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En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Los Pies del Resucitado tocan la superficie de la Tierra para poder bendecirla, curarla y redimirla.
Hoy, también tengo la Gracia especial de contemplar espiritualmente el camino de los que se han decidido a seguir las Huellas del Redentor en cualquier lugar del planeta, llevando Mi Presencia en el corazón humano que es transfigurado por Mis códigos de Luz y de Amor.
Quisiera que hoy contemplaran Conmigo la grandeza del milagro del Amor en sus vidas; aunque aún sientan la imperfección, por un momento contemplen más allá de todo esto lo que los Ojos de su Maestro y Señor contemplan.
He aquí, detrás de Mí, el Reino de los Cielos con sus ángeles y arcángeles, especialmente con los coros celestiales que hoy rodean al Glorificado y Resucitado Señor, como a cada una de sus consciencias; para que, a través del Libro de la Vida, que es guardado preciosamente en el Arca de la Santa Alianza, estén escritas las experiencias de amor que pudieron vivir en esta última Sagrada Semana y, sobre todo, la reconciliación y el perdón entre hermanos.
Porque, en verdad les digo que, si nadie se reconciliara y se perdonara a sí mismo o a los demás, ¿cómo seguirá el destino de esta humanidad, ante tantos desastres, guerras y sufrimientos?
Yo vengo aquí por última vez, en este último día de la Sagrada Semana, para que ustedes sean testigos de Mi Presencia en el mundo y en los corazones.
Muy grande y desconocida es la deuda de este mundo actual, pero más grande y poderosa puede ser la obra de la Misericordia en los corazones que, como los de ustedes, responden a Mi Llamado.
Hoy, el Señor de Israel, el Glorificado y Resucitado Señor, no solo llora por Jerusalén, así como fue en el pasado, sino también llora por los inocentes y por los que están atormentados en el cautiverio espiritual, moral y humano.
Mis lágrimas se convierten en Luz para los inocentes y, hoy, sus oraciones, no solo las de este día, sino las de toda esta Sagrada Semana, como la Trilogía Espiritual de Oración, Devoción y Contemplación, se han convertido en una causa espiritual importante por los marginados, los inocentes y los más pobres entre los pobres, para que sean ayudados en este próximo ciclo. Así, sus oraciones se convierten en rosas a los Pies del Creador.
Sus almas se postran ante el Reino de los Cielos, así como los santos ángeles lo hacen en este momento, para que el Hijo de Dios sea glorificado en el Cielo y en la Tierra, y especialmente en los corazones que buscan el alivio del sufrimiento y la paz, así como fue a las puertas de Jerusalén.
Hoy, ante el escenario doloroso del mundo y de la humanidad, vengo nuevamente a recordarles la importancia del amor y vengo a rezar por aquellos que más lo necesitan, para que Mi Mano curadora y redentora toque la cabeza de todos los necesitados de amor y de redención.
Lleven Mis Gracias de esta Sagrada Semana en sus corazones y vidas. Ya pueden ser testigos de Mi Amor redentor.
El Señor escucha las plegarias de los que claman. El Señor contempla el dolor de los que sufren y Su Divina e Insondable Misericordia aplaca las miserias humanas para que todo se convierta en redención y perdón.
Hoy, vengo a dejarles el sello espiritual de la unión de ustedes Conmigo y de la unión de Mi Corazón con sus corazones, para que se aferren a la Presencia del Señor que quiere llevarlos por el camino de la paz y del bien.
Mi tarea espiritual no termina aquí, en esta Sagrada Semana. Los próximos tiempos les traerán desafíos a todos, pero también prometedoras oportunidades de crecimiento, entrega y donación, para que los graves errores cometidos en este tiempo por la humanidad puedan ser justificados por la donación y la entrega de los consecuentes, y en vez de derramarse Justicia se derrame Misericordia.
Como ejemplo de toda la humanidad, hoy aquí hay almas presentes que cumplen una importante parábola, la parábola del hijo pródigo; porque el Padre Eterno no es severo con aquel que se equivoca por ignorancia o por inconsciencia, Su Misericordia y Amor transforman al corazón equivocado.
El Padre con Sus Brazos abiertos, así como el padre del hijo pródigo, coloca a Su miserable y errado Hijo en el camino de retorno hacia Su Corazón, en el que todas las ofensas y errores son diluidas, el alma alcanza el perdón y la Misericordia, y una vez más vuelve a comenzar de cero, como cada uno de ustedes.
