APARICIÓN DE LA VIRGEN MARÍA, EN EL CENTRO MARIANO DE AURORA, PAYSANDÚ, URUGUAY, A LOS VIDENTES FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS Y HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús transmite las Palabras de la Virgen María:

Yo soy la Emperatriz de la Paz y, donde Yo estoy presente, instituyo el Reino de Dios para Mis hijos y la humanidad.

Yo soy la Emperatriz de la Paz y, donde estoy presente, todo lo que está a Mi alrededor pertenece a Dios y a Su Propósito.

Yo soy la Emperatriz de la Paz y no dejo a nadie atrás. Cuido, protejo y acojo a todos Mis hijos en Mi Corazón maternal.

Yo soy la Emperatriz de la Paz y busco para Mis hijos el bien común, la unidad, la hermandad con todo el universo, con lo que es desconocido, con lo que está lejos de su conocimiento y de su entendimiento.

Yo soy la Emperatriz de la Paz que hoy viene por las naciones del mundo, por aquellas naciones que se pierden y que se sumergen en su propio y profundo caos.

Vengo con el Gobierno del Universo Celestial y con todo lo que a Él le pertenece, con todo lo que vibra dentro de ese Universo y con todas las consciencias que participan de ese Gobierno Celestial en todo lo que es creado.

Es así, que vengo a traerles lo que es más infinito, lo que está muy lejos de los ojos de los hombres, lo que nadie aún ha comprendido, lo que es verdadero, lo que se perpetúa a través de los tiempos, lo que hace posible la redención.

Yo soy la Emperatriz de la Paz y la Nueva Aurora, soy el Espíritu Divino que puede amanecer en el alma de cada ser, que puede transformar lo que no es transformable, que puede elevar lo que aún no se ha elevado a Dios, que puede transfigurar con Su Energía Divina lo que aún no se ha transfigurado.

Vengo hacia Mis hijos para que sean portadores de la paz y caminen junto a su Emperatriz Universal, que en este tiempo llega a este mundo y a esta humanidad para poder renovarlos, redimirlos y salvarlos de su decadencia planetaria.

En cada encuentro con la Emperatriz de la Paz, Yo les traigo una nueva oportunidad, a la que ustedes llaman bendición y Gracia, que nace de lo profundo de Mi Ser y de Mi Consciencia para todas las criaturas.

De esa forma, hoy vengo con el Cetro de Dios en Mi mano para seguir estableciendo aquí, en este lugar, lo que le pertenece al Padre y a Su Divina Voluntad.

Vengo a liberar a todo lo que está oprimido. Vengo a entregar Luz a todo lo que está oscuro y en tinieblas. Vengo a reencender en los corazones lo que siempre han creído desde el principio, cuando fueron tocados por la mano de Dios y por Su Divina Energía, cuando despertaron a la Verdad.

Yo vengo a ayudarlos, queridos hijos, como la Emperatriz de la Paz, para que atraviesen los tiempos finales con valentía, coraje y fortaleza.

Vengo a entregar a sus corazones lo que necesitan para poder madurar espiritualmente y para dar, así, los pasos seguros hacia Mi Hijo, el Redentor.

Vengo con el Gobierno Celestial que siempre ha regido a todos los mundos y a todos los universos. Vengo por encima de todos los gobiernos que existen en esta humanidad y en otras.

Vengo así, a establecer las Leyes que dieron principio a la Creación y a la vida, a la gestación de la esencia del Amor, de lo puro y de lo inmaculado que existe en cada interno de cada criatura.

Con Mi Gobierno Celestial y con todos Mis ángeles, vengo a purificar las esencias del mundo para que ya no se oscurezcan más.

Vengo a colocar en ellas y a sembrar lo que formará parte de esta Nueva Humanidad que se avecina, después de su purificación.

Yo soy esa Luz de Aurora que todo lo acepta, que todo lo acoge y lo comprende.

Soy la Emperatriz de la Paz, que siempre los escucha, que siempre los alienta, que siempre los motiva y los impulsa a seguir adelante, para superarse a sí mismos y para demostrarle al mundo que es posible vivir la redención y la conversión, como lo vivió San José.

Vengo a traerles desde el universo todo lo que es verdadero, lo que debe descender desde los mundos sublimes y superiores en estos tiempos de caos, lo que debe llegar a las almas, de inmediato, para que ellas se fortalezcan y sigan firmes los Pasos que Cristo está marcando en los desiertos de este mundo.

Vengo a enseñarles, como Emperatriz de la Paz, a atravesar la aridez de estos tiempos; la noche más oscura de todos los tiempos, de todos los siglos y de todas las décadas que han pasado.

Solo deben vislumbrar su esencia interior, su llama divina, su pureza original que nunca se perderá, que nunca podrá ser interferida ni tocada por nada que no venga de la Luz.

Vengo a encender así, en ustedes, la Nueva Aurora, a través de Mi Consciencia maternal y universal.

Vengo a hacer florecer lo que estaba seco. Vengo a dar vida a lo que estaba muerto. Vengo a traer una Gracia especial a los que más la necesitan, para que se sientan salvos y rescatados por su Madre Universal.

