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En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Una historia está escrita en los Espejos del Cielo, una historia que hoy les corresponde saber. Es la Voluntad, pero también es el impulso de su gran despertar, del despertar de la consciencia que todas las criaturas de la Tierra deben vivir, aunque estemos en un tiempo de transición.
En los Espejos que Yo rijo en el universo está depositada la Voluntad de Dios y, por medio de esa Voluntad, están escritas Sus más ardientes aspiraciones. Una de esas aspiraciones, hijos Míos, es que la humanidad sea retirada de la ilusión, de una ilusión mundial, para que ingrese en la Verdad Celestial, en lo que llamamos “despertar de la consciencia”.
Si hoy ustedes llegaron hasta aquí y otros llegaron después, es porque ya comenzaron el camino hacia el gran despertar, hacia el descubrimiento de su verdadero ser interior, que les permite día a día salir de las apariencias y de las ilusiones. Que todos ustedes tengan la Gracia de conocer sus esencias y de saber que son parte de un gran sistema de comunicación universal, sistema que el planeta integra.
Hoy, los quiero llevar a través de Mi Consciencia Divina hacia esos espacios. Quiero que, al igual que su Madre Celeste, solo contemplen en reverencia y en solemnidad la gran red de los Espejos sutiles del universo, del cual una parte de su ser forma parte.
Es hacia ese origen que hoy deben retornar, porque retornando hacia sus orígenes permitirán, hijos Míos, que la consciencia de la humanidad sea elevada y transmutada. Permitirán que los sufrimientos, las angustias y todos los conflictos del mundo sean disueltos por la Luz espiritual de Mis Espejos, que pueden descender a sus vidas por medio de una sincera y verdadera oración.
Hoy, este gran sistema de comunicación universal está latente y presente en este momento sobre el mundo, lo que ustedes llaman órbita de la Tierra, para que esta humanidad sea ayudada y aliviada, para que el alma de su planeta sea retirada del infierno en el cual vive en este tiempo.
No se olviden, hijos Míos, que Mi Hijo y Su Madre Celeste estuvieron encarnados aquí y que somos parte de esta humanidad, somos grandes Consciencias universales que comprenden a la condición humana y que trabajan todos los días por sublimar esa condición inferior por medio de las grandes llaves del Amor, de la Misericordia y de la Paz.
Quiero que ingresen Conmigo a tres Espejos específicos que hoy les revelo a ustedes, a sus almas y a sus seres internos, que son los Espejos del Amor, de la Paz y de la Sabiduría.
Por un momento, abran sus ojos internos, sientan sus sentidos internos y contemplen el Propósito de Dios que, por medio de ustedes, aún debe ser revelado y construido.
En esos Espejos se encuentra una parte de sus existencias, de sus orígenes, de su trayectoria universal. Pueden percibir que no son solo materia, que lo verdadero es su espíritu unido al Espíritu Divino de Dios. Pueden percibir, en este momento, cómo a través de una simple pero amorosa sintonía Conmigo, ustedes pueden llegar a Dios y conocer desde su interior el Propósito que Él tiene para cada uno de ustedes.
Hoy, hago retornar a sus esencias hacia los grandes Espejos de la Creación, fundamentados por el Espejo de la Unidad. Que sean el Amor, la Paz y la Sabiduría los que los lleven a construir, dentro y fuera de ustedes, la Sagrada Unidad.
Todos ustedes ya caminaron tanto por este universo. ¡Cuántas experiencias están registradas en los Espejos de la Creación! ¡Cuánta trayectoria vivieron a través de los tiempos, de las épocas y de las generaciones! ¿Y aún aspiran por su despertar?, para que de una vez y para siempre reconozcan que no solo son lo imperfecto, sino que, dentro de ustedes, en lo más profundo de la esencia de cada ser, existe la Perfección de Dios que fue pensada por el propio Padre Eterno antes del surgimiento de la Creación.
¿Se animan a amar cada vez más el misterio?, para que el misterio se convierta algún día en revelación y los sagrados secretos sean develados, para que las almas puedan despertar y saber que, más allá de todo, cada uno de ustedes tienen un propósito y una misión que cumplir en esta vida y en la próxima.
Trabajen por eso todos los días, esfuércense por eso todos los días, porque el Reino de Dios se aproxima y el Sagrado Rey del Universo volverá a encontrarlos, cara a cara, y les pedirá los talentos que Él les dejó en el corazón. Que estos talentos, en este tiempo crucial de la humanidad, se conviertan en virtudes, en acciones concretas, en la expresión del Amor mayor de Dios en todas las situaciones y circunstancias para que, cada día más, hijos Míos, entre ustedes aprendan a amar.
Por eso, Dios aún espera que, por su servicio, por su entrega y obediencia al Plan del Creador conozcan Su Voluntad, que debe ser voluntad en ustedes en los tres planos de la manifestación: material, mental y espiritual.
Muchos, con el esfuerzo que viven en este tiempo, con la dedicación a la vida de oración y al servicio a los semejantes como a los Reinos de la Naturaleza, se están aproximando hacia esa verdad escrita en la historia de los Espejos; porque allí sus espíritus vivirán la síntesis y encontrarán el sentido y la razón de haber venido aquí, a la Tierra, para vivir esta escuela de perdón y de redención.
Por eso, hoy les digo, hijos Míos, que muchos de ustedes cuentan con recintos sagrados que están presentes a lo largo de las Américas, recintos en donde palpitan los diferentes Propósitos de Dios, no solo para este planeta, sino también para todas las almas de la humanidad.
Tarde o temprano, las consciencias se enfrentarán a la Voluntad de Dios y tendrán un solo instante para decidir qué camino tomarán.
Pero hoy, no solo vengo por ustedes para que sigan caminando hacia esa Voluntad y hacia ese Propósito para que el gran despertar sea más real en cada uno de ustedes, sino también vengo como Madre del Mundo, por todos los que perdieron el camino hacia el Propósito, por los más perdidos.
En este tiempo de tribulación, brilla sobre la superficie de la Tierra un punto de Luz del Tercer Orden de la Hermandad, que después de 33 años se ha hecho realidad. Que brille en sus pechos la Sagrada Estrella de la unión divina entre el Cielo y la Tierra, entre las almas y Dios, entre los servidores y las Jerarquías.
Lleven en ustedes un sentimiento de verdadera concreción, no solo de su camino de redención, sino también de concreción del Plan Divino, por medio de todos los que alguna vez se autoconvocaron para responder a este llamado de la Hermandad.
Quiero decirles, Mis amados hijos, que la mirada amorosa y compasiva de las Jerarquías, en este momento está sobre ustedes y, en especial, sobre este herido y ultrajado planeta.
¿Quién se animará, junto con Nosotros, a ir al rescate de la esencia de este planeta y de esta humanidad?
¿Quién se animará, junto a Mí, a escuchar el grito del alma de la Tierra, sometida y esclavizada por los seres humanos, por los que ultrajan a la Creación?
Que sus oraciones y todos sus servicios, en los próximos tiempos, enmienden los errores que hoy se están viviendo y, sobre todo, las graves causas climáticas que hoy vive el planeta.
No dejen ni un momento de orar, aunque vean en los próximos tiempos el cielo oscuro o aun la luna revestida de sangre. No vean los horrores ni escuchen los gritos de la desesperación de muchas naciones.
Eleven sus corazones hacia Dios y clamen con el poder del Verbo Divino. Que sus palabras no solo sean palabras, que sus oraciones sean decretos en los momentos de mayor tribulación, que sus corazones ardan en el amor al servicio para que muchas almas más tengan una última oportunidad.
Esto es lo que hoy emiten los Espejos del Amor, de la Paz y de la Sabiduría, Espejos que no solo les recuerdan sus orígenes, en donde existe el principio de su armonía y de su equilibrio, sino también Espejos que hoy les revelan la verdadera situación de la humanidad, en donde el mal ha conquistado a muchos corazones.
Porque si alguna vez fueran golpeados, así como Mi Hijo fue golpeado, levántense. Porque si alguna vez fueran humillados, no respondan y agradezcan a Dios. Siempre practiquen el bien, porque en el bien encontrarán la paz y la certeza de estar sirviendo a Dios, a pesar de las consecuencias.
Hoy, extiendo Mis brazos hacia el mundo herido. Hoy, abro Mi Manto para que todos Mis hijos, los despiertos y los no despiertos, puedan estar debajo de Mí, bajo Mi Luz espiritual y maternal.
Desde hace 33 años, desde que comenzó 1988, la Jerarquía esperaba por este momento, que una Fraternidad unida estuviera presente en los tres planos de consciencia. Hoy, se completa esta gran triangulación espiritual, la Hermandad de lo Divino, la Hermandad del Universo y la Hermandad sobre la superficie de la Tierra, preparada para enfrentar el último momento del Armagedón, la gran y última batalla entre la Luz y la oscuridad.
También rezo, a partir de este día, para que todos Mis hijos, todas las consciencias posibles, puedan tener la Gracia de reconocer el Retorno de Cristo, que no vendrá como muchos piensan, pero sí llegará de una forma indescriptible y diría hasta desconocida, porque nadie ha visto y nadie sabe cómo Él llegará, pero sí los corazones sentirán Su llegada en lo más profundo de su ser. En esa hora, a pesar de dónde se encuentren o de dónde estén, saldrán caminando hacia el encuentro del Retorno de Cristo y muchos escucharán sobre Su llegada.
