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En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Por Mis Llagas fueron curados. Por Mi flagelación fueron liberados. Por Mi agonía fueron consagrados. Por cada uno de Mis padecimientos fueron redimidos.
Pero hoy, no puedo sonreírle al mundo porque el mundo sufre en este momento, porque muchos corazones en el mundo no consiguen alcanzar los méritos de Mi Pasión.
Por eso, contemplo un escenario desolador, que invito a Mis apóstoles a atravesarlo, aunque por ustedes mismos crean que no podrán hacerlo. Pero, Yo vine a este mundo a enseñarles el camino, vine a demostrarles la Sagrada Escuela de la Cristificación.
Por esa razón hoy, llevo en Mis Manos el Libro de Dios, en el que algunos nombres aún faltan postularse para la Escuela de la Cristificación. Y esto, compañeros, no es algo solamente espiritual, es algo concreto, porque después del último 8 de agosto todo cambió y sus oídos no pueden escuchar a la Jerarquía como lo hicieron hasta hace poco tiempo.
El escenario del planeta seguirá cambiando y esa será la hora de Mis apóstoles, que irán decididos hacia donde Yo los necesite, no importando el tiempo o el lugar; porque, recuerden que Mi Iglesia en la Tierra está sostenida por un finísimo hilo de Luz, tan frágil que podría romperse en cualquier momento.
¿Ahora, comprenden por qué en este Libro aún Me faltan muchos nombres?
Mi Proyecto se cumplirá con quienes quieran seguirme hasta el final; porque no serán las multitudes que redimirán el planeta, será la poderosa invocación a la Red Suplicante de las almas orantes y honestas, la que paralizará los graves acontecimientos que llegarán al mundo; aunque vean en este tiempo un escenario de destrucción no solo material, sino también espiritual y moral, porque el lenguaje en este mundo está cambiando rápidamente.
Las almas más pequeñas y más inocentes, los niños de este tiempo, ya no aprenden lo que ustedes aprendieron en otros tiempos. ¿Se han dado cuenta de que el lenguaje de la humanidad ha sido tergiversado?
Por eso la importancia, compañeros, de primero proteger de ustedes mismos los valores que Dios le enseñó al sagrado pueblo de Israel. Sin estos valores, la humanidad no podrá reconstruirse.
Los valores y los principios son los Dones de Dios que la humanidad necesita en este tiempo final para saber dónde colocar sus pies, un lugar seguro y protegido, en donde espiritualmente no corra riesgo ni peligro.
Esto significa que, con los pocos que Me responden y Me obedecen, intentaré hacer algo en este mundo, antes de Mi Retorno a la humanidad.
Pero hoy les digo, verdaderamente, que hay una parte que ustedes deberán asumir, aunque no les corresponda, así como su Maestro y Señor la asumió en silencio y en obediencia, sin quejas y sin reclamos.
Porque este sagrado espíritu de fidelidad y de lealtad, que cada corazón humano puede expresar en este tiempo, es la garantía que la Jerarquía Espiritual tendrá para poder intervenir en la humanidad en estos tiempos de emergencia.
Yo no vengo a ofrecerles un jardín de rosas; Yo vengo a ofrecerles un camino de desafíos, de metas, el camino del Propósito que todos deben tener presente en su corazón. Porque aún la humanidad no comprendió el Mensaje de Dios; por esa razón son necesarios los esfuerzos, la determinación imperiosa de servir, la incansable donación de cada servidor.
No quiero que teman lo que les digo, porque aquí hoy se cumple un atributo: solo tener un lugar de reposo, pero no una morada. Porque la morada de cada compañero Mío es en el Corazón de Dios, lugar en donde siempre conocerán y comprenderán los misterios de la Creación, en donde siempre serán colocados para servir en el lugar y en la hora que sean necesarios.
Ahora llegó el momento de que se cumpla el tiempo del apostolado. Que esto no solo sea una necesidad, sino también una realidad que cada uno podrá vivir según le corresponda, así como está escrito en el Corazón de Dios.
Por eso, abracen la Voluntad Divina, aunque les parezca imposible o inalcanzable; porque cuando abracen la Voluntad Divina, entre ustedes y Dios, no habrá miedos, sino concreciones de Sus Deseos más ardientes y profundos para con cada uno de Sus Hijos.