 

 Hermana Lucía de Jesús transmite las Palabras de la Virgen María:

Vengo, hijos Míos, a un mundo en oscuridad, donde la mayoría de Mis hijos aún no descubrió la grandeza que es estar en Mi Corazón y servir Conmigo al Plan de Dios.

Vengo a demostrarle al mundo que, en medio de las tinieblas, es posible construir una fortaleza inquebrantable; que cuando las almas teman, en los cuatro puntos de este mundo existirán lugares en donde el Amor reina y equilibra el miedo y la desesperanza de los corazones.

Vengo a erguir nuevamente la fortaleza espiritual de Mis hijos, para que comprendan que no los abandoné, sino que quiero que sean ejemplos de una fortaleza inextinguible en un mundo donde las tinieblas buscan apoderarse de las almas y de los corazones, día tras día. 

Vengo a decirles que, donde Dios colocó Su Corazón, el mal no podrá llegar. En un suelo sagrado y consagrado a la vida del espíritu triunfará el Plan del Creador, y allí instituiré las Islas de Salvación. Y, cuando las almas se ahoguen en la ignorancia y en la ilusión de este mundo, serán esos lugares humildes, que crecieron desapercibidos en el planeta, en donde ellas encontrarán refugio, amparo; en donde encontrarán el aire que respirarán y las volverá a la vida, porque estaban muertas en vida y no lo percibían.

Yo vengo, hijos, a construir los milagros del fin de los tiempos, que serán la fe inquebrantable en el corazón de Mis pequeñitos. Mis fortalezas estarán en el mundo, como un brazo firme que eleva a las almas que cayeron en los abismos del desaliento y de la desesperanza.

Esas fortalezas que Yo construyo en cada uno de ustedes que escucha Mi llamado y que, a pesar de sí mismos, busca responder a los Designios Celestiales que Yo les traigo, como un patrón de vida nuevo, para construir la Nueva Humanidad.

Yo vengo portando la Paz para un mundo en guerras para que, a través de Mis hijos, Mis soldados y Mis compañeros, esta Paz se instituya en el mundo.

Yo vengo a invitarlos a trascender, en sí mismos, los impulsos humanos que emergen de su interior, para vivir un Propósito Superior y una consagración mayor.

No solo vengo a anunciar que el mundo está en tinieblas y que los corazones se están perdiendo en los abismos del enemigo de Deus. Vengo, hijos, a erguir dentro de ustedes la Iglesia Celestial para restaurar las religiones de este mundo y unirlos en la verdadera Iglesia de Mi Hijo; en donde no reina la competición y la separatividad, sino el amor, la fraternidad y la unidad entre las criaturas.

No vengo a decirles algo que es utópico, que es un sueño en el corazón de los que aman a Dios. Vengo a construir una realidad en los que perseverarán, en los que vencerán a sus miserias y a su condición humana retrógrada y degenerada, con el esfuerzo diario por amar a Dios, a sus hermanos y a los Reinos de la Naturaleza. 

Vengo, hijos, a mostrarles un Plan que se debe diseñarse a través de sus vidas. Vengo a hacerles una oferta y no solo a aceptar las ofertas de sus corazones. 

Coloco en Mis manos todos sus pedidos y los transformo en rosas para llevarlas a los Pies de Dios; pero también les pido algo; les pido que sean firmes, verdaderos y transparentes; les pido que sean humildes para vencer la arrogancia de este mundo; y les pido que sean simples y libres de sí mismos, para establecer la verdadera libertad, que en nada se asemeja a lo que el hombre busca para liberarse. 

Vengo a pedirles que se unan como un único ejército, como Yo los veo cuando los contemplo desde el Cielo.

Vengo a pedir que se fortalezcan y así fortalezcan las Islas de Salvación que Yo estoy construyendo para que, en un futuro próximo, también ustedes encuentren allí el amparo y el rescate de sus almas y esencias.

Vengo a pedirles, hijos Míos, que escuchen y sigan a la Voz del Universo que resuena a través del Verbo de su Madre Celestial, porque los últimos tiempos de ilusión en la Tierra ya están llegando; y todos, todos los que se comprometieron con Dios desde el principio, deben tomar con sus manos el Sello que Dios les entregó y colocarlo en su frente, como un símbolo de su adhesión total a este Plan de Salvación.

 

Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús transmite las Palabras de la Virgen María:

Mi deseo más ardiente y urgente, como Emperatriz de la Paz, respondiendo en esta tarde a la Voluntad de Emmanuel, es que aquí, en este Centro Mariano, se construya la Cruz Azul.

Es un pedido que emito a todo Uruguay y al Cono Sur, a fin de que se establezca aquí un mayor tiempo de paz y de oportunidades para las almas más perdidas.

Si esto se llegara a cumplir, así como lo pido, regresaré aquí con un impulso mayor, aún más fuerte que el que di hace diez años atrás.

Recuerden, queridos hijos, que el ciclo ya cambió y que estamos en la última etapa de las grandes definiciones planetarias.

Que se cumpla, entonces, el advenimiento de la Cruz Azul de Emmanuel y que todo lo que no pertenezca a la Luz alrededor de este Reino de Aurora se disipe, a fin de que su pueblo y esta nación despierten de lo que se han equivocado.

Que nadie pierda la esperanza de revertir los casos más imposibles, porque si Yo estoy aquí, que soy su Madre, es posible cambiarlo todo a tiempo.

