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Hoy Mi Corazón se enciende de alegría por los más simples y por los más pobres; por el amor que brota de sus corazones al llamar a su Madre Celestial para que Ella, como una dulce Señora, venga al encuentro de Sus hijos.
Hoy vengo aquí por los que Me han llamado.
Nuevamente, queridos hijos, los vuelvo a congregar en el sagrado oratorio de Mi Inmaculado Corazón, en donde se puede vivir la experiencia divina, el encuentro con Dios y la manifestación de Su divino Propósito para cada una de sus consciencias.
Hoy vengo vestida de blanco, coronada por Mis hijos y con la luna a Mis pies, para anunciar al mundo que aún hay tiempo de poder arrepentirse.
Dios está sediento del amor de todas Sus criaturas, de la sinceridad de los corazones, de la verdad de todos los servidores, que pueden expresarla en estos tiempos.
Dios está con Sus Brazos abiertos, mostrando Su Corazón resplandeciente, indicando para todos que aún hay tiempo de poder ingresar en el Océano de Su Misericordia, para que sus deudas sean purificadas, para que sus almas sean curadas y solo puedan sentir, queridos hijos, algo que Yo siento todo el tiempo, que es estar en el regocijo de Dios; en unión con Su divina e insondable Fuente, en perpetua y perfecta comunión.
Para que todo esto sea posible y primero surja en sus vidas, deben seguir orando el Rosario todos los días, porque aún el anuncio que Yo hice en Fátima está latente.
Después de cien años, el mundo está en la mayor gravedad, en un gran caos que sumerge a muchas almas al infierno.
Yo les pido, queridos hijos, que con la misma sinceridad de sus corazones y el mismo calor de sus oraciones, hoy ofrecidas al Santo Creador, sigan formando grupos de oración, para que en esta ciudad y más allá de ella, existan columnas de luz, que serán depositadas por el Cielo y bajo el orden de Mi Inmaculado Corazón, a través de la obra de los santos ángeles.
Vengo a pedirles, queridos hijos, que sigan orando por el equilibrio del planeta y de su humanidad, que sus corazones no se cansen de proclamar la fe en Dios, ni tampoco de buscar la Iglesia, para que a través de la Eucaristía, todos los días de sus vidas estén en comunión con Mi amado Hijo.
Necesito, queridos hijos, que puedan tornar esta ciudad un Espejo de Mi Reino Celestial. Y eso comenzará primero en ustedes, viviendo buenas actitudes, reflejando buenos ejemplos, transformando sus vidas por el potentísimo caudal de la oración del corazón.
Yo les pido, queridos hijos, que sigan Mis pasos, los pasos que hoy les estoy indicando, para que Dios Me pueda permitir retornar aquí cuantas veces sea necesario y bajo el principio de Su divina Voluntad.
Necesito que sus corazones se sigan abriendo, para que Mis ángeles, los ángeles que hoy Me acompañan y que rodean a su Madre Celestial, puedan curar sus heridas más profundas y después de cada encuentro Conmigo, salgan de aquí renovados, con una esperanza fortalecida, con una fe inextinguible, con un amor desconocido, que finalmente los hará libres de este cautiverio del fin de los tiempos.
Hoy vengo a recoger especialmente sus oraciones para que más Gracias sean derramadas en el mundo, especialmente en aquellos rincones del mundo en donde, la humanidad entera aún no sabe lo que sucede. ¡Cuánto las almas sufren en silencio, por medio de la esclavitud y de la persecución!
Vengo a utilizar sus oraciones de este día, para poder cerrar más infiernos en este planeta; para que más almas, más semejantes a las de ustedes, puedan despertar y salir de esta ilusión que ciega al mundo.
Vengo a abrir los portales del Universo, para que no solo ustedes, sino más almas en el mundo entero, puedan sentir y escuchar la llamada de Dios para consagrar sus vidas al Infinito y hacer de este planeta un pueblo sagrado, así como fue el pueblo en el desierto, en compañía de Moisés.
Yo vengo a contemplar, por medio de Mis ojos maternales, la dulzura que brota hoy de sus corazones, la cálida oración que ennoblece sus espíritus y que vivifica sus almas ante la presencia de la Madre de Dios.
