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En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Y a través de Mi Luz, vengo a tocar lo más profundo de tu ser para que las miserias más desconocidas sean purificadas y para que el centro de tu ser, que es invencible a los ojos del mundo por ser anónimo y silencioso, forme parte de Mi Proyecto en la Tierra.
A cuántos, a través de los tiempos, he tocado con Mi Divina Luz y, cuando les he hecho sentir su momento de liberación y de purificación, han dudado; pero la Luz que Yo les traigo proviene del Amor, de un Amor aún desconocido e infinito. Esto es lo más Sagrado que Yo tengo para ofrecerles a ustedes y a sus hermanos.
Ante un escenario planetario cruel, injusto e impune, quiero que el centro de sus seres, como una llama viva, esté al servicio de Mi Proyecto; y quiero que todos los que una vez fueron tocados por Mi Divina Luz no lo olviden, porque todo lo que Yo les entrego no es en vano, sino por un fin, por un propósito inmaterial. Abran así espacio dentro de sus consciencias para lo que aún deberá liberarse, trascenderse y transmutarse.
Pero hoy no los invito a mirar la imperfección, sino la perfección interna que, a través de sus esencias y almas, Dios les ha colocado desde el origen. Sin esta vida interna presente en el planeta y en este tiempo, grandes serán las dificultades de su Maestro y Señor para intervenir en la humanidad y en el planeta.
Mis pilares y Mis bases sólidas, en la superficie de la Tierra, solo serán a través de las almas de los que Me corresponden y Me viven. Yo no vengo a pedirles lo que es imposible, Yo vengo a pedirles lo que es verdadero y que yace y vive eternamente en su interior.
Es esta Vida Divina la que, en este tiempo de transición planetaria, deberá descender a través de ustedes por medio de su vida espiritual, pero también de sus obras de caridad, de bien y de paz.
Yo necesito construir en este tiempo los puentes entre el Cielo y la Tierra, entre las almas y Dios; y eso se dará únicamente a través de los que Me siguen y viven Mi Mensaje. Porque fueron muchísimas las Gracias entregadas a través de los años y de todos los tiempos, Gracias que aún muchos de ustedes y de sus hermanos no pueden medir con la mente, sino que solo pueden contemplarlas con el corazón, corazón que es capaz de sentir el Amor de Cristo y de Su omnipotente Misericordia.
Arduo será atravesar este desierto, pero Yo vengo como la Fuente que sacia toda sed y que resuelve cualquier situación cuando las almas confían en Mí y en Mi Palabra, porque Mi Palabra se cumple en aquel que cree en Mí y que Me escucha.
Dios ha sido tan generoso a lo largo de los tiempos que, con Su propia Mano y Su propia Luz, la Luz de Su Amor y de Su Gracia, manifestó y les concedió esta Obra, la Obra de la Jerarquía.
Vean cuán grande es la caridad de los Centros de Amor en la Tierra, que reciben y acogen a las almas, pero que también las despiden sin condiciones ni juicios. Esta es la obra silenciosa del Amor de los Centros de Amor de la Jerarquía, que no condiciona, sino que redime, que les abre las puertas a la verdad para que todos puedan ser portadores de la paz.
He aquí los Centros de Amor de Cristo en la Tierra que, en su soledad y anonimato, a través del Corazón de la Jerarquía contemplan los acontecimientos en el final de estos tiempos y sobre todo los acontecimientos de los que una vez fueron tocados por Mi Luz.
Cada gesto Mío como cada Palabra, cada Gracia impartida como cada Misericordia entregada, están escritos en los Cielos, así como están escritos en sus almas. Deben corresponder a esta Gracia, compañeros, porque Dios los observa en Su silencio sideral, en Su cósmico recogimiento y en Su omnipresente Poder.
Valientes son los que han llegado hasta aquí y los que persistirán porque, así como con doce apóstoles transmuté al mundo y lo redimí; así, con tan pocos en este tiempo, haré persistir Mi Propósito en las almas.
