- Inicio
- Blog
- Mensajes
- Oración por la Paz en las Naciones
- Calendario
- Oraciones
- Impulsos Diarios
- Libros publicados
- Pinturas e Imágenes
- Objetos Sagrados
- Música
- Galeria de fotos
- ¿Quiénes somos?
- Centros Marianos
- Campaña por la Paz
- Redes Sociales
- Contacto
En esta Cuaresma, hijo, aprende a ir más hondo en el desierto de tu corazón para que tu oferta sea más sincera y verdadera, para que tu experiencia de Amor Crístico sea más amplia.
Así como Cristo contempló Su Cruz y cada uno de los martirios que viviría a lo largo del Calvario, contempla tú también con valentía las pruebas de estos tiempos.
Así como Cristo contempló y comprendió la definición y la fragilidad de Sus compañeros, contempla tú también no solo tu propia fragilidad humana e interna, sino también la de tus hermanos y, con ojos de compasión, acompaña la definición de todos los que caminan contigo.
No todos encontrarán fortaleza en su interior para seguir adelante, independiente de las circunstancias. No todos sabrán que el Creador no cuenta con las fuerzas humanas, sino con la rendición de los corazones, para que Él sea la fuerza dentro de las almas. No todos comprenderán que no necesitan vencer o triunfar por sí mismos, sino solo dejar que Dios triunfe, a través de sus vidas, en las situaciones más impensables, bajo las condiciones más desconocidas.
Observa los acontecimientos de este tiempo con los Ojos del Cristo Cuaresmal, Aquel que enfrentó cada tentación a través del silencio. Y, ante las visiones astutas del adversario, Sus Ojos estaban fijos en Dios; ante las palabras confusas y conflictivas del adversario, Su Boca solo pronunciaba oraciones y decretos; ante las miserias de Sus amigos, que el adversario le hacía observar, Su Corazón emanaba comprensión y certeza de que la salvación vendría de Su propio sí y que Sus hermanos, aunque no perseveraran en el camino, tendrían una nueva oportunidad por la perseverancia de Su Corazón en el Propósito Divino.
Por eso, Cristo fijaba Sus Ojos en el Propósito y, ante toda negación y miseria, solo afirmaba la Luz del triunfo del Altísimo en Su interior y, a través de Él, en todas las almas.
Hijo, pon tu corazón en el Corazón del Cristo Cuaresmal para cruzar el desierto en ascensión, desarrollando en tu interior la fortaleza que será capaz de trasponer los obstáculos del fin de los tiempos.
Pon tu espíritu en el Espíritu del Cristo Cuaresmal para que tu ser se fortalezca y crezca en la virtud de la fidelidad ante todas las pruebas, y que las confusiones del enemigo no sean más que tu escuela de maduración interior.
Tienes Mi bendición para esto.
Tu padre y amigo,
San José Castísimo
El último año de impulsos de Mi Casto Corazón
Hijos:
Están transitando el último año de los grandes impulsos de la Jerarquía Divina, etapa en la que sus corazones deben beber incesantemente de la Fuente de los prodigios y de las dádivas que les entregamos en cada Aparición.
El último año de los impulsos de la Jerarquía habla sobre las Gracias inmerecidas que las almas están recibiendo para que vivan su definición y fortalezcan sus consciencias para que, en el próximo ciclo que llegará, sean responsables no solo de la propia sustentación interna, sino también del amparo de todos los que no bebieron de esa Fuente y que necesitarán de auxilio, cura y misericordia para cruzar así la puerta estrecha de la última oportunidad.
Los últimos grandes impulsos de la Jerarquía les hablan sobre una gran prueba de amor, entrega y rendición que los conduciremos a vivir, para que aprendan lo que verdaderamente es el Amor Crístico y transciendan el amor humano y el bien común por medio de la Gracia que les concederemos de comprender que, más allá del caos, del mal y de las miserias propias y ajenas, existe una Fuente insondable de Amor Crístico de la que deben aprender a beber, y eso será igual para todos.
En este ciclo no habrá preferencias, no habrá títulos, no habrá méritos humanos capaces de excluir a alguien de la prueba mayor de la entrega, de la definición y del descubrimiento de un Amor superior.
Todos estarán ante dos puertas: la puerta grande y amplia del confort del mundo, un falso y pobre confort que confundirá las almas, ofreciéndoles su consuelo y una paz ilusoria; y la puerta estrecha de la entrega y del Amor Crístico Superior, que forjará en ustedes la posibilidad de verse unos a otros como verdaderamente son, de transcender la condición humana, el juzgamiento y los pareceres, para unirse en el único propósito de sustentar el planeta hasta que el viejo hombre dé lugar a aquel que es capaz de vivir con plenitud el Propósito Divino.
Por eso, sepan que cada vez que estén ante una situación que parece mayor de lo que pueden soportar, en verdad estarán ante la oportunidad de la trascendencia y de la entrega que Dios los llama a vivir para que despierten el amor latente en sus corazones.
Si están en este mundo, en este tiempo, es porque son llamados a experimentar la gran definición humana; y eso no los hará más grandes o más pequeños que los otros, solo hará de cada uno de ustedes un instrumento en las Manos de Dios para la transformación de la vida, vida más allá de la vida, que debe ser renovada.
Por eso, no desperdicien los impulsos, sino beban de cada uno de ellos, mediten sobre ellos y no dejen que pasen sin antes impregnar toda su consciencia.
Tengan Mi bendición para esto.
Su padre y amigo,
San José Castísimo
Llegó el momento de conscientizar lo sagrado que ustedes son llamados a vivir, lo sagrado que habita en el interior del suelo que pisan, lo sagrado que se expresa en lo invisible de la vida que llevan cada día.
Este es el momento de percibir, en todo, la presencia de la Jerarquía, que estuvo silenciosa tanto tiempo para la humanidad, pero que deberá revelar no solo sus realidades, su sabiduría y su misterio, sino también a sí misma, para todos los seres.
Poco a poco, deben transformar lo que aún es superficial en sus vidas. Y hablo de lo que hay en lo profundo de sus corazones, sus aspiraciones, pensamientos, deseos y voluntades más humanas, porque lo que es externo y se expresa en el mundo a través de sus acciones, inevitablemente, se transforma cuando sus corazones se transforman.
Por eso, no hablo de mirar hacia afuera, no hablo de exigirle al prójimo y corregir los pasos ajenos y su modo de vivir y de expresarse. Porque corregir afuera es un paso que muchas veces no se consolida, porque dentro de ustedes permanece el mundo y sus deseos, su superficialidad y su ilusión.
