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En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Contemplen la grandiosidad del Amor de Dios en ustedes y cómo ese Amor es capaz de ir muy lejos; así como Mi Hijo fue muy lejos, más allá de la Cruz.
Contemplen ese Amor en sus esencias, háganlo por las almas que no contemplan a Dios en sí mismas, para que en esta noche el Corazón de Dios pueda ser reparado de todas las ofensas y ultrajes que comete el mundo.
Como Reina del Amor, como Madre que los ama, como la Guardiana de sus almas, les pido que recuerden el poder del Amor de Dios que es invencible e inextinguible, que va más allá de los conflictos y de las guerras, que obra más allá de toda división y disociación.
Este Amor es el que no conoce Mi adversario, y será este Amor Mayor e Infinito de Dios que también algún día lo redimirá; así como Cristo, a través de Su Preciosa Sangre derramada, redimió a cada uno de ustedes, liberándolos del pecado y del error, abriéndoles la puerta de Su Misericordia para que todos pudieran ingresar en Su océano de Compasión y de Amor.
Ante el terrible escenario del final de los tiempos, retornen a la esencia del Amor que está en ustedes y que los creó en el principio, en la Fuente. Así, trasciendan sus propios obstáculos; así, disuelvan sus propias amarguras y tristezas.
En esta noche, reciban con júbilo la Divina Esperanza, la Esperanza que Mi Hijo promete en Su pronto Retorno; la Esperanza, llena del Amor de Dios y de la vida, que renovará la faz de la Tierra, que liberará a las almas del sufrimiento de una vez y para siempre.
Porque en verdad les digo, Mis queridos hijos, que cuando surja la Nueva Humanidad, bajo el preámbulo del Retorno del Señor, no habrá ni un alma en esta superficie a la que se le escuche su llanto, porque el llanto de las almas en la Nueva Tierra será de alegría.
Si ustedes supieran cuánto Yo los amo, les aseguro que llorarían de alegría; porque el Amor de Dios no solo es invencible, no solo es profundo, sino también es un Amor transformador; un Amor que les concede la Gracia y el Perdón, que les otorga en esta noche una amnistía espiritual a ustedes y a sus hermanos que escuchan, a todos los que en este día se hayan dirigido al Santo Sacramento de la Eucaristía. Será una amnistía plenaria que disolverá los errores cometidos hasta el presente y que les permitirá a sus ángeles de la guarda dar testimonio de este extraordinario evento ante Dios.
Así, como les dije ayer, Mis hijos, los Altares de Dios hoy están abiertos; porque las puertas fueron abiertas por los santos ángeles del Señor, para que las ofrendas de reparación y de reconciliación de las almas sean depositadas honestamente ante el Señor; y así juntos, Mis amados hijos, aspiremos e invoquemos un buen año 2024, un año sin guerras, sin conflictos ni divisiones, un año en el que prevalezca el Amor.
Y así, ese Amor es el que renovará al mundo si las almas se unen a la esencia del Amor de Dios y se reconocen como Sus Hijos, los Hijos de la Fuente.
Esto permitirá, queridos hijos, que más almas en el mundo que están perdidas sean contempladas por la Misericordia y no por la Justicia; porque como así Yo les dije, Mis queridos hijos, Yo les deseo el bien a cada uno de ustedes y a sus familias, un bien mayor que les permita comprender la realidad, esta realidad del final de los tiempos.
Pero atención, Mis pequeños, no observen la realidad del mundo con temor o con miedo. A pesar de que es una realidad aterradora y triste, necesito que las almas despiertas, a través de la oración del corazón, se decidan de una vez y para siempre a ser puentes entre el Cielo y la Tierra, a ser mediadoras del verbo orante ante todas las causas imposibles que, con la intervención de la Divina Madre, no serán causas imposibles, sino serán soluciones posibles para todos.
Mi segundo pedido, en esta noche especial, es que invoquen la paz con más fuerza; y que sus actos, palabras y acciones sean de paz, para que la paz pueda ser recibida no solo por las almas que más la necesitan, sino también pueda ser acogida por aquellos lugares que han sufrido la guerra, el conflicto y la destrucción física de los espacios; que la paz pueda renacer en los corazones más sedientos.
Y ustedes, Mis queridos hijos, que han sido tan llenos de Gracia, al igual que su Madre Celeste, sean precursores de la paz y crean en esa paz, adentro ustedes y después afuera de ustedes. Así, la vida no será un sufrimiento, sino que la alegría emergerá de ustedes y de sus hermanos, por estar respondiendo al Llamado de Dios.
Mi tercer y último pedido es que, a través de la Santa Eucaristía que enseguida celebrarán, tengan muy presente a todas las huestes celestiales, que en esta noche ofrecen el Santo Sacramento y que abren todos los Sagrarios de la Tierra, para que la Luz poderosa de Cristo colme y bañe al mundo entero por medio de Su Amor y de Su Misericordia reparadora.
Que esta sea, para ustedes, la verdadera celebración de fin de año que una vez más tengan la dicha de vivir el Sacramento Eucarístico con Mi Hijo.
Deberían meditar y sentir en sus corazones lo que significa para el Reino de los Cielos que en cada día se celebre el misterio del Amor de Cristo, a través de la Comunión, y todos los méritos salvíficos y redentores que las almas reciben a través del Sacramento.
Por eso, hijos Míos, en este final de los tiempos, no vivan la Comunión como algo normal; que sus almas se exalten con júbilo y alegría por poder confirmar a Cristo en ustedes, como símbolo y señal de esperanza para el mundo entero.
Así, sus pequeñas almas y sus pequeñas esencias podrán ser ese gran espejo que se refleja en la Tierra, para que los códigos y los méritos de la Pasión del Señor enmienden todos los errores del mundo y les concedan la redención a las almas que ya se condenaron.
