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En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Un Rey es el mayor esclavo de Dios en el universo. No hay corona que lo engrandezca, no hay poder que lo vanaglorie, no hay autoridad que lo sostenga, porque un verdadero Rey es un rey donado de corazón.
¿Ahora, comprenden cuál es Mi Gobierno?
Aunque Yo morí en la Cruz por muchos de ustedes e inclusive morí por los que sabía que no serían consecuentes Conmigo, el Rey en Su gloria celestial no fue coronado por poderes o riquezas, sino fue recibido por los ángeles del Cielo, con la misma humildad humana que su Maestro Jesús pudo vivir aún encarnado en el mundo y entre ustedes.
Es tan humilde el Poder de Dios que envió a Su Hijo a la Tierra para que todas Sus Criaturas en esta superficie del planeta, más allá de cualquier condición o situación, aprendieran sobre el poder de la Humildad de Dios.
Porque Él no podría estar presente en Tres Personas, Padre, Hijo y Espíritu Santo, si Su Humildad no fuera la premisa de Su Existencia. Y es la propia Humildad de Dios que expresa Su Ley, centro de la vida universal y divina, regido por el Amor y la Unidad, Fuente y manifestación de todo lo creado, Luz infinita que guía a las consciencias más allá de cualquier condición.
Por eso, busquen en este tiempo, a través de Mi ejemplo y el ejemplo vivo de Dios, la humildad de la vida, porque el mundo ha perdido la simplicidad y la inocencia para aprender a amar bajo cualquier condición.
Así, Yo los llevo a través del camino que siempre espero, el camino de los Cristos del Nuevo Tiempo; de los que, a pesar de todo, tienen claro cuál es la propuesta de vida que Yo les ofrezco en este momento planetario, en el que todo está en peligro.
¿Ahora, comprenden la importancia de las almas para Mí?
Cada una trae algo precioso de Dios para aportar en esta experiencia de la Tierra. Y eso precioso que trae cada alma, que es un don y una Gracia, no puede quedar en vano, no se puede desperdiciar o perder.
Por eso, Mi silencio se hace presente cuando Mis escogidos no comprenden Mis Caminos y Mi Voluntad; porque tienen que recordar, todos los días, que Yo les ofrezco el camino de la santidad, no como ustedes tal vez la comprenden o la entienden.
El camino de la santidad es el camino de la simplicidad, de estar libres de cualquier o toda arrogancia, de cualquier o toda soberbia, de cualquier o toda ambición que puedan tener en esta vida.
En el final de esta escalera espiritual y celestial que les presenté, verán mostrarse la puerta estrecha, puerta a la que le ha llegado el tiempo de presentarse espiritualmente a la humanidad para que las almas decidan qué harán de sus vidas.
Mi aspiración es que todos puedan atravesar esa puerta estrecha, la que nada personal podrá atravesar ni tampoco nada espiritual, sino un absoluto y único vacío de ustedes mismos para que, después de atravesar esa puerta estrecha, en el universo de lo desconocido, ustedes puedan recibir lo que Dios tiene guardado para cada uno, que no es nada material, sino profundamente espiritual, anónimo y secreto. Esos tesoros que celan los santos ángeles hasta que las almas encuentren en sus caminos esa sagrada puerta estrecha que los libera de sus propias ambiciones y arrogancias, la puerta estrecha de Dios que los convierte en nada.
A medida en que se acerca el final de los tiempos, la aproximación de la puerta estrecha de Dios será más evidente en la vida de las almas. No pasará mucho tiempo hasta que las almas encuentren, delante de sí mismas, esa puerta estrecha de Dios. En ese momento y en esa hora, cada uno de ustedes ante Dios y el infinito tendrá la chance de dar el paso y de decidir el próximo paso.
¿Será que delante de este momento de la humanidad y de todo lo que el planeta está sufriendo, las almas se dan cuenta que están delante de la puerta estrecha de Dios?
¿Cómo retroceder ante un maravilloso misterio que los espera? Misterio que espera dejar de ser un misterio para ser una revelación a través de la fuerza de la fe que sostiene la vida y la existencia.
Quiero que sepan que su Maestro y Señor, Jesús Cristo, en el Huerto Getsemaní, en la hora de Su más crucial y profunda agonía como un ser humano al igual que ustedes, como un ser de carne y hueso al igual que ustedes, como un alma al igual que ustedes y como un espíritu al igual que ustedes, estuvo delante de la puerta estrecha de Dios.
¿Cómo es que Dios se coloca ante Su propio misterio? ¿El propio Dios Vivo, a través de Su Hijo, delante de Su propia puerta estrecha?
¿Cómo entender esta grandiosidad del Amor de Dios que solo intenta impulsar a las almas y a las consciencias de la Tierra a aumentar los grados de su amor y de su perdón?
¿Dios acaso se miró a Sí mismo, delante de la puerta estrecha en el Huerto Getsemaní?
¿Cómo era que el propio Dios bebiera de un Cáliz que no le correspondía, pero era el propio Dios a través de Sus ángeles que le ofrecía a Su Hijo en la Presencia del Dios Vivo?
¿Cuál es ese misterio de la Eucaristía? ¿Por qué comulgar de un pan y de un vino transustanciados? ¿Por qué es necesario servirse de un sacrificio que ya fue?
¿Por qué Dios se dio a todos ustedes a través del Cuerpo y de la Sangre de Su Hijo?
¿Por qué Dios, a través de Su Hijo, justificó todos los errores del mundo hasta el final de los tiempos?
¿Para qué un Ángel Celador de Su Cuerpo Eucarístico en los niveles eternos de la Vida Divina?
¿Por qué Dios perdonó lo que Él creó a Su imagen y semejanza?
¿Cuál es la esencia de Su misterio eucarístico?
¿Por qué Él vino a enseñarles, a través de Su Hijo, sobre el Amor y el Perdón?
Yo tengo la respuesta, compañeros, el misterio de la Eucaristía, de la Última Cena, pasando por el Huerto Getsemaní, la Vía Dolorosa y la Muerte y agonía en la Cruz, es la gran clave de la donación de las almas por algo que desconocen absolutamente y que, por sí mismas, las almas y las vidas de las personas no pueden controlar.
He aquí el misterio de amar lo absoluto y desconocido. He aquí el misterio que deja de ser misterio para que la vida de las almas sea regida por la Santa Voluntad.
Es así que todas las señales fueron dadas, desde el Nacimiento de Cristo hasta Su Muerte y Resurrección, así como hoy las señales les son dadas a las almas que buscan a Cristo.
En el Cielo no existe lo que para ustedes es ideal; en el Cielo solo existe Amor, Unidad y Sacrificio. Es en donde el Amor del Padre se vivifica, se amplia y se multiplica infinitamente para los que buscan la Verdad.
Por eso, siempre les dije y les vuelvo a decir que la Verdad los hará libres. He aquí la Verdad de Dios viva, materializada en Consciencia Divina y Espiritual a través del Sagrado Corazón del Señor.
Esto es lo que tengo para ofrecerles en este momento, que sus seres, y sobre todo sus almas, sepan beber de esta Fuente y no desperdiciarla; porque, así como la Fuente de la expiación brota de la Tierra como un manantial inagotable, así también se puede secar y desaparecer para que las almas vivan la etapa de su desierto espiritual, así como su Maestro y Señor, el Cristo, lo vivió en cada paso del Calvario.
Canadá debe ser el país del renacimiento, el renacimiento espiritual para la Nueva Humanidad. Sé que esto hoy no lo comprenderán, pero está escrito en el Corazón del Padre, así como está escrito en el Corazón del Hijo y así como fue escrito en el corazón del ángel de este país, el Ángel Sariel, el ángel guardián de los elementos creadores de la vida, el ángel protector de la Creación que rige a Canadá.
Espero que todas Mis Palabras no se disuelvan de sus consciencias y que no escuchen como siempre han escuchado, porque ha llegado el tiempo y la hora de cerrar Mi tarea con todos ustedes.
Y en esa hora y en ese momento será el gran tiempo de los apóstoles, de los que a través de su propio Cristo Interno caminarán para cumplir la Voluntad de Dios, así como Yo les enseñé con paciencia en estos tiempos.
Les agradezco por escuchar atentamente Mis Palabras.
Dios los bendiga en este camino de constante transformación.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Así como Cristo, en cada paso del Calvario y en Su entrega en la Cruz, experimentó la Gracia de ser sustentando por Dios y también el desafío de vivir Su entrega como un Ser Divino-humano; así también, hijos, cada uno de ustedes deberá vivir su definición y su entrega en este tiempo.
Vivirán momentos en los que la Gracia Divina estará sobre sus corazones y sus consciencias y, a pesar de las dificultades del camino, él no será tortuoso porque la fortaleza espiritual los sustentará.
Sin embargo, también vivirán momentos en los que su condición humana será colocada a prueba, para que de ella emerja la condición divina. Y, en esos momentos o pruebas, sus corazones deben aprender a observarse, para que así puedan ir más allá y no se detengan.
Cuando el vacío, la soledad, el peso del mundo y de la desesperanza toquen las puertas de sus consciencias, sepan que es el momento de ir más allá y dejar que Dios manifieste Su Poder y Su Gracia, no de afuera hacia adentro, sino de adentro hacia afuera; es el momento de que sus células, en el ápice de su limitación, vean emerger la fortaleza interior y liberen la misteriosa Luz que las anima y sustenta.
Es así, hijos, que también ustedes, como células del Cuerpo Divino, verán emerger un Amor que renueva todas las cosas, un Amor desconocido que nace de la transformación de la condición humana en su potencial divino.
Sé que lo que les hablo les parece distante en el día a día, cuando sus acciones, pensamientos y sentimientos a veces son tan diferentes de una expresión de Amor Divino. Pero, Yo les hablo para que dirijan sus vidas hacia este camino y perseveren, para que se dejen quebrar y reconstruir, para que no teman el vacío o la tentación, para que, sí, reconozcan la fragilidad humana, pero no permanezcan en ella.
Ábranse para vivir la trascendencia de esa fragilidad, venciéndola a través de la entrega, de la rendición, de la oración y de la elevación de la consciencia. Y, cada vez que piensen en desistir y que crean que no pueden ir más allá, dense a sí mismos una oportunidad de recordar el propósito de sus vidas y a lo que son llamados en este tiempo.
Son llamados a ser milagros vivos, a ser Cristos del Nuevo Tiempo, a ser los últimos apóstoles y los testigos del cumplimiento del Plan de Dios en la Tierra. Y eso se hace, hijos, con la cabeza sobre el suelo y el corazón en el Cielo, en la rendición de sus vidas, para que puedan comprender la vida humana y sus hechos y acontecimientos con una consciencia madura y una mirada de sabiduría.
Perseveren y entréguense. No teman ir más allá, porque es solamente así que descubrirán el Propósito de Dios para cada etapa de sus vidas.
Tienen Mi bendición para esto.
Su padre y amigo,
San José Castísimo
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Preparar el Retorno de Cristo no será fácil. Por eso, como ya saben, contaré con muy pocos en el gran momento de Mi reaparecimiento.
Así, como fue escrito en algunos libros de espiritualidad, el Retorno de Cristo exigirá la concreción de este movimiento en el plano físico.
Los bienes materiales sufrirán una transformación para que la Ley Primera pueda volver a ingresar a la consciencia de la humanidad, ya que los Mandamientos no son vividos por todos. Esto aparta al mundo de muchas oportunidades, principalmente espirituales.
Por eso, les digo que Mi Retorno no será fácil, pero no imposible; porque los que estén Conmigo hasta el final no podrán retroceder, a pesar de lo que Yo les pida.
Y esto va más allá de algo material o concreto. Esto llega hasta la decisión interna de hacerlo sin condiciones y sin demoras; porque cada paso que Yo les indicaré a los últimos apóstoles será definitivo y le traerá consecuencias a todo el planeta, porque serán decisiones que Yo les impulsaré a dar, para que ustedes, los decididos, puedan crecer y tengan la Gracia de poder conocer de cerca el Gobierno Espiritual, que también conocieron los apóstoles.
Así, Yo podré trabajar y obrar a través de los Míos, y no perderemos tiempo, porque ya no hay tiempo, ante la grave situación planetaria.
Por eso, no se duerman. No pierdan el impulso cósmico del despertar, porque vendrá por última vez; y ustedes deberán estar despiertos, así como Yo se lo pedí a Mis apóstoles en el Huerto Getsemaní, en la cruda noche de Mi Agonía. Ahora, será semejante, aunque estemos en otro tiempo, un tiempo final.
Su atención y esmero, la dedicación de sus vidas y consciencias, deben estar puestos todos los días en alcanzar ese Propósito que está disponible para todos; Propósito de Dios que levita ante sus almas como una llama incandescente que puede guiar el camino de los Últimos Cristos, para que los Cristos del Nuevo Tiempo tengan el coraje y la valentía espiritual de hacer lo que sea necesario sin dar un paso hacia atrás, sino avanzando gradualmente en las metas y principalmente en los desafíos que Yo les propondré.
Cuando Yo les digo que Mi tiempo está terminando con ustedes, es porque comenzará un nuevo tiempo, un nuevo ciclo, y en ese nuevo ciclo y nuevo tiempo ustedes deberán caminar con sus propios pies, llevar adelante lo que Yo necesito: la Voluntad que está escrita en cada una de sus almas y que ha llegado la hora de expresarla en los tres planos de consciencia, espiritual, mental y material.
