El Sagrado Llamado
APARICIÓN DE CRISTO JESÚS DURANTE EL SAGRADO LLAMADO, EN LA CIUDAD DE NÁPOLES, ITALIA, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

Solo la Luz de Mi Espíritu les bastará para poder atravesar el fin de los tiempos porque es por medio de Mi Luz que traspasarán toda oscuridad, atravesarán los tiempos con coraje y valentía.

No se medirán por sus miedos, sino por su fortaleza, la fortaleza que viene de Dios, que proviene de Su Espíritu, de Su Templanza y de Su Sabiduría.

Vengo aquí, compañeros, a traer la Luz de la divinidad de Dios, para que todas las esencias creadas alcancen la Luz del Padre Celestial y sean retiradas de los abismos de la Tierra por la intercesión poderosa de su Maestro y Señor y de todos los coros angélicos.

Vengo a traer a Italia la balanza espiritual de la igualdad y de la justicia para que ese principio, que proviene del Padre, se establezca en esta parte de la humanidad y, algún día, en el resto del mundo.

Sin la Justicia Divina y sin la Divina Igualdad, la humanidad de Italia no se podrá redimir.

Por eso, vengo a ofrecerles Mi Corazón. Vengo de lo más profundo y desconocido del Universo para que los ojos de su consciencia se puedan abrir y reconocer la Luz poderosa del Hijo que viene en el nombre del Padre a traer la salvación para la humanidad, el fin de la esclavitud espiritual y de la perdición de todas las almas en la ilusión mundial, en la indiferencia, en la soberbia, en la falta de caridad y de amor por el que sufre, por el semejante, por el que desespera.

Necesito, compañeros, que sus corazones se abran para que los Cielos se puedan abrir sobre Italia porque es una nación que necesita mucho de Dios, de una absoluta reconciliación y confianza con el Todopoderoso, el Padre Celestial. 

Así, aprenderán a ser justos y serán iguales unos con otros. No habrá mediocridad, no habrá indiferencia en sus corazones, no repetirán los mismos errores que repitieron los fariseos en el tiempo pasado.

Ustedes deben ser los Nuevos Cristos, los más imperfectos entre los imperfectos, los que deben colocar la cabeza en el suelo para implorar por su redención y por su patria antes de que todo se desencadene, antes de que todo se manifieste, antes de que nada puedan controlar.

Vengo a través del verbo de la Justicia de Dios, pleno de Su Misericordia y de Su Amor profundo, porque sé que en algún nivel Me pueden escuchar.

No hablo para sus oídos materiales, hablo para sus oídos internos, para sus esencias, para sus almas, para sus espíritus que deben retomar el camino de la luz, del bien y de la paz para que esto no solo se refleje en Italia, sino más allá de esta tierra.

Dios necesita que se conviertan en Sus dignos hijos, que abandonen la apariencia, la mezquindad y el poder que creen tener en sus manos.

Permitan, compañeros Míos y nuevos discípulos, que Yo los pueda transformar, que Yo los pueda amar, que ustedes puedan sentirme, reconocerme y vivirme como cientos de discípulos Míos Me viven, Me reconocen y Me aman plenamente.

Su deber para con el Universo y la humanidad, como nación y como religión, es muy grande. Por eso, escojo los lugares más simples como este, en donde falta aún la Justicia de Dios para que esté presente Su Sabiduría, porque necesito que en los más simples y humildes, en los que aún no conocieron el Amor de Dios, pueda despertar Mi Amor crístico y soberano. Para que, como Mi Corazón misericordioso, sus corazones sean misericordiosos, corazones de bien y corazones de paz, a fin de que su tierra y su país sean reconstruidos espiritualmente y no tengan temor a la Verdad, la Verdad soberana y desconocida que Yo les traigo del Cielo y del Universo. Para que sus esencias, que esperan este momento y esta oportunidad, puedan reconocerla, puedan verla y aceptarla como parte de sus vidas, le traigo la Luz de la divinidad de Dios a una Italia que deberá redimirse, de forma religiosa, social y humana.