Con especial predilección y amor, Mis hijos, acompañaré esta Sagrada Eucaristía que hoy oficiarán en nombre del Señor.
Así, su Santísima Madre, la Reina del Cielo y de la Tierra, la Humilde Esclava del Señor, la Intercesora entre los corazones y Dios, podrá elevar junto con los santos ángeles y los ángeles de la guarda todas las ofertas, para que en el mundo se alcance la paz y el fin de la guerra, no solo de la guerra física, sino también de la guerra en las familias.
Porque Mi deseo ardiente, Mis hijos, es que cada uno de los miembros de sus familias y de las familias del mundo pueda reencontrar en su mundo interior el Amor de Dios, que los salva y que no los castiga, que los libera y que no los condena, el Amor que los ama tal cual son y que los impulsa a la transformación de la vida y del corazón.
En esta noche especial, en la que se cierra un ciclo y comienza otro nuevo ciclo, aspiremos a través de la Celebración Eucarística a que todas las almas, especialmente las más perdidas en el mundo entero, alcancen la Gracia de la Misericordia en este próximo 2024.
Les digo y les pido que tengan fe, porque Mi Inmaculado Corazón triunfará.
Así, los bendigo para el próximo año y les consagro cada uno de sus pasos, los pasos que deberán dar al encuentro de Cristo, Nuestro Señor, siguiendo las huellas de Luz del Gran Maestro.
Que sea un año, un nuevo año, de más Gracias y Misericordias para todos. Mi oración perpetua está presente incansablemente por esta causa.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
María ha sacado el Inmaculado Corazón de Su Pecho, en este momento, colocándolo sobre la palma de Su Mano derecha. Se lo ofrece a cada uno de nosotros como un Corazón Ardiente en amor, en Gracia, en servicio y en piedad por las almas.
Oremos, renovando nuestros votos para este próximo 2024 y tomando para nosotros mismos al Inmaculado y Ardiente Corazón de María, que arde en amor por las almas y las familias del mundo.
Santa Madre, agradecemos Tu Presencia aquí entre nosotros y en el mundo entero.
Acepta nuestra vida tal cual es, imperfecta, llénanos con la fuerza de Tu Amor para que podamos concretar las aspiraciones de Tu Amadísimo Hijo, Jesucristo.
Inmaculado Corazón de María,
fuerza, luz, protección y esperanza,
en Ti nos renovamos, a Ti nos consagramos
para que seamos testigos, ahora y siempre,
del triunfo de Tu Inmaculado Corazón
en toda la humanidad.
Amén.
(3 veces)
La Madre Divina está sonriendo, porque nos dice que Ella nos dio Su Corazón, y ahora nos pide que le demos nuestro corazón, y que no tengamos miedo porque no vamos a perder la vida, porque dijo que si le entregamos nuestro corazón tendremos vida en abundancia.
En el silencio de nuestro corazón entreguémosle el corazón a María, así como Ella nos lo entregó. Y así, nuestro corazón y el Corazón de María se funden en un solo Corazón, y recibimos de la Divina Madre el don del entendimiento, el don de la paciencia, el don de la fe, el don del perdón, el don de la cura, el don de la paz, el don de la unidad y el don de la redención.
Les agradezco por responder a Mi llamado.
Recuerden Mis tres pedidos.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Mi silencio viene a hacer callar a las armas. Para que este silencio se establezca, Yo vengo a la Tierra, hoy de una forma diferente, dada la emergencia de estos tiempos, dada la necesidad de las almas, especialmente de las que claman por Justicia y por Misericordia.
He aquí el Rabí de Israel, el Maestro de todos los pueblos y de todas las religiones, porque Mi Corazón no guarda diferencias, Mi Corazón tiene un lugar para cada pueblo y para cada nación, que por alguna razón existen, porque cada uno de ellos guarda en sí mismo un Tesoro de Dios que no se puede perder.
Yo estoy aquí para darles Vida y Luz a los mundos internos, porque Mi tiempo se termina y la hora de Mi Retorno se aproxima. El mundo necesita de un cambio radical, un cambio que venga del espíritu para que la materia sea impregnada de una nueva forma. Y esto significa, compañeros, grandes esfuerzos para la Jerarquía, esfuerzos que no los pueden medir con su mente, esfuerzos que solo los pueden sentir con el corazón.
Yo llegaré al mundo en un momento culminante y, a medida que pasan los días, ese momento culminante se acerca y todos ya deberían estar prontos, porque no les avisaré. Mi única señal será Mi Presencia, cara a cara, y ¿qué Me dirán en ese momento?
Yo vendré a buscar en ustedes el templo espiritual que han construido para Mí, que utilizaré para reconstruir al mundo, volviendo a verter Mis Dones y Mis Gracias en las almas en la hora culminante, en la que el sufrimiento en la esfera de la Tierra terminará, en la que ya no se escuchará ni un llanto más en este mundo, efecto de la guerra, de la miseria y de la persecución o aun efecto de la pena de muerte.
Cuando Yo retorne, esto ya no se escuchará en ningún plano ni en ninguna dimensión. Porque, ese momento que será muy sagrado para Mí, retornar de los Cielos a la Tierra y poder volver a tocar con Mis Pies esta superficie, será el momento en el que el mal será vencido, porque por una orden espiritual, cósmica y divina, el Arcángel Miguel traspasará con Su espada el mal, disolviendo la esencia de la oscuridad para que, por el poder de la Luz y del Amor, todo se revierta y el principio se reintegre en la humanidad, aquel principio que era impregnado por un Propósito Espiritual.
