pero si sus consciencias y sus corazones están verdaderamente coligados con lo Alto y unidos a Dios, la Fuente inmaterial de la cual provengo los auxiliará y los ayudará, y todas las corrientes sublimes del Universo vendrán en su auxilio.

Aunque se estén purificando de mente y de cuerpo, el espíritu de cada uno de ustedes, si está unido a Mí, no perderá el espíritu del gozo de Dios.

Yo también traigo esta oportunidad para toda la humanidad, porque aún la consciencia humana no se ha elevado para poder percibir, más allá de la vida material, los errores cometidos y así ingresar en la Escuela de la Redención que Yo les ofrezco; lugar en el que podrán percibir y reconocer cuáles atributos de la vida deberán vivir en este tiempo, para alejarse definitivamente de muchas costumbres y hábitos que solo manchan sus almas y los apartan de Dios, alejándolos del Amor y de la Verdad.

Yo les prometí desde el principio decirles la Verdad y eso lo cumpliré hasta que Yo retorne físicamente a la Tierra.

Pero cuando Yo retorne físicamente muchas cosas habrán sucedido, porque en el momento más agudo de la humanidad es cuando Yo ingresaré desde el Universo al planeta, y nadie podrá decir que Yo no Soy el Cristo, el Maestro entre los maestros, que volverá a anunciar la Buena Nueva y reunirá a todos los redimidos para volver a celebrar junto al Padre Celestial la Comunión reparadora y redentora del fin de los tiempos.

Mientras tienen tiempo para poder prepararse para ese acontecimiento, no permitan que sus vidas se distraigan por el mundo y que las distracciones los absorban completamente, hasta poder quitarles la razón o el discernimiento.

Estamos en un tiempo de rescate planetario, pero eso se verá en poco tiempo físicamente. Primero el Universo espiritual intervendrá en la humanidad, porque son sus espíritus que necesitan de esa gran oportunidad en estos tiempos, para que toda su historia guardada en su Universo interior sea redimida.

No pierdan la oportunidad de conocer la Gracia. Esa es la Gracia Divina que hoy Me ha traído aquí, a Camboriú, para irradiar en el Sur del Brasil lo que este pueblo necesita, espiritualmente, para poder corregir sus caminos e ingresar en el Reino de Dios así como lo merecen, por medio de su esfuerzo, de su oración, de su servicio incondicional a los demás, en nombre de la fraternidad y de la solidaridad entre todas las criaturas.

Así estarán dando pasos seguros y cada vez más se aproximarán a Mi Corazón para que Yo los pueda colmar e iluminar a través de Mi Divina Esencia, que tiene el poder de más de cientos de soles para iluminar todos los Universos y todas las consciencias. Esa esencia es un Sol Espiritual e Inmaterial que fue manifestado por la Fuente Inmaterial de la cual surgí, para traer el gran impulso a este Universo local y especialmente a esta humanidad.

Todo el Universo contempla la oportunidad de que ustedes puedan dar ese gran paso. Aún las puertas a la Divina Misericordia de Dios están abiertas. Así podrán erguir sus seres hacia lo Alto e ingresar al Corazón de Dios para poder estar en comunión perpetua con Él y recibir en sus corazones Su Sagrada Presencia.

Tal vez no comprendan todo lo que hoy les digo. A través de las Leyes inmateriales es como puedo derramar Mi Mensaje al mundo, como un afluente de Gracia y de Misericordia para los hombres.

Y así ustedes también son partícipes de todos los códigos de luz que hoy entrega Mi Corazón para los que se redimirán.

Ha llegado la hora de mostrar Mi verdadera Faz. Pero para poder verla, y especialmente reconocerla, deben prepararse como se prepararon los apóstoles, que en oración y en vigilia, y sin saberlo, reconocieron la Faz del Señor en lo Alto del Monte Tabor, lugar en donde Yo les demostré y también les revelé, Mi Faz transfigurada, así como Dios Me manifestó desde Su Fuente con todo el poder de Su Divina Humildad.

El mundo no podrá decir que no sabía cómo cambiar y que el Universo espiritual no llegó para advertirles que era el tiempo del gran cambio de la consciencia, con esfuerzo y determinación, con fe y con ímpetu de espíritu.

Por eso, Yo les traigo las revelaciones superiores, para que sus consciencias se eleven y perciban y vean la realidad, la emergencia de estos tiempos a nivel planetario y a nivel de la humanidad. Es allí donde la indiferencia deberá ser erradicada para que pueda reinar el amor que impulsará la transformación de los seres y la elevación de la consciencia del planeta hacia su verdadero y real tiempo.

El esfuerzo deberá ser muy grande, pero los que se decidan de corazón, contarán con la ayuda y guía de la Jerarquía, porque en la Jerarquía obra el Plan de Dios y todo es posible cuando se sigue ese Plan con obediencia y transparencia.

Fuera de esas reglas el Plan no se cumplirá en ninguna consciencia.

El ser humano en estos tiempos, en los que se ha pervertido y desviado después de muchísimas Gracias, desde la Sangre derramada en la Cruz hasta todos los cristianos mártires y beatos de espíritu, deberá revertir esa situación espiritual con su esfuerzo, para poder ser merecedores de la Gracia, que como un potentísimo caudal de luz, transformará sus vidas de la noche a la mañana.