La puerta de la cristificación aún sigue abierta y no se ha cerrado. ¿Quiénes tendrán el coraje de atravesarla para ya no ser nada y para que el Todo sea en ustedes como el Todo es en el Divino Hijo, el Primogénito?
Mientras tanto, en este ciclo de reconstrucción de las bases espirituales de esta Obra, las Leyes vuelven a restablecerse y esto deja a las almas ante su propia realidad, pero también ante su propio compromiso, que no se pueden olvidar de que fue firmado en los Cielos.
Den valor a todo esto antes de que Mi Presencia se recoja, porque cuando llegue ese momento, que no está muy lejos, ustedes y sus hermanos deberán dar testimonio de lo que durante muchos años creyeron y recibieron a través de Mí en confianza, fidelidad y voluntad, porque fue por una Voluntad Mayor desconocida e incomprensible para esta raza.
Así Mi Obra se perpetuará en corazones consolidados y firmes, en almas disponibles y decididas que sepan ser instrumentos en la superficie de la Tierra para reflejar, en simplicidad y humildad, los valores crísticos, todo lo que Yo les he compartido a lo largo de los tiempos, así como lo que he compartido en el pasado con Mis apóstoles.
Por eso, no olviden amarse los unos a los otros como Yo los amo. Así, tendrán ciencia y conocimiento de todo, comprenderán y aceptarán la vida de sus semejantes y de sus hermanos, tendrán el corazón abierto para acoger al que sufre e incluso al que se purifica; pues ante Dios todos son iguales, porque son Sus hijos en la Tierra, en el Edén que Él les ha confiado desde el principio.
Y así, Él Me envía para que, a través de la Luz del Amor que hoy los vuelve a tocar y a contemplar, Aurora ofrezca su brillo y su Luz inconmensurable y anónima, como siempre lo ha hecho. Así, sabrán que están delante de un misterio que sentirán en el corazón por su vibración y Gracia, por esa Gracia que los reúne una y otra vez, y que les recuerda la Hermandad.
En este segundo día, vacíen el corazón y la consciencia para que Yo pueda llegar a lo más profundo, hasta donde ustedes no pueden llegar; porque, en este tiempo de purificación y de desafíos, es Mi Espíritu que los reúne y los ayuda, como siempre lo ha hecho desde el principio, desde el primer día que Me dijeron sí.
No le teman a lo que no consiguen soportar, no sufran con lo que no pueden transformar. Porque si en su imperfección Pedro caminó sobre las aguas y casi se ahogó por dudar de su fe, Yo llegaré como en aquel tiempo en la tempestad de la noche, en la que todo parecerá muy difícil, a traer la Luz al mundo, aquella Luz infinita e invencible que generó y creó al Hijo de Dios y que lo hizo nacer en el Pesebre de Belén.
Es esta Luz la que llegará en la hora correcta y en el momento oportuno para salvarlos y salvar a muchos más que sufren en el mundo el horror de la guerra, la maldad del hambre, el sufrimiento de la enfermedad, la soledad y el abandono.
Dejen venir a Mí a los niños, a los más pequeños de todo el mundo, porque de ellos siempre será el Reino de los Cielos, porque a través de ellos recordarán su propia pureza y esencia original.
Que el estigma del odio, de la venganza y de la maldad sea transmutado por el poder interno que reside en Aurora, para que muchos más tengan la Gracia y la oportunidad de la redención.
Que se cumpla el tiempo de la esperanza.
Que se vea reflejado el tiempo de la renovación en Mis apóstoles, en los que están decididos a reconstruir Mi Obra en la superficie; porque el Señor ve hasta lo más pequeño y silencioso, porque Yo estoy allí en lo más pequeño y en lo más silencioso. Allí siempre Me encontrarán cuando ya no hable más con ustedes públicamente, porque en Mi Palabra está el Agua de Vida que sacia toda sed, que disipa toda oscuridad, que reenciende el corazón que está muerto en vida; porque, así como resucité a Lázaro de la muerte condenatoria, así tengo el poder de resucitar sus espíritus si Me lo permiten.
