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Como un sol que nace en el horizonte, hoy les traigo el resplandor de Mi Consciencia Universal para iluminar sus caminos y sus corazones.
Vengo bajo la autoridad maternal y divina que el Padre Celestial Me concedió desde el primer momento en el que Su Sierva le dijo “sí” al cumplimiento de Su Plan sobre la superficie de la Tierra.
Bajo toda la luz del Universo, hoy vengo a su amoroso encuentro para disipar y transmutar aquellas fuerzas del mal que aprisionan y condenan a las naciones y a sus pueblos.
Vengo para rendir honor y poder al Nombre de Dios en cada uno de Sus siervos y discípulos de Cristo. Bajo esa poderosa autoridad divina vengo a encontrarlos y hacerlos partícipes de la Verdad que brota del Corazón del Padre Eterno para cada uno de Mis hijos que dijeron “sí” a Su Voluntad.
Es así, queridos hijos, que los vengo a sostener y a consolar.
Vengo para animarlos a renovarse en Cristo, para que ustedes puedan presenciar en el semejante la existencia de Cristo, más allá de lo humano y de lo que es mortal.
Vengo para que le den valor a su mundo interior y a todo lo que ese mundo interno recibió de parte del Universo y de las experiencias de la vida.
Hijos, estos tiempos colocarán a cada hijo Mío frente a la verdad, a su propia y clara verdad interna y personal para que, antes del momento más culminante del Armagedón planetario, ustedes ya hayan resuelto, dentro de sí, todo aquello que los separa de Dios.
Por eso, los invitamos no solo a orar por las naciones sufridas del mundo, los llamamos para sostener un tiempo que nunca vivieron ni atravesaron.
Los estamos conduciendo hacia el camino del Amor y de la sólida Hermandad.
Por eso, todas sus noches oscuras pueden ser momentos de luz, en los que la llama de la fe y de la confianza, por más pequeña que parezca dentro de ustedes, los ayudará a cambiar y a trascender los difíciles momentos que enfrenta el ser humano.
Pero no se olviden, hijos, que Yo estoy aquí en silencio, esperándolos, aguardando que cada uno de ustedes Me llame y Me pida lo que necesite.
Pero sepan que ya dejaron de ser Mis niños, ahora son los nuevos apóstoles de Cristo, los que con esfuerzo y sinceridad asumen responsabilidades y situaciones mayores.
Anímense todos los días a morir para sí mismos, por más que duela, por más que parezca difícil. Mueran para sí mismos todos los días, así Mi Hijo estará en ustedes y ustedes estarán en Él, ayudando a cumplir Sus más profundas aspiraciones, ayudando a redimir a esta humanidad enferma a través de su redención personal y colectiva.
Sé que no es fácil mirarse a sí mismo, pero vean la Luz Divina que Dios concibió en ustedes y en esa Luz poderosa e inextinguible busquen la unión y la Paz de Dios.
Yo estoy a su lado, soy la Madre que los ampara y que los comprende.
¡Les agradezco por escuchar de corazón Mis palabras!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Mientras, por un lado, la mayor parte de la humanidad está sumergida en el sufrimiento y en el dolor, por otro lado, existen almas que claman a los Cielos y ese pedido, que proviene del corazón, es el que permite mantener el equilibrio espiritual y mental de la humanidad.
Aunque existan acontecimientos dolorosos, el pedido de las almas orantes permite atraer hacia la Tierra la intervención divina, angélica y cósmica y, de esa forma, las almas son beneficiadas.
Vengo en este día para agradecer el trabajo maravilloso que cada alma orante, que cada grupo de oración y que cada país le está ofreciendo a Mi Corazón a través de la Oración por la Paz en las Naciones.
En estos últimos tiempos los corazones que sostienen este trabajo de oración consiguieron establecer en sí mismos esa filiación espiritual Conmigo; eso también permite derrotar muchos planes malignos y, a su vez, fortalece a las almas en el cumplimiento del Propósito de Dios.
