Viernes, 9 de junio de 2023

Mensajes semanales
MENSAJE SEMANAL DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDA EN LA CASA LUZ DA COLINA, CARMO DA CACHOEIRA, MINAS GERAIS, BRASIL, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Cuando las almas se reúnen en oración, con la esperanza de volver a encontrar a Dios, y en Él las respuestas a sus cuestionamientos más profundos, entonces, hijos, Dios se manifiesta entre ellos. A través del aire silencioso, del Soplo de Su Santo Espíritu, toca los corazones y los libera de sus pecados más arraigados, de sus errores más antiguos.

Hoy, estoy aquí, respondiendo a una Voluntad Mayor, para recoger en Mi Corazón la oferta de las almas servidoras.

Estoy aquí para recibir los frutos de las vidas de entrega de aquellos que en toda su existencia aspiraron a servir al Plan de Dios y a su Voluntad Superior; y que hoy, aún con sus limitaciones, siguen viviendo esa entrega y la vivirán hasta su último suspiro.

El planeta aún vive en la ley de la dualidad, así como este universo. Y esta ley requiere equilibrio para que las almas sigan teniendo la oportunidad de evolucionar.

Por eso, hijos, el servicio, el sacrificio, la donación de sí y hasta aun el sufrimiento cuando es vivido con consciencia, también son instrumentos que equilibran las Leyes, que colocan en la balanza de las Leyes Divinas los méritos para transformar la indiferencia, la ignorancia, la falta de amor y el egoísmo, que son grandes males que apartan a la humanidad del Corazón de Dios.

Les digo esto para que comprendan que la vida siempre tendrá su valor. Sus ofertas siempre tendrán un valor incalculable ante Dios y aun postrados en una cama o con diferentes limitaciones físicas, internas y espirituales, siempre y cuando hagan de sus vidas una oferta a Dios, ellas siempre serán para el Padre motivo de esperanza, de equilibrio; ellas siempre generarán méritos para el rescate de almas, aunque nadie los vea y su entrega sea profundamente silenciosa.

Por eso, estoy aquí, para que ustedes recuerden que la vida jamás pierde su valor. Ella es sagrada hasta su último suspiro y seguirá siendo aún más sagrada cuando conozcan los universos que existen más allá de la dimensión material.

Hoy, Yo vengo a agradecer la oferta silenciosa de las almas servidoras, de los que dedican y dedicarán siempre sus vidas a Dios y al prójimo; porque, a través de sus almas, el Padre encuentra la oportunidad de seguir renovando Su Amor y Su Creación.

Reciban Mi bendición y Mi paz.

Reciban la gratitud que emana de Mi Casto Corazón y que los toca para que reencuentren el Propósito de vivir y servir silenciosamente.

Tienen Mi bendición para esto.

Su padre y amigo,

San José Castísimo