Que así sea.

Bendigo estos elementos en nombre de Mi Hijo, para que se sirvan de ellos, en renovación y en cura. 

Bendigo a sus almas para que ellas reciban paz, para que siempre recuerden que aquí encontrarán un refugio en el Corazón de Dios.

Que se levanten los estandartes de la Nueva Aurora. 

Que los soles despierten al llamado del universo y que los autoconvocados se congreguen para formar las primeras filas en el Retorno de Cristo.

Que la profecía de su Madre Universal se cumpla y que todos participen de la comunión eterna con el Creador.

Les agradezco y hoy Me voy en Paz porque aquí encuentro un lugar en donde siempre puedo posar Mis pies como fue en el principio, en el origen.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Apariciones extraordinarias
APARICIÓN EXTRAORDINARIA DE LA VIRGEN MARÍA, EN LA CIUDAD DE ÁVILA, ESPANHA, A LOS VIDENTES FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN E HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Coloca tu mirada en Mi Corazón para que encuentres el Universo de Mi Paz.

En este día Yo soy la Señora del Monte Carmelo, la que cuida de la vida religiosa y también de la evolución de las almas.

Por eso hoy he venido con el Reino de Mi Paz, para que tú te animes a ingresar a él y sentir, en confianza, tu verdadero origen.

Esta es la Casa del Padre, en donde todo se crea y se recrea.

Este es el plano y la dimensión en donde todo existe y nunca nada está separado; porque aquí, en este lugar, surge la Fuente Primordial desde donde todo este Universo que fue creado proviene, desde el momento en que el Padre emitió Su Pensamiento y Su Sentimiento de Amor para que todo existiera, así como también Sus criaturas, tan semejantes a Su Consciencia Divina.

Es de este Cielo Superior desde donde hoy provengo como Madre y Señora del Monte Carmelo, para fortalecer la espiritualidad de las almas.

Hoy Me muestro así, ante sus ojos internos y ante sus corazones, para que puedan ver que existe algo mayor y que para muchos es desconocido.

En este lugar también está Cristo, vuestro Señor, vuestro Maestro y Soberano.

Desde allí Él rige con las Leyes del Padre los Universos y los comanda, para que existan la fraternidad, el amor y la unidad.

En este Cielo no todos pueden entrar, pero existen otros Cielos que están abiertos para recibirlos.

Les muestro este Cielo del cual hoy provengo, porque es hacia donde llevaré a los que Me he aparecido a través de esta Obra, para que junto a Mí, y en el próximo mundo que no será material, Me sigan sirviendo y sigan respondiendo al llamado, que no solo es por la humanidad futura, por la próxima humanidad, por la próxima raza, sino por todo lo que vendrá después, para este Universo y más allá de él.

Cada una de las almas tiene un lugar en el Cielo que debe conquistar con su sacrificio, con su entrega, con su renuncia, y sobre todo, con la oración.

Si no existen estas bases en sus vidas, ¿cómo podrán ingresar hacia esos Cielos, donde su vida espiritual e infinita continuará junto a los ángeles bienaventurados, junto a los Sagrados Corazones, que desde ese lugar claman al Padre por una Gracia mayor para la humanidad?

Aunque para muchos parezca que en esta vida material muchas cosas no tienen sentido, o no tienen importancia de ser vividas o experimentadas como sacrificio y entrega, hoy les digo, queridos hijos, que todo eso tiene mucha importancia para Dios; porque es el testimonio y la forma de que paguen sus deudas del pasado, y que a través de la Divina Misericordia que surge de esa Fuente Primordial, pueden ingresar en el próximo mundo a los Universos que hoy les ofrezco con tanta misericordia, gracia y amor.

Hoy, todo lo que rodea Mi aura celestial es sublime e infinito, es cósmico y superior, porque en ese lugar se vive la igualdad, la justicia, la hermandad y el equilibrio.

Todo está en su lugar para que pueda despertar y evolucionar, así como Dios lo piensa y lo siente. Solo que el mundo y la humanidad está con su mirada hacia otras cosas, y el tiempo de la definición se aproxima, y dependerá de cada uno de Mis hijos que puedan dar ese gran paso hacia su misión espiritual y hacia su camino, que continuará en las estrellas.

Mientras tanto, vengo hacia ustedes a llamarlos, para que Me sigan en confianza y fe, porque de esa forma en los planos internos podré llamar a toda la humanidad, y sobre todo, a la que está más dormida y lejos de Dios, sin conocer el verdadero amor, la verdadera existencia, y el verdadero sentido de estar encarnados en este tiempo, y en este ciclo final.

Todas las pruebas que vivan los fortalecerán.

Todas las dificultades que experimenten los harán crecer, para que puedan encontrar el camino y el sentido de estar respondiendo a algo mayor y sublime.

Desde este lugar de donde hoy provengo, desde uno de los siete Cielos del Creador, vengo a llamarlos para que puedan ampliar la consciencia de su caridad y servicio para con los demás, porque es necesario ayudar a un mundo que sufre y que agoniza, día a día.

Vengo a enseñarles a generar, a través de los buenos ejemplos y no de las resistencias, los méritos necesarios para poder ingresar hacia los Universos que Dios tanto espera en el próximo mundo.

