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En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
El tiempo de la Justicia está llegando, pero aún hay tiempo para la Divina e Insondable Misericordia.
Yo vengo aquí como su Intercesor y Mediador entre las almas y Dios, entre el Plan Divino y esta nación tan necesitada de amor. Les agradezco que hayan llegado hasta aquí para vivir este encuentro Conmigo.
La Jerarquía Espiritual, en este momento, contempla todas las necesidades del mundo; especialmente, las necesidades más profundas e internas que este país presenta ante Dios, que Yo contemplo con una mirada de Misericordia y no de Justicia.
Porque recuerden, compañeros Míos, que la causa de lo que Yo viví por ustedes en Mi Dolorosa Pasión también fue por esta nación, sabiendo todo lo que sucedería posteriormente en las siguientes generaciones de la humanidad. Por eso, compañeros, lo que está viviendo la humanidad en este ciclo está escrito en el Libro del Apocalipsis, en el ciclo inminente del Armagedón.
Pero, a través de una Luz de esperanza y de paz que nace de Mi Corazón, Yo vengo como el Señor de todo el Universo y de toda la Tierra, como el Sagrado e Insondable Corazón de Jesús, para ofrecerle al Padre una vez más los méritos de Mi Vida, de Mi Nacimiento, Muerte y Resurrección, para que esta nación y especialmente su alma tenga una oportunidad.
Pero, quiero que sepan, compañeros, que el Señor no deja de contemplar los errores que ha cometido esta nación en el mundo. Por eso, les hablé, en el principio, de que se acerca el tiempo de la Justicia, una Justicia que aún es desconocida por el ser humano.
Pero también les hablé que aún está el tiempo de la Divina e Insondable Misericordia; porque, mientras la puerta de Mi Corazón esté abierta a ustedes y a sus hermanos, los pecadores más empedernidos podrán llegar hasta Mí y colocarse bajo los Rayos de Mi Corazón, bajo los Rayos de la Sangre y del Agua de Cristo, para que lo más oscuro y corrupto sea transformado y redimido.
Si sus ojos no vieran los acontecimientos con una mirada de amor y de misericordia, les aseguro que su propia indignación los ahogaría.
Por eso, Yo los vengo a colocar en otra dimensión y en otro plano de consciencia, en el Plano y en la Dimensión de Dios, en donde a través de una mirada de amor y de misericordia se puede atravesar el final de estos tiempos con compasión y no con una mirada de ira o de indignación.
Sé que esto, tal vez, no supliría lo que sientan sus corazones.
¿Pero, recuerdan qué es lo que pudo haber sentido el Sagrado Corazón de Jesús en lo alto de la Cruz, sabiendo que todos Sus enemigos estaban en contra de Él y lo único que Él tenía era el Padre Eterno y Su soledad espiritual?
¿Dónde está esa clave tan poderosa del misterio del Amor que, a través del ofrecimiento del Divino Hijo, pudo transformar el mundo entero?
¿Acaso, a través del Poder Celestial que el Padre Me dio, ustedes creen que Yo podría transformarlo todo, aun esta nación que ha perdido su Propósito Espiritual?
Pero, una vez más, Yo les digo que la Jerarquía Espiritual trabaja a través de Su silencio y anonimato. Allí está el poder magnífico de la Obra de la Misericordia de Dios, es allí en donde todo comienza a transformarse lentamente.
Por esa razón, Yo estoy aquí una vez más en los Estados Unidos; y, a los pies de esta Sagrada Montaña, Yo intento iluminar a la consciencia de los Estados Unidos para que pueda alcanzar su gran momento de despertar y de arrepentimiento.
Estos próximos días de la Maratón de la Divina Misericordia serán decisivos y aun, antes del próximo 8 de mayo, será un momento decisivo para la propia Jerarquía Espiritual y Divina porque se definirá, compañeros, el próximo ciclo de esta nación, contemplando su deuda espiritual.
¿Y saben cómo esto podrá suceder?
Con la manifestación y la concreción de un Punto de Luz en este lugar, la expresión de una comunidad viva y fraterna, una comunidad que refleje y represente la Presencia de Cristo en la Tierra; comunidad que será formada por la experiencia y la presencia de los autoconvocados, que posteriormente formarán las bases espirituales de esta Comunidad-Luz.
En este día preparatorio y de comienzo de una nueva Maratón de oración, el Sagrado Señor del Universo, a los pies del Monte Shasta, no solo viene una vez más a elevar la consciencia humana, la consciencia del planeta, el alma de este planeta, sino también su Maestro y Señor viene a entregarles Su más ardiente aspiración para los Estados Unidos, a fin de que la cura tan esperada se establezca en las almas de este país.
También, rezaré por esto, así como vengo rezando en el silencio de Mi Corazón y así como cada uno de ustedes, en estos días de Maratón, podrá rezar por esta causa tan importante para Mí; porque en verdad les digo que comprenderán en profundidad esta, Mi causa espiritual por los Estados Unidos y por las almas de este país, cuando esta aspiración se materialice en la superficie y especialmente se manifieste a través de las almas que se congregarán en Mi Nombre.
Un nuevo plan puede ser presentado para esta nación y para este pueblo; para que, saliendo de la ambición y del consumismo, ingresen en la escuela de la donación y del servicio verdadero por los que sufren; por los que sufren aquí, en este país, hace mucho tiempo, por los que sufren el trauma de vivir la guerra, de servir a la guerra como si fuera algo importante o victorioso.
Vean dónde terminó el camino de esta nación; pero los grandes y profundos milagros sucederán en los corazones que escuchen el Llamado del Señor y, sobre todo, en los corazones que sean mediadores del amor y de la cura en este planeta.
Extendiendo Mis Brazos y Mis Manos en señal de cruz, vengo a bendecir a esta nación en el nombre de Dios para que las almas puedan cumplir y vivir el Propósito Espiritual, para que salgan de la cadena interminable del sufrimiento y de la agonía, de la culpa incesante por haber vivido la guerra.
Aspiro, profundamente, a que se establezca aquí la paz y esta paz pueda colmar a los corazones sedientos para que, estos corazones y almas sedientas en estos días de oración suplicante y misericordiosa, puedan ser ungidos por Mi Luz Espiritual.
Recemos por esto de verdad y de corazón. Recemos por todo lo que debe convertirse en los Estados Unidos para que pueda vislumbrar en el horizonte la redención, durante el Retorno Glorioso de Cristo.
Una vez más, les agradezco por estar aquí Conmigo, en este día, y por hacer el esfuerzo verdadero de seguir los pasos de la Jerarquía, porque lo que les espera a todos en el próximo tiempo es maravilloso, algo renovador y curador para las almas.
Reciban Mi bendición en esta larga jornada de peregrinación junto con los Sagrados y Divinos Corazones.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Yo vengo como el sol del atardecer para traerles la Luz de Dios, porque no existe nada que no pueda ser resuelto a través del amor. El amor es salvífico, el amor es vivo, el amor es resplandeciente.
Cuando los hijos de Dios están en torno del amor nada sucede, todo se transforma y se eleva. Por eso no tengan miedo, sientan el Amor de Dios que los vivifica, que los transforma y que los hace cambiar, de tiempo en tiempo.
Mi Corazón es una fuente de ese Amor, de la que ustedes pueden participar día a día. Por eso necesito que sean como Mi Amor, como el Amor que los salvó, como el Amor que los rescató y que los redimió en la Cruz.
Ese Amor de Dios es el que se entregó y dio todo lo que tenía por cada uno de ustedes. Ese Amor es el que se dejó flagelar, se dejó humillar, se dejó sacrificar por los hombres para que aprendieran la verdad sobre el Amor.
En ese Amor Yo los quiero ver todo el tiempo. Un Amor que regenera, que trae vida, que pacifica, que neutraliza las formas y todos los embates.
Espero ver al mundo en ese Amor, una y otra vez, porque sé que no lo está y muchos no lo están porque no conocen los milagros que puede hacer el Amor cuando uno se entrega a él, verdaderamente y sin miedos. Porque el Amor de Dios es algo que penetra en la consciencia, es un Amor que trae confianza y que fortalece ante las situaciones de la vida y de los acontecimientos.
Hoy quiero entregar este amor para todos los que están aquí. Eso espero, porque sé que necesitan de este Amor que Yo les traigo para este tiempo final, en el que la consciencia humana debe enfrentarse a sí misma para aprender a trascenderse y a liberarse de sí.
Pero todo es posible en el Amor, en el Amor que Yo les enseñé, en el Amor que Yo profesé por Mis apóstoles y por todos Mis seguidores.
Es ese mismo Amor que hoy les traigo y del cual los hago partícipes, una y otra vez, para que sepan que el mundo necesita de seres de amor que puedan espejar, como instrumentos, la Fuente del Amor de Dios transformando su amor propio en un Amor mayor, un Amor que viene en auxilio del mundo y de los acontecimientos críticos de la Tierra.
Es ese Amor que Yo les ofrezco, el que les permitirá vivir la transición. Sin amor nada será posible, todo será un vacío, un desierto y una soledad.
Mi corazón es una puerta hacia ese Amor que puede transformarlos y permitirles trascenderse cuando no lo consiguen por sí mismos, cuando no saben por dónde ir ni a quién recurrir.
No solo les hablo del amor inmaterial, sino también del amor que Yo viví como ser humano, como hombre y como consciencia.