Este gran momento se aproxima, día a día. Los últimos apóstoles deberán estar vigilantes y atentos a las señales que Yo les daré, en cualquier parte de la Tierra y en cualquier acontecimiento.
Esto preparará al planeta y a la consciencia humana para cuando Yo aparezca y retorne de forma sorprendente. Porque, en verdad, les digo que nadie sabe cómo será, porque está preparado para que así suceda.
Por eso, les vuelvo a decir que no los necesito dormidos, sino despiertos, despiertos y atentos espiritualmente a las señales de Cristo. Porque cualquiera podría ser llamado para estar donde Yo lo necesite, para cumplir lo que Yo tanto espero, para concretar lo que Mi Padre necesita en este tiempo de purificación.
Yo les digo esto, como parte de la preparación para la próxima Sagrada Semana, para que después de una Cuaresma de penitencia y de reflexión, lleguen a la Sagrada Semana con una decisión ya tomada internamente, aunque no sepan cómo será después. A lo que Yo los estoy llamando es a una actitud de predisposición, esto es lo que Yo necesito para saber hasta dónde podré contar con ustedes.
Hoy, estoy aquí reunido con los bienaventurados para que les sirvan de ejemplo a sus vidas. Estoy con todas aquellas consciencias que ingresaron al Paraíso, almas que se han santificado, que oran por ustedes y por el mundo, no solo para que se establezca la paz tan esperada, sino también para que el planeta se redima.
Cuenten espiritualmente con todos los bienaventurados. Entre ellos, algunos son sus familiares que ya no están aquí, porque han ingresado al Paraíso a través del mérito de los esfuerzos de los que están aquí y que siguen fielmente Mis preceptos.
He aquí sus familiares, convertidos por Mi Amor, en el Eterno Paraíso de Dios. Porque, aunque el mundo viva la crueldad y la maldad, no habrá nada mayor que el Amor que impida que la Voluntad de Mi Padre se cumpla. Por eso, traje a sus santos familiares Conmigo.
No se olviden de que las almas del purgatorio necesitan de sus oraciones y también los niños que están en el limbo, porque ellos han vivido la injusticia a través de la muerte prematura y necesitan, al igual que ustedes, seguir ascendiendo para que alcancen el Reino de los Cielos, como lo alcanzaron los bienaventurados.
Tan solo por un momento, los bienaventurados estarán aquí para concelebrar junto con ustedes la Comunión Espiritual, para que el ofrecimiento de las almas sea más grande, impida la Ira de Dios, el descenso de la Justicia Divina sobre las naciones, para que más consciencias se puedan convertir y redimir.
Esto es todo lo que hoy necesito.
Sigan las huellas de los Sagrados Corazones para que caminen en rectitud, en la Ley, en obediencia al Plan Divino y en unidad a toda la Creación, para que se cumpla el tiempo de la paz en el mundo entero.
Hoy, sobre el altar de esta Comunión Espiritual, será colocado y otorgado el Sacramento de los bienaventurados, para que las situaciones graves del planeta y principalmente de las consciencias de la humanidad puedan recibir una asistencia y una solución espiritual.
Hagan también su ofrecimiento en esta Comunión Espiritual. Estaré agradecido.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Y preparándonos junto con Cristo para esta Comunión Espiritual, en unidad con todos los bienaventurados del Paraíso, vamos a entonar a pedido de Cristo “Pater Noster” en latín.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Como un ardiente Sol descenderé del universo para iluminar los abismos más profundos del planeta y para retirar de ellos a cuantas almas están sumergidas en esos abismos.
Esa es Mi verdadera misión de volver a la Tierra, no solo para reerguir a la familia espiritual de Dios, a todas las tribus y etnias, sino también para rescatar a los que fueron condenados a la perdición espiritual.
Hasta allí actuará Mi Divina e Insondable Misericordia, antes de que descienda el decreto de la Justicia Divina, que reorganizará a la humanidad y al planeta, para que así se pueda reintegrar el Proyecto de Dios.
Por eso, a través de los tiempos y en estos últimos años, vengo construyendo este momento por medio de ustedes y de sus hermanos; porque, así como les dije ayer, sus vidas deben ser un pilar para Mi Obra, la Obra de la redención del final de los tiempos, y los principios y valores que Dios le enseño a Su sagrado pueblo de Israel deberán estar latentes en sus consciencias y espíritus, porque los necesitarán para atravesar este momento final, que muchos no saben cómo hacerlo por no vivir la vida del espíritu, por estar alejados del Amor Mayor que proviene del universo y de la vida cósmica.
Cada vez que Yo desciendo al mundo, vuelvo a traerles, una y otra vez, ese Amor Mayor que siempre colmará sus espíritus y consciencias; es ese Amor Mayor que los impulsará a dar los pasos y a no retroceder; es lo que los ayudará a definir sus próximos caminos, porque debe haber Cristos en la superficie de la Tierra y esto ya no solo puede ser un mensaje o una aspiración.
Es tiempo de que los Cristos del Nuevo Tiempo sean una realidad, una concreción, una expresión de la Jerarquía. Por esa razón, todos se están purificando, cada uno en lo que precisa y necesita en este momento. Nada está fuera de la Ley.
Aprovechen cada momento como un impulso de ascensión y de trascendencia, como una actitud de absoluto desprendimiento y desapego; para que, en sus consciencias, siendo odres nuevos, Yo coloque vino nuevo, Yo deposite las Voluntades de Dios y Sus más ardientes aspiraciones.
Ahora, este es el tiempo de hacer una síntesis, después de haber caminado tanto hasta este presente, en el que tienen la Gracia de reunirse Conmigo, cara a cara, y de recibir a Mi Divinidad y a Mi Espíritu, al Espíritu de Cristo, que fue Quien se entregó por ustedes en la Cruz, así como se entregó por toda la humanidad, aun sabiendo, compañeros, que muchos en el final de los tiempos no Me corresponderían y no valorarían Mi sacrificio.
Pero el Amor es capaz de mucho más, es capaz de llegar muy lejos cuando se vive un amor desinteresado, abnegado e incondicional. Esto no los retiene en las cosas superficiales ni en ninguna expectativa, no quedan atrapados en ningún resultado o respuesta.
Porque un Cristo del Nuevo Tiempo tiene claro, en su consciencia, que sirve a Dios y a nadie más, y que todo lo que hace, todo lo que vive y todo lo que practica debe estar bajo esa Ley del Amor Mayor, que lo renueva y lo transfigura de tiempo en tiempo, cuantas veces sea necesario.
Esto no lo deja en el pasado, no lo deja sumergido en la tristeza ni en el sufrimiento, al contrario, un Cristo del Nuevo Tiempo tiene claros su misión y el propósito que debe cumplir en su encarnación, de una forma semejante a como su Maestro y Señor cumplió el Propósito de Su encarnación en la Tierra, cuando Yo estuve entre ustedes y entre sus hermanos.
Así, compañeros, la vida no es solo material, no es solo concreta, no es una vida de constantes problemas y sufrimientos, porque los Cristos del Nuevo Tiempo no solo caminan a través del impulso de la ascensión y de la unión con el Plan Divino, sino que también ayudan a sus semejantes y hermanos para que alcancen la misma meta, sin interferir en la decisión del otro.
La escuela de los Cristos del Nuevo Tiempo ya se estará presentando en los planos internos. ¿Quiénes serán los que se postularán a vivirla, a practicarla y a asumirla?
No es una escuela de emociones ni de intelectos, es una escuela madura de amor al sacrificio y a la sagrada renuncia, de la que muchos quieren escapar porque piensan que pierden el control y su autonomía.
Pero Dios no los quiere colocar en una aflicción, no sería el Padre Eterno ni tampoco sería Su Amadísimo Hijo; al contrario, compañeros, la puerta de Mi Corazón está abierta para mostrarles el camino, que en este último ciclo son invitados y llamados a recorrer por un solo fin, por el triunfo del Amor Redentor en el planeta, en todas las almas posibles y en todos los corazones posibles que necesitan de rescate y de redención.
Aunque no lo crean, Mis amigos, ya tienen la base para vivir esa escuela. Ya tienen las experiencias del pasado y de otros momentos cuando formaron las primeras comunidades cristianas que, a pesar de la adversidad y del peligro, sostuvieron la fe en la Presencia Crística y en el Amor Crístico; y esto hizo surgir, a través de los tiempos y de las experiencias, los frutos de la redención y de la fe de las almas, por su amor a Cristo, el Mesías.
Entonces, compañeros, en la consciencia de sus mundos internos ya está el impulso. Únanse a ese impulso y pidan a Dios la Gracia de poder ser consecuentes para responder a la experiencia de esta escuela de los Nuevos Cristos, porque es un estado interior y no protagónico, porque es un estado de silencio que habla por sí solo a través de los ejemplos y de las buenas actitudes, de las actitudes fraternas y misericordiosas.
Ya era hora de que llegara este momento, de que los Nuevos Cristos del último tiempo se presentaran y fueran una realidad. Si esto sucede, conforme el Plan Divino lo determina, muchos errores en el mundo se justificarán y se enmendarán los graves ultrajes de la humanidad de estos tiempos, para que se les conceda un tiempo más de Misericordia al mundo entero y a todas las almas que más lo necesitan en este momento, para que la puerta de Mi Misericordia no se cierre en esta última hora, sino que todos los que quedaron atrás, puedan cruzar esta puerta de la Misericordia y así tengan la Gracia de recibir la redención como ustedes la recibieron.
Hoy, pido una vez más que Aurora, como un Reino de Amor y de Luz, haga emerger esta Gracia de que Mis últimos apóstoles y compañeros sean consecuentes con la escuela de los Nuevos Cristos.
El mundo necesita de mucha ayuda, las almas se desesperan por no encontrar la paz. Ahora, ustedes que pueden ser un espejo de Mi Amor vayan y sirvan, díganle al mundo que Yo estoy retornando y que Mi hora se acerca, así como se acercó la hora del Señor en el Huerto Getsemaní.
Porque necesito, compañeros, que hoy más que nunca puedan beber del Cáliz que les ofrezco, aunque desconozcan su contenido o aun su propósito; que puedan beber, así como su Maestro bebió del Cáliz en el Huerto Getsemaní. Así, estarán más cerca de Mí y Yo estaré más cerca de ustedes y de sus hermanos.
Hoy, cierro la misión espiritual de la Jerarquía en el Uruguay, pidiéndole al Padre Su bendición para este país y para todo su pueblo, para que no sea estigmatizado por ninguna idea que no sea de la Luz, sino para que sea bendecido por el amor, la caridad y la Misericordia que debe despertar en los corazones sedientos.
Así, elevo Mi oferta a Dios, como sus corazones se elevan hacia Mí, para que seamos testigos de la Divina e Insondable Misericordia, para que los últimos alcancen su meta espiritual y su redención.
Les agradezco a todos los presentes por estos días compartidos y por estar en este Sagrado Lugar de los Ombúes, para que las raíces de la dignidad humana se fortalezcan en ustedes, para que los valores de la familia y de la vida universal florezcan y se eleven en ofrenda a Dios.
Les agradezco y les vuelvo a dar Mi Paz, para que no se olviden que deben ser paz en el mundo.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Descubre, dentro de ti, la riqueza espiritual que Dios te ha entregado. Una riqueza que despierta en este tiempo a los apóstoles de Cristo, para que este mundo se convierta y se redima a través de todos los que se autoconvocan para seguir Mis Pasos desconocidos, Mis Huellas que los guiarán hacia el Propósito de la existencia de cada ser.
Nunca debes olvidarte de la riqueza del universo espiritual que en ti habita, una riqueza espiritual que Dios te entregó en el origen y que, en este ciclo, si estás abierto la encontrarás, la conocerás y la sabrás, porque ese es Mi ardiente deseo. Esto es lo que permitirá vencer al mal. Cuando las consciencias despierten profundamente y conozcan su universo interior, toda su riqueza inextinguible y eterna; ya no habrá motivo para que el mal y el sufrimiento existan en este mundo.
Hace más de dos mil años, Yo les enseñé a través de las Parábolas sobre la riqueza de su universo interior, pero también les enseñé a permanecer en la Ley y a respetarla.
Después de tanto tiempo y ante un mundo en sufrimiento y en agonía, hoy les traigo, Mis compañeros, la riqueza de su universo interior, una riqueza que no tiene mancha ni pecado, porque es una riqueza inmaculada que proviene de la Fuente de la Creación.
Por eso, en este momento, les pido que den el paso e ingresen en el Vacío de Dios, en donde la Ley de la Impermanencia habita, en donde todo se renueva constantemente por las corrientes que proporciona el Universo Mayor. Esto despierta en las almas los dones y las virtudes que deben vivir.
Pero para que los talentos, que Yo necesito, estén presentes en este tiempo, ustedes deben dar el paso. Porque la Ley del Universo es perfecta, la Ley de Universo es correcta y abundante, y nada les faltará cuando se animen a dar el paso hacia su universo interior. Porque así, recordarán que no solo tienen un origen y un principio, sino también conocerán la razón por la cual fueron creados desde el principio, en el Génesis, y más aún, ustedes sabrán su trayectoria cósmica.
Hoy, les pido que contemplen los aciertos y no los errores, aunque sean desconocidos para sus mentes y consciencias. Esto es posible a través del impulso del Fuego de Mi Corazón, porque necesito en este tiempo, compañeros, que todos conozcan la historia de Cristo después de Su Ascensión, que no solo se remite al Libro Sagrado.
¿Alguien en este mundo se ha preguntado qué sucedió Conmigo después de Mi Ascensión?