Es así que Yo vengo a prepararlos para el próximo tiempo, así como preparé a Mis apóstoles antes de Mi Ascensión a los Cielos. Tengan muy presente, compañeros, que estamos en ese importante momento. Por eso, pregúntense si están dispuestos a vivir este momento que Yo les presento.
¿Serán capaces de ir a donde Yo los necesite, en las condiciones que Yo necesite, no aferrándose a un lugar o a una tarea?
Porque las almas que son de Dios no tienen propiedades ni tampoco tienen deseos. Las almas que son de Dios tienen la aspiración de servirlo y, en este tiempo final, tienen la ardiente aspiración de preparar el Retorno de Cristo; primero, purificándose a ustedes mismos, para que el mundo sea purificado de la crueldad, de la indiferencia y de la maldad.
Yo deberé dar testimonio, ante Mi Padre, del Amor que Yo les He entregado a través de los tiempos; porque ese Amor que Yo les di en confianza, Mi Sagrado Amor que es el Amor de Dios por todas Sus Criaturas, es el Amor que Yo necesito utilizar en este momento, ante la emergencia del planeta; para que, en lugares recónditos y lejanos como también en lugares cercanos, se cierren las puertas inciertas que sumergen a las naciones y a los pueblos en este momento.
Necesito que Mi Luz llegue a través de Mis apóstoles. Crean que esto es posible, porque Yo cuidaré la purificación de quien confíe en Mí. Pero no se amedrenten, ya no se precipiten, porque son agraciados y benditos ante Mi Padre y esto no lo pueden olvidar.
Todo lo que Yo hago no es en vano. Todo lo que Yo hago tiene un Propósito y Mi Propósito son las almas, Mi Propósito es vivir en el corazón de los hombres y mujeres de la Tierra.
Por eso, ¿qué temerán?, si Yo ya lo tengo todo previsto, si Yo ya conozco el camino de sus almas. Yo ya sé cuál es el destino de sus vidas.
Para que la humanidad no se destruya a sí misma, Yo vengo a pedirles más. Es la única chance que tengo en este momento, ante el desequilibrio de las Leyes en el planeta.
Por eso, la importancia en este momento de los corazones suplicantes que tendrán como premisa, en este tiempo, suplicar y solo suplicar, para que un niño o aun una familia no se vuelvan mártires a causa de la impunidad.
Por eso, Yo les ofrezco este camino crístico, porque ya están en el tiempo de asumir una responsabilidad y de no tener que ser asumidos por nadie; pues Mis Gracias, en estos tiempos, fueron abundantes.
Ahora es el tiempo de romper con la inercia del planeta, antes de que sea demasiado tarde. No quiero ver lo mismo que en Ruanda; que, por no escuchar a la Madre de Dios, se lamentaron.
Nuestra fraterna cercanía, con ustedes y con toda la humanidad, viene a auxiliarlos, a alentarlos y a impulsarlos a seguir adelante, porque aún hay mucho por hacer y ustedes ya tienen las herramientas para poder hacerlo.
Por eso, Yo vengo a pedir al lugar correcto. Vengo a pedir al lugar en donde Me quieren escuchar y saben que Mi tiempo es precioso en este momento, ante las emergencias de la humanidad, ante la imperiosa necesidad de que los valores de la fraternidad humana, del respeto, de la tolerancia y de la paz, no desaparezcan del mundo.
Yo vengo a pedirles, en esta nueva Maratón de la Divina Misericordia, un voto consecuente de responsabilidad. Esto delineará lo que la Jerarquía podrá hacer; porque ustedes lo harán en nombre de la humanidad, en nombre de las desgracias de estos tiempos que todos estamos viendo y sobre todo lo harán en nombre de Mi Amor, para que Mi Amor triunfe en el mundo y especialmente en donde más se necesite.
Es así que, al igual que a los santos apóstoles, Yo vengo a derramarles el Espíritu Consolador para que sigan caminando al encuentro del Propósito, en la búsqueda incesante de una solución espiritual para esta situación planetaria.