Por eso, es momento de mirar hacia adentro y de conscientizar lo sagrado en el propio corazón; conocer y reconocer el Amor de la Jerarquía y las Gracias que Dios les concede a través de la vida superior.
Así, podrán elevarse cuando experimenten la transformación dentro de sí mismos.
La verdadera transformación acontece en lo oculto, donde nadie ve, porque también es allí donde permanecen aquellos aspectos de la consciencia que se resisten a entregarse.
Pueden aparentar muchas cosas al mundo que no son verdaderas, porque dentro de ustedes es donde habita la verdad.
Y, cuando son transformados por dentro, se tornan vehículos de transformación por fuera. Su simple presencia hablará al mundo sobre la verdad e inspirará a los corazones a buscarla.
Por eso, hijos, es tiempo de que, dentro de ustedes, conscienticen lo sagrado, la presencia y el silencio de la Jerarquía y toda la vida que habita en el interior de la Tierra. Porque esta vida comenzará a emerger hacia la superficie del planeta, y, para que participen de ella externamente, deben primero vivirla, verdaderamente, en su interior.
Tienen Mi bendición para esto.
San José Castísimo
Cuando un ser ingresa en el desierto, aunque simplemente haya tocado su arena y sentido su calor, ya no puede caminar hacia atrás.
El desierto puede parecer peligroso, lleno de sufrimientos y padecimientos. Pero hoy les digo que no hay mayor padecimiento para un alma que ingresar en el desierto y no profundizar su experiencia en él, no rendirse a Dios y descubrir sus misterios.
El alma que pisa el desierto, pero no camina por él, sino que queda presa de sus temores, no suelta las muletas que apoyaban sus pasos ni descubre en ellas su verdadero apoyo y tampoco sabe lo que es caminar con los propios pies.
Esa alma vencida por sus temores, sin querer soltar los afectos, las sensaciones o el pasado en sí, termina buscando, en más muletas y más cadenas, las sensaciones que no encuentra con las que tiene en sus manos y con las que están presas a sus pies.
Esa alma se torna prisionera de sí misma, cada vez más vacía, más esclava y más temerosa, simplemente por no conseguir rendirse al infinito del desierto que se presentó frente a ella.
Dios los llama a madurar en el desierto, a dejar las emociones humanas para descubrir y consolidar el corazón en el Amor Crístico. Pero para eso, hijos, necesitan soltar las muletas, quebrar las cadenas, experimentar el vacío y caminar en él, aunque no sientan una base bajo los propios pies.
Esto se llama experimentar la fe.
No sean esclavos de sí mismos. Reconozcan que no hay otro verdugo sino el orgullo, la vanidad y la ignorancia de los corazones que creen que están más seguros cuando están llenos de sí, pero no perciben que ni siquiera se conocen a sí mismos.
Les dejo Mi bendición para que clamen por liberación y la vivan.
Si sienten que sus pies están en las arenas del desierto, caminen y no detengan sus pasos. Consoliden la unión con Dios y fortalezcan la propia fe. Esto los hará verdaderamente libres.
San José Castísimo
Que sus corazones sean colmados de la Gracia, de la Paz y de la Misericordia de Cristo.
Hoy, hijos, Mi oración es para que encuentren a Dios, para que vivan Sus palabras, Sus instrucciones entregadas al mundo a través de Sus Mensajeros.
Mi oración es para que sepan superarse cada día, encontrando en la propia entrega y en la aspiración de vivir el Amor Crístico, la fuerza para levantarse, vencer los asedios y las adversidades y encontrar la paz.
Mi oración es para que aprendan a servir a sus hermanos, para que aprendan a decir sí sin condiciones, en el espíritu de la paciencia y de la fraternidad, de la humildad y del amor.
Hoy, Mi oración es para que los servidores de Cristo se descubran Sus compañeros y siempre aspiren a dar un paso más allá y a tornarse Sus amigos, almas esposas de Su Sagrado Corazón y fieles imitadoras de Su camino crístico.
Hoy Mi oración ante Dios es de entrega. Le entrego al Padre cada palabra dicha a lo largo de los últimos años, cada impulso que les entregué con Mi verbo, con Mi silencio y con Mi Amor, para que ustedes pudieran ir a buscar en Dios los frutos de esa entrega.
La puerta ya les fue abierta. El camino ya les fue mostrado. Hoy Mi oración es para que caminen sin temor y sin tibieza en el corazón.
Sean almas firmes en Cristo, renovadas en Dios y dispuestas a cumplir con Su Plan.
Por eso los bendigo y con amor los acompaño, hoy y siempre.
Su Padre y eterno Amigo,
San José Castísimo
Ora por una religiosidad verdadera para que los corazones de los hombres se inclinen hacia la espiritualidad de estar en Dios y de ser parte del Creador, conscientemente.
Clama para que las almas reciban una oportunidad de despertar y de profundizar en su despertar cuando ya se sientan despiertas.
Ruega al Padre para que aquellas almas que se dispusieron a ser Sus representantes en el mundo, independientemente de su credo, sean verdaderas y sinceras en el amor a Dios, porque el amor a Dios las conducirá por el camino correcto hacia la Puerta estrecha del Corazón del Señor.
Confía en que, a pesar de las diferencias, aquel que vive para expresar, multiplicar, vivir y donar el amor de Dios encontrará el camino hacia la unidad con el Padre y es allí donde las religiones se comprenderán unas a otras, es allí donde las filosofías se liberarán de su ignorancia y encontrarán la Verdad.
A lo largo de este tiempo, hijos, la Verdad de Dios y de la vida revelada a los hombres por partes y escondida en plenitud en la esencia del Amor Crístico, les será revelada por completo. Y comprenderán que dentro del amor verdadero no había religión equivocada, pero sí una verdad que no fue enteramente revelada, sino repartida entre los hijos de Dios para que, cuando cada uno siga Sus preceptos y Su camino de Amor, se puedan encontrar unos con otros y todos con la Luz de la Verdad Divina.
Solo oren por la santidad y por la pureza de las religiones.
Oren para que no confundan los caminos de Dios con los caminos de los hombres.
Oren para que los seres se puedan religar con su Creador a través del amor, dondequiera que estén.
