Los Mensajeros Divinos entregaron a la humanidad un sublime ejercicio espiritual: la Veneración a los Sagrados Corazones de Cristo Jesús, la Virgen María y San José.
Los Mensajeros Divinos entregaron a la humanidad un sublime ejercicio espiritual: la Veneración a los Sagrados Corazones de Cristo Jesús, la Virgen María y San José.
Así como una vez lo revelé en una de Mis Parábolas, cuenta la historia que el gran agricultor le entregó a cada uno de sus obreros una cierta cantidad de monedas para que, posteriormente a través del trabajo y del esfuerzo, multiplicaran todo lo que recibieron; pero que, principalmente, lo supieran guardar en un lugar seguro para que, después de pasado el tiempo, cuando el gran agricultor regresara, junto a sus obreros, le rindieran cuenta y, por bien, le entregaran el fruto de todo lo que trabajaron durante la zafra.
Pero, cuenta la historia que el gran agricultor llamó a su primer obrero para pedirle que le entregara lo que le había confiado con tanto celo. El primer obrero se lo entregó conforme a lo que estaba previsto y guardó el tesoro en el lugar correcto.
Luego, el gran agricultor llamó sucesivamente a los demás para que también le rindieran cuenta de todo lo que les había sido confiado con tanto amor. Solo que, a dos de los doce obreros, el padre les entregó lo que merecían porque no fueron atentos, ya que uno gastó de manera desmedida lo que se le confió, el otro llegó a la quiebra y ambos en vez de guardar con celo lo que el padre agricultor les entregó, sin gratitud desvalorizaron la bondad del padre.
Entonces, cada uno llevó consigo lo que había sembrado con el esfuerzo o con la desatención de los tesoros que fueron amorosamente entregados.
El primer obrador fue bendecido porque fue recto en sus principios y códigos.
El segundo obrador fue agraciado, al igual que el tercero, el cuarto y el quinto obrador, porque recibió lo que por su esfuerzo trabajó.
Pero el sexto y el séptimo obrador salieron con sus manos vacías, porque creyeron que la bondad del padre podría ser subestimada y desagradecida.
Los demás obradores, hasta el decimosegundo, también recibieron lo que dieron durante la zafra.
La esencia de esta historia es la siguiente:
El gran agricultor es el Padre que está en los Cielos, que viene lleno de Gracias y de Virtudes para poder depositarlas en cada uno de Sus hijos.
Los obradores son los aspectos inmaduros del ser humano, desde el aspecto más rendido y resignado hasta el aspecto soberbio, mezquino e ingrato que cree saber más que el universo o aun que la Ley.
Lo que cada uno recibió es la prueba de confianza que el Padre le otorga a cada hijo, sabiendo que tal vez no todos podrán corresponderle como está escrito en Su Corazón. Pero el Padre le confía a cada hijo lo mismo, más allá de la inexperiencia o del entrenamiento de cada uno.
El Padre, en todo lo que entrega, no hace diferencias ni halaga a nadie, porque sabe que Sus hijos, los obreros, necesitan saber donarse, así como el mismísimo Padre Celestial se donó a través de Su Amado Hijo, dejándose morir en la Cruz para liberar al mundo del pecado.
En esta historia se cuenta lo que hoy se ve y se contempla en la Obra de Cristo en la Tierra.
El Padre está delante de cada hijo Suyo, esperando recibir el resultado auténtico y verdadero de lo que el mismo donó, otorgó, confió, entregó y expresó a través de la Obra fundada por Cristo, por intermedio de Sus servidores, colaboradores y consagrados.
Esta es la hora en la que el Padre observa, sin juicio ni condenación, lo que cada hijo y cada hija hicieron con todo lo que recibieron por amor y en qué convirtieron los tesoros que les fueron confiados para poder erguir y elevar la Obra que es de la Jerarquía.
Por eso, este ciclo, en el que las flores más sensibles se abren para expresar el resultado interior, espiritual y moral de los hijos de Dios, es el espacio y el lugar en donde la Ley, que es límpida, neutra y pura, define con base en el resultado de cada uno cómo será el próximo ciclo.
Por eso, recuerden el símbolo revelado en el mes de agosto, cuando su Maestro y Señor trazó una línea en el suelo con Su donada Mano para poder separar la paja del trigo, desde el último 8 de agosto.
Sé que algunos hoy cuestionan y venden con sus palabras lo que sucede en el presente momento de urgente reconstrucción de todos los planos de consciencia y, principalmente, de las Leyes en la vida de los que siempre dijeron estar Conmigo.
Hoy, por ese motivo, Yo les traigo a ustedes la historia del gran agricultor y sus obreros, sus hijos, que dicen vivir el camino espiritual y el servicio abnegado.
Ante un mundo perturbado, egoísta e indiferente, Yo los llamo a meditar y agradecer este momento para que, de la noche a la mañana, nada los sorprenda, ya que estamos en las últimas y más delicadas instancias en las que la humanidad tendrá la última chance de volverse a conectar con Dios.
¿Se olvidaron de lo que les dije sobre la desconexión de la humanidad?
¿Pensaron en algo? ¿Su actitud es la misma después de eso?
Ustedes saben que la realidad es así. Por eso, no desaprovechen estas últimas instancias, porque ya está llegando el momento final en el que cada uno, sí o sí, deberá caminar con sus propios pies, pero con los pies purificados y despojados de sí mismos, porque solo los despojados de sí mismos entrarán al Reino de los Cielos.
Yo siempre estaré para apoyar incondicionalmente a los que sean incondicionales de verdad y sin apariencias, y principalmente sean incondicionales con sus hermanos.
Les agradezco por meditar y por guardar Mis Palabras en el corazón.
Los bendice,
Vuestro Maestro, Cristo Jesús
Oremos juntos
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Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más