Yo vengo a dejarles Mi Paz y a animarlos para que esta nueva Maratón de oración abra las puertas de los Cielos, toque el Corazón del Padre para que Él derrame Su Misericordia y no Su Justicia, para que todos puedan estar en esta ocasión especial bajo los Rayos de Mi Misericordia, de Mi Sangre y de Mi Agua.
Que esta nueva Maratón de la Misericordia sea un ofertorio, que el templo del corazón de cada compañero Mío esté abierto para poder recibirme y para poder consolarme. Porque vengo a buscar, debajo de esta “Figueira”, un lugar para reposar y para volver a respirar profundo, para seguir adelante junto a los que Me quieran acompañar en este tiempo en el que se debe alcanzar la redención. Esa es Mi aspiración.
Agradezco por las respuestas de los que atendieron a Mi apelo y se dispusieron a servirme.
Ahora, vamos a construir durante estos próximos meses lo que deberá llegar a la humanidad: la fuerza de la esperanza y de la fe para que la cura se establezca, para que la paz se infunda en el mundo.
Yo les agradezco por estar aquí Conmigo, por responder a las Aspiraciones de Dios.
En estos tiempos de tristeza nunca dejen de sonreírle a la vida, para que todo se pueda reparar. La sonrisa es el espejo de Mis apóstoles.
Les agradezco y así los absuelvo, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Mi Presencia se replica en aquellos que Me aman.
Mi Voz hace eco en aquellos que escuchan Mi Llamado.
Estoy presente en el desierto como en el Paraíso. Estoy presente en las caídas como en los triunfos, pero Mi Silencio es lo que Me hace invisible a los ojos de los que dicen ser poderosos.
Mi Amor es como una lanza que traspasa el corazón humano, lo transverbera y lo ilumina, haciéndolo todo para Mí. Por eso, hoy estoy aquí.
Soy Quien los pensó, pero también Quien los creó.
Mi Palabra reverbera en aquellos que viven Mi Mensaje y, aun siendo imperfectos, Yo los sostengo a través de Mi Vida; porque Mi Alegría está en aquellos que Me buscan, en todos los que confían en Mí.
A cada uno le doy lo que debe aprender, lo que debe soportar y sostener, pero nunca le daré algo que no pueda sobrellevar.
Aprendan a caminar a través de aquello que alcanzaron de mejor.
No vean el universo vacío, sino lleno de experiencias de amor y de perdón.
Yo Soy la Brisa que sopla en la mañana.
Soy el Sol que nace a través de los que viven en Mi Fe.
Soy el triunfo del Amor en aquellos que se transforman.
En lo pequeño, Yo Soy Grande; y en lo grande, Soy Invisible. Esa es la tónica de Mi Humildad.
Mis Señales indican que siempre estoy aquí, y los Rayos de Mi Consciencia abrazan a los que Me invocan; porque en la aparente pérdida está el triunfo, en la resignación está la lealtad, en la obediencia está la fidelidad, en el servicio está la oportunidad de amar y de que Yo pueda gobernar sus vidas para siempre, más allá de las batallas o de las incertidumbres.
Yo necesito que sean otros, así como Mi Hijo lo Es. Él bebió del Cáliz sin temor al fracaso. Él se entregó para que todos fueran rescatados, hasta los días de hoy.
Su Reinado está en la Corona de Espinas. Su Voluntad está en Mi Cetro Divino. Su Infinito Amor está en todos, a los que Él ama incansablemente.
Y, Mis Hijos, ¿harán lo mismo?
Cada uno tiene parte Conmigo en este universo, el cual He creado con perfección para que reconozcan Mi Amor y la felicidad que Yo tengo de estar con Mis Hijos. Esa es la razón de Mi Creación. Ese es el Propósito por el cual obro y manifiesto, concreto y realizo a través de los tiempos.
Han sido llamados a vivir este tiempo. Por eso, están aquí y no en otro lugar. El Universo Creador guía a los que le obedecen.
Aún hay una Obra maravillosa por realizar, aun en estos tiempos críticos, en los que la impunidad y la indiferencia quieren sustituir al amor y a la unidad; pero no lo permitiré.
Mi Nombre está escrito en todas las dimensiones.
