APARICIÓN DE LA VIRGEN MARÍA, EN EL CENTRO MARIANO DE AURORA, PAYSANDÚ, URUGUAY, A LOS VIDENTES FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS Y HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús transmite las Palabras de la Virgen María:

El mal no ganará la batalla. Yo, junto con Mi Hijo, triunfaremos en todas las almas que se abran para recibir este llamado.

Hoy, estoy ante almas que se consagrarán a Mí. Después de mucho tiempo retornan a Mis caminos, al camino de la Luz, al camino del Reino Celestial para encontrarse con Dios, a través de la puerta de Mi Inmaculado Corazón.

Por eso, en este día he venido aquí, no solo para glorificarme en Mis hijos, sino para que Mis hijos glorifiquen a Dios en esa perfecta comunión con Su Espíritu.

Hoy, vengo a traerles algo nuevo, queridos hijos, lo que Yo llamo esperanza, una esperanza renovadora, una esperanza que pacifica, que trae la mansedumbre y el equilibrio interior a los corazones. 

Confirmen en sus vidas que el triunfo de Mi Corazón, en ustedes, está próximo, así sus caminos se liberarán de las cadenas del mal y las puertas a la redención se abrirán para que sean conducidos al Corazón de Dios.

Hoy, los tengo a todos en Mi Aurora para que vivan la cura interior e irradien esa cura a sus semejantes, la cura para todo el planeta, para todos los continentes y los Reinos.

Queridos hijos, sean precursores de esa cura interior y a medida que se vayan transformando día a día, abran sus corazones, sus espíritus y consciencias, para que esa Cura Mayor los cure completamente y definitivamente.

Hoy, les traigo el Don de la Cura, porque es lo que más necesitan en este momento. 

La Cura les trae la paz, la paz les trae la alegría y la alegría les trae la convicción de ser dignos hijos de Dios. 

No hay nada que esté fuera de lugar, queridos hijos. Sus corazones oran a Mi Corazón y Mi Corazón ora por ustedes, intercediendo a través de todas las fuentes de las Gracias. 

Yo les traigo esa Fuente Mayor que se llama Creador, el Creador que los ama desde el principio, que los contempla, que los motiva a seguir adelante.

Queridos hijos, viviendo esa cura interior podrán asumir el fin de los tiempos y, sin percibirlo, estarán en las primeras filas de Mis ejércitos, sirviendo por este principio de paz al mundo.

Quiero que Me escuchen, queridos hijos, con los oídos de vuestros corazones y almas. Allí, Yo deposito la Gracia de Dios y Sus Dones, toda Su Misericordia, para que transformen sus vidas y hagan de ellas un instrumento de Mi Paz. 

En esta hora aguda del planeta, en la que muchas almas enfermas decaen espiritualmente; otras, como ustedes, despiertan a la Consciencia Mayor del universo y se aproximan cada día más al Plan de Dios para aprender a amarlo, a sentirlo y a respetarlo en esta etapa final del planeta. 

A través de sus corazones toda Mi Obra se prolonga en el mundo y a través de sus espíritus Mis bases de paz se establecen en la humanidad.

Yo les traigo, queridos hijos, esta cura tan infinita del universo para que sus espíritus se puedan rehabilitar. 

Les traigo esta consciencia para que cada día, salgan más de la ignorancia y, con sus corazones despiertos y sus almas encendidas en fervor, puedan caminar por los caminos de Cristo como los nuevos apóstoles de Su Sagrado Corazón.

De esta Aurora del Amor saldrán apóstoles definidos, a través del impulso de Mi Espíritu de Paz y de todo lo que la Jerarquía Celeste ha realizado en estos días.

Les traigo así, queridos hijos, la oportunidad de asumir su tarea final, su misión principal en estos tiempos finales. 

A medida que se unan al Plan de Dios y que pidan con todo su corazón saber qué es lo que tienen que hacer en este tiempo, Mis ángeles celestiales les enseñarán los caminos de la Luz y descubrirán los tesoros del Cielo, descubrirán su tarea, su misión personal y grupal.

Hasta ahora, queridos hijos, por todo lo que la Red-Luz está realizando en este tiempo, siguiendo los fundamentos que Yo instauré hace muchos años atrás, puedo decir que Mi Obra está siendo realizada. 

Aún es necesario, queridos hijos, que den un paso más hacia adelante, cada uno en su tiempo y con su ritmo interior.

Yo los llamo a esta verdad, a esta realidad y a este servicio, porque sé que sus corazones lo pueden realizar. 

Así como ustedes Me lo dan todo, cada uno según su grado y consciencia, Yo les traigo todas las Gracias del Cielo, no solo para curar sus vidas, sino para curar la vida planetaria que sufre las consecuencias del caos y de Mi adversario. 

Aún la batalla no ha terminado. Habrá mucho por hacer, queridos hijos, mucho por asumir en esta era, mucho por realizar por esta humanidad y por este planeta. 

El campo del servicio se ampliará en sus vidas y podrán abrazar el Propósito de Dios cuando sus corazones den los pasos que hoy Yo les pido dar, porque sé que lo podrán hacer. Cuentan con Mi apoyo maternal y espiritual en estos tiempos.