Desde Adán y Eva, la historia de la humanidad será reconstruida y, en Mi Presencia, ya no habrá secuelas del sufrimiento y del error. Por eso, este también es el momento culminante para ustedes, en el que no pueden ser tibios, en el que se deben aferrar a Mí, más allá de lo que suceda o de lo que vivan; porque el Maestro retornará y llamará a cada uno por su nombre espiritual que resonará como un eco en todo el planeta, porque será la Voz del Padre la que hablará a través de Su Hijo, así como la Voz del Padre habló a través del pueblo de Israel.
Yo sé que muchos no comprenden por qué hay tanto dolor y sufrimiento en el mundo, por qué tantos inocentes deben padecerlos. ¿Será que alguna vez pensaron que ellos se ofrecieron para esto, para que los no redimidos se puedan redimir?
Por eso, les hablé en estos últimos tiempos sobre los nuevos mártires. Día a día, hay muchos más mártires en el mundo, desde los no nacidos hasta los que mueren en la guerra y muchos más que ni siquiera se podrían imaginar qué es lo que viven, ofreciendo sus almas en sacrificio y amor, a fin de que en el mundo exista un amor maduro, capaz de superar todos los errores, capaz de trascender todas las impunidades. Ese es el amor que Yo estoy viendo en los Nuevos Cristos.
¿Quién será consciente y se postulará para vivir esta escuela? Porque no busco reacciones heroicas, Yo busco ofrecimientos anónimos, capaces de vivirlos por amor como víctimas del Amor de Cristo. Aunque sea incomprensible que día a día existan más mártires en el mundo, si esto no sucediera el planeta ya no estaría en pie.
Desde los grandes lamasterios de Oriente hasta los cantos de los cristianos del mundo entero, todos suplican verdaderamente por la paz. Pero ya no la busquen, amen esa paz y la paz será en ustedes, porque la Paz es una Ley, es la primera Ley que Dios creó en el principio.
Fue la Paz, junto con el Amor de Dios, que impulsó la Creación, que permitió que ustedes hoy estén aquí, y que en este vasto e infinito universo existiera una vida diversa, colmada de aprendizajes y de muchas experiencias internas.
Pero el mundo, cada día que pasa, se aleja de esa verdad, de esa verdadera experiencia de amor que Dios necesita que vivan para que, por el precio de Mi Sangre derramada, se puedan redimir y confiados crean que la redención es posible en estos tiempos críticos.
Los ángeles trabajan en lo que sucede en el mundo. Diferentes ejércitos y huestes de Luz se encargan de las diferentes situaciones del planeta, grande debe ser el sacrificio para enmendar los errores cometidos.
Por eso, le pedí al Ángel Celador de Mi Cuerpo Eucarístico que se presentara al mundo antes del tiempo previsto; para que, a través de cada momento de oración y de cada nuevo encuentro, a través de cada servicio y de cada oferta verdadera que puede nacer honestamente de sus corazones, Él reciba, en todos sus Cálices de Luz, los ofrecimientos de las almas de Cristo para poder enmendar y justificar los errores que hoy se viven en Medio Oriente, en Ucrania, en África y en otros lugares del mundo, o aun lo que podría sufrir la Argentina.
Mi Mirada Espiritual está en todos los asuntos urgentes. Quiero que sus miradas de amor Me acompañen en los asuntos que son verdaderamente importantes para la Jerarquía Espiritual. Yo les vengo a pedir y a rogar que muden de frecuencia, que se coloquen en la visión espiritual de la Hermandad.
Les vuelvo a pedir que se amen los unos a los otros, en reparación por el amor que desaparece en el mundo, especialmente el amor que desaparece de las almas que viven la guerra, porque Mi Corazón es dilacerado por dentro cada vez que veo morir niños en Gaza.
¿Ahora, entienden lo que necesito?
Yo les abro la puerta definitiva del apostolado maduro. Que sus propias situaciones no pesen, porque hay situaciones que pesan más para Mí y son las que hoy suceden en toda la humanidad.
El Rabí de Israel está aquí para llamarlos al camino de la unidad, del respeto y de la confianza, para que la paz esté presente en el mundo. Sin la paz, el mundo se dividirá más, y ustedes no lo pueden permitir.
Por eso, Me apoyo en todos los que adoran al Santísimo Cuerpo de Cristo, que ya no miden el tiempo ni las horas para poder adorarme; porque la adoración es lo que permite la Presencia de Dios, para que Su Mano toque y llegue a los lugares más recónditos del planeta en donde se vive el sufrimiento.
Yo les abro la puerta de Mi Corazón, una vez más, para que puedan sentir como Yo siento, para que puedan vivir como Yo vivo, para que puedan servir, así como Yo sirvo, siendo el Mensajero de Dios.
Hoy, les pido que ofrezcamos esta nueva Comunión Espiritual por todo lo que les dije, para que Mi Verbo se haga carne en ustedes y en ustedes estén Mis Dones y Virtudes que serán necesarios y urgentes en estos tiempos de tribulación.
Sepan que conozco cada una de sus necesidades, pero Yo les quiero decir que ya es tiempo de que aprendan a aceptar Mi Voluntad y a no desplazar Mi Voluntad de ustedes; porque Yo tengo un Plan para cada alma y para cada corazón, que en muchos casos no les apetecería; pero si Yo no hubiera aceptado el Cáliz en el Huerto Getsemaní, ¿qué hubiera sucedido?
Los Cristos del Nuevo Tiempo deben ser una realidad y ya no una aspiración. Mi Consciencia Divina, amplia e infinita, necesita obrar a través de las almas, porque hay muchos que aún esperan Mi Amor, mucho más de lo que ustedes imaginan, mucho más de lo que ustedes han podido recibir aquí en cada encuentro. Hay almas en este mundo que darían cualquier cosa por recibir Mi Amor.
¿Ahora, comprenden Mi necesidad?