Hoy como nunca, Dios tiene Sus Oídos muy abiertos para escuchar las súplicas de Sus hijos. Algunos pronto alcanzarán las gracias que necesitan, pero otros deberán seguir orando todos los días, para poder alcanzar la Gracia Mayor de Dios. Porque la verdadera oración, que puede ser pronunciada por sus corazones, los liberará, los redimirá y podrán alcanzar la paz dando fin a la deuda humana, a todo pecado que hace de los corazones, corazones sufridores.
Yo vengo, queridos hijos, a instituir Mi Portal de Paz en el mundo y vengo a hacer de ustedes almas en constante renovación, corazones en adoración a Dios.
Quiero hacer Mi milagro en los más simples, para que den testimonio al mundo de la potencia del Amor de Dios cuando los corazones se abren y dejan que el Creador los transforme, no solo a través de Su Santa Sierva, sino también, hijos Míos, por medio de la oración y de la devoción de sus corazones.
Quiero construir aquí lo imposible, en un mundo de caos y de tantas guerras. Mis ojos contemplan situaciones que ustedes desconocen, que el mundo entero desconoce, y que aspiro a compartir con Mis hijos, aquellos que se abran para sentir Conmigo el dolor de este mundo.
Quiero hacer de este lugar, así como de sus casas y de sus corazones, cenáculos de reparación, para reparar el Corazón de Dios, tan ofendido y tan herido por las acciones de los hombres.
Hijos Míos, en esta noche comparto no sólo la alegría de Mi Santo Espíritu con sus pequeños corazones, sino que también les entrego una espina de Mi Corazón para que las reparen con sus constantes oraciones. Pues, en esta noche les digo que no se necesita mucho para reparar el Corazón de Dios. Cuando son simples, pero verdaderos, pueden abrir las puertas del Cielo y contemplar en su interior el Corazón del Padre, que se muestra a Sus hijos, cuando ellos se abren para verlo.
Vengo, en esta noche, a revelarles un misterio celestial: el misterio de la reparación, para que aprendan, hijos Míos, que al transformar sus vidas, no sólo están transformando sus familias y trayendo un poco más de paz para sus hogares, para sus amigos. De esta forma, hijos, cuando transforman sus espíritus y sus corazones, cuando oran todos los días junto Conmigo, están reparando el Corazón de Dios por faltas que desconocen, están generando méritos para que muchas almas perdidas encuentren la salida de la oscuridad en la cual viven, estando en este mundo y más allá de él.
Hijos míos, quiero construir el triunfo de Dios en sus corazones para que, a partir de ustedes, este triunfo se extienda al mundo. Sólo necesito que me digan “sí” y que oren verdaderamente, transformando las prioridades de sus vidas, teniendo consciencia, hijos, de aquellas acciones que no construyen el Plan de Dios en este mundo, sino que, al contrario, destruyen la gracia de sus espíritus, la gracia que Yo les entrego, una y otra vez, cuando vengo del Cielo a su encuentro.
No pierdan, hijos Míos, todo lo que Yo les entregué y todo lo que aún les entregaré, viniendo a este mundo. Sino que construyan, día y noche, con sus oraciones, con sus acciones, con la transformación de sus vidas, una Gracia Mayor para todo este planeta. El planeta está en guerra, está en una agonía permanente, que muchos no perciben porque solo ven sus pequeños sufrimientos y solo buscan su felicidad vana.
Hoy, hijos Míos, quiero que conozcan una felicidad mayor, que transciende todo lo que los colma con las cosas de este mundo. Vengo a entregarles la alegría celestial, que está más allá de todo sufrimiento humano y que inclusive se encuentra a través del sacrificio y del esfuerzo constante.
Quiero que conozcan, hijos, la alegría de estar en Mi Inmaculado Corazón y de compartir Conmigo todas las bendiciones del Cielo, para que las lleven a sus hermanos, a los que están a su lado y a aquellos que están en el mundo, en lugares remotos y desconocidos.
Vengan Conmigo, hijos Míos, trascendiendo las fronteras entre las naciones, por medio de la oración de sus corazones, para que el mundo encuentre un mayor tiempo de paz, a través de sus vidas.
¿Será mucho lo que Yo les pido, que oren todos los días un Misterio del Rosario, uniendo los espejos de sus corazones a Mi Inmaculado Corazón? Oren Conmigo, hijos, y vean sus vidas ser transformadas por la Gracia de Mi Espíritu, por la presencia de Mi Inmaculado Corazón.