Pero presten atención para no confundirse. Muchos usarán ese momento para beneficiarse. El verdadero Retorno de Cristo es aquel que solo se sentirá en el corazón. Si sus corazones no sienten el Retorno de Cristo es porque no será Mi Hijo, sino que serán otros los que se nombrarán como Jesús.
Pero aquellos que tuvieron la Gracia, en estos últimos ocho años, de Su Presencia en esta Obra de la Misericordia de Dios, ya aprendieron a reconocer a Cristo como una sagrada vibración espiritual que los lleva a la paz y a sentir Su ardiente Amor. En Sus Palabras siempre encontrarán la fuerza, en Sus Sacramentos siempre encontrarán la salvación.
Por más que sean tiempos difíciles nunca pierdan la fe, porque si llegaron hasta aquí, Mis amados, ¿cuánto más podrán hacer en el fin de estos tiempos? Él murió por ustedes para darles vida eterna, porque en Él todo siempre será renovado, tengan certeza de esto.
Como la Madre de la Divina Concepción de la Trinidad de Aurora, hoy Me despido y, después de catorce años, nuevamente estoy aquí para estar cerca de todos Mis hijos, para llevarles la cura del corazón de Aurora que siempre podrá brillar en su interior si solo confían en la Luz de Aurora.
Reconozcamos la Gracia de Dios en este momento y, tan solo por un instante, veamos, hijos Míos, todo lo que ha sido construido a través del esfuerzo y de la entrega y, principalmente, todo lo que cambiaron sus vidas hasta el presente. Crean en el poder del Amor de Cristo para que todo sea renovado, aunque parezca imposible en estos tiempos.
Hoy, bendigo al planeta; bendigo a los continentes, especialmente a todas las regiones que sufren las catástrofes de estos tiempos; a todos los que se exilian y se refugian en otros lugares del mundo, escapando de las guerras, del maltrato, de la sangre. Hoy, derramo Mi Luz sobre todos los que están enfermos, perdidos, olvidados, descartados, empobrecidos y miserables.
Que esta Luz de Aurora, que han recibido a través de estos años por un acto de verdadero Amor y de Misericordia, sea depositada en los lugares que más lo necesitan. Que esta familia espiritual bendiga a las familias del mundo para que, de una vez y para siempre, en este horizonte de la Creación, despunte la Nueva Humanidad, despierte la Nueva Humanidad, surja la Nueva Humanidad.
En el nombre del Padre del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Me retiro de aquí, escuchando una poesía que han hecho para Mi Corazón. Que esta poesía, que hoy escucharán por medio de una canción, los confirme a Mi Corazón para siempre.
Les estoy muy agradecida.
Hasta pronto.
Hoy vengo por un mundo que está dividido porque una parte quiere seguir a Dios y la otra quiere seguir al dios de la ilusión.
Vengo por aquellos que han perseverado en Cristo. Es Mi Hijo que Me envía a la Tierra, en este día, para despertar a las consciencias y hacer sentir a los corazones el Amor de Dios.
Vengo como la Madre de la Justicia, de una Justicia Celestial y Divina, de una Ley que la humanidad hoy no conoce y que muchas veces ha alterado por diferentes circunstancias.
Pero, a pesar de esa Ley, hoy llego a los abismos más profundos de la Tierra, en donde las almas se pierden en la ilusión y en el festejo de fin de año.
La razón del cambio de los tiempos y de los ciclos es otra. Por eso, hijos Míos, ustedes que tienen más consciencia y discernimiento, deben orar más y ofrecerse más, para poder compensar lo que hace el resto de la humanidad equivocadamente.
Después de más de dos mil años del nacimiento de Cristo, la humanidad no ha avanzado absolutamente nada. Solo pequeños grupos espirituales, los que siguen la Ley de la Jerarquía, han conseguido con mucho esfuerzo y de corazón manifestar la Voluntad Divina sobre la superficie de la Tierra.
Pero aún hacen falta muchas más consciencias para que puedan seguir manifestando la Voluntad de Dios.
Vivir la Voluntad de Dios es vivir en una felicidad plena y divina, es vivir con alegría el don del Temor de Dios y realizar en la vida diaria el cumplimiento de todos Sus pedidos, por más pequeños o grandes que parezcan.
En este momento planetario, en el que comenzará la última y aguda transición de la humanidad, a partir del año 2020, es en el que los corazones percibirán una realidad sorprendente porque ella llegará sin avisar a nadie.
Y esa realidad, que es una realidad planetaria, colocará a toda la raza humana ante la Ley de Dios, y todo comenzará a suceder, sobre todo cuando ya Mis Palabras no resuenen en este lugar ni en ningún lugar del mundo.
Será en ese momento y en esa hora, queridos hijos, que Mis mensajes e instrucciones, deberán resonar en lo profundo de sus consciencias, revivir Mis mensajes y aplicarlos en la vida diaria, aunque lo intenten todos los días y no lo consigan.
Tengo piedad por aquellos que abandonan la barca de Cristo, en este momento, y que no han comprendido, absolutamente en ningún punto de sus conciencias, lo que significa representar a Mi Hijo en la Tierra.
Mi Hijo no Me ha permitido interceder por ellos, pero seguiré orando como una buena Madre e intercesora, porque Mi Corazón siempre se colocará ante Mis hijos más perdidos para que se puedan salvar.
Aunque esta salvación no sea inmediata, aunque la salvación sea para el próximo ciclo o para la próxima raza, su Madre Celeste no desistirá y las oraciones de Sus buenos hijos, esos devotos hijos, de todos los fieles que responden a Su llamado divino y maternal, serán los frutos que Yo llevaré al Padre para poder interceder por Mis hijos perdidos y también por las causas imposibles que el ser humano en este momento planetario está comenzando a enfrentar.
Es así, queridos hijos, que hoy les abro el Manto, el Manto de la Madre Celeste, para que no solo ingresen en el nuevo tiempo, el fin del tiempo, sino que acepten vivir la gran necesidad planetaria que tienen millones de almas en este mundo y que no consiguen encontrar la luz ni tampoco verla en el Corazón de Dios.
Es por eso que nuevamente renuevo Mi oferta, no solo por cada uno de Mis hijos, por los que responden y por los que no responden, sino que renuevo Mi oferta, en este servicio eterno de la Esclava Fiel de Dios por esta humanidad y por este planeta, para que Mis hijos que estarán en los acontecimientos del fin de los tiempos y que verán cosas increíbles, tengan la fuerza de la soportación de lo que vendrá y de lo que se mostrará ante sus ojos.
Quisiera traerles en esta noche la realidad divina. Hoy les traigo la realidad interna, la transparencia de este tiempo, la verdad sobre lo que sucede porque las puertas del Universo se están cerrando.
Mientras comienza a descender la Justicia Divina, los invito a estar en el equilibrio de esa Justicia, por medio de su pensamiento, de su sentimiento, de su acción y de su palabra, para que la Ley no caiga sobre ustedes, sino que sigan siendo merecedores de la Misericordia Divina de Mi Hijo.
Porque cuando la Ley de la Justicia descienda, ella nada perdonará, porque es parte del fin de los tiempos y de la elección que ha tomado la raza de este planeta.
Pero Mi esperanza, Mi aspiración y Mi fe están en aquellos que siguen adelante y que, aun en la imperfección, en la intolerancia de estos tiempos o en la transformación de sus vidas, no dejan de responder a la Madre de Dios, sabiendo que estos últimos impulsos y apariciones son definitivas; en las que su Madre Celeste no solo extiende Sus manos hacia ustedes, sino también los cubre con Su Manto Divino para que se animen a seguir dando pasos hacia Cristo, en esta transición, en la que algunos se encontrarán muy solos para poder hacer todo lo que será necesario hacer en este tiempo.
Por eso, los invito para que en el ingreso de este nuevo año, asuman con madurez y responsabilidad sus tareas. Que se puedan apartar definitivamente de los conflictos, de los juicios y de la separación que pueda existir entre los rebaños de Cristo, porque Él los necesita unidos, siempre y para siempre; y cuando Él regrese a la Tierra, podrá así encontrar un lugar seguro y verdadero, aunque pobre y simple, para recidir en el corazón de los hombres y de las mujeres de la Tierra, para poder retornar en totalidad sin encontrar impedimentos, ni fronteras para que Él pueda llegar con toda Su Consciencia y no periódicamente.
Que la Ley de la Justicia pueda permitir, por intervención de la Ley de la Divina Misericordia, la salvación de los seres más perdidos, olvidados y distraídos de esta humanidad.
Por eso seguiré adelante, aprovecharé estos últimos tiempos, estas últimas apariciones, en las que Dios Me ha autorizado hacer lo posible y lo imposible, para que las consciencias no se pierdan y sobre todo aquellos que estaban con Cristo y ahora no lo están, no pierdan sus almas para siempre en el fuego de la ilusión, en el fuego de la perdición y del infierno de esta consciencia planetaria.
Porque Yo debo justificar, uno a uno, los tesoros de Mi Hijo ante la presencia del Padre Celestial. Esos tesoros no se pueden perder ni desperdiciar porque son grandes reliquias internas que Mi Hijo ha depositado en sus corazones y almas, reliquias que vienen del Universo inmaterial y que les permitirá realizar en este tiempo agudo de la Tierra, lo que Dios necesita en el ciclo que llegará.