Ese Amor, que también es de Dios, actuó en todo, participó en todo y se entregó por ustedes como hoy ustedes se entregan por Mí.
El Amor los hará vivir la fraternidad que el mundo necesita aplicar urgentemente, una fraternidad que vea la necesidad del prójimo, una fraternidad que vea la necesidad que hay en el semejante.
Yo los invito a encontrar, dentro de ustedes, ese Amor que les hace ver a Dios en cada momento, en cada circunstancia. Será necesario atravesar estos tiempos bajo esa Ley para aprender a superarse y ayudar a superarse a los demás, a sus hermanos, a sus compañeros.
Pero sin Amor nada se puede hacer, es como no tener dirección, es como no tener camino. Por eso, les traigo esa Fuente del Amor para este tiempo final porque la humanidad lo necesita, urgentemente, para dejar de cometer errores y fallas, para no apartarse más de Dios y perder el rumbo de su camino.
Hoy me ofrezco como ese Amor que los renueva, que los cura, que los sana, como ese Amor que pone fin a muchas cosas y que abre puertas a nuevas experiencias, a nuevos aprendizajes, a nuevas escuelas.
No dejo de pensar cuánto aún deben vivir en ese Amor, un amor que no es palpable, un amor que mueve la energía Divina y que la hace fluir en todo el Universo y en todos los espacios de la Creación.
Así como los ángeles viven de la fuente de ese amor y se nutren de ella, ustedes también deben nutrirse de ese Amor de Dios que se ofrece de tiempo en tiempo, incondicionalmente, para que las almas cumplan su propósito y, sobre todo, la Voluntad de Dios. Cuando eso no sucede y el amor no está presente, todo se vuelve oscuro, frágil y débil.
El amor los hace elevar todo el tiempo, los hace ver la realidad y encontrar un camino de paz que los lleva a un entendimiento maduro y sabio. Solo deseo que encuentren ese amor algún día, porque es un Amor vivo y Divino que los consagrará, que los hará buenos servidores y colaboradores de Mi Obra.
Y aquellos que viven hoy ese amor y lo practican verdaderamente, que lo sigan haciendo porque el planeta lo necesita como consciencia, la humanidad lo necesita como raza así como todos los Reinos de Naturaleza necesitan el amor de los hombres para poder evolucionar y despertar, para poder crecer como ustedes crecen y viven, a pesar de cómo se encuentra el mundo y la humanidad.
La Fuente del Amor de Dios está abierta para descender, espiritualmente, a la Tierra. Debe encontrar instrumentos para poder descender y expresarse. Debe hallar corazones abiertos para poder depositarse y así, multiplicar las Gracias de Dios en todos los sentidos y en toda la vida.
Este es el tiempo de que vivan el milagro del Amor, pero primero deben creer en él para que lo puedan sentir y vivir. Eso los unificará, los hará más hermanos y más compañeros los unos con los otros.
Sientan a Mi Corazón que emana ese Amor de Dios y pacifíquense. Todo es una transición y una experiencia.
El Amor es eterno. El Amor de Dios nunca acabará, las miserias sí terminarán y la Luz vencerá cuando entren en la corriente del Amor de Dios y lo hagan parte de sí, porque el Amor de Dios les concederá el perdón y la reconciliación.
Esto es todo lo que espero para este tiempo, ver reflejada Mi Obra como una corriente viva de Amor en los corazones y en las almas que dicen “sí” al Creador y confían plenamente en Él, en Su Voluntad.
Yo los hago partícipes de la Verdad que proviene del Amor de Dios para que lo encuentren algún día, sabiendo que todo es pasajero, pero que la experiencia del Amor en sus consciencias es imborrable e intransferible.
Dios necesita que el amor pueda reinar en el mundo y en los corazones para que la paz se establezca y se viva la unidad entre hermanos, más allá de todo.
Les dejo Mi Amor como un camino de salida, como una Luz en el horizonte, como el sol que los alumbra en esta tarde de Gracia.
Hoy no vengo a juzgar sus actos ni sus hechos cometidos. Vengo a invitarlos para que entren en el Universo de Mi Amor en donde encontrarán la Verdad y la podrán vivir de una forma simple.
Así los haré representantes de Mi Obra en la Tierra y habrá seres sobre la superficie de este planeta que serán puentes de comunicación entre la Tierra y el Cielo, que es lo que necesita Dios no solo de la vida sacerdotal, sino también de todos los que oran y proclaman su fe al Creador. Así el mundo se mantendrá estabilizado y en equilibrio y todo sucederá de una forma más armoniosa.
Cuando las almas no viven el amor, los corazones sufren y no entienden por qué. El amor humano debe ser transformado en Amor Divino y solo una Gracia puede conceder esto, en este tiempo, para que la humanidad entienda que se equivocó y que deberá recapacitar para que la Misericordia la colme y la pueda salvar.
Es el Amor de Mi Corazón el que hoy les trae paz. La Paz de Dios los bendice y los colma para que sigan adelante por Mí, para que se cumpla el Proyecto y venza el Amor como él venció en la Cruz.
En el nombre del Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Quiero que en este día contemplen Mi Universo más allá de todo y que a través de Mi Universo puedan encontrar la Verdad, esa Verdad que viene de Dios y que los elevará, la Verdad de la transparencia y de la sabiduría, una Verdad Divina que los unirá, que los fortalecerá como consciencias y como grupo.
Vengo desde un lugar muy lejano del Universo para traerles y depositarles Mi Paz, no solo como almas, sino también como consciencia planetaria, como raza y como civilización. Porque es un momento culminante que enfrentan en este tiempo y en este ciclo, en el que deben colocar, por encima de todo, Mi Amor consolador y misericordioso. Así como Yo se los enseñé a los apóstoles en el pasado, hoy se los enseño a ustedes, compañeros Míos.
Deben seguir siendo Mis pacificadores, Mis portadores de la paz, Mis servidores del bien y de la luz que escuchan la Palabra de lo Alto y la hacen resonar dentro de sí para que Mis impulsos divinos los transformen, los eleven y los conduzcan hacia el Propósito de Dios.
Sé que es un momento para todos de superación y de pruebas, de extrema confianza y de una infinita fortaleza que es alcanzada a través de la oración del corazón, oración que siempre los conducirá hacia Mi Portal para que, a través de Mi Universo, encuentren Mi Sabiduría, Mi Entendimiento y Mi Paz; atributos que vengo a depositar en un mundo que está enfermo y herido, que ha perdido el sentido de la vida espiritual completamente.
Por eso, en esta era, en este ciclo, en este tiempo, Yo vengo a su encuentro y al encuentro de sus hermanos para recordarles el compromiso Conmigo, para hacerles ver la realidad, una realidad que surge del Corazón de Dios como una Fuente infinita y que permea todos los espacios, todos los universos, todas las galaxias y todas las estrellas.
Ustedes son parte de un macrocosmos, no pueden quedarse solamente en lo que es superficial y material o en lo que es mental o intelectual. Deben traspasar los umbrales de la consciencia para poder alcanzar la Luz Crística que impulsa a todos los espíritus al momento del gran despertar, no solo bajo el Don del amor y de la sabiduría, sino también a través del Don de la humildad y de la resignación.
Eso permitirá equilibrar el mundo y todos los errores cometidos por todos los pueblos y por todas las naciones que, una y otra vez, se apartan del Propósito de Dios, estableciendo principios y modos de vida que no son evolutivos ni tampoco transparentes, que no traen salud espiritual ni mental.
Por eso Dios encontrará en espacios como este, en donde Su propia Vida se manifiesta a través de los Reinos y de las criaturas, a través de los elementos, de todo lo que Él creó y pensó con detenimiento por amor a ustedes para que pudieran vivir y reconocer la felicidad de Dios de tener criaturas en este planeta y en otros que lo amen, que lo reconozcan, que lo veneren y que lo acepten como Su Padre Celestial.
Por eso hoy vengo desde un horizonte infinito llamado "Universo de la Consciencia de Dios", en donde todas Sus Fuentes de Luz y Sus Fuentes Cósmicas están presentes para interrelacionarse con este universo material y también con el universo mental en el que los ángeles están presentes y también participan de este Propósito Divino desde eones de tiempo, desde un tiempo aún no conocido ni identificado por el ser humano de superficie.
Lo que Yo les traigo desde el Universo es algo más que abstracto, es algo más que inmaterial, es algo más que espiritual. Por medio de Mi Corazón les traigo aquel principio que originó la vida y la existencia, que trajo para todos el sentido y el por qué estar viviendo aquí y estar aprendiendo aquí, junto a sus hermanos de camino y a la humanidad.
Para encontrar ese sentido y ese camino, Dios se espeja y se refleja una y otra vez en la Creación por medio de la naturaleza, de los océanos, de las montañas, de cada Reino menor que aporta a la Tierra un principio espiritual y un principio de elevación que hasta ahora la humanidad no ha conocido y que recién en este tiempo está despertando para conocer esa sabiduría que se expresa y se guarda en los Reinos de la Naturaleza.
Por eso Dios envía a sus Mensajeros, a los Sagrados Corazones, a peregrinar por el mundo para que todas las razas y todos los pueblos puedan despertar y reconocer a Dios en todo lo creado y puedan estar en comunión con Él sin agredirlo ni lastimarlo, sin ofenderlo ni maltratarlo, a través de los Reinos de la Naturaleza.