Espero que, al salir de aquí, sus corazones sientan diferente, sus mentes comprendan diferente, que abracen con la misma convicción que Yo abrazo el servicio espiritual de la Jerarquía.
Ahora, los bendeciré antes de la Comunión Espiritual para que, por los méritos que fueron vividos en la Última Cena y en la Dolorosa Pasión, estos méritos puedan estar disponibles para ustedes como un manantial inagotable y, especialmente, puedan llegar a las almas que más los necesitan en esta hora.
Que esta Comunión Espiritual sea la Comunión de la Misericordia, en la que todos puedan recibir la Gracia que tal vez algunos no merecerían, y esto es por Obra de Mi Insondable Misericordia, por el Fuego de Mi Amor Misericordioso.
Para preparar este momento de Comunión, realizarán Conmigo un ofrecimiento espiritual al Creador, a través del Amor de Galileum, para que la paz se haga en Medio Oriente, en Ucrania, en Sudán y en el mundo entero.
Y, a través de Galileum, clamen por los méritos de Mi Nacimiento, de Mi Vida Pública, de Mi Última Cena, de Mi Dolorosa Pasión, de Mi Muerte, de Mi Resurrección y de Mi Ascensión a los Cielos, para que las almas, que en estos días mueren en la guerra, alcancen el Paraíso. Porque vuelvo a cumplir la promesa que le hice al ladrón en la Cruz, cuando Yo le dije: “Por haber reconocido a tu Dios, el Señor, hoy estarás Conmigo en el Paraíso”.
Les agradezco.
Que la paz sea una realidad en cada momento y en cada interior.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Delante de lo que sucede en el mundo, Dios está en silencio y, una vez más, Él envía a Su Hijo para ayudar a los que más necesitan y, especialmente, a los que atraviesan las guerras, la esclavitud y el tráfico de personas.
Hoy, su Maestro y Señor se encuentra en los planos internos en esos lugares y se sirve de este potente canal de Luz del Centro Mariano de Figueira para poder llevarles a las almas que más necesitan el consuelo y la paz, el amor y la esperanza, que, entre hermanos de una misma humanidad y planeta, son disueltos a través de las guerras y conflictos.
Vean ahora Mi Corazón Espinado, horriblemente ultrajado por los que son impunes y no aceptan vivir la Ley de Dios, por aquellos que someten a sus hermanos de las naciones y de los pueblos. Yo vengo por todos ellos. Vengo por el último y por el más perdido, porque todos son rescatables para Mi Corazón, aunque en las apariencias parezca imposible.
En este tercer impulso que hoy les traigo, no solo los preparo para la próxima Sagrada Semana, sino también los preparo para asumir con responsabilidad el Plan de Dios, para que sepan que ahora lo más importante es que cada una de sus vidas esté confirmada a Mí, porque ya no tengo recursos para justificar los errores del mundo.
Por eso, necesito de almas decididas y definidas. Necesito de almas que se ofrezcan a ser víctimas de Mi Amor y que no solo se dejen traspasar por Mi Amor, sino también por Mi Voluntad, porque será a través de los pequeños grupos de almas que Su Maestro y Señor llevará adelante Su Retorno al mundo.
Por eso, en este momento, Yo necesito que sean valientes, que asuman Conmigo lo que hay que asumir y soportar. No hablo de algo externo, sino de algo profundo, en donde Su Maestro y Señor trabaja por las almas y por las esencias, por todos aquellos que necesitan de una oportunidad.
Esa debería ser su regla: que trabajen para Mí, que Me sirvan y que se entreguen a Mi Corazón, para que en este momento agudo del planeta en donde todo está permitido, las almas tengan una oportunidad, así como ustedes la tuvieron Conmigo desde el principio que los convoqué a estar a Mi lado.
Para eso, los invito a ofrecer cada una de sus pruebas, cada uno de sus desiertos, hasta cada una de sus incomodidades, por una sola razón: para que Su Maestro y Señor, ante el Padre Eterno, tenga cómo justificar los graves pecados de la humanidad, para que esta situación del fin de los tiempos no se vuelva incontrolable e insostenible, sino que a través de pequeños grupos de almas, de almas que se postulen a ser víctimas de Mi Amor, una vez más, Yo pueda interceder por el mundo de la misma forma que intercedí hace dos mil años atrás.
Tomen como ejemplo lo que pasó hace dos mil años atrás con la humanidad y en el punto en el que la humanidad se encontraba, no solo desde el punto de vista material, sino también espiritual.
Ahora, la humanidad está en una situación más grave y compleja, y el Espinado Corazón de Su Maestro y Señor necesita de almas valientes y dispuestas a soportar la cruz de este mundo, una cruz invisible, imperceptible y silenciosa, que solo se sostiene por amor, para que los que están condenados y perdidos tengan una última oportunidad.
Por eso, les pedí hasta hace poco tiempo que tuvieran el corazón pronto. Esto no es una poesía, es una afirmación de una consciencia que es responsable en Cristo y por Cristo, de una consciencia que tiene la sabiduría y el discernimiento para darse cuenta de que la humanidad se está precipitando rápidamente y que muchas de las situaciones, que hoy suceden en el mundo y en las naciones, son creadas por la propia humanidad, por aquellos que son impunes y que creen tener el poder por encima de Dios.
Sé que muchos se han preguntado en estos tiempos, ante una guerra como la de Ucrania, ante una guerra como la de Yemen, la guerra de Etiopía o la de la ultrajada Siria, ¿dónde está el Poder de Dios para derrotar a esos hombres impíos?
Aquí, Dios no desafía a nadie, Dios no ostenta nada ante nadie, sino no sería Dios. Es un Padre de Amor y de Misericordia, que a través de estos dos atributos Él traza la Justicia para el mundo en la hora cierta y en el momento oportuno.