Pero es necesario que estén decididos y que confirmen sus consciencias a Dios, porque Mis Palabras ya no podrán pasar más. Ellas deberán ser atributos divinos en sus vidas para que se pueda alcanzar y materializar el Plan de Dios sobre la superficie de la Tierra.

Yo estoy aquí para ayudarlos e impulsarlos.

Yo deseo el bien para todos y el fin de la indiferencia en la raza humana.

Necesito que sean pilares de Mi Obra así como el Padre lo necesita, porque Mi Iglesia en el mundo se está derrumbando por tantas blasfemias cometidas y tantas transgresiones realizadas a las consciencias que más Yo adoro, los niños.

Ese calvario debe revertirse, debe triunfar el poder de la Cruz del Redentor.

Pero primero ustedes deben representar Mi Cruz en sus vidas, elevando sus consciencias hacia lo Alto y expandiendo sus brazos en donación, en caridad, en misericordia y en bien por donde vayan y a quien encuentren en sus caminos.

Eso revertirá mucho las deudas de la humanidad y más puntos de luz se podrán seguir abriendo sobre la superficie de la Tierra, porque ustedes demostrarán al Universo y al Creador, principalmente, que hay una parte de sus consciencias que está comprendiendo a la Jerarquía.

Les vuelvo a decir, compañeros, desde el Universo espiritual Yo les traigo las posibilidades para todos, para no solo revertir sus penas y sufrimientos sino para poder confirmarlos en el compromiso con el Creador.

Este sagrado planeta, todos los sagrados Reinos, deben cumplir el propósito para el cual fueron creados en el Génesis. Después de haberse desviado y pervertido, el despertar de la consciencia de la humanidad permitirá que llegue la cura para todo este planeta. Y así se establecerá la igualdad entre los pueblos, entre las razas y ,principalmente, entre las naciones.

Hoy, es todo lo que les puedo decir. Sus consciencias tienen un punto para poder soportar las corrientes poderosas del Universo que decididas y de forma imperiosa, vienen en auxilio de la humanidad.

Hagan fluir esas corrientes en sus vidas por medio de buenos ejemplos, de una vida de oración y donación, de servicio, de consideración al prójimo y a los Reinos de la Naturaleza.

Elevemos a Dios, en este momento, la oferta de cada uno de sus corazones, para que su Universo interior entre en comunión con la Divinidad y el Universo.

Nos ponemos de pie.

Su Maestro y Señor, Hijo del Dios, del Dios vivo, bendecirá y consagrará los elementos ofrecidos en el Altar para que las almas comulguen con la Santísima Trinidad, en perfecta armonía y sintonía y para que los frutos de la Creación despierten en los corazones simples y humildes.

Señor de la Vida que todo lo creaste y lo manifestaste, poderoso Padre Celestial, sublime Consciencia Divina, consagra estos elementos que hoy se ofrecen a las puertas del Universo Celestial como un acto de reparación y de cura para los corazones más necesitados de Tu Luz y de Tu Verdad. Amén.

Padre, bautiza a Tus Hijos con el Agua de Vida, así como Tú bautizaste a Tu Hijo una vez en el Río Jordán con Tu Espíritu de Vida, a fin de que Tus Obras se manifiesten en todos los que son congregados por Tu Amor. Amén.

Momento de ofrecimiento al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, por la intercesión del Sagrado e Insondable Corazón de Jesús.

En aquel tiempo Yo tomé el pan dando gracias a Dios y Él lo bendijo con Su Divino Espíritu. Lo entregué a Mis apóstoles diciéndoles: “Coman todos de él porque este es Mi Cuerpo que es entregado por los hombres para el perdón de los pecados”.

Y así, el Soplo Divino del Espíritu de Dios ingresó en los apóstoles y en todos los que estaban presentes en los planos internos.

Elevando el Cáliz a Dios, agradeciendo por el Sacrificio que sería vivido y experimentado, el Padre lo bendijo y lo pasé a Mis apóstoles diciéndoles: “Tomen y beban todos de él, porque este es el Cáliz de Mi Sangre que hoy será entregado por todos para el perdón de los pecados. Siempre hagan esto en Mi Memoria hasta que Yo retorne a la Tierra”.

Padre Nuestro…

Coman de este Cuerpo y beban de esta Sangre para que sus espíritus alcancen la Vida eterna.

He recibido en Mi Corazón sus ofertas. Clamaré y pediré por cada una de ellas al Padre Celestial.

Espero que el ejemplo de sus vidas sirva para muchos más, sabiendo que aún es necesario que la corriente poderosa de Mi Divina Misericordia siga auxiliando al mundo.

La Paz de Mi Corazón esté en ustedes y que sus vidas siempre representen la Paz, sabiendo que la Paz de Dios es imprescindible para estos tiempos, para el descenso del Universo espiritual sobre la humanidad.

Como un acto de reparación y de cura, como un acto de júbilo y de alegría, y especialmente, de reconciliación con Dios, en Mi Nombre se darán el saludo de la paz.

Yo les agradezco por haber estado hoy  Conmigo, algo que ha sido muy imprescindible para Mí y esencial para sus almas.

Los bendigo.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

¡Les agradezco!

Quiénes somos

Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más

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