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San José apareció con un incensario en Su mano derecha y un báculo en Su mano izquierda, realizando una oración y pidiéndonos que comenzáramos a escribir. Mientras Él oraba, a Su derecha y a Su izquierda, pasaban almas que estaban siendo rescatadas de África y de Medio Oriente. Entonces nos transmitió el siguiente devocionario:
Devocionario de San José para que todas las almas del mundo reciban el Perdón
Para orar especialmente por Asia y África
Primera decena
Por el Poder Misericordioso del Padre Celestial
y bajo la intercesión del Castísimo Corazón de San José,
todas las almas reciban el Perdón,
para la Reconciliación con Dios.
Amén.
Segunda decena
Por el Poder Misericordioso del Padre Celestial
y bajo la intercesión del Castísimo Corazón de San José,
todas las almas reciban el Perdón,
para alcanzar la Paz y la Redención.
Amén.
Tercera decena
Por el Poder Misericordioso del Padre Celestial
y bajo la intercesión del Castísimo Corazón de San José,
todas las almas reciban el Perdón,
para la absolución de sus pecados y la disolución de todo sufrimiento.
Amén.
Cuarta decena
Por el Poder Misericordioso del Padre Celestial
y bajo la intercesión del Castísimo Corazón de San José,
todas las almas reciban el Perdón,
para que puedan ser curadas de todos los males y que se borre todo dolor.
Amén.
Quinta decena
Por el Poder Misericordioso del Padre Celestial
y bajo la intercesión del Castísimo Corazón de San José,
todas las almas reciban el Perdón,
y el auxilio que necesitan para retornar al Reino de Dios.
Amén.
Cuenta de unión
Señor, que Tu infinita Misericordia sea derramada sobre las almas del mundo
y que sean perdonadas por la fuerza de Tu divino Amor.
Bajo la intercesión de San José,
clamamos a Ti.
Amén.
Esta es una oración que transmito al mundo, para que todos los seres puedan recibir la Gracia de ser intermediarios entre Dios y la humanidad y que, a través de la devoción de los corazones, todas las almas de este mundo reciban la oportunidad de ser perdonadas y rescatadas por el Espíritu misericordioso del Padre.
Mis queridos, quiero enseñarles a que sean misioneros también por medio de la oración, esta que cruza los espacios y que llega a todos los continentes de este mundo; esta cuyo poder cura y redime a todos los Reinos de la Naturaleza, sin distinción.
Quiero que aprendan a ser misioneros también en el corazón y a cruzar las fronteras que los separan como humanidad porque, para el Corazón del Padre, vuestros corazones son representados por un único corazón humano, que debe comenzar a pulsar con el ritmo de la Creación Divina del Corazón Sacratísimo de Dios.
Misionero es aquel que cumple su misión ante Dios y que Lo ayuda para que otras almas puedan despertar para su propia misión.
Misionero es aquel que disuelve las barreras, los límites y, a través del amor que nace en su corazón, es portador de Dios para todas las criaturas.
Si aspiran a servir y vivir una vida de absoluto servicio y caridad, comiencen por descubrir que el mayor servicio se encuentra en la transformación de ustedes mismos en instrumentos de Dios. El mayor servicio se encuentra en despertar primero el propio espíritu al Amor Divino. Así podrán ser portadores del Corazón del Padre en todos los actos de la vida. Vuestras vidas se volverán un acto permanente de caridad y de servicio.
Mis queridos, comiencen por las cosas más simples de la vida, con los pequeños actos, con la transparencia, con la humildad; así construirán dentro del corazón una fortaleza de la que se servirá el Creador para habitar entre los hombres.
Cada uno de los atributos que les entregué a lo largo de este período en que estuve con ustedes es un ladrillo de esta construcción, que a pedido del Padre Celestial estoy realizando en todos aquellos que se abran de corazón.