Ustedes forman parte de la historia de Mi vida, la que Yo escribo día a día, por medio de la conversión de su corazón y del despertar perpetuo a una oración renovadora, una oración que trae la fe y la esperanza que tanto necesita el mundo.
Y les vuelvo a decir, queridos hijos, que debo llegar nuevamente a los Estados Unidos; aún Mi tarea con esa nación no está finalizada y será posible, por su colaboración y su unión Conmigo que Yo volveré a triunfar en los corazones más despiertos y, sobre todo, en los corazones que se apartaron de Dios por obra de Mi enemigo.
Vengo a construir en ustedes la importancia de unirse a todas las razas y culturas, para que juntos, queridos hijos, atendamos a esta emergencia planetaria, que es responsabilidad de cada uno de ustedes.
Yo Soy su Mediadora, la Pacificadora, la Madre que consuela a las almas y a los corazones.
Hoy vengo con una bendición especial para los que se consagrarán como nuevos Hijos de María. Que ahora se aproximen a Mi altar para que Yo pueda bendecirlos a todos.
Rezaré al Padre Eterno por ustedes:
“Señor de las Alturas, Omnipotencia máxima,
que te espejas y estás vivo en todos los universos,
como en todas las estrellas,
participa con nosotros de este momento.
Escucha la voz de Tu Sierva fiel:
Haz descender Tu Reino Celestial,
transmuta y purifica a las almas
y vivifícalas con el Fuego de Tu divino Espíritu,
a fin de que se establezca, Padre Eterno,
Tu Proyecto original en la humanidad,
en todos los que hoy se redimen
a los pies de Tu Sierva Celestial.
Amén”.
Yo los consagro, queridos hijos, y les pido que a partir de hoy formen parte de Mi ejército de Luz, de Mis soldados de la oración, de Mis guerreros de la Misericordia, para que lleven al mundo, el alivio que él necesita y la esperanza que han perdido muchas almas en estos tiempos críticos.
Hoy vuelvo a ser coronada como Madre y Señora de esta ciudad. El próximo paso será, queridos hijos, que desde la plaza de esta ciudad hasta este lugar, realicemos una procesión en honor al Inmaculado Corazón de María en el próximo encuentro, a fin de que Yo pueda, queridos hijos, llevar muchas más almas, millones de almas, hacia Mi Corazón y desde Mi Corazón, al Reino Celestial.
Que así sea.
Yo los bendigo y maternalmente les agradezco, por una vez más haber respondido a Mi llamado.
He podido hacer muchas cosas en el mundo y concretar aquí, en la Tierra, por medio de este encuentro, la Sagrada Voluntad de Dios.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, Amén.
Sean Mi Paz en el mundo para que más corazones se enciendan en la Misericordia del Creador.
Hasta luego, queridos hijos.
Vengo a este mundo por aquellos que no merecen Mi Gracia.
Que hoy vengan a Mis pies los que están cansados. Que vengan a Mis pies los que ya no soportan sus miserias; los que aún no encuentran el camino de salida para vivir su sagrada transformación.
No puedo tener cerca de Mí a los que no viven la gratitud, la consideración con sus semejantes, ni la unión perfecta con la Obra grandiosa de Dios.
Dios les pide cosas simples, pero también muy insignificantes.
Mientras el mundo agoniza, Yo vengo por aquellos que en verdad viven la desesperación, el terror de estos tiempos, la persecución, el exilio, el hambre, la enfermedad y las catástrofes del mundo.
Hoy vengo, en esta noche, por los Estados Unidos. Vengo por Mis corazones valientes de Norteamérica; por los que han tenido fe en Mi Gracia y por los que perseveraron en la oración del corazón, a pesar de lo que esa nación estaba viviendo en estos tiempos.
Yo deseo, nuevamente, queridos hijos, con su ayuda y su colaboración, retornar a los Estados Unidos, para volver a traer hacia Mi Corazón Inmaculado a todos los que precisan de Mí, a los que siguen Mis pasos y que en estos tiempos viven su purificación desconocida, sin saber cómo salir de sí y a veces sin encontrar el camino de luz, que los pueda llevar a la cura de sus heridas, de sus errores, de todas sus incomprensiones.
Hoy, vengo por las regiones del mundo que viven la agitación planetaria, el desorden mundial y la falta de fraternidad y de caridad entre los seres humanos.