Aún hay mucho por curar aquí, hay mucho sufrimiento que aliviar, hay mucha misericordia por derramar. Por eso, Yo vengo del Cielo trayéndoles la Palabra de Dios, para que la Palabra que proviene del Verbo Divino los pueda despertar, redimir y salvar.

Abran sus corazones a lo que proviene del Cielo en este momento. El Señor del Universo, en la acción de Su profunda Misericordia, por los méritos de Su Pasión, disuelve la oscuridad del planeta, los conflictos de las naciones, las incomprensiones de los pueblos, los errores de cada uno de ustedes.

Este es el tiempo de la Gracia, es el tiempo de la Misericordia de Dios, pero es un tiempo que pasará antes de que todo llegue al mundo de una forma desconocida y sorprendente. Vengo a preparar sus almas y corazones para todo lo que vendrá y sucederá, porque en verdad les digo que no lo podrán creer.

El tiempo que llegará es definitivo para todas las naciones, pero si sus oraciones y corazones llegan al Cielo de una forma constante, permanente y continua, todo, todo se transformará por sus buenas acciones, por sus ejemplos de vida en el camino de la caridad y del bien.

Italia necesita vivir el Plan de Dios, apoyar plenamente al Santo Padre por los cambios que él quiere hacer y realizar. Él cuenta con Mi divina autoridad, por eso lo deben escuchar para que Me puedan escuchar a Mí. Italia siempre fue una tierra bendecida y debe seguir siendo bendecida para que sus males se borren de la consciencia humana.

Como testimonio de ese Amor que proviene del Universo, Yo les ofrezco los méritos de Mi Pasión, de Mi Muerte y Resurrección, por medio del Sacramento de la Comunión. Por eso hoy los vengo a ungir con Mi Espíritu, en el nombre del Espíritu Santo.

Hoy vengo a darles la Paz, para que sus corazones se animen a vivir la transformación y el apostolado que hoy le ofrezco a cada uno de ustedes como a cada uno de sus hermanos en el mundo.

Deben ser parte de Mi ejército de Luz del fin de los tiempos para que Italia tenga una extraordinaria oportunidad. Pero, dependerá de su pueblo, de su cultura y de su patria, que verdaderamente abran las puertas para su Maestro y Señor, para que Él nuevamente pueda volver aquí y vivan Su Voluntad y no la suya, la Voluntad de Dios, lo que Él tiene pensado para cada uno de ustedes.

Su Divina e Insondable Voluntad, para cada uno de los italianos, aún levita en el Universo y espera descender sobre sus consciencias para que se manifieste Su Plan de Amor y de Redención.

Con amorosa gratitud, en el nombre de su Divina Señora, acepto con inmenso Amor la Oración por la Paz en Italia e invito a todos los orantes, como hasta ahora, a que asuman ese compromiso. Porque será Sudamérica y una parte de Europa, las que ayudarán a Italia en su verdadero proceso de conversión espiritual.

Eso ayudará al Santo Padre, y una comunión espiritual e interna se establecerá e irá más allá de los dogmas y de las creencias. Porque el propósito de orar por Italia es sostener el ecumenismo cristiano y la alianza tan esperada que esta obra de amor realizará con el Santo Padre, respetando los principios y las creencias por medio del Amor que Yo les dono a través de Mi Corazón.

Deseo que esa oración sea permanente, comenzando, al menos una vez por semana. Porque el amor, el amor divino, el amor incansable, el amor incalculable, el amor de la Fuente de Dios deberá descender sobre Italia por medio de la Oración por la Paz. Porque hasta que los corazones no sientan el amor, que muchos de ustedes recibieron de Mi Corazón en algún momento, la conversión no llegará, la redención no sucederá.

Por eso, Yo los invito no solo a orar por Italia, sino también a hacer algunos sacrificios como el que les pedimos, hace muchos años, cuando toda esta obra comenzó en la sagrada Aurora. Y un lugar, tan desconocido y pequeño como el Uruguay, fue pensado por Dios y por Su Divino Hijo, en confraternidad con la Divina Señora, para que despuntara desde Aurora, la Luz Redentora hacia la humanidad. 

Amamos el sacrificio de Aurora. Reconocemos su sacrificio, su servicio y su incansable donación para que la luz del nuevo amanecer, como es la Aurora, llegue a todos los corazones del mundo, a todas las naciones y a todos los pueblos, a todas las almas que buscan la Luz de Dios desde hace mucho tiempo.

