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En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Su Maestro y Señor, junto con todo el Gobierno Espiritual de Dios, hoy se encuentra reunido en este lugar del planeta para contemplar y evaluar la situación planetaria.
De forma extraordinaria, Me presento aquí, dada la emergencia de estos tiempos; para que, ante todo lo que están viendo y participando, no lo contemplen como algo normal. Ya les dije muchas veces que este es un tiempo definitivo y para la Jerarquía Espiritual también lo es.
Ante lo que aún el mundo no quiere cambiar, la Jerarquía encuentra una gran resistencia. Esto impide que las Leyes Espirituales desciendan a la Tierra, impide que la Fuente de la Gracia fluya como un poderoso manantial en todas las almas y en todos los corazones.
Estamos tomando una decisión en este momento, que no solo abarca al planeta, sino también al Sistema Solar, que se encuentra contaminado e interferido por las emanaciones de los conflictos y de las guerras; porque el gran velo espiritual se sigue rasgando y no hay quién lo detenga.
Por eso, la Jerarquía debe imponer Sus manos para que esta situación en el planeta no se precipite. Es así que Yo les vengo a anunciar este momento para que todos ustedes acompañen a la Jerarquía en todo lo que observa y contempla, especialmente los riesgos que vive la humanidad.
No puedo dejar de decirles esta realidad porque los tiempos apremian, porque la humanidad se coloca en un camino sin salida, aunque todos los Centros Internos del planeta ya estén trabajando.
Yo vengo como el Mensajero de la Paz, vengo como el Mediador entre las almas y las Leyes; porque de no haber un cambio en esta situación del planeta muchos pagarán el precio de muy pocos, de los que no tienen consciencia de lo que están haciendo.
Por eso, compañeros, es tiempo de vigilar; porque mientras todo sucede en el mundo, es necesario orar más y más para que el equilibrio del planeta, que está en riesgo, se mantenga en una mínima armonía, aunque esto sea insuficiente.
Estos son los tiempos de la tribulación; pero también son los tiempos de las oportunidades, de las decisivas y últimas Gracias que Yo mismo derramaré sobre el mundo para que las almas y los corazones que Me acompañan y todas sus familias tengan la fortaleza necesaria y la fe inquebrantable para enfrentar estos tiempos de oscuridad; así como su Maestro los enfrentó desde el Huerto de Getsemaní hasta Su Muerte en la Cruz, hasta el último momento de Su expiración.
Yo los vengo a colocar, una y otra vez, en esta escuela de crecimiento interior, para que sus propias miserias, que son pequeñas ante las grandes miserias del mundo, sean disueltas y trasmutadas por la fuerza de la fe que ustedes tienen en Mí.
Así, Yo siempre los ayudaré, aunque el planeta esté en guerra y en conflicto, aunque las crisis de los pueblos y de las naciones continúen, aunque muchos de Mis hermanos y de Mis hermanas sigan desapareciendo en el Mar Mediterráneo sin que la mayoría los ayude.
El dolor que siente hoy Mi Corazón es indescriptible; que hermanos se enfrenten entre sí, que los pueblos y las naciones levanten sus armas para defenderse de algo que no existe, que solo Mi adversario impone a través de sus ideas en la mente de los que gobiernan las naciones.
Hoy, vengo a atender a más de una situación del planeta. En verdad, en este tiempo, la Jerarquía atiende a muchas situaciones al mismo tiempo, dada la emergencia y los riesgos que esta superficie está atravesando.
Por eso, los Centros Internos del planeta, llamados Retiros de la Jerarquía Espiritual, hacen todo lo posible y un poco más para que el desequilibrio en la superficie no trague a la humanidad entera en un abismo sin retorno. Debo decirles las cosas claras como son, porque aún muchos, en este ciclo, viven en la ilusión y pierden el sentido del discernimiento.
