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Eleven sus ojos al Padre y, en un tiempo de caos, pero también de Misericordia, aprendan, hijos, donde deben estar sus corazones y sus consciencias.
Cuanto mayor es la agonía del mundo, más la humanidad se vuelve a lo que es aparente y superficial, al mundo de las compensaciones, creado para ser una realidad de ilusión, en el que la mente humana encuentra refugio y escapa de aquello que no se cree capaz de enfrentar.
Pero hoy, Dios viene a su encuentro, hijos, a decirle al mundo y a todas Sus Criaturas que la forma de lidiar con la transición de los tiempos no es sumergiéndose en un mundo paralelo de ilusiones, sino penetrando el universo oculto del propio interior.
La forma de lidiar con la transición de los tiempos no es refugiándose en lo que les es sensible y palpable, en lo que les trae placeres y recompensas, sino ingresando a donde los sentidos son trascendidos y las potencialidades espirituales despiertan.
Sin embargo, en este tiempo de batallas, la consciencia humana es bombardeada por estímulos e impulsos que les muestran un único camino: distraerse de la verdad para soportar el caos.
Respóndanme, entonces:
¿Encuentran paz en ese refugio?
¿Son capaces de liberar sus mentes de las tensiones y responsabilidades humanas o se están sumergiéndose en un pozo de angustias e incertezas, de donde ya no saben cómo salir?
La transición de los tiempos empuja a la consciencia humana hacia una definición, ya no es posible transitar por dos caminos. El Tiempo Real del universo no es solo un tiempo presente, un tiempo eterno; mas trae consigo rayos, leyes, vibraciones y realidades con las cuales la humanidad jamás tomó contacto en esta dimensión en donde la Tierra habita. Pero para saber lidiar con esa realidad, deben buscar dentro de ustedes el espacio interno que, sí, es conocedor de esas verdades.
En su universo interior habita el Tiempo Real. En su universo interior, las verdades se ocultan silenciosas; pero ya no deben ser calladas, ahora deben emerger y traer a los seres la comprensión de lo que pasarán a vivir como realidad en el mundo.
Es a través de sus esencias, hijos, de ese punto de unión y contacto con Dios, que sabrán lidiar con estos tiempos. Es solamente ahí donde encontrarán respuestas. Es solamente ahí donde encontrarán sabiduría para vivir lo que es desconocido para toda la vida, pero no para el Creador de todas las cosas, que está íntimamente unido a sus corazones a través de sus esencias.
Él es Quien les hablará, de Él provendrá cada respuesta. Él, a través de Sus Hijos, superará estos tiempos y abrirá una nueva escuela de amor para la Creación a través de esa experiencia.
Pero, para que esto acontezca, precisan permitir que Él se exprese, buscar la unión con Él, descubrirlo silencioso y presente en el centro de su universo interior.
No dejen que sus potencialidades sean sepultadas por los estímulos del mundo. Permítanse ser un núcleo de sabiduría ante la ignorancia humana, una luz en el cuarto oscuro de la Tierra, a través de la cual Dios puede indicarles el camino a los que se perdieron.
Tienen Mi bendición para esto.
Su padre y amigo,
San José Castísimo
Cultiva un corazón puro, vacío de ambiciones y de deseos, para que comprendas los misterios celestiales y tu alma se incline más hacia lo que viene de Dios que hacia lo que viene del mundo.
Cultiva un corazón puro, vacío de ambiciones y de deseos, para que al contemplar con tus ojos la grandeza del Señor en Su entrada a Jerusalén, no te fijes en la majestad de las alabanzas humanas, sino en la profundidad de la Presencia de Cristo.
Cultiva un corazón puro, vacío de ambiciones y de deseos, para que cuando tus oídos escuchen el eco de la Voz del Señor en el Templo, tu corazón no se fije en la exaltación que esa Voz causa en los hombres, sino en el poder de las Palabras de Cristo, que transforman tu mundo interior.