Por esa razón, hijos Míos, envío y derramo Mis bendiciones sobre cada hijo Mío que cada día se esfuerza por aliviar Mi Corazón de todo lo que ve del mundo, como también por abrir la puerta para que Yo pueda interceder por todos.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Mientras, por un lado, la consciencia del planeta refleja una humanidad dividida por las guerras, el hambre, la desigualdad y los conflictos, por otro lado, las esencias de este tiempo atraviesan su gran definición.
Les pido que se tomen de Mi Mano para que Yo pueda unirlos a todos y, así, pueda conducirlos por el camino del amor y de la reconciliación.
Mi enemigo está consiguiendo infiltrarse incluso dentro de la vida religiosa. Él proyecta fantasías, estimula ideas y genera desencuentros, despertando en los corazones grandes desánimos y decepciones.
Él intenta desarmar por todos los medios Mis proyectos, pero no lo conseguirá. Ya se dio cuenta de que perdió, por eso coloca toda su furia en las mentes humanas y genera muchas contrariedades donde no existen.
Por esa razón vengo a pedirles que se protejan, que se consideren los unos a los otros y que no salgan ni un segundo de Mi Corazón, porque así Yo los ampararé y los tendré en Mis Brazos.
Todo lo contrario a la luz que en este momento pueda estar sucediendo será una apariencia creada por Mi adversario.
Sumérjanse en la oración del corazón, cumplan las liturgias diarias y sobrevivirán. Porque tiempos más complejos llegarán y los corazones deberán estar más unidos que antes para soportar los últimos y definitivos embates.
Estoy en oración por ustedes. La Mujer vestida de Sol en este momento está corriendo al desierto.
La puerta del Armagedón ya fue abierta en este último agosto.
Vigilen y no se dejen confundir.
Estoy a la retaguardia de Mis hijos.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Queridos hijos:
Con toda la alegría y la maternidad de Mi Corazón Inmaculado hoy los vuelvo a encontrar en este hospital de almas enfermas para que, bajo la gloria del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, todas esas consciencias, así como las consciencias enfermas de este mundo reciban la Gracia de la liberación.
Quise volver a este lugar de enfermos mentales para enseñarles, queridos hijos, que la humanidad sufre a lo largo de los tiempos esa dolencia a causa de que esas almas no reciben amor, compasión ni cariño de alma a alma.
Hoy día la mayor parte de la humanidad atraviesa graves problemas mentales debido a varios factores espirituales y humanos.
El primer factor que influye mucho en la sanidad mental de las almas es la falta de amor y de oración diaria.
El segundo factor que afecta a la humanidad de este planeta es la destrucción de los Reinos Vegetal y Animal principalmente; esto abre grandes puertas inciertas sobre la consciencia humana, la que día a día y sin detenimiento aniquila a millones de animales en el mundo, generando en esas pequeñas consciencias no solo sufrimiento, sino también un horror indescriptible.
El tercer factor que afecta a la mentalidad humana es la falta de consciencia o de atención en las actitudes diarias, en generar odio, enemistad, en el fracaso material y económico; estos factores abren más puertas, las que hacen de la humanidad una civilización primitiva, capaz de autodestruirse a través de sus acciones.
La cura para todo esto, hijos Míos, es la comunión con la Creación y en especial con la naturaleza.
Su Madre Celeste llega al mundo para ayudarlo en la gran enfermedad espiritual y mental que atraviesa.
Es así, que Mi Corazón de Madre tiene mucha compasión por los que sufren estas dificultades. Esas almas se ofrecieron por muchas más para equilibrar las faltas de la humanidad, pero también las dificultades mentales son producto de la ceguera espiritual humana, de la falta de paz interior y de un profundo desconsuelo.
Como la Madre de todos los enfermos deseo, queridos hijos, que sus consciencias despierten a la realidad y todos los días cambien un poco más, para hacer de sus caminos, caminos victoriosos hacia Cristo y hacia el Padre Dios.
