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Un alma, que se sentía perturbada por no conseguir contener el flujo de sus pensamientos al orar, le cuestionó al Señor, diciéndole: “Señor, cuando me detengo para estar ante Ti y orar, mis pensamientos siguen agitados, las palabras de mi oración se confunden con el verbo incesante de mi mente y no encuentro paz. ¿Cómo puedo, Dios, purificar mis pensamientos para estar en paz ante Ti?”.
Y el Señor le respondió: “Alma pequeña, tu mente es un espejo de todo lo que recibes y consumes del mundo. Aquello con lo que tienes contacto durante tu día es lo que estará en tus pensamientos cuando llegue el momento de orar. Para que alcances la paz, no hay una fórmula, sino una actitud que se debe transformar dentro de ti, una decisión de no buscar ya determinadas cosas que solo contaminan tu mente y toman espacio en tu corazón.
Si hicieras lo contrario y en lugar de alimentar tu mente con las cosas del mundo la alimentaras con las cosas del Cielo, verás cómo la oración será para ti un momento de profundización interior y no de eterna y constante autotransmutación. Pero, para eso, debes escoger pensar y sentir correctamente, cortar los pensamientos degenerativos, detenerte ante los impulsos que te conducirán a la oscuridad y escoger siempre estar en Mí y pensar en lo que te conduce a Mi Corazón”.
Que este diálogo, hijos, les enseñe cómo estar en Dios y permanecer en Él, construyendo en cada instante de sus días, a través de las pequeñas elecciones, su momento de oración.
Tienen Mi bendición para esto.
San José Castísimo
Un alma que por mucho tiempo se preparaba para la gran tribulación del planeta, a medida que esta se aproximaba, se sentía más insegura e ignorante. Sentía lo desconocido de esta prueba planetaria y le cuestionaba al Señor, diciéndole: “Señor y Padre Eterno, ¿cómo puedo estar preparada para vivir estos tiempos? ¿Cómo puedo ir más allá de mi ignorancia e ingresar en Tu Sabiduría? ¿Cómo puedo ir más allá de mis miedos e ingresar en Tu Paz?”.
Y el Señor le respondió: “Como percibes, alma pequeña, estos tiempos son nuevos y esta prueba es desconocida y desafiante para toda la vida en la Tierra y más allá de ella; pero en tu interior, se encuentran Mis Gracias y todos los Dones que un día, mientras orabas y servías, fui depositando en él. Ellos emergerán y serán tu auxilio y tu paz.
Dentro de ti, sin embargo, vive también una síntesis que te permite encontrar aquello que aún no fue vivido: el Amor-Sabiduría aún no alcanzado en ninguna época de la humanidad, sino solo en el Corazón de Mi Hijo. Por eso, alma pequeña, deja que todos los aprendizajes más profundos de la humanidad se sinteticen en tu interior.
Vive y siente la ignorancia de los pueblos primitivos que, en su simplicidad mental, no permanecieron allí, sino que fueron capaces de lanzarse a lo desconocido para sobrevivir y evolucionar. Toma de ellos los registros más profundos de la posibilidad humana de romper barreras y crecer. Crece, entonces, no solo como ser humano pensante, sino como ser humano que siente la vida, que comulga y que se encuentra en el Todo de la Creación.
Vive la pureza de los pueblos indígenas, los pueblos originarios. Vive la perseverancia de los que, a pesar de toda el ansia de poder de la humanidad, escogieron la pura sabiduría y permanecieron en su paz.
Vive en tu interior la compasión de Oriente, la ciencia pura del estudio del cuerpo, de la naturaleza y de las estrellas, que hace que la consciencia humana reconozca, al mismo tiempo, su grandeza y su pequeñez.