Es hora de sobrevivir. Está todo en juego, pero no podemos desafiar a los tiempos ni tampoco a los acontecimientos, porque quien levante su espada, a espada morirá; y esto no es simbólico, compañeros.
Es el momento de tener claro qué es lo que hay que hacer y qué es lo que no hay que hacer; porque como el tiempo se está precipitando, las decisiones deben ser tomadas con cautela, para que no hayan perjudicados. Y esto comienza en lo más pequeño, en lo que parecería no tener importancia. Es allí desde donde comienza a trabajar la Jerarquía; es allí desde donde comienza a tomar Sus decisiones, invocando la Luz del Santo Espíritu de Dios para que cada paso y cada decisión sean guiadas.
Hoy, el Consejo del Gobierno Espiritual del universo está reunido, junto con su Maestro y Señor, el Cristo, para que una vez más podamos evitar un desastre mayor y en algunos casos sin retorno; porque aún el ser humano cree que lo sabe todo.
La soberbia y la impunidad ciegan a algunos corazones que dirigen las naciones del mundo y creen que quedarán impunes. Pero no será así, porque la Ley Divina no puede ser tentada, el Amor Divino no puede ser ultrajado, la Voluntad Mayor no puede ser negada.
Quisiera que estén con Nosotros como nunca antes lo estuvieron, porque todos necesitan ayuda, todos necesitan Misericordia y Redención.
Hoy, desde este sagrado lugar de los Alpes que ha sido explotado y violado sin respetar las leyes de la naturaleza, vengo a restaurar a la Creación, para poder restaurar a la consciencia humana que se ha corrompido a través de los tiempos, que se ha alejado de la Verdad, volviendo la vida artificial. Pero la esencia de la vida nunca podrá ser corrompida, los ángeles del universo no lo permitirán.
Sepan, compañeros, que aún sigo estando atento a la voz de sus súplicas; porque, mientras ustedes están aquí Conmigo y Me están escuchando desde tan cerca, aún hay muchas almas que no pueden escucharme ni sentirme, que no pueden recibir ni una gota de Mi Amor porque hay situaciones que se los impide.
Piensen entonces, por un momento, qué es lo que siente su Señor en Su más absoluto silencio, cuando ve que Su propia familia de la humanidad, a la que Yo pertenezco, se destruye a sí misma, perdiendo la sensibilidad ante tanto sufrimiento.
No puedo dejar de venir en este momento, y Me vuelvo a recoger en el Corazón del Padre, en donde puedo encontrar fortaleza para que Mis hermanos también tengan fortaleza.
Les agradezco por acompañarme. Esto es muy significativo para Mí y también lo es para el mundo, herido y ultrajado por el mal.
Que la esperanza no se pierda.
Que la alegría no se disuelva.
Que se establezca la Paz; así como la Paz es en el Cielo, así la Paz sea en la Tierra.
Los bendigo y los animo a seguir adelante por el advenimiento de los Mil Años de Paz.
Bendigo a los Alpes, a la humanidad y a toda la Tierra.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Yo los invito, una vez más, a caminar sobre las aguas y a seguir Mis Pasos sin temer que sus pies puedan fallar; porque por donde Yo los invito a caminar es sobre la Consciencia Sublime del universo, en donde sus seres se podrán expandir y realizar, a través de la honesta unión Conmigo.
Por eso, hoy, vengo caminando sobre las aguas, para que tengan fe en el momento de caminar sobre los océanos, sin temor a fallar o a hundirse, porque Yo los vengo a rescatar en este tiempo. Vengo a llamarlos por su nombre para que sigan Mi Camino hacia la Luz de Dios.
Porque después de toda esta trayectoria vivida y realizada en el planeta, como ya les dije una vez, sus almas y consciencias deberán fundirse en la Fuente Inmaterial para que, finalmente, este Proyecto Humano se pueda renovar, y así la Nueva Tierra se pueda concretar en la superficie, libre del pecado, de la indiferencia y de la soberbia.