Que todos acepten la equivocación humana y que en sabia penitencia, el mayor número de almas de este planeta pueda reparar, al menos con sus oraciones, lo que la mayoría de las consciencias cometen con acciones sobre los Reinos Menores y con la propia humanidad.
¡En el nombre de la Luz de Dios necesito, queridos hijos, que den ese paso por Mí!
Como soy la Madre Celeste, sé que no toda la humanidad cambiará, y todo lo que hoy vive el planeta y lo que vivirá es por descuido, negligencia y terror.
Les pido, Mis amados peregrinos, que sus grupos de oración se conviertan en células de Mi Consciencia Divina, que realicen sus oraciones diarias y semanales por todo el planeta, para que la mayoría de las almas adquiera la Gracia del despertar y de una consciencia mayor.
Hoy, a pesar de como Yo veo al mundo, Me voy de aquí más tranquila, porque veo una respuesta sincera y ardiente de Mis hijos de San José de Río Preto, algo que todos son invitados a vivir.
Los amo, los amo mucho y con todo el Amor Infinito de Dios, les doy las Gracias de Mi Corazón.
Tengan fe y perseveren, únanse por encima de ustedes mismos, sean portadores de Mi Paz Celestial.
Siempre estaré con ustedes hasta el fin de los días.
Les agradezco por responder a Mi llamado.
Los unifica en el Señor,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz y Madre de los enfermos
El divino diálogo entre María Santísima y Jesucristo, Su Hijo Amado
María Santísima: Hijo, sabes que las almas en su naufragio necesitan de Tu ayuda. Te pido, Adorable Hijo de Dios, que Te aproximes a los más débiles, que por sus errores y faltas pierden la Gracia de conocerte.
Mira, Querido Hijo, cuántos siguen Tus caminos y se esfuerzan por vivirlos.
Jesucristo: Clementísima Madre, escucho con atención y gracia Tu dulce y amorosa voz, así como la escuchaba cuando aún era muy pequeño y estaba en Tus brazos.
¿Cuándo será el momento en que los hombres se abrirán para conocer el poder de Tu Amor?
Mi Corazón se avergüenza cuando las almas no son dignas de proclamarte y reconocerte como la Madre del Mesías y la Corredentora, porque en este misterio, Tú siempre fuiste la silenciosa mujer de Nazaret que soportó todos los martirios junto a Su Hijo, en profundo silencio.
María Santísima: Sí, Hijo Amado, en Tus palabras se trasluce la verdad y la importancia del mensaje. Mi Paz todo lo alcanza, y no Te aflijas, Santo Rey, porque aún existen corazones verdaderos y santos que Me viven y Me glorifican; en ellos están las bases de la obra que el Padre Me ha confiado, en ellos edifico la verdadera iglesia celestial, libre de bienes y de poderes humanos.
Jesucristo: Es esa iglesia interior que Yo espero proclamar en honor a Mi Padre y por cada criatura de la Tierra que día a día pierde su filiación con Dios.
Santísima Reina de los Cielos, es por esa divina causa que Te he confiado, en Tus manos y Corazón, a toda la humanidad para que Tú, Arca Sagrada del Espíritu Santo, seas el portal por donde todos Tus hijos puedan pasar.
María Santísima: Por eso te ruego, Divino Hijo, que ayudes a Tus rebaños dispersos por el mundo, para que se unifiquen y solo exista un único propósito en cada corazón humano.
Desearía, Amable Señor, que Tú pudieras erguir en cada espíritu Tu verdadera iglesia celestial para que, fundando miles de ellas en los corazones, las criaturas reconozcan que Tú eres el Rey del Universo.
Jesucristo: Amada Madre del Mundo, Tus súplicas son para Mí caricias y ternuras celestiales de una Madre bondadosa e incansable, que nunca descansará hasta ver a todas las almas en el Paraíso.
Tu divina intercesión, Querida Madre, es motivo de Gracia, de Misericordia y de Gloria. Responderé al llamado de Tu Corazón Purísimo, pues Tus santos ángeles Me han hecho saber que en la Tierra tienes ejércitos orantes que están despertando por Tu Amor.