Vive la fe de los primeros cristianos, los que rompieron barreras y fueron más allá de las primeras Escrituras Sagradas; los que no permanecieron en las palabras, sino que creyeron al ver profecías vivas; los que se permitieron transformar y supieron escuchar, más que a la simbólica predicación de Mi Hijo, a todas las revelaciones celestiales que Él trajo; a los que vivieron el Reino y se descubrieron Reino con Cristo, imitando Sus Pasos a lo largo de todos los siglos.
Vive la paz de las almas simples, que no se aferran a las riquezas del mundo, pero sí se sustentan en la alegría de la Presencia de Dios; almas cuya fortaleza fue construida sobre la roca y que no se perturban cuando se derrumba la gloria del mundo, sino que permanecen en Dios, aun delante de las tempestades.
Es así, alma amada, que experimentando en tu interior los Dones que Yo le entregué a la humanidad en cada época, en cada pueblo, en cada religión, te abres para vivir algo nuevo, fruto de todo lo que fue aprendido. Esta es la transición de los tiempos”.
Que este profundo diálogo los inspire, hijos, a encontrar la paz y la sabiduría en los tiempos de transición.
Tienen Mi bendición para esto.
San José Castísimo
Toma un tiempo en tu día para meditar sobre quién verdaderamente eres, para pensar que antes de esta vida había una Vida Mayor, de la que provienen el Propósito y el sentido de toda existencia.
Medita en la Creación y en el profundo Amor de Dios por ti, cuando Él pensó en cada una de Sus criaturas. Y tan grande fue Su Amor por la vida que hizo nacer esencias semejantes a Su Esencia Divina, para que pudieran amar como Él ama, multiplicar la vida como Él la multiplica y recrear la Creación como Él la recrea y la renueva en cada respiración celestial.
Piensa, hijo, que más allá de todo el caos material hay una realidad sublime, que el Paraíso es más que un cielo de paz eterna, es el principio y el fin de la vida desde donde parten las criaturas y hacia donde deben retornar con todos los dones alcanzados en su evolución más allá de las dimensiones.
Recuerda que este planeta es una escuela y que las dificultades existen para ser superadas, llevándote así, a superarte cada día en el amor, a través de un Amor mayor, ese que en algún momento de tu evolución te revelará el Amor de Dios.
No mires al mundo solo con ojos humanos, ojos que están presos de una condición de ignorancia, ojos de quien ve la vida por detrás de los velos. El Amor de Cristo rasgó los velos que cubrían tu rostro. Por eso busca este Amor. Busca el punto de tu consciencia capaz de comprender la vida más ampliamente y coloca tu corazón allí, sobre las olas de la tribulación de estos tiempos, caminando con tu Señor en estas aguas, pues ellas no son nada más que el Viento de Dios soplando el caos del mundo, para remover lo que estaba podrido y tornarlo todo nuevo.
Eleva tu consciencia más allá de las atrocidades, de las batallas del caos y del mal en el escenario de la Tierra y sé, para este mundo, un puente hacia el Corazón de Dios.
Tienes Mi bendición para esto.
San José Castísimo
Invoca los Nombres Sagrados de Dios y el Padre Creador se mostrará a tu pequeño corazón.
Invoca los Nombres Sagrados de Dios y siente cómo Su Presencia y Su Amor se revelan, cómo Su Voz se hace sentir y Su cura se realiza en tu interior.
Invoca los Nombres Sagrados de Dios y entra en comunión con el Corazón de tu Creador. Deja que Él te muestre Su Verdad, Su más pura inspiración para toda la vida y el Plan perfecto que Él diseñó para ti.
Invoca los Nombres Sagrados de Dios y clama por el establecimiento de Su Paz en el mundo. Clama para que Su Gracia descienda sobre todos los corazones e inunde aquellos que más lo necesitan, transformando vidas y atrayendo hacia Sí los corazones de Sus hijos.
Invoca los Nombres Sagrados de Dios y escucha la Voz del Padre, como la escucharon los pueblos del desierto. Ingresa en el desierto de tu corazón y clama por la paz. Deja que el Padre prepare en ti Su retorno y establezca Su Reino en tu corazón.