Es momento de tomar consciencia, hijos Míos. Es lo que Me ha pedido Mi Hijo, es lo que Él Me ha implorado, de que sean responsables, de que asuman con mayor amplitud y conocimiento lo que significa trabajar para la Madre de Dios y cumplir las promesas de Cristo en la Tierra. Porque la Ley de la Justicia no se detendrá cuando lloren, cuando se lamenten o pidan, porque el tiempo habrá terminado.
Esa es la verdad que hoy quiero traerle al mundo. Por eso, para que los corazones puedan generar más méritos en el poco tiempo que queda, no solo deben amarse a sí mismos, perdonarse y reconciliarse con Dios, y liberarse de las amarras y de las cadenas de la vida, sino deben amarse entre ustedes cada vez más con un amor mayor, con este amor que Yo les traigo desde el Cielo, para que sus consciencias crezcan en la caridad y en el bien, para que la soberbia, la indiferencia y la omisión sean disueltas de sus seres para siempre.
Los próximos tiempos que llegarán serán muy importantes. Las próximas peregrinaciones que se realizarán, oficiales o no, serán también importantes, porque en todo estará la Jerarquía trabajando ampliamente como nunca antes lo ha hecho, y usará todo el tiempo posible y toda Su consciencia para alcanzar las metas que faltan y realizar los proyectos que faltan en este ciclo que es muy corto, que hay muy poco tiempo.
Cada vez que vengan a Mí a consagrarse nuevos hijos que quieren ingresar en Mi Corazón, aunque ya lo estén, que tengan presente el compromiso que asumen, que es un compromiso espiritual, álmico e interno con Dios mismo, más allá de su Madre Celeste que los ama, que los cuida y los protege para que siempre aprendan a caminar en Cristo.
Esa debería ser la consciencia de todos los Hijos de María, esa consciencia de responsabilidad, de compromiso y de fidelidad, más allá de su Madre Celeste, con la propia Fuente inmaterial de Dios que emite Sus últimos impulsos de Gracia, de Misericordia y de redención para las almas.
Con esa consciencia, hoy llamo aquí a los que se consagrarán, para que a los pies de su Madre Celeste, de la misma forma que su Madre Celeste está a los Pies de su Padre Celestial, realicen su oferta sincera y verdadera para que ese compromiso se realice y se manifieste en este tiempo crucial.
Escuchando el himno de su consagración, prepararemos este momento de bendición y de gracia, en el que la luz de sus almas podrá emerger y espejar la flor de sus corazones, y así realizar el ofrecimiento tan merecido y tan esperado por Dios.
Que esta entrega que hoy realizarán sea una entrega por la humanidad y el planeta, por aquellos que están perdidos. Ese será el motivo principal de su consagración, de orar por los que están perdidos, por los no creyentes, por los ateos, por los que no viven ni buscan la divina vida espiritual.
Coloquen en sus oraciones a todos esos Mis hijos, para que Dios los pueda contemplar algún día, y para que más y más almas de este planeta por medio de sus oraciones y ofertas, servicios y sacrificios, entregas incondicionales y amorosas, puedan ser salvas y ser consideradas en el próximo proyecto de la nueva humanidad.
Para el nuevo año que llega, será el Cristo interno de cada ser el que deberá gobernar y dirigir sus vidas para que sus almas que han sufrido las consecuencias de otros tiempos, también puedan alcanzar la cura que esperan y la reconciliación con Dios. No le teman a la Justicia, teman no buscar la Divina Misericordia.
Que de sus corazones, almas y espíritus, siempre brote el impulso de la devoción, de la oración y del amor a Dios para que más consciencias, pueblos, culturas y naciones sean curadas por la Misericordia infinita de Dios.
Y que así, con la oferta de todos los Hijos de María, aún se mantenga la puerta abierta de las Gracias, de las Misericordias de la Madre de Dios. Amén.
Los hijos que se consagrarán, coloquen sus manos en señal de recepción y reciban, de su Madre Celeste, la bendición de la Luz Divina para que se puedan curar y sanar internamente y así renovar sus vidas en la infinita Misericordia de Dios.
Ahora, lleven sus manos hacia el corazón y díganme:
"Madre, yo Te acepto, yo Te reconozco, yo Te amo y yo Te vivo,
para que se cumpla a través de Ti y a través de mí, la Santa Voluntad de Dios.
Que la Luz poderosa del Reino de los Cielos gobierne mi alma.
Que la Luz poderosa del Reino de los Cielos me impulse a servir.
Que la Luz poderosa del Reino de los Cielos abra los caminos de mi vida
para que pueda reconocer en el próximo tiempo el Retorno de Cristo.
Que así sea.
Amén".
Y hoy les entregaré todas estas rosas bendecidas, como les he entregado a muchos hijos Míos que en la fe, en la simplicidad y en el amor respondieron a Dios.
Que esta flor que hoy les entrego sea el símbolo, para ustedes, del amor y de la belleza de la Madre de Dios, para sus corazones y para que siempre recuerden que Yo siempre estaré allí, aunque deje de venir algún día.
Y ahora, los Hijos de María que se consagraron recibirán la flor de la Madre de Dios.
Y para fundir, concretar y realizar esta oferta de sus almas para con la Madre Celestial escucharemos el Ave María de Gómez, afirmando y confirmando nuestra consagración interior.
Desde el Cielo y desde el esplendor de todo el Universo, bendigo a las almas del mundo, a todos los que están reunidos en familia fortaleciendo la unidad del proyecto de Dios, en sus hogares y en las comunidades, para que se pueda cumplir lo que Dios tanto espera.
Que esta bendición los renueve y los impulse a enfrentar con coraje y con valentía el próximo año, sabiendo que Mi mano siempre estará extendida para tomarlos fuerte y llevarlos hacia Jesús.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Les agradezco por responder a Mi llamado y recuerden orar por las almas perdidas.
Les agradezco.
Siete son los sellos que se abrirán y los pergaminos que se mostrarán; el tiempo está indicando ese momento, queridos hijos.
Y para testimoniar este acontecimiento que va más allá de toda consciencia humana, de toda comprensión o intelectualidad, hoy he traído a Mi pequeño Hijo en brazos, porque Él es quien encomendó, en nombre del Padre Celestial, la revelación de esos misterios que intentarán volver a corregir la consciencia humana y que le traerán a todos la oportunidad de recibir nuevos principios y formas de vida que, a través de los tiempos, han estado muy lejos de la humanidad y del planeta.
La Divina Consciencia Superior se aproxima a la Tierra para hacer su revelación y no solo Mi Corazón Inmaculado, sino también los corazones de todas las Jerarquías de la luz están testimoniando este momento tan importante para la humanidad.
Hoy no podré revelarles con detalles lo que eso significa, pero acojan con amor cada una de Mis palabras, porque, así como hoy se los dije, Mis palabras son la actuación de la Gracia de Dios en toda la consciencia humana y en todo el planeta.
Esta revelación superior y divina que está escrita en lo más profundo del Corazón de Dios, les traerá a todos los seres de la superficie el despertar y la consciencia de haberse alejado demasiado del Plan de Dios, así como de haber trasgredido las Leyes universales y todas las leyes naturales de la Tierra.
Pero, por medio de la Misericordia y de la Gracia, el Padre Celestial ha encomendado a Sus arcángeles y a Sus ángeles esta intervención divina en la humanidad, para que, al menos, una colonia en toda esta raza pueda prevalecer en el fin de estos tiempos, cumpliendo y viviendo de forma simple los mismos atributos de vida que vivió la Sagrada Familia.
Este es el motivo de haber pedido la novena por las sagradas familias de este planeta, que deberá volver a recuperar los valores que perdió al haberse sumergido dentro del caos de estos tiempos y de la ilusión mundial.
Digo “sagradas familias”, porque en la Esencia de Dios todos son sagrados hijos de Dios. Sus esencias no perdieron la filiación con el Padre Celestial, es solo que sus cuerpos más inferiores se distrajeron del Propósito.
Por esa razón, las Revelaciones de Dios que llegarán en estos tiempos, traerán para la consciencia humana la elevación de su espíritu, de su condición humana y la transformación de los aspectos humanos que han condicionado la evolución de la raza y la posibilidad del despertar de nuevos cristos.
Hoy el Creador decidió, dentro de Su vasto Universo Espiritual, Mental y Material, la revelación de Sus Misterios, expandiendo aún más los términos que se encuentran en la Biblia, las simbologías y los mensajes; expandiendo aún más los términos del Apocalipsis y profundizando aún más las visiones que tuvo Juan el Apóstol, para que todas esas informaciones que vienen de la Jerarquía Espiritual ya no sean misterios, sino verdades, revelaciones claras y precisas sobre cómo saber actuar y cómo conducir a esta humanidad en el fin de los tiempos.
Con Mi brazo sostengo al Niño Jesús que hoy está presente aquí, con ustedes.
Con Mi otra mano sostengo los pergaminos de la Revelación de Dios para que comience a aproximarse a sus consciencias la información divina de lo que Dios ha visto y ha participado a través de los tiempos, desde antes, durante y después de la Creación.
Sé que este acontecimiento removerá muchas estructuras, porque el impulso que vendrá de la Fuente será fuertísimo y dará la oportunidad para que cada criatura sobre la superficie de la Tierra pueda reevaluar su vida y su consciencia, a fin de que defina su vida espiritual y su camino para estar dentro del Paraíso de Dios o para condenarse.