Yo no solo subí al Padre que está en los Cielos, Yo subí también al Universo en donde se encuentra la Hermandad, para fundirme en espíritu con Mis compañeros, con todas las Sagradas Jerarquías que cuidan este Plan desde el principio.
Fue allí en donde todo se renovó, porque no solo los ángeles reconocieron Mi llegada a los Cielos, sino toda la Confraternidad reconoció la llegada del Rey; Quien, a partir de ese momento, recibió el Cetro del Gobierno de Dios, que sostengo en humildad y en servicio por las almas, así como por toda la Creación.
Por eso, ingresen a ese estado de consciencia en este momento, a través de Mi Corazón y a través de Mi Portal Espiritual que en este momento está abierto en abundancia para todos.
Unan sus esencias al Origen, unan sus consciencias a su universo interior y ya no solo se sientan personas humanas, seres mentales o emocionales; eleven a través de Mi Presencia un poco más sus consciencias y comulguen con el principio de sus orígenes en esta Creación, porque en el centro de sus corazones brilla la Estrella de la Hermandad, que los impulsa a seguir adelante a pesar de los tiempos difíciles. Esa Estrella los anima a vivir los aprendizajes con amor y perdón y, a pesar de los errores que puede cometer el mundo en este tiempo, todos los que estuvieron una vez allá arriba en el Universo …
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
El Señor señala, en este momento, los Cielos.
… volverán a recordar quiénes verdaderamente son. Así, comprenderán que no son solo materia, que son espíritu, alma y divinidad unidos a la Fuente que siempre se recrea y se recrea. Y, en este tiempo, se recrea a través de los aprendizajes del amor y de la redención.
Esto es lo que les ofrezco hoy, para que lo recuerden y lo sepan, para que tengan presente que los espero en esta próxima trayectoria del Plan, que deberá escribirse en sus corazones, que deberá expresarse a través de sus vidas, de su entrega incondicional.
La Obra de la Redención, la Obra de Mi Retorno, la Obra de Mi Divina e Insondable Misericordia, se cumplirá a través de los corazones adheridos y unidos. Esta es la regla y el pedido que Yo He recibido de Mi propio Padre Celestial para que, a través de las almas adheridas y unidas al Sagrado e Insondable Corazón del Redentor, el mundo siga recibiendo Misericordia y no Justicia; porque la balanza está desequilibrada, la desigualdad pesa en este mundo por la acción de la impunidad y del poder.
Pero no olviden, compañeros, que Yo estoy en los Cielos, así como hoy estoy con cada uno de sus corazones, venciendo al mal y haciendo triunfar Mi Amor en las esencias que se postulan a cristificarse en este tiempo.
Por eso, no les teman a Mis desafíos, no les teman a Mis pedidos, no le teman a nada, porque quien vive en Mi Verdad vive en la Luz y quien vive en Mi Luz vive en Mi Amor, trabaja y se esfuerza por esa causa, y no teme despojarse poco a poco, hasta que algún día ustedes mismos puedan hacer lo que Yo hice en la Cruz: tener Mi Corazón absolutamente vacío para rendirme ante Mi Dios y beber del Cáliz del Sacrificio.
Aún Mis Altares están llenos de Cálices de Luz. Mi Altar espera que las almas se presenten para beber del sacrificio, no del sacrificio que les ha enseñado el mundo incorrectamente, sino que sus vidas se vuelvan completamente sagradas para que Yo, algún día, pueda habitar en ustedes y ustedes puedan habitar en Mí.
¿Será que aspiran a dar ese gran paso?
Mi Corazón se abre en Misericordia y Piedad para todos y, en solemnidad y en júbilo, Me ofrezco una vez más a las almas y al mundo para redimirlo.
En estos últimos tiempos, a través de todas las Sagradas Semanas, Yo les He dicho muchas cosas, ¿las recuerdan?, ¿las han hecho carne en ustedes?, para que Yo justifique ante el Padre Eterno la imperiosa necesidad de estar aquí, entre ustedes y sus hermanos.
Es hora de que los Cristos del Nuevo Tiempo sean una realidad y ya no sean una aspiración de Mi Corazón. Por eso, todo el tiempo posible, en todas las oportunidades posibles, Yo les doy Mi Vida a través de los Sacramentos para que no solo se puedan purificar y purificar, sino también para que se puedan cristificar ante Mí, a través de cada sacerdote que se ofrece a los Sacramentos, a sacramentar a las almas, como un tesoro espiritual incalculable, tesoro que Yo llevaré en Mi Corazón Eterno para siempre.
¿Acaso creen que es posible que sus almas se sacramenten y que, en este tiempo en donde falta la paz y el amor, existan almas en la superficie de la Tierra que puedan expresar el tesoro espiritual de la Creación de Dios?
Esto es lo que necesito en este tiempo, porque ante la Ley el mundo ha decidido no ser merecedor de la Misericordia; pero Mi Insondable e Infinita Misericordia, que brota de las profundas Entrañas de su Maestro y Señor, sigue descendiendo al mundo a través de las almas que la invocan, concede milagros en donde es imposible realizarlos, atrae muchas Gracias para aquellos que no las merecerían y sostiene el Propósito Espiritual de las naciones del mundo, aunque no lo parezca.
Por eso, les digo, compañeros, que sean los Cristos del Nuevo Tiempo, los Cristos que su Cristo espera.
Como un ejemplo de Mi Amor y de Mi Misericordia por todas las almas, les daré una Gracia y, al mismo tiempo, una expiación para que los corazones se fortalezcan y en esta unidad interna, que pueden vivir Conmigo, se animen a dar el paso hacia la consagración total de sus vidas, en los diferentes grados de consagración que en este tiempo pueden vivir.
Porque los grados de consagración de las almas son los grados de amor que pueden alcanzar en este tiempo, para convertirse en tabernáculos perfectos del Señor, en donde los méritos de Su Pasión, Muerte y Resurrección sean depositados en los corazones para que crean, algún día, que podrán ser templos sagrados de Mi Corazón, en este mundo necesitado de amor y de perdón.
Recuerden que todos tienen parte Conmigo en este tiempo y que espero que ese lugar, que ustedes tienen en Mi Corazón, siempre esté protegido de ustedes mismos y del mundo; porque Mi Presencia, en este lugar y a través de los tiempos, es una Gracia extraordinaria del Padre que las almas reciben sin percibirlo.
Antes de que puedan vivir la unión Conmigo, a través de Mi Cuerpo y Mi Sangre presentes en el Sacramento de la Comunión, en el que el Cordero de Dios volverá a entregarse por el mundo entero y en especial por Brasil, a través del sagrado ejemplo de la consagración, daré fuerza a los corazones que lo necesitan.
Por eso, solicito en este momento que, a los pies de Mi Sagrado Altar, se presenten quienes se han postulado a auxiliadoras de Mi Misericordia y que cada una lleve el velo que Me ofrecerá en este momento y que colocará sobre sus manos en ofrenda.
Les pido que apoyen este momento, compañeros.
Mi Madre Santísima Me ha pedido darles esta Gracia por todas las almas que están detrás de ustedes en este momento y que también necesitarán esa Gracia Espiritual en este ciclo.
Yo las conozco profundamente desde hace tiempo. Por eso, estoy haciendo esto para que, en confianza, en amor y en alegría, sientan la plenitud de Mi Corazón, que vuelve a confiar en ustedes, así como Mi Corazón confía en todas las auxiliadoras que se han consagrado a Mí para servirme.
Espero que este momento de consagración sea una renovación de esta Rama de la Orden Gracia Misericordia, porque Yo también espero que sean Nuevos Cristos que respondan a Mi llamado y Me sirvan donde Yo lo necesite, en cualquier parte del mundo.
Por eso, a través de ustedes, vuelvo a renovar los votos espirituales e internos de la Rama de las Auxiliadoras de la Divina Misericordia; porque aún necesito, hijas Mías, que Mi Misericordia siga descendiendo al mundo a través de la ofrenda de su consagración a Mi Corazón.
Pueden elevar sus velos hacia los Cielos para que Yo los consagre en este momento, lo mismo les pido a las demás auxiliadoras ya consagradas, eleven los velos hacia los Cielos, hacia el Señor.
Santísima Madre Universal,
Tú que has ofrecido incansablemente
Tu Vientre Purísimo, Inmaculado y Eterno,
para traer a la Tierra al Redentor;
Te ofrezco, en este momento,
la sagrada ofrenda de Tus hijas
y servidoras de los Altares de Dios,
para que Tú, Bendita y Purísima Madre,
que gestas en Tu Vientre a la Nueva Humanidad,
hagas descender Tus Gracias y Tus Misericordias
sobre esta Rama Espiritual que Yo He consagrado en esta Orden,
para que en ella siempre exista la alegría de servirme incansablemente;
y así, las almas comprendan que servirme no es solo un compromiso,
sino un deber con Mi Insondable y Sagrado Corazón.
Coloca este velo sobre sus cabezas, Madre Santísima.
Consagra a las que hoy se han postulado a Mis Pies,
y reconsagra a aquellas hijas que ya Me sirven en este momento,
a fin de que la Misericordia y la Paz
sean una Gracia merecida para todos.
Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
He aquí el Corazón que fue traspasado por Amor a los hombres y mujeres de la Tierra, y que se ofrece a las almas como una Llama Flameante de Amor para que siempre aprendan a vivir en Cristo.
He aquí la alianza de las mujeres de Jerusalén, aquella alianza espiritual que recibieron de Mi Corazón y que sostuvo los pasos del Calvario hasta la Cruz, en fidelidad y obediencia.
Hoy, tu nombre será Maria Izrə'el.
Tu nombre será Luz del Renacimiento.
Hoy, tu nombre será Hildegard de Jesús.
Hoy, tu nombre será Fidelidad.
Hoy, tu nombre será María Betania.
Sí, siéntanse parte Conmigo por todas las almas que están detrás de ustedes, para que también sus caminos sean guiados y amparados por Mi Amor.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Pueden ir en paz.
Antes de despedirme, quiero agradecer y bendecir a un alma que se ha ofrecido a Mí para traer a la Tierra los Códigos de Mi Pasión, de una forma viva y nunca antes vista en la historia del planeta.
Puede venir aquí, Gabriel, el pintor, y su compañera.
Así, como Yo He sido ungido a través de tu arte, expresado por el alma y el corazón, representando Mi Dolorosa Pasión para el mundo entero; así, hoy Yo te unjo con Mi Luz y Mi Amor para agradecer tu ofrecimiento y decirte que sigas cumpliendo tu misión y tu tarea.
Siente Mi abrazo en este momento y abrazo también a tu compañera, perlas preciosas de Mi Corazón.
Te agradezco lo que has hecho en Mi Nombre.
Unjo tus manos para que, a través de tu pintura y tu arte, traigas el Cielo a la Tierra.
Unjo tu espíritu para que siempre estés unido a Mí. Recuerda que siempre has estado unido a Mí.
Que Mi Padre siempre los guarde en Su Reino para que vivan en el gozo de estar en Su Paraíso, por los siglos de los siglos. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Yo les agradezco por haber estado Conmigo hasta este momento. Que algún día, puedan comprender lo que esto significa, cuando Mi Corazón atiende a las almas más simples, las almas que creen en Mí.
Les doy Mi Paz a todos, que la Paz esté en el mundo.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
He aquí el universo, el cual les pertenece y aún desconocen.
Del universo he venido para traerles Mi Mensaje de despertar, ante un escenario planetario que solo provoca caos, conflicto y confusión; en el que la consciencia humana, en este tiempo, debe hacer un gran esfuerzo para poder elevarse y trascenderse; en el que los abismos de la consciencia terrestre absorben a las almas y les hacen perder el Camino Crístico.
Una y otra vez, Me aproximo a la órbita de la Tierra para contemplar al mundo y a la humanidad, sabiendo que este momento llegaría, porque ya lo sabía desde el Huerto Getsemaní.
Hoy vengo vestido con Mi atuendo violeta, con la llama del fuego violeta del universo, para que las ondas de la adversidad sean transmutadas y liberadas de la consciencia terrestre, para que Mis apóstoles y discípulos no sean absorbidos por el mal.
Desde siempre, Yo les hablé de la importancia de entrar en Mi Corazón. Este es el tiempo, este es el momento; pero para atravesar la puerta de Mi Corazón y estar protegidos, deben entregarse, deben rendirse, deben humillarse.
La puerta de Mi Corazón es tan pequeña, que no la pueden imaginar. Es por la puerta de la humildad que podrán entrar a Mi Corazón y allí estar a salvo de los asedios.
Aunque la consciencia humana se comprometa, día a día, con lo que no es evolutivo ni espiritual, Yo vengo nuevamente al mundo para hacerle recordar lo que les dejé aquí hace más de dos mil años.
La Sangre del Cordero fue derramada en la superficie de este planeta y eso tiene un valor incalculable para ustedes.
Invoquen el poder de Mi Sangre y sean bañados por ella, reciban los Códigos Crísticos de Luz que fueron alcanzados por el sacrificio de su Señor. Así, desde la consciencia consagrada hasta la consciencia de la humanidad, todos serán colmados por esos Códigos y podrán enderezar sus caminos hasta poder encontrarse Conmigo en los planos internos.
Sé que no es fácil liberarse de las cadenas de la opresión, del asedio y de la oscuridad, pero tienen las herramientas para poder hacerlo.
El poder del verbo de la oración los llevará a estar en otro punto y en otro estado de consciencia.
El compromiso con la vida de los Sacramentos los llevará a estar protegidos y bendecidos por Mis Dones.