En todos los días que vendrán, deberán tener el coraje, la valentía y la fuerza de comenzar de nuevo todos los días, así como su Maestro y Señor lo hizo en cada paso del Calvario. En cada momento, aunque no podía, Yo comencé de nuevo porque la fuerza del espíritu unido a Dios es muy grande, no hay mal en este mundo que pueda derribar las aspiraciones ardientes de los corazones.
Pero todo tiene su momento y su tiempo. El triunfo del Amor de Dios en las almas tiene su tiempo y su momento; por eso, ya no deben amargarse o entristecerse; deben cruzar esta puerta de este lugar renovados, con la convicción plena de haber glorificado al Señor del Universo y de la Paz, y de volver a confiar sus vidas en las Manos de Dios, así como Yo Soy Vida en los corazones que se rinden al Señor.
Quiero que lleven consigo lo más preciado que tengo, lo más preciado de todos los tesoros, dádivas o Gracias. Quiero que lleven consigo, en Comunión Espiritual, el Amor del Redentor, que es lo que los ayudará a seguir adelante en estos tiempos desconocidos; es lo que les traerá la esperanza de la renovación; es lo que los ayudará, incluso en la autoestima, porque sus almas y las de sus hermanos del mundo ya no deben estar deprimidas.
Aunque este tiempo difícil no le ayude a la humanidad, porque la humanidad se compromete con lo que está fuera de la Ley de Dios, deben sentir la renovación que les traigo y la certeza absoluta de haber encontrado a Cristo como el Camino, la Verdad y la Vida.
Quiero agradecerles a todos los que se esforzaron para preparar estos encuentros. Todo, en los planos de consciencia, incluso en el plano material, debe estar alineado con el Propósito del Redentor.
El premio que les espera a los que se han entregado a colaborar verdaderamente, en esta Sagrada Semana, es muy grande. Pero lo más grande, compañeros, es que Mi Amor los pueda transformar en lo que Yo tanto espero y aspiro.
Por eso, antes de concluir esta Sagrada Semana, a través de la Santa y Divina Comunión, vengo a darles una vez más la Unción a través de Mi Espíritu, para que lleven consigo en su interior la señal visible de la Cruz del Redentor, que los acompañará hasta el fin de los días, hasta que sea el momento de concluir esta experiencia en la Tierra.
Recuerden que lo que Yo les entrego es inalterable e intransformable, porque es una Gracia eterna e incalculable.
Que Mi Paz los anime a vivir en Mi Paz, para que Mi Paz esté en ustedes y Mi Gracia esté en ustedes, para poder estar en sus hermanos y hermanas del mundo.
Siéntanse ungidos por Mi Luz.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Vamos, a pedido de Cristo en este momento, a finalizar con lo que comenzamos en esta Sagrada Semana, confiados y renovados en Su Presencia, transformados en Su Amor consolador y redentor, purificados en alma, espíritu y consciencia, ungidos por Su Gracia y por Su Luz y por cada uno de los méritos de nuestro Redentor.
Y así, nos vamos a unir a través de la canción de María de los Inocentes, pidiendo desde lo más íntimo de cada uno de nosotros que esta Gracia de la Unción de Jesús llegue a los que más la necesitan y a los que más sufren.
En este momento dice Nuestro Señor que cada uno sabrá, en el silencio de su corazón, qué alma conocida necesita de la Gracia de Su Unción espiritual.
Para eso, cantaremos como una sola voz y un solo corazón, agradeciendo la Presencia del Señor en estos ocho días.
El Señor se va a acercar a Sus amigos y compañeros.
Canción: “Curador de mi alma”.
Que la Luz, la Gracia y la Misericordia acompañen, como una especial Unción de Luz, a todos los corazones.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
El gran océano de Mi Misericordia se abre, pero aún son muy pocas las almas que quieren entrar.
En ese océano, Yo purificaré a esas almas, enmendaré sus errores y faltas, las liberaré del pasado, les otorgaré la vida eterna y las sacramentaré a través del Espíritu Santo que ungirá a esas almas que entran en Mi océano de Misericordia, así como los apóstoles fueron ungidos junto a Mi Santísima Madre en Pentecostés.
El Poderoso Espíritu de Dios volverá a ser difundido en el mundo y los corazones abiertos a Él lo conocerán. Pero antes de que eso suceda, las almas deben aceptar entrar en el océano de Mi Misericordia, para que Yo las pueda justificar ante las Leyes de la Creación.