Hoy, hijos Míos, vengo en verdad por los que más necesitan. Ustedes aquí recibieron muchas gracias, más de las que merecerían. Estoy siendo sincera y justa, así como Mi Padre y vuestro Dios lo ha pedido. Tengo que ser verdadera, queridos hijos, honesta con todos ustedes, para que puedan crecer desde el amor de sus corazones, a partir de un acto de valentía y de coraje, de liberar sus resistencias y formas, por todos aquellos hijos en el mundo que no tienen paz, que no encuentran sosiego, que no tienen hogar, ni siquiera tienen país en donde poder posar sus pies.
Los invito, queridos hijos, con la honestidad maternal de Mi Corazón, a que finalmente salgan de sí mismos, me ayudarán mucho a liberar Mi Corazón, y Yo tendré lugar y espacio para poder soportar el verdadero sufrimiento planetario y no sus pequeños e insignificantes sufrimientos.
Los invito, queridos hijos, a que abran los ojos del alma, que miren hacia el horizonte y vean a su alrededor los abismos que vive el planeta y su humanidad. Yo los he invitado a través de los tiempos, para que Me acompañaran en un trabajo planetario y no en un trabajo doméstico, para que sus consciencias se pudieran expandir por medio de esta Obra y alcanzar grandes esferas de la consciencia, con el fin de que puedan comprender, todos los días y un poco más, el sagrado Plan del Creador.
Hoy, Me acongojan las almas que no pueden dar sus pasos, porque en verdad pueden darlos por medio de este Centro Sagrado y de esta vida grupal y comunitaria. Existen todas las llaves de todas las puertas, para poder trascender la condición humana.
Mi amado Hijo, durante un año consecutivo, les entregó la experiencia de San José. Y este amado Instructor de almas se donó completamente a ustedes, para que lo pudieran imitar en el ejemplo simple y humilde de Su consciencia, y especialmente por intermedio de Sus mensajes, para que sus vidas fueran el testimonio de San José.
¿Dónde están esas enseñanzas? ¿Cómo ellas han repercutido en sus vidas?
No pierdan las llaves del Cielo. No desperdicien los tesoros del Cielo, porque en el Universo nada se desperdicia, todo se transforma hasta que alcance la Luz verdadera, la conversión y la redención.
Ya no vengo a llamar más a los niños de siempre. Ustedes ya son adultos ante Mi Presencia Maternal.
No consuman su tiempo en cosas innecesarias que pueden cristalizar sus espíritus y todas sus consciencias, por el simple hecho de no querer dar el paso.
Así como les agradecemos todo lo que han hecho posible a Nuestros Sagrados Corazones, para esta misión de paz en el mundo, también los debemos corregir, aunque exista mayor resistencia, porque queremos, aspiramos y rogamos a Nuestro Padre Creador que sigan siempre por el mismo camino, sin desviarse de los senderos de Cristo, por cosas tan mezquinas.
El mundo está sufriendo y precisa de ayuda. Las almas están viviendo el caos, las inundaciones, las catástrofes, la falta de esperanza y de fe, como lo han vivido los Estados Unidos.
Yo iré hasta aquellos hijos que aún no Me aceptan, porque no conocen el amor de verdad. Yo iré hacia aquellos hijos que están en los Estados Unidos, esperándome abiertos de corazón y con una esperanza desconocida, que han abierto la puerta para que Yo pudiera retornar, hasta que conquiste a cada corazón pecador y se convierta por el Amor de Mi Hijo, un Amor infinito e invencible.
No quiero que se sientan angustiados ni tampoco que vivan ninguna lamentación. Necesito que crezcan de verdad y no solo interiormente, sino también externamente. Que puedan demostrar a Mi amado Hijo que han comprendido Sus instrucciones y que se esfuerzan todos los días para ser muy semejantes a San José.
Ahora es la prueba que cada uno de ustedes debe cruzar. San José les explicó los detalles, durante un año consecutivo, sobre el simple camino de la transformación interior. Si este Plan de Amor que traen los Sagrados Corazones no da resultado en ustedes, ¿qué será de la humanidad? ¿Quién testimoniará Nuestra Presencia? ¿Quién será partícipe de su propia redención?
Mediten en los mensajes y vívanlos, porque así demostrarán a Dios que Mis palabras no han llegado a ustedes en vano.
Estamos en un tiempo de grandes exigencias, en el que la mayor parte de la oscuridad reina en el planeta y miles de almas son llevadas a la perdición, minuto a minuto, segundo tras segundo.