Por eso, caminen sobre las aguas, así como Pedro también caminó, siendo el apóstol más imperfecto de todos y, aun así, él se superó al ver al Maestro caminando sobre las aguas.
¿Qué fue lo que sostuvo a Pedro sobre el océano?
No solo fue ver al Señor de la Noche, sino fue haber despertado su fe profunda e interna, que lo ayudó a superar sus propios límites de la consciencia y de la vida material. Su fe, impregnada del amor por el Maestro, fue lo que le permitió a Pedro, el apóstol, llegar hacia Mí sobre las aguas. Por eso, Yo le dije: “Ten fe”.
Y hoy, les digo a ustedes que tengan fe y que confíen en todo lo que Yo les digo y les pido, porque llegarán tiempos en los que no solo deberán aprender a caminar sobre las aguas de la consciencia para aprender a sostenerse y a no hundirse, sino que también llegará el tiempo de que ustedes aprendan a sostener a sus seres queridos y familias; a fin de que al menos un grupo menor de consciencias y de almas resguarde el Sagrado Proyecto de la familia universal en este planeta.
La misión de esta Obra, fundada por Mí, a través de las familias es la más importante, porque ustedes no deben ayudar a cambiar los modos de las familias, sino deben expresar a través de sus ejemplos los valores de la familia espiritual; valores que en las familias se están perdiendo en este tiempo final por diferentes razones y motivos, por la interferencia de las modernidades y por las almas vivir alejadas de Dios.
Yo, como miembro de la Sagrada Familia de Nazaret, los invito a rezar Conmigo, para esta próxima Semana Santa, por las familias; para que la célula principal del Proyecto de Dios en este planeta se pueda seguir expresando a través de una familia evolutiva, que estará en comunión con la Creación y con la naturaleza.
Por eso, hoy, les traigo los valores de la Sagrada Familia de Nazaret porque los necesitan, los hechos más importantes que Yo viví junto con Mi Madre y San José, intentando dejar expresados en esta superficie los valores de la Espiritualidad Divina.
Si esta situación espiritual no es atendida, ante la necesidad que tienen las familias en este tiempo, el Proyecto Humano no se podrá realizar.
Por eso, cuando Yo retorne al mundo también llamaré a sus familias y a las familias del mundo entero, que estén presentes físicamente en Mi Retorno, para que reciban Mi Mensaje y también Mi Bendición Paternal, para que el núcleo más profundo de las familias del mundo sea liberado de la esclavitud espiritual y, así, cada miembro de la familia pueda realizar finalmente su Propósito, la misión que cada miembro de la familia vino a vivir en el fin de estos tiempos.
Para que todas esas aspiraciones se cumplan, ustedes deberán animarse a caminar sobre las aguas, superar los propios límites de su consciencia, disolviendo sus miedos y angustias, renaciendo una y otra vez, a través de Mi Llamado.
Por eso, hoy, los coloco una vez más ante el Universo de la Consciencia de Dios, a través de este Mar Mediterráneo, para que las heridas más profundas sean cicatrizadas, especialmente en aquellos que vivieron el naufragio y que, como familia de esta humanidad, no fueron ayudados, fueron descartados.
Vengo a colocarme ante ustedes y Dios como Mediador y Juez Espiritual, para que las faltas que aquí se cometieron sean enmendadas a través del paso que darán Mis apóstoles sobre las aguas, sin olvidarse de que esta humanidad necesita una imperiosa redención.
Por eso, sobre este Mar Mediterráneo y como Pescador de almas y corazones, así como les dije a Mis apóstoles en el Mar de Galilea, hoy les digo a ustedes, ante este Mar Mediterráneo, que suban a Mi barca espiritual porque aún deben conocer universos de amor que no conocen, deben conocer universos de servicio que aún no conocen, y deberán alcanzar el puerto seguro en el Corazón de Dios, porque cuando lleguen a este Puerto Espiritual y Sublime todo estará consumado, así como el Hijo de Dios tuvo Su consumación en la Cruz, en el momento de Su Expiración.