Antes del tiempo de la segunda venida de Cristo, estas revelaciones traerán un impulso para cada ser humano.
Será por un estado de gracia y de Misericordia que las almas tendrán la oportunidad de sumergirse en su despertar y de abrirse al conocimiento sagrado que vibra y que palpita en el Universo Mayor, como pequeñas esferas de luz que viajan entre el tiempo y el espacio, desde el Universo Espiritual hacia el Universo Material, con la intención de que los espíritus de todos los seres humanos despierten a la gran Consciencia Divina y al conocimiento mayor que siempre ha estado vivo en el Universo.
Solo que ahora, hijos Míos, después de treinta años de caminata, llegó la hora de que sus consciencias se definan, se definan de verdad, interiormente, para que permitan que las puertas al conocimiento universal se abran sobre la humanidad y no exista ninguna resistencia u obstáculo para la Jerarquía.
Porque si aún estamos aquí es por un motivo universal, es un propósito que sus consciencias aún no pueden alcanzar. Es un motivo infinito que fue pensado y meditado desde antes de su existencia para que esta revelación divina, que proviene de la Fuente Inmaterial de Dios, llegara en este tiempo y delante de este acontecimiento planetario.
En los tiempos pasados esta revelación no hubiera sido posible, no hubiera sido eficaz ni eficiente, porque la consciencia humana no estaba preparada.
Y aunque todavía la consciencia humana es muy inmadura e infantil, los tiempos que llegarán, que preparan el advenimiento de Cristo a la Tierra por segunda vez, elevarán la consciencia de aquellos que se abran de corazón y de alma para recibir la revelación divina, tan semejante como el afluente de un río, que sacia la sed de los seres y que nutre toda la consciencia humana para que pueda vivir, respirar y así continuar con su evolución. De esa misma forma es que llegará la información del Universo.
Eso los hará madurar conscientemente y colocará sus consciencias en el Propósito universal, delante del gran desajuste planetario de estos tiempos; de las guerras, de los conflictos, de la división en las familias, de la ilusión a través de las modernidades, de la ceguera espiritual que genera muchos movimientos espirituales, creyendo que el ser humano es invencible.
Solo el amor los hará invencibles, hijos Míos, pero deben vivir esa escuela, deben animarse a entrar en ese conocimiento universal.
Los primeros pasos para vivir en esa escuela de amor y de sabiduría están registrados en la experiencia de Cristo en la Tierra y en todas las enseñanzas que Él le entregó a la humanidad.
No existe otro Maestro para la humanidad actual que no sea el Cristo.
Él lo anunció y lo advirtió: “Muchos vendrán en Mi Nombre y serán reconocidos. Muchos creerán en sus palabras, pero después se lamentarán por haber confiado plenamente en algo que no venía del amor y que no era verdadero”.
Con esto, hijos Míos, delante del Hijo de Dios que está hoy en Mis brazos, en la Presencia de la Santísima Trinidad, sus caminos deberán definirse por un solo camino para que den lugar y una oportunidad para la revelación divina.
Quiero que puedan ser conscientes, hijos Míos, de verdad. La escuela de Mis hijos pequeños ya terminó. Es hora de prepararse y de enfrentar el fin de los tiempos, porque la batalla entre el amor y la indiferencia no terminó.
Deben conquistar el amor viviendo el amor y siendo el amor en cada momento. Renunciando, sacrificándose y amando. Silenciosamente entregando cada experiencia de vida por los demás, sin angustias y sin desesperaciones.
Porque si en verdad vivieran una verdadera crisis espiritual o estuvieran en riesgo de perderse, no estarían aquí, hijos Míos, como muchos, muchos no lo están y muchos dejaron de estarlo, por haberse cegado por la ignorancia.
Solo en el Padre está la Verdad para sus vidas. El hombre solo debe aprender a ser verdadero en los pequeños detalles para que después pueda serlo en lo grande, asumiendo grandes responsabilidades delante de la Jerarquía Espiritual, conduciendo y guiando a los rebaños de Cristo, a todas las razas de la Tierra que necesitarán de este impulso espiritual que desciende sobre este Centro Mariano para poder reubicar sus vidas y encontrarle un sentido al camino espiritual.
Por eso, los que hoy consagraré como Hijos de María tendrán un gran compromiso Conmigo. Será un compromiso personal y grupal entre sus corazones y el Mío, por lo que deberán rezar, todos los días, para que estas Revelaciones que Dios ha decidido entregarle a la humanidad, que superan toda la existencia de la Iglesia de Cristo en la Tierra y todos los Libros Sagrados, puedan descender correctamente y de forma protegida por la Jerarquía Celeste.
Pero será necesario, hijos Míos, como en otros tiempos y en otras Apariciones, que existan intermediarios para que estas revelaciones que ampliarán la consciencia humana puedan llegar.
Disculpen que sea tan rápida, el Tiempo de Dios aquí, en la Tierra, es limitado, porque debemos atender muchos acontecimientos más que se agravan en la raza de este planeta, en diferentes regiones de la humanidad, que necesitan ser atendidos y auxiliados por las Jerarquías.
Así podrán entender, hijos Míos, que cada Aparición de María, de Cristo o de San José no es algo más, sobre todo en estos tiempos definitivos, en donde la transición y su mayor auge los sorprenderá a todos de la noche a la mañana.
Por eso deberán estar preparados por medio de este conocimiento para que la inercia mundial no los paralice y los retire del camino de la luz.
Espero que comprendan lo que les digo. Estoy siendo franca con cada uno de ustedes, porque ya no hay tiempo.
Pueden venir aquí los que hoy se consagrarán. Y tocando la melodía de su consagración, sus almas se están preparando para esta bendición que impartirá Mi Corazón Inmaculado.
Porque será necesario, hijos Míos, que asuman con responsabilidad y madurez este compromiso de la consagración, ya que Mi Corazón ha quedado muy ofendido por los que han abandonado su consagración, no solo a Mi Corazón Inmaculado, a Mi Maternidad y a Mi gran Amor, sino también la consagración a Dios, que no puede ser derrotada ni interferida por ninguno de sus aspectos humanos, ni siquiera por su propia voluntad.
La consagración que Yo le entrego a cada Hijo de María es intransferible e irrefutable. Depende de cada hijo Mío que esa consagración sea parte de sí, de una forma verdadera, sincera y honesta, porque así evitarán, hijos Míos, ingresar en el caos de la humanidad y en los grandes conflictos espirituales que muchas almas hoy viven en el mundo por creer que no necesitan de Dios, ni siquiera de arrodillarse para suplicarle.
Solo les pido que en este día de consagración muchos Hijos de María más se vuelvan a reconsagrar interiormente, renovando este voto con la Madre de Dios, para que este voto interno y divino se renueve con el Padre Celestial.
Las Gracias que Yo derramo no pueden desperdiciarse.
Quiero decirles esto, hijos Míos, con todo el Amor de Mi Corazón por cada uno de ustedes.
Grandes partes del mundo, pueblos enteros, razas diferentes y culturas tan semejantes a las de ustedes están sufriendo por la falta de Dios y por aquellos que los gobiernan, sometiéndolos y castigándolos de una forma injusta.
Ustedes, hijos Míos, que tienen la Gracia y la oportunidad de estar ante Mi Inmaculado Corazón y el Sagrado Corazón de Mi Hijo en esta noche, deben intentar equilibrar los desencuentros y los desajustes que vive la otra parte de la humanidad por haberse apartado del amor, y porque los más inocentes son los más sometidos y los más castigados por la mano del hombre.
Yo necesito que Me representen sobre la superficie de la Tierra como esas estrellas de luz que una vez cayeron del Universo, pero que hoy se vuelven a elevar por la oferta sincera y por la súplica amorosa de su Madre Celeste ante el Padre Celestial.
Como una esfera de luz, hoy Yo les entrego a sus almas este compromiso de orar por las próximas Revelaciones de Dios, a fin de que se cumpla Su Divina y Sagrada Voluntad.
He aquí la Esclava del Señor.
He aquí los siervos de Cristo.
Señor, que se cumpla en nosotros Tu Palabra
para que nazca y para que surja la Nueva Humanidad.
Amén.
Reciban, entonces, la energía de Mi Gracia y sean bañados por la Luz de Mi Espíritu, de Mi Espíritu incondicional y servicial que está unido en Alma, en Divinidad y en Esencia al Padre Celestial, así como al Castísimo Corazón de San José y al Sagrado Corazón de Jesús.
Yo los bendigo para que en esta próxima Natividad del Señor las familias se reconsagren a la vivencia de los Atributos de Dios en estos tiempos críticos para que pueda vencer el amor, para que triunfe la luz y sea derrotado todo mal por la divina intercesión de San Miguel Arcángel. Amén.
Yo los bendigo, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Y les agradezco, hijos Míos, por abrirse para escucharme, porque lo único que deseo es su bien y su bienestar.
Les agradezco y escucho el canto de sus voces.
Vengo del Cielo para cumplir una promesa del Padre Creador, una promesa que pertenece a Mis hijos de la Tierra y que en este último tiempo deberá cumplir y concretar.
Vengo con la promesa, hijos Míos, de que descubran en su interior lo que Dios colocó desde sus orígenes, antes del principio se esta Creación para este Universo Material.