Cultiva un corazón puro, vacío de ambiciones y de deseos, para que seas capaz de percibir que el ingreso de tu Señor en Jerusalén no viene a exaltar al mundo o a los hombres, sino a curar los corazones, para que estén ante la memoria material, etérica y espiritual de Cristo y que esa experiencia los coloque ante una nueva oportunidad de contemplar el pasaje del Mesías sobre la Tierra, no con ojos de ambición, ojos de un pueblo que, empobrecido en cuerpo y en espíritu, maltratado por las leyes de su tiempo, buscaba un rey con un poder tal que fuera capaz de elevarse por sobre todos los poderes del mundo. Pero, al no encontrar el poder que buscaban, maltrataron con feroz desprecio y con la fuerza de sus infiernos internos a Aquél que fue enviado para salvar al mundo de sus ambiciones.
Por eso, cultiva un corazón puro, vacío de ambiciones y de deseos, para que hoy el Amor de Cristo tenga otro poder dentro de ti.
Que tu consciencia esté madura espiritualmente, dispuesta a renunciar a las comprensiones y pensamientos condicionados del mundo, abierta al Espíritu de Dios; para que, en ti, resuenen, florezcan y fructifiquen las semillas de una vida crística que, en tiempos anteriores, no encontraron suelo suficientemente fértil para transformar la condición humana en una condición divina.
Tienes Mi bendición para esto.
Tu padre y amigo,
San José Castísimo
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
A pesar de los conflictos del mundo, a pesar de la agitación de la naturaleza, de la purificación de la consciencia de la Tierra y del corazón humano, a pesar de todo esto, hoy, el Corazón de Dios encuentra alivio en aquellos que se animan a responder a Su Llamado.
Hoy, el Corazón de Dios encuentra alivio en los corazones misioneros que, en la esperanza de ser Sus Instrumentos, siguen sirviendo a este mundo, aunque sea con pequeñas acciones que son sinceras; y esa sinceridad del corazón, hijos, es lo que repara el Corazón de Dios, lo que hace que el Señor encuentre alivio en los seres imperfectos, lo que hace que el Padre Celestial manifieste Sus Gracias y Misericordias a través del corazón humano.
Hoy, el Corazón de Dios encuentra alivio en aquellos que caminan con Cristo hacia Jerusalén, no solo en aquellos que lo hacen físicamente, sino también en todos aquellos que amplían su consciencia y que, más allá del espacio o del lugar, caminan con Cristo para cumplir Su Propósito y están con Él en cada instante de sus vidas, así como lo hicieron en otros tiempos.
Hoy, hijos, alivien aún más el Corazón de Dios, permitiendo que Él interceda por la humanidad, a través de cada uno de ustedes. Alivien el Corazón de Dios con una oración sincera, con una renovación de votos verdadera, con pequeños sacrificios, con pequeños servicios y con verdadera unión con sus hermanos; disipando de sus corazones la competición, los deseos humanos, el pensamiento condicionado de la humanidad sobre la Voluntad de Dios para sus vidas.
Que hoy sea un día de reparación en todo lo que hagan para que, de esa forma, la humanidad verdaderamente reciba una Gracia no merecida. Que la agitación de este mundo, de sus Reinos y de sus elementos, y la agitación del corazón conflictivo de la humanidad puedan encontrar la paz.
Yo ya los llevé a lo profundo de los océanos. Hoy, quiero llevarlos a lo profundo de la consciencia de la Tierra, a sus capas más internas, donde una vida oculta habita, donde misterios que aún no fueron develados son los que sustentan la consciencia del planeta; una vida más allá de la vida humana, que pulsa en el interior de la Tierra y que sustenta la purificación del planeta para que no sea peor de lo que acontece hoy.
Cierren sus ojos y abran sus corazones para que ingresen Conmigo en la consciencia de la Tierra.
Contemplen el planeta como si lo vieran desde afuera y, poco a poco, comiencen a ingresar en él. Ya aprendieron a entrar en los océanos y a sumergirse en sus profundidades, ahora los invito a ir más allá.
Cuánto más profundo entran en los océanos, mayor es el silencio y el vacío, la oscuridad, la oscuridad de los ojos y de los sentidos.
Sumérjanse profundamente, entreguen el control de su mente, de sus vidas, para que en este vacío sean capaces de ir más hondo.
Más allá de los océanos, sumérjanse en el interior de la Tierra, en sus capas profundas, en sus rocas, en sus aguas subterráneas; y vayan aún más hondo, lleven consigo Mi Corazón y la paz que puedan sentir en este momento. Que la paz, que hoy les traigo, pueda pacificar el interior de la Tierra, sus placas, sus Reinos, para que la agitación tectónica del mundo se pueda calmar.