Quiero que Mi Mensaje no solo resuene en este océano, sino que Mi Mensaje y Mi Palabra reverbere en sus corazones y vidas para que tengan bien presente que es tiempo de que sean otros, y que, despojados y vacíos de ustedes mismos, sin ninguna carga sobre sus espaldas o consciencias, caminen libres sobre los océanos, así como Yo les pido, sintiendo la elevación del espíritu, la comunión con el alma, la unión predilecta con Mi Corazón.
Hoy, les dejo este Mensaje a los valientes.
Hoy, les dejo este Mensaje para impulsar a los tibios.
Hoy, les entrego este impulso a los que tienen coraje de seguirme y de reconocerme como su Único y Gran Maestro entre los Maestros, como el Camino, la Verdad y la Vida.
Hoy, permaneceré en oración sobre los océanos, ayudando a su gran consciencia espiritual, a la consciencia espiritual de los océanos, testigos fieles de los errores y las indiferencias del mundo, que ahora es reparado y reconstruido espiritualmente.
Por eso, caminen con fe sobre los océanos y no se desanimen. Ya no se consideren miserables o pecadores, considérense parte de Mi Cuerpo Místico y Espiritual, células del Gran Cuerpo de Luz de Cristo en redención. Así, vivirán con más amplitud lo que Yo les pido y, en esta hora de inflexión planetaria, sus espíritus los ayudarán a cumplir Mis aspiraciones en este plano material, así como Yo lo espero hace tanto tiempo.
Mi barca tiene un lugar para cada uno de ustedes. Los espero siempre para navegar en la Consciencia de Dios, a través del absoluto vacío y del encuentro con el Todo.
Por último, les quisiera agradecer a los hermanos que están aquí, que vinieron de diferentes lugares de Europa a encontrarse Conmigo, cara a cara, a reafirmar a través de ellos la unión Conmigo, a decirme:
“Maestro, aquí estoy
y aquí está mi corazón por Ti.
Mi corazón, Señor, es Tuyo
y Te lo entrego en confianza
para que Tú lo conviertas, Señor,
en un instrumento de la paz,
en la emanación profunda que siento de Tu Amor,
a fin de que ese Amor, Maestro, se irradie al mundo
y a todos los que tengo a mi alrededor,
para que Tu Amor, Señor, libere a las almas
y todos celebremos, en esta hora,
la comunión con Tu Amor,
el Flameante Amor de Tu Corazón Misericordioso”.
Eso es lo que escucho de los corazones honestos, de los que no le temen a la transformación y de los que se arriesgan a decirme sí en cada nuevo paso.
Con este sentimiento de sus corazones, Yo Me retiro y Me recojo en oración, cumpliendo en esta tercera Aparición con lo que el Padre Me pidió; dejándolos prontos para ingresar en Israel, en donde podrán sentirme muy cerca, para que también sus hermanos Me sientan cerca a pesar de la distancia, para que sigamos comulgando del Amor del Creador.
Ahora, los invito, una vez más, a prepararse para la Comunión Espiritual y a ofrecer esta Comunión por los refugiados y descartados del mundo; a fin de que el insondable universo de la Misericordia de Cristo justifique los graves errores de la guerra, de la destrucción, del aborto, del descarte y de la indiferencia humana, para que todo sea convertido, así como Mi Corazón los convirtió en cada paso de la Cruz, renovando la vida planetaria.
Me despido en gratitud, amor y fe.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
No busco lo perfecto o lo maravilloso que eres. Yo busco la verdadera honestidad de tu corazón que, unida a Mí, se pueda reflejar en tu vida y en tu consciencia. Yo les dije esto a los apóstoles y, hoy, se los digo a ustedes, compañeros.
