Viernes, 5 de abril de 2013

Mensajes semanales
MENSAJE PARA LA APARICIÓN EXTRAORDINARIA DE LA SANTÍSIMA MADRE DE DIOS, TRANSMITIDO EN OLINDA, PERNAMBUCO, BRASIL, AL VIDENTE FRAY ELÍAS

Queridos Míos: 

Erguiré a las esencias de Mi Padre una a una y las liberaré del fuego del abismo, cortaré con las espadas de los ángeles todo el mal y se establecerá el Reino de Dios sobre la Tierra.

Bajo la Luz del Hijo Predilecto, Cristo Jesús, las almas serán tocadas por la fuerza y el poder de la Misericordia. Nadie quedará fuera del manantial de la Gracia, porque todos Mis hijos serán partícipes de la redención.

Que los servidores de Cristo abran los ojos, porque la barca del Cielo estará pasando para rescatar a todos aquellos que duermen sin consuelo y que dejan atrás la vida del espíritu.

Por eso, Mi Manto protege a los que me han correspondido y ninguna tristeza Yo encontraré en aquellos que sirven al Creador de todas las cosas.

En Mi Hijo, Cristo Jesús, volverán a resurgir los que han caído. Para que Cristo pueda llegar a ellos, se servirá de Sus soldados y apóstoles del Nuevo Tiempo, todo será cumplido y la Nueva Humanidad surgirá, pero  deberá orar mucho para que el Reino del Altísimo la escuche.

Abran ahora sus oídos y escuchen la melodía que despierta la verdadera oración, que todos comulguen de esta Gracia sublime y que nadie se pierda en la oscuridad, porque Yo soy el Sol que brilla en las penumbras, soy la Estrella del nuevo amanecer. La Aurora canta y se alegra, porque la victoria del Reino conquistó a cada corazón.

Los hijos del Padre están despertando y colaborarán en la redención de la vida y de toda la existencia. 

Los peregrinos juntos unen las fronteras y surge la Nueva Humanidad regida y guiada por el Emblema de Cristo, el Hijo del Hombre, que regresa en Su nueva Faz.

Los corazones más simples, puros y humildes serán los más abiertos, porque recibirán, en gloria, la honra de servir al único Dios.

El Juicio, que parece ser extenso para el mundo, es permeado por la Misericordia del Redentor y la Madre del Consuelo recoge los frutos donados por los servidores de Dios. 

Esa sagrada ofrenda es elevada al Cielo infinito y colocada a los pies del supremo Dios del Amor. 

La Madre del Mundo intercede por Su raza y un destello de Amor surge del Corazón de Dios.

Los ángeles descienden en gloria hacia la Tierra y cultivan en las criaturas el Amor prodigioso y piadoso de Dios.

Así, todos ven venir desde las nubes al Hijo de Dios, algunos reconocen Su origen, otros miran con indiferencia. ¡Ay de aquellos que no aman a sus hermanos!, porque no podrán ver frente a sus ojos el Paraíso.

El tiempo universal llama a la humanidad hacia un profundo cambio, porque pocos son los que entregan la vida y el espíritu por la redención del mundo.

Cristo ya no cargará con el peso generado por la humanidad, pero Él vendrá a liberar del pecado a los que en la ilusión han caído de los brazos de Dios.

Que el corazón de las almas sea el verdadero refugio, morada de los inocentes. 

Que la oración sea el escudo que los proteja. 

Que el Espíritu Santo sea el emblema de la Santa Justicia, porque en este tiempo Mi Corazón nutrirá a los corazones áridos y quitará la sed de los que están ciegos.

A todos los llevo hacia la Fuente inagotable de Cristo, porque el tiempo de la Misericordia es reconocido por muy pocos. 

Los nuevos santos brotarán como las flores del campo y en el silencio darán vida a lo que parece estar muerto.

Que cada alma encuentre pronto su camino. Es tiempo de reparación, fe y confianza en Dios.

La Estrella del Sol resplandece ante sus rostros. En cada nuevo encuentro ustedes ven venir a la Madre del Sol, la Reina del Universo.

En gratitud, guarden los Rayos misericordiosos que reciben sus espíritus y corazones.

Reconozcan a quien les habla y desde dónde proviene la Luz Mayor que los guía en el amor y en el silencio. Solo podrán despertar, a un impulso universal tan grande, cuando oren con la luz imperecedera del corazón.

Que sus consciencias se transfiguren en este ciclo, por estar solo en la Presencia del Rey del Amor. Permitan que los velos caigan de sus rostros para que despierten a la luz de la Obra Mayor. 

Aún no conocen Mi verdadera Faz gloriosa. Yo soy después de Mi Hijo, pero soy la Reina Madre de los hijos de Dios, por ellos di al mundo el Hijo del Hombre, con el fin de salvarlos de la perdición.

Pero ahora, Él envía a Su Madre del Cielo, para preparar el camino de regreso del Redentor. Arrepiéntanse y confiésense, Dios escuchará con atención el llamado de Sus hijos de la Tierra. Si así lo hicieran, sus vidas no perecerán, sino que recibirán la Gracia que sus corazones necesitan.

Vigilen todo el tiempo y sepan leer las señales y los signos que vienen desde el universo. Reúno a los rebaños de Mi Hijo con un único fin, la redención de sus consciencias, la conversión del mundo y la paz en toda la humanidad.

Yo soy el Ave que sobrevuela próxima a sus pequeños espíritus. Sean fuertes en el amor y oren por amor a Dios. Ustedes permitirán, en la verdad y en la entrega a Dios, que el Padre cumpla Su suprema Voluntad.

Les agradezco a todos los hijos de Recife y de Olinda por escuchar Mi urgente llamado a la conversión.

María, Madre y Reina de la Paz