Sumérjanse más hondo, contemplen las diferentes capas de la Tierras y cómo, entre ellas, encuentran vida; no solo la vida de los elementos, sino también la vida espiritual.
Conozcan, Conmigo, los misterios del interior de la Tierra, de los mundos llamados intraterrenos.
Allí, contemplen un Reino semejante al Reino Celestial, depositado allí por la Consciencia Divina como prolongamiento y expansión de Su Consciencia, como vida que expande la Vida Celestial; para que este Proyecto, tan amado, se pudiera sustentar a lo largo de los tiempos a pesar de la ignorancia humana, de la indiferencia y de la dualidad que aún habitan en el corazón de los hombres y que, de tiempo en tiempo, el Creador intenta transformar.
Contemplen los templos internos que habitan en lo profundo de la Tierra, que sustentan la consciencia de la naturaleza y que replican, en su interior, lo más sagrado que fue aprendido por los Reinos.
Ese aprendizaje se transforma en un tesoro sagrado, no solo para la consciencia humana y para el planeta, sino también para toda la Creación, porque se tornarán códigos de luz en los estanques del universo y, allí, recrearan la vida, a través de la vida en la Tierra.
No busquen comprender lo que les digo, solo caminen Conmigo hacia el interior de la Tierra.
Así como existen Espejos en la superficie del planeta, que se manifiestan en las aguas de la Tierra y reflejan la belleza de la Creación; así como existen Espejos en el universo, en lo profundo del cosmos, que reflejan la Consciencia Divina; así también existen Espejos en lo profundo de la Tierra que, silenciosamente, irradian su paz y sustentan al planeta.
Contemplen, entonces, esos Espejos. Dejen que sus corazones se enciendan ante ellos y que, en nombre de toda la humanidad, puedan dar el permiso para que esos Espejos irradien la consciencia del planeta de adentro hacia afuera.
Sumérjanse más profundo, encuentren el magma de la Tierra, ese fuego interno que también sustenta al planeta, que renueva su vida orgánica y material, para darles una nueva oportunidad a los seres, para transmutar aquello que estaba corrupto y, a través de su fuego y de su calor, traerle renovación al mundo.
Entren más hondo en la consciencia de la Tierra, en su núcleo. Encuentren la esencia de la vida, de la vida del planeta que pulsa, ya cansada, sustentando a la Tierra.
Ante la esencia del planeta, expresen gratitud. Dejen que sus consciencias reverencien la vida, la vida en lo profundo de la Tierra y, a través de la reverencia y de la gratitud, unan el Cielo y la Tierra.
Que sus esencias se unan a la esencia del planeta. Que hoy, su filiación con Dios se manifieste, creando un puente, abriendo una puerta para que el Corazón del Padre sea el que pulse en el corazón de la Tierra. Que este pulsar irradie paz, de adentro hacia afuera, y comience a equilibrar la consciencia de la naturaleza, a equilibrar los elementos, las raíces de la vida, las diferentes capas de este planeta.
Contemplen el Corazón de Dios que comienza a crecer de adentro hacia afuera en la consciencia de la Tierra y, como toda vida del interior del planeta responde a este llamado, los mundos intraterrenos se abren para recibir la energía crística y para permitir que se expanda en todo lo que es vida en la superficie y en el interior de la Tierra.
¿Por qué los conduzco al interior de la Tierra?
Para que también aprendan a ir al interior del propio corazón a descubrir los misterios de la vida; y que hoy, hijos, no solo las puertas de Israel y de Jerusalén se abran, sino también las puertas de la consciencia humana, de la consciencia del planeta, de sus elementos y de toda la vida, para que cada pequeño espacio de esta Tierra reciba la energía crística y este mundo encuentre la paz, de adentro hacia afuera.
Que todos los Espejos se abran para reflejar el Amor de Cristo, para manifestar Su Misión, la que Él viene a realizar en el mundo. Que todos los linajes estén activos, prontos para responder al llamado de Cristo, para reflejar en sus seres Su Voluntad y Su Amor Crístico.
Hoy, el planeta comienza a caminar hacia un nuevo ciclo. Y este tiempo no será como cualquier otro; cada ser se debe hacer responsable por la transformación de la Tierra. Eso es lo que les enseño hoy.