No necesito que tu vida sea perfecta o realizada; necesito que tu vida se rinda a Mis Pies, así como las santas mujeres se rindieron a los Pies del Maestro y no buscaron nada para sí mismas, solamente complacer y adorar al Señor.
Por eso, en este momento, vacíate una vez más ante Mí y ten presente, en este instante, cuántas maravillas Dios Ha realizado en tu vida y en la vida de tus hermanos; cuántas Gracias y tesoros Él Ha derramado a través de la Presencia de Su Amadísimo Hijo en la Tierra y, aún más, Él Ha multiplicado Sus Gracias y Sus prodigios en los corazones de los Míos.
Entonces, en esta dura hora del planeta, Yo te pido: “Vacíate de todo ante Mí, una vez más, y deja que Yo te pueda ungir con Mi Luz; deja que Yo te pueda abrazar con Mi Amor, para que tú no seas nada, sino puedas ser todo en el Padre Eterno. Así como Su Hijo lo es en el Padre, el Padre lo es en Su Hijo”.
En este vacío, que Yo los invito a vivir, también los invito a despojarse de aquello que los apremia o que los atormenta; porque su Señor, el Rey del Universo, conoce a todas las amarras espirituales que viven las almas; conoce a todas las cadenas que los aprisionan.
Y para la victoria de su Maestro y Señor nada es imposible, porque quien está Conmigo y Yo estoy con él, le aseguro que se liberará, y cada paso de la vida será un aprendizaje, será una lección y una sabiduría vivida para que, en cada momento, aprendan a crecer en el amor y en la verdad; porque Yo los necesito, en este tiempo, en el amor y en la verdad.
Pero para que las almas puedan estar en ese amor y en esa verdad, deben estar en el vacío de sí mismas, así como su Maestro y Señor estuvo vacío de Sí mismo en el Huerto Getsemaní, en el momento de Su condenación, en el juicio de los fariseos, en cada paso del Calvario como en la crucifixión, su Maestro y Señor estuvo vacío de Sí mismo para que estuviera Dios sufriendo por ustedes; porque quiero que sepan, de una vez y para siempre, que el Dios Vivo sufrió por ustedes en la Cruz.
Él descendió de la Fuente y del Universo para salvarlos y rescatarlos. Y el poderoso Amor del Dios Vivo se hizo tan pequeño e insignificante que nació en un pesebre, donde los adversarios nunca podrían pensar que Dios estaba allí.
Así, el Amor del Padre, a través de Su Hijo, derrota a los poderosos, humilla a los soberbios, despoja a los que desperdician las riquezas, y da Sus más preciados tesoros espirituales a los más pobres de corazón, a los más humildes en su interior. Y Él ennoblece y eleva, a través de Su Presencia, a los que reconocen Su Nombre Sideral, Adonai.
Sé que la cruz está pesada para muchos, pero les aseguro, ante este Mar Mediterráneo, en donde rezo profundamente por las heridas y ultrajes ocasionados a los más inocentes, que existen cruces peores que las suyas; porque así, Yo puedo ayudarles a cargar su propia cruz, sin que lo perciban.
Pero Yo necesito, en este tiempo final y desafiador, que ustedes Me ayuden a cargar con la cruz del planeta, porque muchos no la quieren cargar ni soportar por temor a lo que sentirán o padecerán.
Pero no se olviden de lo que una vez les dije, que Yo no vengo aquí a pedir nuevos crucificados, porque el Dios Vivo ya se dejó crucificar por ustedes, para que se pudieran liberar del mal.
Yo vengo a buscar víctimas que se postulen a Mi Amor. Vengo a llamar a las víctimas de Mi Amor Misericordioso, que no solo reconozcan, una y otra vez, la Presencia del Señor en sus vidas, sino que también reconozcan el poder de Su Sangre y de Su Agua, afluentes infinitos convertidos y transustanciados en los Rayos sublimes y poderosos de la Divina Misericordia; que, una y otra vez, Yo le ofrezco al mundo incansablemente para la liberación de las almas de toda esclavitud espiritual, como también de los infiernos de este mundo que tragan a muchos.