María Santísima: Sí, Glorioso Hijo, en la Tierra están despertando nuevos ejércitos, rebaños Tuyos que estoy congregando para que finalmente sigan un único camino: el camino del amor.
Por eso, Precioso Rey, estoy pidiendo a todos los ángeles y, especialmente al Ángel de Portugal, que reúnan a todas las consciencias angélicas para que la divina obra de redención se realice en todos los corazones aún no redimidos.
Por eso, revisto con Mi manto celeste a cuantos aceptan Mi convocatoria, pues Mi más íntimo deseo es que Tu Corazón sea glorificado para que el Padre sea glorificado y los acontecimientos cambien.
Jesucristo: Comprendo, Santísima Madre, el propósito que llevas adelante, por eso reforzaré Tus ejércitos angélicos para que las almas sean retiradas de la ilusión y del engaño terrenal.
Enviaré a más consciencias ultraterrestres para que los corazones despierten y sean portadores del Proyecto de Dios, el que Nuestro Amado Padre ha pedido que sea realizado en este tiempo.
María Santísima: Por eso, Hijo Primogénito, sembraré flores en jardines internos para que las almas sientan la existencia de su pureza original.
Verteré gracias inexplicables en corazones que no las merecerían, para que ellos se reconozcan dignos hijos de Dios. No dejaré, Bendito Hijo, que nadie parta de este mundo sin tener consciencia de que el amor todo lo puede cuando el corazón se abre para experimentarlo.
Jesucristo: Es ese misericordioso amor, Divina Madre del Cielo y del Universo, que aún no es vivido ni aceptado. Es el amor de Mi Corazón manso, que derrama Su Sangre de luz sobre el planeta y que todavía espera ser apreciado por todos los hombres.
Es ese amor celestial que espera ser aceptado por cada consciencia, especialmente por aquellas almas que nunca conocieron el amor. Mi Corazón se glorifica cuando los corazones viven los sacramentos y, más aún, Mi Corazón se llena de gratitud cuando las criaturas responden al llamado del Cielo, sea cual sea.
María Santísima: En Tu divina plenitud, Amado Jesús, las almas encuentran su fortaleza y las puertas a la redención se abren tantas veces intentando que las consciencias terrestres las puedan cruzar.
Por eso te ruego, Queridísimo Hijo de Dios, que ayudes con Tu bondad y Misericordia a todos los que las necesitan, para que se animen a dar el paso y ya no pierdan tiempo ni espacio en la superficialidad de la vida.
Prometo, Santo Hijo, que Mi donación y amor abrirán los caminos para que Tus rebaños puedan pasar.
Jesucristo: Es una infinita gracia escuchar Tu casta y dulce voz, la que proclama sin cansancio el triunfo de la esperanza y del amor que tanto necesita el mundo.
Tu Corazón amoroso se entrega por entero en las manos de los imperfectos y Él no teme ser rechazado porque Tu confianza en el Padre no tiene límites ni barreras.
Haz, Santa Madre Mía, que cada hijo Tuyo se anime a cruzar el portal, para que finalmente Yo encuentre en Tu regazo a los que tienen sed de Mí. Calma cada corazón y resucita en espíritu a los que aún deben elevarse al resplandor del Reino de Dios.
María Santísima: Apreciado y honrado Hijo Mío, es una gracia cumplir con Tus designios, porque en Tu Corazón se guarda la máxima Voluntad de Dios, la que los corazones de la Tierra deben aprender a vivir para que el Propósito divino se cumpla.
Por último Te suplico, Amado Hijo, que cada criatura de este enfermo planeta pueda despertar al Propósito, que los velos caigan de la consciencia y que todos los que están ciegos espiritualmente puedan ver y así cumplir con Tus sagradas peticiones.
Jesucristo: Haz saber al mundo, Madre Querida, que ya estoy retornando y que Mi hora se aproxima. Haz saber que las almas deben arrepentirse y perdonarse las unas a las otras, para que abandonen la soberbia y la indiferencia humana.