Mi Amor está presente en todos los seres, aun en aquellos que están lejos de Mí; porque el Amor de Mi Hijo hará triunfar la cruz de estos tiempos. Y aquellos que se aferren a la Luz Victoriosa de Cristo, no perecerán.
Hoy, los vuelvo a reunir como hace más de 2 000 años, cuando el pueblo de Israel escuchaba a los profetas y seguía las Escrituras.
Pero ahora, sus almas, para Mi Hijo, son el nuevo Libro en el cual Él espera poder escribir el nuevo triunfo de Su Amor, más allá de todas las dimensiones y consciencias, más allá de todo mal.
Él conoce sus verdaderos nombres. Ante Sus Ojos nada está oculto.
Síganlo hacia donde Él los llama a ir, porque este es el tiempo de Su Retorno.
Después de que Él vuelva, volverá Su Padre Celestial. Será más que el árbol ardiente ante Moisés, más que las aguas que se separaron para que Su sagrado pueblo pudiera ser liberado del cautiverio, más que la propia transubstanciación del Cuerpo y de la Sangre de Cristo.
Vendré con el Poder del Amor de los Cielos, más que todas las alabanzas y cantos de los ángeles, más que la propia Presencia de la Hermandad.
Mi Amor, en esa hora, se multiplicará más que los panes y los peces, más que la cura que vivieron los paralíticos y ciegos, más que la propia resurrección de Lázaro y de los muertos.
Mi Amor reestablecerá las Leyes en la Tierra. Más que a todos los elementos, reuniré a todos los Reinos. Más que en el propio Cenáculo de Pentecostés, la lengua será una sola, el entendimiento dará sabiduría y la Justicia Divina reconstruirá a la Tierra, de norte a sur y de este a oeste.
Y, en ese momento, será cuando se plasmará la Cruz de la Nueva Humanidad. La síntesis se completará espiritualmente, y los últimos velos caerán de sus ojos para que puedan ver Quién Soy Yo.
Mi Amor aún sigue siendo desconocido; pero después del Retorno de Mi Hijo, todo se consumará, como lo fue en la Cruz. La ley del sufrimiento ya no existirá, las almas ya no conocerán sus dolores y sus culpas, sino que se les dará a conocer la felicidad del Reino de los Cielos que los ángeles les mostrarán.
En esa hora, resurgirá el nuevo hombre, la nueva consciencia, porque ya no estará unida a la deuda espiritual, sino a la dádiva de los Cielos.
Construyan con esperanza este gran acontecimiento, no lo busquen; espérenlo, porque llegará.
Una vez más, la hora de Mi Hijo se aproxima. Por eso, es tiempo de orar con misericordia y piedad.
Que ya no exista la guerra ni la división entre los seres.
Que ya nadie más promueva la cultura del descarte y de la indiferencia, ni siquiera con el hermano que está a su lado.
Sean merecedores de las dádivas del Cielo, porque cielo y tierra pasarán, pero Mi Mensaje permanecerá vivo en aquellos que confían en Mí.
Mi Corazón está lleno de Gracias para todos. Mis Brazos están abiertos para aquellos que quieran sentir Mi Consuelo.
En el silencio, los escucho en confesión.
Que no haya temor, sino fe.
Que no haya desconsuelo, sino esperanza.
Que no haya sufrimiento, sino liberación.
Que no haya maldad, sino amor.
Este es Mi Mensaje para los que vivirán los próximos encuentros con Mi Hijo, como una oportunidad única de estar ante el Portal de Mi Misericordia, aquel que se muestra como el Agua y la Sangre de Cristo.
Quien se alegra y los bendice, a ustedes y al mundo, por este encuentro,
Adonai
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Que el Espíritu Santo resida en sus mentes y corazones.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Hoy bajo del Cielo para estar en este encuentro, para decirle al mundo que en este ciclo todo está permitido, Mi Padre así lo decidió. La humanidad necesita crecer interiormente para poder expresar lo que vino a hacer a este mundo.
Yo necesito que estén aquí Conmigo, en vigilancia, porque en esa vigilancia siempre encontrarán la paz y tendrán sabiduría para saber tomar buenas decisiones.
El planeta es como un frágil cristal que está a punto de romperse, así como todo lo que está dentro de él.