Esta es la hora en la que la gran puerta de Mi Misericordia comienza a cerrarse en el mundo, porque ha de cumplirse el tiempo de la Justicia Divina, así como fue escrito por Juan el Apóstol en el Apocalipsis.
Llegará la hora en que, durante los tres días de oscuridad, se cumplirá la Justicia Divina, pero no como la humanidad cree. La Justicia de Dios es Amor en equilibrio. La Justicia de Dios es Amor en armonía. La Justicia de Dios es Amor en sabiduría.
Pero antes de que la puerta de Mi Misericordia se cierre al mundo, díganle a las almas que deben volverse hacia Dios, antes de que sea demasiado tarde. Porque cuando Yo deje de estar con ustedes y de hablarle al mundo a través de esta Obra, todo, absolutamente todo, se desencadenará.
Por eso, mientras hay tiempo, muy poco tiempo, deben afirmarse en Mi Misericordia; deben navegar en Mi océano de Luz, a través de la constancia de sus oraciones y súplicas; deben ser el fiel testimonio de Mi Amor para el mundo, especialmente para los corazones que han perdido la fe y la confianza en Dios por todo lo que les sucede, por todo lo que viven, enfrentan y transitan.
Pero, así como una vez Yo vine a Polonia, a través de Santa Faustina, a revelar la infinidad de Mi Insondable y Divina Misericordia; así como Yo vine en la noche oscura de una guerra que se presentaba de forma inminente en Europa, en aquel tiempo; así Yo volveré como la Luz del mundo.
Y, en el horizonte interior, Me sentirán, reconocerán la Faz de Cristo y expulsaré a los anticristos, así como expulsé del templo a los comerciantes. Porque la Casa de Mi Padre es sagrada, en este mundo y en otros. La Casa de Mi Padre es bendita porque es celestial, cósmica y divina, porque Él la ha creado para todos Sus Hijos y Criaturas, para todas las esencias que han surgido de Su Fuente Inmaterial.
Y esa Casa mora en lo profundo del templo de las almas, templos que han sido corroídos por las influencias de este mundo, por las tendencias y las ideologías. Así, el mundo pierde el sentido de la perspectiva al no encontrar a Dios, por estar con su atención en otro lugar.
Por eso, todos los tesoros que Yo les He prometido a ustedes y a sus hermanos, se los He entregado, para que tuvieran parte con Mi Padre en el Reino de los Cielos, para que este mundo conociera que en el Amor está la superación de todo, de cualquier trauma o dolor, porque Yo vengo en nombre del Amor de Dios, de ese Amor inmutable e inconfundible, de ese Amor que tiene un caudal desconocido para el mundo y la humanidad.
Esa es la razón por la cual estamos aquí con ustedes, hace tanto tiempo. Porque esperamos que aprendan de ese Amor que el mundo y la humanidad ya no tiene, que aprendan de un Amor maduro y consciente, de un Amor que es capaz de aceptar y de acoger al semejante, a aquel que nadie quiere ni nadie acepta porque aparentemente es un problema.
Pero, si Yo acepté a los doce apóstoles como eran, así como en este tiempo Yo los acepto a ustedes como son, ¿dónde está el Amor que les He entregado para que Me representen en este mundo y en esta humanidad?
El Amor de Dios es la base de todo el camino espiritual y de toda esta trayectoria terrestre; porque en el Amor está la felicidad de Dios y Su alegría, el júbilo del reencuentro con el Padre Eterno, la cura de todas las heridas.
Yo vuelvo a entregarles este Mensaje con otras Palabras, porque deben tener amor por todo lo que han recibido y por todo lo que les fue ofrecido desde el comienzo, en el que sus consciencias fueron despertadas al Conocimiento Universal y Divino, a las Leyes Inmateriales y a las Corrientes Universales.
Antes de que Me despida de ustedes en este ciclo, y en el mes de agosto, Mi imperiosa necesidad es que existan almas y personas que asuman los tesoros de la Jerarquía, presentes en los Retiros Internos del planeta; porque no solo ustedes, sino también sus hermanos del mundo los necesitarán para todo lo que llegará.
¿Qué más es lo que necesita la humanidad para poder cambiar?