Adquieran prontamente un espíritu de caridad y de servicio para con los demás, y aprendan, en estos tiempos, a cuidar de la Obra de Dios en todos los detalles, porque cada cosa que hagan en este tiempo influenciará mucho en el Plan.

Ayuden a que el destino de este Plan se cumpla como está pensado.

Ayúdense a ustedes mismos para que pueda concretarse el Plan.

En este Universo del cual hoy provengo suceden muchas cosas que son desconocidas para la humanidad consciente.

Aquí se guardan proyectos, ideas y tesoros que emana el Creador directamente de Su Fuente, de forma permanente y continua.

De lo que les hablo son los designios que nacen de Su Corazón Eterno, para que en todas las manifestaciones de Su Creación se puedan cumplir, y las almas finalmente conozcan la esencia del Amor, que en este tiempo deben conquistar con esfuerzo y sacrificio.

Eso, al menos, por tan simple que parezca, hará de esta humanidad una humanidad redimible; generará una posibilidad para que nuevas Leyes del Universo puedan actuar en un mundo infernal e indiferente.

Pero a pesar de todo, queridos hijos, Mi Corazón es incansable, Mi paciencia es infinita y Mi propósito por ustedes es aún mayor, y trabajo por ello.

Quisiera que Mis palabras no pasaran, como han pasado otras palabras u otros mensajes.

Necesito que interioricen Mis mensajes y que puedan comprender, a través de sus corazones, todos los símbolos que Yo les revelo, porque de esa forma estarán conscientemente preparados para poder ver las señales que el Universo mostrará en poco tiempo.

Y a pesar de eso, el planeta no dejará de sufrir.

Necesito que Mis siervos y que los apóstoles de Cristo correspondan a cada necesidad que se presenta en estos tiempos, por más simple que parezca. Si no lo hacen, queridos hijos, no estarán creciendo interiormente sino que se estarán estacionando evolutivamente.

Y ustedes deben seguir creciendo para poder abrazar nuevos principios y nuevos propósitos que Dios les mostrará en los próximos años.

Sus vidas, ya no son sus vidas; sus caminos, ya no son sus caminos; sus decisiones, ya no son sus decisiones.

Aprendan a ser en Cristo, para que Él pueda estar en ustedes, y así, actuar. Y tengan consciencia, discernimiento y sabiduría para no equivocarse, ni errar.

Los invito a ser celadores de un Propósito desconocido.

Los invito a ser columnas de una Obra infinita, que no solo comienza y termina en una aparición, en un mensaje, o en una liberación de una región, de un país, de un pueblo, de un sufrimiento, o de una cultura.

Necesito que con las bases de instrucción que han recibido en los últimos treinta años y en los últimos tiempos, puedan actuar así como Dios lo necesita.

La exigencia será mayor, pero el consuelo será muy grande.

Mi Corazón Inmaculado será la fortaleza de los consecuentes, de los que dicen "sí", sin pensarlo tanto, y de los que responden espontáneamente, sin ninguna resistencia a vivir lo nuevo, lo renovador y lo transformador.

Quisiera que acogieran en sus corazones los Designios de Dios, así como Mi Corazón Inmaculado los acoge en esta hora, como la Sagrada Señora del Monte Carmelo, que vuelve a entregarles el símbolo del escapulario de la paz, para que las almas puedan tener sobre sus cuerpos la unión entre el Cielo y la Tierra, entre Dios y las almas, entre este Universo y el Paraíso.

Vengo así, hijos Míos, a prepararlos para un tiempo en el cual solo podré observarlos.

Vengo para que maduren rápidamente, que puedan sentir y comprender lo que vivirán en el futuro y que tengan como fortaleza para las pruebas que llegarán los misterios del Infinito, del Universo que los aguarda y los aguardará siempre, porque ellos son sustentados por la Fe y la Esperanza del mismo Dios, su Padre Creador.

Vengo a prepararlos para un tiempo en el cual Mi voz ya no resonará sobre el mundo, pero el eco de Mis palabras deberá estar dentro de ustedes.

Todo lo que les dije a lo largo de estos años y de los años que vendrán, debe quedar impreso en sus consciencias y reflejarse en sus vidas como acciones puras y simples, de corazones que están despiertos para cumplir el Plan de Dios.

Hoy los coloco delante de un portal que la humanidad desconoce, porque los corazones están mucho más dispuestos hacia las cosas del mundo, que para los Misterios de Dios.

Por eso vengo hasta aquí, para renovar la fe de la humanidad, para renovar su compromiso con el Plan Superior, para renovar la espiritualidad de este mundo, que está tan degenerado, por los pocos Principios Divinos que aún resuenan en los corazones.

Vengo, hijos, para renovar las religiones, para renovar las almas en una unidad con Dios, con Su Plan; para retirar de los templos y de las iglesias la voluntad humana, para que reine, finalmente, la Voluntad Divina, como debería ser desde el principio.

Vengo para ayudar a retirar del templo de sus corazones su propia voluntad, para que reencuentren el propósito que los hizo llegar a este mundo.

Y es con las cosas simples, hijos Míos, aunque puras y verdaderas, que conseguirán cumplir con lo que les pido y vivir lo que les digo.