Amar el poder de la Cruz de Emmanuel y de la Cruz de su Maestro y Señor, los librará del pecado.
Tener una vida de caridad, de entrega y de servicio los retirará de ustedes mismos para que aprendan a amar de verdad.
Así, con estas simples herramientas que ya les hemos enseñado, podrán sobrevivir en esta cruda batalla que se está desarrollando en el planeta, que muchos no ven, y que la mayoría no quiere aceptar.
Este es el tiempo del Armagedón, es el primer tiempo del libro del Apocalipsis.
Ya no dejen que sus ojos sean tapados por las vendas de la ilusión. Rasguen esas vendas y libérense para siempre de lo que es superficial.
Que sus corazones no se vuelvan puntos de indiferencia, de insensibilidad o de desprecio.
Les he dado todo lo que necesitan y un poco más para que lleguen a este momento. No tengan temor de conocerse a ustedes mismos tal cual son y no lo que aparentan.
A través del espíritu de Mi Verdad libérense de ustedes mismos y así liberarán del sufrimiento al mundo.
Muchos de los Míos, en el mundo entero, fueron señalados para vivir este tiempo, fueron ungidos por Mi propia Mano de Luz, bajo el impulso de Mi Divinidad, para que nunca se olvidaran del compromiso.
Ahora no es tiempo de ocuparse de ustedes mismos, sino de Mi Plan. Es tiempo de amar la propuesta que les entregué hace siete años.
Aún espero que puedan ser Mi Palabra, Mi Mensaje. Aún espero que puedan ser Mis apóstoles como muchos lo fueron a través de los tiempos. Pero eso, compañeros, tiene un precio; no es un obsequio ni tampoco es una emoción.
Estar bajo Mi Gobierno significa responsabilidad y discernimiento. Estar bajo Mi Gobierno significa amor y unidad, transparencia y verdad, porque esos atributos no los conoce el mal.
Si sus vidas son esos atributos, por más que sean imperfectas, estarán protegidos y no sufrirán. Por un instante vean a su alrededor y se darán cuenta de lo que les digo, no es necesario que vayan tan lejos para percibirlo.
Cada uno de ustedes debe purificar su vida en esta Cuaresma, pero que sea una purificación verdadera y no mental.
Deben sentir en su propia carne la necesidad de ser otros, la aspiración de cumplir Mis designios y de reflejar en la Tierra, por lo menos, un poco de amor, un poco de luz; porque al mundo le falta esa luz y le falta ese amor, y ustedes lo saben.
Que esta Maratón número noventa represente el discernimiento para todos, la acción del amor en todas las cosas y necesidades, la responsabilidad de vivir el compromiso y no de escapar del compromiso; la afirmación de ser Mis apóstoles, para algún día ser los Nuevos Cristos, los Cristos del Nuevo Tiempo.
Sé que muchos de ustedes alguna vez pensaron que no llegarían a este momento ni a tener tanta consciencia de la responsabilidad de estar Conmigo, de estar a Mi lado, pero es lo que Dios necesita.
Sus tesoros celestiales no pueden estar guardados en cualquier lugar ni en cualquier consciencia. Sus tesoros celestiales deben estar guardados en los corazones más humildes, más simples, pero más verdaderos.
Si la humanidad pudiera comprender la necesidad de vivir el cambio, lo que hoy sucede en el mundo no sucedería.
Muchos piensan que el Padre Celestial no está queriendo disolver todo lo que sucede en el mundo, pero eso no es verdad, compañeros.
La humanidad genera sus propios sufrimientos, y esos sufrimientos caen en los más inocentes y en los más pobres de entre los pobres.
Un verdadero rey nunca nacería en un palacio. Yo necesito que sean humildes, así como Yo lo tuve que ser en el Pesebre de Belén.
Dios no se esconde en las riquezas materiales. Dios está presente en los tesoros espirituales que pueden ser el propio ejemplo de las almas que se convierten y que se redimen.
Que las sagradas vestimentas violetas de Cristo les hagan comprender, en esta Cuaresma, que ya están en el tiempo de una gran transición, de una transición más definitiva y profunda de lo que parece.
Abran sus sentidos internos para comprender todo lo que les digo. No intenten comprender con la mente ni con los sentidos externos.
En esta Cuaresma, ábranse para ser transfigurados por Mi Luz.
Que Mis apóstoles escuchen el llamado del Señor de Israel y que preparen los espacios para Su llegada.
Este es el tiempo marcado de Mi Retorno. Es el tiempo en el que muchos de los Míos tendrán la oportunidad de aprender y de crecer, si así lo aceptan.
Ya no los forzaré para que Me sigan. Sus pies deben caminar solos, así como Yo les he dicho, que por la fe deben caminar sobre las aguas, así como lo hizo el apóstol Pedro.
Que esta Maratón invoque el Don del Discernimiento del Espíritu Santo, para que las consciencias, desde las consagradas hasta toda la humanidad, no pierdan la oportunidad que el Padre les ha entregado, por irresponsabilidad, por indiferencia o por falta de sentido común.
A las puertas de esta Sagrada Semana, y después de tantas Sagradas Semanas, llegó el momento de que carguen con su propia cruz y de que sean valientes, que aprendan a soportar el fuego de la purificación y que aprendan a trascenderse, a liberarse de ustedes mismos para siempre.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Antes de que descienda la Iglesia Celestial el mundo se sentirá movido, porque sus fuerzas terrestres deberán ser liberadas y exorcizadas, y para Mí, hijos Míos, es muy importante que sean conscientes de esto, para que este próximo evento de la Iglesia Celestial no sea vivido como un encuentro más, porque es el último y el mundo lo necesita urgentemente.
Por eso Dios envía, en este día, a Su Sierva fiel para reunir a Sus hijos, para llamar a los apóstoles de Cristo, para prepararlos para el momento del gran tiempo final.
Ese tiempo y esa hora están llegando, no falta mucho, hijos Míos. Por eso, Mi Hijo ha decidido, antes de Su Retorno, llegar con Su Iglesia Celestial para guardar dentro de Su Corazón a todas las almas posibles, a todas las almas que puedan entrar en el Corazón de Dios, aun aquellas que no lo merecen ni siquiera por Misericordia.
Esto les demuestra, a cada uno de ustedes, la poderosa inmensidad del Amor de Mi Hijo, un Amor incansable y eterno que, de tiempo en tiempo, viene a su encuentro para renovarlos, curarlos y redimirlos.
Pero Mi tiempo también termina con ustedes. A medida que los meses pasan, el tiempo entre Mis hijos termina y ese será el gran momento, también para ustedes, de vivir todo lo que Yo les he enseñado desde el principio de Mis Apariciones, en Mi amada Aurora.
Por esa razón, deseo que para el día 8 de agosto todas las pinturas de Mis Apariciones, sucedidas en Aurora durante trece días seguidos, sean expuestas al mundo para que Mis hijos puedan conocer los símbolos que Yo le dejé a la humanidad, que son las señales que Dios determinó entregarles para su preparación interior y espiritual para este gran momento del encuentro con la Iglesia Celestial de Cristo y sobre todo, hijos Míos, para lo que sucederá después de que la Iglesia Espiritual de Mi Hijo haya pasado por aquí.
Será en esa hora también que ustedes deberán ser testigos, deberán declarar sobre todo lo que aquí ha sucedido, como la conversión que han vivido sus corazones al haber escuchado el llamado de la Madre de Dios.
Durante los ocho días de la próxima Sagrada Semana, la Sagrada Iglesia Celestial de Mi Hijo expondrá, en lo alto de la Colina de la Apariciones, el símbolo inmaterial del Arca de la Santa Alianza.
Todos aquellos que vivan de corazón la próxima Sagrada Semana serán colmados de los atributos y los principios del Arca de la Santa Alianza y, sobre todo, recibirán los méritos que alcanzó Mi Hijo desde Su Nacimiento hasta Su Ascensión.
Este acontecimiento es anormal. Significa, hijos Míos, que llega en un momento culminante de la Tierra, en el que la humanidad intenta forzar el volver a la normalidad, y aún no está entendiendo la importancia del arrepentimiento y de la penitencia.
El Arca de la Santa Alianza, que brillará como un sol en lo alto de la Colina de la Apariciones, traerá para el mundo entero la Gracia extraordinaria que cada uno de Mis hijos necesita en este momento para poder superar el fin de los tiempos y, sobre todo, para aprender a transitarlo.
Sé que muchos de Mis hijos no comprenderán lo que esto significa. Por eso, deseo que representen durante la Sagrada Semana el Arca de la Santa Alianza, así como lo hicieron preciosamente en otros años, para que la humanidad tenga un símbolo visual y espiritual para poder ingresar a la consciencia del Arca Sagrada.
De forma especial, Abraham, Moisés y muchos patriarcas que hoy están en los Cielos, acompañarán ese acontecimiento espiritual.
Para que vean, hijos Míos, la emergencia de estos tiempos, Dios envía al mundo lo más sagrado que tiene, los Sagrados Tesoros del Arca de la Santa Alianza para que sean expuestos espiritualmente, y las almas estén en oración, en vigilia y en contacto con ese sagrado Terafín de Dios.
A su vez, los cuatro Ángeles Regentes del Arca de la Santa Alianza, que nunca descendieron al planeta, estarán presentes como guardianes y vigilantes de ese sagrado Terafín, que espiritualmente brillará en la Colina para todo aquel que tenga fe en él y necesite servirse de los atributos y de los méritos que Mi Hijo alcanzó por ustedes en este planeta.
Esta es la demostración de Su más puro Amor, de la donación incansable de Su Corazón eterno, no solo presente en el Arca de la Santa Alianza, sino también en los Sacramentos. Hijos Míos, si comulgan espiritualmente de los Sacramentos durante los días de la Sagrada Semana, les aseguro que recibirán las Gracias que necesiten.
¡Cuánto hará la Iglesia Celestial de Mi Hijo durante los primeros días de agosto!
Él vendrá con Su Poder y Gloria para recordarle al mundo su filiación con lo Alto, para que muchas más almas puedan colocar su cabeza en el suelo y arrepentirse, porque Dios no quiere la Justicia en el mundo, sino la Misericordia.
Quien esté abierto de corazón y en ofrecimiento de alma y espíritu ante la Sagrada Iglesia Celestial de Mi Hijo, será contemplado por el Padre Eterno, porque Él es la propia Arca Sagrada que guarda las experiencias de Amor, de Redención y de Luz que no solo Su Hijo amado alcanzó en la Tierra, sino también muchos de sus hermanos que a través de los tiempos alcanzaron la cristificación.
¿Quién se cristificará por Mi Hijo, después de todo lo que Él les dará y con todo lo que Él les ha dado a través de estos últimos años?
La cristificación no es una forma ni es un método, es una experiencia de amor que se vive en la carne y que transforma la consciencia, los aspectos más profundos del ser hasta llevarlo a la redención.
La sagrada Ley de la Cristificación también llegará durante los días de la Sagrada Semana al mundo. Quien coloque su corazón ante ese misterio, por medio del Arca de la Santa Alianza y de los Sacramentos, renovará su vida, renovará su compromiso, reafirmará su misión y se ofrecerá nuevamente al Padre como víctima de Su Amor universal.
Mi tiempo con ustedes termina y es algo que en verdad no quisiera que sucediera, pero deben aprender a amar la Voluntad del Padre más allá de ustedes mismos, así como Yo aprendí a amarla siendo una joven mujer, en una familia humilde y simple, que recibió el llamado de Dios para engendrar en Mi vientre al Hijo del Altísimo.
Hoy las generaciones, pueblos y naciones, Me proclaman Bienaventurada. En el día de mañana, el mundo proclamará a los últimos apóstoles como bienaventurados, como los Cristos del Nuevo Tiempo, como los que alcanzaron la aspiración del Corazón de Mi Hijo hasta el último momento de sus vidas.
Pero Yo no los abandonaré, así como no abandoné a los pequeños niños en Fátima. Deben amar, conocer el Cielo como ellos vieron el Cielo muchas veces, porque en el Cielo, en donde se encuentra nuestro Padre Eterno, fundirán sus experiencias en la gran Fuente de Su Amor, y la Creación, como muchas veces sucedió, se volverá a renovar.
Hoy rezo por el mundo entero y por cada uno de Mis hijos en los cinco continentes, para que sus almas ingresen en la poderosa Iglesia Celestial, la que abrirá las puertas en el mes de agosto trayendo las Gracias y las Misericordias de Dios para la humanidad.
En esta noche, a pedido de Mi Hijo, dejo aquí fundados los pilares, los primeros pilares de Su Iglesia Celestial, la que hoy se mostrará en Gloria, Amor y Misericordia a las almas.
En esos días de agosto, será el gran momento de su síntesis espiritual de todo lo que han recibido a través de estos doce años.
El Padre Me ha permitido que, en el próximo tiempo y por última vez, Yo pueda aparecer en Aurora para cerrar todo lo que allí comenzó una vez, cuando aún nada existía, porque allí encontré corazones dispuestos a seguirme, cuando aún no tenían nada, porque en el ayuno y en la oración vividos durante esos días Conmigo en Aurora, confiaron en Mi Palabra y sobre todo en Mi Presencia, más allá de lo que dijeran.
Por esa razón, Yo retornaré a Aurora por última vez, porque en Aurora será el fin de Mi tarea con el mundo, antes de que retorne Mi Hijo. Y toda la Hermandad de los Cielos estará ese día, ofreciendo al Padre todo lo que allí fue construido no solo en lo material, sino también en lo espiritual.