Cuánta abundancia Mi Padre les ha dado a través de Su Creación y, sobre todo, a través de la vida: que puedan ver nacer el sol en cada amanecer; que puedan respirar la pureza de la naturaleza y de los océanos; que puedan tener una familia, a pesar de cómo sea, y la aprendan a amar así como Dios los ama a ustedes desde el principio; que puedan aprender a servir para salir de ustedes mismos, cada día un poco más, y abandonar ese empedernido ego que solo coloca a las consciencias en obstáculos y en caminos sin salida.
Dios les ha dado Su Amor, porque Su Amor es Su Poder y no la autoridad. Su Amor para las almas y la Creación es Su Gobierno Espiritual.
Sin Amor no existiría la Compasión y la Misericordia, derramada por Su Amadísimo Hijo en la Cruz cuando fue traspasado por la lanza en Su Costado. Aun Yo, sin vida, muerto en la Cruz, les di el Amor de Dios hasta los límites de Mi Consciencia, a través de Mi Sangre y de Mi Agua; acto sublime que superó todos los errores y todas sus consecuencias durante el Viernes Santo.
Ahora que, en estos últimos años, hemos formado los oratorios y los Rosarios de Luz, es tiempo de que se guarden en sus casas y hogares, oren con fervor a Dios e invoquen el poder del Corazón de María y de Mi Corazón, para que todos estén protegidos y amparados, y muchos más puedan tener la misma Gracia de ser amparados por la Madre de Dios, que extiende Su Manto de Luz sobre el mundo, día tras día.
La Madre del Mundo, en lo más invisible y silencioso de Su Espíritu, toma el Cetro con Su Mano para guiar a las almas hacia el Reino de los Cielos; para que todos estén algún día en el Paraíso, viviendo la misma felicidad espiritual y el mismo gozo espiritual que vivimos con todos los que dijeron sí en algún momento de esta evolución.
Las instrucciones ya les fueron dadas a todos. Mucho tiempo ha pasado, muchas enseñanzas fueron entregadas, todo ya fue dicho.
Ahora, es tiempo de asumir y de comparecer en las filas del Plan del fin de los tiempos. Y, así, cuando lo hagan por ustedes mismos, por el amor que dicen tener por Mí, asumirán su parte, asumirán su servicio y ya no reclamarán. No evadirán la necesidad que les coloca el universo ante sus ojos. Ya no se mentirán a ustedes mismos, no se engañarán, porque harán cada tarea y vivirán cada compromiso, así como Yo lo He vivido por ustedes, desde Mi Origen en la Fuente Creadora hasta Mi Ascensión.
El Plan espera, como les dije, a los consecuentes, a los que ya no deberán ser más empujados, a los que serán conscientes de lo que tienen que hacer, sin que se les diga. Porque quien vive en Mi Amor, es capaz de percibirlo todo y de reconocer dónde está la necesidad en este tiempo crucial, no solo en Mis Islas de Salvación, sino también en el mundo, en donde las almas esperan ayuda, que alguien las escuche, que alguien las acoja, que alguien las pueda amar; así como Yo amo a todos, más allá de los errores, más allá de las negaciones y de las indiferencias que Me ocasiona el mundo.
Es tiempo de reconstruir a la humanidad y esto dará mucho trabajo. Pero tengan fe, porque un Buen Padre nunca se olvida de Sus Hijos y un buen capataz nunca se olvida de sus trabajadores. Porque quien sirve a Dios se renueva, se trasciende y se transmuta. No existe otro camino para la superación de ustedes mismos, compañeros.
Estamos en la fase de preparar Mi Retorno y solo tocaré con Mis Pies este suelo herido, pero también sagrado, cuando pueda vivir en ustedes para siempre, en la comunión más íntima del corazón, de la vida y de la esencia.
Que Mis Palabras permanezcan y no solo pasen. Cielo y Tierra pasarán, pero Mis Palabras quedarán en aquellos que se abran a recibirlas y a reconocerlas como propias, como una tabla de salvación.
Que en este tercer día de encuentro Conmigo, a las puertas de Montserrat, la Comunión sea ofrecida como reparación por los que sufren las guerras del mundo, por los refugiados y desatendidos, por los que son descartados, olvidados y abandonados, sin que un grado de amor se mueva en las consciencias que los ven.
Por eso, la reparación es necesaria para que la Justicia se aplaque; para que la Misericordia, Mi última Misericordia, actúe y obre en las almas.