Muchos quieren encontrar los Misterios Celestiales solo con el rebusque de la mente, pero se olvidan de la simplicidad del corazón, de construir este camino con los escalones de una oración verdadera, del servicio al prójimo, de la comprensión de las miserias de sus hermanos, para curar, en sí, lo que esperan ver curado en el otro.

Este Reino sublime que hoy tienen delante de sus ojos es solo uno de los muchos Reinos que están disponibles para que el corazón humano ingrese.

Pero ese corazón no puede estar impuro, debe curarse, para expresar aquel pensamiento perfecto que Dios emanó al crear Sus criaturas, Sus hijos, que deberían ser la esperanza para la evolución universal.

Este proyecto es un gran desafío para la Consciencia Divina; tanto como lo es para cada uno de ustedes. Pero acuérdense, hijos, que si la Esperanza de Dios aún está sobre la humanidad, y aún en silencio Sus Ojos continúan colocados sobre el mundo, aún está al alcance de cada uno de ustedes vivir esta pureza de la cual les hablo, y esta verdad que les presento.

Hoy vengo a preparar sus espíritus para una misión más amplia, más profunda, en la cual conduciré la consciencia humana a Universos desconocidos.

Pero para eso, hijos Míos, necesito que comprendan y que vivan, definitivamente, los primeros pasos de su consagración al Plan Divino.

Quiero llevarlos a Universos Superiores, a realidades mayores, para que la humanidad ya no esté ignorante de lo que es real.

Por eso preparo hoy sus corazones, por eso les revelo y les anuncio los símbolos que se manifestarán en el futuro, para disipar la incredulidad de los corazones y que puedan guiar a otros en el momento en que todo acontezca.

Confíen en Mis palabras y esfuércense para despertar la fe, la simplicidad y la humildad en sus espíritus.

Si tan solo oraran conmigo, la misma oración de sus corazones, unidos al Mío, los libertará del pasado que aún los oprime y les impide vivir lo que les hablo.

Hoy, hijos Míos, como Nuestra Señora del Carmelo, Nuestra Señora del Monte Carmelo, Señora y Madre de todos los espíritus consagrados, concedo una Gracia especial a todos Mis hijos religiosos de este mundo, para que puedan liberarse de los atavismos del pasado y que su consagración sea verdadera; para que todas las cofradías, monasterios, conventos, templos, de verdadera unión con Dios, se tornen esas columnas de luz que sustentarán el mundo, y que allí se viva la Verdad y no la mediocridad humana.

De esa forma, hijos, hoy les pido que se unan a Mí, en una oración verdadera, por la consagración de la humanidad; para que los corazones estén listos para que, en un futuro próximo, encuentren a Cristo, cara a Cara, sin culpas y sin miedo, por no haber ehcho lo que Él esperaba de Sus compañeros.

Prepárense y esfuércense, para que su Señor los encuentre cristalinos, perseverantes en su meta y dispuestos a despertar el amor que hace valer cada gota de Su Sangre derramada en la Cruz; que hace valer cada Sacrificio Suyo que se hizo eterno, a lo largo de los siglos, en el Universo y que hace valer Su Retorno a la Tierra para enfrentar el mal con la potencia de Su Amor y rescatar los corazones humanos.

Dejo para ustedes este mensaje como una preparación para lo que vendrá, en poco tiempo.

Todos los símbolos posibles son revelados, para que la humanidad tome consciencia y de el paso.

No sientan frustración por lo que no pueden hacer.

Sientan alegría y júbilo por lo que son llamados a vivir en estos tiempos, sabiendo que el beneficio de su sacrificio y entrega, de su renuncia y de su donación, es para los demás; para los que son desgraciados por no tener la Gracia de Dios, como ustedes así la tienen, y deben cuidar, preciosamente, a cada momento y sin abusar de ella, porque todo esto es parte de un misterio del cual ustedes participan, y que proviene de este Cielo Mayor que hoy les traje para que conocieran, en simplicidad y amor.

Que sus ojos se puedan abrir a lo que deben descubrir de ustedes mismos y seguir transformando, con valentía y sin miedos a enfrentarlo, porque la fuerza de Mi Divino Espíritu siempre los ayudará.

Siempre estoy fuera, frente a la puerta de su mundo interno para poder ingresar; solo les pido que la abran para que Mi Luz y Mi Maternidad todo lo pueda transformar.

Que el Señor escuche nuestras súplicas por una humanidad futura.

Que los Reinos de la Naturaleza puedan ser restaurados.

Que el planeta, como consciencia, alcance su evolución y que los mil años de paz finalmente desciendan, para que las almas vivan en el gozo de encontrar a Cristo, en su interior.

Que nadie pierda la oportunidad de vivir este misterio.

Que los no redimidos se puedan redimir pronto, y que los que ya se redimieron puedan avanzar, sin tener miedo de perder el control, el poder o su propia soberanía.

Que las riendas y las amarras del pasado sean liberadas.

Que los apóstoles que son autoconvocados puedan caminar libres hacia el portal del infinito, en donde los espera, en el otro lado, una nueva etapa, que será preparar el Retorno de Cristo.

Que sus labios nunca se cansen de orar.

Que sus mentes nunca se cansen de elevar.

Que sus sentimientos sean cada vez más puros y que permitan que la Luz Divina pueda ingresar, para que cada partícula, cada átomo y cada célula se transfiguren, en Cristo.