Por el poder de Mi Sangre derramada en cada paso del camino del Calvario, Yo les vengo a demostrar el sacrificio y la sagrada entrega del Señor, a través de Su más absoluto silencio, que derrotó a los enemigos, que estaban en contra del Plan de Dios.
Y a pesar de que Mis apóstoles Me abandonaron en el momento más culminante de Mi Vida, en el que Yo más los necesitaba, fui consolado y sostenido espiritualmente por las santas mujeres que, con su propia oración y éxtasis, le ayudaron internamente al Señor hasta ungirlo con los aceites más preciados de Tierra Santa, preparando la sepultura del Señor, porque ellas sabían claramente sobre el día de Mi Gloriosa Resurrección.
Con este hecho, que hoy les traigo a todos, los invito a vivir el Rayo de la Resurrección, porque cada uno de ustedes lo necesitará en este tiempo para aprender a comenzar nuevamente todos los días, a pesar de los aprendizajes y de las lecciones de la vida, a pesar de los embates o de las interferencias.
Yo les vengo a enseñar a través del Rayo de la Resurrección sobre el poder de la trascendencia y de la renovación, algo que su propio Maestro vivió en el Sepulcro, al tercer día, al haber resucitado, y al haber sido adorado y reconocido como el Dios Vivo por todos los ángeles del Universo.
Quiero que lleven este impulso en el corazón y en la esencia para que, con coraje, valentía y determinación, aprendan a superar el fin de los tiempos; porque aún habrá mucho por atravesar, aprender y crecer internamente, y Yo los apoyaré para que vivan las nuevas experiencias crísticas.
Cuando sientan que la tensión es demasiado ardiente o la presión parezca muy grande, recuerden que estarán delante del gran paso de la cristificación, porque son pasos graduales y maduros para aquellos que se deciden a atravesarlos.
Es así como Yo hago surgir a los Nuevos Cristos, no solo porque recuerdan Mi Presencia en este mundo y en la humanidad, que es una Presencia imborrable e inextinguible, sino también porque Mis apóstoles se animan a caminar a Mi lado en cada nueva convocatoria, más allá de las consecuencias o aun de la familia.
Yo les prometí una vez que a quien Me diera todo, Yo le daría todo y cuidaría de cada uno de los miembros de su familia; porque todo es importante para Mí, aun lo que parece más pequeño e invisible.
Así, Yo les hago comprender que Dios está presente en lo que es simple y verdadero, que Su Poder y Su Majestad se esconde en lo que es humilde y austero, y que Su Amor se revela y se muestra en todos los que son verdaderos y honestos de corazón. Es así que Él consigue abrazar a Sus Criaturas, las sostiene, las guía y las conduce al cumplimiento del Propósito Espiritual.
Así, el Padre Eterno se renueva a través de las almas y de los corazones; y este planeta, aparentemente perdido, se puede recrear por medio de los corazones que se entregan en confianza al Señor y aceptan vivir de Su Amor Mayor.
En esta nueva noche, en la que los encuentro en lo alto de las montañas de Málaga, y frente al Mar Mediterráneo, testigo de los dolores más grandes del mundo por las guerras, invasiones y conquistas vividas en este lugar del planeta, por los cientos de barcas que cruzaron este mar y fueron descartados; Yo vengo a conceder una amnistía espiritual, para que los errores cometidos con los más pobres, entre los pobres, sean perdonados a través de su sí para seguir en sacrificio el camino del Señor por todos aquellos que no viven Mi camino, por aquellos que niegan Mi camino, por los que no viven Mi Palabra, por los que no quieren despertar.
Que su sí sea por cada uno de ellos, para que sus vidas sigan siendo agraciadas y bendecidas en lo más profundo del espíritu y de la consciencia, lugares en donde recogerán la fuerza interior que necesitan para vivir su aprendizaje en este planeta.
