Jueves, 16 de junio de 2016

Mensajes diarios
MENSAJE DIARIO DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN LA CIUDAD DE LOS COCOS, CÓRDOBA, ARGENTINA, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Hijos:

Cometer errores y ser ignorante ante la Sabiduría y la Verdad del Creador se volvió algo común en la consciencia humana. Y no es el mayor pecado del hombre desviarse del Camino y perderse, ya que los estímulos del mundo le ofrecen tantos caminos para distraerse y perderse.

El gran pecado del hombre es continuar caminando en la dirección equivocada cuando, en verdad, ya percibió que no está en el lugar correcto.

El gran pecado es no aceptar la Mano de Dios que se extiende hacia ustedes y los invita a retornar al punto en el que estaban antes de cometer error.

Es el gran orgullo humano lo que les impide descubrir la verdad. Es la gran ignorancia que se esconde detrás de la soberbia y que los hace sentirse conocedores de todas las cosas y dueños de su destino.

Algunas almas, hijos, se comprometieron con Dios desde el principio para llevar adelante la reparación de errores universales por medio de la propia redención. Es por este motivo que el Señor tanto insiste y, de todas las formas, intenta ayudarlos a que den sus pasos.

Sin embargo, solo el esfuerzo de Dios no es suficiente, porque el Creador no puede vivir la redención de sus espíritus ni puede superar las pruebas por ustedes, porque si así fuese no habría ningún mérito en venir al mundo.

Hijos, en oración por las almas, vengo a pedirles que se rindan ante Dios, que entreguen sus resistencias, a pesar del miedo que sienten, y que se permitan vivir esta entrega y renuncien al control de la propia vida.

Vivan la entrega sin miedo de perderse a sí mismos.

Vivan la entrega sin miedo de no cumplir las metas personales.

Vivan la entrega sin miedo de soltar los planes individuales, aspiraciones, deseos, conquistas y derrotas.

Vivan la entrega sin miedo de conocerse verdaderamente a sí mismos y descubrir que nada de lo que aparentaban ser es lo que son.

Hijos, vengan al Corazón de Dios sin temor. Nada malo les sucederá. El dolor que sentirán es parte de la ilusión que viven; es el dolor de morir para el mundo y descubrir una nueva vida; es el dolor de herir aquello que siempre alimentaron y fortalecieron con las ilusiones; es el dolor de reconocer sus errores y de descubrirse imperfectos.

Vivan la libertad de saber que no pertenecen a este mundo y que, en verdad, no son esta materia corrupta.

Vivan la libertad de unirse a Dios y dejarse guiar por Él sin preocuparse con el destino personal.

Vivan la libertad de no tener que buscar nada, de no competir, no codiciar, no querer ser, saber, sentir ni vivir; solo dejarse ser, sentir y vivir por Dios.

Es la intención la que los llevará a ese encuentro. Es la renuncia lo que les abrirá el camino. Es la entrega que los hará libres.

Aquel que conoció la libertad y ahora los llama a este camino,

San José Castísimo