Les agradezco por responder a Mi convocatoria y desde las puertas del Castillo Interior en Ávila, los bendigo y les doy la Paz.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Apariciones extraordinarias
APARICIÓN EXTRAORDINARIA DE LA VIRGEN MARÍA, EN LA CIUDAD DE BARCELONA, ESPAÑA, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN

Cuando las almas en el mundo se pierden; Yo les hago reencontrar el camino hacia Dios, a través de Mi Amor, y así la redención se establece en los corazones que piden Mi auxilio y en los corazones que piden por sus hermanos, para que pueda establecerse Mi Plan de Paz en toda esta humanidad. 

Así, Yo le cierro la puerta a Mi adversario, quien corroe a las almas espiritualmente y las lleva a la perdición, a los obstáculos de la vida y principalmente a la ausencia del Amor.

He venido aquí, queridos hijos, para encontrarme con ustedes, bajo la unidad del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo; porque la Santísima Trinidad Me ha enviado, en este ciclo y en estos tiempos, a prepararlos para lo que vendrá.

Necesito que sus corazones establezcan Mi reinado en este mundo. Necesito que cumplan, Conmigo, el Plan de Paz que el Señor tanto espera.

El mundo aún está sordo y ciego, mas sus corazones están abiertos a Mi, y ustedes saben, queridos hijos, que eso es así y que Yo necesito sus corazones para cumplir Mis designios, no importa cómo sea ni cuán imperfectos son ante los ojos del universo.

No vengo a buscar aquí su indignación, su indiferencia u omisión. Vengo a buscar aquí, de ustedes, lo que en verdad existe en lo profundo de sus seres y que es Dios. Es ese Dios que deben estar viviendo en este tiempo, por todos aquellos que no lo viven.

Recuerden, queridos hijos, que cada vez que despierten, en cada nueva mañana, deben recordar a Dios, porque Dios es olvidado en este tiempo por los corazones que no lo han comprendido ni han aceptado Su Voluntad, que no es su voluntad inferior y humana.

Yo necesito establecer aquí, queridos hijos, un Reino que es imposible en estos tiempos, pero que es posible cuando sus corazones se abren para recibir Mi llamado, cada vez que Yo lo anunció al mundo.

He venido a Cataluña a traerles el misterio de Mi Amor, como ya se los traje una vez, cuando los encontré en esta misma ciudad para renovar sus votos ante el Padre Celestial. Quisiera, queridos hijos, que esos votos se fortalecieran en este tiempo, no solamente por ustedes, sino por sus hermanos que están en este camino y también por los que no lo están y que se han olvidado de Dios, del Padre del Amor y de la Unidad. 

Si el Amor y la Unidad viven entre ustedes y trabajan por ese Amor y esa Unidad, Mi Plan triunfará en esta humanidad, sin importar lo que suceda alrededor, porque Yo estaré entre ustedes para impulsarlos a caminar adelante y a seguir los Pasos de Cristo, que son los Pasos que, en este tiempo, se les ofrece dar a todos por la humanidad y el planeta.

Aún, queridos hijos, no conocen Mis dolores profundos por esta raza, por todas las almas. Aún no conocen lo que significa soportar la gravedad de estos tiempos y de una raza sumergida en su ignorancia y en su ceguera. Pero Yo, como Madre de la Bondad y de la Misericordia, abro las puertas a todos los que no lo merecen; porque la semilla crística está en ustedes y en sus hermanos, y esa semilla nunca desaparecerá y nadie la podrá borrar de su interior. Es esa semilla de la Unidad y del Amor que Yo vengo a regar, de tiempo en tiempo, con Mis oraciones, Mis palabras y Mis súplicas por ustedes ante el Padre Celestial.

Es esa semilla que nunca se podrá secar y nunca se podrá perder de la vista de todos. Es esa semilla crística que Mi adversario desconoce y le teme, porque cuando ella brota, florece y da sus frutos, es invencible.

Así, queridos hijos, hoy Yo vengo a hacerles reconocer su filiación con el Padre Celestial. Esa filiación que es única para cada uno de ustedes, que es preciosa y también misteriosa para muchos.

Considérense dignos hijos de Dios y la humanidad entera será digna hija de Dios, por los pasos que den en este tiempo hacia Mi Hijo, hacia Su Sagrado Corazón.

No les vengo a pedir, queridos hijos, lo que no Me pueden dar, sino lo que en verdad Me pueden donar desde sus corazones y vidas, en cada acto del día a día, en cada ejemplo de caridad y de bien con el semejante.

Así, queridos hijos, Yo los invito a compartir las miserias del mundo y a soportarlas Conmigo en la oración, el servicio y el sacrificio. Sé que muchos le temen al sacrificio porque piensan que sufrirán, pero Yo no les vengo a traer sufrimiento, sino la paz del Reino Celestial, vivida por los ángeles y arcángeles perpetuamente, en cada momento, en el Universo Divino y Espiritual.

Yo les abro las puertas hacia ese conocimiento sagrado que se llama Universo Celestial. 