Su Padre y Amigo,
San José Castísimo
Desde Su nacimiento hasta Su vida adulta, Jesús tenía pleno conocimiento de la vida universal y de la vida profunda de cada ser. Sabiendo del Propósito de la humanidad en la Tierra, Su Corazón siempre se sustentó en la esperanza del advenimiento de la nueva vida, en la manifestación de la Nueva Humanidad.
La Verdad de Dios vivía en Su interior y, durante el Calvario, ella fue la base de la sabiduría que despertó el Amor Crístico en Su Corazón y renovó el Amor de Dios.
Hoy, hijo, deja que las revelaciones de este tiempo sean para ti la sabiduría que viene como base para el calvario del mundo y, sobre todo, para el despertar y la renovación del Amor.
Recibe con gratitud las ciencias que te son enseñadas, el conocimiento superior del que la humanidad siempre estuvo tan ignorante.
Deja que la sabiduría despierte en ti la certeza de la eternidad y de la redención de todas las almas para que, con esa Verdad viva en tu corazón, puedas tornar pequeñas las pruebas de este final de ciclo.
Ennoblece y fortalece tu corazón con la sabiduría y con el conocimiento. Permite que la Verdad Superior se aproxime y con ella, lo que verdaderamente eres. Así tendrás bases firmes por las cuales caminar para retornar a Dios.
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
Contempla el Corazón de Cristo y en Él a Su Santo Cáliz.
Este es el Cáliz de tu redención y de la redención del mundo. En él se encuentra la Sangre que fue vertida en el Calvario como en la Cruz; Sangre que representó la entrega absoluta de Dios a través de Su Hijo; Sangre que se multiplica en todos los Sagrarios del mundo para ingresar en el interior de todos los seres y transformar su condición humana; Sangre que lleva en sí los códigos de la Nueva Vida, del Amor Crístico, Amor de Dios renovado en Su Hijo; Sangre que se derrama sobre el mundo cuando las almas claman con sinceridad; Sangre que ingresó en las entrañas de la tierra para sellar la alianza entre este Proyecto Divino y su Creador, decretando así su perfección y su manifestación en el fin de los ciclos.
Esta es la Sangre que da la vida, no solo a los hombres, sino a toda la Creación. Esta es la Sangre que los diviniza porque manifestó en la carne humana la presencia de Dios y tornó viva la semejanza del Creador con Sus criaturas.
Esta es la Sangre que todos los días es entregada en el altar; es la Sangre que convierte los elementos de la Tierra; Tierra que por esta misma Sangre se tornó sagrada.
Reverencia hoy el Cáliz del Señor para que seas conocedor de Sus misterios. En el Santo Cáliz se guarda la Sangre de Cristo y de todos aquellos que un día bebieron de él y alcanzaron grados de Amor Crístico en su interior.
Este es el Cáliz que los une a Dios, el misterio manifestado del Amor Divino. Si tan solo lo contemplaras con amor, tu espíritu, alma y corazón estarían comulgando con Él.
Si bebes la Sangre y comes del Cuerpo de Cristo, todo tu ser comulga con Su Vida, con la Nueva Vida, con el Amor y la perfección de Dios.
Hoy y siempre, hijo, reverencia la dádiva de la entrega de Dios a través de la Eucaristía. En ella se encuentra vivo el Amor que tu Creador sintió al manifestarse, Él mismo, en esta vida, descendiendo a la menor de las dimensiones para abrir el camino hacia la suprema unidad con Su Espíritu.
Bebe de Su Sangre y come de Su Cuerpo, cruzando así las dimensiones que te separan de Dios y retornando a Su Eterno Corazón.
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
¡Gloria a los Reinos de la Naturaleza! Por ser morada de Dios y de la vida, por ser instrumentos de la grandeza del Padre y de Su Presencia.
¡Gloria a los Reinos de la Naturaleza! Porque a pesar de todo lo que acontece en el mundo, a pesar de todos los ultrajes a su cuerpo, a su espíritu y a su consciencia, los Reinos continúan siendo expresiones de donación y de amor y no se cansan de esperar de los hombres la compasión, la paz y, por encima de todo, el despertar del Amor Crístico que abrirá las puertas para que todos los seres den un paso en su evolución.
Hoy les digo: ¡Gloria a los Reinos de la Naturaleza! Porque en ellos habita y se expresa el Creador, vivo, pleno, construyendo Su Cuerpo a través de los elementos que nacen en la Tierra.
Cuando glorifico a los Reinos de la Naturaleza, glorifico al Dios Vivo y a la Madre Celestial que en ellos habita.
En estos tiempos de tribulación, en los cuales las naciones se desequilibran y dentro y fuera de los hombres el caos comienza a ganar espacio, ustedes hijos, deben aprender a contemplar a los Reinos para no perder la paz y la unión con Dios.
Cuanto mayor es el desequilibrio en la vida humana, más deben estar unidos y en comunión con los Reinos de la Naturaleza porque en ellos habita, inmutable, la Paz de Dios y el don de saber donarse por amor.
Contemplando los Reinos, ustedes pueden recuperar la paz que como humanidad perdieron. Amando y sirviendo a los Reinos de la Naturaleza, ustedes pueden despertar en su interior el amor por la vida que, cuando madura, se transforma en Amor Crístico.
No basta contemplar y amar, ustedes deben aprender a madurar el amor, conscientes de los tiempos que viven y de lo que son llamados a vivir y a ser. Son llamados a ser Cristos del Nuevo Tiempo, imitadores de Aquel que entregó todo de sí por amor a Su Padre y a Su Plan Divino.
De esta forma, hijos, auxilien a los Reinos de la Naturaleza y, en comunión, reciban de ellos el auxilio para que ustedes se tornen otros, para que se renueven, crezcan y maduren la expresión del amor en sus corazones.
Para vivir el Amor Crístico, no hay una fórmula; solo deben amar y ser amor, amando todo lo que es vida, todo lo que guarda en sí la expresión de Dios porque el Señor tiene su morada en el interior de Sus hijos.
Su Padre y Amigo,
San José Castísimo
No temas a la verdad, a la transparencia o a lo que te es desconocido.
No temas estar delante del mundo sin capas, sin máscaras o sin los velos que ocultan tu condición humana.
No temas ver tus miserias con transparencia y tus imperfecciones con claridad.
No temas sentirte peor que los demás cuando, a lo largo de toda la historia humana, los seres buscaron sentirse superiores a sus hermanos.