Por eso, todo lo que hoy sucede en el mundo algún día terminará. Ustedes, como Mis apóstoles y compañeros confirmados, deben seguir orando con fervor y no permitir que su oración se enfríe o hasta se desvanezca; porque, en este momento, la unión de las almas a través del verbo orante es imprescindible para todo lo que sucederá.
Tengan confianza y fe en todo lo que les estoy diciendo, comprendan que no les puedo decir más que esto, porque la Voluntad de Dios solo es conocida por el propio Dios, por Su propio Hijo y por el Espíritu Santo. Pero si ustedes siguen amando lo desconocido, lo que es inmaterial, desde esos niveles de consciencia llegarán los auxilios que ustedes y sus hermanos necesiten, y les aseguro que ustedes sabrán en dónde estar y qué hacer en el momento cierto.
Este es un tiempo de un dolor crecido y agudizado, de un sufrimiento causado a la humanidad y a los pueblos a través de la impunidad y de la corrupción, que el Padre nunca había visto. Es que el propio Padre Eterno se ha dado cuenta hasta dónde pueden llegar Sus hijos cuando están viciados por el poder y la impunidad.
Pero tengan presente que todas esas situaciones o acciones no pueden ir más allá de lo material, que por encima de todas estas cosas está la Presencia del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, de todas Sus Jerarquías Angélicas y Arcangélicas que, en este momento de la humanidad, trabajan de forma incansable en los planos internos para proteger las esencias del mundo entero, a todas las esencias posibles.
¿Ahora comprenden la importancia de su oración en estos tiempos?
La verdadera victoria que alcanzó Cristo en la Cruz no se dio de forma externa, sino interna, y esa victoria se construyó a través del silencio, irradiando la Paz y el Amor para los que lo crucificaron y lo condenaron.
Los invito a amar ese misterio, pero no esperen que ese misterio se revele; vivan ese misterio en sus vidas y ustedes por sí mismos lo develarán, porque aprenderán a amar como Yo amé, aprenderán a perdonar como Yo los he perdonado, y así sabrán curar las heridas más profundas en sí mismos y en sus hermanos.
Hoy, les vengo a decir todo esto porque Mi Padre ha visto que hay almas que habiendo recibido todo de su Maestro y Señor no lo han valorado, le han dado la espalda a su Redentor por sus propias resistencias y miedos y, a pesar de estar a Mi lado hace tanto tiempo, Mi Amor no tocó sus corazones.
¿Quién pagará esta deuda?
Todo lo que viene del Universo no se desperdicia. Aprendan a vivir en la economía espiritual que los lleva a administrar, con sabiduría y entendimiento, los impulsos que vienen de la Jerarquía, impulsos preciosos y determinantes que solo intentan elevar sus conciencias cada día más, para que algún día comprendan y sepan sobre la Voluntad de Dios.
Hoy, Me alegro por estar aquí con los Míos y con los consecuentes, con aquellos que a pesar de sus propias imperfecciones intentan, todos los días, seguir Mis huellas, las huellas de Luz del Redentor, animándose a profundizar en los grados de amor y de entrega, animándose a ser los Cristos del Nuevo Tiempo.
Por eso, más allá de todo lo que sucede en el mundo y que es muy doloroso para Mí como para ustedes, siempre vean la Luz, la Luz de Cristo, más allá de las tinieblas. Sigan esa Luz, tengan como propósito la Luz de Mi Corazón; y, a través de esa concentración en la Luz de Cristo, cierren Conmigo las puertas al mal y lleven a las almas más oscurecidas de este mundo a que vuelvan a encontrar el océano de Mi Misericordia, porque solo a través de la Misericordia el mundo se redimirá.
Este Corazón Espinado de Cristo, que hoy les expongo, ahora es un Corazón Luminoso, un Corazón lleno del Amor de Dios por las almas, un Corazón que cura y que sana, un Corazón que redime, que les trae la paz y el consuelo que cada uno necesita.
Así, anímense a seguir cargando con la cruz por el mundo, anímense a ser valientes y a seguir los pasos que Yo les estoy indicando, porque como les dije, hace un tiempo atrás, harán más cosas que las que Yo hice, cosas más grandes que las que hizo su Maestro y Señor. Por eso, también les digo que deben tener sus corazones prontos para hacer cosas más grandes que las que Yo hice; y cuando las estén viviendo una a una, recordarán lo que hoy les dije.
Es así, que Yo los invito a amar la simplicidad para que este mundo pueda recuperar su inocencia. Yo los invito a amar la pureza para que este mundo pueda recuperar el amor. Yo los invito a adorarme, a reconocerme en los Sacramentos y en el corazón de cada hermano, para que este mundo recupere la esperanza que ha sido condicionada y sepultada por los impunes.
Pero cuando Yo retorne, así como retornaré durante la próxima Sagrada Semana, cada una de sus almas, cada uno de sus espíritus, tendrá la oportunidad y la Gracia de vivir la síntesis Conmigo. Una síntesis espiritual que les recuerde todos los impulsos recibidos de Mi Corazón a través de los tiempos.
Eso los preparará para lo que llegará, y así los podré tener donde los necesito, en diferentes lugares del mundo para transmutar Conmigo, para que las almas se liberen de su esclavitud material y espiritual, y así cuando Yo retorne en Gloria, mostrando Mi verdadera Faz, la Faz del Cristo Solar y Cósmico, todas las almas Me puedan reconocer.
