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En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En Amor y Misericordia hoy los encuentro aquí, así como Me he encontrado con el resto de Mis hijos en Medjugorje, momento en el cual su Madre Celeste celebra junto a Sus hijos, no solo el aniversario de las apariciones, que hace más de treinta y seis años he venido realizando no solo por Bosnia y Herzegovina, sino también por el resto del mundo.
Celebro en esta noche la devoción y el cariño de Mis hijos, el amor que tienen los hijos de Dios por la Reina de la Paz.
Hoy vengo desde Medjugorje y uno los dos hemisferios del planeta bajo el Principio del Amor y de la Sabiduría.
Así como en Medjugorje llevé un mensaje de paz para el mundo, en este lugar Yo pude traer un mensaje de consciencia para el mundo, algo que la mayoría de Mis hijos, y sobre todo de la Iglesia de Cristo, demorará en reconocer.
Pero esa no es Mi preocupación, hijos Míos. Mi preocupación, hijos Míos, es su salvación y redención, que vivan la cristiandad que Mi Hijo les enseñó por medio de Su Amor y de Su Misericordia infinita.
En todas Mis apariciones realizadas en el mundo, a lo largo de los tiempos, he traído el mismo mensaje a la humanidad en diferentes tiempos, momentos y circunstancias que los que la humanidad necesitaba del Llamado de Dios, de la Palabra de Dios, de la advertencia para poder cambiar y transformarse.
Se acerca el tiempo y el momento, hijos Míos, en el que la Reina de la Paz se recogerá, así como la Rosa de la Paz también se recogerá.
En sus memorias y en sus corazones deberá estar Mi Presencia, todo lo que Yo les he enseñado a través de los años. De una forma semejante a San Pablo y a San Pedro, ustedes deberán vivir este tiempo. Nada ni nadie les podrá quitar lo que Yo les he entregado aquí, porque lo que Yo he dejado aquí y dejaré, es un profundo tesoro espiritual e inmaterial, del cual las almas se podrán servir en el fin de estos tiempos, para aprender a atravesar el momento más agudo de la humanidad.
Yo agradezco en esta noche la confianza de los que creen en Mí y, sobre todo, el amor que expresan al Reino de Dios por todo lo que han recibido. Eso es inconmensurable, eso es lo que Me trae aquí en esta noche: la respuesta de los que confían y de los que aman, más allá de sus miserias o imperfecciones, porque la verdadera Iglesia de Mi Hijo está en sus corazones y no en los cimientos.
Las verdaderas bases de la espiritualidad de Mi Hijo son el testimonio verdadero de su conversión y redención, de su oración diaria y servicio por la humanidad y los Reinos de la Naturaleza. Ese es el camino hacia la nueva humanidad, no es el camino hacia la nueva era.
Nunca la mente humana podrá comprender el Misterio de Dios. ¿Hasta cuándo Mis hijos, que no entienden, lo desafiarán?
Yo vine a traer a Medjugorje y a este lugar la Gracia maternal de Mi Corazón y eso es lo que se debe perpetuar en sus corazones y almas, ese será el mayor testimonio de amor de sus vidas por Dios y por todo Su Plan de Amor en la humanidad.
Yo vengo a traer un llamado, como he traído un llamado en cada parte del mundo en la que he aparecido a lo largo de los tiempos.
Y en esta noche, Yo puedo recoger de cada lugar, en donde he aparecido y en donde he establecido un santuario de amor y de oración, el amor y la devoción de Mis hijos. Eso es lo que coloco hoy a los Pies del Creador, de los que persisten en la transformación, de los que viven en comunión con Mi Hijo, de los que practican incesantemente el verbo de la oración. Allí están las bases de su fe y de su reconciliación con el Padre Eterno.
Ahora, hijos Míos, con esta consciencia que hoy les traigo por medio de palabras tan simples pero profundas, podrán sentir y percibir cómo la Madre de Dios está aquí y en Medjugorje reuniendo a la consciencia de todos los pueblos y razas, porque Mi mensaje es para toda la humanidad y no solo para una única religión.
Yo les traigo aquí, hijos Míos, la oportunidad de amar por medio de la reverencia al Verbo de Dios que Yo les he traído a lo largo de los tiempos y, sobre todo, en estos últimos años.
Hoy Mi Corazón Inmaculado no solo recoge las súplicas de los hijos de Dios, sino también recoge el amor de los hijos de Dios. Es ese amor, que ustedes pueden tener y vivir por el Padre y por Mi amado Hijo, el que curará y regenerará la Tierra, y pondrá fin a lo que la humanidad hoy está viviendo y atravesando.
Mientras que las religiones y los pueblos no profundicen en el amor y lo vivan verdaderamente con sus semejantes, la humanidad no se renovará. Este es el importante mensaje que hoy les traigo, porque lo deberán recordar y, sobre todo, practicar en este tiempo.