Yo quiero que sean conscientes, queridos hijos, de esta tarea tan importante en la que ustedes deben unir el Cielo y la Tierra. Así, las puertas de los infiernos de la vida se cerrarán y los corazones perderán poco a poco su ignorancia, porque los velos caerán de sus consciencias, reconocerán que se olvidaron de Dios y se animarán a retornar al Camino de Mi Hijo, que es el Camino del perdón y del amor.

Sigan adelante, a pesar de lo que suceda, y recuerden que Yo los considero Mis columnas de Luz y Paz en este mundo infiel.

Hagan triunfar Mi Corazón en sus vidas y vívanlo plenamente, porque el tiempo ya llegó y es hora de batallar por este Plan de Paz en el mundo; que cada uno construye día a día con su actitud, su pensamiento, su sentimiento y su oración. Y así, unida a ustedes y a cada uno de sus espíritus, triunfará Mi Plan y Mi adversario perderá la guerra que tanto quiere batallar.

Ya es hora, queridos hijos, de que sean portadores de Mi Paz y que la trasmitan al mundo. Esa es Mi principal tarea en estos tiempos, con ustedes y con el mundo.

Ahora coloquen en Mi Corazón Misericordioso e Inmaculado, sus intenciones; Yo abro Mi Corazón de Luz para que depositen sus súplicas, sus ruegos, sus pedidos al gran Padre Universal que los ama profundamente y nunca se olvida de ustedes.

Depositen, en el silencio de sus corazones, esas intenciones. 

Ahora, extendiendo Mis brazos y aproximando Mis manos hacia ustedes, queridos hijos, rezaré por España, derramando Mi Gracia sobre ella. 

“Padre Santo, soplo del Espíritu, derrama Tu Luz sobre las consciencias y que ellas nunca desanimen al buscarte, para que puedan encontrar Tu Paz y Tu Verdad. 

Fortalece cada chispa de Tu Espíritu que se ha congregado en torno a Mi Corazón Inmaculado para reverenciar Tu Presencia y Tu Legado para toda esta creación. 

Ángeles del Cielo, consciencias mayores, lleven a las almas por el buen camino y llenen los vacíos de Amor que muchos sienten en sus corazones. 

Viertan el Espíritu Divino de Mi Hijo, para que puedan vivir en Su Sagrado Corazón y ser, en este tiempo, una estrella que todo ilumina desde el universo. Amén”.

Y así como Yo los bendigo, queridos hijos, bendigo todo lo que han traído a Mi altar, en reverencia y amor. 

Bendigo esta unión que buscan con Mi Hijo todos los días, sin olvidarse de Él, que es vuestro Maestro, vuestro verdadero Amor.

Tráiganme aquí la ofrenda de la Eucaristía para que Mis ángeles la transubstancien en la verdadera materia espiritual y divina que nutre sus espíritus y consciencias.

Adonai, 
Misericordia, Misericordia, Misericordia,
Redención, Redención, Redención,
para este planeta.
Amén.

 

Fray Elías del Sagrado Corazón:

Hermanos, queremos compartir con ustedes cómo fue la Aparición, porque fue un poco, un poco no, bastante intensa.

Para que todos podamos comprender, Ella llegó como la Reina de la Paz. Cuando estaba llegando, no es usual que María muestre algo que esté realizando, una tarea espiritual que esté realizando con nosotros, con el país o con el planeta. Entonces, cuando estaba descendiendo, Ella descendió hasta aquí como si fuera una flor, una esfera de Luz con forma de flor, una rosa blanca. Cuando Ella descendió, mostró que estaba haciendo una tarea de rescate, de salvación. Y entonces, fue un impacto muy fuerte para mi consciencia, porque mostraba cómo, a través de la energía de la Gracia y de la Misericordia que Ella concibe como Madre, rescata a sus hijos. Luego Ella mostró el ejemplo de una consciencia que yo no conozco, pero mostró nítidamente quién era esa consciencia y cómo esa consciencia estaba perdida, estaba muy rodeada de fuerzas negativas del mal. Esa consciencia estaba muy perturbada, no conseguía salir de ese estado por sus propios medios, sino por una Gracia mayor.

Ella fue al encuentro de esa consciencia, en ese plano, en ese espacio espiritual y retiraba, con Sus propias manos, las fuerzas del mal de esa consciencia. El alma se liberaba y recibía un gran esplendor, una expansión de Luz. Ella llevaba al alma de esa conciencia hacia un recinto, un espacio del Reino Celestial, en donde las consciencias que son liberadas del mal por Ella y por nuestras oraciones, son colocadas allí para restaurarse, para rehabilitarse, por decirlo de alguna forma.

Y en ese momento María comenzó a mostrar muchas consciencias, de diferentes partes del planeta, que habían sido rescatadas por Ella. En ese espacio, Ella le mostraba a esa alma que tenía la semilla crística, que tenía ese talento, ese don que Cristo dejó en cada uno de nosotros cuando estuvo aquí.

En ese momento, esas almas, esas consciencias tomaron conocimiento de que en verdad ellas eran parte de Dios; que no eran parte del mal, sino que eran parte de un Plan de Amor, de un Plan de Unidad. María les hacía reconocer esto, a través de Su Amor de Madre, a las consciencias, a esas almas que no olvidaron su filiación con Dios. A pesar de lo que tengamos a nuestro alrededor, nosotros somos hijos de Dios, decía Ella.