Eso que existe dentro de ustedes es muy valioso para Dios y ha venido con ustedes en esta vida, encarnó en ustedes, para que pudiera cumplir su propósito y su manifestación.
Hoy les hablo de aquello que está en lo interno de lo más interno y que deberá algún día retornar a Dios, con toda la experiencia vivida del Amor, del Perdón y de la Reconciliación.
Hijos Míos, en este tiempo la humanidad no pone atención a esto. La vida está muy exteriorizada y las almas están muy hipnotizadas por todo lo que les ofrece el mundo.
Pero existe algo en lo profundo de sus seres, que es eterno, invencible e intransferible.
Es eso que necesito, hijos Míos, que en este tiempo ustedes puedan buscar. Porque descubriendo dentro de ustedes lo que Dios dejó, la humanidad podrá reconstruirse espiritual y físicamente.
Los Reinos de la Naturaleza ya no padecerán las consecuencias del ser humano, todos podrán vivir en armonía y en paz, así como Dios lo desea.
Pero como ustedes están dentro de un tiempo de transición que nunca vivieron en ningún otro tiempo, buscando eso que existe y que Dios colocó dentro de ustedes, podrán atravesar estos tiempos con mayor madurez y adultez; podrán percibir la clara realidad de estos tiempos, y así, estarán unidos a la Jerarquía.
Hijos Míos, reencuentren en ustedes la esencia interior, aquella esfera de Luz que los Padres Creadores diseñaron para sus consciencias, que surgió de una Fuente, que nació de un gran estanque de luz para poder peregrinar por el Universo y por la Tierra, para aprender amar, crecer y vivir.
Hijos Míos, muchas de esas esencias en el mundo están contaminadas; pero Yo vengo con la Luz de Mis Espejos para poder purificarlas y sublimarlas y Me sirvo de los grandes océanos de esta región para poder espejar sobre ellos los atributos de Dios, aquellos que a cada uno de ustedes algún día los tornará libres y podrán estar en comunión con la Creación y con la Vida.
Por medio de la oración, del servicio, de la entrega y de la donación de sí y una vida de interiorización y de meditación interior, con todo lo que existe en este vasto Universo, ustedes podrán regenerar sus vidas, hijos Míos, y las corrientes poderosas del Universo vendrán en su auxilio para seguir impulsando sus consciencias al gran cambio, el gran cambio que la humanidad deberá vivir en estos tiempos definitivos.
Por eso su preparación básica es el camino de la oración y no otro.
Ustedes deben aprender a comunicarse con Dios interiormente a través del verbo orante.
Y a través de la oración que ustedes hoy Me han ofrecido amorosamente, hijos Míos, es permitido que Yo les pueda decir todas esas cosas, porque como Madre de ustedes y Madre de la Humanidad, deseo el bien para cada uno de Mis hijos.
Tengo la intención amorosa y espiritual de retirarlos de la ilusión. Por eso, hijos Míos, anímense a sumergirse dentro de ustedes, para que puedan sentir y percibir cómo está su esencia interior.
Los ángeles de la guarda esperan por poder ayudarlos y servirlos incondicionalmente. Eso ayudará ampliamente al ángel de esta nación, al Ángel del Brasil, que espera que cada uno de ustedes se una a Él, para poder aprender a atravesar estos tiempos difíciles en un mayor grado de neutralidad, amor y sintonía.
Por medio del descubrimiento de sus orígenes, hijos Míos, sus espíritus posarán sobre sus cuerpos y crearán esa perfecta unidad con el Padre Celestial.
Y no solo serán merecedores de las Gracias del Universo, sino de las Gracias del Conocimiento sideral, que está guardado en cada una de las estrellas de este Universo, despertando la consciencia de sus seres.
Estableciendo la unidad con sus esencias purísimas, podrán ser merecedores de mayor misericordia y perdón. Podrán percibir, hijos Míos, que muchos hábitos en sus vidas ya no son necesarios.
El alimento de la oración y la fuerza interior del servicio por los demás, es lo que hará transformar el mundo y traerá el amor a todos los corazones.
Con este ejercicio simple, que Yo les entrego, de aprender a buscar su esencia interior, también ayudarán a sus almas a encontrar el camino de la cura. Ellas suplican al Universo por ayuda, una y otra vez.
Aprendan, hijos Míos, a corregir sus caminos y a seguir el camino crístico que les ofrece Mi Hijo, Nuestro Señor, y estarán dentro de la senda de la Jerarquía y seguirán recibiendo sus impulsos espirituales, que los llevarán a comprender la vida tal cual es y a estar en contacto interior con todas las esferas sublimes del Universo.
Necesito, hijos Míos, que en este tiempo sus esencias sean curadas, porque siendo curadas serán purificadas, podrán recibir los atributos de Dios, que son urgentes y necesarios para estos tiempos difíciles.
Los atributos los transformarán, elevarán la consciencia y podrán estar delante de la realidad planetaria con otros ojos, encontrando en cada lugar y en cada rincón una necesidad para ser suplida.
Necesito, hijos Míos, que sigan desarrollando dentro de ustedes el camino del amor, para que en sus vidas se fortalezca el camino de la fe, pilares importantes para estos tiempos críticos, en donde se verán cosas increíbles e inconcebibles por parte de la acción de los seres humanos y de las naciones.
Pero Yo no los invito estar en el conflicto, ni en la desesperación. Los invito, hijos Míos, a estar en la divina armonía de Dios. Por eso deben descubrir dentro de ustedes el valor de sus esencias, para que pueda volver a resplandecer el sentido de su existencia y el motivo superior que los trajo a esta vida y a este mundo.
Tomando conocimiento de todas esas cosas, hijos Míos, podrán vivir la Voluntad de Dios.
Mis Manos y Mi Corazón están llenas de Gracias para ser derramadas sobre el mundo y espero que sus esencias se puedan purificar y sublimar para ser merecedores de esa Gracia Divina, y tendrán todos los sentidos internos abiertos. Sus sentidos externos se aquietarán y se calmarán para poder percibir la realidad divina y el verdadero sentido que trae el Universo para estos tiempos y para la humanidad.
Deseo que siempre puedan hacer el bien en cada lugar y en todo momento, porque así, hijos Míos, permitirán que otras almas se curen y el sentido de muchas almas más cambiará sus vidas, y la vida de sus hermanos volverá a tener un sentido y un propósito para este tiempo.
Yo no les pido, hijos Míos, nada imposible. Pido lo que en verdad puedan alcanzar en este ciclo, pero es urgente que la humanidad tenga consciencia de lo que está haciendo, que todos los seres se puedan unir en el amor y en la verdad para que Dios no derrame Su Justicia sino su Infinita Misericordia, porque el Padre Celestial les ha dado todo y sigue dando todo a Sus hijos.
Necesitan responder a eso que reciben; por eso Yo les vengo a advertir en el nombre del amor para que sus caminos estén en el camino de Cristo, siempre velando por la Verdad, por la realidad superior y la consciencia que cada uno de ustedes debe descubrir en este tiempo.
No sientan temor por lo que hay más allá de este Universo material, porque hacia el Infinito, algún día sus consciencias deberán volar para poder fundirse con el Padre, con Su Fuente máxima de Gracia y de Amor, y así podrán vivir una síntesis de todo lo vivido y experimentado en este planeta.
Pero en este tiempo es necesario, hijos Míos, que sus dones puedan despertar, para que sus talentos estén al servicio de Dios.
Mediante el camino de la oración perseverante y constante. Irán transformando sus vidas, poco a poco y podrán algún día, mediante la Gracia de Dios, espejar hacia el mundo lo que verdaderamente son, desde donde surgieron para vivir esta experiencia de Redención y de Perdón.
Les invito, hijos Míos, a ingresar en la Escuela de la Verdad, ya que muchos de Mis hijos, los que antes estaban Conmigo, decidieron salir de esta Escuela. Pero como Madre paciente, amorosa y perseverante espero por todos Mis hijos, para que cada uno de ellos pueda ingresar en esa Escuela de la Verdad y así recibir el conocimiento que necesita para ennoblecer sus espíritus y cumplir la Misión que Dios les ha pedido en este planeta.
Eso es, principalmente, para la juventud, a la cual tengo mucho en cuenta para estos tiempos críticos. Porque la juventud trae ese puente hacia la renovación que permitirá traer la cura del Universo para todas las consciencias.
Yo le extiendo Mi Mano a toda la juventud del planeta para que se anime a conocerme y a sentirme, a descubrir quién es en verdad la Madre de Dios, la Madre que siempre los acompaña y los guía desde antes que ustedes tuvieran consciencia sobre su existencia.
Por eso en esta noche, hijos Míos, espejo el Gran Amor de Mi Corazón para todos los que necesitan de ayuda, de intercesión y de Gracia para estos tiempos.
Desde ahora agradezco a todos los que han acompañado esta peregrinación, sabiendo que no es solo una peregrinación material sino especialmente espiritual, que abraza a muchas consciencias, naciones y situaciones planetarias que se van desactivando, reconstruyendo y transformando para que todas esas situaciones estén todas dentro del Propósito de Dios y no del propósito de los hombres.
Depende de la humanidad la oportunidad de recibir una gran intervención divina. La respuesta de parte de los seres humanos será muy necesaria, para que esa ayuda universal pueda llegar a la Tierra y todo, absolutamente todo, se mantenga en el equilibrio.