Dios manifiesta Sus Atributos también en los Reinos menores. Dios espeja Su Voluntad también a través de los Reinos menores que traen en su esencia grupal el Universo de Dios, que es el Universo del Amor y de la Sabiduría que permite mantener un contacto interior con la Fuente y con todos Sus Dones.
Con esto quiero decirles, compañeros, que su misión intelectual y espiritual debe ir más allá de las apariencias, de los aspectos humanos o de las resistencias. Deben aplicar en sus vidas la Ley del Amor que Yo les enseñé por medio de Mi sacrificio, no solo en la vida pública, sino también en la Cruz y en cada gota de Sangre derramada por la liberación y redención del mundo y de sus criaturas.
Ahora es el tiempo de que todo el mal se revierta y sea transmutado en Luz, en la poderosa Luz que viene del Universo espiritual y cósmico, para que las consciencias de la Tierra, los seres humanos, tengan una piadosa oportunidad de despertar y de volver encontrar el sentido de estar aquí, más allá de lo material o de lo intelectual.
Hoy los coloco ante una de las Voluntades de Dios, aún no revelada al mundo, pero que se hace presente a través del Hijo, el Hijo Amado por el Padre, por el Padre que ama a todos Sus hijos.
Coloquen en su corazón este mensaje e intenten descubrir su sentido y su esencia para que, más allá de todo, puedan percibir la realidad de todo lo que les quiero decir en este momento.
Después de todas las oraciones que hoy son ofrecidas amorosamente por ustedes, haciendo expandir el Amor Crístico de Mi Corazón por las almas y el planeta, Me aproximo a ustedes para hacerlos portadores de Mi Paz y de Mi Amor, para que Me sientan cerca y para que escuchen Mi Corazón.
Hoy les dejo Mi bendición y Mi paz, Mi renovación y Mi confianza, a fin de que todo esto pueda tocar a las almas del mundo y sus esencias.
Les doy Mi Paz y bajo Mi Luz los bendigo universalmente.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Inspiramos.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén (en latín).
Saludamos al Rey del Universo.
Ardientemente deseaba que llegara este día porque el triunfo y la victoria de Mi Corazón están próximos y nada lo impedirá.
Felices los que confían en Mi Palabra. Dichosos los que la siguen. Bienaventurados los que la cumplen, porque Cielo y Tierra pasarán pero Mi Palabra quedará en la memoria de Mis elegidos.
Este es el tiempo de darlo todo por Mí. Es como dije en el pasado: los quiero fríos o calientes. Lejos de Mí los tibios de corazón porque en los tibios no se construye Mi Obra.
En los tibios Mi Obra no evoluciona. Es en los guerreros que construyo Mi Verdad y es en ellos en los que dejo Mi Mensaje, en quienes Mi Llama se expresa, en los que Mi Amor penetra y transforma todo lo corrupto. Por eso, deseé que este día llegara y que estuvieran exhaustos y cansados para poder representar y vivir lo que Yo viví por ustedes en el momento culminante de Mi Agonía, en la que la soledad abundaba y la fortaleza, a pesar de la oscuridad, estaba en Dios.
Sé que no es fácil vivir lo que Yo les pido, por eso respeto cada uno de sus tiempos. Pero me corresponde, como su Maestro y Señor observarlos y contemplarlos para que aprendan a seguir Mi Camino, para que no pierdan de vista Mi Propósito, que va más allá de lo material y de lo espiritual. Propósito del cual todos ustedes forman parte. Propósito en el que todos fueron congregados para cumplirlo y para vivirlo en estos tiempos por una meta mayor y ampliamente desconocida.
Lo que Yo necesito de ustedes es algo más que material y podría decir, algo más que espiritual. Necesito que profundicen en esta existencia que está dentro de ustedes para que el mundo, día a día, siga aprendiendo a salir de la mediocridad, de la indiferencia, y de todo lo que omite la Verdad de Mi Corazón. Esa omisión que viene de los hombres por estar ciegos en la ilusión y por no haber escuchado, ni siquiera una vez, todo lo que Yo dije en los últimos tiempos.
Aún espero la redención de estos hombres y la colaboración de las almas que más allá de sus posibilidades, de su sacrificio o de su entrega estén dispuestos a sufrir por Mí.
Pero Yo no les traigo el sufrimiento de la Cruz, ni la más pequeña de las células de su cuerpo lo soportaría. Porque lo que Yo viví por ustedes fue muy grande y aún no fue relatado en ningún libro sagrado. Llegará ese tiempo en el que diré toda la verdad.
Deseaba que, en esta noche, los abiertos de corazón fueran preparados para el próximo encuentro Conmigo, que será una Sagrada Semana determinante, en la que muchas definiciones se darán, pasos se concretarán y muchos determinarán lo que harán de sus vidas a partir de esos impulsos de luz que vendrán de Mi Corazón.
Todo lo que hoy les digo, compañeros, es para animarlos a seguir adelante, es para animarlos a arder en el amor por Mí, en un amor que es capaz de hacer cualquier cosa, bajo cualquier circunstancia o situación, en un amor que vive en el silencio la aspiración de encontrarme día a día, y de algún día ver Mi Sagrada Faz.
Si hoy ese amor no los compenetra por lo que viven o por aquello que están aprendiendo o sufriendo, ¿qué están haciendo aquí?
Necesito de una verdad real y sincera, necesito que sus corazones se rasguen por Mí y que sus almas se entreguen por Mí, día a día.
Mi Cruz tuvo un peso incalculable, un valor aún no valorado, una entrega aún no conocida. Que sea Mi Cruz su aliento, su fortaleza y su aspiración. Y cuando sientan el peso de su cruz, sientan que estarán en Mi Verdad, y Mi Espíritu soplará en ustedes y los inspiraré en la Sagrada Palabra, les daré la respuesta y alcanzarán la meta.
No todos están preparados para vivir lo que Yo necesito. Pero si lo pido, compañeros, es porque es posible y solo algo dentro de ustedes lo podría impedir. Pero quien se entrega a Mis Pies se entrega a Dios, a Su Voluntad y a Su Propósito. Y esa entrega no tiene precio, no tiene medida ni tampoco condición porque es una entrega que dona el corazón de cada ser que se aferra a Cristo.
Hoy es un día especial, pero también decisivo porque todas las almas que escuchan Mi llamado, después de estos últimos tiempos, es la primera vez que están ante dos caminos para poder escoger y esa respuesta surgirá desde adentro de ustedes.
Por eso los contemplo. Por eso rezo. Por eso adoro a Mi Padre celestial para que Su profunda e infinita Sabiduría esté en ustedes, en su interior y en sus esencias al momento de decidir, de confirmarse o de definir otro camino.
En este momento, ante su decisión espiritual y universal, Yo no puedo intervenir. Mi Padre y Mi Madre los hizo libres de espíritu, de acción y de palabra.
Como antes de entregarme a la Cruz, de ser martirizado y humillado por los que fueron curados y sanados por Mí antes de que Mi Sangre fuera derramada, y aunque hasta los tiempos de hoy no es reconocida, fue en ese tiempo y en esa hora en los que también los apóstoles vivieron su gran definición para su próxima etapa.
Mis discípulos deben cruzar ese umbral y aprender a atravesarlo, así como Yo lo atravesé por ustedes cuando el Padre me presentó el Cáliz y Yo le dije: “Hágase Tu Voluntad”.
Este es el Cáliz que hoy Yo les estoy ofreciendo. Más allá de sus posibilidades, de sus limitaciones o de sus pruebas.
Este es el Cáliz que testimonió por ustedes el Amor derramado en cada gota de Sangre, como en el Agua preciosa que brotó de Mi Costado.
Este es el Cáliz que testimonió el descenso de la Misericordia, de la piedad, de la compasión y de la redención en la humanidad.
Este es el Cáliz que Yo les ofrezco para que el mundo no se destruya, para que los continentes no sufran, para que las guerras acaben, y para que los enemigos y los anticristos sean derrotados por Mi Luz, la Luz que proviene del Amor de Mi Corazón.
Les advierto y los llamo a la conscientización. Todo lo que Me ofrecen de verdad Yo lo reconozco, por más simple y pequeño que parezca, por más silencioso que sea, aunque sea entre ustedes y Yo y nadie más; todo es reconocido, contemplado y aceptado por Mi Corazón.
Es allí, en esta pequeña oferta, en la que encontrarán fuerza, ímpetu y determinación. Es allí, en lo pequeño y en lo simple, pero verdadero que encontrarán la llave del amor que transformará su ser y toda su consciencia en lo que aún tanto espero, según Mis Proyectos.
Guarden estas Palabras como algo que no se repetirá jamás. El Señor del Universo también tiene su tiempo para decir las cosas porque eso los prepara y los desvía del peligro, de la perdición, del engaño que pueda propagar Mi adversario.
Pero, Yo pisaré su cabeza y colocaré Mi Espada. Transfiguraré su esencia y todas las esencias del mal. Y Mi Reino Celestial descenderá en los cuatro puntos de la Tierra, la gran Estrella Madre llegará y los Maestros descenderán para regenerar y curar a la Tierra, y así surgirá la Nueva Humanidad.
Ofrezcan este momento de decisión a los Altares de Dios. Él está atento a la voz de sus súplicas, así como Él estuvo atento en Fátima por medio del corazón de Mi Madre Celestial. Estamos en un momento semejante a ese, más allá de su materia o de sus cuerpos, de su mente o de su intelecto, más allá del espíritu, del alma o de la esencia.