Existen aún muchos misterios para ser develados. Existe aún mucha vida, dentro de la vida, que debe ser descubierta para que aprendan a vivir en comunión y para que, poco a poco, disipen la indiferencia, porque la indiferencia del corazón humano no se refiere solo a la vida en la superficie, cuando son indiferentes con el sufrimiento de los demás o de los Reinos de la Naturaleza. La indiferencia, hijos, también se refiere a los Misterios Celestiales, también a la vida del interior de la Tierra, a la vida del interior de los océanos, a la vida intraterrena y a la vida suprafísica. ¡Cuántos misterios aún deben ser develados, dentro de ustedes, en este mundo!
Ingresen en este nuevo ciclo con consciencia, caminen detrás del Señor, no pierdan ni uno de Sus Pasos. Esta es la Voluntad de Dios para este tiempo.
La Tierra Prometida es el Reino de Dios que se manifiesta de adentro hacia afuera. Israel, Jerusalén, es un Reino que ya habita dentro de ustedes desde el principio de la vida; es a la Presencia Divina que deben encontrar.
Por eso, Dios los hizo caminar por el desierto; para que, en 40 años de soledad, fueran capaces de mirar hacia adentro y encontrar el Reino.
Por eso, Dios envió a Su Hijo, para que delante de Él, que es el Espejo del Amor Divino, el Reino pudiera encenderse y reflejarse en ustedes, y así lo puedan descubrir.
Más, ¿quién fue capaz de penetrar este misterio?
¿Quién hoy, penetrando las capas de la Tierra, se abrió para conocer su Reino interior?
La Tierra Prometida no es solo para los seres humanos, es para toda la vida.
Esta es la Tierra Prometida y se manifiesta cuando los seres viven su potencial perfecto, cuando expresan su semejanza con Dios y permiten que el Reino se exprese, de adentro hacia afuera.
Hoy, Nuestro Señor comenzó a caminar hacia Jerusalén, este espacio sagrado donde pisaron Sus Pies, donde Su Corazón fue traspasado, donde Su Sangre fue derramada; para que, una vez más, como humanidad puedan estar delante del Reino.
Que, delante del Espejo del Corazón de Dios, que es Cristo, puedan descubrir, hijos, quiénes son verdaderamente.
En el pasado, Nuestro Señor habló en parábolas y, aun en parábolas, no podía ser comprendido. Pero este es el tiempo de hablar con la verdad, de que ya no haya misterios, sino de revelarlos. Este es el tiempo de hablar con palabras claras para aquellos que saben escuchar, para aquellos que más allá de querer entender, sabrán sumergirse en los misterios.
Esta es la Voluntad del Padre que les traigo hoy; y por eso, Él Me envía como Su Mensajero, como portero de Su Reino. No soy más que eso; Aquel que se mantiene en la puerta para indicarles el camino, para abrir la consciencia de la Tierra, así como la consciencia humana, para que Cristo pueda entrar y revelarles la Tierra Prometida y revelarles el Reino.
Dejen que, hoy, en este día de celebración y de renovación, sus almas se renueven, sus corazones se regocijen y que una alegría verdadera pueda brotar dentro de cada uno de ustedes. Que disipen las tristezas, el pánico, la depresión, el miedo, todo aquello que los separa de sus propias almas y del Corazón de Dios. Que hoy reciban una Gracia especial, una cura especial, para que se puedan aproximar cada vez más al Corazón de Dios y ya no vivan en la oscuridad, sino que encuentren la luz y que sean luz para este mundo.
Esta es la Voluntad Mayor de Dios para sus vidas: que ya no vivan en la oscuridad, que ya no vivan en el desierto, sino que encuentren el Agua Viva, que encuentren la Luz del mundo; porque es momento de comenzar a caminar, de cumplir su misión, de ser Instrumentos de Dios en la Tierra para ayudar a otros que no escucharon Su Llamado, que no fueron instruidos por Su Verdad y que permanecieron en los impulsos pasados, en la incomprensión, en la mediocridad, y que se asustarán ante la revelación de la Verdad, porque sus corazones estarán cerrados, y ellos necesitarán de una mano que pueda sustentarlos y conducirlos rumbo a la Voluntad Divina. Esos deben ser ustedes.