Pero ustedes, por medio de la oración misericordiosa y de su fe, aprendieron a fortalecerse, y esa fortaleza no puede ser tibia, sino que tiene que ser firme, basada en lo que creen y viven, en lo que ejercitan y ofrecen como servicio al mundo, como también a sus hermanos.
Por eso, todo está permitido para que la humanidad pueda aprender lo que aún no aprendió. Eso no significa que sigan sufriendo, porque aún los rige una ley fundamental que es el libre albedrío. En esa elección que hace la humanidad está la condenación, la perdición y la oscuridad.
Pero hoy los invito a colocarse por encima de esa ley y a unirse a Mi Conocimiento Divino, a Mi Palabra, para que por medio del amor y de la verdad aprendan a decidir con sabiduría y discernimiento, sin tener que ser tocados por la acción de esa ley.
Sé que no todos conseguirán hacerlo, porque aún están en el tiempo de vencer la dualidad. Hasta que Yo retorne eso no sucederá y los corazones deberán vivir lo que necesitan vivir para poder formarse como verdaderos servidores, siempre y cuando decidan seguir el camino que Yo les ofrezco no solo a ustedes, sino también al mundo entero, a todos los pueblos y a todas las religiones, porque Yo no solo soy el Cristo de los cristianos, soy el Maestro y Señor de todas las almas.
En las almas no hay religión, no hay doctrina; hay fe, confianza y unidad en el Padre Eterno, es ahí en donde Yo estoy. Y es así que Yo busco estar siempre en sus corazones y vidas, para que puedan reflejar los dones que les vengo entregando hace ya un tiempo.
Mis tesoros, que son internos, profundos e inmateriales, nunca se perderán. Cuando las almas no viven los talentos que Yo les entrego, retiro los dones y las virtudes de los corazones que no cumplen con Mi Propósito, y eso no significa que Yo los abandone.
En la soledad y el silencio Me detengo para observarlos, hasta el momento en el que ustedes aprendan a dar los pasos, así como Yo les enseñé desde el Huerto Getsemaní hasta la Cruz.
En cada instante de sus vidas se puede vivir la redención.
En cada paso de sus vidas está la oportunidad de la liberación cuando están bajo la Ley del Amor y de la Verdad.
Este mundo sufre y está dolorido, con penas no solo en su consciencia, sino también en su alma, porque el planeta es parte de todos y ustedes forman esa gran consciencia del planeta, la cual está enferma y necesita de cura.
En el sostén de su fe y de su confianza en Mí, siempre existirán los puentes por los que Yo podré descender para socorrerlos y auxiliarlos, aunque no me sientan, aunque no me perciban, aunque Yo esté en silencio.
Por eso, este es un momento definitivo, en el que el planeta está ante un acontecimiento impredecible, ante un destino incierto, sin saber cómo continuará el próximo tiempo.
Pero ustedes, que han crecido con el amor de Mis Palabras y de Mi Sabiduría, no deben colocar sus mentes en lo que sucederá, sino en lo que está sucediendo. Allí, está la enseñanza que necesitan para poder crecer y aprender y, nuevamente, poder superar los obstáculos y las pruebas en la confianza infinita que les ofrece Mi Corazón.
Tal vez, lo que hoy les digo, compañeros, lo pudieron haber escuchado en otros momentos, a través de otras Palabras que ya he pronunciado. Pero sepan que en todo lo que hoy les digo está la respuesta que cada ser necesita según su escuela y su momento de purificación.
No crean que no veo lo que les sucede, lo que sienten interiormente, lo que sucede en sus mentes, lo que viven sus almas, a lo que aspiran sus espíritus para poder encontrar la verdad.
Por eso la Jerarquía, en una única sintonía y vibración, se une en este momento, bajo Mi consenso y autoridad, para poder llevar al mundo entero los últimos impulsos que necesita a fin de que la humanidad despierte aún más su consciencia y perciba que no está bajo la Ley y que deberá retornar a ella.
Así, los tiempos y los momentos de incertidumbre, de sufrimiento, de pandemia y de inseguridad terminarán. Así estarán abiertos para poder recibirme en ese gran momento de Mi Retorno, que no está lejos, que cada día está más cerca y que deben tener presente, porque no le avisaré al mundo ni tampoco a ustedes. Llegaré en el momento más necesario y urgente, aunque todo se muestre tranquilo.