Esta es la razón por la cual estamos aquí, renunciando como Yo se los pido. Así como su Maestro y Señor renunció desde la Última Cena hasta lo alto del Monte Calvario, hasta el último momento de Su expiración en la Cruz. Este es el sacrificio tan grandioso y semejante al que la Nueva Aurora, la Luz del nuevo amanecer, hace por la humanidad hasta que Dios lo necesite.

Por eso, compañeros, su casa, su morada será el planeta y no sus tierras de origen y tampoco su cultura ni su pueblo. Su morada serán las naciones para que los que necesitan amor alcancen la luz de la redención en el nombre de Cristo.

Ha llegado el momento de renovar el sacrificio del Cordero de Dios por medio de la memoria de la Última Cena. Los invito, en este momento, a revivir Mi Pasión en cualquier lugar de la Tierra, en donde estén reunidos o con quienes se encuentren. Por más que a veces no comprendan a sus semejantes, agradezcan a Dios con quienes se encuentran en este momento y en esta hora, porque tiene un porqué y una razón.

Todos participarán como esencias y como almas del misterio interior de la Eucaristía, de la inmensidad del Amor de Dios por medio de la celebración y de la consagración del pan y del vino como el Cuerpo y la Sangre del Redentor.

Así como Juan el Apóstol lavó las manos de su Maestro en la Última Cena, secretamente, para donarle el amor de su corazón y fortalecer la experiencia del Sacrificio de su Señor; hoy, por medio de la Gracia Divina, lavo y purifico las faltas de Italia para que las almas emerjan de los infiernos y alcancen la Luz Celestial. Que así sea.

Nos colocamos reverentemente de pie o nos arrodillamos.

En aquel tiempo su Maestro y Señor tomó el pan, y reunido con Sus apóstoles dio gracias a Dios por el sacrificio, aun sabiendo todo lo que sucedería después de Su ascensión con la humanidad y con el planeta, hasta los días de hoy. Aun así, en un profundo acto de amor y de reverencia por las almas, su Señor les dijo: "Tomen y coman todos de Él, porque este es Mi Cuerpo, que será entregado por ustedes para el perdón de los pecados". Y la Luz de la Divinidad de Dios descendió sobre el mundo.

Te adoramos, Señor, y te bendecimos (se repite tres veces).

Antes de finalizar la Cena, su Maestro y Redentor tomó el Cáliz y, volviendo a agradecer por el sacrificio, lo entregó a Sus apóstoles y les dijo: "Tomen y beban todos de Él, porque este es el Cáliz de Mi Sangre, Sangre de la Nueva Alianza que será derramada por su Redentor, por todos los mártires para el perdón de los pecados. Hagan esto en Mi memoria". Y la Luz de la Divinidad de Dios volvió a descender sobre la Tierra, los infiernos se cerraron y las almas en un profundo gozo espiritual, se salvaron.

Te adoramos, Señor, y te bendecimos (se repite tres veces).

Oración: Padre Nuestro (en español).

Escucharemos ahora el Padre Nuestro en italiano.

El Cuerpo y la Sangre de Cristo. Dichosos los que son invitados a servirse del Redentor. Amén.

En un inmenso amor, Yo los coloco. En una inmensa Gracia, Yo los dejo. Y por un gran Amor, Yo los renuevo para que Me reconozcan dentro de ustedes; y la Obra de Mi Paz y de la Misericordia se cumpla en la humanidad, por los siglos de los siglos.

En unidad, perdón y reconciliación, en el nombre del Amor de Dios, en fraternidad por Italia y por el mundo entero, se darán el saludo de la paz.

Les agradezco por haber respondido a Mi llamado.

Podemos darnos el saludo de la paz.

APARICIÓN DE LA VIRGEN MARÍA EN LA CIUDAD DE SANTA FE, ARGENTINA, A LOS VIDENTES FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS Y HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús transmite las Palabras de la Virgen María:

Queridos hijos:

Día y noche, vengo al mundo a llamarlos para una tarea mayor.