Por eso, levántense, hijos, ingresen en un nuevo ciclo; ya no vivan del pasado, de las culpas o de los dolores; ya no permanezcan en las enfermedades del cuerpo o del alma; sino encuentren la cura en la iluminación de la consciencia, en la posibilidad de vivir la paz, independientemente de la situación de sus cuerpos. Lo que más importa es que sus espíritus estén despiertos, que sus almas estén presentes y que sean intercesores ante Dios, para que los seres puedan despertar.
Esto es lo que les vengo a decir hoy. Y les pido que alegren sus corazones, que celebren, que anuncien al mundo el tiempo de despertar, que abran sus almas y sus espíritus, que permitan que Cristo revele el Reino, que Él ingrese en su interior como en el interior de la Tierra, que este sea un ciclo de renovación de la vida dentro de la vida.
Tienen Mi bendición para esto, Mi compañía, Mi auxilio, Mi intercesión.
Los bendigo y les agradezco por la valentía de mirar hacia adentro y aspirar a la transformación; por la valentía de ingresar en sus heridas y dejarse permear por la cura; por la valentía de reconocer sus miserias y dejar que Cristo las transforme a través de Su Misericordia.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cuando estés ante el calvario no temas, sino busca elevar tu consciencia más allá de las apariencias y de los sentidos humanos, más allá de los miedos, de las humillaciones, de las tristezas y de las posibles decepciones que un tiempo de calvario puede traerle a una consciencia.
No juzgues con tus ojos humanos a aquellos que no conseguirán transitar por el camino de la cruz. No pienses en la flaqueza de los que huyen, en la debilidad de los que se esconden del dolor en el camino, porque el calvario es vivido en todos los niveles de la consciencia, y todos los seres lo vivirán; aunque parezca que huyen o que se esconden, no dejarán de experimentar lo que les corresponde vivir en este tiempo.
Por eso, no juzgues ni cuestiones los caminos de los demás según tu entendimiento, sino concentra tu corazón en ir más allá y amar más allá de la cruz, como Cristo lo hizo.
Cuando el Señor caminaba por el Calvario, sin aquellos que prometieron seguirlo, Su Corazón no los juzgaba, sino que sabía que dentro de los Suyos habitaban dolores mayores y miedos profundos que nacían de las entrañas de la condición humana y que este mismo hecho, de no haber sido capaces de acompañar al Señor en Su Cruz, les daría fuerza para tomar ellos mismos sus cruces y renovar el Amor de Dios.
Por eso, hijo Mío, haz como Cristo que, aún en el ápice de Su oferta del Calvario, sustentaba no solo la Cruz, sino también la prueba que cada uno de Sus compañeros estaba viviendo al negar su compañía ante el sufrimiento de Cristo.
Imita el ejemplo del Señor y, aun en tus dolores más profundos, no te olvides de los que quedaron atrás, para que el paso que dejaron de dar se transforme un día en fortaleza, para que ellos sean capaces de ofrecer lo que jamás entregarían si fueran compañeros aparentemente perfectos de Cristo.
Que en tu corazón habite siempre la esperanza de la redención de todas las almas.
Que tu alma esté siempre elevada al Corazón de Dios y, habitando Su Divina Consciencia, puedas comprender la magnitud de Sus Caminos y de las oportunidades, y la Gracia que Dios siempre les concede a Sus hijos a través de la Misericordia de Cristo.
Tienes Mi bendición para esto.
Tu padre y amigo,
San José Castísimo
La humanidad aún sigue transitando los días espirituales de la Cuaresma planetaria.
Más allá de la Cuaresma que viven, y que corresponde al tiempo de este mundo en el calendario de la Tierra, la humanidad espiritualmente también transita por un ciclo de Cuaresma.
En este ciclo, los corazones, en un desierto profundo y desolador, contemplan y vislumbran la Pasión del planeta, pero ella no sucederá como sus ojos imaginan o como sus mentes divagan.
La Pasión planetaria aún es desconocida para la humanidad como también para el universo, y solo los Ojos de Dios, hijos, que son capaces de ver en el Tiempo del no tiempo, pueden percibir la verdad de los acontecimientos. Por eso, no sufran por algo que aún no vivieron; no imaginen la Pasión del planeta ni preocupen a sus corazones con las divagaciones sobre el futuro del mundo y de su humanidad.
