APARICIÓN DE LA VIRGEN MARÍA EN LOS PICOS DE EUROPA, CANTABRIA, ESPAÑA, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS, PARA EL ENCUENTRO DE ORACIÓN DEL DÍA 13

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Después del Retorno de Mi Hijo, Yo también vendré como un Sol a darle la última bendición al mundo, para terminar de abrirles los caminos a todos Mis hijos, caminos que los llevarán hacia el Corazón de Dios.

Por eso, Él envía a Su Mensajera; envía a la Sierva y Madre de Dios para que, pronunciando Su Dulce Voz y entregando Su Mensaje Maternal al mundo, las almas encuentren dentro se sí mismas el camino de la redención y de la reconciliación, que en este momento le falta a la humanidad.

Por eso, Nuestras Divinas Consciencias no se cansan de acercarse al mundo para que Nuestros hijos de la Tierra sientan Nuestra cercanía, sientan Nuestra sagrada aproximación, llena de Amor y de Misericordia, llena de Luz y de Paz para todos.

Pero Mis Ojos de Madre no pueden dejar de contemplar la situación de la humanidad, grave, dolorosa y difícil para todos; en la que las almas necesitan de mucha orientación espiritual para que no pierdan de vista la Divina Voluntad y no se olviden del Propósito Espiritual que Dios colocó en cada uno de Sus Hijos.

Por eso, Nos hemos vuelto incansables con cada uno de ustedes, Mis hijos, para que puedan encontrar ese camino definitivo que los llevará no solo al gran despertar, sino al cumplimiento en obediencia de la Divina Voluntad que los acoge y que los recibe por medio de la Fuente del Amor y de la Unidad en el Reino de los Cielos.

Mientras Mi Hijo aún no llegue al mundo, Él envía a Su Madre Celestial a la Tierra, para que la Voz de la Madre de Dios pueda ser, una vez más, escuchada, así como fue escuchada por algunos hijos Míos en Lourdes, en La Salette, en Garabandal y en Fátima. Una Voz que no pudo tener eco en el fin de estos tiempos, porque Mi Mensaje no resonó como estaba previsto.

Por eso, vuelvo a estar aquí en este día. Vuelvo a estar aquí, en este sagrado lugar de los Picos de Europa, para que puedan comprender y también puedan percibir que en el silencio de las montañas es donde se encuentra la Presencia de la Jerarquía, así como también se encuentra en el silencio de sus corazones, en el momento sagrado de la oración y de la liturgia, y también en el incansable servicio al otro.

Estos son los atributos y los principios que la humanidad necesita urgentemente en este tiempo; porque la humanidad está perdiendo el sentido de la perspectiva, y al perder el sentido de la perspectiva, pierde el sentido del discernimiento. Y esto no trae luz a sus caminos, no trae sabiduría en las decisiones, no trae una decisión firme en los próximos pasos que se deben dar.

Por esa razón, Yo estoy aquí, enviada por Mi Hijo, para que puedan hacer resonar la voz de Mi Mensaje de Garabandal. Porque todo lo que allí sucedió no fue en vano, todo lo que allí sucedió no fue comprendido por no haber sido aceptado, por no abrirse a las Leyes Superiores que actuaron en esos acontecimientos de Garabandal de forma contundente y determinante.

Pero Mi Mensaje de Garabandal pudo resonar en los corazones simples y humildes; porque es allí donde está Dios, en los corazones simples y humildes; en los aparentemente perdidos espacios del planeta, en donde la inocencia y la pureza se pueden encontrar.

Esto permite que Dios se exprese con Su Poder y Voluntad, superando las leyes de la física y de la materia a través de acontecimientos sobrenaturales.

Pero la Jerarquía Espiritual no se concentra en los fenómenos y en los movimientos extraordinarios, la humanidad los necesita para poder despertar y comprender el Mensaje de la Jerarquía.

Por eso, una vez más, Yo estoy aquí para que Mi Mensaje pueda resonar dentro de ustedes, Mis hijos, y así se puedan abrir las puertas a la Misericordia y a la Gracia de Dios que el mundo necesita.

Mientras tanto, Mis hijos, Yo estaré muy cerca de ustedes, acompañándolos, porque una Buena Madre quiere que den los pasos seguros hacia la paz, porque cuando estén en la paz estarán en la fraterna hermandad.

Queridos hijos, hoy Me tomo el tiempo en este espacio para que puedan sentir y, sobre todo, escuchar cada una de Mis Palabras y, más allá de escucharlas, puedan sentir Mi Vibración Espiritual, Divina y Cósmica que les trae los Atributos y los Principios de la Fuente en cada momento de Aparición, con el fin de su cura y de su regeneración espiritual.

Estoy reunida aquí, en lo alto de estas montañas, con todos los ángeles de Garabandal; trayendo Mi Mensaje de Paz, trayendo Mi Palabra, pero también Mi Grito al mundo para que detengan la guerra y la destrucción; porque el hombre de superficie le sigue abriendo las puertas inciertas al mal y no solo compromete su vida espiritual, sino también compromete la vida de todo el planeta.