Que las ovejas se reúnan en Mi redil, el Señor las llama a pastar en el Nuevo Tiempo, a dar los nuevos pasos en su servicio al Plan.
Que la esperanza los ayude a soportar estos tiempos, que sostenga a la humanidad herida y ultrajada.
Que las familias puedan ser el recinto del amor y de la paz en los oratorios del corazón.
Que se cumpla el tiempo esperado, ahora y siempre. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Mi Voz hace eco en el silencio más profundo del universo, en el que los mundos internos Me pueden escuchar y reconocer. Es en ese profundo silencio del universo en el que el Padre busca la respuesta a través de la sabiduría, de la ciencia y del entendimiento.
El silencio permea las capas más profundas de la consciencia, de la vida y de toda vibración, porque en ese silencio más profundo del universo se encuentra la respuesta de Dios, la que muchas veces intentan encontrar o aun poder escuchar.
Para que la sabiduría permee la vida, el silencio es el preámbulo. Esto aparta la consciencia de posibles errores, porque la Sabiduría de Dios es la certeza y la convicción de Su Espíritu, que lo sabe todo, que lo conoce todo y que todo lo impulsa, en esta y en otras dimensiones. Sin esa Sabiduría Divina e Interna, la vida interior no tendría sentido.
¿Qué fue lo primero que el Padre manifestó en esta Creación? Fue la ciencia de Su Vida Interior, que impulsó la Creación y todo lo creado posteriormente. Allí se encuentra esa matriz. Allí se revela ese Propósito para todo lo que existe, para todo lo que vive y vibra en este universo.
Cada elemento como cada partícula, cada átomo como cada célula, dentro de esta ciencia cósmica cumple un propósito y un deber, porque existe para poder reflejar la Voluntad del Padre, así como los santos ángeles lo hacen en el Cielo y en la Tierra.
En este macrouniverso de vida, en este espacio de existencia, de evolución, cada elemento, partícula o vida cumple su Propósito en la manifestación del espíritu, de la mente y de la materia.
Es en esta comunión perfecta, es en este alineamiento con lo superior e interior, en donde la propia consciencia debe estar conectada, unida y hasta fundida con la Creación, para que así el Principio de Dios, que es inmutable, manifieste, revele y construya Su Voluntad en todo lo que fue creado por Él mismo en el principio.
Dentro de esta infinita Creación deben contemplar el Propósito y el Origen para poder trascender los acontecimientos, los hechos o aun las heridas.
Si sus consciencias no viajan en el espacio-tiempo, en donde vibra y existe la Vida Divina, el Gran Propósito que creó a esta existencia, a todos los universos, dimensiones y planos, ¿cómo podrán superar el final de los tiempos?
Es hora de mirar hacia lo que es esencial dentro de sí mismos, porque allí está la respuesta, allí está el próximo paso, apartado de las ideas y de los pensamientos, de todo lo que podrían creer que es mejor.
Dios no se encuentra allí. Él se manifiesta y se presenta a las almas a través de Su Soberano Silencio y de Su infinita Vida Divina e Interna, para ir construyendo a través de ellas Su Voluntad. Hoy es el tiempo de que vivan esto, no solamente que lo reciban o lo escuchen.
Recuerden que Mis Palabras graban un código, registran un impulso en el éter del planeta, para que esta humanidad malherida pueda resucitar espiritualmente y comenzar de nuevo con esperanza, con la llegada del porvenir, el advenimiento de Cristo.
Ustedes deben pensar como los ángeles, ustedes deben sentir como los ángeles, así se darán cuenta cuánto aún es necesario sublimar y trascender.
Pero en el origen de esa existencia, en la que está presente el Todo, y vibra y está presente la vida interior, es en donde se espeja con poder el Amor del Padre, que en este universo coloca todo en su lugar, pero no con Justicia sino con Misericordia, a través de una Sublime Sabiduría para que todo lo creado aprenda a evolucionar y a crecer.