Ofrezcan a Dios este momento de decisión. Esto permitirá que Mi Obra se expanda en el mundo y siga triunfando Mi Amor por encima de la adversidad en los corazones que se congregan para vivir Mi Hermandad.
Nos ponemos de pie.
"Señor del Universo, Padre-Madre Creador participa de la Comunión con Tus hijos en este sagrado momento de definición en donde Tus Puertas se abren y las almas claman por Tu Amor. Enciende en ellas Tu Confianza, el don de Tu Sabiduría, la infinita Compasión de Tu Corazón, para que todos los Cristos del Nuevo Tiempo despierten y participen de la victoria de Mi Reino en la humanidad. Amén".
Incienso.
Invocaremos ahora al Padre Celestial, a Su Nombre Sagrado Adonai, para que Su Sabiduría descienda al planeta y a todos los que participan de la Comunión con Su Espíritu.
Canción: Adonai.
Inspiramos.
Padre, convierte este elemento en Mi Cuerpo para que las almas se alimenten de la esencia de Tu Espíritu y del Universo, de Tu Verdad.
En aquel tiempo elevé el pan para que el Padre lo bendijera y Él entregándome Su Gracia, Yo se lo entregué a los apóstoles diciéndoles: “Tomen y coman todos de él, porque este es Mi Cuerpo que será entregado por ustedes para el perdón de los pecados”.
Padre, convierte este elemento en Mi Divina Sangre, para que las almas beban de la esencia de la redención por medio del Poder infinito del Amor.
En aquel tiempo también elevé el Cáliz; el Padre lo bendijo y Me entregó Su Misericordia para que fuera derramada en toda la Tierra por medio de Mi Sangre hasta lo más alto de la Cruz.
En aquel tiempo se lo entregué a los apóstoles diciéndoles: “Tomen y beban todos de él, porque esta es Mi Sangre de la Nueva Alianza, que será derramada por todos los hombres para el perdón de los pecados”.
Este es el Cuerpo y la Sangre de Cristo. Bienaventurados los misericordiosos porque vivirán en la Misericordia de Dios. Amén.
Oración: Padre Nuestro (en portugués).
Quien viva en Mi Palabra, vive en Mi Amor. Yo les enseñé a amarse, los unos a los otros, más allá de los defectos o de las diferencias. Que este Amor se difunda en el mundo, el Amor Crístico de Mi Corazón, en todos los pacificadores, en todos los misioneros y colaboradores de la Obra de Dios.
Que la Paz de Dios esté en sus corazones y que Él siempre los haga partícipes de Su Paz.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
En fraternidad y amor, agradecimiento y júbilo, se darán el saludo de la paz.
¡Les agradezco!
Yo no Soy solo Jesús sino una Consciencia Divina, que surgió de una altísima Fuente inmaterial y vino al mundo para despertar en la humanidad la redención.
Pero antes de que Yo surgiera de esa Fuente inmaterial, muchas situaciones se dieron en el Universo, muchas fallas y errores se cometieron.
Fue decisión del Gran Padre Celestial que la Segunda Persona de Su Santísima Divinidad descendiera a la Tierra con el Poder del Espíritu y de todo el Amor Creador para poder encarnar en la Tierra y traer la Buena Nueva de la salvación.
El Hijo de Dios, cuando una vez estuvo entre ustedes, realizó muchas tareas espirituales e internas. La humanidad solamente conoció hasta el día de hoy el diez por ciento de esa Misión.
La Misión espiritual que el Padre Me encomendó fue más profunda de lo que parecía.
La Pasión, la Muerte en la Cruz, y luego la Resurrección y la Ascensión, fueron hechos significativos de esa gran Misión espiritual en la Tierra.
En verdad, compañeros, desde antes de que Yo encarnara en la Tierra como un ser humano y para estar entre ustedes, Mi Padre Me encomendó que ayudara a todo el Universo material, a los grandes caídos, para que se pudieran redimir y convertir.
Esa Misión espiritual no fue conocida por la humanidad, porque en aquel tiempo y también en los tiempos posteriores a la gran Presencia de Jesús en la Tierra, el ser humano aún estaba muy inmaduro para poder saberlo y conocerlo.
Todo esto fue posible por la actuación de leyes superiores e inmateriales que no están al alcance de la humanidad.
Vengo a revelarles, compañeros, a toda la humanidad, a los que creen y a los que no creen, que el gran momento del retorno del Señor se está aproximando y aún queda un poco de tiempo para poder arrepentirse y redimirse.
Yo les traigo desde el Universo todas las posibilidades.
Yo presento a sus vidas todos los caminos que llevan hacia Mi Corazón.
Pero siempre deberán reconocer a una sola Consciencia Regente: Aquella que los originó y que los creó, que estando presente en el Universo espiritual y supraespirital, espera que todas Sus criaturas del Universo material puedan dar el gran paso hacia la rendición, reconociendo sus errores, asumiendo sus fallas, transformando sus vidas por la fuerza imperiosa de Mi Misericordia; es esa energía espiritual la que en este tiempo Yo les traigo como la última tabla para su salvación.
Pero hoy no necesito que reconozcan sus pecados o sus fallas, porque Yo ya las conozco todas, profundamente.
Vengo a elevar sus consciencias hacia la verdadera realidad espiritual que aún sus almas andan buscando, a fin de que puedan fundirse en Dios y encontrar en el Camino de Dios, su sagrada tarea para estos tiempos, el cumplimiento de su misión espiritual para este tiempo final.
Yo necesito, compañeros, que abran su consciencia y sus corazones para que Mi Fuego Divino pueda descender sobre ustedes y no solo sean bañados por Mi Espíritu, sino también redimidos por Mi Gracia.
Esa Fuente inmaterial de la cual Yo provengo desde el Universo espiritual, aún está intacta y la pueden reconocer dentro de ustedes porque Dios les ha dado un Universo interior que aún deberán descubrir, que aún deberán profundizar para encontrar en sus caminos el Propósito Divino de la Creación, la meta y el objetivo que los trajo aquí, a esta vida que va más allá de la vida superficial y material.
Es el momento, compañeros, y ante el Universo espiritual que hoy los aguarda, de que puedan reconocer su misión espiritual en esta época, sabiendo que ya no queda mucho tiempo para la gran purificación de la Tierra y de la humanidad.
Pero cuentan con Mi sostén, con Mi Esperanza y con Mi Fe para poder atravesar esta transición del fin de los tiempos; algo que nunca vivieron y que por primera vez atravesarán en estos tiempos críticos.
Pero si sus consciencias y sus corazones están verdaderamente coligados con lo Alto y unidos a Dios, la Fuente inmaterial de la cual provengo los auxiliará y los ayudará, y todas las corrientes sublimes del Universo vendrán en su auxilio.
Aunque se estén purificando de mente y de cuerpo, el espíritu de cada uno de ustedes, si está unido a Mí, no perderá el espíritu del gozo de Dios.
Yo también traigo esta oportunidad para toda la humanidad, porque aún la consciencia humana no se ha elevado para poder percibir, más allá de la vida material, los errores cometidos y así ingresar en la Escuela de la Redención que Yo les ofrezco; lugar en el que podrán percibir y reconocer cuáles atributos de la vida deberán vivir en este tiempo, para alejarse definitivamente de muchas costumbres y hábitos que solo manchan sus almas y los apartan de Dios, alejándolos del Amor y de la Verdad.
Yo les prometí desde el principio decirles la Verdad y eso lo cumpliré hasta que Yo retorne físicamente a la Tierra.
Pero cuando Yo retorne físicamente muchas cosas habrán sucedido, porque en el momento más agudo de la humanidad es cuando Yo ingresaré desde el Universo al planeta, y nadie podrá decir que Yo no Soy el Cristo, el Maestro entre los maestros, que volverá a anunciar la Buena Nueva y reunirá a todos los redimidos para volver a celebrar junto al Padre Celestial la Comunión reparadora y redentora del fin de los tiempos.
Mientras tienen tiempo para poder prepararse para ese acontecimiento, no permitan que sus vidas se distraigan por el mundo y que las distracciones los absorban completamente, hasta poder quitarles la razón o el discernimiento.
Estamos en un tiempo de rescate planetario, pero eso se verá en poco tiempo físicamente. Primero el Universo espiritual intervendrá en la humanidad, porque son sus espíritus que necesitan de esa gran oportunidad en estos tiempos, para que toda su historia guardada en su Universo interior sea redimida.
No pierdan la oportunidad de conocer la Gracia. Esa es la Gracia Divina que hoy Me ha traído aquí, a Camboriú, para irradiar en el Sur del Brasil lo que este pueblo necesita, espiritualmente, para poder corregir sus caminos e ingresar en el Reino de Dios así como lo merecen, por medio de su esfuerzo, de su oración, de su servicio incondicional a los demás, en nombre de la fraternidad y de la solidaridad entre todas las criaturas.
Así estarán dando pasos seguros y cada vez más se aproximarán a Mi Corazón para que Yo los pueda colmar e iluminar a través de Mi Divina Esencia, que tiene el poder de más de cientos de soles para iluminar todos los Universos y todas las consciencias. Esa esencia es un Sol Espiritual e Inmaterial que fue manifestado por la Fuente Inmaterial de la cual surgí, para traer el gran impulso a este Universo local y especialmente a esta humanidad.