María trajo esta enseñanza. Para mí fue muy importante, porque Ella de alguna forma nos hizo ver cómo era muy importante el poder de la oración, en este momento. No solo para nosotros, para nuestra vida espiritual, para nuestro camino, sino también para el camino de consciencias y hermanos que no conocemos, que están sumergidos en el abismo de esta Tierra, de esta ilusión, de este engaño.

Hoy Ella quería que, los que estamos aquí, tomáramos consciencia y que valoráramos cuán importante es esta tarea de oración en estos tiempos y cuánto nosotros podemos colaborar con Ella, de forma tan simple; porque oramos un Misterio y el Rosario por la Paz de los Niños en la Guerra. No fue algo tan grande, pero Ella nos muestra cómo de una forma más oculta, eso tiene un poder divino, celestial; y sabe que cuenta con nosotros como si fuéramos Sus soldados.

Entonces, quería dejarles esta experiencia, porque es muy significativa en este momento, de cómo el poder de la oración no solo nos libera, sino que también libera a nuestros hermanos y a los que más lo necesitan.

 

Madre María Shimani de Montserrat:

Cuando Nuestra Señora realiza un movimiento de Aparición, de acercarse al planeta y acercarse a los grupos con los que Ella cuenta, como decía el Fray; como soldados de la oración para hacer esa mediación.

Ella nos trae, cada vez, un código de Luz diferente. Si nosotros sabemos atesorarlo, si sabemos cuidarlo, ellos se multiplican dentro de nuestro interior.

En este mundo hemos olvidado que somos hijos de Dios. Somos tan imperfectos y, como decía Ella, la ilusión y el adversario nos rodean tantas veces, nos caemos tantas veces que hemos olvidado que somos verdaderamente hijos de Dios.

Hemos olvidado también lo que Dios, a través de todos los Mensajeros de todos los tiempos, Aquellos que verdaderamente canalizaban Su Palabra, nos ha enseñado que Él está dentro de nosotros y que realmente todos podemos ser canales de Su Amor, de Su Sabiduría, de Su Voluntad.

Lo que está intentando hacer Nuestra Señora es que todos nosotros recordemos esto y que cada uno, de acuerdo a su escuela evolutiva, al estado interior y espiritual en el cual está, pueda activar esa filiación de ser hijo de Dios, de ese Padre perfecto, amoroso, bondadoso, bueno que nos ama así como somos, porque somos parte de Él y solo nos pide que lo amemos, que Él sea lo más importante en nuestra vida. 

María está intentando que nosotros recordemos esto. Y que, a pesar de la adversidad, de las complicaciones, de las preocupaciones, no olvidemos nunca que Él es nuestro Padre, porque desde ese momento en el cual nos unimos a Él con tanto amor, con el amor que nosotros podamos vivir, se establece una conexión que es única y que cuando nosotros oramos unidos a Dios, Él puede utilizar ese canal, esa oración, esa súplica, para salvar a otro hermano que está conectado con Él.

Hay cosas que son muy misteriosas y nosotros, que somos bastante ignorantes porque somos muy jóvenes en el proceso de la evolución, no comprendemos bien cómo una persona imperfecta, llena de defectos, llena de cosas sin resolver, podría en un instante estar unido a Dios y permitir que otra alma pueda salir de un abismo.

Cuando nosotros comenzamos a amar esos momentos y a donarnos para que esos momentos ocurran, terminamos comprendiendo de qué se trata. Pero como decía el Padre Pío, las cosas del Cielo primero tienen que ser amadas para después ser comprendidas.

Entonces, con lo poco que hicimos nosotros aquí, siendo tan pocos, Dios hace tantas cosas y Nuestra Señora también. Cada vez que uno de Sus hijos abre su corazón y se conecta con lo Alto, Ella puede derramar una Gracia sobre ese ser o sobre otro. Es algo que solo viene de Dios, de ese Amor infinito que Dios tiene y de esa Misericordia insondable que Él tiene con cada uno de nosotros. 

Entonces, no podemos dar la espalda a esa posibilidad que tenemos, con nuestras familias, con nuestra raza, con nuestra nación. Ya no somos ignorantes, somos conscientes de que eso es posible. Por lo tanto, necesitamos abrirnos y donarnos para que sea una realidad para todos.

Por eso, Ella está insistiendo mucho en que nosotros recordemos que somos hijos de Dios, que somos mediadores, que somos intercesores, que no importa que seamos imperfectos porque Ella no nos quiere perfectos. Ella nos necesita así como somos, solo que podamos recordar que somos hijos de Dios y que, a través de cada uno, el Padre puede obrar.

Entonces, nosotros también los invitamos a que recuerden esto todos los días, como Ella dijo hoy. Abran los ojos y acuérdense de Dios. Hablen con Él. Díganle buenos días, Padre, ¿qué vamos hacer hoy?

De una forma simple, hagan una oración amorosamente. Oren diez cuentas antes de levantarse. Háganlo con todo el amor del mundo, para ese Padre perfecto y ofértenlo para que Él lo utilice donde sea más necesario. Así, obra un hijo de Dios, en esa simplicidad y en esa verdad.

Les damos muchas gracias por habernos acompañado. Quédense con Dios y en el Corazón de María.

¡Gracias, Madre, por cuánto nos das!

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Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más

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