Reciban cada una de Mis palabras como si fueran las últimas, porque sé como Madre que las necesitarán, para poder seguir caminando en esa trayectoria de la Tierra, rumbo al sagrado encuentro con el Redentor.
Por esa razón, también vengo aquí por los que hoy se consagrarán, por los que ya se consagraron una vez a Mi Inmaculado Corazón.
Este será el momento, hijos Míos, especialmente para los Hijos de María de todo el Brasil, de poder responder y corresponder al llamado de Dios en todo lo que es presentado y manifestado como Voluntad Divina. Eso evitará muchos acontecimientos en su país y las puertas de la Divina Misericordia se mantendrán abiertas sobre un pueblo y una nación, que fielmente es devota a la Madre de Dios.
Que se aproximen los que hoy se consagrarán como Hijos de María.
Preparándonos mediante el cántico de la consagración, haremos la renovación de nuestros votos a la Madre de Dios, asumiendo nuestro compromiso interior y espiritual con la Obra de los Mensajeros Divinos y el Padre Celestial.
Almas queridas de Dios, seres congregados en el nombre del Amor ante el Altar Sagrado de la Madre de Dios: Que sus almas hoy reciban esta bendición maternal que Yo les traigo.
Que sus corazones sientan el impulso de la paz, del amor y del bien, que hoy emite Mi Corazón Inmaculado, para que su compromiso ante Dios sea verdadero y persistente, para que aprendan a proteger sus vidas mediante el camino de la oración, del servicio por los demás y por los Reinos de la Naturaleza, para que en sus familias y hogares pueda despertar el principio de la Sagrada Familia, mediante actos de bondad, de caridad, de amor y de bien para con sus semejantes.
Hoy, su compromiso Conmigo será por todas las familias del Brasil y del mundo, para que en sus familias exista el oratorio dedicado a Mi Materno e Inmaculado Corazón, donde Mi Presencia pueda estar allí entre ustedes y en todos los hogares del mundo, especialmente en las familias que están divididas y separadas por el desamor.
El Brasil, como pueblo devoto a la Madre de Dios, tiene la posibilidad de realizar muchas obras. Por eso no Me canso de volver aquí una y otra vez, para poder bendecir a Mi pueblo querido, que siempre suplica a Dios por Su Amor y por Su Gracia, por Su Misericordia y por Su Compasión.
Hijos, Yo los amo y solo deseo que hagan el bien, para que el Bien de Dios esté en sus corazones y en el corazón de todos sus hermanos, a fin de que la maldad sea disuelta, los infiernos sean cerrados, para que las almas se liberen y reencuentren el camino hacia Dios.
Oremos. Y hoy oraré con ustedes, hijos Míos. al Padre Celestial. para que esta ofrenda que nace de sus corazones, sea recibida en Su Reino y Él les devuelva Su bálsamo de Paz, de Cura, de Amor y de Perdón, para que sus vidas a partir de ahora sean otras. Crean que eso es posible.
¡Recemos!
Padre Celestial ... ( x 3 veces)
Brasil siempre será el Edén, donde Dios colocará Sus Ojos para contemplar la transformación de Sus hijos y el cuidado de todos los Reinos, a fin de que siempre esté presente la paz, el amor y la unidad entre los seres.
Yo los bendigo y los consagro a todos como Mis hijos.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Que una lluvia de Amor y una Gracia espiritual descienda en este momento, no solo para bendecir al Brasil sino también a todos los Reinos, a todos los continentes y los océanos que están unidos a la Creación de Dios en perfecta unidad.
Hoy Me alegro por haberlos tenido aquí, porque hayan traído su ofrenda para Mi Corazón.
Hagan lo que les pido, oren todos los días y todo se transformará y se curará. Es algo muy simple, así algún día serán como Yo, bellos en el Amor y agradecidos en la Confianza.
¡Yo les agradezco!
Sigan adelante en el Camino del Corazón.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, Amén.
Yo Soy la Madre y Misionera Confederada. Soy la Señora de los Treinta y Tres.
Hoy vengo a su encuentro para anunciar a este pueblo Mi más especial petición, de que algún día se cumpla la Voluntad de Dios en toda esta nación y en todos los que la representen en el mundo, los que algún día espero que sean embajadores de la paz.
Uruguay tiene una misión importante que no puede omitir y es responsabilidad de todos Mis hijos, sobre todo de los dirigentes de esta nación, que ese propósito se cumpla.
Como sabemos hijos Míos, ese propósito fue alterado por la mano del hombre, pero no descansaré, porque de a poco y silenciosamente, su Madre Celeste y Señora de los Treinta y tres, hará consagrar esta nación a Su Propósito espiritual y divino.
El Cono Sur fue escogido para una gran misión y a Uruguay le corresponde una gran parte.
No es por acaso, queridos hijos, que Aurora se guarda aquí y desde aquí revela sus misterios.
Necesito que comprendan, hijos míos, cuán importante es ese propósito para Dios en este tiempo.
Por eso Soy su Madre Misionera y Confederada, porque en el Uruguay se debe alcanzar la confraternidad y esa confraternidad les hará libres de todos sus errores cometidos, de todos los débitos ocasionados, en este país y en este pueblo.
Vengo aquí para traerles un mensaje renovador, un nuevo Principio que debe ser gestado en la consciencia humana de los uruguayos. Eso les permitirá comprender con profundidad la Voluntad de Dios y a medida que sus pasos sean dados en dirección al Propósito, el país será más consciente de lo que debe curar, de lo que debe redimir, en lo que debe hacer penitencia y sobre todo, reparar ante nuestro Creador.
Ya que el propósito de Uruguay fue alterado, aún hay tiempo, querido hijos, por medio de su consagración a la Señora de los Treinta y tres; existe una chance definitiva que lleve a todo su pueblo a un gran despertar y a una gran redención.
Deseo, como Señora de este pueblo, retirar a este pueblo de su profunda somnolencia, de su profunda ilusión e indiferencia. En verdad les digo, queridos hijos, dependerá del esfuerzo de muy pocos, para que la gran misión se cumpla en este país.
No dejen de gestar en este pueblo los grupos de oración, los verdaderos grupos de oración que su Madre Celeste necesita para este tiempo. Que su compromiso no sea tibio sino verdadero, determinado y firme, para que Yo les pueda encomendar nuevos designios que el Padre Me ha dictado en Mi Corazón. Eso hará de Uruguay un país verdadero y consciente de sus responsabilidades y cometidos, buscando por encima de todo la igualdad espiritual y la comprensión entre las religiones .
Cuando digo que los grupos de oración deben ser verdaderos, es porque el compromiso debe ser más firme y verdadero y no casual. Eso hará del Uruguay un verdadero espejo de luz, que pueda reflejar lo que tanto Dios espera derramar sobre este país.
Este mismo Principio del cual hoy les hablo, queridos hijos, es el mismo diseño y es el mismo Propósito para otras naciones del mundo, que también deben redimir sus errores y abrir las puertas para el Sagrado Conocimiento Divino, que no vendrá de la mente de los hombres sino de los corazones puros, que por medio de la oración y de la comunión con Cristo, recibirán del Cielo los impulsos de luz que harán de esta tierra libre, finalmente libre.
Quiero retirar de la consciencia de los uruguayos la esclavitud espiritual permanente, un estado de consciencia en la cual se encuentra que es casi imperceptible, que la hipnotiza, que la hace inerte y que no le permite dar los pasos verdaderos hacia la Luz .
Hasta que la Aurora de Mi Corazón no sea reconocida, el pueblo permanecerá en sus errores y será el sacrificio de muy pocos, la transmutación de los mismos.
Necesito, hijos Míos, que con la apertura de nuevos grupos de oración en el Uruguay, una nueva consciencia se geste en el corazón de Mis hijos, para que más consciencias de este país reconozcan definitivamente la Voluntad de Dios; que hagan de este pueblo, el verdadero pueblo que fue en sus orígenes, desde la consciencia indígena hasta los primeros pobladores que vivían la Voluntad de Dios y la advocación a la Señora de los Treinta y Tres.
Si Yo fui la Patrona que independizó a su pueblo. ¿Qué podría hacer ahora, queridos hijos, si los corazones de los uruguayos Me recibieran en sus hogares y en sus familias y vivieran con devoción, con mucha fe, la consagración a la Señora de los Treinta yTres, la Santa Faz que los llevará a comprender Mi presencia en Aurora?
Aquí hay muchos misioneros que están dormidos. Por eso, Soy la Misionera Confederada que viene a despertar a los que están en la somnolencia, a los que aún no han encontrado el camino de la Luz y de la Verdad.
Dios ha entregado esa Faz de la Señora de los Treinta y Tres para este pueblo, por Su gran e importante misión para el fin de estos tiempos, así como también el Padre ha revelado otras faces de Mi Corazón para otros pueblos, que es lo que necesitan para vivir su misión espiritual como nación y como pueblo. En verdad les digo que todo tiene un sentido espiritual.
La Señora de los Treinta y Tres desea que cumplan las promesas que una vez les dicté, hace algunos años, y que también cumplan los pedidos que Yo les he dictado, también hace algún tiempo. Aún estoy esperando por ello.
Cuando esos pedidos se cumplan, con todo el esfuerzo del corazón y de la vida, Uruguay tendrá nuevas oportunidades de poder despertar a todo lo que ha hecho, a los cometidos realizados, que han interferido en la evolución de esta parte de la humanidad .