Es así que Yo iré reuniendo lentamente a los rebaños del Señor, en los cuatro puntos cardinales del planeta, hasta que llegue el tiempo y la hora, no tan lejanos, de Mi Retorno al mundo, porque en poco tiempo dejará de ser una promesa para ser una realidad.
Y en una noche semejante a esta, ante el Mar Mediterráneo, ustedes y sus hermanos del planeta podrán ser testigos del Retorno Glorioso del Señor; algunos aquí, en este plano físico, y otros en los planos internos; pero todos serán partícipes de ese gran momento prometido, así como los ángeles serán testigos de ese acontecimiento universal.
Yo los preparo para ese día, conscientemente, y no Me olvidaré absolutamente de nadie, porque está todo previsto por el Padre Eterno. Yo mismo recuerdo a aquellos que ya no viven en este plano físico, a sus seres queridos y a los seres queridos de toda la humanidad, que por alguna razón perdieron la vida y murieron con la esperanza de encontrar la Tierra Prometida.
Hoy, Mi Corazón Misericordioso ilumina esta noche, así como esta Luna ilumina con su aro de Luz al mundo entero, testigo fiel de la Presencia de Dios en ustedes, testigo de la Gracia que desciende a través de Mis Palabras y por la redención de todo el género humano.
Sigan rezando en estos días para aliviar Mi Corazón y sepan que con júbilo los estaré esperando en Israel, en nombre de todos sus hermanos de la Obra y de la humanidad; porque les aseguro que Israel será un antes y un después en sus vidas y en la vida del planeta, al volver a manifestarse Mis Códigos Crísticos para el mundo entero.
Eso es lo que los señalará a todos ustedes como Mis autoconvocados. Eso es lo que reconocerá Mi Padre Eterno cuando Yo Retorne al mundo.
Por esta causa estoy aquí, para que se cumpla en ustedes y en sus hermanos del mundo entero, para que despierten los que están dormidos, para que amen de verdad los que odian, para que sean perdonados los que se vengan, para que se rediman los que no fueron rescatados. Todo está siendo contado y previsto por el Señor.
En esta hora de la noche oscura del planeta, tengan fe y sigan adelante. Mi promesa se cumple en el silencio de sus corazones. Es allí en donde Yo quiero vivir para siempre en ustedes, es allí en donde Dios los necesita a todos.
Ahora, bajo esta noche sideral y universal, en donde las estrellas son testigos de la Pasión de Cristo, pero también de Su Ascensión a los Cielos, al Universo; que todas las consciencias, que viven en el cosmos, contemplen este momento de Comunión Espiritual; para que todas esas consciencias que viven en el firmamento, en otras galaxias y en otras estrellas, aprendan de este momento que Yo con tanto Amor les entregué por medio de la institución de la Eucaristía.
Ingresen Conmigo al Cenáculo interior y revivan conscientemente el Sacrificio del Señor, para que este mundo alcance la paz, para que este mundo deje la violencia, para que las naciones se liberen de la impunidad y para que los más pobres y simples ya no vivan en desigualdad, sino en fraterna igualdad, con el fin de que descienda el Reino de Dios a la Tierra.
Dejo en este firmamento estrellado, en esta noche de luna que los abraza, no solo la bendición de Mi Espíritu, de Mi Alma y de Mi Divinidad, sino también dejo aquí latente en este universo sus orígenes; para que se comprometan a llevar este momento al universo, al lugar de donde provienen, lugar al cual retornarán algún día para fundirse finalmente en la Fuente Inmaterial.
Les agradezco una vez más por acompañarme en esta noche solemne. Ingresen Conmigo en la Comunión Espiritual para volver a preparar, una vez más, el templo interior para la Comunión con el Sagrado Hijo que les abre las puertas de Israel para que ingresen en la Nueva Jerusalén.
Oremos también por esta causa y por esta misión; es lo mínimo que les pido.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más