Que esta Comunión nutra la vida. Que esta Eucaristía fortalezca los corazones y los anime a seguir adelante, así como Su Maestro siguió adelante en cada paso del Calvario hasta lo alto del Gólgota, sin perder la fe de cumplir la Voluntad de Dios, en cada clavo recibido en Mi Cuerpo, en cada látigo que arrancó Mi propia Carne, en la propia Coronación de Espinas, en los insultos y repudios de todos a los que Yo les había hecho milagros.
Todo necesita ser reparado para que llegue el tiempo de la Tierra Prometida, del nuevo Edén.
Oh, Adonai,
Tú que ves los errores del mundo y sus consecuencias,
contempla, por un momento, a todos los que Te siguen
y tienen fe en Tu Insondable Presencia.
Derrama Tu Amor sobre los consecuentes,
pero en especial, Adonai,
derrama Tu Amor sobre los que están condenados.
Que el precio de Mi Sangre no sea en vano.
Que los códigos de Mi Amor,
que son los Tuyos y que provienen de la Fuente,
curen, rediman y nutran
a las almas necesitadas de Ti, Señor,
que han perdido la filiación espiritual Contigo.
Adonai, abraza a todos con Tu Manto,
así como este viento de Montserrat
abraza a todos con su suavidad y pureza.
Adonai, no cierres la puerta de Tu Misericordia,
sino que Tu Misericordia se perpetúe en todos
los que suplican Misericordia por Mi Dolorosa Pasión.
Adonai, así como en lo alto del Monte Calvario
viste la gran ofensa y pecado del mundo,
Tu Amor descendió y actuó con el poder
de todas las estrellas y de todos los soles.
Y así, el universo fue movido
por el descenso de Tu Amor,
y todo fue liberado y cerrado,
para que en la Resurrección de Tu Hijo,
Tú, Adonai, dieras testimonio de Tu Amor
y de Tu Triunfo en el mundo.
Oh, Adonai, Sagrado Padre,
Omnipotente y Soberano Creador,
que todos Te vivifiquen,
que todos formen parte de Tu Existencia Sideral;
que muchos más lo puedan hacer
y tengan la Gracia de poder vivirlo,
para que, en el final de los tiempos,
todos Tus Hijos, junto a Tu Hijo Predilecto,
restablezcan la unión entre el Cielo y la Tierra,
y los Mil Años de Paz,
a través de la Cena de la Redención,
en la que volveré a partir el pan
y a consagrar el vino en Tu Nombre, Adonai,
para que todo comience de cero
y todo se renueve para siempre.
Amén.
Así, en estos tres días de impulsos y de confesiones de Mi Corazón, los preparo para el mes de agosto.
Vayan en paz.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En verdad, en verdad les digo que quien no siga el camino de Mi Amor, no lo imite y no lo viva, no podrá superar el fin de estos tiempos.
Por eso, hoy dejo a Mis Pies las Sagradas Reliquias del Redentor, guardadas preciosamente en el Arca de la Santa Alianza, para recordarles a todos Mis seguidores que este es el camino que Yo les ofrezco, un único camino hacia el Amor de Mi Corazón.
Si en estos tiempos no viven ni practican el Amor Divino, hasta en las cosas más pequeñas e insignificantes, en verdad les digo que no podrán superarse y sus propias resistencias y amarguras los harán perecer.
Pero antes de que esto suceda, y ya no sea culpa o responsabilidad de nadie, Yo vengo a recordarles este sagrado atributo del Amor, por medio de las Sagradas Reliquias que hoy expongo al mundo; Reliquias que He retirado del Arca de la Santa Alianza para que las almas contemplen las experiencias crísticas del Señor y no se olviden de cuál es el camino que Yo les ofrezco para poder madurar y crecer interiormente.
A medida que los acontecimientos se presentan en la actualidad, las naciones y los pueblos sufren el caos de estos tiempos.
A medida que el cambio climático avanza de una forma inesperada para todos y que la impunidad somete a muchas consciencias, esta raza de superficie se aleja rápidamente del verdadero Amor de Dios.
Por eso, Yo les traigo este camino que siempre les presento una y otra vez, el camino del sacrificio y del amor maduro, para vivirlo y experimentarlo en nombre de la humanidad y del planeta, en nombre de la realización del Proyecto del Padre Eterno a través de esta civilización de superficie.
Por eso, ustedes deberán enfrentar situaciones y aprendizajes que tal vez nunca antes vivieron, para que cada lección vivida les permita despertar a lo que es real y verdadero, al verdadero sentido de vivir este camino que Yo les ofrezco hacia la cristificación.
¿Será que están dispuestos a vivirlos por Mí?