Aún deberemos seguir rezando con fervor y determinación para que las pocas puertas que están aún abiertas hacia los Cielos se mantengan abiertas, para que se cumpla la sagrada intervención y el auxilio que todos los grupos de almas de este planeta necesitan, a fin de que encuentren el camino definitivo hacia el Señor.

Estoy a los pies de la cruz del calvario del planeta y espero a cada uno de ustedes, Mis hijos, para que Me acompañen en este momento; llevando en sus corazones Mi Mensaje de Madre para que, antes de que todo suceda, exista la Gracia de revertir ciertas situaciones que parecen irreversibles.

Pero, Yo los confío al poder de la oración, al servicio incansable, al Amor Eterno, que todo transforman y consagran la vida de las consciencias que caminan en Cristo.

Me recojo, en este día, en la oración de Mis hijos, para que sigan acompañando Mis Pasos, de Esclava y Sierva del Señor, por este planeta, por Mis hijos de toda la humanidad.

Que, en la concepción de esta próxima Natividad del Señor pueda surgir el Espíritu de la Paz y del Bien que colme a los núcleos internos y a los corazones de la Soberana Verdad del Universo, que algún día los colocará delante de la realidad, a fin de que se rediman y se reconcilien con el Padre Eterno.

Rezaré por esto, porque sé que es muy importante y urgente.

Una vez más, les agradezco a todos los que Me acompañaron en esta peregrinación y, especialmente, les agradezco a todos aquellos que viven Mi Mensaje.

Yo los bendigo en el nombre del Señor, el Creador del Cielo y de la Tierra, ungiéndolos a través del Espíritu del Señor, de Su Amor-Sabiduría.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

APARICIÓN DE LA VIRGEN MARÍA EN PALERMO, SICILIA, ITALIA, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

Hoy vengo a entregar Mi mayor Amor al planeta, a la humanidad, a Italia.

Vengo con el Amor de Dios a encontrarlos y a sostenerlos, a través del Amor del Padre, para que vivan su tiempo de purificación, el tiempo de la redención que Mi Hijo aspira a ver en ustedes.

He venido a través de esta peregrinación al sur de Italia, para traer a Mis hijos lo que ellos necesitan, porque una Madre, en el Amor insondable de Dios, sabe lo que sus hijos necesitan en esta hora.

Hijos Míos, Yo los necesito tener en Mis brazos para que puedan ser colmados por el Amor de Dios.

Un Amor que los liberará del sufrimiento, de toda culpa y de todo pecado.

El Amor de Dios es más fuerte que toda maldad o ceguera humana. El Amor de Dios que hoy les traigo, a través de Mi Corazón maternal, les dará la paz y los retirará del cautiverio espiritual en el cual se pueden encontrar en este momento.

A través de Mi Corazón Maternal, hijos Míos, Yo los llevo al Amor de Dios, porque en el Amor de Dios no hay oscuridad, no hay adversidad, no hay miedo. 

Yo les traigo el Amor de Dios para que aprendan a superar el fin de los tiempos porque en el Amor de Dios, ustedes estarán en armonía, en equilibrio interior, estarán en una profunda paz.

A través del Amor de Dios, hijos Míos, Yo vengo a abrir los ojos de sus consciencias para que sus almas en este tiempo se animen a seguir a Dios conforme a Sus Mandamientos y a Su Voluntad.

Por medio del Amor de Dios no solo les prometo la salvación, el fin del cautiverio espiritual, sino también les prometo, hijos Míos, el Reino de los Cielos por medio de un sincero arrepentimiento de corazón por todas las acciones cometidas en este lugar, en su pueblo, en su historia y a través de los últimos tiempos.

Yo les vengo a ofrecer el Amor porque en el Amor de Dios no hay sufrimiento; encontrarán alegría, fortaleza e ímpetu de conversión.

Yo les ofrezco, hijos Míos, a través de Mi Corazón Inmaculado, el Amor de la Fuente del Padre que hoy se presenta en Italia para que esta nación y todo su pueblo sean bañados por la Misericordia de Dios y es en la Misericordia, hijos Míos, viviendo la Misericordia de Dios y siendo misericordiosos en cada momento que percibirán muy claramente y con total consciencia que deberán cambiar por el bien de Dios, por el bien de su tierra, de su pueblo, de toda la humanidad.

En el Amor, Yo los aproximo a la Paz de Dios para que ese cambio de consciencia esté bajo un gran discernimiento y sabiduría, para que no sientan sufrimiento ni tampoco dolor en el momento de cambiar por una Voluntad mayor y única.

Como Mensajera de Dios y del Altísimo, como la Señora del Santo Rosario, la Reina de la Paz, Yo les pido, hijos Míos, que si abren sus ojos para poder ver el llamado de Dios por medio de la presencia de Su Sierva, todos sus hermanos y sus familias también escucharán en su interior el llamado de Dios, conforme Dios lo ha pensado y lo ha sostenido hasta este tiempo.