Haz saber que Me complazco, Santa Madre, en los que se esfuerzan y cumplen en obediencia Mis pedidos, porque así Yo construyo Mi iglesia interior en los corazones.
Haz saber al mundo, que el gran y esperado Juicio de la humanidad está cerca y que todos deben rezar por las agresiones causadas en el transcurso de los tiempos a toda la raza y a los Reinos de la Naturaleza.
Haz saber, Madre Celestial, que pondré fin a muchas cosas.
Queridos hijos, este segundo diálogo fue vivido en el Reino Celestial con Mi Amado Hijo y hoy lo comparto con todos para que lo estudien.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los ama,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Cuando un ser y una consciencia humana se consagran al Padre Celestial, es motivo de alabanza y de Gloria en los Cielos, porque nuevamente se cumple la profecía de Mi Hijo, que en el fin de los tiempos y antes de Su retorno habrá nuevos Cristos, mansos de corazón y puros de sentimiento.
Una nueva puerta se abre desde el Cielo hacia la Tierra para que la humanidad ingrata reciba una oportunidad de salvación. Es a través del alma consagrada que un puente de luz y de misericordia se establece, cuando tan solamente la consciencia declara: “Sí, Señor Mío y Dios Mío, te acepto”.
En ese momento, queridos hijos, los portales se abren y nuevas Leyes de misericordia actúan sobre la enferma humanidad.
Quisiera, hijos amados, que todos comprendieran el valor celestial de una consagración, porque no solo una consciencia se renueva, sino que todos los que están alrededor de ese nuevo consagrado también reciben una Gracia Mayor.
Así, vean en sus corazones los pasos que Cristo dio por cada uno de Sus seguidores para que el propósito espiritual se pudiera cumplir.
Una consagración significa para el Universo un acto de rendición y de entrega; también significa la apertura para que el espíritu de esa pequeña consciencia limpie sus pecados y sea bautizado por la Luz espiritual y divina de Mi Amado Hijo.
Por último, esa consagración atrae para la consciencia la profundización de su compromiso con Cristo y se establece una importante fusión espiritual, lo que llamaría de una transverberación que sucede en el momento en que el alma recibe esa Gracia de consagrarse; así el alma no olvidará ese momento por el resto de su vida, porque se ha encendido en un potente caudal de amor.
Así les revelo la belleza que Dios concibió para cada alma de este planeta, belleza que intenta destruir Mi adversario a través del desvío espiritual. Quien se consagra a Mi Inmaculado Corazón y siga Mis pasos, sepa que no perecerá.
¡Alabado sea Dios por impulsar a Sus criaturas a la consagración espiritual!
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
El arte de aprender a ser prudente
En este tiempo final y en esta vida, la prudencia deberá volverse un arte permanente en la vida espiritual. Actuando con prudencia, impedirán que se lleven adelante muchas situaciones generadas por Mi adversario, a través de los estímulos que reciben las consciencias.
Ser prudente en este tiempo ayudará a prevenir el destino de los acontecimientos, para que así sean evitadas ciertas experiencias surgidas de la imprudencia.
La imprudencia es lo opuesto a la precisión y al ritmo. En este tiempo, en el que la humanidad se coloca en dimensiones paralelas a través de sus acciones, las imprudencias de los discípulos de Cristo no se podrán pasar más por alto.
Las consecuencias de la imprudencia llevan a la inestabilidad emocional y mental de la consciencia humana, porque es así que la humanidad se enfrenta a situaciones imprevistas sin preparación para superarlas.
Por ejemplo, las guerras como también el hambre que se viven en algunas naciones en este momento, no solo son por falta de prudencia, sino también por el resultado de una elección que va más allá del plano material del planeta.
La imprudencia genera en la consciencia diferentes grados de desconfianza e, inevitablemente, fortalece la desobediencia a la Ley de la Jerarquía, lo que genera un aprendizaje que también es imprevisto en su destino evolutivo.