Cada una de las llaves que les entregué abre una misma puerta. Si se empeñan en vivir uno de esos atributos, caminarán hacia la vivencia de todos. Por eso les entregué tantas formas de recorrer esta senda; para que cada uno, según sus posibilidades, pueda abrir la puerta que le permitirá encontrarse con Dios y cumplir con Su Divino Plan de Amor.
No desperdicien las palabras de Aquellos que, en humildad, vienen en su auxilio, mas con esmero, intenten que ellas se vuelvan vida en vuestros seres.
Les dejo hoy Mi Amor y Mi Paz y les pido que Me acompañen en oración, por todos aquellos que están siendo en el mundo instrumentos de la oscuridad. Que las almas puedan ser perdonadas de todo y que puedan reencontrar el camino del que se perdieron, para retornar al Corazón de Dios, a la vivencia de las Leyes Divinas.
Yo los aguardo en oración y en servicio, en humildad y en caridad fraterna y crística.
San José Castísimo y Servidor de Dios
Hoy, bendeciré esta Comunión con Cristo, consagrándola para que sea un camino para todas las almas que aspiran a alcanzar la transformación. Que estas moléculas de Cristo puedan ingresar en sus seres y transformar para siempre sus vidas, porque en cada uno de esos pedacitos de pan se encuentra un misterio de Amor infinito, se encuentra una parte del Corazón de Dios que fue entregado por Su Hijo a través de Su Santa Cruz.
Como Instructor y Padre de cada alma de este mundo y por el poder que Dios Me concedió para venir a la Tierra y bendecir a los seres, hoy consagro esta Comunión para que pueda servir de fuente de redención y de liberación de sus almas.
Yo les agradezco siempre por persistir respondiendo al llamado de los Mensajeros Divinos. Que los impulsos celestiales ingresen en sus consciencias y se tornen vida en sus seres.
Yo los bendigo en nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Hermana Lucía de Jesús:
A pedido de San José, vamos a escuchar una vez más el cántico "Padre de los Misioneros" para que Él pueda derramar Su bendición sobre este mundo.
Cántico: "Padre de los Misioneros".
Hoy, la Aparición de San José fue un poco diferente de lo acostumbrado; aconteció algo semejante a lo que percibimos en las Apariciones de María. Mientras orábamos, en el final de la oración del Devocionario, vimos una parte del planeta, una parte de África, y también vimos un portal que se iba abriendo desde el Cielo. De repente, San José vino descendiendo a través de ese portal. Él venía con un incensario en una de las manos y con un báculo en la otra.
San José venía solo, digo, sin ovejas, pues no estaba pastoreando, sino que venía con muchos ángeles. Él se colocó sobre ese lugar de África y, mientras el humo del turíbulo que Él traía se esparcía, comenzó a realizar una oración. Mientras Él oraba, las almas de ese lugar comenzaban a elevarse a Su derecha y a Su izquierda, y a ingresar por el portal a través del cual Él había venido.
Después, Él se colocó sobre una parte del Medio Oriente. Vimos un lugar que estaba en guerra, una ciudad en ruinas, personas heridas; y San José hacía lo mismo, oraba e iba rescatando a las almas a través de Su oración.
En un momento, los ángeles nos pidieron que nos arrodilláramos para acompañar esa oración que San José estaba haciendo. Y, cuando los portales se fueron abriendo hasta aquí, San José siguió realizando la misma oración.
Hoy percibimos Su Omnipresencia porque, al mismo tiempo que Él estaba aquí, era como si Él continuara en esos lugares del mundo; y, por un tiempo, seguimos viendo que las almas continuaban siendo rescatadas y pasaban por Su derecha y por Su izquierda hacia el Cielo.
(La Hermana Lucía de Jesús transmite la oración que San José estaba realizando: El "Devocionario de San José para que todas las almas del mundo reciban el Perdón" y realiza la lectura del Mensaje Mensual del 19 de agosto de 2014).
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más