Necesito formar a los nuevos apóstoles de Cristo, a través de la oración y del Amor de Dios. Para que eso suceda, queridos hijos, sus corazones deben estar abiertos para responder a Mi llamado.

Sepan, que esta es la última vez que Yo estoy entre ustedes, en el fin de un tiempo que se prepara para algo nuevo, antes del regreso de Mi Hijo Jesús.

Por eso, abran sus brazos y acojan en sus corazones Mis Palabras. Son las últimas Palabras que pasarán sobre la faz de la Tierra, preparando a los corazones y a las moradas para el Juicio Final que vivirá toda la Tierra.

Por eso, queridos hijos, ingresen en ese manantial de Misericordia que representa Jesús, abandónense por entero a Su Sacratísimo Corazón. De esa forma, Mis amados, sentirán confianza y plenitud, perderán el miedo y se librarán del pecado.

Dios quiere perdonarlos, queridos hijos. Escuchen este llamado tan importante a la reconciliación.

Los Universos y los Cielos Mayores vienen a auxiliarlos, abran sus ojos a la Luz Mayor que proviene del Padre.

Vean venir desde el Cielo a Mi Sagrado Corazón; porque Yo necesito, en esta era tan importante, de servidores dispuestos a responder a Mi llamado. Así, se librarán de sus preocupaciones y dudas; porque Yo vengo aquí, en esta era, a consolarlos, a reconciliar sus corazones con el Altísimo.

Queridos hijos, Dios Me ha permitido transmitirles estas Palabras, porque es necesario prepararse, en este tiempo, para los grandes cambios que vendrán en sus vidas y en el mundo entero. Por eso, están a tiempo, queridos hijos, de calentar sus corazones en Mi Fuego Maternal.

Quiero derramar, sobre ustedes, Mi Gracia y devoción eterna.

Necesito solo de corazones simples que quieran abrirse a lo nuevo y conocer lo superior, aquello que muchos desconocen en este tiempo, que es el misterio de Dios que quiere revelarse a todos. Pero es necesario, queridos hijos, que haya una respuesta sincera de parte de ustedes.

Yo Soy su Santísima Madre María, la que viene, a lo largo de los siglos, a restaurar y a redimir a la humanidad. Yo preparo hace siglos a la humanidad para el Advenimiento de Mi Hijo, que está próximo en este tiempo.

Por eso, observen sus vidas, observen sus acciones y ejemplos, imiten a Cristo en este tiempo, en lo que ustedes pueden dar de verdad y de corazón.

Queridos hijos, ustedes no saben cuán grande y plena es Mi Gracia por ustedes, Mi Amor eterno por cada uno de Mis hijos. Conozco a la humanidad en profundidad, internamente y externamente. Conozco sus intenciones y súplicas.

Pero ahora, Yo los necesito dispuestos a servir un poco más; están en el gran tiempo de darlo todo, de donarse a los Brazos del Padre Eterno y de sentirse amados de verdad, porque a quien está en Dios nada le faltará.

Queridos hijos, vean el ejemplo de la Sagrada Familia que, en humildad y simplicidad, vivió el misterio de Dios.

Yo los invito a ser humildes y simples, queridos hijos, eso les permitirá dar los pasos en el camino de la conversión y de la redención.

Miren primero, queridos hijos, a sus hermanos, a sus necesidades, para que puedan ayudarlos. Este es un ejemplo fiel de caridad. Yo los invito a servir, de corazón y de alma, en el esfuerzo y en el sacrificio permanente.

Queridos hijos, quiero decirles que Dios los ha escogido, como una nación importante para cumplir una Promesa Suya, en la Nueva Humanidad.

Por eso, las semillas están siendo plantadas en sus corazones. 

Por eso, necesito, queridos hijos, que sus corazones estén fértiles en la oración y que se abran, a través de la oración, a encontrar el camino de la hermandad y de la paz.

Como su Madre del Cielo, solo les pido cosas simples, tan simples que pocos las cumplen. Por eso, los invito, día y noche, a vivir en el universo de la oración para que puedan percibir el fin de los tiempos, que todos ustedes están cruzando en esta época.