Todo lo que ha pasado en Aurora, desde su surgimiento hasta el presente, será ofrecido al Padre como justificación de la redención de la humanidad.
Hoy los ángeles Me han pedido que canten una simple canción para terminar, que cierre este ciclo de los días 25. Es una canción que nació en Aurora y que invoca el poder de su Centro de Amor para las almas no redimidas.
Vamos a escuchar “Reino de Amor”.
Les agradezco por responder a Mi llamado.
Mi Manto y Mi Consciencia reflejan la Aurora, el amanecer en la vida de cada ser.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cuando un corazón se alimenta de los impulsos del mundo y profundiza en la vida espiritual, respondiendo a un llamado interior, pero no se abre a la transformación, ahí entonces, hijos, comienza el camino de la decadencia interna.
En este tiempo, consciencias muy antiguas llegan al mundo para superar los estímulos de esta era y tornarse verdaderos Cristos de los tiempos de transición.
Pero, consolidadas en bases mundanas y sustentadas por las ilusiones del mundo, las almas que retoman su compromiso con Cristo deben dejarse transformar por Él, porque parte de la superación de esos estímulos es la renuncia a todo lo que las sustenta en las cosas del mundo: aspiraciones propias, realizaciones personales, espirituales y humanas, conceptos internos e intelectuales de la Verdad y del Plan de Dios, necesidad de sobresalir entre los demás, aun siendo en las virtudes y en la santidad, necesidad de suplir carencias en lo que les es palpable, necesidad de sentirse amada por lo que es visible y admirado por el mundo. Todo eso, hijos, se debe transformar dentro del alma que reencuentra su compromiso con Cristo.
En estos tiempos definitivos, Su Señor retira las bases de arena que sustentan sus pies y, haciéndolos transitar por el desierto, los coloca sobre la roca de Su Consciencia.
Deben desaprender las cosas del mundo, dejarse vencer por la Voluntad Divina y no hacer eso mirando hacia los lados, sino hacia adentro y hacia arriba.
Las almas que se ven debilitadas, miran hacia los lados en busca de miserias mayores que justifiquen sus faltas y las hagan pequeñas; pero esta, hijos, no es la forma de justificar ninguna miseria.
El verdadero sentido de la justificación se encuentra en el amor, en el Amor de Cristo, en el Amor de Dios, este que es capaz no solo de justificar, sino de transformar todo.
Por eso, delante de las debilidades, no miren hacia los lados, sino miren hacia adentro. No se sustenten en las críticas, pero sí en la confesión ante Dios, porque aquel que se rinde no necesita defenderse, no necesita temer o huir de sí mismo o de Dios, porque él será conocedor del Amor Divino.
Pierdan el miedo, no alimenten miserias falsamente justificadas por pecados más profundos, sino ríndanse ante Dios y confiésense. En Él encontrarán la verdadera libertad, la cura y la transformación que necesitan para estar plenos y consolidados sobre la roca de la Voluntad Divina.
Tienen Mi bendición para esto.
San José Castísimo
Contempla el Reino de Dios en tu interior y descubre que el Padre, con toda Su Potestad y Su infinita Luz, habita en ti.
Deja que Cristo se revele siempre vivo en el centro de tu corazón para que percibas, hijo, que no necesitas morir para estar en Dios, pero sí descubrir la verdadera vida, la revelación de que Dios está en ti.
Los Cristos del Nuevo Tiempo son aquellos que buscan la Verdad en el propio corazón y la encuentran. Son aquellos que saben que el Reino de Dios habita en sí mismos como en el prójimo y que basta la llave del amor y de la humildad para abrir las puertas que lo guardan en sus corazones.
Los Cristos del Nuevo Tiempo no buscan la revelación del Reino más allá de las estrellas, mirando al cielo. Los Cristos del Nuevo Tiempo reverencian a las estrellas y a sus misterios, pero se saben espejos de ese Cosmos infinito. Saben que en el propio interior está lo que tanto buscan.
Entonces, vive tu búsqueda, hijo, de adentro hacia afuera. Contempla el Cosmos que hay en tu interior. Valoriza el poder de las virtudes y del amor, y ama saber que el Reino está en ti. Sé ese reino vivo para el mundo. Sé un espejo que revela al prójimo que todo lo que vive y respira es parte de Dios, es morada de Su Reino.
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Si más almas escucharan el Llamado de Dios, este mundo no necesitaría conocer el sufrimiento.
Hoy vengo aquí, hijos, para aliviar el sufrimiento de los corazones, aunque ellos no lo sepan.
Vengo para aliviar el sufrimiento de Dios por la indiferencia de las almas, por el adormecimiento de los seres.
Cuando miro al mundo, Mi corazón se colma de compasión y piedad, porque conozco el Proyecto Divino, aquel primer Pensamiento que Dios emanó para crear a los hombres, espejos de Su Consciencia, semejantes a Él en esencia y en corazón.
Ese Pensamiento quedó escondido dentro de cada uno de ustedes y dentro de cada ser de esta Tierra. La perfección de Dios quedó escondida detrás de todas las miserias humanas, y son pocas las almas que consiguen expresarse de acuerdo a la Voluntad de su Creador.
Hoy, vengo hasta aquí no solo para revelarles verdades, vengo a elevar a los Cielos a las almas que sufren y a los pecados de este mundo, para aliviar al planeta y darle un poco de paz.
A pesar de que son tan pocos, eso fue suficiente para que el Amor de Dios descienda sobre este mundo y comience a construir, en esta nación, una oportunidad de redención.
Cuanto mayor es el abismo, mayor es el Amor que Dios envía a la Tierra. Por eso estamos aquí, en este lugar, en esta ciudad, en esta nación; porque donde están los seres que más lo necesitan, allí está el Amor de Dios, por más que sean indiferentes a Él y por más que muchas veces no crean que ese Amor existe.
Muchas veces, los corazones sufren por ignorancia, por no saber que el Amor del Padre está disponible para todos los seres.
Por eso, en esta noche, solo les pido que abran sus corazones no solo en nombre de esta nación, sino también en nombre de toda la humanidad, para que una Gracia mayor descienda a la Tierra y por la oferta de unos pocos, la Misericordia del Padre pueda expandirse por este mundo.
Los Misterios de Dios son infinitos y aún más lo es Su Amor. Nunca se olviden de cuando Él estuvo en la Tierra, en el Cuerpo y en el Alma de Su Hijo. No se olviden de que fue con pocos que Él transformó la historia de este planeta y de toda Su Creación.
Los ciclos se repiten para que los seres reciban una nueva oportunidad. El Creador aspira a anunciar al mundo Su Presencia, que no se limita a una religión, a un pueblo, a una nación.
La Presencia de Dios está en todo, hijos: en el aire que respiran, en la naturaleza, en los corazones de sus hermanos. En todo está la mirada de su Padre Creador, en todo está Su Corazón, aguardando el despertar del amor en el corazón de los hombres.
Vengo hasta aquí para liberar a las almas del sufrimiento que traen desde sus naciones hacia este lugar, sus hermanos que emigran, tantos que se pierden en los mares y tantos que llegan hasta aquí en busca de una esperanza.
Por medio de Mi Presencia en este lugar, vengo a entregar una Gracia especial a cada una de esas naciones que sufren y que no consiguen expresarse como Dios lo pensó, por las guerras, por la oscuridad, por la falta de amor en los corazones de los seres.
Hoy Mi Luz penetra en los océanos y llega a las naciones de África, de Medio Oriente, a través de los corazones que, a pesar de no saber que Yo estoy aquí, necesitan auxilio y claman a Dios pensando que no encuentran una respuesta. La Presencia de los Mensajeros Divinos aquí es la respuesta de Dios a las oraciones de tantos corazones que clamaron por Misericordia.
Por eso, vine hasta esta ciudad para responder a las oraciones silenciosas de muchos de Mis hijos que creen que Dios no les escucha. Los Misterios de Dios son infinitos. A veces, ustedes piensan que Él no los escucha, que no responde a sus súplicas, pero muchas veces, hijos, Su Gracia llega a sus vidas de una forma que ustedes no pueden percibir, así como hoy llega a las vidas de tantos hermanos suyos, aunque ellos no lo sepan.
Quisiera que los corazones pudieran conocer la Gracia Divina, para saber que aún hay una esperanza para la vida en este mundo, que no es solo la supervivencia, sino una experiencia de amor, semejante al Amor de Dios en Su Hijo.
Quisiera que los seres supieran que el sufrimiento se puede transformar cuando comprenden la cruz de estos tiempos como una oportunidad de renovar el Amor de su Creador.
No tengan miedo de anunciar al mundo la Presencia Divina. No solo por medio de palabras, sino también por el ejemplo de sus corazones. Es el testimonio de sus vidas lo que hará que los seres pierdan el miedo y crean en la Presencia de Dios por medio de esta obra, que Él mismo está construyendo.
Cuando ustedes eleven sus consciencias al verdadero propósito de la existencia humana y sepan que están aquí por un Propósito Superior, para manifestar un Plan Divino, será entonces, hijos, que no les importará la crítica de los hombres, de las religiones, de las diferentes culturas y el propio amor en sus corazones permitirá que todo eso se una en ese Propósito Mayor.
Dios aspira a construir en esta nación, así como en toda Europa, una semilla de unidad entre los diferentes pueblos y culturas, entre las diferentes religiones.
Aquí, donde los seres viven el miedo de perder el poder, un falso poder; donde las religiones tienen miedo de dejar de existir y no perciben, hijos, que ese mismo miedo es lo que las está haciendo desaparecer. Permítanse entrar en comunión con sus hermanos, para que la paz se establezca, para que los corazones se arrepientan sinceramente de sus pecados.
No será con muchos que el Creador transformará este mundo. Será con pocos, sin embargo, sinceros de corazón, que comenzará a transformar la vida en la Tierra, los que, en su silencio y en su oración, unirán pueblos y naciones desde los niveles espirituales hasta los niveles materiales de la vida sobre la Tierra.
Comiencen cada uno amando y respetando al prójimo, aun cuando sean juzgados o criticados por su forma de amar. Amen como Cristo les enseñó, viviendo Su Evangelio, más allá de llevarlo como un libro sagrado o de dejarlo guardado en sus casas, y se llamarán cristianos.
Sean más que cristianos, sean Cristos del nuevo tiempo, imitadores de los pasos de su Señor para que, de esa forma, sus almas sean un camino para que Él retorne a este mundo.
Sean, cada uno de ustedes, hijos, los cálices vivos, en donde Él derramará Su Sangre para instituir una nueva genética, Su Genética, en este planeta.
Mientras Yo les hablo, la Presencia de Dios se expande sobre la Tierra y llega a los corazones que más la necesitan.
Mientras Me escuchan, dejen que sus oraciones sean verdaderas, tengan fe en que están delante de Dios, que el Cielo se abre delante sus corazones, que los Ojos del Padre están sobre la Tierra y que, con la mínima apertura de los corazones, Su Misericordia desciende sobre este planeta.
Clamen por la paz para las naciones que están en guerra.
Clamen por Misericordia para aquellos que dicen que viven en Nombre del Señor y ensucian Su Nombre con sus pecados.
Clamen por perdón para aquellos que viven el odio y la indiferencia.
Clamen por cura para aquellos que, por la injusticia que vivieron, se olvidaron del amor que hay en sus corazones.
Clamen por una Gracia para que, en el corazón de África, el amor vuelva a emerger y esta Tierra sea una semilla de la nueva vida.
Clamen por el Medio Oriente para que la Sangre de Cristo, derramada allí, emerja de la tierra y cure los corazones, tornando esa tierra nuevamente sagrada.
Clamen por esta nación, por Italia, para que sea la cuna de una verdadera religiosidad, donde los corazones respetarán y amarán al prójimo, a las diferentes religiones y a la verdad que hay en los corazones de sus hermanos.
Dejen que la oscuridad, en esta hora, dé lugar a la Luz Divina y clamen por la paz.
Con estas palabras, les enseño a orar para que oren con el corazón, porque el mundo lo necesita. Esperen con amor a su Madre Celestial, anuncien más fuerte y más alto Su Presencia, para que más almas tengan la oportunidad de estar delante de Ella y recibir una Gracia.
Antes de despedirme de ustedes, que vengan hasta aquí los sacerdotes para que, por la Gracia que Dios les concedió, hagan descender Su transubstanciación para transformar los elementos del altar en el Cuerpo y en la Sangre de Cristo, en Su memoria como Él les pidió, y que esta comunión, hijos, esta Eucaristía consagrada ante el Padre traspase sus cuerpos, sus consciencias y llegue como una Gracia Mayor a este mundo.
Para esto, Yo los bendigo.
Nos podemos colocar de pie o de rodillas, para la consagración de la Eucaristía.
Sacerdote:
En este momento recordemos cuando, en aquel tiempo, Nuestro Señor, junto a Sus discípulos, elevó el pan y dio gracias porque había llegado el día de Su Sacrificio. Dios lo bendijo y Él les dijo a todas las esencias del mundo: "Tomen y coman todos de Él, porque este es Mi Cuerpo, Cuerpo que será entregado por todos vosotros para el perdón de vuestras faltas".
Te adoramos, Señor, y Te bendecimos.
Te adoramos, Señor, y Te bendecimos.
Te adoramos, Señor, y Te bendecimos.
Enseguida, Nuestro Señor tomó el Santo Cáliz, dio gracias, el Padre lo bendijo y Él dijo: "Esta es Mi Sangre, la Sangre de nueva y eterna Alianza entre las almas y Dios. Sangre que será derramada por todos vosotros para la liberación total de sus faltas y para la Vida Eterna. Hagan esto en Mi memoria hasta que Yo retorne.