Estoy viendo en sus corazones, finalmente, rosas de luz. Los talentos están floreciendo en sus espíritus y es algo que Mi Hijo vendrá a buscar en poco tiempo. 

Yo los conduzco de Mi mano hacia ese Propósito Mayor, que no solo se circunscribe a este planeta, sino a todo este universo local, del cual nosotros también formamos parte desde que estuvimos aquí, en este planeta con ustedes, compartiendo la Palabra de Dios y Su Sabiduría; conociendo el Amor del Reino de Dios que habita en cada uno de ustedes, queridos hijos, para que todas las Obras de Dios y especialmente Su Divina Voluntad, se cumplan.

Hoy extiendo Mis brazos hacia ustedes, queridos hijos, acaricio sus rostros, abrazo sus almas, consuelo sus corazones para que puedan seguir adelante por este camino, camino de redención y de liberación de sí.

Yo les traigo, queridos hijos, la oportunidad de conocer los misterios de Dios y si están unidos a Mí en oración todo el tiempo, les aseguro, hijos amados, que sabrán qué hacer y dónde estar cuando el mundo se purifique en su fase más aguda del fin de los tiempos.

Queridos hijos, abriéndoles Mis brazos, extendiéndoles Mis manos, les dono nuevamente Mi Corazón Inmaculado, porque en Él encontrarán la fuerza para seguir adelante, la consolación cuando crucen sus desiertos, cuando vean los abismos de la consciencia que Yo pude conocer profundamente en la Pasión de Mi Hijo, Pasión que Él vivió por ustedes para liberarlos del mal y hacer triunfar el Plan de Dios.

Ustedes, queridos hijos, recuerden que son parte de Mi Anunciación y también de la Visitación a Mi prima Isabel. Son parte de ese misterio, de las futuras generaciones que se comprometerían a honrarme y a seguirme en esta Obra corredentora junto a Mi Hijo. 

Eso se está cumpliendo en este ciclo y sus corazones son partícipes de esa verdad. Así como Yo entré en la casa de Isabel para revelarles a todos los presentes que el triunfo de Mi Corazón estaba próximo, así Yo entro a esta casa de Aurora, a la Aurora de Mi Corazón, para hacer triunfar en sus vidas los Designios de Dios.

Les pido, les ruego, les imploro, queridos hijos, que no pierdan el tiempo. El tiempo es precioso en esta última era. El reloj del universo marca los próximos acontecimientos en la humanidad y ustedes, que son más conscientes y despiertos, deben seguirlos, deben acompañar los acontecimientos mundiales para que así la Obra Celestial se cumpla no solo en ustedes, sino también en sus hermanos.

 

Hermana Lucía de Jesús transmite las Palabras de la Virgen María:

Sé que, en esta noche, congregados en Mi Espíritu de Paz, están viviendo una intensa transformación interior, porque el Creador los colocó delante de verdades que desde hace mucho tiempo ignoran y que para la consciencia humana no son verdades fáciles de comprender.

Hijos, no les pido que comprendan o que acepten todas las cosas, porque conozco la limitación de la mente humana. Pero les pido que confíen en el Conocimiento Universal que, a través de Mis hijos, aquellos que les envié para instruirlos, le estoy trayendo al mundo. 

Forma parte de la cura de la humanidad que no solo se curen en espíritu, sino también en consciencia; porque la consciencia humana debe vivir no solo una rehabilitación interior, sino debe retornar al origen, reconocer la Fuente, la Vida Universal, reconocer a los Mayores, Aquellos que nos acompañan desde el principio y que en silencio observan a las criaturas de Dios, observan el triunfo del Creador en cada consciencia humana.

Hijos, mucho ignoran sobre la Verdad Celestial y Universal, Verdad de la cual forman parte y que en estos tiempos deben comenzar a develar.

En estos días, en los cuales los congregué aquí para que vivieran un profundo despertar, aspiro a que este conocimiento dé frutos en el interior de cada uno de ustedes para que, en la vivencia de la sabiduría, puedan inspirar a otros a buscar la Vida Universal y que, poco a poco, hijos Míos, la humanidad pueda ir saliendo de la ignorancia en la cual se encuentra y que el tiempo del universo, al ingresar en el tiempo de este mundo, no los encuentre tan perdidos, tan distraídos y tan distantes de la realidad.

Sé que para muchos es difícil unir Mi Consciencia con la Vida Universal, porque la humanidad, hijos Míos, no buscó mucho revelar los misterios del Universo, porque eso los llevaría a ser otros, les exigiría a todos ustedes una transformación que muchos no quieren vivir. Los valores humanos estuvieron muy distantes de los valores divinos. La humanidad no quería perder el propio poder, para reconocer que un Poder Universal debería guiarla.

La humanidad, hijos, no quiso entregar la propia voluntad para vivir en la Voluntad Superior. Pero ahora, llegó el tiempo de que abran el corazón, de que abran los brazos, la consciencia, para reconocer esta Voluntad Mayor, reconocer la pequeñez de las aspiraciones humanas y qué gran propósito aguarda su rendición.