En ese momento, Yo podré volver para corregir a este mundo como nunca fue corregido. Y así, el juicio del Amor llegará y todos tomarán consciencia de eso, no importará que crean o que no crean, que sepan o que no sepan nada. Todos serán iguales ante la Mirada del Padre.
Yo nunca les traeré un castigo, les traeré la Verdad a través del Amor que los liberará para siempre.
Y serán lo que Yo necesito, lo que Yo tanto espero, lo que tanto anhelo desde hace más de 2000 años, porque si hoy estoy aquí es porque Mi Padre Me lo pidió, y Él Me lo mostró claramente en el Huerto Getsemaní, antes de entregarme en la Cruz.
Aún tengo Cálices llenos de Misericordia para que las almas los puedan beber.
Es tanto el Amor que he colocado en cada uno de los Cálices que ellos desbordan por el poder de la Luz de Mi Sangre. Esos Cálices, al no ser bebidos ni considerados por las almas, derraman los Códigos de Mi Pasión y de Mi dolor en el mundo.
Este es el sacrificio que Yo quiero que puedan vivir Conmigo; algo que va más allá de ustedes y de sus consciencias, de sus conocimientos o de sus intenciones.
Los Cálices del sacrificio serán los que salvarán al mundo y le concederán una amnistía espiritual y extraordinaria a gran parte de la humanidad, por medio de la vida consagrada, sacerdotal y misionera.
Por eso, cuanto más difícil es el momento, más duras son las pruebas y más doloroso para ustedes es saber la verdad tal cual es.
Este es el tiempo y la gran oportunidad de darlo todo por el todo, así como Yo lo di por ustedes, sin pensar ni un segundo en retroceder ni en desistir. Porque Yo sabía, compañeros, lo que vendría después. No hubo dolor humano, sentimiento o pensamiento que haya impedido realizar Mi tarea por el mundo, así como hoy realizo esta tarea por ustedes y con ustedes.
Mis Palabras terminan de ser escritas en el Libro de Dios, y ustedes deben ser parte de esa historia que está siendo escrita a través de Mi Obra.
En esta Maratón de la Divina Misericordia clamemos por el discernimiento divino, por la sabiduría universal, para que todos tomen buenas decisiones en este tiempo crucial, en el que la oración y el servicio serán el escudo que los protegerá y el impulso que los llevará a estar a Mi lado, incondicionalmente.
Hoy no vengo a ver sus errores, sus traumas o sus desiertos, porque ya los conozco.
Yo vengo a dar valor y poder a cada Código de Luz, de Amor y de Palabra que he depositado en sus corazones, porque creo que ustedes los harán valer y se responsabilizarán de ello, sabiendo que Yo necesito de espejos en la Tierra, de servidores y misioneros en la superficie, para curar el dolor a través del Amor que Yo les entregué y el que siempre podrán dar sin miedo.
Arriésguense a amar, más de lo que Yo los amo.
Arriésguense a entregarse, más de lo que Yo Me entregué.
Aún nadie Me ha superado en el Amor, y espero que eso se cumpla algún día.
Hoy Me llevo del mundo el sufrimiento que vive, para que sea curado y liberado, transmutado y sublimado y para que, en esta Maratón, Mis discípulos, amigos y compañeros, renueven sus votos internos Conmigo.
Que en este mes de junio, mes del Sagrado Corazón de Jesús, las almas recuerden que en Mi Corazón hay un lugar para cada una, un lugar que espera ser ocupado por ustedes.
Les agradezco por orar Conmigo, por orar por el mundo, para que el Proyecto de Su Redentor se cumpla en la humanidad. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Oración: Padre Nuestro (en portugués).
Con inmenso gozo y regocijo escuchen Mi Voz que viene del infinito a pronunciarse a ustedes y a todos vuestros hermanos que, en confianza y fe, caminaron a Mi lado a través de los años y especialmente en esta Obra que aquí es realizada por los Sagrados Corazones.
No saben, compañeros, cuánto se complace Mi Alma por estar hoy aquí con ustedes, en comunión perpetua y espiritual por todos aquellos que no están presentes y que están perdidos en el mundo en la tribulación.