Abran su corazón, hijos Míos, para que en este momento el Amor de Dios los cure profundamente para que esta isla sea una isla de salvación, una isla de redimidos que se congreguen en el amor de Cristo para vivir la Palabra de Dios por medio de la luz del Evangelio y de los santos Sacramentos que Mi Hijo les ofrece día a día.

Revivan las Enseñanzas de Cristo y cada una de Sus Palabras para que, ustedes al igual que el pueblo que estuvo al lado de Jesús, puedan convertirse y transformarse en el modelo espiritual e interior que Dios necesita de cada uno de sus hijos de Italia.

Extendiendo Mis Manos hacia ustedes, Yo les ofrezco la Luz de Mi Corazón que es la Luz eterna de Dios, del Dios Vivo, del Dios Altísimo, del Dios del Amor que los contempla y que los reenciende dentro de Su Fuente de Piedad, de Misericordia.

Sientan entonces, hijos Míos, el abrazo de su Madre Celestial que disipa las tinieblas, que redime a los corazones siguiendo los pedidos de Cristo, Nuestro Señor.

Yo los llamo, hijos Míos, como Señora de las Lágrimas a un momento de reflexión profunda, antes de que en Italia todo se desencadene, porque en ese momento de reflexión podrán vivir su conversión, su transformación bajo el bien que les ofrece Mi Hijo por medio de Su Comunión Eucarística. 

Es así, hijos Míos, que desde Sudamérica, lugar de su Madre Celeste, llego aquí a Italia para traerles la Luz y el Amor de Dios, para que sus caminos estén limpios, sus mentes estén claras y sean movidos por el amor del corazón que habita dentro de ustedes y que debe despertar como un fuego eterno, como una fuente inacabable que se dona y que se entrega por amor.

A través del Amor de Dios, hijos Míos, Yo los bendigo y los invito a seguir Mis pasos de Sierva Fiel para que sus vidas sean un ejemplo de fraternidad y de unidad con el prójimo, de servicio y de alivio del sufrimiento.

Yo los llamo, hijos Míos, a que el servicio por los demás sea lo primordial en sus vidas para que puedan encontrar, a través de él, no sólo al Cristo Interno en el semejante, sino también la Piedad de Dios que los llevará siempre a la Misericordia y a Su Fuente.

Y les prometo que sus vidas no las reconocerán en poco tiempo, por la transformación que podrán vivir plenamente por medio del Portal de la Paz y de la Armonía que hoy abro aquí en Sicilia, para que todos Mis hijos y su historia puedan pasar por él, como alivio y cura de todo el dolor vivido en los últimos tiempos.

Yo los llamo, hijos Míos, a ser la Luz de Cristo en la Tierra por medio de un compromiso vivo con la oración del corazón.

Yo los llamo, hijos Míos, a fundar verdaderos grupos de oración, especialmente en sus familias para que el Corazón de su Madre Celestial sea el fuego que ilumine sus caminos en estos tiempos difíciles de la humanidad, para que sus familias también reciban y acojan Mi llamado.

En verdad, hijos Míos, les ofrezco un camino simple pero verdadero, es decir una última oportunidad para que toda su patria se santifique, conforme a la Voluntad de Dios y al Plan ardiente que Él desea establecer aquí.

Pero primero deberá comenzar en ustedes, hijos Míos, como ya les dije, a través de un ejemplo de verdadera conversión y de incansable servicio por el semejante.

Así impulsarán a otros corazones a que vivan el Evangelio de Mi Hijo, en la práctica de la vida diaria y no más en la teoría de sus mentes.

Quiero abrir en ustedes la Fuente del Amor de Dios. Ese es Mi propósito de hoy estar aquí y de algún día, mediante el Padre Celestial, regresar aquí para que muchos más como ustedes alcancen la luz y salgan del abismo de la consciencia porque serán elevados por el Amor y la Misericordia del Padre Celestial.

Anímense a vivir este camino para que sus familias sean una sagrada familia, al igual que la Nuestra, que las visita desde el Cielo para traerles el tiempo de la renovación y de la esperanza.

Es todo lo que hoy les quería decir.

Como Madre consagro a Italia, a través de esta consagración a este hijo Mío, que se abre cada día más para ayudar a la Madre de Dios a cumplir con el llamado y para que este llamado repercuta en cada corazón de Italia, sabiendo que hoy en este día 13 de mayo, en honor a la Señora de Fátima y del Santísimo Rosario, hoy comienza aquí, una nueva etapa para Italia, por intermedio de esta Obra que se donó a Dios por todas las naciones y los pueblos a fin de que todos conozcan el Amor de Dios.

Yo te bendigo y te consagro como Mi hijo para que muchos hijos más, de esta tierra herida pero muy santificada por Dios, se consagren algún día al inmaculado y eterno Corazón de María.

Escuchando ahora el himno de su consagración, cantaremos este himno como si fuera una profecía, la que se cumplirá en la consagración de nuevos hijos de Italia y de nuevos grupos de oración que serán parte de Mi Rosario de Luz en toda Europa.

Les agradezco, hijos Míos, por haber respondido a Mi llamado y las puertas de Mis Centros Marianos en Sudamérica están abiertas para acogerlos y recibirlos y para que encuentren, allí también, la Paz de Mi Inmaculado Corazón.