Todo el Universo contempla la oportunidad de que ustedes puedan dar ese gran paso. Aún las puertas a la Divina Misericordia de Dios están abiertas. Así podrán erguir sus seres hacia lo Alto e ingresar al Corazón de Dios para poder estar en comunión perpetua con Él y recibir en sus corazones Su Sagrada Presencia.
Tal vez no comprendan todo lo que hoy les digo. A través de las Leyes inmateriales es como puedo derramar Mi Mensaje al mundo, como un afluente de Gracia y de Misericordia para los hombres.
Y así ustedes también son partícipes de todos los códigos de luz que hoy entrega Mi Corazón para los que se redimirán.
Ha llegado la hora de mostrar Mi verdadera Faz. Pero para poder verla, y especialmente reconocerla, deben prepararse como se prepararon los apóstoles, que en oración y en vigilia, y sin saberlo, reconocieron la Faz del Señor en lo Alto del Monte Tabor, lugar en donde Yo les demostré y también les revelé, Mi Faz transfigurada, así como Dios Me manifestó desde Su Fuente con todo el poder de Su Divina Humildad.
El mundo no podrá decir que no sabía cómo cambiar y que el Universo espiritual no llegó para advertirles que era el tiempo del gran cambio de la consciencia, con esfuerzo y determinación, con fe y con ímpetu de espíritu.
Por eso, Yo les traigo las revelaciones superiores, para que sus consciencias se eleven y perciban y vean la realidad, la emergencia de estos tiempos a nivel planetario y a nivel de la humanidad. Es allí donde la indiferencia deberá ser erradicada para que pueda reinar el amor que impulsará la transformación de los seres y la elevación de la consciencia del planeta hacia su verdadero y real tiempo.
El esfuerzo deberá ser muy grande, pero los que se decidan de corazón, contarán con la ayuda y guía de la Jerarquía, porque en la Jerarquía obra el Plan de Dios y todo es posible cuando se sigue ese Plan con obediencia y transparencia.
Fuera de esas reglas el Plan no se cumplirá en ninguna consciencia.
El ser humano en estos tiempos, en los que se ha pervertido y desviado después de muchísimas Gracias, desde la Sangre derramada en la Cruz hasta todos los cristianos mártires y beatos de espíritu, deberá revertir esa situación espiritual con su esfuerzo, para poder ser merecedores de la Gracia, que como un potentísimo caudal de luz, transformará sus vidas de la noche a la mañana.
Pero es necesario que estén decididos y que confirmen sus consciencias a Dios, porque Mis Palabras ya no podrán pasar más. Ellas deberán ser atributos divinos en sus vidas para que se pueda alcanzar y materializar el Plan de Dios sobre la superficie de la Tierra.
Yo estoy aquí para ayudarlos e impulsarlos.
Yo deseo el bien para todos y el fin de la indiferencia en la raza humana.
Necesito que sean pilares de Mi Obra así como el Padre lo necesita, porque Mi Iglesia en el mundo se está derrumbando por tantas blasfemias cometidas y tantas transgresiones realizadas a las consciencias que más Yo adoro, los niños.
Ese calvario debe revertirse, debe triunfar el poder de la Cruz del Redentor.
Pero primero ustedes deben representar Mi Cruz en sus vidas, elevando sus consciencias hacia lo Alto y expandiendo sus brazos en donación, en caridad, en misericordia y en bien por donde vayan y a quien encuentren en sus caminos.
Eso revertirá mucho las deudas de la humanidad y más puntos de luz se podrán seguir abriendo sobre la superficie de la Tierra, porque ustedes demostrarán al Universo y al Creador, principalmente, que hay una parte de sus consciencias que está comprendiendo a la Jerarquía.
Les vuelvo a decir, compañeros, desde el Universo espiritual Yo les traigo las posibilidades para todos, para no solo revertir sus penas y sufrimientos sino para poder confirmarlos en el compromiso con el Creador.
Este sagrado planeta, todos los sagrados Reinos, deben cumplir el propósito para el cual fueron creados en el Génesis. Después de haberse desviado y pervertido, el despertar de la consciencia de la humanidad permitirá que llegue la cura para todo este planeta. Y así se establecerá la igualdad entre los pueblos, entre las razas y ,principalmente, entre las naciones.
Hoy, es todo lo que les puedo decir. Sus consciencias tienen un punto para poder soportar las corrientes poderosas del Universo que decididas y de forma imperiosa, vienen en auxilio de la humanidad.
Hagan fluir esas corrientes en sus vidas por medio de buenos ejemplos, de una vida de oración y donación, de servicio, de consideración al prójimo y a los Reinos de la Naturaleza.
Elevemos a Dios, en este momento, la oferta de cada uno de sus corazones, para que su Universo interior entre en comunión con la Divinidad y el Universo.
Nos ponemos de pie.
Su Maestro y Señor, Hijo del Dios, del Dios vivo, bendecirá y consagrará los elementos ofrecidos en el Altar para que las almas comulguen con la Santísima Trinidad, en perfecta armonía y sintonía y para que los frutos de la Creación despierten en los corazones simples y humildes.
Señor de la Vida que todo lo creaste y lo manifestaste, poderoso Padre Celestial, sublime Consciencia Divina, consagra estos elementos que hoy se ofrecen a las puertas del Universo Celestial como un acto de reparación y de cura para los corazones más necesitados de Tu Luz y de Tu Verdad. Amén.
Padre, bautiza a Tus Hijos con el Agua de Vida, así como Tú bautizaste a Tu Hijo una vez en el Río Jordán con Tu Espíritu de Vida, a fin de que Tus Obras se manifiesten en todos los que son congregados por Tu Amor. Amén.
Momento de ofrecimiento al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, por la intercesión del Sagrado e Insondable Corazón de Jesús.
En aquel tiempo Yo tomé el pan dando gracias a Dios y Él lo bendijo con Su Divino Espíritu. Lo entregué a Mis apóstoles diciéndoles: “Coman todos de él porque este es Mi Cuerpo que es entregado por los hombres para el perdón de los pecados”.
Y así, el Soplo Divino del Espíritu de Dios ingresó en los apóstoles y en todos los que estaban presentes en los planos internos.
Elevando el Cáliz a Dios, agradeciendo por el Sacrificio que sería vivido y experimentado, el Padre lo bendijo y lo pasé a Mis apóstoles diciéndoles: “Tomen y beban todos de él, porque este es el Cáliz de Mi Sangre que hoy será entregado por todos para el perdón de los pecados. Siempre hagan esto en Mi Memoria hasta que Yo retorne a la Tierra”.
Padre Nuestro…
Coman de este Cuerpo y beban de esta Sangre para que sus espíritus alcancen la Vida eterna.
He recibido en Mi Corazón sus ofertas. Clamaré y pediré por cada una de ellas al Padre Celestial.
Espero que el ejemplo de sus vidas sirva para muchos más, sabiendo que aún es necesario que la corriente poderosa de Mi Divina Misericordia siga auxiliando al mundo.
La Paz de Mi Corazón esté en ustedes y que sus vidas siempre representen la Paz, sabiendo que la Paz de Dios es imprescindible para estos tiempos, para el descenso del Universo espiritual sobre la humanidad.
Como un acto de reparación y de cura, como un acto de júbilo y de alegría, y especialmente, de reconciliación con Dios, en Mi Nombre se darán el saludo de la paz.
Yo les agradezco por haber estado hoy Conmigo, algo que ha sido muy imprescindible para Mí y esencial para sus almas.
Los bendigo.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
¡Les agradezco!
Cristo Jesús:
Hoy vengo a proclamar Mi advenimiento, pero también Mi agradecimiento por las almas buenas, honestas y sinceras, que se congregaron aquí para celebrar con Su Señor el triunfo de Su Reino en la humanidad. Este acontecimiento es parte de Mi Victoria celestial en el planeta.
No teman compañeros, ni aquí ni en ninguna parte del mundo, porque si Mi rival está agitado, es señal de que está próxima su derrota.
Hoy también vengo por las almas que sufren y que no están aquí, presentes como ustedes están aquí, participando de esta Comunión íntima con Mi Corazón misericordioso.
A través de sus oraciones en estos dos días, un gran número de almas pudo ser sumergido en el Océano de Mi Misericordia. Los pecados más imborrables e imperdonables fueron disueltos por la Llama celeste de Mi Gracia.
Ahora vean, compañeros Míos, soldados Míos, discípulos Míos, cuál es la verdadera tarea para el fin de estos tiempos. No busquen resultados mayores a través de esta Obra. Eso sucederá si Mi Padre así lo desea.
Yo los invito siempre a vivir en el amor y en la verdad, porque siempre sabrán estar libres de las prisiones de este planeta y de toda su ilusión mundial.
Hoy sus almas abrieron los ojos de la consciencia.
Hoy sus corazones abrieron las puertas hacia el Infinito. Y esto es parte de Mi Gracia, de todo lo que concede Mi Sagrado Corazón para las almas, después de Yo haber vivido la dolorosa Pasión, hace ya tanto tiempo.
Hoy Me han hecho la Cruz más liviana. Por eso estoy aquí junto a los ángeles del universo, para celebrar junto a ustedes esta nueva Cena, hoy la Cena de la alegría. Es muy necesaria la esperanza en estos tiempos. Sus corazones nunca pueden perder la esperanza, porque sus hermanos vendrán a buscar esa esperanza en ustedes y en cada ejemplo de amor y de caridad.
Vengo así a verter sobre ustedes, Mis Dones, los Dones del Espíritu Santo, de la Llama Sagrada de Dios, de lo que construye la consciencia evolutiva, la trascendencia y la ascensión.