No temas ingresar en otras Leyes, en otro tiempo, en otro arquetipo de vida. Déjate desnudar delante de la verdad y, con valentía, ve caer las capas de tus orgullos y de tus vanidades. La humildad que nace en el corazón de los que se dejan humillar, con sinceridad, es el mayor tesoro de su evolución.
Experimentar la verdad y la transformación es la verdadera realización humana.
No estás en la Tierra para crear un personaje que se adapte a los gustos y admiraciones humanas, y que sea alabado por todos. Estás en la Tierra, hijo, para seguir el ejemplo de Aquel que fue humillado, coronado de espinas y crucificado y que, así, rompió con todos los arquetipos de honra y de gloria humanas, y mostró a los seres cuál es el verdadero legado que un hombre debe dejar en la Tierra: el Amor sin condiciones.
Deja caer por tierra todos tus orgullos, tus vestiduras de vanidades y de egoísmos. Deja que este ciclo llegue con intensidad y te transforme, quebrando, dentro y fuera de ti, tus más profundas resistencias.
Sin temor, siéntete pequeño, pobre y miserable. Vacía el cáliz de tu corazón y la morada de tu interior porque llegó el momento de que ellos sean ocupados verdaderamente por Dios y no por ti.
No temas sufrir, no temas perder lo que crees haber construido porque finalmente, hijo, dejarás de construir para permitir que Dios construya en ti Su fortaleza.
Esto no será fácil. Superará todos tus límites y romperá todas tus barreras, pero finalmente te revelará el verdadero motivo de tu existencia. Y más que saber que el Amor Crístico existe, podrás vivirlo.
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
Cuando un alma agoniza, hijo, ve a su encuentro, porque llegó la hora de que ella reciba un auxilio más, para soportar por sí misma lo que no está consiguiendo.
Ve en auxilio de los que desistieron de la vida, porque no se sienten capaces de luchar para mantenerse en ella. Ve en auxilio de los que están debilitados, porque consideran que no tienen el amor suficiente para superarse y soportar el fin de los tiempos. Ve en auxilio de los que están desistiendo de la vida, porque creen que son un peso y una carga que están siendo cargados por otros. Ve y da tu amor a aquellos que se están perdiendo, porque perdieron la esperanza, y suple a los que necesitan de ti en este momento.
Existen muchas razones para que un alma se rinda a la enfermedad y desista de la vida, y una de ellas es la desesperanza y la fragilidad. Por eso, hoy te pido que colmes tu corazón con el Amor de Dios y que lo viertas sobre los que están debilitados y oprimidos, primero por sí mismos, después por sus tristezas humanas y espirituales.
No dejes que las almas se desalienten por falta de amor, sino intenta, hijo, hasta el último instante, que todos los seres vivan, al menos, una experiencia de Amor Crístico verdadero.
Si alguien no consigue superarse en el amor, ve y supérate a ti mismo, para ofrecer al prójimo algo que te parezca imposible.
Tienes Mi bendición para esto.
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
Oren para que el Plan de Dios se cumpla, contemplando, en el Universo, el Propósito perfecto que el Creador tiene para cada una de Sus criaturas.
Reencontrarse con los Mensajeros Divinos y estar en presencia del Padre Eterno, a través de la Puerta de Luz y de Paz que abrimos para el mundo, significa recobrar la pureza y el potencial de amor que les fue entregado a las criaturas en el comienzo de todo y que, un día, se perdieron en los corazones de muchos.
La tarea de los Mensajeros Divinos en este tiempo es más profunda y a veces incomprensible e invisible para la mente humana; porque llegó el momento definitivo para el planeta, cuando la evolución de todos se definirá según las respuestas dadas a las oportunidades recibidas.
Muchos se abren de corazón, aunque sea por un pequeño instante y eso ya es suficiente para que la semilla de un nuevo ser sea sembrada en su interior. Ahí está la eterna esperanza de Dios y de Sus Mensajeros: saber que, a pesar de que la humanidad está tan adormecida, también existe la posibilidad de que despierte de forma más simple de lo que imaginan.
Los Mensajeros Divinos se dirigen hacia Centroamérica para que los que perdieron su vínculo con Dios puedan recuperarlo. Que aquellos que, en el principio, se comprometieron a manifestar Su Plan puedan cumplirlo. Que aquellos que deben convertirse en Nuevos Cristos y que caminan detrás del Señor en todos los tiempos, puedan recordar su misión.
Existen misioneros dispersos en el mundo entero y llegó la hora de llamarlos por el nombre, uno por uno, para que cumplan con su misión.
Nuevos y potenciales Cristos despertarán en este tiempo: consciencias que vivirán el amor y la unidad con Dios más allá de sí mismos; que amarán al prójimo y que darán sinceramente la vida por sus amigos. Consciencias que repartirán el Pan junto a Cristo y que se unirán a ustedes en esta mesa para compartir el Cáliz del sacrificio y de la entrega a Dios, y así hacer que el plan del enemigo se desintegre y que las almas ya no se pierdan de Dios.
Les advierto sobre estos acontecimientos y les agradezco por orar para que este Plan se cumpla.
San José Castísimo
Hijos:
La paciencia en la transformación y en la purificación es primordial. Recuerden que están ante una condición humana degradada desde hace siglos y ante códigos que emergen de la consciencia para que sean transformados y que, incluso, trascienden la vida en la Tierra, pues tienen sus raíces en el universo.
Recuerden siempre que Aquel que vino al mundo para darles un ejemplo era el Hijo de Dios Vivo y tuvo que padecer los males de la Tierra y transmutar los atavismos de la humanidad para abrirles el camino. La trascendencia de la materia humana de Jesús comenzó desde Su gestación hasta Su último suspiro en la Cruz. Si el Dios Vivo trabajó en cada instante de Su vida para poder culminar con Su aprendizaje de amor, no esperen que con ustedes sea diferente. ¿Cómo quieren santificar sus cuerpos y sus almas si recién ahora están comenzando a comprender este camino?
El Hijo de Dios era consciente de la vida universal y de sus misterios; era conocedor de todas las ciencias cósmicas, porque era uno con Aquel que las creó; y, aún así, para liberar el miedo de Su última Célula y vivir el pleno amor con todos los niveles de Su Consciencia, tuvo que llegar a la Cruz y perdonar todo lo que hasta allí había vivido.
Hijos, mucho aún les falta para llegar a la perfección. No tengan prisa, tengan paciencia. Sin embargo, sean constantes y persistentes y no se acomoden al hecho de que la transformación les durará la vida entera.