Reconsagro a Italia a Mi Corazón Maternal y a la oportunidad de vivir la Voluntad de Dios.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

Amén.

APARICIÓN DE LA VIRGEN MARÍA EN EL CENTRO MARIANO DE AURORA, PAYSANDÚ, URUGUAY, A LOS VIDENTES FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS Y HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús transmite las Palabras de la Virgen María:

Mi silencio habla de todo el mundo, de los que aún no claman, de los que no piden a Dios por Su Divina Intercesión a través de los Sagrados Corazones.

Pero, he venido en esta Natividad a bendecirlos con el Espíritu de la Gracia de Mi Hijo, que participó en la Divina Concepción del Niño Rey.

Es ese Espíritu, queridos hijos, que hoy les ofrezco desde Mi Corazón Inmaculado y desde la Luz de Mi Vientre purísimo, donde se gesta la vida universal y la fraternidad entre todos los seres.

Hoy, los estoy invitando, queridos hijos, con el clamor de Mi Corazón de Madre, a que no bajen los brazos, a que sigan adelante, trabajando por este Proyecto de Dios que es infinito e interminable.

Si sus pasos son dados hacia el Corazón de Mi Hijo amado, si sus Cristos internos consiguieran manifestarse en estos tiempos, muchas más almas llegarán a Mi encuentro a través de los grupos de oración.

Mi Hijo vino a instituir, en este tiempo y para esta parte de América, los verdaderos grupos de oración, los verdaderos principios de la Red-Luz que se basan en la transparencia y en la fidelidad a todo lo que les oferta Mi Hijo, a través de Su infinita Misericordia.

Pero si esos pilares no estuvieran firmes y aún no se separaran de todo lo que sucede alrededor de cada grupo, muchos podrían sufrir por estar lejos del Principio de Mi Hijo amado. Mi Hijo los fundó como Sus Brazos y Sus Manos, como Sus Pies caminantes que van en busca de todas las almas perdidas.

Por eso, llegó en esta Navidad el momento, queridos hijos, de renovar los principios de la Red-Luz, para que no solamente sean servidores de Dios, sino portadores de la unidad, de la verdadera palabra, la palabra de vida y de aliento, de la oración consoladora, de la fe que debe unir a cada uno de sus miembros.

He participado, queridos hijos, de los acontecimientos que han sucedido en el sur del Brasil, a través de estos grupos de oración que Yo amorosamente he congregado, más allá de la vida terrenal y de todas las formas, para servir a Mi Proyecto de Paz en el mundo.

Es como si ustedes, queridos hijos, cuando se sumergen en sus incomprensiones y dudas, abriéndole las puertas al enemigo, Me dieran las espaldas y no escucharan Mi Voz dulce que los llama a servir; no solamente al mundo, sino también a sus hermanos que conviven con ustedes todos los días, siguiendo este propósito con la esperanza de concretar el Plan de Dios.

¿Qué haremos, queridos hijos, cuando las verdaderas cosas sucedan en el mundo? Ustedes son portadores de la Luz de los Centros Sagrados. Ustedes son las células futuras de ese nuevo Orden de la Hermandad que debe estar expresado en el planeta.

¿Cómo podremos, queridos hijos, atender a otras cosas en el mundo si los más pequeños y amados Míos, en el mundo, se separan por cosas tan insignificantes?

Queridos hijos, no quiero revelarles qué es lo que en verdad siente Dios con estas cosas, ante todo el Conocimiento Sagrado que amorosamente les fue entregado en sus vidas.

Verdaderamente, queridos hijos, si ustedes no se unen a través de Mis manos, para que Yo los lleve a recorrer el camino del infinito, su purificación será muy dura.

Queridos hijos, Yo no quiero que sufran por sus propias cosas. Quiero que sufran por el mundo; quiero que sufran por aquellos que no tienen nada y ni siquiera reciben la Mirada de Dios, sino solo la Justicia que en el universo los condena diariamente.

Queridos hijos, Yo les traigo la visión universal de las cosas. Ya no hay tiempo que perder, Mis amados. La Red-Luz debe crecer y debe estar formada por nuevos miembros que respondan a este llamado de servir al Plan de Dios, a pesar de las consecuencias, porque Yo nunca los abandonaré, aun en el tiempo de mayor oscuridad.

Por eso, abran sus ojos; no sus ojos físicos que juzgan y que son indiferentes en muchos momentos de la vida, abran los ojos del corazón y sientan Mi Sagrada Palabra como un Espíritu renovador y divino que viene a traerles la esperanza y la cura de todas las heridas.

Hoy, vengo a abrirles la puerta a la Consciencia Mayor. Hoy, Me tomo este tiempo y les doy este Mensaje para que las cosas no se precipiten dentro de ustedes cuando venga la gran ola de la purificación del planeta.

Queridos hijos, a través de su ayuda y colaboración, muchas cosas se pueden impedir en el mundo; así, como servidores de Cristo, que también pertenecen a la Obra de los Mensajeros Divinos, creen las condiciones necesarias para que las cosas no se precipiten día a día.

