MENSAJE DIARIO DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE AURORA, PAYSANDÚ, URUGUAY, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Confía en Dios y en Su Plan más allá de todas las cosas. Busca el establecimiento y la renovación del amor en tu interior, más allá de cualquier acontecimiento, dentro y fuera de ti.

El planeta ya comenzó su etapa de purificación y tu mundo interior también verá emerger aquellas cosas que, por ti mismo, no quisiste ver ni trabajar.

Sabe que todo sucederá por un bien mayor, por el establecimiento de una nueva vida. Solo deja que tu corazón fluya con las Leyes que comenzarán a instaurarse en el mundo, a pesar de que ellas sean invisibles a los ojos humanos, porque provienen de una realidad universal y divina.

Que este ciclo sea marcado por la fe y por el amor al Plan de Dios, con la certeza de que toda transformación ocurre para que esta Voluntad se cumpla.

No pierdas de vista este Amor Mayor, este propósito que viene del Padre y, con gratitud, coloca tu corazón vivo en el presente, pasando cada instante sin perder la aspiración de amar, sin perder la esperanza de que el amor sea la Ley primera que regirá la vida sobre la Tierra.

Tu Padre y Amigo,

San José Castísimo

MENSAJE DIARIO DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, MINAS GERAIS, BRASIL, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

En el Universo infinito de la Verdad de Dios se guardan todas las religiones, filosofías y ciencias verdaderas. 

Las religiones, las filosofías y las ciencias son las formas que el hombre encontró para expresar, en diferentes épocas, culturas y bajo diferentes influencias, los impulsos que el Creador les enviaba para construir una comunicación con Dios y, así, un camino de retorno al Corazón del Padre.

Después que la humanidad se perdió del Propósito Divino, la vida espiritual comenzó a ser impulsada como forma de religar a los hombres con el Padre, a las criaturas con el Creador. Pero Dios, hijos, es uno solo y Su Verdad también es única.

Para comprender las religiones y encontrar un punto en el cual ellas se unen, no se debe buscar en sus enseñanzas. La esencia de las religiones se encuentra en lo profundo de la consciencia humana y su pureza se revela en la manifestación de sus consecuencias en la vida de los seres.

Una religión cuando es verdadera lleva a la consciencia a experimentar el Amor que proviene de Dios y que los llama a amar todo tipo de vida, indistintamente. El amor es el punto de encuentro que debe existir entre las diferentes expresiones de los caminos que llevan a Dios. 

Cuando hay amor, hay comprensión. Cuando hay comprensión, hay respeto. Cuando hay respeto, hay fraternidad. Cuando hay fraternidad, hay amor. Y donde está el amor, allí está Dios. Todo comienza y termina en el mismo principio.

Les digo eso porque este es el tiempo de manifestar el respeto, la fraternidad, la comprensión y, por sobre todas las cosas, el Amor. Así sabrán encontrar al Padre en la diversidad, en la diferencia y cerrarán las puertas para el mal que divide y separa a los hombres, no solo entre ellos, sino también de Dios.

Oren por la unidad y oren por el Amor, porque esta es la única cosa necesaria en este y en todos los tiempos.

Su Padre y Amigo,

San José Castísimo 

MENSAJE DIARIO DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DEL ESPÍRITU SANTO, CÓRDOBA, ARGENTINA, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Hijo:
Descubre en el servicio el ennoblecimiento del alma y del espíritu, el nacimiento del amor universal, porque solo cuando la necesidad del prójimo trasciende las tuyas es que puedes comprender un poco la esencia del verdadero amor que viniste a aprender en este mundo.

Comprende que, cuando sirves, no es solo el acto de servir lo que libera a las almas de los infiernos de este mundo, sino también el amor y la caridad fraterna que imprimes en tus acciones y la sinceridad con la que trasciendes tus miedos y limitaciones; es haciendo lo que jamás pensaste hacer, lo que realmente une tus manos a las Manos del Creador y torna sagrado tu servicio.

Ve, sí, al encuentro de los más pobres; ve lejos, buscando en los abismos a los que necesitan de tu unión con Dios. Ve donde los desamparados no conocen la esperanza, donde los enfermos no conocen la fe, donde los hambrientos no conocen la misericordia, donde los pobres no conocen la riqueza que es vivir pleno en el Espíritu de Dios. Imprime todos esos atributos en el silencio de tu boca y en los actos sinceros de tus manos, en el pulsar profundo de tu corazón.

Coloca en el servicio la esperanza de que este mundo alcance la redención, de que las almas reconozcan la unidad y el amor.

No necesitas predicar, porque las palabras, en estos tiempos, a veces, son muy imperfectas. Opta por dar un ejemplo de pacificación, de fraternidad, de entrega abnegada.

No esperes jamás que agradezcan por el servicio que prestas.  No esperes retornos, no busques resultados. Coloca en el suelo la semilla de un árbol que tal vez no verás crecer, pero confía en que dará sus frutos para los hambrientos de un tiempo futuro y dará sombra para que los cansados de tanto andar encuentren en ella un lugar de reposo.

Así como enciendes tu corazón en el servicio a los más pobres, también enciéndelo en el servicio a los que tienes al lado. Muchas veces te preocupas con las almas que se pierden a lo lejos, pero no ves a los que se están perdiendo por no encontrar en ti un poco de sustento, de apoyo, de compasión y de fraternidad.

Sé que quieres curar al mundo, reconstruir la Tierra y no dejar que se hunda la barca de salvación para esta raza. Entonces, comienza por tu propia casa, por los Centros de Amor, por toda la vida a tu alrededor, porque aquel que aprende a amar no ama de vez en cuando o solo a algunos pocos, a los más miserables.

El amor, hijo, cuando habita verdaderamente en el corazón humano, contempla a toda la Creación; contempla a los semejantes y también a los Reinos de la Naturaleza; contempla a los pobres y a los ricos por igual, porque la mayor carencia es la carencia de amor.

El amor no tiene cultura, no tiene religión, no tiene un idioma, no tiene una etnia. El amor que se propone vivir en este mundo es el mismo Amor del Corazón de Dios. Por eso, vive en ese amor y sé ese amor a cada instante, con todo y con todos, en el silencio de tus acciones, en la soledad de tu corazón, de la misma forma que entre las multitudes. Así, aprenderás el mayor servicio que se vive en este mundo, que no es solo la caridad, es la cristificación.

Tu padre y compañero de siempre, aquel que te conduce al Corazón de Cristo,

San José Castísimo

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Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más

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