Te adoramos, Señor, y Te bendecimos.
Te adoramos, Señor, y Te bendecimos.
Te adoramos, Señor, y Te bendecimos.
He aquí el Cordero de Dios, Su Cuerpo y Su Sangre.
Oremos el Padre Nuestro.
Ahora, una vez en italiano.
Que la Paz de Nuestro Señor Jesús Cristo esté con todos nosotros.
Con la consagración de la Eucaristía, la Gracia de Dios desciende a los corazones de los hombres, y Mi tarea aquí hoy está cumplida.
Yo los bendigo y les agradezco por estar aquí en nombre de esta nación y de esta humanidad.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Lleven la Paz del Señor unos a otros como Él les enseñó, dándose silenciosamente el saludo de paz. Yo les agradezco.
Únete al Amor de Dios por este planeta y sabrás que no tiene límites. Sabrás que la cruz no fue la primera ni la última oferta de tu Señor y Creador que, a lo largo de toda la existencia, se entrega a Sus criaturas.
Únete al Amor de Dios por este planeta y por esta Creación y experimentarás, por ti mismo, la esencia de la entrega y del amor a la evolución. Sabrás que todo esfuerzo es poco para que todos los seres tengan la Gracia de aproximarse más a Dios.
En Su agonía, Cristo unía Su corazón humano al Amor de Dios y, aunque de sus huesos brotaran el miedo y la angustia, que emanaban como sangre por Su piel, nada fue suficiente para hacer desvanecer la potencia del Amor de Dios en Su Corazón.
Su pensamiento se mantenía en la compasión. Su mirada se mantenía en la Misericordia. Después de haberles enseñado las Leyes a los hombres y también de haberles dado a conocer Su Justicia; en Su momento de mayor entrega, Cristo no emanaba más que Perdón, Redención, Amor y Misericordia.
Esto es lo que ustedes deben vivir en estos tiempos. Esto es lo que los hará Cristos del Nuevo Tiempo, apóstoles y santos de los últimos días.
Den a conocer al mundo todo lo que recibieron. Enseñen al prójimo, con ejemplos, las Leyes y las ciencias que aprendieron y, en el tiempo de la mayor prueba de este planeta, no emitan juicios, sino perdón; no expresen indignación, sino compasión; irradien misericordia y no tengan miedo. Renuévense y multipliquen el Amor de Dios en sus corazones.
Su Padre y Amigo,
San José Castísimo
Así como Tu Señor renovó todas las cosas en cada paso con la Cruz, renuévate tú también en esta pasión planetaria, hijo Mío.
No hay peso que Dios coloque sobre ti que no puedas soportar.
No hay caída que vivas de la cual no te puedas levantar.
El amor que está latente en tu interior debe despertar y crecer, y eso sucederá con la superación de ti mismo cada día.
Recibe del Padre las gracias para que tu corazón este firme y cimentado en el amor a Su Propósito Divino.
Ora y que tu oración sea sincera, porque de ella surgirá la fortaleza que te hará levantar, una y otra vez, con la cruz de estos tiempos. Y con cada caída el amor crecerá en tu interior, en cada paso el amor se expandirá dentro de ti.
Vive sin temor las agonías, vive sin temor las humillaciones, vive sin temor la soledad, vive sin temor el sacrificio.
Fija tu mirada y tu corazón en el calvario de este tiempo, en el que no solo morirás para ti mismo, sino que entregarás todo lo que eres para que, a través de ti, Dios renueve y supere Su Amor.
Anímate sin temor, vergüenza u orgullo a ser un Cristo del Nuevo Tiempo, porque para eso Tu Señor te llamó por el nombre. Que cada día sea vivido por este Propósito Divino.
Contemplando la memoria de tu Señor con la Cruz, imita Sus pasos y deja que tu corazón encuentre el Amor que Él sintió por el mundo y por las criaturas que en él habitan, el Amor que Él sintió por el Universo y por toda la vida que en él evoluciona.
Permite que tu corazón ceda espacio al Corazón de Cristo para que aprendas a estar en la pasión de este tiempo, no solo como un hombre imperfecto, sino como un espíritu pensado y manifestado por Dios para recrear Su Creación.
Esto es lo que eres. Esto es lo que este momento planetario forjará en ti.
Por eso, suelta las riendas de tu vida y ya no camines hacia aquello que piensas que debes ser. Es así, como eres, que Dios hará de ti un Cristo. Solo vive este calvario y supérate cada día. Llegará el momento en el que Dios mismo se superará en tu interior.
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
Acompaña con tu corazón el despertar de los Nuevos Cristos, que nacen del sacrificio, del martirio, de la entrega y, sobre todo, del amor.
Los Nuevos Cristos nacen del silencio, de la renuncia, de la castidad, de la vigilia y, sobretodo, de la unidad con el Padre.
Los Nuevos Cristos nacen del vacío, de la fe, del desierto y, sobretodo, de la incondicionalidad ante Dios.
Los Nuevos Cristos nacen delante de los Ojos del Creador y casi siempre serán conocidos solo por Él.
Entra, hijo, en diálogo con Dios, para que Él haga de ti parte de Su legado de Amor, una continuidad del Plan de Su Hijo, semilla de los méritos de Su Pasión, fruto de Su Sangre y de Su entrega.
Aspira a ser, tú también, un Cristo del Nuevo Tiempo, aquel que renueva el Amor del Padre y del Hijo colmado por el Espíritu Santo y que reconstruye, así, la unidad entre el Creador y Sus criaturas, dando a Dios la posibilidad de renovar Su Creación.
Tienes Mi Bendición para eso.
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
¡Gloria a los Reinos de la Naturaleza! Por ser morada de Dios y de la vida, por ser instrumentos de la grandeza del Padre y de Su Presencia.
¡Gloria a los Reinos de la Naturaleza! Porque a pesar de todo lo que acontece en el mundo, a pesar de todos los ultrajes a su cuerpo, a su espíritu y a su consciencia, los Reinos continúan siendo expresiones de donación y de amor y no se cansan de esperar de los hombres la compasión, la paz y, por encima de todo, el despertar del Amor Crístico que abrirá las puertas para que todos los seres den un paso en su evolución.
Hoy les digo: ¡Gloria a los Reinos de la Naturaleza! Porque en ellos habita y se expresa el Creador, vivo, pleno, construyendo Su Cuerpo a través de los elementos que nacen en la Tierra.
Cuando glorifico a los Reinos de la Naturaleza, glorifico al Dios Vivo y a la Madre Celestial que en ellos habita.
En estos tiempos de tribulación, en los cuales las naciones se desequilibran y dentro y fuera de los hombres el caos comienza a ganar espacio, ustedes hijos, deben aprender a contemplar a los Reinos para no perder la paz y la unión con Dios.
Cuanto mayor es el desequilibrio en la vida humana, más deben estar unidos y en comunión con los Reinos de la Naturaleza porque en ellos habita, inmutable, la Paz de Dios y el don de saber donarse por amor.
Contemplando los Reinos, ustedes pueden recuperar la paz que como humanidad perdieron. Amando y sirviendo a los Reinos de la Naturaleza, ustedes pueden despertar en su interior el amor por la vida que, cuando madura, se transforma en Amor Crístico.
No basta contemplar y amar, ustedes deben aprender a madurar el amor, conscientes de los tiempos que viven y de lo que son llamados a vivir y a ser. Son llamados a ser Cristos del Nuevo Tiempo, imitadores de Aquel que entregó todo de sí por amor a Su Padre y a Su Plan Divino.
De esta forma, hijos, auxilien a los Reinos de la Naturaleza y, en comunión, reciban de ellos el auxilio para que ustedes se tornen otros, para que se renueven, crezcan y maduren la expresión del amor en sus corazones.
Para vivir el Amor Crístico, no hay una fórmula; solo deben amar y ser amor, amando todo lo que es vida, todo lo que guarda en sí la expresión de Dios porque el Señor tiene su morada en el interior de Sus hijos.
Su Padre y Amigo,
San José Castísimo
Por dondequiera que pases, lleva contigo las gracias y las bendiciones que recibiste de Dios.
Que quienquiera que encuentres en el camino reciba de ti una mirada compasiva y una presencia que irradie paz.
Hagas lo que hagas, que en tus acciones estén la acción y el don de la Divina Misericordia para que en todo coloques amor y gratitud.
En tu vida, hijo, reconoce que fuiste rescatado por el Poder y por el Amor de Dios y, en todo lo que hagas, da gracias al Padre por Su bondad.
Colma con el espíritu de la gratitud a todas las cosas, para que así más almas también reciban esta bendición que tú, como hijo amado de Dios, recibiste.
Haz de tu vida una acción de gracias permanente y aspira a que cada ser pueda recibir esas mismas gracias.
Tu corazón fue llamado para ser un jardinero en los Jardines de Dios y, con las semillas de las flores que nacieron en tu interior, generar más vida y más bien.
Anda y no tengas recelo de anunciar, distribuir y multiplicar lo que recibiste. Ve a cada alma como a una flor sedienta de Dios y vierte sobre ella el agua que desborda de ti cuando estás unido al Padre.
Para que pudieras crecer, un jardinero de Dios sembró el Amor en tu interior. Ahora, hijo, aprende, en este tiempo, a ser tú también un jardinero.
Tienes Mi bendición para eso.
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
El primer paso para concretar un pedido de Dios es la fe.
El segundo es el amor.
El tercero es la unidad con sus hermanos y de todos con Dios.
El cuarto es la perseverancia delante de las primeras pruebas.
Y el quinto es la superación delante de cada resistencia interior y de cada desafío externo.
Confíen y tengan fe en la Voluntad Divina. Amen el Plan de Dios aunque no lo comprendan. Déjense sorprender con la magnitud de la Voluntad del Creador y con el cómo Él traza el camino de la redención humana.
Aquellos que saben obedecer al Padre colman sus almas en la concreción de Sus Planes.
Para este ciclo, hijos, invoquen la protección y el amparo de Santa Teresa de Jesús, porque su espíritu pionero supo responder a la Voluntad Divina en cada instante de su vida. Y no importándole las dificultades y los desafíos, su alma aventurera siempre siguió adelante. Fue así que los pasos internos dados por su espíritu abrieron las puertas para que la humanidad siguiera teniendo una oportunidad de vivir y experimentar el Amor Crístico.
En este ciclo, el Creador les pide grandes cosas porque ha llegado el tiempo de forjar en ustedes no solo una experiencia de amor, sino la manifestación de los Cristos del Nuevo Tiempo. Esto comienza amando al Plan de Dios y obedeciendo Su Voluntad sin condiciones.
Tienen Mi bendición para eso.
Su Padre y Amigo,
San José Castísimo
La luz de los primeros Cristos comienza a despuntar dentro del universo interior, porque ellos son congregados para la oración y sus voces proclaman las Bienaventuranzas del Cielo.
Los Nuevos Cristos comienzan a surgir porque ellos se comprometieron, de corazón, a testimoniar el Amor del Redentor y a retransmitirlo hacia toda la consciencia planetaria.
Estos Nuevos Cristos no quieren nada para sí, solo aspiran a cumplir con la oración diaria para que el Maestro del Amor guíe sus pequeños pasos.
Los Nuevos Cristos comienzan a manifestarse y ellos sorprenderán porque serán las personas que menos imaginan. Ellos son testigos y adoradores de la Pasión del Señor, son capaces de darlo todo por amor, bajo cualquier circunstancia.
Los Cristos del Nuevo Tiempo comienzan de cero todas las veces que sea necesario, hasta que, por sí mismos y por todos los medios que les ha dado la Jerarquía, consigan expresar los pasos del Plan; y también son los que se mantienen neutros para no confundirse con nada del mundo.
Los Nuevos Cristos solo dicen “sí” y por ese “sí” viven, además de todo lo que pueden entregar para que la Creación sea renovada.
¡Les agradezco por guardar Mis Palabras en el corazón!
Los bendice,
Vuestro Maestro, Cristo Jesús
El Retorno de la Madre de Dios
Silenciosa como la brisa y más brillante que el Sol, también retornará la Madre del Sol, la Estrella de la Mañana.
Primero, hijos, será Mi silencio el que preparará a sus corazones y el que permitirá que maduren y que vivan aquellas experiencias que confirmarán a sus espíritus en la adhesión al Plan de Dios.
Antes de que todo suceda y que el Triunfo de Dios se manifieste, verán dentro de sí mismos, los frutos de los últimos años de Gracias y de enseñanzas. Y será la propia expresión de sus vidas el testimonio de esta Obra y de la Presencia Divina que los guió, los condujo y los instruyó por tantos años.
Llegará el día en el que Nuestros Sagrados Corazones se silenciarán para que se manifiesten los profetas, los apóstoles, los santos y los Cristos de los últimos días y del Nuevo Tiempo.
Nuestros Corazones se silenciarán porque es parte del Plan de Dios que ustedes puedan crecer por sí mismos y hacer fructificar las semillas crecidas de la Gracia y del Amor.
Así como Dios se silenció en el Corazón de Cristo para que Él manifestara el Amor y la Cristificación en Su Corazón humano, así también Dios se silenciará en el corazón de los hombres que hoy escuchan y responden a Su llamado.
Pero esto no es para castigarlos, hijos Míos; eso es para que nazca de su interior un amor único, que surge del potencial humano cuando este se ve ante una gran necesidad de amar.