Porque, en esa hora, les prometo que ya no existirá angustia, pena o desesperación, sino existirá una alegría que brotará de los corazones simples y humildes, de los corazones que perseveraron en Mí y a través de Mí; y Yo los reuniré para darles de comer de Mi Glorificado Cuerpo y para darles de beber de Mi Preciosa Sangre, del Cáliz que señalará la gran hora de la redención planetaria, en la que el mal será retirado y el Reino de Dios volverá a descender a través de Mi Madre Celeste y de todas las Huestes de Luz que celebrarán con la Nueva Raza el surgimiento de una Nueva Humanidad.
Para que puedan comprender físicamente este tercer impulso que hoy les traigo, los invito a celebrar Conmigo la Eucaristía. Y hoy, de manera especial, invitaré a este altar a todas las Madres de la Orden que están aquí presentes, para que se ofrezcan por las madres de la guerra, para que esas madres que sufren los conflictos y las persecuciones tengan la fuerza y la esperanza de seguir adelante.
Celebremos en paz.
A los pies de la destrucción de este mundo, nos ofrecemos como víctimas del Amor de Dios para que Mi Sagrado Corazón triunfe en este planeta y en todas las almas que más necesitan, en esta hora, del consuelo y del perdón. Que así sea.
Así como fue en la noche que reuní a Mis apóstoles para revelarles el Misterio de Mi Amor, hoy reúno a todos los apóstoles del fin de los tiempos ante el preámbulo de esta próxima Sagrada Semana; para que, a través de la institución de la Eucaristía y de la celebración del Misterio del Amor de Dios, todas las almas posibles se preparen para ese importante encuentro Conmigo.
Bendice, Señor, este vino que se convertirá en Mi Sangre.
Bendice, Señor, esta agua que, en unidad perfecta, bendecirá a las almas.
Adonai, Tú que eres Santo,
Amoroso, Poderoso e Invencible,
no mires los horrores de este mundo,
sino la fidelidad de las almas,
de aquellos que a pesar de sus pruebas
e incertidumbres siguen firmes Mi Camino,
el Camino que los lleva hacia Mi Paz,
y que esta celebración Eucarística
sirva de comunión con todas las almas
que siempre Me dicen sí.
Que esto, Padre, consuele Tu Corazón.
Delante de los Universos Celestiales, así como fue en la Última Cena, Padre Amado, vuelvo a tomar el pan para ofrecértelo, a fin de que sea transubstanciado en Mi Cuerpo por los ángeles del Cielo; y así, lo vuelvo a partir, para ofrecerlo a Mis compañeros, diciéndoles: “Tomen y coman, porque este es Mi Cuerpo, que será entregado por los hombres, para el perdón de los pecados”.
Te alabamos, Señor, y te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y te bendecimos.
Amén.
De la misma forma, vuelvo a tomar el Cáliz entre Mis Manos para ofrecerlo al Padre Eterno, a fin de que el vino sea transubstanciado en Mi Sangre; y así, lo vuelvo a ofrecer a Mis compañeros, diciéndoles: “Tomen y beban, porque este es el Cáliz de Mi Sangre, la Sangre de la Nueva y Eterna Alianza, que será derramada por su Redentor para la remisión de todas las faltas. Hagan esto en memoria Mía hasta que Yo retorne al mundo”.
Te alabamos, Señor, y te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y te bendecimos.
Amén.
He aquí Mi Cuerpo y Mi Sangre, felices los que se sirven de este Sacramento y lo ofrecen por aquellos que no lo viven, que no lo adoran y que no lo reconocen, a fin de que Mi Divina Misericordia, insondable e inextinguible, llegue a todas las almas posibles.
Ofrezcamos este Sacramento por las madres de la guerra, para que el espíritu sagrado de la maternidad, concebido por la Sagrada Energía Femenina, se reconstruya y se restablezca, a fin de que todos los hijos de Dios se sientan amados y protegidos por sus madres de la Tierra.
Oremos:
Padre Nuestro, en arameo.
Así como Mi Paz está en este lugar, que esta Paz se expanda y se multiplique en toda la Tierra, para que los mundos internos reconozcan al Cristo Vivo. Que la Paz descienda a la Tierra.
Y los invito a fortalecer su fe así como la fortaleció el centurión romano, porque su propia fe curó a su siervo. Los invito a pensar en esto.
Señor, yo no soy digno de que entres en mi casa,
pero una Palabra Tuya bastará para sanarme.
Amén.
Con la alegría de este encuentro y de este reencuentro de las almas postulantes a ser víctimas de Mi Amor, les anunciamos a todos los hermanos del planeta, a todos los devotos del Sagrado Corazón de Jesús, la Comunión Espiritual.
Oremos, así como oró el Ángel de la Paz:
Santísima Trinidad,
Padre, Hijo y Espíritu Santo,
os adoro profundamente
y os ofrezco el Preciosísimo Cuerpo, Sangre,
Alma y Divinidad de Jesucristo,
presente en todos los Sagrarios de la Tierra,
en reparación por los ultrajes,
sacrilegios e indiferencias con que Él es ofendido;
y por los méritos infinitos de Su Santísimo Corazón
y del Inmaculado Corazón de María,
os pido la conversión de los pobres pecadores.
Amén.
He cumplido Mi promesa, sus corazones están prontos a través de los tres impulsos recibidos para vivir una síntesis espiritual Conmigo en la próxima Sagrada Semana. Solo les pido una cosa, nunca dejen de ser valientes por Mí, así aprenderán a superarse y a trascenderse todos los días.
Les agradezco por este recibimiento y este amor interior. Hoy, la Sagrada Figueira vuelve a iluminar al mundo.
En el nombre del Padre del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Cerramos este trabajo con Cristo, en silencio y recogimiento. Y nos preparamos para recibir mañana, con mucha alegría, a nuestro amado Instructor San José.
Podemos ir en paz.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
El Reino de Dios está próximo a todas las almas del mundo.
Hoy no es Mi día, es el gran día de la llegada de la Iglesia Celestial de Mi Hijo.