Pero hoy Yo vengo a extenderles Mi Mano para que vean Mi Corazón que está luminoso entre ustedes. No dejo de actuar en este mundo para que Mis discípulos Me sientan cerca y caminen junto a Mí, en este desierto que parte de la humanidad está viviendo en este ciclo de transición.
Quiero que se aproximen a Mi Corazón, así como Yo se los ofrezco, para que puedan ingresar en Mi Espíritu y sentir la Voluntad de Mi Padre que se muestra a ustedes, por ejemplo, a través de este encuentro.
No quisiera dejar de pasar por aquí sin que Me sintieran, comprendiendo lo que Yo les pido como rebaño espiritual, como propósito para este último tiempo.
Vengo a traerles Mi Paz y también Mi gratitud por haber permitido que nuevas puertas del Cielo se abrieran sobre este necesitado lugar en donde los corazones claman, sin percibirlo, por Mi intercesión.
Esta Maratón traerá sus frutos a todos, abrirá nuevos caminos a los consecuentes, a aquellos que han hecho una promesa a Mi Corazón Sagrado dándole la victoria a Mi plan a través del servicio y de la oración en esta región del planeta en donde Dios ha podido espejar Su Presencia simplemente en la realización de Su Creación y de su belleza.
Hoy vengo a invitarlos a estar en Mi Cenáculo no solo para comulgar Conmigo, sino más allá de Mí, en el nombre de Mi Padre y de todo el universo que se congrega especialmente para bendecirlos, para transfigurarlos y elevarlos hacia Mi Corazón.
Necesito que sigan cumpliendo con Mi Propósito, a pesar de lo que suceda.
Hoy Mis Manos cicatrizan las heridas imposibles, las heridas más profundas, las que el hombre no puede curar. Esto es obra de Mi Misericordia, de Mi insondable Amor y Piedad no solo por ustedes, sino también por el mundo que se oscurece y está ciego por no reconocerme.
Ahora, compañeros, que ustedes sí Me conocen, háganme conocer en aquellos que duermen, que no Me vivifican y que no Me adoran.
Mi Corazón se ofrece en este último tiempo a todos, sin excepción, antes de que llegue la Justicia de Mi Padre a este mundo y a esta humanidad. Justicia que el mundo no comprenderá porque no la conoce ni tampoco la siente, pero Yo les traigo la fuente de Mi expiación, la cura para vuestros espíritus y almas, la renovación de vuestros caminos y entregas a Mi insondable Corazón.
Solo deseo instituir en sus vidas un espíritu de apostolado, de misión y de servicio.
Que esta Maratón represente la renovación del servicio a Dios, aquello que ustedes pueden entregarme más allá de las limitaciones y de las pruebas, de los miedos y de las incertidumbres.
Desearía que todos los días pudieran renovarse y dejaran de mirar hacia atrás, hacia el pasado, porque si Yo Soy vuestra sagrada Presencia renovadora y crística, ¿por qué se detienen en el pasado?
Cuando Yo estoy presente les traigo lo nuevo, lo que aún no conocen ni viven. Yo les traigo la presencia de otra Ley que participa en otros universos y que los congrega aquí para que Me puedan vivir y sentir.
Vuestros corazones son potenciales en el servicio y la oración. Aquí pueden existir columnas más fuertes de oración que propaguen esa Luz por el mundo a través del precioso verbo orante.
Vuestros corazones no solo deben orar, deben ser espejos vivos que reflejen lo que los demás no viven en este tiempo y en lo que muchos no ponen atención por no conocerme profundamente.
Yo necesito de vuestras manos para llegar a los otros y para que al mismo tiempo ustedes Me puedan ver en los que sufren, en los que se pierden, en los Reinos Menores.
Toda la Creación participó de Mi entrega en la Cruz y aún lo sigue haciendo en Mi Gloria y en Mi Divinidad. Nada está separado después de que Yo ascendí a los Cielos, a la Casa de Mi Padre.
Les dejé la tarea de ser hijos de la Madre del Mundo, de ser semillas de la Nueva Humanidad, espiritualmente hablando.
Les dejé la tarea de propagar Mi Evangelio a través de actos de caridad y de paz, paz que escasea en el mundo y en muchos corazones.