Antes de que Nuestros Corazones se silencien, ya le habremos entregado todo a la humanidad, y nada les faltará para cumplir el Plan de Dios.
El Silencio de Dios tendrá un tiempo y durante ese tiempo parecerá eterno y doloroso. Buscarán al Padre dentro y fuera de sí mismos y parecerá que no lo encuentran, a pesar de que Él siempre estará allí.
Su Silencio es el símbolo de la noche oscura que todo el planeta vivirá, porque es necesario.
Es necesario que exista la noche para que el sol vuelva a nacer.
Es necesario que exista la oscuridad para que la luz tenga sentido, para que el día pueda existir.
Entonces, hijos, no teman, pero tengan fe en las nuevas promesas de Cristo y en las revelaciones de su Madre Celeste.
Cuando llegue la noche sobre el mundo, y el silencio y la soledad se apoderen de los corazones de los hombres, recuerden lo que ahora les diré: más brillante que el Sol, nacerá en el firmamento una Estrella que será el anuncio del retorno del día, del día físico y espiritual que volverá a iluminar dentro y fuera de los seres.
Esa Estrella traerá consigo un sentimiento profundo de paz, de amparo y de esperanza; traerá el alivio que los corazones necesitan para cruzar los últimos momentos, y los más intensos, de esta noche oscura.
Permanecerá silenciosa en el Cielo, hasta que el Sol pueda volver a nacer, hasta que el Hijo del Hombre tenga el permiso de Su Padre para retornar al mundo y, como el Gran Agricultor, buscar los frutos que nacieron en los corazones de los seres, y multiplicarlos.
La Estrella de la Mañana, que anuncia la llegada del Sol para este momento, permanecerá silenciosa. Pero, después de que todo se cumpla, Mis Pies también tocarán la Tierra y, con Mi Hijo, vendré para concretar el Plan de Dios y revelarles Mi verdadera Faz.
El misterio de Mi Retorno, hijos Míos, es para terminar de unir pueblos, razas y religiones y para traer hacia Mi Inmaculado Corazón a aquellos que por ignorancia negaron Mi Maternidad universal.
Yo retornaré para recibir de Mi Hijo las almas más perdidas; las lavaré en las Fuentes de la Gracia y las encaminaré para que tengan un nuevo destino y reciban una nueva oportunidad.
El Retorno de la Madre del Mundo ocurrirá para sellar la unión entre el Cielo y la Tierra, entre las diferentes Faces de Dios y Sus criaturas.
Y allí, hijos Míos, se les revelarán todas las verdades que hoy están ocultas, porque haré reflejar en los espejos de sus corazones la verdadera historia de la Creación y, solo allí, cuando todo se haya cumplido, es que comprenderán el verdadero sentido de esta experiencia en la Tierra.
A partir de ese momento, el Cetro de Dios será colocado en la Tierra y se establecerán un nuevo mundo y un nuevo ser.
Sientan la Gracia de Mis Palabras y despierten la fe en las nuevas y eternas Profecías de Dios, pues, se cumplirán, como se cumplió desde el principio todo lo que el Creador habló a través de los profetas.
Yo los bendigo y les agradezco por escuchar Mis Palabras y por responder a Mi llamado.
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Hoy vengo a traer el Silencio de Dios al mundo, para que sea sentido, para que sea recepcionado por los corazones, por los que llevan adelante la Obra de Dios en este planeta.
El Silencio de Dios trae un cambio importante para las almas del mundo, especialmente para aquellas que están sumergidas todavía en la ilusión y que no consiguen por sí mismas salir de ella.
El Silencio de Dios fue el que permitió la creación de los universos, de los cuerpos celestes, de los planetas, de los soles y de las estrellas.
Del Silencio de Dios surgió el Divino Pensamiento para toda la Creación. De ese Silencio, después surgió la vida por la fuerza del Soplo del Espíritu, quien manifestó la esencia, y después, la materia.
Dios pensó en todo, en cada detalle y cuidó de todo para que Sus hijos fueran parte de esta Creación y se sintieran partícipes de cumplir con una parte de Su Voluntad, entre tantas humanidades, entre tantos universos, entre tantas galaxias
Pero esta Creación debería vivir un gran aprendizaje, el cual surgió hace mucho tiempo atrás, en el Universo, con la Rebelión.
En ese momento, los Portadores de Dios tuvieron que decidir, en el camino de la dualidad, por el bien o por el mal. Y una cicatriz, una herida, quedó abierta. Y el Silencio de Dios, que regenera la vida y la consciencia, se retiró, desde el momento en que uno de los Padres Creadores no obedeció a la Fuente, ni a las Leyes del Altísimo.
A partir de allí, de esa Rebelión universal, el planeta fue escogido por el Padre para llevar adelante el máximo Proyecto de Amor Crístico.
En ese momento, el Silencio de Dios se recogió en lo más íntimo de Su Ser y de Su Existencia. Pensó, contempló y meditó en toda la Creación, en todo lo que ya existía, para buscar una respuesta a la gran falla de las humanidades del Universo.
Mientras tanto, espíritus valientes y desconocidos, circundaban por las estrellas como grandes ángeles de Luz, llevando un mensaje de Paz y siendo portadores de la Paz que uniría a toda la Confraternidad, a fin de cicatrizar las heridas y borrar las huellas que quedaron grabadas en millones de consciencias que hoy están aquí, en este planeta.
Cuando Dios se recogió en Su Silencio y contempló a la Creación y los errores cometidos por Sus criaturas, fue cuando los Resplandecientes, los Elohim o los Hellel, se reunieron ante los Tronos del Creador para entregar una decisión tomada, que en verdad, compañeros, era una petición de todos los seres de la Luz, de todos los ángeles, que buscaban en Su Sabiduría y Amor, una sabia respuesta.
Esa respuesta y esa petición fue el surgimiento de la Segunda Persona de Dios, de Su Amado Hijo, para que el Espíritu del Amor-Sabiduría descendiera de lo más invisible del Espíritu, hacia lo más material y encarnara entre los hombres de este mundo, llevándolos a la Redención y al aprendizaje del Amor y del Perdón.
A partir de ese momento, el Proyecto de Dios y la Creación fueron recreadas. San Miguel Arcángel, San Rafael Arcángel y San Gabriel Arcángel se comprometieron a llegar a la humanidad, para prepararla para ese gran acontecimiento del Nacimiento de Cristo.
El Hijo del Padre, portador del Amor-Sabiduría, llegó como un Sol, más brillante que todos los soles, trayendo en Su Esencia y Divinidad la experiencia que la humanidad debería vivir, por medio de Su Nacimiento, de Su Vida pública y de Su Muerte.
Hasta los espíritus más caídos de este planeta, durante la existencia de Cristo sobre esta humanidad, aprendieron y vivieron la redención, el perdón de los errores. Y así se cerró un ciclo.
Por eso Judas, el antiguo apóstol, fue el antes y el después para esta humanidad y este planeta. Fue él quien se ofreció, en su más grande ignorancia e indiferencia, a recrear esta Creación. Así, como parte de la condición humana, llevó al mundo a la escuela del perdón y de la reconciliación. Y aunque el destino de Judas no fue muy bueno, su Maestro y Señor, a pesar de que supiera de su traición, lo perdonó, al igual que su Madre María.
¿Por qué hoy les cuento esta historia?
Porque la humanidad todavía no sabe de la esencia de Mi Evangelio y de Mi Existencia en esta humanidad.
Desde la Rebelión hasta el presente, muchos errores se siguen cometiendo. Por eso es tan importante la manifestación de la Obra de la Misericordia en todas las naciones y en todos los pueblos. Esta es la última tabla de salvación que les entrega Dios, para todas las criaturas de este mundo.
Una parte de la humanidad fue redimida durante el tiempo de la Presencia del Señor. Pero otra parte aún no fue redimida, que es esta última civilización del fin del tiempo, que tiene el chance de vivir la redención y el perdón.
Del Silencio de Dios surgió la Fuente del Amor-Sabiduría, la que a través de los tiempos y de los ciclos fue descendiendo de plano en plano, hasta llegar aquí, con el Nacimiento del Mesías y Redentor.
La humanidad necesitaba tener encarnado el propio Amor-Sabiduría, para que lo pudiera comprender, sentir y vivir. De lo contrario, no hubiera sido posible la redención de los espíritus más resistentes que cometieron errores, en tiempos anteriores.
Aún este planeta y esta humanidad son la escuela escogida para la expresión del Amor-Sabiduría entre los seres y las almas. Hasta que Nuevos Cristos no surjan en el fin de estos tiempos, esa escuela de Amor-Sabiduría, de perdón y de redención, estará abierta, para que las almas la puedan vivir y puedan aprender cómo amar cada día más, sin condiciones, así como amó su Maestro y Señor, los mayores ultrajes, las temibles indiferencias, los grandes errores de toda esta raza, aún no redimida.
Aún les cuento esto, compañeros, porque veo en sus corazones el potencial de un Cristo del Nuevo Tiempo, que debe animarse a no ser nada más para sí, sino todo en donación por los demás, y sin condiciones.
A través de estos últimos tiempos, los he llevado de la mano a la experiencia en la escuela del Amor-Sabiduría. Y así como lo fue en el antiguo Oriente, en este tiempo Mi gran deseo y aspiración, es que en Occidente surja una raza de Nuevos Cristos; de seres abiertos de corazón, de almas en donación; de espíritus incansables al servicio del Plan del Creador.
Los Cristos del Nuevo Tiempo, que surgirán de diferentes religiones y caminos, y que se encontrarán en un mismo estado de consciencia y de vibración, son los últimos santos de los últimos días, que prepararán el Retorno de Cristo para el momento más difícil de la humanidad, que ya se aproxima.
Ustedes son parte de la transición de ese acontecimiento. Su historia de redención y de amor está siendo escrita en los Libros de Amor de los Señores de las Vestiduras Blancas. Si esta historia se concreta y finaliza, un importante acontecimiento sucederá, para que más consciencias puedan ser partícipes del Retorno de Cristo y podrá ser evitado que esas consciencias sean trasladadas hacia otras moradas.
Deseo que con su corazón ardiente, que he visto durante esta Maratón, ese ardiente amor que los lleva a encontrar el Amor-Sabiduría, pueda permanecer en ustedes, sobre todo en este ciclo, en donde las pruebas serán más grandes y los desafíos serán más inalcanzables. Pero quien esté en el Amor-Sabiduría, estará en Mí y Mi Padre estará en ustedes, para que siempre los conduzca por el camino de la Verdad y del Amor.
Hay muchas cosas que la humanidad no sabe del Universo ni de la Divina Existencia. Hoy solo les he contado menos del uno por ciento. Imaginen entonces, compañeros, cuánta historia está escrita en los Espejos de Dios y en toda la Fuente de donde surge la vida de las esencias, de las almas y de los espíritus encarnados en este y en otros mundos.
Ya no piensen que esta Tierra, que este planeta, es el único que está vivo, con una humanidad. Abran sus consciencias a lo infinito del Universo y vean que dentro de él existe mucha más vida de lo que parece; que existen consciencias que los aman y que ustedes desconocen que sirven al Proyecto de Dios silenciosamente, para que la Creación, y en este caso los universos, se mantengan en perfecto equilibrio y armonía.
Los invito, con ánimo de alegría y de motivación, a penetrar en las Leyes del Universo, en aquello que es intangible y cósmico. Así, algún día podrán tener la sabiduría y la comprensión de que todo forma parte de una Jerarquía.
En este tiempo compañeros, la obediencia será impredecible. La obediencia también será una escuela para Mis apóstoles, porque será la forma de permanecer en la Luz, o lejos de ella.
La obediencia a Dios y a Su Plan, no son restricciones ni reglas, tampoco lamentaciones ni resistencias. A partir de que uno de los Padres Creadores desobedeció a Dios, decretó en este Universo la prueba de la desobediencia en todas las criaturas, no importando su evolución o despertar. Ustedes, con su compromiso y adhesión a Mi Corazón Misericordioso, deben ayudarme a vencer definitivamente esta dualidad, para que este Universo local viva el ciclo, el ciclo que le espera, de ser recreado como el Padre lo piensa en Su Silencio interno.
Por eso retornaré al mundo, en Gloria, Luz y Potestad. Y nadie podrá escapar a ese acontecimiento tan importante, en donde leyes, puertas y energías sublimes serán movidas, para que el Hijo Solar retorne a esta humanidad.
Cada cumplimiento del Plan y su etapa, es vital. Por eso la importancia de cumplir con Mis pedidos y con la convocatoria de la Jerarquía Celeste. Eso testimoniará al Padre que es posible llevar adelante Su Aspiración Cósmica, no solo en este planeta, sino en el Universo.
Y cuando el Retorno de Mi Glorificado Corazón se concrete, muchas cosas se terminarán. Y como he dicho, no quedará piedra sobre piedra, sino corazones triunfantes.
Cada detalle, cada acto de amor, cada oración, así como cada caridad que ofrezcan, construye el Plan del Padre en esta humanidad y activa pulsantemente a los Cristos del Nuevo Tiempo.
Mi Propósito, amados Míos, es hacer un corte en el tiempo y en el espacio de la historia de este Universo, para que sea purificado, transmutado y liberado. Y que a partir de Mi regreso al mundo por segunda vez, se reescriba finalmente la historia de la redención y el despertar de los Nuevos Cristos al Amor Crístico.