Hijos, es muy importante que aprendan, en este ciclo, a ser prudentes con cierto grado de consciencia, porque la actitud de prudencia los llevará a estar siempre en paz.
La imprudencia ha despertado, en la humanidad, el dominio de las acciones de la vida, como del destino de las naciones. La imprudencia podría ser fatal, porque una acción insignificante impregnada por un impulso personal o grupal, como sucede en estos tiempos, podría cambiar el rumbo del Proyecto que el Padre ha pensado, tenga que ver con un grupo de consciencias o con el planeta entero.
La humanidad en esta era se basa no solo en la indiferencia, sino también en los complejos estados de imprudencia que llevan al desarrollo de acontecimientos inusitados e innecesarios.
En esta hora, tan aguda y crucial de la humanidad y del planeta, los actos conscientes de prudencia corregirán los excesivos impulsos de concretar, espontáneamente, acciones personales, grupales y heroicas.
Desde ahora, deben actuar como lo hace la Jerarquía, midiendo los plazos de los acontecimientos y de las decisiones con observación, neutralidad y paciencia. La cadena de imprudencias debe ser cortada por los actos prudentes de verdaderos seres espirituales al servicio del Plan de Dios.
Mientras aún hay tiempo material, aprovechen, hijos Míos, para percibir y aprender sobre la verdadera prudencia espiritual, basada en la Ley de la Obediencia y en la Ley de la Jerarquía. Para que sus consciencias puedan alcanzar ese propósito de la prudencia espiritual, deberán esforzarse todos los días para estar más atentos a sus propias motivaciones, ideas y expectativas, porque el Plan de la Jerarquía en este tiempo se trata con precaución y con mucho discernimiento.
La tarea que es desarrollada por la Jerarquía Celestial no puede ser tratada de forma imprudente y superficial. Es en ese punto que sus consciencias y corazones deben colocar la atención.
Tampoco es muy recomendable, hijos, que sus vidas y consciencias en este serio ciclo de la humanidad sean imprudentes, con expresiones impulsivas y egoicas.
Ser prudente en el Plan previsto y con la Jerarquía determinará, en este tiempo final, poder quitar de sus mentes toda idea personal, grupal, regional o mundial.
La imprudencia es la segunda enfermedad espiritual de la humanidad. Por eso, hijos, es hora y es momento de que puedan crecer, no solamente por los impulsos que trae la oración del corazón, sino también por una mayor atención que a partir de ahora deberán tener. Eso los liberará de ser deudores del Plan por los actos de imprudencia o de negligencia.
Es un esfuerzo mayor para toda la Jerarquía Espiritual de la Luz acompañar la realidad de este planeta. En este momento, Ella premedita antes de tomar decisiones. Esto es así, queridos hijos, porque estamos en tiempos de batalla y de profundas definiciones; por eso los alerto con todo el Amor de Mi Corazón de Madre para que cada día estén menos distraídos, más silenciosos y atentos a los acontecimientos finales que se avecinan.
Esa actitud, de un verdadero ser pensante y consciente de todo lo que debe cumplir ante el Plan, ayudará también a disolver el hipnotismo global de indiferencia humana, situación que no le permite a las almas percibir el sufrimiento planetario que existe en cada pueblo, en cada nación.
Pidan con fe para que, todos los días, el Santo y Divino Espíritu los ayude a construir las bases de una verdadera y consciente prudencia espiritual; así estarán reformando la consciencia mental del planeta, que está bastante alterada y cargada.
Me uno a cada corazón orante que se abra para crecer interiormente y sin distracción.
¡Les agradezco por ser prudentes y atentos de corazón!
Los ayuda extraordinariamente,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Prudencia: cualidad o virtud que consiste en actuar con reflexión y discernimiento para distinguir entre lo bueno y lo malo, y así evitar peligros y daños innecesarios.