Deben imitar a la naturaleza que Dios les manifestó, sus ciclos de recogimiento, así como sus ciclos de expresión y de expansión; porque, así como brota la semilla para que algún día nazca el fruto, así la vida pierde sus propias hojas y una vez más vuelve a brotar y a resurgir tan fuertemente, a través de la Luz que recibe del Cielo, que fortalece el espíritu y expresa la entrega en los que viven en fidelidad al Señor, Nuestro Dios.
Hoy, quiero dejarlos en ese nivel de consciencia; porque, cuando Yo ya no esté entre ustedes, deberán buscar dentro de ustedes mismos, de forma impersonal y madura, la fuerza del amor y de la fe, ese mismo estado interno que hoy les presento a todos, a pesar de las diferentes escuelas que están viviendo.
Pero no se olviden de lo que Yo les enseñé a Mis apóstoles y al pueblo de Israel: que a los Ojos de Dios todos somos iguales; para Dios no existen mejores ni peores, buenos o malos, despiertos o dormidos. Dios sabe quién es cada ser en su existencia interior.
¿Será que ustedes consiguen valorar esta dádiva, así como Dios la valora con Su amplitud y amor?
Así, aprenderán a ver al otro con los ojos del alma y no de la mente. Así, podrán reconocer entre las miserias al Cristo Interno, esa pequeña chispa de Luz que Dios colocó en cada hijo Suyo para que, en esta vida y en este universo, cada uno pueda dar vida en abundancia.
Creo que ya estamos ante la posibilidad de dar ese paso que hoy les pido, para poder salir de la conflictiva tercera dimensión e ingresar en el tiempo de la Hermandad, en el que todos son considerados, en el que todos son contemplados, en el que todos son escuchados sin ser juzgados; porque si Dios hubiera colocado Su vara sobre ustedes, no estarían aquí.
¿Ahora, comprenden que Su Amor Infinito no se mide por los prejuicios; y que Él, el Todopoderoso, como Padre de Brazos abiertos y de Corazón expandido, quiere tenerlos cerca para que cumplan Su Voluntad?
¡Cuántas, pero cuántas almas necesitan esto y no lo tienen!
Estén atentos para reconocer con gratitud esta Gracia; para que, en ustedes, algún día que no sea muy lejano ni distante, pueda nacer el sabio Cristo Interno, aquel que no mide con una vara, sino que ama a través de sus acciones; el Cristo Interno que acoge a través de su corazón y que es capaz de sentir al miserable como parte de su propia miseria, porque esto fue lo que Yo viví por ustedes.
Abracen con fervor Mi Llamado y recíbanlo también como una bendición, como la oportunidad de abrir una nueva puerta, que con esperanza mire al futuro y con determinación cierre la puerta del pasado para que no se pierdan en las cosas superficiales.
Porque en verdad les digo que sin amor nada es posible. ¿Cómo están los grados de su amor? ¿Dónde el amor actúa en ustedes? No lo olviden.
Que la Sabiduría de Dios los fortalezca. Que el Amor de Dios los levante para que caminen decididos hacia el Propósito, aquel Propósito que está escrito en el Corazón de Dios, porque es a Él al que le debemos honor y gloria.
Les agradezco a los que se empeñan y se esfuerzan en transformarse, a los que todos los días son capaces de mirar la Luz del Rostro de Jesús para ser bendecidos.
Que la paz promueva la paz y que la paz les conceda la unidad y la fortaleza a quienes le dicen sí a Cristo.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Yo vengo como la Luz que disipa las tinieblas.
Hoy, vengo a través del símbolo de la Dolorosa Agonía en el Huerto Getsemaní. He aquí este hecho ante sus ojos y en sus corazones.
Del abismo de Luz más profundo de Mi Consciencia emerge la vida interior, camino que Yo construyo en las almas que Me siguen y que Me buscan. Sin esa vida interna, nada es posible.
He aquí lo más profundo de Mi Ser y de Mi Consciencia. Este es el recinto que tengo para todos los que se animen a ingresar en Mí a través de la puerta estrecha de la humildad, para que se separe de ustedes lo que es superficial, lo que es arrogante, lo que se cree superior y que no existe; para que ingrese a Mí su sensata resignación, su verdadera humillación, su esencia de paz.