Mientras eso no suceda, el sueño aún será muy profundo y difícil será el despertar y la inercia de este pueblo. Por eso entre los pocos que he llamado realizaré las grandes obras, así como Jesús llamó a los apóstoles para dar a conocer Su Evangelio al mundo entero, con muy pocos.
Necesito, queridos hijos, que no se aflijan por todo lo que hoy les digo. Soy la Señora de los Treinta y Tres y si hoy estoy aquí, es por una misión y un objetivo.
Vivan los tiempos de madurez como así Dios lo necesita y podrán apartarse definitivamente de la tibieza. Sus corazones estarán firmes y podrán cruzar las puertas que la Señora de los Treinta yTres abrirá, como última instancia para el Uruguay.
Por eso, Mi Obra primero se fortalecerá en el mundo entero antes que en el Uruguay, porque en verdad les digo, queridos hijos, que gran parte de los uruguayos se darán cuenta tarde de todo lo que han perdido.
Necesito que sean Mis embajadores de la paz por todos los rincones de este país y que se unan en un mismo propósito, en una misma sintonía, haciendo los esfuerzos necesarios para hacer triunfar Mi Inmaculado Corazón en el Uruguay.
Aún espero seguir siendo la Patrona de su país, porque Yo no espero, queridos hijos, aunque muchos lo piensen, ser sustituida por otros ídolos que el propio país ha concebido como verdaderos, como parte de su irreal libertad.
Con ojos de misericordia miro este país, porque Dios Me ha enviado desde el Universo para descender sobre estas tierras, en este lugar lejano, en donde aparentemente nada sucede y nadie escucha Mi Voz. Pero en verdad es todo lo contrario. La Señora de los Treinta y Tres, la Madre y Señora Confederada, trabaja silenciosamente para que los corazones de este país sean arrebatados por el Amor de Mi Corazón, por la Gracia de Mi Espíritu, por la Santidad de Mi Alma.
El Uruguay deberá ser reconstruido muchas veces, hasta que las consciencias definan su camino.
Nadie estará libre del Juicio universal. Sabemos que ese tiempo se aproxima y que esa hora se acerca. Hagan oración y penitencia por los que no lo hacen en el Uruguay, por aquellos que transgreden la vida con los abortos y no saben lo que están haciendo, cuánto están hiriendo a la Creación con esa actitud y perversión humana.
Oren y hagan penitencia por los que aceptaron los ídolos de este mundo y de los que fragilizan a las almas y que hacen perder a los corazones el camino de la Luz.
Pero al fin de todo Mi Inmaculado Corazón triunfará y los que no pueden estar en la Nueva Tierra, estarán en otro lugar, viviendo desde el principio todos estos códigos que Yo les derramo, encuentro tras encuentro. Esas almas deberán aprender a ser merecedoras de la Misericordia de Dios, pero no descansaré. Su Madre y Misionera Confederada irá hasta el final para poder salvar la mayor cantidad de almas del Uruguay, antes de que todo se sumerja.
Pero si en verdad existiera un cambio radical, aceptando la Voluntad de Dios y viviendo un verdadero arrepentimiento, la mayoría no sufrirá las propias consecuencias de sus acciones y así, Mi Inmaculado Corazón intercederá, como intercedió una vez en Fátima por toda Europa, para que ella alcanzara un tiempo inexplicable de paz, aunque no la mereciera.
Cuando Yo ya no esté aquí entre ustedes, hijos Míos, deberán tener todas estas cosas presentes y claras, para que Mis Palabras no se las lleve el viento, sino que se siembren en sus corazones como códigos de vida, mostrando a Dios verdaderas acciones que quieran reconstruir su pueblo y su nación.
No teman decir al mundo que Yo estoy aquí. Imiten a los santos en ese camino de apostolado y de evangelización.
También estoy rezando, hijos Míos, por los obispos y los sacerdotes de su pueblo, para que algún día también alcancen el arrepentimiento y tomen consciencia de que aquí no he venido en vano.
Para testimoniar al mundo esta Obra de Misericordia, hoy consagraré nuevos Hijos de María, que representan a muchas naciones más en el mundo, que también serán precursores de la Obra de la Misericordia de Dios, por medio de su fidelidad, oración y fe.
Que vengan aquí.
Mientras los instrumentos tocan la melodía de su consagración, su Madre Celeste los bendecirá en esta noche y bendiciéndolos a todos ustedes, también bendecirá a este pueblo, para que viva el arquetipo de Dios; el Propósito Divino que algún día debe vivirse en los corazones de todos los uruguayos.
Hoy, la Madre y Señora de esta nación, la Señora de los Treinta y Tres, la Madre y Misionera Confederada, bendice sus espíritus, los espíritus de todos sus hermanos que alcancen el Propósito de Dios de forma verdadera y simple, viviendo acciones de caridad y de misericordia para con el mundo, actos de reconciliación y de paz entre todos los seres de la Tierra.
Hoy sus ángeles de la Guarda celebran este momento, y sus ángeles de la Guarda reciben en sus manos sus sagrados y verdaderos nombres para que su misión espiritual, hijos míos, se pueda concretar y realizar dentro de esta confraternidad, que Mi Corazón gesta entre todos los misioneros del mundo.
Que el espíritu de la hermandad los compenetre, los colme y les traiga a sus corazones el símbolo de la Unidad, para que la reconciliación en sus mundos internos se establezca, las faltas sean perdonadas, las heridas sean cicatrizadas y en sus corazones se encienda la Estrella de la Hermandad, aquella Estrella que repoblará la Tierra de seres de bondad y de luz, viviendo en unión con todo el Universo.
Los bendigo y los consagro como hijos y siervos de Mi Inmaculado Corazón. Que este paso que hoy dan sus vidas, sea el impulso para dar muchos pasos más en esta caminata al encuentro de Nuestro Señor Jesucristo, Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Les agradezco por responder a Mi llamado.
Me elevo al Cielo implorando por el Uruguay, para que despierte a la Verdad.
Y aún cuando el mundo no escucha a Dios, Su Amor se hace visible en los corazones humildes.
El poder de Su Simplicidad es grandioso, por eso hay muchos que no lo conocen. Mas aquellos corazones que son simples siempre lo conocerán, a pesar de que no tengan nada en su vida material.
El contacto con Dios se crea a través del amor, de la unión perfecta con Él, en la búsqueda incesante de Su Universo, para concretar Su Voluntad sobre la Tierra.
Hoy vengo como la Madre del Uruguay, porque aún tengo esperanza.
No demoraré en trabajar para que Mis hijos despierten; así como deben despertar, queridos hijos, todas las criaturas de este mundo, antes de que la purificación se acreciente en cada una de sus vidas.
Pero Dios no imparte castigo para nadie, Él solo desea que lo amen y que lo busquen todo el tiempo.
El Amor de Dios es lo que construye todas las cosas y es lo que permite manifestar las ideas divinas en todos los planos.
Si en sus corazones no está el Amor de Dios, el Amor del Único, ¿cómo lo conocerán?
El Padre no está lejos de nadie, solo que está muy olvidado y las almas sustituyen su despertar por las modernidades, por la búsqueda vanidosa de la espiritualidad, por la búsqueda de la energía que solo pertenece al Creador.
Por eso, queridos hijos, Yo les enseñé a orar. Con algo tan simple y profundo, he visto que sus vidas se han transformado con mucho esfuerzo.
Pero aún hay mucho por hacer. Tendré que cumplir con Mis Obras, las Obras que Yo he prometido al Padre, junto a sus corazones, y esas Obras no pueden finalizar sin que el mundo las conozca antes, así como Yo las he revelado en otros tiempos y en otras apariciones.
Hoy vengo bajo el esplendor del Amor, para que lo puedan reconocer en su interior. El Señor necesita que se unan a ese Amor para que aparten sus consciencias de la ilusión que promueve el mundo, una ilusión que promueve el aborto, la drogadicción, el fanatismo, la superstición, la soledad, el abandono, la falta de luz en el alma.
Pero es el Amor infinito de Dios lo que hoy Me ha traído aquí, queridos hijos, para compartir con ustedes lo que es la Verdad; la Verdad que no es profundamente conocida, pero que debe ser amada por ustedes para que estén dentro de la Verdad de Dios.
El Señor, que está en el Universo y rige en todos los cielos, no quiere el castigo de nadie; pero las decisiones del mundo, las actitudes de las almas llevan a que Sus Leyes se manifiesten en este tiempo con severidad.
Dios no podría ser Dios si no fuera el Dios del Amor.
El Amor fue lo que creó todos los universos, las estrellas, los planetas y la vida en todos los planos; pero si el Amor de Dios no está presente en sus corazones, nada de eso podrán conocer.
La vanidad espiritual es un arma muy peligrosa para este tiempo. Sé que existen almas, queridos hijos, que buscan la vida espiritual con arrogancia, con propiedad y control.
Las criaturas de la Tierra nunca tendrán nada para sí. Por eso les hemos enseñado, queridos hijos, a través de nuestra Presencia en el mundo, por medio de los Sagrados Corazones, que la humildad es la primera tabla de su salvación.
Sin humildad, nada conseguirán.
Sin humildad no podrán conocerse a ustedes mismos y desterrar lo que no es verdadero, lo que Yo llamo de falso.