El tiempo de Cuaresma es un tiempo de fortalecimiento interior en el que cada uno, solo consigo mismo, será capaz de percibir la Presencia Divina, más allá de las superficialidades de la vida.
Cada ser debe estar ante su desierto interior y conocer sus flaquezas y temores, sus miserias e imperfecciones; pero también ir más allá y descubrir que además de eso que son y que aparentan ser, existe más. Sin embargo, hijos, eso que existe en ustedes solamente se encuentra en el vacío del corazón y en la persistencia del alma que, a pesar de la sequía y de la sed espiritual del desierto, sigue caminando para encontrar la Fuente.
El período espiritual de la Cuaresma es un momento de soledad, en el que por más que ustedes busquen compañía y auxilio externo no los encontrarán. La soledad no se calmará en su interior, porque no deben huir de ella, sino ir a su encuentro y descubrir lo que les quiere decir, lo que ella apunta dentro de ustedes.
La soledad apunta hacia una Presencia mayor y real, hacia un silencio pleno de sabiduría, hacia un vacío pleno de fortaleza. Es ella la que dictará el camino del desierto y será su compañera en cada paso, hasta que sean capaces de percibir que la soledad es también una eterna compañera de la Presencia Divina. En ella, Dios se oculta y, a través de ella, Él aguarda que lo puedan encontrar. Por eso, no le teman.
La Cuaresma espiritual fortalece a sus seres para que, cuando verdaderamente coloquen sus pies en el Calvario planetario, puedan elevar la consciencia más allá de los martirios y de las humillaciones, más allá de los dolores y del cansancio, de la fatiga y de las heridas en el cuerpo y en el alma; que puedan caminar con la consciencia dentro de la soledad que les revela la Presencia Divina; que sepan estar más allá de lo que es superficial para encontrar la verdad en todo.
Por eso, hijos, valoricen la Cuaresma de este tiempo. Valoricen la Cuaresma espiritual que el mundo vive en consciencia y no teman transitar por los desiertos solitarios, por la sequedad y por el vacío. Pero antes de eso, sumérjanse hondo en su propio interior, beban de la Fuente de Agua Viva que habita en la soledad y en el desierto del Corazón de Cristo y, con Él, descubran lo que es recorrer el camino para ser los Nuevos Cristos.
Tienen Mi bendición para esto.
Su padre y amigo,
San José Castísimo
Mientras haya guerras en el mundo, dentro de los seres no habrá paz.
Mientras haya muerte y ultraje de los animales en la Tierra, en la mente de los hombres no habrá paz.
Mientras los seres descuiden el contacto con el propio mundo interior, el tiempo de la Tierra aún estará distante del Tiempo Real y la ilusión será la que indicará los pasos de la mayoría de los seres humanos.
Con esto, vengo una vez más a decirles, hijos, que lo que acontece dentro de cada uno de ustedes, así como sus acciones, sus decisiones, sus pensamientos y sus sentimientos; todo esto influye en la vida sobre la Tierra, influye en el movimiento de los elementos, influye en las Leyes Universales y en sus Rayos.
Una oración sincera abre las puertas del Cielo, une el planeta con la Consciencia Divina, detiene la Ley de la Justicia y abre camino para la Ley Misericordia. De la misma forma, el ultraje a los Reinos de la Naturaleza cierra las puertas del Cielo, detiene las Gracias que serían vertidas por las Manos de Dios del Universo Celestial, abre las puertas para que fuerzas oscuras controlen la mente, las emociones y las acciones humanas e impide que los seres conozcan la paz.
La vida sobre la Tierra es simple, y simple es mantenerse en la Ley y encontrar la Voluntad Perfecta de Dios; pero, con esta misma simplicidad, pueden hacer lo contrario y establecer en la Tierra el mundo de ilusiones y oscuridad que ven hoy.
La vida es construida en cada instante con las decisiones correctas ante los estímulos que reciben; con la palabra cierta y el silencio cierto, cada cual en su momento; con la oración sincera, la entrega verdadera y el servicio abnegado. Así, se construye el nuevo ser, de adentro hacia afuera.
Oren, sí, por el fin de las guerras, pero no se olviden, hijos, que el fin de las guerras comienza adentro de ustedes y no afuera. Por eso, sean paz para el mundo.
Tienen Mi bendición para esto.
Su padre y amigo,
San José Castísimo
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más