Abran sus ojos y sientan el palpitar de Mi Corazón, sientan en sus vidas Mi Amor Materno y Mi protección, Yo los necesito siempre.

 

Hermana Lucía de Jesús transmite las Palabras de la Virgen María:

Cada vez que están delante de Mi Presencia, deposito en sus esencias una parte luminosa de Mi Corazón, una molécula de Mi Divina Consciencia. 

Mas en esta noche les pido, hijos Míos, que esta Gracia que les entrego a sus vidas, no la guarden solo para para ustedes mismos. Vayan por el mundo, anuncien Mi retorno a la Tierra, Mi Palabra, que una vez más resuena para despertar a los corazones del mundo.

Con esta Luz que hoy enciendo en sus corazones, iluminen el camino de los que hoy viven en la oscuridad. No teman ser ejemplo para aquellos de Mis hijos que hoy no tienen una referencia; porque veo el mundo desde los Cielos y muchos de Mis hijos se pierden en este tiempo por ignorancia, porque no conocen a Dios y porque no sintieron Mi Amor Maternal, como hoy lo pueden sentir.

Hijos Míos, en esta hora les pido que recorran el mundo, expandiendo a todos los corazones esta Luz que hoy les traigo a sus vidas. 

El Señor Me pidió que viniera a la Tierra a despertar aún más corazones misioneros, porque este mundo necesita de la caridad, necesita del servicio fraterno entre los hermanos, porque la unidad entre los seres, hijos Míos, se está perdiendo en esta Tierra. No permitan que este atributo primordial, que es la unidad que les irradio a partir de Mi Reino, se pierda en el mundo y, a través del servicio, de la caridad fraterna, cultiven en sus corazones y en el corazón del prójimo la unidad, la hermandad y la fraternidad entre los seres, porque en este tiempo el mundo está carente de estos atributos.

Hijos Míos, no los invito a acciones sociales, los invito a compartir, con amor y verdad, la donación profunda de sus corazones; porque aquel que se dispone a servir y entrega todo de sí, al prójimo, descubrirá una grandiosa Gracia que hasta hoy es desconocida para la mayoría de los corazones del mundo.

Hoy, los impulso a que sigan los pasos de San José, a que auxilien a la humanidad a través de la oración, de la caridad, de la entrega de sus vidas, para que muchos más puedan despertar al servicio, al servicio abnegado y verdadero.

Hijos Míos, sus almas tienen sed de donación, pero es necesario que no teman hacerlo, sino que se arriesguen a experimentar un Amor que desconocen y que despierta en el corazón que sirve. 

Cuando se abren a llevar la Presencia de Dios, a través de la caridad, el Señor puede utilizar sus corazones como un puente para la humanidad perdida. Pero necesito que digan sí, que se dispongan a abrir esa puerta, porque la humanidad necesita de corazones despiertos, corazones que en todas las acciones de la vida irradien amor y caridad, que estén siempre dispuestos a suplir la necesidad del prójimo en cualquier momento y en cualquier hora; porque, es de esa forma, hijos Míos, que poco a poco Mi Reino ingresa en la Tierra, que los corazones y las almas se convierten, y la Presencia Divina puede estar entre los seres.

 

Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús transmite las Palabras de la Virgen María:

Todos ustedes, queridos hijos, son potenciales hijos consagrados a Mi Inmaculado Corazón y, hace un tiempo atrás, Mi Corazón Inmaculado solicitó la consagración de dos hijas de Argentina que, en el primer momento de sus vidas cuando se encontraron Conmigo y despertaron a Mi llamado, confiaron en Mi Corazón Inmaculado y reconocieron la Presencia de la Madre de Dios en este tiempo, en esta región y también en este país, al cual Yo he visitado con tanto amor y seguiré visitándolo cuantas veces ustedes Me lo permitan.

Recuerden, queridos hijos, calentar sus corazones en Mi Fuego Eterno de devoción. Es necesario que pulse en sus corazones, en la devoción y el servicio, abriendo caminos para los que lo necesitan, redimiendo vidas y curando corazones.

Por eso, llamo, en esta noche de Misericordia y Piedad, a estas hijas para consagrarlas, y a un hijo que también ha respondido a Mi llamado.