Por eso, queridos hijos, no solo los llamo al servicio, sino también a la importante unidad en estos tiempos, que debe estar por encima de sus cuestiones y formas para que siempre puedan ver la Luz del Propósito.

Cada vez, queridos hijos, que ustedes se pierden en las cosas insignificantes, un alma pierde la oportunidad de despertar, ¿y quién se hace responsable de esto? Cuando sus corazones ya estando maduros pueden dar los pasos seguros a la fraternidad.

Queridos hijos, lo más imposible para la Jerarquía de la Luz, es la unidad entre los servidores. Yo no vengo a juzgarlos, hijos Míos, quiero que sus corazones estén abiertos para escuchar estas cosas. ¿Cómo serán portadores de la Luz Divina de Dios, para que pueda llegar a las almas sufrientes de Medio Oriente y del mundo, si sus corazones están cerrados por cosas que ya no tienen importancia?

Necesito, queridos hijos, que, en esta Natividad del Señor, sus corazones estén receptivos al Espíritu de Cristo que, por obra de la Gracia y de la Misericordia, viene nuevamente a su encuentro para unificarlos.

Por eso, queridos hijos, recemos. Recen Conmigo ante los Tronos de Dios para que el Proyecto se cumpla en todos los corazones de la Tierra, y el auxilio infinito de la Misericordia de Dios llegue a través de Mis amados hijos que, a través de los años, Yo he congregado para esta sagrada misión.

Oremos:

Sagrada Unidad de Dios,
unifica nuestras vidas,
unifica nuestro ser,
unifícanos en profunda fraternidad.
Amén.
(siete veces)

 

Hermana Lucía de Jesús transmite las Palabras de la Virgen María:

Y les digo todas estas cosas porque Dios Me permitió amparar con Mis propias manos aquellos de Mis soldados que se comprometieron Conmigo desde el principio.

Mucho aún vendrá, hijos Míos, muchas pruebas que deberán superar, muchas barreras que deberán quebrar en sí mismos antes de que Mi Hijo retorne al mundo y procure a todos prontos para fundirse con Su Espíritu Divino.

Les digo todas estas cosas porque el Señor ya no tiene tantos compañeros en esta Tierra así como los tiene en el Cielo. Y, los soldados que aún tengo, necesito cuidarlos porque necesito que despierten a otros por medio del ejemplo de su fortaleza. 

Los Atributos de Dios se están extinguiendo de esta Tierra. La unidad, la fraternidad y el amor, que deberían llevar al ser humano a la manifestación del arquetipo divino para esta raza, casi no existen en la consciencia de los seres de la Tierra. Y un día, Mis amados, ustedes dijeron sí a la vivencia de todas estas cosas. 

Yo Me aferro a sus palabras y al compromiso que hicieron con Mi Corazón, porque sus almas claman frente a Mi Altar para que Yo nunca permita que se sumerjan en los abismos de este mundo.

El Señor Me pide, día a día, que Yo sea incansable, que recuerde que Soy Madre de esta Tierra, que, así como Soy la Madre de Jesús, que es el principio perfecto de la humanidad, también Soy Madre, hijos Míos, de todos ustedes, de aquellos que escuchan y de los que no escuchan Mis palabras, de aquellos que creen y de los que no creen en Mi Presencia, porque no puedo negar Mi Maternidad. 

Sus esencias provienen de Mi Vientre Purísimo, así como proviene Jesús, y debo cuidarlos y ampararlos siempre, como amparé a Mi Hijo.

Deberé conducirlos al sacrificio, a la transformación y aunque no pueda impedir su sufrimiento, como no pude impedir el sufrimiento de Cristo, siempre estaré a su lado, con los ojos fijos en sus almas, padeciendo con cada ser de esta Tierra la transformación que los llevará a la victoria de Dios.

Por eso, solo les pido que confíen en Mi Corazón, que confíen en Mis correcciones, así como confió el Niño Jesús, porque Él sabía que esas correcciones también provenían de Dios. 

El Señor confiaba todo el tiempo, desde Su Nacimiento, en la unión de Su Madre Divina con Dios Altísimo y escuchaba cada palabra pronunciada por Mi boca, vivía cada una de Mis instrucciones y, aun siendo Rey, respetaba y amaba a Su Sierva. Por eso, les pido, Mis amados, que imiten los pasos de Cristo y que, con humildad, escuchen a Mi Inmaculado Corazón. 

Deseo que Mis ejércitos crezcan y que se fortalezcan en el amor, porque la humanidad necesitará de su ejemplo, necesitará de su amor para trascender el miedo, necesitará de su fraternidad para trascender el odio, necesitará de su esperanza y de su fe para trascender la angustia, el temor y la desesperanza de sus corazones.

Reciban hoy la Gracia que les entrego, de estar ante el Espíritu de Cristo. Dejen que sus almas contemplen la grandeza de este momento, y que esta grandeza disuelva la pequeñez de todos sus problemas, porque no debería existir nada que les impidiera llegar al Corazón de Dios, cuando las Puertas del Cielo se abren delante de sus ojos.