Sí, la transformación absoluta les ocupará toda la vida, pero cada día deben alcanzar un nuevo escalón, para que al final de esta vida sean dignos de llegar a otros mundos y dimensiones celestiales que los aproximan a Dios.
La transformación durará toda la vida, porque la evolución es eterna y no porque estarán siempre en el mismo lugar. Cada día deben darse un nuevo paso y una nueva comprensión, basados en el esfuerzo permanente. No se preocupen si dan pasos largos o cortos, porque cada día y cada ciclo los llevarán a un escalón diferente.
Lo que en verdad importa es que no se detengan y que sean constantes.
Ábranse todos los días para que el Amor de Dios los transforme y retiren un poco de sí de la propia consciencia para ceder espacio al Amor y a la Presencia divina.
Cada día, retiren un objeto de su morada interior para dar lugar al Morador Celestial, que un día llegará. En algún momento, tendrán la casa vacía y limpia para recibirlo.
Su padre y amigo de siempre,
San José Castísimo
Cuando Jesús estuvo en la Cruz y dijo: “Padre, ¿por qué Me abandonaste?”, fue Su humanidad la que pronunció esas palabras; fueron Sus Células, sustentadas hasta ese momento por el Poder Divino las que, en lo profundo, temían la hora de estar solas con su dolor y su padecimiento.
Después de esa pregunta de Su corazón humano, Jesús reconoció en todos los espacios de Su Consciencia, desde la materia hasta el espíritu, Su filiación y unidad con Dios. Comprendió, en Su íntimo, la esencia del amor y del proyecto humano y experimentó la plenitud de ser semejante al Padre.
El miedo de Sus Células se desvaneció por la potencia del amor y del perdón que emanaba de Él. Jesús comprendió la Voluntad de Su Padre y porqué Él lo abandonó en aquella hora, que parecía ser la más difícil, si siempre lo había acompañado. Descubrió que el Padre quería hacerlo sentir y vivir el amor que tenía en Su interior, que lo tornaba semejante a Dios y lo unía a Él; y que, en verdad, el Creador no lo había abandonado. Descubrió que el Padre estaba en Él, así como Él en el Padre, por medio del amor, del perdón y de la misericordia que, en aquel momento, eran vertidos sobre la Tierra.
La Virgen María y Juan comprendieron la Voluntad de Dios cuando vieron a Jesús en la Cruz pidiendo perdón por los que lo crucificaron y aprendieron con Cristo ese amor insondable que une la materia al espíritu, que diviniza al hombre.
Fue así como la Virgen María y Juan también vivieron esta profunda unión con Dios, por el simple hecho de observar a Cristo. Esa unión fue vivida más tarde por los apóstoles y discípulos de Jesús y de María, por medio de la Gracia del Espíritu Santo y, de esa forma, todos vencieron el miedo a la muerte y a la soledad; todos colmaron sus espíritus de la valentía que nacía de la certeza de que Dios estaba en ellos, porque eran parte viva de la Consciencia Divina.
Fue por esa certeza y por esa valentía que la Iglesia de Cristo se consolidó en la Tierra. Pero, a lo largo de los siglos, no todos los hombres comprendieron la Pasión de Jesús ni meditaron sobre Su ejemplo a punto de dejarse divinizar por Él; ni todos encontraron la certeza de la semejanza con Dios; ni todos buscaron la fortaleza en el Dios vivo presente en su interior.
Hijos, hoy el Creador les habla y los instruye por medio de Sus Mensajeros. El Señor Altísimo acompaña cada uno de sus pasos y renueva la historia, despertando Nuevos Cristos. Pero, así como Él “abandonó” a Jesús en la Cruz, también les llegará a cada uno de ustedes el momento de descubrir, en soledad, la unión con Dios. Y, por un instante, les podrá parecer injusto, doloroso o incomprensible que el Creador los abandone cuando mas necesitan de Él. Sin embargo, si vencieran el miedo humano y buscaran en el espíritu la unión con Dios, comprenderán que el Padre, al que siempre buscaban en las Alturas, está vivo dentro de cada ser, en su esencia, en su universo interior.
Cuando llegue la hora de la prueba de la humanidad, recuerden lo que les dije y no teman, pero, sí, amen y vivan el perdón, como Aquel que amó y perdonó antes que ustedes, dejándoles el ejemplo.
Su padre y amigo, el que prepara sus caminos para la divina unión,
San José Castísimo
Muchos se preguntan de dónde partirá la unidad entre las diferentes culturas, religiones, razas y naciones. ¿Cómo unir tanta diversidad?
Pocos descubrieron la potencia del Amor de Dios y casi nadie vive la verdad que es saber que, si un Dios tan infinito fue capaz de crear tanta diversidad, Él se encuentra en todas las cosas y también en las diferentes religiones inspiradas por Él.
Las criaturas están dentro de la Consciencia de Dios, y Dios en ellas, pero la ignorancia que cerró sus ojos no les permite ver que el Creador está ahí, en lo profundo. Y, así, viven una ilusión, una vida separada de Él, solo por el hecho de no saber que Él Es en todo lo que fue creado. No lo ven y no lo sienten porque no se abrieron para saber que Él está en el interior de los seres.
El Creador, en Su posibilidad inconmensurable de amar, a lo largo de la existencia de la humanidad, concibió muchas religiones. Cada una conduciría una parte de Su Creación, pero al mantener viva su esencia todas llevarían a un único fin.
Cuando María dice que unirá, en Su Inmaculado Corazón a las diferentes religiones, pueblos y razas, no significa que todos reconocerán a la persona de María como Madre de Dios. María es la propia Unidad, pues Su Manto ampara en sí a toda la Creación. Como Unidad, Ella conduce a las diferentes religiones al Amor, que es el Principio que expresa Su Hijo.
Puede ser que muchos no reconozcan a la persona de Cristo como el Camino, la Verdad y la Vida, pero aquellos que creen en el Amor y viven en el Amor están en Cristo, sin saberlo.
El Amor que Cristo expresa trasciende la existencia de la persona de Jesús. La Unidad que expresa María trasciende la persona de María. Ellos ya no son parte material de una Creación. Aquellos que provinieron de un Espíritu Único se manifestaron en la Tierra para construir un camino, para expresar un arquetipo, para dar un ejemplo vivo y, ahora, en las diferentes escalas de evolución, siguen dando ejemplos y dejando Sus pisadas en todas las dimensiones, para que incluso los ángeles sigan Sus pasos.