Yo siempre seré Su Sierva y Su Mensajera. Por eso he venido aquí en este día tan importante y especial para el mundo, para que sepan que la Madre de Dios, Madre de la humanidad, está con cada uno de ustedes en este momento, en el lugar en donde cada uno se encuentra.
Para la Gracia de Dios no existen fronteras. La omnipresencia de Dios Le concede a la Madre Santísima la posibilidad de estar con cada uno de Sus hijos en este momento.
Detrás de Mí, en esta noche, vean vislumbrar la llegada de la Iglesia Celestial. Yo soy la Señora del Trono de Dios y vengo a anunciarle al mundo la gran oportunidad de su arrepentimiento, para que la Misericordia de Dios en este momento los pueda curar y redimir.
Mi Corazón sigue siendo incansable. Mi aspiración por ustedes sigue siendo eterna. La Madre de Dios no se detiene, aunque Su Palabra y Su Mensaje se recoja diariamente en este ciclo.
Ahora, hijos Míos, ustedes deben ser el mensaje vivo, deben testimoniar Mi Mensaje ante la Mirada paternal de Dios. Algunos de Mis hijos lo deben hacer, deben demostrar que han comprendido Mi Mensaje y han acogido cada una de Mis Palabras a lo largo de estos trece años, porque será la forma, hijos Míos, de que justifiquen ante el Padre Celestial todo lo que han recibido. Este momento de incertidumbre que vive el mundo terminará si la fe y la esperanza en los corazones se renuevan.
Hijos Míos, este es el gran tiempo de la adoración al Corazón Eucarístico de Mi Hijo. Este es el gran tiempo de la oración del corazón. Este es el tiempo, hijos Míos, de que cada una de sus vidas sea el mismo Sacramento, renovando su bautismo, su unción, su confesión y su comunión perpetua con Mi Hijo. Así sus vidas se confirmarán, y es lo que necesita el Padre Celestial para poder seguir derramando Su Misericordia en el mundo, en aquellos lugares que más lo necesitan y que es urgente.
En esta noche, hijos Míos, en vísperas de la llegada de la Iglesia Celestial, en amor y en devoción, a través de sus almas postrémonos ante el Reino de Dios, porque Él enviará Su Gracia al mundo, Él derramará Su Misericordia durante estos próximos ocho días y será el gran momento para cada uno de ustedes, en el que la Palabra de Mi Hijo deberá cumplirse.
Ustedes deben ser la Palabra de Mi Hijo, el testimonio de la conversión y de la redención. Es así que en esta noche les anuncio, en vísperas de la llegada de la Iglesia Celestial, una semana no solo sagrada, sino una semana de una importante expiación para el mundo.
A quien coloque sus rodillas en el suelo, reconozca sus faltas y las entregue a Dios, su Ángel de la Guarda intercederá y las súplicas serán llevadas a los Tronos del Padre para que Él las pueda convertir en Amor y en Misericordia.
Hoy la Madre de Dios está, al igual que cada uno de Sus hijos, esperando en oración y en vigilia por la llegada del Redentor. Él Me ha enviado como la Madre del Trono de Dios para anunciar Su llegada al mundo, el advenimiento de Su Palabra, la Gracia de Su Espíritu, la Misericordia eterna de Su Corazón.
Un gran momento llegará a el mundo, un profundo momento espiritual. Siendo el último, es el más importante de todos estos últimos años, en los que Mi Hijo ha estado con ustedes. Es el momento del gran paso de la consciencia, es el momento de reconocer a Dios, porque en penitencia y en arrepentimiento llegará la paz, y un milagro se dará en sus vidas y en la vida de sus hermanos de la Tierra.
Todas las Jerarquías del Cielo, todos los seres de buena voluntad de la Tierra, se preparan para este último momento, en el que el Sagrado Hijo de Dios traerá Su Sabiduría y Amor al mundo para que quede grabado en sus esencias, para que siempre lo puedan revivir en sus corazones.
Hoy a Mis pies, como Madre del Trono de Dios, tengo las flores de la donación de la oración y del amor de Mis hijos, todas las flores que Me fueron entregadas en esta noche como fruto de su oración y de su sinceridad Conmigo.
Ustedes saben, hijos Míos, que por más que Mi ciclo con ustedes haya terminado, Mi aspiración es siempre estar con ustedes.
Mi Hijo Me entregó la humanidad en el momento más culminante de Su entrega en la Cruz, y para que Su Cruz sea victoriosa deben redimirse para testimoniar y confirmar lo que Él hizo por ustedes aquí en la Tierra.
Es así que la vida y la enseñanza de Mi Hijo siempre será atemporal y siempre los invitará a la renovación y al perdón.
Esto es lo que hoy les traigo del Cielo, como Su Sierva y Su Esclava. Es lo que Yo le traigo al mundo abriendo las puertas de los Cielos para la llegada de Su Iglesia Celestial.
Mantengan sus corazones abiertos en estos próximos días, sin expectativas, sin grandes deseos, en absoluto vacío y en un incondicional amor hacia el Corazón Glorificado de Mi Hijo.
Es tanto lo que veo sufrir a la humanidad que Mi Ser ya Le ha ofrecido todo al Padre para el alivio de cada uno de Mis hijos.
Pero solo piensen en el sacrificio de Mi Hijo en la Cruz. En el mayor abandono, en la más profunda soledad, Mi Hijo se convirtió en el Cristo cuando aparentemente nada sucedía. Y a los pies estaba Su Sierva y Esclava la Madre de Dios, Juan el apóstol y las santas mujeres. Él solo nos tenía a nosotros, hoy Él los tiene a cada uno de ustedes.