Hoy vengo a hablar con ustedes, a través de la Ley de la Ascensión, aquella Ley que el Universo aplicó para elevar Mi Consciencia al Universo, hace más de dos mil años. Esta Ley les permite vivir la trascendencia de todo lo corrupto, tan solamente cuando abren sus corazones, así como los han abierto en estos dos días.
La Ley se cumple por sí sola y las almas ya no tienen más pesos impagables que vivir. Las cadenas se liberan, las amarras se desatan y el Rayo de la Voluntad-Poder se manifiesta en todo lo que es vida planetaria.
Y a pesar de que las aguas del mundo y de las naciones estén turbias, sepan que no los abandonaré. Cumplo las promesas que Yo dicto, así como las he cumplido con Mis apóstoles, con todos los cristianos, a través de los tiempos y por medio de todos los milagros.
Hoy vengo del Cielo con Mi Iglesia Celestial. Que las puertas se abran para que los ángeles del universo desciendan y así alabemos al Todopoderoso, el Creador, por hacer a la humanidad merecedora de tantas Gracias.
Fray Elías del Sagrado Corazón:
Vamos, a pedido de Nuestro Señor Jesucristo, a escuchar el cántico “Alabado sea Dios, glorioso Su Reino, Aleluya, Aleluya”.
Todos juntos. Abriendo las puertas a la Iglesia Celestial.
Y ahora, a pedido de Cristo, abriremos las puertas al universo angélico y arcangélico. Cantaremos Kodoish melódico, unidos a nuestros Ángeles de la Guarda, acompañando el ejercicio que Nuestro Señor está haciendo.
Vamos a alabar, junto a los ángeles, a nuestro Creador.
Vamos a vernos acompañados por Cristo delante de la Fuente Primordial.
Vamos a visualizar, a través de nuestro corazón, esa luminosa Presencia del Padre que se aproxima hacia la humanidad por medio de Nuestro Señor Jesucristo y del poder de Su Sagrado Corazón.
Vamos a ver cómo el Maestro, dentro de Su Iglesia Celestial, nos abre esa puerta que nos llevará al encuentro con el Creador.
Vamos a visualizar a través de ese portal de luz que Cristo nos abre, un gran océano de luz, celeste profundo. Por encima de él, vemos una gran esfera de luz dorada, más luminosa que muchos soles y, sobre ella, vemos a nuestro Padre Eterno en Su aspecto de Sabiduría y de Discernimiento, de Bondad, de Amor y de Misericordia.
Vamos a ver alrededor de nuestro Padre a diferentes consciencias angélicas aladas que se postran ante nuestro Padre y levemente inclinando nuestras cabezas, vamos a saludar a nuestro Padre, el Creador, Abba.
Jesús nos ha llevado hacia Él para que lo escuchemos, para que escuchemos la Voz de nuestro Padre, así como la Voz de nuestro Padre le ha hablado a Su amado Hijo, muchas veces.
En ese recogimiento y adoración ante esa Fuente Primordial y ante ese Universo Espiritual, de los que Cristo nos invita a comulgar plenamente, vamos a realizar, a Su pedido, un acto de perdón y de reconciliación.
Y ante esa Fuente Primordial, vamos a depositar nuestros sentimientos, nuestros pensamientos, nuestros errores, nuestras equivocaciones, nuestros desvíos, para servirnos del Padre a través de Cristo, de la Fuente de Su Misericordia.
Pongamos nuestras manos en señal de recepción, apoyándolas sobre nuestras piernas. Vamos a dejar nuestro cuerpo físico distendido para que la Energía espiritual del Creador ingrese en nuestra consciencia, a través de nuestra cabeza, y hacia todo nuestro cuerpo, llegando al centro de nuestro corazón.
En este momento, ante la Presencia de Nuestro Señor Jesucristo, de los ángeles y de los Árcangeles y de nuestro Padre Celestial, vamos a emitir este acto de perdón y de reconciliación, liberando nuestros corazones de cualquier amargura, de cualquier perturbación o de cualquier aflicción que nos amarre, que nos limite en nuestro caminar espiritual.
En el silencio de nuestro corazón y de nuestra consciencia, vamos a entregar en las Manos de Cristo nuestras miserias y vamos a recibir de Cristo lo que Él retirará de la Fuente para entregarnos en un profundo vacío, sin intención ni expectativa, en una profunda nada.
Vamos a entregarnos a los Pies del Padre Celestial, vamos a ver Su Mirada bondadosa y misericordiosa, vamos a ver cómo Él nos tiende Sus Brazos y Sus Manos como un Padre que abraza a Su pequeño hijo, y vamos a sentirnos en paz, en comunión con la vida universal.
Padre Creador:
Escuchen hijos la Voz de vuestro Padre. Escucha humanidad la Voz de vuestro Padre Creador.
Enderecen sus caminos. Coloquen sus corazones en las Manos de vuestro Señor porque la inocencia en el mundo se está perdiendo y la oscuridad está avanzando, alejando a todas Mis criaturas de la Fuente de Mi Amor.
Reciban de Mi Reino Celestial la cura para sus consciencias, la Luz para su renovación, el Amor para su ascención, la redención para su liberación.
Ingresen en Mi Iglesia celestial y díganle a todos sus hermanos que ha llegado la hora de retornar al Padre, de testimoniar lo que han aprendido en este planeta.
Una síntesis hoy se realiza en sus vidas y un nuevo ciclo espiritual comienza en sus pequeñas consciencias.
Hijos de esta Creación dejen que su amoroso Padre deposite Sus Dones en sus corazones y, finalmente, en el nombre del Amor sean otros, en este planeta que tanto sufre, que tanto agoniza y que padece la persecución de esta raza y la destrucción de todo lo que he creado a imagen y semejanza de Mi Consciencia.
Sientan el dolor de la Madre Tierra y el pedido de Su Misericordia. Sientan el dolor de los Reinos y su pedido de redención. Sientan a la naturaleza, que pide por paz. Sientan a la consciencia de este planeta, el Gran Cristal del centro de la Tierra que, en su silencio, pide por piedad.
Ustedes son parte de este mundo y de este Universo Creador. Ustedes son parte de una Vida que no les pertenece. Ustedes son parte de un origen, de un principio y de un fin, pensado por Mi Corazón paternal.
En este profundo vacío, que hoy los invito a vivir, en los Brazos de vuestro Padre Eterno y en una profunda entrega, de amor y de unidad, les pido, hijos, que ayuden a Mi Plan universal, a todos Mis ángeles, a todos los Arcángeles, a Mi amado Hijo y a Mi bienaventurada Madre.
Reciban de la Fuente, la Santísima Trinidad y comulguen, en Mi Iglesia Celestial, de estos Principios. Que sus células despierten a lo nuevo, que sus sentimientos se eleven y que sus miedos se disuelvan, porque ha llegado la hora del Gran Juicio del Amor, en donde vendré a pedirles, hijos, todo lo que Yo les he dado, desde Mi universo inmaterial.
Delante de Mi Fuente, y del Universo de Mi Amor, encuentren en él la Divina Pureza. Crean que es posible poder recuperarla, porque si Yo Soy vuestro Padre que está en los Cielos, nunca habrá nada imposible para Sus hijos, cuando sea Mi Divina Voluntad.
Hoy reciban en sus mundos internos, una pequeña chispa de la Fuente de la Pureza Original y háganla crecer en vosotros, así como crece una flor para alabar a la Creación.
Ahora, lleven sus manos sobre su pecho y vean cómo una flor de luz se abre en sus mundos internos, y la reconciliación se establece entre el universo espiritual y el universo material.
Ya no hay mal que se oponga a esto, porque si Mi Voluntad, hijos, es que Yo esté en ustedes, también es Mi Voluntad que ustedes estén en Mí, así como lo está Mi Hijo y Yo estoy en Él, en perfecta unidad.
Con este ejercicio del más puro Amor de vuestro Creador, disipo algunas tinieblas de la Tierra y traigo la Gracia, en esta tarde, del despertar de nuevas consciencias.
Hijos, sean Mis Columnas, para que Yo pueda erguir Mi Templo sobre ustedes y guardar dentro de él a todos los que sufren.
Los dejo con Mi Hijo, porque en Mi Hijo está la Vida, como parte de Mi divina Emanación y de Mi sublime Consciencia en todos los universos de la Creación.
Hoy se cumple en este lugar, una Ley cósmica. Hoy, una Gracia inexplicable se manifiesta para un gran número de consciencias. Esto es obra del Amor que siento por Mis hijos; más por aquellos que se alejaron de Mí y están perdidos.
Sean el espejo de Dios en el mundo y Mi Luz podrá refractarse en la humanidad. Crean que es posible, porque así no se reconocerán.
Cristo Jesús:
Si Mi Padre no Me hubiera enviado al mundo, nunca hubiera aprendido a amar, porque a través de Mis enemigos está la vivencia del amor y la expresión de Mi Divina Misericordia.
Hoy los he traído aquí, hacia la Fuente y ante Mi Padre Celestial, para que lo escuchen, lo vivan y lo sientan, así como Yo lo siento en cada segundo de la vida y en cada respiración.
Que el mundo vuelva sus ojos al universo, para que recupere su filiación con Dios. Que el mundo no ofenda más a Dios, porque el Padre se siente muy ofendido por tanta indiferencia, por tanta maldad, por tanta crueldad.