Un urgente llamado a la oración por la Paz
Mis muy queridos hijos del mundo, siervos predilectos de Mi Corazón:
Hoy en nombre del Bien Mayor y de la Misericordia de Dios vengo para pedirles nuevamente que recen un misterio del Santo Rosario todos los días durante los próximos seis meses, para evitar la propagación infernal de una cruel guerra entre las naciones de Medio Oriente. De no ser respondido este llamado como parte de la súplica de Vuestra Madre Celeste, ustedes verán con sus propios ojos mucha sangre correr, desesperación entre los pueblos y más atentados que afectarán a más almas inocentes.
Quisiera, hijos Míos, que esta convocatoria a la oración fuera expandida por los cinco continentes y en todos los idiomas posibles, porque sé que aún hay almas que esperan escuchar Mis palabras y reconocer Mi voz en ellas.
Hijos Míos, el tirano moviliza sus más de cuatro mil ejércitos de ángeles caídos para dominar la consciencia frustrada e inocente de Mis hijos de Medio Oriente.
Pido que los que puedan, ofrezcan en los próximos seis meses el misterio del rosario en lengua árabe y hebrea, para que así los poderes de la oración abracen a más corazones y a más planos de consciencia.
Les digo, Mis pequeños hijos, que la humanidad que ya está perdida, ostenta una conquista del planeta que no es real y que es impulsada por los demonios.
Como Mi adversario sabe que Yo estoy caminando por Europa para evitar que la guerra de todos contra todos se expanda por esta parte del hemisferio, él utiliza todos sus armamentos explosivos y a todas las almas que están comprometidas con esa realidad y que quedan condenadas al infierno terrestre, del que no consiguen salir.
Queridos hijos, ya llegó el momento de que corran junto con Vuestra Madre al desierto interior en donde nos refugiaremos, con la oración, de todo mal y estaremos a salvo.
En esta hora en la que la batalla definirá el momento del retorno de Cristo, Yo los invito a tener un corazón perseverante, humilde y sincero. Si ustedes, hijos Míos, se aman los unos a los otros, iremos desarmando el plan de Mi adversario de disipar la fe y el amor verdadero entre las consciencias. Yo los despierto en esta hora a una verdad que quiere ser ocultada por muchos.
Oremos con la firmeza del corazón y en confianza de que todos los ángeles del Cielo los auxiliarán en esta batalla final donde la Mujer Vestida de Sol vencerá a Su eterno enemigo a través del potentísimo caudal del amor.
Difundan Mi llamado y háganle saber al mundo que todo el Universo está atento a lo que en él sucede.
Que los corazones recuperen su inocencia y su pureza para que así triunfe Mi Inmaculado Corazón.
¡Les agradezco por acompañarme en esta misión de redención!
Los ama y los comprende,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Queridos hijos:
Mientras las puertas a la Misericordia de Dios están abiertas, Yo los invito a que en este año de nuevo jubileo, ustedes realmente consigan adoptar en sus vidas actos de misericordia para sustituir los actos de indiferencia y de rechazo en la consciencia humana.
Como las puertas del nuevo jubileo de la Misericordia están piadosamente abiertas para todas las almas, Vuestra Madre de la Misericordia desea ver sus corazones plenos de la Misericordia de Dios.
Queridos hijos, aún hay mucho que perdonar y redimir dentro de ustedes, sean más inteligentes que Mi adversario y sumérjanse a tiempo en el océano de la Misericordia de Mi Hijo para que pronto sus faltas estén más equilibradas ante la Ley del Señor.
Verdaderamente Yo los estoy invitando a que día a día sus almas reconozcan el tiempo de la Misericordia de Dios, el que viene al encuentro de una humanidad pervertida y distanciada de la esencia de su verdadero propósito. Pero si cada vez existen más corazones que en arrepentimiento y perdón piden por esa Misericordia Celestial, la soberbia y la arrogancia humana serán sustituidas por la divina y santa humildad.
Queridos hijos, aprovechen este momento de importante expiación; a través de la oración del corazón muchas cosas podrán ser reparadas, y el Corazón de Vuestro Padre Celestial a través de sus oraciones, tendrá un motivo para ayudarlos y encaminarlos hacia el bien.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los eleva a través de la Misericordia de Dios,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más