Sin esta construcción interna, que Yo les ofrezco, no es posible materializar el Plan y el Propósito de Dios en la Tierra. Por eso, en este día, vengo a intentar retirar las vendas de los ojos de los que están ciegos, de los que perdieron el camino del espíritu y también de los que nunca lo encontraron.
Vean ante ustedes cómo está el mundo. ¿No es la señal suficiente de que se ha perdido la vida interior e inclusive en las grandes religiones, en las que es más importante la comunicación de estos tiempos que la comunicación interior entre las almas y todos los espíritus que viven en Dios?
Quiero que recuerden que Yo los llamo a Mi Camino para reconstruir la comunión con la vida interior, sagrado emblema del espíritu que vibra y comulga en las dimensiones superiores, y que en el ejemplo de su vida refleja la Simplicidad de Dios, sin soberbia ni arrogancia. Por eso, este es un tiempo decisivo, es un tiempo crucial y significativo.
Vengo, a través de este impulso de Mi Dolorosa Agonía en el Huerto Getsemaní, para que recuerden que, así como su Maestro y Señor tuvo que cruzar la puerta estrecha de la humildad, de la entrega y de la aceptación de todos los pecados del mundo, así también ustedes son llamados, si lo aceptan, a cargar Conmigo la Cruz de la humanidad, la dolorosa Cruz de esta humanidad. Pero sé que no comprenderán en totalidad este significado, porque es algo espiritual.
En el silencio, los contemplo y contemplo a la humanidad que camina hacia su definitivo estado de desconexión espiritual.
Por eso, Dios envía a Sus Mensajeros y Jerarquías para recordarles, a todos, el camino del espíritu y de la vida interior. Mientras más almas busquen el camino de la vida interior, más comprenderán lo que es desconocido y todo lo que es inmaterial, porque allí está la verdadera vida que debe reflejarse, en armonía y en sintonía con esta superficie, para estar en comunión perfecta con lo Alto.
Hoy, les traigo una parte muy abstracta de Mi Ser que nunca le revelé al mundo, y que sé que no la comprenderán con la mente, sino que solo la podrán sentir con el corazón que se abra para captar Mis impulsos cósmicos y espirituales.
Mi Vida Interior, que es la Vida de Dios, es una Ley. En ella se refleja el Amor absoluto y la ciencia perfecta entre las Leyes del universo y del espíritu.
Entonces, Yo les digo: ¿cuántas veces al día contemplan su mundo interior? ¿Cuántas veces permiten que su propia intuición los guíe y no sus preferencias?
¿Comprenden la diferencia entre estar en comunión con la vida interna y estar relacionados con la vida superficial?
No necesito darles ejemplos de lo que sucede en el mundo, porque ustedes ya los ven con sus propios ojos.
La vida interna necesita restablecerse en muchas más consciencias y corazones para que sus propias encarnaciones no se desperdicien ni se pierdan.
Qué dolor incomprensible siente Mi Padre, que está en los Cielos, cuando las esencias creadas a imagen y semejanza de Dios se pierden en los abismos del mundo o cuando muchas esencias encarnadas son llevadas a los abismos del mundo sin merecerlos.
Este es el tiempo del esfuerzo y del ejercicio de comunión con la vida interior para que inclusive las formas materiales sean impregnadas por las sagradas energías cósmicas que, como corrientes de Luz, Amor y Sabiduría, impregnan todo lo que tocan y por donde circulan, y retiran los excesos de la vida superficial y materialista de la humanidad, incluso de los que dicen ser espirituales.
Porque esta escuela de la Tierra, de este planeta en este universo y dentro de esta Creación, se vive hasta el último momento, hasta la última expiración, así como Yo la viví en la Cruz por todos ustedes, siendo un Hombre que aprendió a amar y a perdonar, a pesar del peso de la Cruz de los errores del mundo y de sus injusticias.