Sientan Mi Amor y Mi Compasión, porque deseo en esta noche que crezcan y maduren, para que la semilla que deposito en el interior de sus seres no pase más un año sin germinar. Y que, en la próxima Navidad, Nuestro Señor no solo renazca, sino que también crezca y se multiplique en la esencia de aquellos que nunca escucharon Mi llamado.

 

Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús transmite las Palabras de la Virgen María:

Queridos hijos, como un acto de piedad, como un acto de sembrar el amor en la consciencia de la humanidad, a pedido de San José, ¿serían capaces de llamar a aquel hermano que no han comprendido ni entendido?, para decirle misericordiosamente: “Querido hermano, no te he comprendido. Debo aprender a amar para poder aceptarte”, simplemente con eso, Mi Corazón triunfará.

Por eso, en esta noche, les dejo una lección, una enseñanza para que recuerden lo que su Madre Celestial, que los ama profundamente, siente de esta humanidad.

En cuanto llamo a los divinos hijos que hoy se consagrarán, escucharán: “Encuentro con María en el corazón”.

Les agradezco.

Estoy aquí para escuchar.

 

Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:

Pueden acercarse los que se van a consagrar como Hijos de María, por favor.

 

Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús transmite las Palabras de la Virgen María:

Bajo el espíritu de la Paz, Yo los bendigo y, a través de la Misericordia de Mi Hijo, Yo los ilumino para que siempre reine la redención en los seres, el estado de Gracia que los colma perpetuamente desde Mi Corazón de Madre.

Por eso, extendiendo Mis manos sobre sus cabezas, derramo Mis Gracias para que ellas maduren como frutos en los corazones que escuchan a la Madre de Dios; y que, a través del espíritu de la santidad, sus vidas se renueven en la fe, porque un Hijo de María es aquel que escucha con atención al Corazón de su amada Madre Celestial. Y así, como lo tuve a Jesús; en esta Natividad, entre Mis brazos, los tengo a cada uno de ustedes, esperando que crezcan y que caminen hacia su verdadera misión: el retorno al Universo Celestial.

Yo los bendigo y bendigo a todos Mis hijos que en esta hora Me escuchan, en cada punto de esta Tierra, junto con sus Ángeles de la Guarda.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

¡Les agradezco por escuchar la Voz de Mi Corazón!

APARICIÓN DE LA VIRGEN MARÍA EN CURITIBA, PARANÁ, BRASIL, A LOS VIDENTES FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS Y HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús transmite las Palabras de la Virgen María:

Nunca se olviden, queridos hijos, que los caminos de la paz existen.

La paz, que Yo los invito a vivir en este tiempo, es la paz del corazón, la paz humilde y simple que el Señor Me enseñó desde el principio.

Queridos hijos, no teman por lo que Yo les he dicho, ayer y hoy.

Yo quiero advertirles y hacerlos madurar para que puedan crecer en este tiempo tan definitivo.

El Señor tiene Sus Tronos abiertos para que todos los corazones puedan ingresar.

Ustedes saben, queridos hijos, que mientras Yo estoy aquí con ustedes, compartiendo un trocito del Cielo, hay muchas almas en el mundo que se pierden porque no encuentran la paz y el bien de Dios.

Por eso, es importante, queridos hijos, que primero recuerden la caridad con sus hermanos, para que esa caridad se pueda expandir en el mundo entero.

Un buen corazón caritativo ora constantemente a Dios, este puede ser un fiel ejemplo de su servicio.

Queridos hijos, mientras el mundo cambia tan rápido, Mi Hijo Me envía al mundo a preparar sus corazones, para cuando Él regrese y pueda ser visto entre las nubes con esplendor y magnificencia.

Queridos hijos, Dios Me envía para abrir sus corazones. Yo necesito de nuevos apóstoles que puedan enfrentar con coraje el fin de los tiempos.

Sepan, hijos Míos, que la Luz de Mi Inmaculado Corazón, aquella Luz que prevalece a lo largo de los tiempos, llega a este mundo para auxiliarlos. Y será esa misma Luz pura, que los socorrerá y los amparará en estos tiempos tan difíciles.

Gesten en sus familias, en el corazón de las buenas familias, la oración del corazón; aquella que pueda prevalecer en este tiempo y pueda sembrar nuevas semillas en los corazones que se sienten vacíos, porque han perdido la Paternidad de Dios.

Yo los invito, en esta noche, a que se unan a Dios, a que se unan a Su Espíritu Inmaculado. Él, en esta noche, los observa con tanto Amor y Compasión, a través del latir de Mi Corazón Inmaculado; sus vidas y sus almas, en este momento, son cristalinas ante el Padre.

Recurran a Dios todos los días, hablen con Dios, queridos hijos. Él quiere escucharlos, todos los días, no solo en la oración, sino también en la confesión del corazón.

Queridos hijos, entre ustedes hay mucho que perdonar. Si se perdonan, en estos tiempos, el mundo alcanzará un tiempo más de paz y se evitarán cosas difíciles para todos.