Los principios de Amor y de Unidad son posibles de vivir para todas las religiones verdaderas e, incluso, aquellos que no tienen una religión guiada por una institución, pero que, en sus corazones, buscan religarse con Dios todo el tiempo por el Amor y por la Unidad. Es así como Cristo y María conducen a la humanidad.
Ser cristiano es más que creer en Cristo. Si quieren llegar a la religión del corazón, en la cual todos son hermanos, hijos de un único Dios, crean en el Amor y en la Unidad.
El Amor y la Unidad los llevarán al Origen. Esta es la razón de la existencia humana: vivir esos dos atributos universales, que un día se hicieron carne y que hoy retornaron al Corazón Purísimo del Creador, para que toda criatura que vive, desde la materia hasta el espíritu, pueda retornar a Dios.
Quiero que anuncien al mundo que Dios es único y que los une a Él en los principios del Amor y de la Unidad. No importa que el camino sea aparentemente diferente, porque unos tendrán más apertura para seguir los pasos de Mahoma; otros, los de Buda; otros, de Cristo; otros, de María; pero todos pueden unirse, en espíritu, en el Propósito de Dios para la humanidad, que es único: el Amor y la Unidad para llegar a Él.
Vivan con esa certeza en el corazón y no duden, ni un solo instante, de la posibilidad de que Dios, del cual provienen todas las cosas, pueda hacer retornar hacia sí, todo lo que un día Él creó.
Yo los amo, los bendigo y les pido que sigan orando por la Paz en el planeta. Todos los días recuerden que sus espíritus ya viven en Dios y que, solo de ser conscientes de la Presencia de Él dentro de ustedes, ya son portadores del mayor misterio de Amor y de Misericordia de esta Creación.
Oren por los que desconocen el Amor de Dios y por aquellos que creen que lo aman, pero que no conocen el verdadero Amor ni la verdadera Unidad que llevan al Creador.
Su padre y compañero,
San José Castísimo
Hermana Lucía de Jesús: Estábamos realizando una tarea grupal con todos los miembros de la Comunidad-Luz Fraternidad de Aurora, en Uruguay, en donde vivimos, y concluimos la jornada de trabajo con la transmisión del mensaje diario de San José. A pesar de haber llegado de un campo de refugiados de Medio Oriente, San José nos transmitió un mensaje dirigido especialmente a las Comunidades-Luz, pero que, como Él mismo explicó, puede servir para todos los que se consideran servidores de Dios y consagrados a Su Plan. Que todos los que lean este mensaje practiquen estas palabras, adaptándolas a la propia vida. Este fue un pedido de San José.
La fraternidad es algo que debería caracterizar a este mundo, un atributo que todos los seres de la Tierra deberían contener en su interior, para que fuese el punto de partida para la vivencia del Amor Crístico. Para dar la vida por sus amigos, primero ustedes deberán aprender a ser fraternos.
Existen seres que consiguen ser fraternos por la naturaleza de sus espíritus, pero otros deberán hacer transpirar mucho al ego, en un arduo trabajo de trascendencia de los propios pareceres, voluntades y necesidades; deberán vivir una verdadera renovación en lo que llaman “prioridades” en sus vidas.
La prioridad de los seres humanos encarnados en este mundo debería ser, en verdad, la vivencia perfecta del Amor y de la Unidad, de los unos con los otros, de cada uno con Dios y de todos con Él; teniendo esto como única prioridad, todo lo demás debería adaptarse.
Si piensan que tienen alguna necesidad mayor que la de vivir la fraternidad y el amor, comiencen desde ya a meditar sobre la razón de sus vidas y el propósito de sus existencias en el mundo.
Busquen, por un instante, la razón por la cual se levantan todos los días. ¿Por qué trabajan, estudian, comen, beben, construyen casas, programan sus días, hacen planes? ¿Cuál es el verdadero sentido de todo eso?
¡Ustedes no deben pensar que la vida limita su propósito a la simple necesidad de mantenerse vivos y cómodos en este mundo! ¿O sí?
Si el alma no encuentra un propósito superior por el cual levantarse todos los días, va perdiendo el interés por la vida.
Deben hacer de esta experiencia en la Tierra un acto permanente de renovación, de trascendencia, de superación, de libertad en Dios, ¡para amar! Libertad de sí mismos, para donarse al prójimo sin límites ni restricciones.
Todos piensan que viven por un propósito superior; todos creen que están en el mundo para aprender el amor, pero cuando están delante del alimento en la mesa, intentan tomar de inmediato lo mejor para sí. Si ven que el otro necesita de ayuda, fingen que no están viendo. Si van para alguna tarea grupal, rápidamente buscan aquella que más les gusta, o aquella que más “necesitan”. ¿No será que existe otro hermano que necesitaría, más que ustedes, colocar los pies en la tierra y cuidar una flor, mientras ustedes podrían hacer alguna otra tarea dentro de la casa?
Aquellos que viven en las comunidades saben lo que les digo. Les pido perdón a los que no comprenderán Mis palabras y Me tomo un tiempo para instruir a las almas, tan amadas por Dios, que decidieron entregar sus vidas para el cumplimiento de Sus Planes y que deben reflexionar si realmente lo están haciendo.
Estas palabras les servirán a todos los que se consideran servidores del Plan y consagrados a Dios, porque deben llevarlas a su propio día a día y hacerlos meditar sobre sí mismos, nunca sobre el otro.
Entonces, piensen verdaderamente: ¿Están aquí para servir al Plan o para vivir su propia transformación y nada más?
Desde que hablamos de Cristos del Nuevo Tiempo, ¿alguno de ustedes ya está trabajando por la cristificación de otros o piensan solo en la posibilidad de ser ustedes mismos esos Cristos? Deben percibir que, aun siendo este un propósito superior, están pensando en sí mismos.
Si necesitan estar a solas y alguien necesita de su presencia, ¿fingirán que no lo ven? Si quieren dormir temprano y hay otro que aún no terminó sus quehaceres, ¿pensarán: “Mejor uno solo cansado que dos”?
Queridos, les hablo como un padre, porque sé que sus almas quieren crecer y deben hacerlo. Los tiempos de definición no están tocando más a la puerta, ellos entraron en sus casas y están exigiendo de todos una vida verdaderamente espiritual.
Si la humanidad no diere un paso rumbo a la verdadera fraternidad y al amor, y sigue parcialmente entregada a Dios, si se puede decir que entregó algo, jamás se cumpliría el Plan, tal como el Señor espera.