Invoca los Nombres Sagrados de Dios y vive la paz. Deja que la paz se expanda sobre el mundo.
Sabe, hijo, que tu Dios y Creador está aquí, en ti y en todo. Invoca Su Nombre para reconocer Su Presencia.
Tienes Mi bendición para esto.
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
El silencio será tu mejor amigo en estos tiempos y abrirá las puertas de tu corazón para que encuentres el puente que te une a Dios.
La oración será tu alimento y tu sustento en un mundo donde las almas perecen por no saber nutrirse de Dios.
La paz será tu búsqueda y la encontrarás en el centro del Corazón del Padre Celestial. En ella estarán tu libertad y tu fuerza. En ella estarán tu reposo y tu contentamiento.
La ascensión es tu camino, camino marcado por Dios en las páginas de tu historia, en el diseño de tu vida. Pon tus pies en las letras divinas y comienza a caminar.
Tienes Mi bendición para esto.
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
Para dar un paso en su consagración espiritual, hijos, deben amar a Dios y a Su Plan por encima de todas las cosas. Si no hay amor, no hay entrega, no hay renuncia, no hay vacío de sí, no hay elevación de la consciencia.
Para amar más a Dios deben buscar más a Dios, concentrarse más en estar con Él, en Su Presencia, bajo Sus Ojos, en Su Corazón. Y esto se hace en oración, pero también en contacto con Su palabra. Esto se logra con el silencio y también con la confesión.
Existen muchos caminos para estar en la Presencia de Su Padre; pero en todos ellos deben esforzarse, querer, buscar, asumir un compromiso consigo mismos y con la humanidad; prestar el servicio de estar en Dios para que toda la humanidad alcance la paz.
Las superficialidades de la vida son vencidas con amor, porque cuanto más amen a Dios, más sustituirán lo que es superfluo por Su Presencia. Pero como todo en la vida, hijos, ustedes deben comenzar, dar pasos y perseverar en este camino. El esfuerzo les traerá la fe, la fe les traerá el amor y el amor les traerá la sabiduría que necesitan para atravesar estos tiempos.
Tienen Mi bendición para eso.
Su Padre y Amigo,
San José Castísimo
Escucha Mis palabras, ¡oh Dios! Ruego por los seres de este mundo para que despierten a Tu Amor, para que encuentren Tu Paz.
Ruego para que los corazones indiferentes se abran a la verdad sobre sí mismos y tengan así la Gracia de buscar el camino del perdón y de la redención.
Ruego para que los que están despiertos, despierten aún más, para que cada día se aproximen más a la Voluntad Divina y al retorno hacia Origen celestial.
Ruego por los Reinos de la Naturaleza, para que sean aliviados de su dolor y para que encuentren la paz y el camino de su evolución, bajo el amor y la hermandad con los seres humanos.
Ruego por la consciencia de la Tierra, para que ya no sufra y encuentre la esperanza de estar en Dios, en Sus Leyes, bajo Su Voluntad, cumpliendo con Su Plan.
Ruego, ¡oh Padre!, por la vida que Tú creaste para que retorne a Tu Corazón.
Hoy miro hacia el mundo y solamente uno Mi Corazón al Tuyo, ¡oh Dios!, para crear así un camino de unión entre la consciencia de los hombres y Tu Sagrado e Infinito Corazón.
Escucha, ¡oh Dios!, esta súplica por la paz y concede la paz al mundo.
Que así sea.
San José Castísimo
Después de tantos impulsos recibidos y de todo lo que tuvieron que sustentar para que este mundo conozca un poco de paz, y aunque sean pocas, que las almas estén despiertas en este tiempo. Ahora, hijos, deben recogerse en el interior del propio corazón y pacificarse.
El mundo no dejó de sufrir; la humanidad aún tiene mucho que caminar, curar y liberar. Por eso, dejen que sus cuerpos se recuperen, que su consciencia asimile los impulsos recibidos y mediten en los próximos pasos a ser dados.