Hoy, debo volver a preguntarles lo mismo; porque sé que algunos mundos internos no Me están comprendiendo y todo lo que Yo les He ofrecido a través de los años no puede haber sido en vano. Todo tiene una razón y un propósito desconocido para ustedes.
Quiero que tengan muy claro que Yo llamo a cada uno de ustedes a vivir el mismo camino que vivieron Mis apóstoles del pasado, pero ahora con una intensidad y un desarrollo nunca antes visto, con una transformación segundo a segundo, a través de un acontecimiento que tal vez nunca antes vivieron o experimentaron. Esto es debido a la aceleración del fin de los tiempos y por todo lo que la humanidad debe enfrentar en este ciclo.
Porque está escrito, desde el principio, que esta última raza de superficie viviría los acontecimientos del Armagedón y, a través de estos acontecimientos, debería aprender a crecer por medio de las lecciones aprendidas; sin perder la oportunidad de crecer interiormente, de comprender y de amar el Plan más allá de cada uno de ustedes, y de ayudar a concretar ese Sagrado Plan que aún deberá cumplirse.
Por este motivo y en este nuevo día de la Sagrada Semana, les dejo las Reliquias del Señor a los núcleos internos, porque en ellas están guardadas las experiencias que Yo viví en esta superficie y, sobre todo, los códigos que ustedes necesitan para redimirse y trascenderse, para que se puedan purificar y así se puedan consagrar paso a paso.
Algo que las almas a veces no comprenden es que la consagración es gradual, no solo termina en una consagración monástica o civil. La consagración es en cada etapa de sus vidas y, diría, hasta los últimos días de sus vidas, y continúa después de esta vida.
Así, podrán comprender que aún hay un largo camino a recorrer, un largo camino para que sus almas atraviesen los aprendizajes y las lecciones de la vida, para que no solo sean mejores personas, sino también sean servidores más conscientes y disponibles para el Plan Mayor.
Porque esa consciencia sobre el Plan Mayor no solo los hará madurar, crecer y responsabilizarse; sino que aprenderán a sostener ese Plan, cueste lo que cueste, y no oscilarán ante cualquier embate o movimiento que primero pueda estar sucediendo dentro de ustedes.
¿Comprenden que el Plan no puede quedar supeditado a sus oscilaciones internas?
Es necesario colocar la Voluntad de Dios en el lugar que ella merece estar y, a partir de allí, confiar plenamente que esa Voluntad Divina se cumplirá.
Por eso, como He dicho en muchas Sagradas Semanas, vuelvo a recordarles que no pueden perderse en las cosas superficiales, en todo aquello que los aparta de su verdadero Propósito.
Si confían en Mí, se liberarán de ustedes mismos; y el camino, que ya está escrito, será trazado por el propio Padre Eterno y, así, se cumplirá en cada paso el sagrado impulso de Su Aspiración.
Hoy, les traigo estas Sagradas Reliquias del Señor, no solo para que sus almas las contemplen, las sientan, las acepten, sino también para que sus espíritus se fortalezcan, maduren, se responsabilicen de esta encarnación y comprendan que tienen parte Conmigo en todo este Plan de Amor y de Redención.
Mientras tanto, en cuanto no dan el paso definitivo que aún Yo estoy esperando en el sagrado silencio de Mi Corazón, estaré orando por los Míos; para que, algún día, y que sea pronto, comprendan que el Plan debe cumplirse y que no han venido a este mundo por casualidad, sino por un Propósito Mayor que todo el universo conoce.
Hoy, los instruyo a todos, así como He instruido en el Templo de Jerusalén; porque el Padre Me Ha pedido prepararlos y también advertirles, así como lo preparé y le advertí a todo el pueblo de Israel en aquel tiempo, sobre todo lo que iría a suceder después de la Pasión y Muerte de su Maestro.
Ahora, están en un tiempo semejante. ¿Cuál será la respuesta de Mis apóstoles?
Les dejo esta reflexión, porque aún su Maestro tiene mucho por hacer en la sagrada obra de los planos internos, en donde todo comienza y en donde todo termina.
Pidan la Gracia de poder ser consecuentes Conmigo, y la Gracia de Dios será concedida, aun a aquellos que no lo merecen.
Es tiempo de madurar, antes de que todo se desencadene en el mundo.
Seguiré rezando por ustedes y por sus hermanos, a través de Mi Iglesia Espiritual sobre Israel y el planeta.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más