Así vean, queridos hijos, como Mi tarea maternal es universal, abraza a los pueblos, a las almas y a las naciones. Mi Misericordia por ustedes es infinita.

Quiero derramar Mi Luz y Mi bendición sobre ustedes.

Queridos hijos, Mi Corazón Inmaculado siempre estará abierto para acogerlos. Yo acepto todos los tipos de consagración, porque ante Mis ojos misericordiosos y piadosos, y ante el Padre Celestial, todas las almas son iguales.

Yo les agradezco por responder a Mi llamado en esta noche.

Aguardo con alegría el encuentro con ustedes mañana, cuando Mis Rayos Celestiales y Universales descenderán profundamente sobre el planeta.

Los amo y los bendigo.

Vayan en paz.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

 

Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:

Queremos compartir un pequeño relato sobre la Aparición, para que ustedes también puedan comprender cómo fue que María llegó hoy aquí, a Santa Fe.

María hoy llegó como la Reina de la Paz, una mujer joven, hermosa, con un velo blanco en Su cabeza, una túnica rosa y un manto celeste que la envolvía, llevaba un cinturón dorado, anunciando un símbolo para nosotros: el nacimiento de algo nuevo para la humanidad; estaba descalza, Su sonrisa era cristalina y pura, y sustentaba en sus manos un rosario que Ella hacía mover cada vez que conversaba con nosotros.

Ella vino rodeada de ángeles, quienes le abrieron las puertas para que llegara hasta este lugar y compartiera con nosotros Su Maternidad y Su Amor.

Hoy, María dio un Mensaje muy particular para cada uno de nosotros, que ustedes pudieron escuchar a través de Hermana Lucía y de Fray Elías; porque relatábamos cada cosa que la Madre nos decía, no olvidando ningún detalle de lo que ella nos indicaba en ese momento.

Hoy, comprendimos y sentimos que nuestra Madre, necesita de los argentinos un fuego más caliente que brote del corazón, una devoción que permita concretar aquellos Planes que Dios tiene previstos para esta nación.

Hoy, Ella nos dijo que nos utiliza como Sus instrumentos para que ustedes conscientemente puedan despertar y juntos según nuestra Madre podamos ayudarlos a concretar ese Plan que Dios tiene previsto, que es un Plan a través de la oración, de la caridad, del servicio, de estar atentos a las necesidades del prójimo y de ver las necesidades en cada lugar al que vayamos.

En verdad, nuestra Madre espera que surjan de aquí nuevos apóstoles, que puedan nacer a través del corazón, y que puedan sentir esta situación, este Mensaje de María como algo verdadero.

Hoy, simbólicamente, nuestra Madre María estaba movilizando bastante nuestro corazón, nuestro interno, porque Ella necesita de nosotros para que Su Hijo pueda llegar hasta aquí. Ella viene a preparar este lugar, este planeta, para la llegada de Cristo, pero necesita que nosotros acreditemos que Cristo va a volver primero en nuestros corazones, que lo podamos sentir, que lo podamos llamar.

Hoy, nuestra Madre nos mostró su infinita Gracia y Misericordia, como un manantial, como un río de Luz, que llegaba hasta aquí, a este lugar, y que en un cierto punto se detenía, porque nosotros necesitamos abrir las puertas para que esa Gracia descienda, y eso lo vamos a conseguir según nuestra Madre María, cuando nosotros estemos unidos de corazón fraternalmente.

La Madre necesita vernos unidos como grupo, como consciencias y como almas, para que Ella pueda cumplir lo que tiene previsto hacer en esta nación a través de ustedes, y que de alguna forma ustedes también sean mediadores para que otras consciencias, otros hermanos, puedan recibir la Gracia que necesitan.

Hoy, estuvimos delante de un Mensaje muy profundo, y de un último llamado, como Ella nos dijo. Tenemos que tener presente que esta es una oportunidad única para todos y que como dicen aquí en Argentina y en Uruguay, el tren, el último tren está pasando y nosotros precisamos subir a ese tren para no perder ese impulso espiritual que María nos trae desde Cielo.

Ella espera de cada uno de ustedes una respuesta sincera.

 

¡Gracias, Madre, por cuánto nos das!

Quiénes somos

Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más

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