Por eso, con muy pocos, Mi Obra Mariana se cumplirá, como fue a lo largo de los siglos. Esto ya está previsto por Dios, queridos hijos. Pero no Me cansaré, como buena Madre y Peregrina, de venir a buscar a los corazones que Me quieran escuchar, aun aquellos que están distantes de Dios hace mucho tiempo, que han perdido la fe y el amor en Dios.

Yo quiero cultivar en Mi Jardín Celestial, las nuevas rosas de Luz, que primero germinarán en sus corazones, para que ellas puedan expandir el aroma sutil de Mi Corazón, Amor que cura, Amor puro, Amor que libera y redime.

Queridos hijos, cuando una vez Mi Hijo Me entregó a ustedes, a los pies de la Cruz; Yo acepté, como su Madre, acompañarlos hasta los momentos finales.

Por eso, Dios Me concedió, a lo largo de los tiempos y de los siglos, poder llegar a sus corazones, corregir a la humanidad en sus fallas, prevenirla, advertirla, llevarla por el Camino de la Luz Crística.

Por eso, en este tiempo, queridos hijos, la Reina del Sol, la Madre del Universo infinito y expansivo, trae todas las estrellas que allí existen para que puedan guiar, en este momento, cada uno de sus pasos.

Por eso, queridos hijos, conságrense a Mi Corazón, vivan en Mi Corazón. Sientan que es posible poder cambiar. Dios espera que sus corazones se puedan curar pronto.

Que, en estos tiempos, queridos hijos, amados Míos, no existan rivalidades entre ustedes; que pueda florecer la reconciliación de Cristo, aquella reconciliación que Él cultivó en la Última Cena por medio de la Eucaristía, de la Comunión perpetua con todas las almas encarnadas y las almas que ya no están en esta Tierra.

Esa armonía perfecta, que Cristo prometió a todos, debe comenzar primero en ustedes, a través de la confesión y de la unión con Cristo.

Queridos hijos, nuevamente hoy, Yo les abro Mis brazos para acoger sus plegarias e intenciones; también para bendecir estas sagradas imágenes que sé que, en estos tiempos difíciles, representarán una señal visible para sus corazones en este plano material para que su fe pueda crecer, y el amor y la esperanza en Dios también.

Queridos hijos, Yo Soy la Reina de la Paz, la misma que aparece en Medjugorje y que, en este tiempo de Gracia y de reparación también viene a anunciarse a América, como fue dicho en Fátima en aquellos tiempos, para poder ayudar a todos Mis hijos y, al mismo tiempo, por la gran necesidad que existe en las almas y en toda la humanidad.

Contemplen en todas sus oraciones, queridos hijos, la reparación de los Reinos y de los elementos.

Necesito, queridos hijos, que se unan en hermandad y en fraternidad a toda la Creación de Dios. Él también espera, hijos Míos, que la humanidad pueda hacer algo en este tiempo definitivo. Por eso, en esta noche, queridos hijos, Mi Corazón les propone muchas tareas a realizar, muchas misiones a cumplir, muchos propósitos a concretar.

Yo los necesito cerca de Mi Corazón Inmaculado. Sientan el palpitar de Mi Amor en sus cabezas, solo podrán sentirse en paz y en confianza cuando recojan sus seres en Mi pecho; porque, a pesar de todo, Yo quiero que ustedes estén bien. Yo los necesito, queridos hijos, y siempre se los agradeceré.

 

Hermana Lucía de Jesús transmite las Palabras de la Virgen María:

Ante todo el Plan de Dios que tienen frente a sus ojos, en esta noche los invito, a cada uno de ustedes, a que no tengan miedo ni tampoco vergüenza de anunciar el Reino de Dios, de seguir Mis Pasos de Peregrina y de demostrarle al mundo los frutos de la conversión de sus vidas.

No teman, hijos Míos, los juicios del mundo, porque a los Ojos de Dios sus vidas deben ser puras, plenas de oración, de servicio, de donación al prójimo. Cuando solo den el primer paso y vean sus corazones nutridos con la fe que les deposito, pronto desaparecerá de la consciencia todo el miedo al juzgamiento ajeno, y sus corazones solo servirán a Dios y tendrán como meta única proclamar Su existencia en la Tierra.

Hijos Míos, hoy los invito a enfrentar al mundo y a enfrentar todas las barreras que existen dentro de sus corazones, a superar todos los límites construidos por el mundo, límites que les impiden encontrarse Conmigo, que les impiden encontrarse con Mi Hijo, comulgar con Él de cuerpo y alma.

Por eso, en esta noche, los impulso a dar un paso más, un paso más en la consciencia, en la vida de cada uno de ustedes. Y, con estas Palabras, llevo un impulso de Mi Corazón no solo a los que están presentes aquí, sino a todos los que Me acompañan, porque, en Mi Omnipresencia Divina, llego a cada grupo que se une a orar, a preparar este camino por donde pisan Mis Pies.

Hijos Míos, no teman invocar a Dios, no teman vivir Mis Palabras y manifestar en sus vidas el Mensaje que les traigo. Por más que hoy les parezca difícil, les parezca distante, Mi auxilio siempre vendrá para aquellos que den el primer paso.