Mi Corazón se aflige por aquellos que no pudieron seguir Mi Propósito y que hoy no pueden escuchar este mensaje, en donde les he revelado, con total apertura, una pequeña parte de la historia de esta Creación, de esta vida infinita que los llama para la elevación de la consciencia, para que todas las razas, todos los pueblos y todo este planeta, se eleven de plano y de liberación y formen parte de la Confraternidad.
Vengo a decir esto fuera de Mi Iglesia, que está extendida por toda esta Tierra, para que muchos más corazones, independientemente de su religión o de su credo, puedan saber que Yo Soy el Amor-Sabiduría, que Soy más que Jesús. Soy el Unigénito, el Primogénito del Padre; el que fue anunciado por los labios del Arcángel Gabriel, para traer al mundo la redención y la misericordia de todas las criaturas.
Hoy, como Profeta y Pastor de nuestro Altísimo Padre del Universo, vengo a extender la historia del Apocalipsis. Vengo a extender lo que ha escrito Juan en el libro del Apocalipsis, porque a medida de que los Cristos despierten y se confirmen, la historia cambia, y la posibilidades de redención en las almas es visible y se concreta.
Yo los invito, compañeros, a persistir en este nuevo tiempo que llega, a soportar los embates, a transmutar las interferencias y a sufrir con valentía las disociaciones y las pruebas, sabiendo que Mi Mano poderosa e invencible, que Mi Rayo glorificado, estarán extendidos hacia ustedes, para siempre salvaguardarlos, y ayudarlos delante de cada prueba.
Para que la humanidad sea merecedora de una nueva oportunidad, grupos de almas en diversas partes del mundo, se ofrecerán a sostener, junto Conmigo, a esta humanidad, a fin de que al menos una cuarta parte de ella se redima y sea la que repoblará la Nueva Tierra y vivirá el principio de una nueva y fraterna humanidad.
Mientras tanto, no dejen de sostener con sus manos la Espada de Fuego que les ha dado el Arcángel Miguel, para que en las batallas sus oraciones sean las grandes vencedoras contra el mal y todo lo que disocia a la mente humana.
Que su Escudo Protector, entregado por el Arcángel Rafael, sea la fe, la que moverá los acontecimientos y generará oportunidades inexplicables en las consciencias, que ni siquiera hoy se imaginan.
Que su Casco de Luz, entregado por el Arcángel Gabriel, sea la protección de su sabiduría y de su discernimiento, para que siempre sepan qué hacer y en dónde estar, cuando la Jerarquía los convoque a la gran misión.
Con todos estos testimonios de la Creación, vengo a bendecir a los que hoy se sacramentarán, sabiendo que por detrás de cada Sacramento aún se encuentra un misterio que no fue develado. Por eso, quien vive un Sacramento con total apertura del corazón, develará ese misterio y penetrará en la esencia de la Divina Existencia.
Padre Altísimo, Creador de todo lo que existe, Te pido, en el nombre de Tu Amor-Sabiduría y de Tu Gracia, que bendigas todos estos elementos, para que sirvan de gozo y de plenitud a las almas que claman por la Redención. Amén.
Padre Altísimo, Soberano de la Misericordia, concede, por medio del Sacrificio de Tu Hijo, la reparación por los pecados cometidos contra Tu Divino Corazón y Tu Plan de Amor para este planeta. Que las almas que se sirvan de este Sacramento vivifiquen el Amor-Sabiduría de Tu Amado Hijo, Jesucristo. Amén.
Siéntanse en este momento chispas de Luz del Padre, y ya no más seres miserables, sino espíritus que pueden, en Cristo y por Cristo, irradiar amor a todo lo que existe y a todo lo que vibra, buscando como aspiración traer la cura, el amor y el perdón para este planeta y su humanidad.
Siempre Me alegro cuando puedo volver a Aurora, porque aquí Yo puedo decir al mundo lo que siempre quiero decir, y no debo cuidarme de lo que debo pronunciar para las almas y su despertar.
Aurora es esa Luz que brotó de la Fuente de los Padres Creadores; la misma Fuente que manifestó la Segunda y Tercera Persona de Dios, el Hijo y el Espíritu Santo.
Entonces, hermanos Míos, están ante un gran misterio, lleno de amor y de sabiduría. Aurora es esa Luz que los lleva a la reconciliación y a la cura interior, y que los hace seres libres, para siempre.
Cuando quieran encontrar Mi Perdón, vengan aquí, a Aurora, que Yo los esperaré. Y cuando no puedan venir, se coliguen con Aurora, y así, se coligarán Conmigo plenamente.
Agradezco en esta noche el ofrecimiento de todas sus oraciones y de todas sus canciones. Me ha llenado de gozo la voz consoladora de las almas que persisten en el camino de la consagración.
Que sus voces, algún día, sean consoladoras para este mundo, que sufre y está enfermo.
Que sus voces nunca se cansen de proclamar el Nombre del Señor, porque así, el Señor estará con ustedes y entre ustedes, trayéndoles la Vida Divina.
Recójanse en el Silencio de Dios y todo será curado. Comulguen de Su Silencio Divino y todo será comprendido, a pesar de que haya sido injusto.
No sufran más.
No padezcan más y no retrocedan más.
Sigan Mis Pasos, contemplen Mis huellas, porque hacia donde Yo los conduzco, nadie podrá conducirlos. Hacia donde Yo los llevaré, nadie podrá llevarlos.
Yo nací de la Fuente del Amor-Sabiduría de Dios, para que ustedes, como almas, vivieran el verdadero Amor.
Que se escuche la voz consoladora de las almas y que en las almas se puedan cicatrizar las heridas más profundas, a fin de que se establezca el Amor del Padre en los corazones.
Yo los bendigo, hijos, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Les agradezco por responder a Mi convocatoria. Amén.
Hoy, sus corazones serán perdonados y sus vidas serán renovadas, porque el Todopoderoso está llegando después de Su Hijo, para liberar al mundo de las tinieblas y la perdición.
Él viene a congregar a los espíritus que lo han amado y lo han honrado, que le han dado alabanzas a Su Nombre y a toda Su Creación.
Hoy estoy ante sus miserias más profundas, pero vengo a buscar su más grande amor, aquel amor que hoy Me entregaron y Me donaron, incondicionalmente, para que Yo pudiera estar aquí, entre los Míos y darles a comulgar de Mi Cuerpo y de Mi Sangre, de Mi Espíritu y de Mi Divinidad.
Hoy, el Padre llega con Su Reino, Sus ángeles y arcángeles, con Sus coros celestiales, a bendecir la primera Cruz Azul. Y el soplo del Espíritu llegará a las almas y encenderá los corazones de un desconocido gozo que nunca vivieron.
Así como los Dones de Dios descendieron en el Cenáculo sobre los apóstoles y María, hoy los siete Dones del Espíritu Santo se congregan aquí para descender en sus corazones y esencias.
Entonces, compañeros, es un gran momento de renovación y de júbilo, en donde el pasado deberá borrarse de su consciencias y mentes, porque ahora sí podré caminar con los que están firmes, con los que han aprendido a salir de la tibieza y del desamor .
Ahora sí, podré caminar con los que han de ser justos, con los que aprenden a llevar adelante Mi Obra, con los que han dicho sí, a Mi Sagrado Corazón. En ellos no recostaré la cruz de las amarguras y del sufrimiento, sino la Cruz de Emmanuel, que es la Cruz de la victoria y de la elevación de la consciencia humana hacia el Reino de Dios.
Así, sus espíritus se elevarán y deberán creer, compañeros Míos, que sus penas se disolverán completamente, siempre y cuando den el permiso para ello.
Por eso, con esta dulzura que ahora brota de Mi Corazón, hoy no vengo a ver a los pecadores sino a los que se redimen y a los que caminan en el sendero de la transformación interior todos los días.
No crean, compañeros, que ganarán el Cielo mientras estén en la Tierra.
Han venido aquí, como la humanidad, para aprender a amar y perdonar, para aprender a vivir la compasión y la justicia en cada detalle.
Cuando eso se alcance, toda la humanidad estará libre de la adversidad y del pecado, y las puertas de los infiernos se cerrarán tantas veces como las ha cerrado Dios a través de Su Hijo y de Su Sierva Fiel, así como de San José.
Beban de este momento como un único momento que no se repetirá nunca más. Unir el Cielo y la Tierra, el Universo y la humanidad es algo grandioso que no sucede todos lo días.
El Padre no desciende al mundo desde que Yo ascendí a los Cielos. Imaginen, compañeros, cuánto tiempo ha pasado para que llegara este momento en donde los méritos de Mi Pasión y de Mi Cruz estarán grabados en el resplandor de la Cruz Azul.
Por eso, hoy he detenido a la tinieblas y a Mi adversario. Aquí está presente ante sus ojos la manifestación de la Voluntad de Dios y de Su divino Propósito. Y ustedes, en este momento, compañeros, están siendo llevados a ingresar en el espíritu de Emmanuel, en donde se encuentra la paz, la armonía, la cura y el perdón de todas sus faltas.
A esto se acrecienta la Luz de Aurora y su divino Rayo de Liberación, que hoy trabaja silencioso sin mover tantas leyes ni energías, sino en el interior de las consciencias y de los corazones que se abren para poder encontrarla.
Vean entonces, compañeros, como en este momento, el tiempo de la ilusión se detiene en una parte de este planeta e ingresa el Real Tiempo de Dios, para hacerles sentir en Su silencio, la unidad con todo el Cosmos y con toda la Vida universal.
Para eso los Resplandecientes, los Elohim, son los que abren las puertas entre los planos, para que el Padre descienda aquí con Su Espíritu.
El viento viene a limpiar el mal pensamiento de los ingratos, para que no los afecte, sino que prevalezca el Soplo del Espíritu de Dios sobre sus consciencias, en este momento.
En recogimiento y oración, vayamos al encuentro del Padre y de la bendición de la Cruz Azul.
Síganme.
Escucha Señor la voz de Tu pueblo. Escucha la voz de toda esta raza, que hoy se postra a Tus Pies para alabarte y glorificarte.
Escucha Emmanuel la voz de Tus hijos y llega a este mundo con todo Tu Poder y Esplendor, para que las tinieblas más impenetrables sean disipadas, para que los corazones se liberen de las cadenas de la perdición y de la ilusión y se establezcan los Cristos del Nuevo Tiempo; aquellos que vendrán de diferentes partes del mundo y se colocarán a los pies de Tu Cruz para esperar la llegada de Tu Hijo.
Escuchemos la Voz del Padre, que hoy no solo esta en los Cielos, sino también está aquí sobre Aurora, como el Sabio Creador de todo lo que existe, como el Padre de la Misericordia y de la Bondad, que en Su aspecto divino de Emmanuel llega a Sus hijos, para bendecirlos con Su Luz redentora y cósmica.
Mientras los Cielos se abren ante Ti Amado Señor, desciende con Tus Rayos el poder de la Creación y de toda la manifestación divina, para que se cumpla sobre este planeta Tu divino Pensamiento y las almas encuentren, finalmente, el camino del amor y de la reconciliación.
La Voz del Padre Eterno:
Amados hijos, escuchen a Su Padre.
Yo Soy el principio y Soy el fin.
Yo Soy el que Soy y vengo del Universo espiritual para congregarlos en Mi Amor y en Mi Justicia.
Los siete Ángeles Regentes que fueron convocados, que ahora desciendan y que se encienda la Cruz .
Hoy, el Padre del Amor bendice este símbolo, que unirá a los pueblos y a las naciones; que traerá la esperanza a los no redimidos y que dará la redención a todo el mal, para que triunfe el Amor de la Fuente; para que reine la Verdad y la Justicia.
Amados hijos, Yo los amo y los espero con Mis Brazos abiertos para que Mi Amado Hijo los lleve hacia Mí y puedan estar sentados a los pies de Mi Trono junto a los ángeles, para que cantemos Gloria y Aleluya.
Mientras sus ángeles de la guarda se postran al suelo, las penas más profundas son perdonadas y por medio de esta Cruz Azul se cumple un Propósito más de Dios sobre la superficie de este planeta.
La Voz de Cristo:
Hijos y compañeros Míos, para que la Luz de Emmanuel se haga visible entre las consciencias, entonemos Su Nombre sagrado, para que los ángeles derramen los códigos y los méritos alcanzados durante Mi Pasión y así se abran las puertas a las oportunidades y a las Gracias para todas las almas que buscan la unidad con el Padre y la Creación.
Hoy cantaré junto a ustedes el Nombre santo de Emmanuel.
Todos entonan Emmanuel.
Sientan sus corazones liberados del pasado, de las amarras y de las perversiones de la vida.
Sientan sus corazones llenos de la Luz de Emmanuel y comulguen del Padre, que hoy está aquí con Su Consciencia divina para traer la Paz a este mundo y también la Fuente de Su Compasión.
Y ahora, llamemos a los Nombres de Dios, para que los Ángeles Regentes, que fueron designados por el Universo, llenen esta Cruz con los códigos de la Divinidad de Su Amado Hijo.
Todos entonan los Nombres santos de Dios: Adonai, Emmanuel, Abba, Elí Elí, Yahvé, Shekinah, Elohim, El Shaddai, Iod He Vaud He.
Que esta renovación traiga para las consciencias la ampliación de sus caminos, en la consagración y en la fe, el ingreso por las puertas de la Misericordia al Reino de Emmanuel para que siempre aprendan a vivir y a cumplir Su Voluntad por más pequeña que sea.
Yo los bendigo, bajo la Luz Poderosa de Emmanuel abriendo en este Centro Sagrado el descenso de Su divino Espíritu para que las almas lo encuentren en su interior.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más