Sean portadores de la Misericordia de Dios y alcanzarán el Reino de los Cielos, así como hoy han vivido por un momento el Reino de los Cielos.
Dios se ha pronunciado, después de Su Silencio. Dichosos sean los que abrieron sus oídos sin poder ver, porque serán dignos del Reino de los Cielos.
Quisiera que el mundo viviera los universos sublimes, pero sé que Mi enemigo se ha encargado de apartar a la humanidad de su verdadera consciencia.
Hoy, después de que han aprendido cómo conectarse con Dios, imiten Mi ejemplo y háganlo por sus hermanos, por todos los que están dormidos.
Vengo a cerrar este encuentro a través de esta unión con el Creador. Vengo a oficiar estos Sacramentos como una dádiva más para las almas. Les pido que no pierdan estos tesoros internos. Que nada ni nadie se los quite, porque pertenecen al Creador, para la vivencia de las almas.
Ahora, Mis ángeles transustanciarán los elementos y las sustancias, para que estos sirvan de cura, de júbilo y de gozo a las almas simples. Amén.
Fray Elías del Sagrado Corazón:
Podemos ponernos de pie, a pedido de Nuestro Señor, para la consagración de los elementos.
Cristo Jesús:
Ahora, reciban de Mi Corazón la bendición del Amor, la gratitud eterna por este encuentro. Y como esto es parte de un júbilo de Dios y de la obra de Su Gracia, quiero que hoy las naciones del mundo, más allá del Brasil y el Cono Sur, reciban de sus corazones el Rayo de la esperanza, aquel que abre las puertas para la cura de la humanidad.
Me elevo al Cielo, escuchando “Color Esperanza”. Que sus voces canten por el mundo, para que los corazones se curen de su dolencia espiritual.
Que así sea.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Fray Elías del Sagrado Corazón:
¡Gracias Señor por cuánto nos das!
En este encuentro Te honramos, Señor.
Contemplen Mi Gloria. Cuando Yo estoy presente todo es perfecto y nada hiere.
Hoy, les ofrezco nuevamente la cruz del mundo para que la carguen Conmigo en esta Sagrada Semana que se aproxima; porque después de tantas Gracias todo ya es diferente y nada puede ser igual.
Hoy, están aquí por Mi Misericordia, que es la Misericordia de Dios; la que los ha reunido a través de Mí y alrededor de Mí, para honrarme.
Hoy, estoy con ustedes y estoy con el mundo, con las necesidades de cada corazón y de cada alma, sin dejar de atender las peticiones de Mi Padre, para que se haga Su Voluntad.
Hoy, les muestro las llagas de Mis Manos para que las veneren durante toda esta próxima semana, donde daré señales precisas para estos tiempos finales, para que las almas continúen en Mi camino y en ascensión a Mi Sagrado Corazón.
Yo sé que es difícil vivir el caos del mundo, el caos de las almas y de las consciencias que se resisten purificar. Pero no puedo hacer más nada.
Sus corazones y el corazón de sus hermanos debe estar abierto para que Yo pueda obrar y así ayudarlos hasta el final. Porque es la Voluntad de Mi Padre que vivan en Mi Gracia y es el sentimiento de Mi Corazón que se regocijen en Mí todos los días de la vida, para que así conozcan Mi Voluntad, que es invisible ante sus ojos y perceptible para la intuición de los puros.
Yo necesito alcanzar en ustedes la santa humildad, la pacificación, la entrega y la mansedumbre. Pero sé que todo es por grados. Deben alcanzarlo a través del esfuerzo y de la dedicación que viven por Mí Corazón y por la Voluntad de Mi Padre que está en el Universo y que siempre los contempla con mucha compasión. Porque si de Él no brotara la compasión por ustedes y por las almas del mundo, ya no habría humanidad.
La tónica de estos tiempos es la intercesión de los Sagrados Corazones, de María, de San José y de Mi Corazón, de lo contrario nada sería posible, compañeros.
No vengo aquí para traerles decepciones sino la verdad; verdad que deben amar todos los días para poder alcanzarla y para que sus corazones sean cristalinos al igual que el Mío, sin soberbia, sin negación, sin indiferencia.
Deben persistir como Yo persistí por ustedes en la Cruz.
Deben madurar en el amor, como Yo entregué el Amor de Dios por ustedes en cada etapa de la Pasión, así como Mi Madre entregó el Amor por cada uno de Sus hijos que negaban y rechazaban al Rey del Universo.
Necesito que en esta Sagrada Semana, sus corazones vivan en humildad Mi Pasión. Que sientan Mi Pasión como la gran victoria y como la gran promesa para aquellos que aún no han despertado y que se separan de Dios día a día.
Necesito, compañeros, que a través de esta Sagrada Semana vivan Mi Pasión, para que sus almas confirmen que Yo estoy aquí presente todavía acompañándolos, así como también Yo acompaño a aquellos que más necesitan en esta hora aguda del mundo.
Necesito, compañeros, que en esta Sagrada Semana no solo vean Mi sacrificio, sino la victoria del Arcángel Miguel a través de Mi Corazón y de Mi Consciencia, que en el momento más culminante dejó Mi Ser para que Yo Me cristificara, así como en estos tiempos Yo los invito a vivir la cristificación del corazón a través de la entrega y de la oración perpetua.
Si no hubieran almas como ustedes en el mundo, así como hay otras almas que aman Mi Corazón insondable y misericordioso, Yo ya no estaría aquí y eso no sería una negación porque no tendría dónde derramar Mi Gracia y Mi Misericordia sobre aquellos que la claman de verdad por sus hermanos y por toda la humanidad, como por los Reinos menores creados por Dios, vuestro Señor, vuestro Padre Eterno.
Así Yo necesito, compañeros, que en esta Sagrada Semana, multipliquen Mi Misericordia por todos los lugares donde vayan y que ella se multiplique aún más cuando se retiren de aquí, de este Centro sagrado, después de haber recibido Mi impulso espiritual de amor y de compasión.
No necesito que se martiricen con Mi Pasión. Hubieron mujeres santas en el pasado que vivieron eso por Mí a través de los tiempos y sobre todo al lado de Mi Cruz, junto a María, Mi Madre.
Yo los invito, compañeros, en esa Sagrada Semana a ser santas consciencias que veneran Mi Sagrado Corazón a través de la Pasión y de la cruz y de cada paso que Yo di por ustedes desde la última Cena hasta Mi resurrección.
En esos pasos que hoy Yo les encomiendo meditar día a día, encontrarán la fortaleza para estos tiempos, la fuerza interior para superar sus problemas, la disipación de todas las dudas y de la falta de confianza al Corazón del Creador.
Necesito, compañeros, que revivan Mi Pasión por aquellos que no lo hacen y sobre todo por aquellos que nunca lo hicieron y que menos Me conocen en las diferentes partes del mundo, por vivir su propia idolatría.
Eso pesa para Mi Corazón, porque Yo vengo con Mi Gracia para todas las almas, para todos los que a pesar de todo continúan en Mi camino, como es en el día de hoy ante Mi presencia.
Así verán, compañeros, cómo es la Misericordia de Mi Corazón, cómo es el sustento y el apoyo que Yo puedo dar para sus espíritus cuando confían en Mí y lo decretan.
Yo no solo les traigo la revelación de Mi Gracia sino también la presencia de Mi Gloria celestial alcanzada después de Mi ascensión al Universo, a las moradas de Dios.
Necesito que se purifiquen en Mi confianza y que acepten la tarea que Yo, con tanto Amor, les he encomendado para estos tiempos desde el principio de sus nacimientos.
Así como Mi Corazón infinito agradeció el apoyo de Mi Santa Madre durante la Pasión y desde el principio de Mi vida en este mundo por cada uno de ustedes, así espero, compañeros, que ustedes agradezcan a sus madres por su existencia y presencia en este momento tan especial Conmigo. ¿Qué sería de ustedes sin sus madres?
Aunque sus madres no parezcan lo que ustedes desean, ellas son el modelo perfecto de la transformación para sus corazones y vidas. No podrán seguir caminando en Mi sendero sin antes recordar a sus madres por todo lo que han dado, aunque hayan sido errores, pruebas o conflictos.
Dios, a través de sus madres, quería quebrar sus corazones endurecidos para que sintieran el verdadero amor que nace de la maternidad de todas las santas mujeres que conciben ante la Creación y dan a luz, como Mi Madre dio a luz por cada uno de ustedes.
Necesito que amen la fuerza maternal y que no la rechacen, porque en la fuerza maternal se encuentra la salida a las posibles dificultades del camino.
Entre Mi Pasión para esta Sagrada Semana y el espíritu de la maternidad, encontrarán dos grandes puertas para alcanzar también el perdón y la reconciliación entre sus seres queridos.
No necesito, compañeros, que juzguen sino que amen lo que Dios les entregó a través de sus madres y también de sus madres espirituales que Yo he colocado en el camino, para trabajar el sendero de perfección y de santidad en ustedes.
Descubran en el misterio de Mi Pasión y de la maternidad el camino para la conversión y para dar los pasos en la simplicidad del espíritu y del alma que se dona al Padre celestial, abriendo su corazón y comprendiendo todas las cosas que llegan a la escuela del aprendizaje.