Después de vivir con Cristo los pasos de Su Pasión, ahora deben revivir el momento en el que los apóstoles se vieron delante de la Ascensión de Jesús a los Cielos y de la soledad y el silencio que experimentaron, para sintetizar en el propio interior todo lo que vivieron con Cristo.
Los impulsos que ustedes recibieron en los últimos días se asemejan a los impulsos recibidos por los apóstoles en los últimos tres años de vida de Jesús. Muchas fueron las Gracias, las bendiciones, los Rayos y las Leyes que actuaron en sus vidas en poco tiempo. Por eso, ahora es el momento del silencio, de la soledad y de la quietud. Momento de mirar hacia el Cielo y emitir al Padre su respuesta, haciendo que Dios escuche su "sí" y, así, sigan caminando con la fe que se renueva a cada paso, en el eco de las Gracias que recibieron.
Que los frutos sean fecundos en sus corazones, porque todas las puertas les fueron abiertas. Ahora basta cruzarlas.
Su Padre y Amigo,
San José Castísimo
Que la Paz de Dios esté presente en todos los corazones.
Hijos, recuerden todos los días la esencia de la vida espiritual que se encuentra en la renuncia, en el sacrificio, en el servicio, en la oración y, por encima de todo, en el atributo que une a todas las cosas, que es el amor.
Recuerden que la verdadera libertad se encuentra en la renuncia y que viviendo la renuncia aprenderán a amar la Voluntad de Dios y no la propia.
Recuerden que la verdadera libertad se encuentra en el sacrificio y que viviendo el sacrificio aprenderán a superarse en el amor, descubriendo un amor mayor todos los días.
Recuerden que la verdadera libertad se encuentra en el servicio y que, viviendo el servicio realizado de corazón, se liberarán de sus voluntades y necesidades constantes para que, a través de la fraternidad, aprendan a vivir de la Providencia Divina.
Recuerden que la verdadera libertad se encuentra en la oración y que viviendo la oración encontrarán el Universo Celestial y su origen, venciendo así todos los miedos humanos y sus ilusiones, que hacen que sus pies estén constantemente presos a la Tierra.
Recuerden que la verdadera libertad se encuentra en el amor y que viviendo el amor estarán libres no solo de ustedes mismos, sino también de todos los límites, capas y dimensiones que los separan de la Consciencia Divina. El amor los conducirá al Todo que es Dios y, más que eso, abrirá las puertas para que toda la vida retorne a la unidad con el Corazón del Padre y dará al Creador la posibilidad de, finalmente, renovar Su Amor y Su Creación.
Encuentren, en este tiempo, la verdadera libertad y sean libres dentro de la Unidad Divina.
Su Padre y Amigo,
San José Castísimo
Para acompañar los Planes de Dios, permanece en oración y deja que tu espíritu esté bebiendo constantemente de la Fuente de la Paz del Universo.
Vive cada momento como único, permitiendo que tu corazón se renueve en la fe y en la unión con Dios.
Cada día que pasa, se aproxima la prueba espiritual que el planeta vivirá, y cada paso dado por los seres, en el camino evolutivo o en el contrario a la evolución, es lo que marca el destino del planeta y la gravedad de las pruebas que él vivirá.
Por eso, hijo, cada vez que percibas que el mundo se desestabiliza y que las naciones se pierden espiritualmente, haz el esfuerzo correcto para profundizar en tu vida espiritual y mantenerte siempre en oración.
Durante todo el camino, con la cruz de estos tiempos, habrá pruebas que superar, tentaciones que vencer, dudas que disipar. Y cada vez que los corazones se confirmen en la fe y en el amor al prójimo y a Dios, transmutarán alguna parte del pecado y de la perdición humana y generarán méritos para que este planeta permanezca en paz.
La respuesta de los corazones, en cada nuevo día, es imprescindible. La renovación en el interior de los seres es lo que renueva el Amor en el Corazón de Dios.
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más