Hijos, como Reina de la Paz, estoy aquí para ayudarlos, para conducirlos y para guiarlos hacia Mi Hijo. Yo les traigo el mismo mensaje y la misma revelación que Mi Hijo les entregó hace más de dos mil años. En el nombre de Mi Hijo, les vuelvo a decir: ámense los unos a los otros, así como Mi Hijo los amó y los sigue amando eternamente.
Es solo eso lo que les pido, porque lo necesitarán. Será por vuestro bien.
Y ahora dedico Mi mensaje a Mis hijos de África, a Mis queridos y pequeños hijos de la santa y humilde Casa Santa Isabel, en Angola.
Así como Yo visité a Mi prima hace más de dos mil años, aunque Yo deje de venir a este lugar desde 8 de agosto, Yo los visitaré, extraordinariamente y milagrosamente, y tendré la dicha de consagrarlos como Mis hijos definitivamente. Esa será la gran y última peregrinación extraordinaria.
Sigan rezando, amando, sirviendo y suplicando por el mundo. Dios, a pesar de lo que ve de la humanidad, está feliz por la voz de sus súplicas, porque Él, el Todopoderoso y Misericordioso, solo puede vivir y morar en los corazones simples y humildes. Dios no mora en las instituciones, Dios está presente en los más pequeños y lejos de los que se dicen poderosos.
Hoy se vuelve a cumplir, hijos Míos, uno de los pasajes de la Biblia. Dios revela Sus misterios a los humildes y pequeños, y derrota a los poderosos y soberbios.
En los más pequeños, como en Mis hijos de África, está el Amor de Dios. Un Amor que precisa ser curado, redimido y cicatrizado por la Mano bondadosa y misericordiosa del Redentor.
Iré a África, cuando el tiempo y el momento lo permitan, pero no falta mucho tiempo. Vivan en Mi tiempo y no sentirán mucho la espera, sino que el tiempo pasará rápido, y así como hoy Me encuentro aquí con Mis hijos, Me encontraré con ustedes en el Amor, en la Gracia y en la Misericordia.
Quisiera dedicar este momento a Mi amada África, que espera hace más de quinientos años por el alivio de su esclavitud y persecución.
Con toda la gloria y el poder que Me ha dado Mi Hijo, peregrinaré especialmente a Angola, para que juntos celebremos el día de la gran unión entre el Cielo y la Tierra, entre Dios y África.
Mis últimas Palabras ya hacen eco en los corazones que las saben reconocer. Estas últimas Palabras que los Sagrados Corazones anuncian al mundo, son las Palabras más salvíficas y redentoras que las almas necesitan para prepararse para el momento importante del Retorno de Mi Hijo.
Beban de la fuente de las Palabras de los Sagrados Corazones. Revivan todos los días Nuestros Mensajes. Les hemos dejado todo lo que necesitan para el tiempo que llegará, el tiempo definitivo que el mundo ya está viviendo y que muchos no quieren reconocer.
Ingresen dentro de su corazón y sientan lo que les dejamos. Los Cielos están cerrando un ciclo antes de lo esperado; pero Mi Amor no los abandonará, cada vez que oren Conmigo allí estaré, Mi Gracia será su fortaleza cuando Yo ya no esté aquí.
El mes de julio y el mes de agosto son los últimos y grandes momentos para la humanidad, de intercesión de los Sagrados Corazones por todas las almas. No pierdan estos dos últimos meses porque llegó el tiempo de la síntesis en sus vidas, de una síntesis espiritual e interior.
Es necesario que vean y recuerden todo lo que ha sucedido en estos últimos doce años, para que puedan comprender lo que sucederá después, así como Dios lo necesita.
Reciban en sus manos una flor de Luz. La blanca flor de Luz es la primera señal que les dejo para que se preparen para el fin del tiempo. Lleven esa flor de Luz, que es el espejo de Mi Amor, hacia sus corazones y sean bendecidos por Mi maternidad, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Quiero llevar en Mi Corazón, antes de retirarme, una canción importante para Mí, que es parte de esa síntesis espiritual que ustedes tienen que hacer unidos a Mi Corazón.
Esa canción revela una historia, pero también una inspiración, un testimonio verdadero, humilde y simple, que Yo les enseñé en Aurora.
Tendré la Gracia en esta noche, entre ustedes y con ustedes, de escuchar "Revelaciones de Aurora".
Les agradezco.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
El mundo ha juzgado el mensaje de la Madre de Dios, y aunque no hayan sido todos Mis hijos, esto ha tenido una gran repercusión en Dios.
El mundo no ha comprendido la razón de que Yo esté aquí, en la Tierra, pero aún vengo al mundo por los que Me escuchan.
Abriendo Mi Corazón y extendiendo Mis brazos hacia ustedes, hoy vengo a darles Mi mensaje y esto va más allá de toda credibilidad humana, porque Yo vengo aquí por una única razón, porque los amo y quiero el bien para sus vidas, así como Mi Hijo quiere la Misericordia para sus vidas.