América tiene esa misión Conmigo y con los demás Sagrados Corazones, es parte de esta trilogía espiritual entre vuestro Maestro, Santa María y San José.
Ustedes y vuestros hermanos perdidos son llamados a vivir este proyecto que aún no es comprendido porque es un proyecto de Amor superior, de una existencia desconocida que hoy se aproxima a ustedes para que la puedan percibir y vivir.
Yo les proporciono esta Gracia y esta Misericordia para que vuestros caminos sean pacíficos y no conflictivos, para que vuestros corazones se unan a Mí, así como deben unirse a vuestros hermanos, sin diferencias ni negaciones.
Yo les abro una puerta para vivir la experiencia del amor y de la redención. Ustedes ya han experimentado estas cosas a través de la Obra que aquí realizan, hace tanto tiempo, en honra a Mi Dios. Es por eso que vengo aquí para entregarles Mis Gracias, el espíritu de Mi gratitud infinita y universal.
Vengo así a lavar vuestros pies, a bautizar vuestras cabezas en el nombre del Espíritu Santo, a ungirlos y a sanarlos en el nombre del Amor y de la Unidad, algo que la humanidad está perdiendo rápidamente, pero si ustedes atraviesan el fin de los tiempos Conmigo nada deberán temer.
Quiero que vuestras vidas se entreguen a Mí.
Quiero que abracen Conmigo la Cruz que Yo llevo por el mundo en este tiempo.
Quiero que retiren las espinas de Mi Corazón por todos los injustos y soberbios.
Quiero que contemplen la inmensidad de Mi amor y que se sumerjan en Mi Espíritu, viviendo cada una de Mis Palabras, así como las vivieron los apóstoles en el pasado.
Quiero que sean una pluma de luz entre Mis Manos para que Yo pueda escribir la nueva historia en el Libro de Mi Padre, vuestra historia de redención, de expiación, de perdón y de Misericordia, de liberación y de paz; porque llegará el tiempo, queridos compañeros, en el que deberán estar reunidos al igual que hoy, en este sagrado cenáculo que me están ofreciendo amorosamente.
Así como Yo reuní a los doce, hoy los reúno a ustedes y a los que espiritualmente no están aquí.
Dejo a ustedes el saludo de Mi Paz, la señal luminosa de Mi Cruz victoriosa y resplandeciente en todo el universo.
Dejo para ustedes Mi dolor por el mundo, la negación de los corazones, la indiferencia de los orgullosos, la pobreza de los no humildes, la soberbia de los ciegos, la maldad de los ingratos, para que los compartan Conmigo y para que vuestro amor, junto al Mío, pueda borrar todas las miserias y triunfe Mi Sagrado Corazón como está triunfando en vuestras vidas.
Que esta Maratón abra las puertas a los que deben llegar, a los jóvenes de esta región que deben encontrar también el Camino de Cristo, no un camino estricto, sino el camino del amor, de la redención y de la paz. El camino del apostolado orante, de la misión en el servicio y en la caridad por medio de la piedad.
Los invito a renovarse en el nombre de la Ley de la Jerarquía, en nombre de la unidad y del bien.
Adonai, Misericordia, Misericordia, Misericordia,
Redención, Redención, Redención para este planeta.
Amén.
(tres veces en portugués)
En esta noche de comunión Conmigo, les entrego la bendición de estos elementos y Mi abrazo paternal en la unión perfecta con Mi insondable Corazón de Amor para que, renovados por Mi Espíritu, vuestros caminos sean en Mis Caminos y vuestros corazones estén en Mi Corazón en honra y adoración al Padre.
Yo los renuevo, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En cuanto Me elevo acepten Mi proclamación de Paz y confirmen vuestros conmigo, así como cada uno lo pueda vivir en este ofertorio que es elevado.
Volveré mañana para estar con ustedes en unión espiritual y en vigilia por el mundo.
Gracias por haber concedido este espacio para Mí en vuestros corazones. Los frutos serán vistos en el próximo mundo, en la nueva humanidad y en la alegría de vuestros rostros.
Recuerden que esto es hecho por toda la humanidad no solo por ustedes, sino por aquellos que más lo necesitan y que más sufren la tribulación.
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más