La consciencia humana gestó, a lo largo de los siglos, ideas que no corresponden a la Consciencia Divina y que están arraigadas en el corazón de cada uno de ustedes, pero que deben ser desmitificadas para que puedan aproximarse a la vida divina que debería ser el natural vivir de cada una de las criaturas en la Tierra. 

Por eso, aunque hoy les parezca distante, no teman dar el primer paso, porque en sus esencias está guardado el arquetipo divino, y todo el Reino Celestial aguarda solo el despertar de sus almas para venir a su encuentro e impulsar esa transformación. No tengan miedo de vivir algo que les parece diferente, de vivir una locura santa a los ojos del mundo, porque para Dios todo es natural y simple, es como Él lo pensó para el hombre que hoy se manifiesta en el mundo.

Hijos Míos, los invito a la conversión, a la conversión de la vida, del alma y del espíritu, a la redención de todos los actos, pensamientos y sentimientos que hasta hoy sintieron. Los invito, en esta noche, a una vida divina que solo les traerá paz en el corazón, que solo los aproximará a Dios y a todo Su Reino. 

Despierten, en esta noche, a la existencia de un Reino Universal, despierten a la compañía que está a su lado todo el tiempo, este Ángel de la Guarda que trae a sus vidas un pedacito del Cielo. A través de esta Presencia Divina, permitan que entre en sus vidas la energía de Mi Reino.

 

Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús transmite las Palabras de la Virgen María:

Hoy, los Ángeles de la Guarda los acompañan. Yo los invito, en este momento, a la oración del corazón junto con los Ángeles de la Guarda. 

El Padre Me ha concedido enseñarles una oración. Repitan, con el corazón, lo que Yo hoy les proclamaré. 

 

Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:

La Madre quiere que repitamos juntos.

 

Ángel de la Guarda,
escudo fiel de Dios,
retira de mi ser todos los males,
por Amor y Gloria a Dios.
Amén.

 

Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús transmite las Palabras de la Virgen María:

Cuando se sientan solos, Mis pequeños, incómodos o perturbados, invoquen a través de esta oración a sus ángeles protectores, fieles servidores de Dios que son guiados en la Tierra por el Casto Corazón de San José. Confíen sus vidas a este Fiel Misionero de Dios, para que sus pasos sean guiados hacia la redención del Señor.

Queridos hijos, les agradezco, los invito y los llamo a celebrar Conmigo el fin de año en Aurora, en el Centro Primordial de Aurora.

Ahora, daré un Mensaje de Paz para una hija Mía, con el permiso del Altísimo y del Sagrado Corazón de Jesús:

Querida hija y madre Emaús, que tu corazón no se perturbe porque la Aurora Interior brilla en tu corazón y en el de tus hermanos. Mi Manto los protege y los ampara, confía plenamente en que Mi Fe se deposita en tu espíritu.

¡Les agradezco!

En el nombre del Padre, del Hijo, del Espíritu Santo. Amén.

 

Canción: “María de Nazaret”.

 

Madre María Shimani de Montserrat:

Queremos repetir la invitación que Nuestra Señora les hizo a todos, porque Ella nos dijo ayer que el 31 de diciembre va a instaurar la celebración de Nuestra Señora, la Madre de la Divina Concepción de la Trinidad.

Eso lo va a hacer a través de una jornada de trabajo y de una Aparición Extraordinaria que se llevarán adelante en el Centro Mariano de Aurora, Paysandú, Uruguay; allí donde Ella se apareció por primera vez a nosotros.

Ella nos pidió que hiciéramos una jornada de trabajo, con oración y reflexión de Su Mensaje en este tiempo, y que, al final de la tarde, Ella extraordinariamente aparecería para todos. Como Ella hoy invitó a todos los presentes y a los que nos están acompañando por internet, queríamos explicar cuál es la razón de esa Aparición Extraordinaria.

Así que están todos invitados a participar con nosotros allí en Uruguay o desde el corazón, vía internet; a veces la tecnología sirve para esas cosas.

Nosotros les agradecemos a todos que nos hayan acompañado. Y si ustedes quieren que Nuestra Señora regrese a Curitiba, recen, recen mucho y pídanle que regrese.

Cada vez que los grupos de oración piden con mucho fervor y mucha oración que Ella esté cerca, generalmente Ella retorna a esos lugares donde fue bien recibida.

Así, coloquen esto en el corazón, porque cada vez que Nuestra Señora está cerca nuestro, Ella nos libera y nos ayuda muchísimo, nos libera espiritualmente, nos ayuda internamente. Todos Sus Códigos de Luz ingresan en nuestro ser y todo lo que no pertenece a Dios, Ella se lo lleva.

Entonces, no es solo escuchar las Palabras de Nuestra Señora. Si nosotros abrimos nuestro corazón, muchos cambios, muchas mudanzas pueden acontecer en nuestras vidas. Coloquemos esto en nuestro mundo interior, para tenerlo siempre presente.

¡Muchas gracias a todos!

¡Gracias, Madre, por cuánto nos das!

Quiénes somos

Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más

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