Mi Hijo, en esta noche, Me ha pedido que sea clara con ustedes, sin ninguna restricción, porque Yo los amo tanto que deseo el bien para sus almas y que este bien se realice hasta en los pequeños detalles.
Nunca más se vanaglorien. Nunca más busquen la autorrealización interior. Vivan el desierto que Dios les presenta, porque así Nuestras manos nunca se separarán de sus manos y serán guiados hacia el final del desierto, hacia el Portal del Corazón de Dios.
Necesitamos que sean lo que pueden ser, pero de verdad; porque eso los hará libres de todas sus limitaciones, de todas sus imperfecciones, de todo lo que se resiste y aún no quiere cambiar.
Ya tienen Mi suficiente Amor para transformar sus vidas en el Sagrado Tabernáculo, donde el Corazón de Mi Hijo será depositado para poder iluminar y transmutar los abismos de la Tierra.
Eso es todo lo que Yo les quiero decir con la sinceridad de Mi Corazón maternal, aspirando a que algún día comprendan mucho más el espíritu de Mis palabras, el sentido de Mi mensaje, la intención de Mi consciencia para con cada uno de ustedes, sin hacer ningún mal.
Llenen Mis ojos de alegría y no más de tristezas. Llenen Mi rostro de luz y no más de desconsuelo, porque ya bastante tengo con el mundo, que Me da las espaldas y no acepta Mi Amor.
Ustedes sí son parte de Mi Amor y los necesito libres de sus propias resistencias, de sus propios miedos, de sus constantes dificultades, para que pronto puedan encontrar a Cristo en su interior y así Él pueda realizar Su Obra, la Obra que tanto espera.
Sigamos rezando a Dios para que puedan estar conscientes de la realidad planetaria y menos de ustedes mismos. Porque mientras están aquí, hijos amados, niños en el mundo entero son explotados, niños tan pequeños son vendidos y mujeres en el mundo abortan lo que Dios les entregó con tanto amor.
¿Quién será responsable de esta deuda planetaria? ¿Quién dará la cara ante el Creador para pedir una oportunidad y una Gracia incalculable?
Aunque no lo parezca, esa es Mi misión, y Yo los necesito transparentes, verdaderos, sinceros los unos para con los otros, libres de mentiras, de ilusiones y de toda soberbia; porque estando libres de todo, Dios verá, con Sus ojos de Misericordia, que Sus más preciados tesoros del Cielo no se perdieron en sus corazones, ni tampoco en sus vidas.
Los invito a reflexionar para comprender con la sabiduría del corazón, en dónde están presentes, en qué Obra están participando; porque en el día del Juicio Final, queridos hijos, ustedes y sus ángeles de la guarda deberán declarar por todo lo que recibieron y qué hicieron de esos más preciados tesoros.
Les traigo la consciencia, para que puedan crecer y madurar pronto. Esta Obra no se puede realizar con consciencias inmaduras, sino con almas verdaderas, verdaderas de corazón, a pesar de sus imperfecciones; porque Yo vengo a buscar en este tiempo el bien que habita en sus consciencias y no sus obstáculos. Si Me lo impiden, por más que sea un pequeño detalle, no podré colocar Mi Cetro de Luz sobre ustedes y Mi Gobierno Celestial, que es parte del Gobierno del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, tendrá restricciones para poder proceder en la humanidad.
¿Ahora comprenden, queridos hijos, la diferencia de estar dentro de Mi Corazón o fuera de Él? Un simple paso desviado podría cambiar los acontecimientos. Observen su caminar y se darán cuenta de cómo están sus actitudes y su responsabilidad ante el Plan del Creador.
Para poder continuar con Mi Obra en esta superficie los necesito decididos. Mi amado Hijo ya no puede aceptar corazones tibios, porque si fuera así, Su Obra nunca se realizaría.
Reflexionen y mediten, antes de que todo suceda. El mundo está en llamas y muchos se están quemando, sin siquiera percibirlo.
Es hora de trabajar por un Plan de Amor que sea posible para todos y especialmente para aquellos que están más lejos de Dios.
Esta es la Ley que hoy les presento: “Ámense los unos a los otros”, así como lo dijo Mi Hijo, para que se pueda cumplir el Plan.
Recuerden que su libertad es respetada en este Universo. Como hoy les dije, la decisión está en sus manos.
Les agradezco.
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más