Dios se silencia y busca encontrarlos en la más profunda esencia de sus corazones. ¿Alguien lo buscó? ¿Crearon condiciones para que sus hermanos puedan hacerlo?
Reflexionen si el verdadero propósito de sus almas es la vida del espíritu.
¿Quieren construir una isla de salvación y de rescate? Entonces rescaten, mientras hay tiempo, la propia vida espiritual.
Yo los amo y por eso les digo todas estas cosas. Que cada uno las tome para sí.
Su padre y amigo,
San José Castísimo
Que cada día que pase en sus vidas les traiga nuevas oportunidades de vivir la paz.
Que cada prueba traiga en sí el don de la superación y la dádivade la trascendencia.
Como humanidad van caminando en dirección a Belén, teniendo que hacer esfuerzos, sacrificios, superar límites y confiar en el amparo de Dios. Están delante del misterio del Nuevo Hombre, y saben que es una realidad, porque Él ya está en gestación y a punto de nacer en el vientre de la Creación Divina, que se expresa en el interior de todas las criaturas. Sin embargo, ustedes no saben lo que ese Nuevo Hombre traerá al mundo, cómo crecerá, cómo se desarrollará ni cómo cumplirá su misión.
Ustedes están en el camino hacia Belén buscando la cuna de la humildad para que Dios pueda retornar en vida a Su Creación. Como consciencias humanas, siempre quieren lo mejor para Dios y para Su Plan, pero el Creador los sorprenderá, trayendo a Su Hijo al interior de los simples, de los pequeños, de los pobres de sí, de los humildes. Cristo renacerá en los corazones de los que no temen entregar el reino de su propio interior para que el Soberano Rey Universal establezca Su Reinado. Él vendrá para vivir en el corazón de aquellos que no temen ser vencidos y que, por amor, se convertirán en siervos eternos de ese amado Rey de las Estrellas.
Ustedes están en el camino a Belén: ya no son lo que eran como raza ni como consciencia humana, porque Dios ya comenzó a descender a las esferas terrestres. Sin embargo, aún están delante del misterio que es el renacimiento de Cristo, la multiplicación de Su existencia, que se renovará en el corazón y en la carne de muchos.
Vengo al mundo como guardián de este principio divino, que es el Cristo en su interior, porque Yo ya caminé hasta Belén, ya viví la angustia de no saber en qué se convertiría el mundo después del nacimiento de Cristo y el miedo de no ser digno de proteger tal Rey, escondido en tan pequeña criatura; el miedo de no ser un buen guardián para el Dios Niño y de no ser capaz de dejarlo crecer ni manifestarse como el Señor lo esperaba.
Pero ese miedo fue vencido por la Fe y por el Amor emanado por Cristo, que aun siendo tan pequeño y frágil jamás escondió Su Gloria y Su Filiación a Dios. El miedo se desvaneció cuando percibí que Dios es el verdadero operario de Su Voluntad y que basta fluir dentro de ella para que Su Plan se cumpla.
Les digo todo esto porque están en camino a Belén, delante de un gran acontecimiento, marcado por duras pruebas y severos aprendizajes, que pierden su severidad frente a la magnitud del retorno de Cristo.
Dentro de algún tiempo, aquellos corazones que se abran comenzarán a comprender que la Voluntad de Dios Es, por sí sola; que Él no solamente “manda”, sino que también envía los medios y promueve el cumplimiento de Sus Obras. Solo es necesario confiar y dejar que el Señor haga de sus vidas simples instrumentos para la concreción de Su Plan, que ya es una verdad y una realidad que necesita manifestarse.
No dejen de caminar en dirección a Belén y, ahora que ya saben dónde quiere nacer Dios, no busquen la comodidad, el lujo ni el rebuscamiento de buenas moradas, según los conceptos humanos; sigan el camino que los conduce a la simplicidad, a la paz y a la humildad verdadera, pues es ahí donde Dios manifestará Su Gloria.
Alabado sea el Señor que retorna a los corazones de los hombres, para un día retornar, no solo en Espíritu y en Divinidad, sino también en perfecta semejanza con Sus criaturas, en carne y humanidad santificada y resplandeciente, mostrando a los hombres el camino de su evolución.
San José Castísimo, que prepara el nacimiento, el renacimiento y el retorno de Cristo, Nuestro Salvador.
Cuando del propio interior comience a emerger todo aquello que por eones estuvo oculto en la consciencia humana como códigos que degradan el Proyecto de Dios, muchos podrán desestabilizarse interna, emocional y psíquicamente, dependiendo del vínculo de cada consciencia con esas informaciones y de la forma como ella fue equilibrando, a lo largo de su existencia, los códigos negativos con experiencias positivas.
Cuando llegue ese momento, queridos, solo les restará abrir el corazón y confiar en aquellos, más equilibrados, que ustedes tendrán al lado para auxiliarlos. Deberán aferrarse fuertemente a la humildad para pedir ayuda y dejarse guiar. Deberán también aferrarse a la fraternidad, en caso de que tengan que ayudar a otros.
El desarrollo del amor será una oportunidad entregada por Dios en cada instante de sus vidas, sobre todo en los momentos de la transición interior de cada ser y de la transición del planeta en su totalidad.
Deben acordarse de lo que les digo, porque muchos confían en que estarán en pleno equilibrio y que siempre serán los que ayudarán a otros y no los que serán ayudados. Pero no será así, porque el noventa y nueve por ciento de los seres humanos desconoce las raíces de todo lo que viven en la Tierra e ignoran que vinieron al mundo para equilibrar los códigos de sus consciencias, las que necesitaban de tal grado de amor para ser convertidas y que solo en la Tierra lo alcanzarían, en este pequeño planeta, donde se gestó el gran Proyecto de Dios que tuvo su triunfo en Cristo.
Sin contar con esa realidad y plenamente envuelta por la ignorancia y por la ilusión, a la mayoría le cabrá abrirse a la humildad; pero esto no será fácil en una raza que, por siglos, fue el resultado de muchos códigos de orgullo, vanidad y egoísmo, que llegaron para ser convertidos por el Amor de Cristo, por la vida crística.
Sin embargo, queridos compañeros, todos tendrán una oportunidad nadie quedará sin ser contemplado en esta escuela de amor. A cada uno le cabrá abrirse para la elección de la vida superior, de la fraternidad, de la unidad, y permitirse ser guiado por Dios, confiando en el amor, más que en sí mismo.