Les dejo en esta noche, compañeros, el símbolo de las llagas de Mis Manos, de las Manos que se donaron por ustedes, de las Manos que curaron, que sanaron, que multiplicaron los panes y los peces, de las Manos que derramaron gracias y prodigios, que resucitaron a los muertos, de las Manos que hicieron levantar a los paralíticos, que curaron a los ciegos y que redimieron a los corazones endurecidos por su propia voluntad.
Estas son Mis Manos, las Manos de Dios a través de Su Hijo amado, que nuevamente para esta Sagrada Semana se donan a ustedes y al mundo para santificarlo por la efusión del Espíritu.
Que sus manos imiten Mis manos. Que sus seres se donen en confianza y sin resistencia, porque Yo conozco, compañeros, la pasión de cada corazón, la pasión interior, los miedos y las incertidumbres.
Espero que en cada uno ustedes y de sus hermanos, Yo pueda hacer brotar lo que vengo a buscar hace tanto tiempo y después de tantas veces y de tantos intentos.
Ahora, compañeros, que saben todas estas cosas, anímense a dar el paso y a no retroceder, porque Mis pies caminan descalzos frente a los suyos, marcándoles el camino hacia la paz y la transformación.
Un pedido más para los que escuchan Mi voz. Quisiera verlos arreglados y limpios todos los días para recibirme. Así como Yo mandé a bañar a los pozos de Betsaida, de Samaria a los enfermos para que se purificaran, Yo los invito a prepararse todos los días para el encuentro Conmigo a las tres de la tarde, en armonía y orden, interior y exterior. No necesito que se embellezcan por Mí, sino que comprendan y sientan la importancia de la ceremonia en cada detalle, porque eso forma parte a la Ley de la Jerarquía.
Y ahora, compañeros, en esta víspera de preparación que sus corazones ya pulsen y sientan la Sagrada Semana latiendo en su interior como una llama viva que se moldea y se prepara para recibirme en confianza.
Y la síntesis de toda esta Sagrada Semana que viviremos por una humanidad enferma, separada e indiferente; por aquellos que no pueden vivir esto Conmigo y que aún no lo conocen, les recuerdo el misterio infinito del sacramento de la Comunión, del pan hecho carne de Cristo y de la Sangre preciosa del Maestro como fuentes de salvación y conversión para las almas que comulgan en la fe con la divinidad de Mi Espíritu ante el Padre Universal.
En gloria a Dios por esta gracia concedida para realizar la Sagrada Semana aquí, y en espera de todo el Cielo, que su colaboración sea eficiente para los próximos encuentros en esta orden material de la obra de la Jerarquía.
Espero que Mis Gracias no caigan en vano, sino que sean la multiplicación permanente del servicio y de la donación por esta obra redentora y corredentora junto a Mi Madre y San José.
Espero que sus corazones, compañeros, despierten a la importancia de la colaboración en este proyecto de los Mensajeros Divinos en este plano material. Eso definirá después de esta Sagrada Semana la continuidad de ese proyecto sagrado de conversión y de paz para el mundo.
Que cada uno cumpla con su parte para que así se manifieste la Voluntad de Dios.
Mi último pedido, compañeros: recen por los corazones que se cerraron. Deseo ver en estas cuentas la persistencia de los consagrados. Que cada cuenta que oren represente la oportunidad y la gracia para una nueva alma que debe ser rescatada por la trinidad de los sagrados corazones.
En este sacramento, compañeros, Yo les dejo el modelo para su conversión, para que sean pacificadores, mansos de corazón y humildes de espíritu.
Yo les agradezco, compañeros, por compartir este momento Conmigo en nombre de la Luz y de la Redención.
Y así a los presentes Yo los bendigo preparándolos para vivir este sagrado momento Conmigo, en esta Sagrada Semana que se aproxima, donde los Cielos estarán abiertos durante siete días sobre este lugar para que las almas se eleven en espíritu a través de Mi Corazón a la Casa del Padre Celestial.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Fray Elías del Sagrado Corazón:
Vamos a cantar, a pedido de Cristo, “Pacificadores de Cristo Redentor”.
Después de que escuchen Mis Palabras, comprenderán Mis peticiones y la importancia de que ellas sean cumplidas, con la ayuda de todos los orantes del mundo. Así agradarán a Mi Corazón misericordioso y nuevamente, en el nombre del Amor, Yo los podré bendecir, como siempre los bendigo desde Mi Reino.
Si ustedes no acompañaran Mis Pasos en este tiempo, no podría decirles qué sería de toda la humanidad. Por eso, los sacrificios serán mayores para todas las almas. Vivirán cosas extremas y nunca antes vistas. Pero nunca les faltará Mi protección y Mi Amor, Mi Gracia, Mi Misericordia, Mi cura y Mi perdón, atributos que los fortalecerán para alcanzar la meta propuesta por Mi Padre de que lleguen, así como Yo llegué a los pies de la cruz, cargando con sus cruces que serán aliviadas por Mi Espíritu para que puedan ascender al Reino de Mi Padre, después de haber concretado su misión en esta vida.
Ese es el mayor tesoro que Yo les puedo legar. Dichosos de aquellos que creen en Mi Mensaje, porque nunca les faltará Mi Confianza.
Yo bendigo, para ustedes, estos elementos que han colocado a los pies de Mi altar de Luz y que representan, para toda la vida, la esencia de Mi Cuerpo y de Mi Sangre, el Amor perfecto, derramado para todas las criaturas, por la intercesión de vuestro Rey.
Yo les agradezco por escucharme y acompañarme con la esencia de la fe.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Fray Elías del Sagrado Corazón:
Hermanos, queremos compartir con ustedes un pequeño relato sobre la aparición de hoy, antes de compartir el mensaje que Cristo nos pasó en este momento.
Cuando estábamos orando la Coronilla de la Divina Misericordia, vimos ingresando al Maestro en la floresta más profunda de la Amazonia.
En el momento en que nosotros lo vimos, le preguntamos: ¿a dónde estaba yendo?, y ¿qué estaba haciendo?
Él estaba ingresando en comunidades indígenas bien distantes de toda la humanidad, aquellas comunidades que quedan bien guardadas y escondidas dentro de la Amazonia.
Y nos preguntamos: ¿qué era lo que el Maestro estaba haciendo con esas comunidades indígenas?
Hasta que fue el momento en que Él llegó aquí y comenzó a relatarnos lo que estaba haciendo en este segundo día de trabajo de oración; porque Él dice que Su tarea comenzó ayer, el día cuatro, cuando Su Consciencia Divina comenzó a trabajar con toda la Amazonia.
Vamos a compartir con ustedes el Mensaje de Cristo.
En este segundo día de trabajo por la paz, Mi Corazón luminoso ya ingresó en las florestas más profundas de la Amazonia para visitar a los pueblos más antiguos y distantes.
Ingresé para bendecir, en el nombre del Espíritu de Mi Padre, a toda la consciencia indígena, así como una vez bendije a los prisioneros de la Siberia, que Me encontraron y creyeron en la ciencia de Mis prodigios.
Los pueblos originarios del Brasil, Me conocen también con otra faz diferente a la que la humanidad cree, pues el Hijo de Dios puede, en Su Gloria, mostrar Sus aspectos más misteriosos y profundos a la humanidad.
El grupo de prisioneros de la Siberia conoció el poder de Mis Rayos inmateriales. Y así, a través de la instrucción se curaron y se sublimaron todas sus consciencias, en medio de la austeridad, del hambre y de la profunda soledad de las cavernas frías.
La consciencia indígena Me conoció como el Gran Sol, como el Hijo bendito y sagrado, que trae los Rayos de la Nueva Humanidad, que trae el soplo del Espíritu Divino para la nueva era.
Estos pueblos sagrados de la Amazonia son muy semejantes a los prisioneros de la Siberia, todos ellos fueron regidos por el mismo Amor y por la misma ciencia.
Ahora que la humanidad enfrenta los acontecimientos más difíciles de toda la historia de la Tierra, o sea el Apocalipsis, Mi Corazón de Hermano Sol desciende en este segundo día para traer la recuperación espiritual y la esperanza para todos ellos.
La Amazonia guarda uno de los tesoros naturales más apreciados por el planeta. Ella no solo es el pulmón del mundo, también es la vida natural y sagrada del planeta. La Amazonia guarda en sí a los pueblos sagrados, los llamados guardianes de la Creación, los que fueron encomendados para cuidar y proteger a los Reinos de la Naturaleza.
Pero Mi Divina Misericordia viene para recuperar los valores espirituales que fueron diezmados por el hombre blanco, cuando él conquistó América y desterró las Leyes Sagradas que los pueblos habían alcanzado. Por eso, la consciencia indígena de toda la Amazonia existe, en esta actual humanidad, para enseñar sobre el amor perfecto y humilde por toda la Creación.
Así, vuestro Maestro ingresó floresta adentro, para demostrarles que en toda la Creación existen principios que nunca deben desaparecer de la consciencia humana y que permitirán hacer evolucionar a las almas.
A través de vuestras oraciones, Mi Misericordia solo está consiguiendo ayudar a las tres cuartas partes de la Amazonia. Los invito, compañeros, a que llamen a más orantes para esta misión, porque en verdad les digo que después no se repetirá nunca más.
Animados por Mi Espíritu de Hermano y Pastor, continúen obrando amorosamente y en sacrificio en el nombre de la paz. Por el esfuerzo de todos, el planeta no se perderá.
Agradezco por acompañarme, fielmente, en esta misión por la Amazonia.
Quien los ama y los absuelve,
Cristo Jesús Glorificado
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más