El mundo no puede juzgar la Voluntad de Dios, porque no la conoce. Hoy hago silencio para que puedan reflexionar y no solo escuchar.
En este lugar, quedará la señal visible de que Nosotros hemos estado aquí, de que Nuestros Sagrados Corazones han estado aquí durante mucho tiempo.
Hoy no puedo decirles mucho. Tienen que comprender, hijos Míos, lo que les quiero decir a través de Mi silencio, porque es Dios quien habla a través del Corazón de Su Sierva.
Gran parte del mundo no acepta el Amor de Dios. Muy pocos hijos Míos se animan a sumergirse en el Amor de Dios para ser redimidos y transformados.
Hoy vengo como la Señora de la Paz, porque Mi Paz estará en aquellos que la busquen verdaderamente.
Dios Me ha pedido comunicarles algo importante, algo imprevisto y extraordinario. Primero lo deben saber sus almas, para que después lo puedan comprender sus corazones.
Le he dado al mundo mucho más de lo que necesitaba, para que la mayoría de Mis hijos pudieran sentir y reconocer este momento que viven Conmigo.
El Cáliz del sacrificio que hoy está ante ustedes, en las manos de la Señora de la Paz, fue bebido por muy pocos. Es la Sangre de Mi Hijo que quiere ser Sangre en ustedes para que, a través del sacrificio, Él pueda seguir salvando al mundo.
Estamos a las puertas de la Iglesia Celestial, en la que Dios escucha atentamente este mensaje. Su Consciencia Divina los está observando y contemplando, así como todas Sus huestes de Luz, arcángeles y ángeles, todos están siendo testigos de este momento.
El mensaje extraordinario que vengo a traerles en esta noche, con pesar en Mi Corazón, es que llegaré por última vez al mundo y al encuentro con Mis hijos, el día 8 de agosto, en el que la tarea de los Sagrados Corazones finalizará.
Si el mundo, hasta 8 de agosto, no se arrepintiera y no dejara de perseguir, la humanidad sentirá el movimiento de la Tierra, porque somos Nosotros, los Mensajeros de Dios, que a través de estos encuentros sostenemos al mundo y a la humanidad, para que pueda continuar adelante.
Hoy la dolorosa Madre clama por penitencia al mundo.
Hoy les digo lo mismo que dije en el tercer secreto de Fátima, que aún no se cumplió, porque una parte de ese secreto no ha sido conocido.
El Ángel de la Justicia de Dios dirige Su espada de fuego hacia la Tierra. Pero la Señora de la Paz, la dolorosa Madre, se coloca ante el Ángel para emanarle la Luz de Dios y soportar el castigo que le corresponde a la Tierra.
Mi deseo ardiente, hijos Míos, no es abandonarlos ni tampoco dejarlos, pero algunos no fueron justos Conmigo y así no fueron justos con Dios. Ni la Iglesia ni la humanidad conoce la Voluntad de Dios.
Reordenaré el universo y todas las potencias celestiales para que, en el tiempo que Me queda entre ustedes, Yo pueda atraer hacia Dios a las almas que aún no se arrepintieron ni tampoco se reconciliaron con lo Alto.
Desde ahora hasta el 8 de agosto, aspiro y oro incesantemente para que la humanidad mejore y, así como fue muchas veces, que las puertas de este Centro Mariano puedan volver a estar abiertas para despedir a la Mensajera de Dios, después de estos doce años.
La verdad emergerá y los corazones ya no se confundirán, porque sabrán que la Madre del Cielo siempre estuvo aquí, reuniendo a Sus hijos en Amor y en Misericordia.
Deberán seguir rezando para que, desde el Cielo, su Reina y Madre pueda seguir intercediendo por ustedes, aunque ya no pueda venir aquí.
Mientras estoy aquí con ustedes estoy rezando, porque los quiero y los amo. Quiero la verdad para sus vidas y el fin de la ignorancia en la superficie de la Tierra.
Después del 8 de agosto, será el gran momento para que todos coloquen en práctica todo lo que les he dictado, de ejercer el amor por encima de toda condición para que el Amor de Dios siga triunfando hasta que retorne Mi Hijo y cumpla Su gran promesa.
Recemos de corazón, de alma y de espíritu, para que siempre se cumpla la Suprema Voluntad.
Padre Nuestro (se repite tres veces).
Hoy llevaré esta oración al Padre, como un eterno agradecimiento de los corazones que se unieron, en estos doce años, a la Madre de Dios, y que más allá de las dificultades y de las pruebas, llevaron adelante con valentía y coraje los pedidos de la Virgen Santísima.
La Señora de la Paz, la dolorosa Madre, les agradece por haber respondido a Mi llamado.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Cerramos esta transmisión agradeciendo y reverenciando en este momento.
Nos despedimos escuchando este instrumental.
Gracias a todos.
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más