Cuando les digo “confiar en el amor”, es también confiar en la unidad entre hermanos congregados por un mismo propósito y saber que, si ustedes están unidos de corazón, siempre se sostendrán en el camino correcto. No obstante, si no creen en el amor ni en la unidad y quieren seguir sus caminos con base en su propia voluntad, negarán el Plan de Dios, que tiene como pilar el Amor y la Unidad entre todos los seres, sin importar las diferencias ni los errores cometidos a lo largo de la existencia, porque el amor cura todas las cosas y, en el espíritu de la unidad, el amor de uno suplirá y equilibrará el error de otro. Esa es la Ley de Dios.
Yo los amo y, por eso, vengo al mundo, así como vienen los Sagrados Corazones de Jesús y de María para que, en unidad con los seres humanos, Nuestro infinito Amor por todos equilibre los errores del pasado y les conceda una oportunidad de recomenzar en una raza redimida.
San José Castísimo
Mientras el mundo agoniza, les pido que no vivan más de manera común, sino que a todo instante clamen al Padre para que Su Misericordia sea mayor que Su Justicia y para que aquellos que están ciegos en el mundo puedan despertar.
Les pido que no exista más cansancio en sus cuerpos que les impida cumplir con un pedido de oración de los Mensajeros Divinos. Dios les está entregando todo, incluso a Su Hijo, para que puedan abrir las puertas de la redención para la humanidad.
Mis queridos, el terror, el miedo, el odio y el rencor entre los hombres siguen esparciéndose por el mundo como una gran plaga en los corazones. ¿Quién de ustedes está respondiendo a Mi pedido de perdonar y de reconciliarse con el prójimo? ¿Quién está venciendo el rencor de su corazón para disipar ese mal de la humanidad?
Mientras ustedes están distraídos, y con tanta facilidad se olvidan de los pedidos de los Mensajeros Divinos, el enemigo no descansa ni se olvida de su meta, de hacer desaparecer de los corazones humanos la posibilidad de amar.
Les pido que estén más atentos y no permitan que ningún rencor sea mayor que el amor en sus corazones. Que el amor derramado por Dios en el interior de ustedes sea siempre poderoso y los impulse a seguir adelante, batallando para que aprendan, de una vez por todas, a amar y a perdonar.
Cuando les pedí la campaña para disipar el odio del corazón humano, no fue solo para que viviesen una bella experiencia y que simbólicamente enviasen amor a sus hermanos de Medio
Oriente. Les pedí esta campaña porque los Planes de Dios corren riesgo cuando el amor se va extinguiendo de la consciencia humana.
El amor es la esencia de la vida en la Tierra; si no hay amor, no tiene sentido la existencia de la humanidad.
Lo que sucede hoy en el planeta está esparciendo con mucha velocidad el odio, la ira y el rencor en todas las criaturas del mundo entero. Es tan fuerte el impulso involutivo del enemigo que el odio disuelve de los corazones la posibilidad de amar.
Por eso, hoy, no solo les pido, sino que también les ruego que se perdonen los unos a los otros, que se reconcilien, que sean misericordiosos, que se sirvan mutuamente, ¡que se amen! Ámense
como humanidad, como Creación de Dios, como parte viva de Su Corazón Sagrado.
No permitan que el enemigo les haga creer que el terror que se imprime en el mundo es mayor que su posibilidad de amar, porque el amor verdadero destierra el mal y lo hace
desaparecer.
Confíen en su potencial de amar y transfórmenlo en una virtud celestial que viva dentro de todos ustedes.
Yo los amo y por eso estoy aquí. Yo confío en la humanidad como Proyecto de Dios. Yo confío en el amor que habita en sus corazones y que ustedes desconocen. Es hora de aprender a amar.
San José Castísimo, padre del Amor
En medio de un mundo que se sumerge cada día más en la oscuridad de la propia ignorancia, Yo vengo a llamarlos a que despierten la llama crística en su interior.
Mientras el común de la humanidad intenta avanzar en la creación de nuevas tecnologías que hipnoticen y sometan aún más a los seres, Yo los llamo a descubrir la verdad sobre lo que ustedes son y para qué vinieron al mundo.
Hoy les digo, compañeros, que esa búsqueda incesante del poder y de la manipulación es fruto de una semilla que ustedes trajeron del universo, donde también existen espíritus que no buscan nada más que su propio desarrollo mental y formas de conquistar las consciencias a través del poder material y de la fuerza. Pero Yo les digo que mayor que esas dos energías es el Amor Invencible de Cristo.
El Amor es desconocido para los que solo buscan su crecimiento material porque, si conociesen la verdadera esencia del Amor, sabrían que no hay mayor riqueza que las virtudes que se consolidan en los corazones de los que renuncian a sí mismos. Sabrían también que no hay mayor reino a ser conquistado que el Reino de Dios, que se encuentra dentro de cada ser que se abre para vivir el Amor sobre todas las cosas.
Hoy responderé una pregunta que muchos hacen al observar los mals del mundo: “¿En dónde está Dios? ¿Cómo Él puede permitir estas cosas?”.
Sepan que los males del mundo son causados por el descontrol de las fuerzas que los propios seres humanos del planeta trajeron del universo, para que fuesen curados por la potencia del amor que aquí se puede vivir.
En los días actuales, sobre todo, esas energías descontrolada emergerán de las consciencias y las fuerzas caóticas estimularán su crecimiento en los seres. Si ustedes tienen un corazón puro y fortalecido por el poder de la oración, podrán equilibrar esas fuerzas con la luz generada por el propio espíritu en redención.
Si ustedes se abren para vivir el Amor, más allá de su propio juicio mental y más allá de toda la enseñanza desvirtuada que recibieron por herencia, podrán vencer toda la oscuridad que habita en sus seres y que muchas veces desconocen.
Esa es una lucha muy solitaria, que solo es asumida por los valientes, porque deberán ir en contra de todos los principios humanos decadentes que ya están impresos en las células de los seres de este mundo.
Pero todo es posible, porque inmensa es la luz que les está siendo entregada para que iluminen los abismos del mundo interior. Solo les pido, amados compañeros, que confíen en la conducción de los Mensajeros Divinos y no teman perderse a sí mismos para encontrar un nuevo y verdadero ser.
Yo los amo y los conduzco bajo la Bendición Celestial de Cristo.
Por el poder que Mi Hijo Me concedió, los impulso al surgimiento de una Nueva Raza.
San José Castísimo
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más