Cuando Yo les hablo de los Nuevos Cristos, no les hablo de algo teórico ni tampoco romántico; ese no es Mi vocabulario. Yo les hablo de una vida crística que exterioriza la Verdad y la aplica en toda su consciencia, en comunión con todas las Leyes del universo, sin saltearse las reglas de los Mandamientos.
Por eso, la humanidad llegó a esta situación y podría ser peor si no se recuperara la comunión con la vida interior que es urgente para su Maestro.
Quiero que sepan y recuerden que esta Obra, de la cual ustedes forman parte por un estado de Gracia inexplicable y un merecimiento desconocido, ha sido agraciada por el espíritu soberano de la Instrucción y del Conocimiento de la Jerarquía. Esto fue lo que, de forma silenciosa, anónima y simple, reabrió las puertas para que las almas recuperaran y recuperen el camino de comunión con la vida interior.
¿Ahora, entienden dónde están y para qué están aquí?
Pregúntense esto sin miedo, pero con honestidad y hasta diría con coraje, para que ya no existan los espejismos de la vida superficial, sino los profundos contactos con el mundo interior, que no debe enriquecer el ego personal ni espiritual, sino que debe permitir que sus almas gobiernen y cumplan esta encarnación que para muchos es la encarnación más significativa, para pasar de un estado a otro internamente, anónimamente.
Por eso, despójense, despójense todos los días, aunque crean que ya lo han hecho; porque la vida interior, que es única e inextinguible para Dios, es sabia, misericordiosa pero justa, solemne, sagrada e inmaculada para quien se abre a comprenderla, a vivirla y a experimentarla; y nutre, a través de su propio corazón, la llama del Propósito Divino que guía a las almas en esta escuela de redención y de perdón.
¡Cuántos más están buscando este camino y aún no encuentran la puerta para poder entrar!
La Jerarquía les confía la reconstrucción de este camino que es puramente espiritual, para reflejarse posteriormente en lo material. Y aquella Ley que una vez se cumplió en el origen de esta Obra, a través del venerable hermano José, se pueda cumplir y aplicar en todas las almas posibles que, independientemente de su escuela o aun de sus errores, reciban una oportunidad de volver a comulgar con su propia vida interior, que en esencia es comulgar con la Vida de Dios.
Hoy, les puedo compartir lo más profundo que tengo y también lo más sagrado que expreso no como algo propio ni personal, sino como algo que es parte de Dios, del Dios Vivo, Resplandeciente y Misericordioso que, en Su llanto silencioso, espera que Sus hijos e hijas, todas Sus criaturas, se vuelvan a levantar de los abismos y a encontrar dentro de sí el camino hacia el origen de la vida interior.
Si la vida interior reinara en el mundo y en muchas más almas, no existirían los conflictos.
Si la vida interior reinara en las almas y en el mundo, ya no existirían divisiones ni incomprensiones; porque el lenguaje de la vida interior es único y proviene del Espíritu Santo que, con Sus Dones y Gracias, transforma a las almas que se abren a reencontrar el sentido de encarnar aquí, en este mundo y en este tiempo final.
No Me alcanzaría un solo Mensaje ni tampoco Mis Palabras para expresar la grandeza de la vida interior que es humilde, austera y pura.
Pero las bases para el reencuentro con la vida interior ya fueron dadas y otorgadas incondicionalmente por la Jerarquía Espiritual desde este Huerto Getsemaní, que fue testigo de los dolores más desconocidos de Cristo por las almas del mundo.
Que, ante las penumbras más oscuras de la humanidad y de muchos corazones, vuelva a brillar la Luz de la vida interior en los abismos de la Tierra para que las estrellas caídas se eleven a los Cielos, en redención y amor; y formen parte, como tantas consciencias del universo, de la gran existencia de la vida interior que Dios nutre con Su Fuego Cósmico y Divino, que lleva a las almas como sagradas flores que buscan los rayos del Sol del Corazón de Dios.
Señor, Dios del Universo,
que se vuelva a cumplir en Tus hijos
la presencia de la vida interior,
para que todo sea renovado en Tu Nombre, Adonai.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más