Así el mundo, a través de los tiempos, de la guerra, de la aniquilación y del falso poder, creyó conquistar el planeta.
No será necesario, queridos hijos, que observen lo que sucede en el mundo. Miren a su lado y verán la verdadera necesidad.
Jesús también está dentro de los corazones que sufren y Él espera que lo puedan servir a través de sus hermanos.
El servicio en este tiempo es lo que promoverá la salvación de la humanidad; el servicio a los Reinos de la Naturaleza, a todo lo que encuentren en sus caminos como necesidad.
Hay mucho por hacer, queridos hijos, y son pocos los corazones y brazos que se disponen a hacerlo.
Uruguay tiene esa gran oportunidad.
El servicio en Uruguay no es la prioridad de las almas para su camino espiritual, porque significa rebajarse ante el prójimo.
¿Acaso Jesús, Vuestro Señor, no lavó sus pies por medio de los apóstoles?
Él se humilló ante ustedes para que Dios pudiera derramar la Misericordia sobre el mundo; Él se dejó morir en la Cruz, para que ustedes se pudieran salvar.
Él es la Verdad. No hay otra, queridos hijos, en este tiempo.
Los espíritus impuros podrán revelarles muchos secretos, o las energías que creen conocer podrán satisfacerlos; pero si no hay oración, no hay Amor de Dios, no hay servicio, no hay ascensión de la consciencia.
Estas bases que Yo les dicto los harán dignos ante el Señor.
Y creerán que orar será algo rutinario, pero en este tiempo es el portal que se abre para la liberación del mundo, en todos los Centros Marianos que Yo he consagrado a la devoción de Mi Inmaculado Corazón.
Aurora es ese Centro que Yo consagré desde el principio, cuando Mi Luz, la Luz del Amor de Dios, posó Sus Pies sobre este lugar.
Muchos creen que esto todo fue una locura y que aún lo sigue siendo. Miren el interior de sus hermanos y verán los frutos que Yo he conseguido realizar, de forma simple pero verdadera.
El mundo busca lo que satisface sus deseos y se aparta de Dios. Por eso sufre y no encuentra la Luz, se pierde en las tinieblas y sucumbe en los infiernos de la consciencia; cuando están sumergidos en el error, en la perdición, en el engaño y el sufrimiento, ¡ahí recuerdan a Dios!
Pero como Él sabe que la humanidad es muy frágil y débil, Él envía a Su Sierva para que sus ojos del corazón se abran a reconocer la Luz que viene del Cielo y de todo el Universo.
Queridos hijos, trabajaré con los que estén Conmigo hasta el final. No necesito que Me prometan nada, solo que hagan lo que les pido de la mejor forma posible.
Agraden al Corazón de vuestro Dios ofendido y mediten en Su Presencia a través de la Eucaristía; y que la oración siempre los eleve a lo Alto, así como Yo los elevo en Mis brazos a la Casa del Padre Celestial.
Hoy vengo a traer la quietud para sus espíritus, la serenidad para sus almas y la restauración para sus cuerpos.
No podré prometer, queridos hijos, que las batallas espirituales en este mundo cesarán. Mientras haya guerra y matanza de animales en la humanidad, el sufrimiento existirá.
Por eso, Yo los llamo a la oración; para que sus cuerpos, células y átomos se puedan elevar y perciban, finalmente, que no es necesario comerse a otro, a otro Reino semejante, tan amoroso e insignificante a sus ojos.
El Amor de Dios es lo que permite mantenerlos en la unidad.
Por más que lo que hoy les digo, queridos hijos, sean siempre las mismas palabras, es porque hoy todavía no han elevado sus corazones hacia Mis pedidos.
No cierren sus corazones por nada. Yo siempre los mantengo en Mis brazos para que puedan ver a Jesús y Su Corazón, que resplandece en este Universo.
Él es el Sol que los guía.
Yo Soy la Estrella que les indica el camino para poder encontrar su verdadero amanecer en la presencia de Aurora.
No se desesperen, pero no sean ingenuos. Acepten vivir la reconciliación, para que en el mundo se establezca la paz.
Estoy unida a cada corazón que hoy ha orado Conmigo sinceramente; porque Dios reconoce las ofrendas de todos Sus hijos y agradece su esfuerzo.
Ahora, queridos hijos, ante los Tronos del Padre, de los arcángeles, de los elohim, de los coros y ejércitos celestiales y de los ángeles de la guarda, que han sigo desterrados por las criaturas de este mundo que no aceptan el Amor de Dios, junto a ustedes y a cada peregrino oraré por el mundo con una simple proclamación.
Coloquen sus manos en recepción para que reciban el mayor regalo del Universo: el Amor de Dios que se fundirá en sus corazones y en el Corazón de Dios.
Padre del Universo, escucha la Voz de Tu Servidora
y enciende en los corazones la Llama de Tu Sagrada Presencia.
Perdona a la humanidad por su continuo sueño y despierta,
a través de Mi Aurora, a todos los que duermen.
Líbéralos de la ingenuidad. Llévalos hacia el servicio
para que encuentren Tu Paz y Tu Amor.
Derrama, a través de Mi Corazón bondadoso y servicial, todos Tus Dones
y concreta Tus Obras en todos los corazones del mundo.
Envía a Adonai, ¡Oh Padre Amado!, a Tus ángeles de Luz, para que derramen
Tu Misericordia sobre aquellos que Te niegan y no Te escuchan.
Ten Piedad, Señor, por los que son ignorantes y cierran su corazón a Tu Llamado.
Que en la última hora de este mundo las almas encuentren Tu Camino
para llegar a Jesús, y que Jesús los lleve a todos hacia Tu Reino de Poder Celestial.
Hoy dejo a Tus Pies, Padre Universal, a cada una de Tus criaturas,
para que no hagas temblar en ellos Tu Justicia,
sino que enciendas en sus corazones la Compasión infinita de Tu Espíritu.
¡Oh, Señor del Universo!, cierra las puertas inciertas en este mundo.
Perdona a los que no hacen bien las cosas y se olvidan de Ti.
Compadécete de los que destierran, de los que sufren el exilio.
Y muéstrate con Tu Faz, con Tu Gloria y con Tu Amor
a cada ser de este planeta, para que por Mi imploración y Mi alabanza a Ti,
Emmanuel, el Plan pensado por Tu Mente Única se cumpla hasta la Nueva Humanidad.
Amén.
Fray Elías del Sagrado Corazón:
Cantemos Ave María, en la Presencia de nuestra Madre.
Los encontraré siempre en la oración del corazón, sagrado refugio de las almas que esperan el retorno de Cristo.
Les agradezco por responder a Mi llamado y por orar por la consagración de las Américas a Mi Inmaculado Corazón.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Fray Elías del Sagrado Corazón:
Hermanos, siempre es muy bueno que intentemos guardar en nuestro corazón ese Amor que nos trae María, este Amor que todo lo comprende, que todo lo alcanza, que todo lo puede, y que Ella sabe, por encima de todo, que está dentro de nosotros: el Amor de Dios.
Ella vino con ese Amor de Dios, con esa Fuente del Amor y de la Unidad del Padre, a ofrecerlo no solo a nosotros, sino también a todos aquellos que no lo quieren aceptar.
Y María, pacientemente, a través de cada encuentro, nos decía que va intentando reconstruir, trabajar en cada uno de nuestros seres, esa conquista, ese triunfo del Amor de Dios en nuestros corazones, en nuestras vidas.
Que es ese Amor de Dios, según María, lo que nos va a ayudar a enfrentar estos tiempos, estos momentos difíciles que está viviendo la humanidad y que Dios se servirá del amor que nosotros le ofrezcamos para que también Su Obra se pueda cumplir.
Queríamos, sintéticamente, simplemente relatar cómo fue la Aparición de hoy, pues es importante, para que todos puedan llevar esa imagen, esa misión que María trajo a través de Su Presencia.
Cuando llegó aquí, Ella se mostró, como siempre se muestra, como la Virgen María. Hoy, su Manto, el Manto que la cubría, era la Bandera del Uruguay.
Y en un momento, cuando comenzó a dirigir Sus palabras, se aproximó más hacia nosotros para irradiar ese Amor de Dios, el Manto que caía por detrás de Ella, que formaba ese Velo que iba hasta los Pies, tenía las banderas de todas las Américas, de todas las naciones de América.
Y mientras hablaba, a pesar de que hablaba, Ella iba orando por cada una de las naciones, por cada uno de los miembros que forman las naciones y por cada uno de los presentes que estaban coligados con Ella en este momento.
Y cuando comenzó a aproximarse aquí, a aparecer como siempre lo hace a través de una esfera dorada de luz que viene del Universo Celestial, que comienza a dirigirse hacia el planeta hasta localizar este lugar espiritualmente, Ella comenzó a descender y a abrir varios Cielos a través de una columna de luz.
Y mientras esa columna de luz descendía con cantos de los ángeles, las almas perdidas, las almas que estaban presas en los infiernos de este mundo, comenzaban a elevarse a medida que Ella descendía.
Y allí fue cuando Ella apareció, y se mostró esa Madre que estaba con el Manto del Uruguay.
Así que, solamente queríamos relatarles eso para ustedes, para que realmente confiemos que todo lo que está sucediendo es lo que tiene que suceder y que tenemos que, como Ella decía hoy, amar esa Voluntad del Padre.
¡Gracias Madre por cuanto nos das!
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más