No les pido, hijos, que abandonen sus vidas, sus familias o sus hogares. 

Apenas les pido que reconozcan la verdad y que den un paso interior en la consciencia; que transformen este viejo patrón humano de competencia, de ira, de falta de fraternidad para que, poco a poco, los atributos de Mi Inmaculado Corazón se puedan tornar una realidad en la consciencia planetaria. 

A algunos de ustedes, sí, les pediré que me entreguen todo, porque está en la Voluntad del Señor que vivan una renuncia absoluta y que sean parte de los Nuevos Cristos aquellos hijos que no solo renunciarán a las cosas del mundo, sino que entregarán también la propia vida, la propia individualidad, para unirse perfectamente a la Consciencia de Dios, así como lo hizo Mi Hijo.

De esa forma, sentirán y expresarán un amor absoluto, muy poco conocido para los corazones humanos y que, al mismo tiempo, se guarda en la esencia interior de todos ustedes.

Gran misterio, hijos Míos, es esta humanidad, esta Creación perfecta de Dios que, a pesar de guardar dentro de sí todos los Atributos Divinos, y este amor que ni en el universo se conoce, está tan distantes de la verdad. 

Porque deben aprender, hijos, a conocer el propio interior, a develar el verdadero potencial y a vivirlo como la mayor aspiración de sus vidas, para que se manifieste en este mundo el Plan Divino del Creador, el verdadero arquetipo de la humanidad.

Es para eso que consagro Hijos de María, que son consciencias que reciben una Gracia Especial cuando Me dicen sí. 

Si su consagración es verdadera, poco a poco, hijos, escucharán en su interior Mi Santa Voz, que los conduce a nuevos principios, a nuevos patrones de vida. El viejo hombre ya no tendrá espacio dentro de sus seres. No intenten aferrarse a algo que debe pasar, que fue un aprendizaje que la humanidad ya debería haber trascendido. 

Dejen florecer esas rosas que hoy veo en sus corazones. Que ellas den nuevos brotes, nuevas flores, para que sean multiplicadas y repartidas en las esencias de aquellos que no Me conocen.

Permítanse, hijos Míos, que sus consciencias vivan este aprendizaje: abandonen lo viejo y arrójense a la vivencia de lo nuevo que Yo les enseño día a día. Su ejemplo podrá despertar Nuevos Cristos, nuevos Hijos de María, nuevos hijos de Dios, así como lo fue Su Hijo Primogénito.

 

Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús transmite las Palabras de la Virgen María:

La Gracia de la consagración es la oportunidad de fortalecerse internamente para asumir la tarea que cada alma vino a cumplir en este mundo. Esa Gracia impulsa a las consciencias para que realicen la Obra de Dios, así como cada uno la debe cumplir según lo ha pensado Dios en Su Corazón y Consciencia.

En esta noche, en la que Aurora brilla especialmente, quiero que se aproximen aquellos que se consagrarán y que traerán para Mí la flor de sus corazones, donándola al mundo por esta humanidad, para que se cumpla el Plan de Dios.

Vengan aquí, que los bendeciré.

 

Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:

Mientras los Hijos de María se aproximan, vamos a orar, el Ave María en latín, a pedido de la Virgen María.

 

Oración: Ave María (en latín).

Un Hijo de María representa una flor que nace en Mi jardín, a la cual Yo riego todos los días con Mi oración y Mis Gracias para que el alma pueda hacer florecer los Dones preciosos de Dios, pueda descubrir la Misericordia del Altísimo, así como Yo la descubrí por ustedes.

Fue esa Divina Misericordia de Dios que Me ha hecho, queridos hijos, asumir a cada uno de ustedes, asumir a este planeta y a esta humanidad hasta que finalmente surja la Nueva Humanidad.

Queridos hijos, extendiendo Mis brazos hacia ustedes, ofertando Mis manos de Luz a sus corazones, derramándoles los Rayos de la Gracia de Dios, Yo los constituyo y los bendigo como dignos hijos de Dios, en esta nueva sagrada tarea de hacer triunfar Mi Inmaculado Corazón.

Los amo y los bendigo, por la autoridad que el Padre Me concedió para esta humanidad, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

 

Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:

Vamos a orar, los Hijos de María que se consagran, una Madre Universal, agradeciendo a Nuestra Señora.

 

Oración: Madre Universal.

Recuerden, queridos hijos, que Yo Soy vuestra Madrecita, la Estrella de Luz en sus caminos que siempre los llevará a la Paz y a la Misericordia de Mi Hijo, el Redentor.

A ustedes, especialmente, los esperaré en el Encuentro Anual de los Hijos de María el próximo año. Allí nos encontraremos para fortalecer en cada ser el Plan de Dios.

¡Les agradezco por responder a Mi llamado!

Me elevo al Cielo, al lugar en donde siempre tendrán una morada, escuchando sus voces en este himno de consagración. 

Vayan en paz y sean la paz en el final de los tiempos. ¡Aleluya!

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.