Todo pasará, un nuevo tiempo llegará. Si la humanidad se arrepiente verdaderamente en estos días, los cambios podrían ser indescriptibles para el mundo.
Hijos Míos, como una madre que los ama y que los guía, no pierdan la oportunidad, no la tomen como un momento más porque no se repetirá.
Mi Hijo le ha pedido a Su Padre la autorización para el descenso de Su Iglesia Celestial en un tiempo de la humanidad en el que nada parece resolverse, en el que la gran incógnita está en la mente de Mis hijos.
En oración, en ofrecimiento, ofrezcan sus vidas a Dios y nada más. Busquen la Luz del Universo, reconozcan la Estrella de la Jerarquía. En el firmamento se aproxima el Redentor y todas Sus Huestes de Luz.
Los ángeles, con cantos de alabanza, anuncian la llegada de Su Iglesia Celestial. El tiempo de la conversión es ahora.
Dios los ama y Él ya no puede ser más ofendido. Él quiere el bien para cada uno de Sus hijos, porque si viven Su Amor y Su Verdad se salvarán y el mal será derrotado por la poderosa espada del Arcángel Miguel.
Las estrellas caídas se levantarán de los abismos y sus orígenes alcanzarán la reconciliación tan esperada.
Los mil años de paz llegarán y la Aurora brillará en el corazón de los que han creído en ella.
Eleven sus aspiraciones a lo Alto, Mi Corazón les trae la Luz de todo el universo. Y abriendo Mis manos les derramo la Luz del Cielo, así como la derramé muchas veces en Aurora.
El fin no está lejos. Arrepiéntanse, arrepiéntanse, arrepiéntanse y Mi Amor los llevará a Dios. Eso es todo lo que hoy les digo.
Recuerden en esta noche la llegada de la Iglesia Celestial de Mi Hijo. Vean reflejada Su Iglesia en sus mundos internos, cómo Su Luz y Su Gloria comienzan a descender al planeta.
En esta noche permaneceré en adoración al Corazón Eucarístico de Mi Hijo.
En vísperas de este momento especial, la Madre del Trono de Dios agradece este templo que han ofrecido a Su Hijo. Dios contempla con gratitud cada trabajo realizado, cada momento de unidad gestado por una sola razón: por el triunfo de Su Amor.
Glorifiquemos al Hijo del Universo con hermosas alabanzas.
Hoy deseo, en conmemoración de este día especial para Mí y para ustedes, en vísperas de la llegada de la Iglesia Celestial y en agradecimiento por la oportunidad de servir y de amar, que honremos al Santísimo Hijo de Dios por Su presencia, a lo largo de los tiempos, en los Sacramentos y en el corazón de Sus hijos, de todos sus compañeros.
Vamos a elevar una canción al Corazón de Cristo, porque a Él le debemos todas las cosas, nuestro agradecimiento y nuestro honor.
Escucharemos “Tu és o Rei”.
En el nombre del Padre del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
¡Gracias Madre de Dios por cuánto nos das!
A través de esta canción que ofreceremos a Nuestro Señor Jesucristo y en unión a la Madre Divina, nos prepararemos internamente para esta vigilia, en la que nuestros corazones y almas estarán atentos a la llegada de la Iglesia Celestial, en estas próximas horas de nuestro tiempo.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
El mundo ha juzgado el mensaje de la Madre de Dios, y aunque no hayan sido todos Mis hijos, esto ha tenido una gran repercusión en Dios.
El mundo no ha comprendido la razón de que Yo esté aquí, en la Tierra, pero aún vengo al mundo por los que Me escuchan.
Abriendo Mi Corazón y extendiendo Mis brazos hacia ustedes, hoy vengo a darles Mi mensaje y esto va más allá de toda credibilidad humana, porque Yo vengo aquí por una única razón, porque los amo y quiero el bien para sus vidas, así como Mi Hijo quiere la Misericordia para sus vidas.
El mundo no puede juzgar la Voluntad de Dios, porque no la conoce. Hoy hago silencio para que puedan reflexionar y no solo escuchar.
En este lugar, quedará la señal visible de que Nosotros hemos estado aquí, de que Nuestros Sagrados Corazones han estado aquí durante mucho tiempo.
Hoy no puedo decirles mucho. Tienen que comprender, hijos Míos, lo que les quiero decir a través de Mi silencio, porque es Dios quien habla a través del Corazón de Su Sierva.
Gran parte del mundo no acepta el Amor de Dios. Muy pocos hijos Míos se animan a sumergirse en el Amor de Dios para ser redimidos y transformados.
Hoy vengo como la Señora de la Paz, porque Mi Paz estará en aquellos que la busquen verdaderamente.
Dios Me ha pedido comunicarles algo importante, algo imprevisto y extraordinario. Primero lo deben saber sus almas, para que después lo puedan comprender sus corazones.
Le he dado al mundo mucho más de lo que necesitaba, para que la mayoría de Mis hijos pudieran sentir y reconocer este momento que viven Conmigo.
El Cáliz del sacrificio que hoy está ante ustedes, en las manos de la Señora de la Paz, fue bebido por muy pocos. Es la Sangre de Mi Hijo que quiere ser Sangre en ustedes para que, a través del sacrificio, Él pueda seguir salvando al mundo.
Estamos a las puertas de la Iglesia Celestial, en la que Dios escucha atentamente este mensaje. Su Consciencia Divina los está observando y contemplando, así como todas Sus huestes de Luz, arcángeles y ángeles, todos están siendo testigos de este momento.
El mensaje extraordinario que vengo a traerles en esta noche, con pesar en Mi Corazón, es que llegaré por última vez al mundo y al encuentro con Mis hijos, el día 8 de agosto, en el que la tarea de los Sagrados Corazones finalizará.
Si el mundo, hasta 8 de agosto, no se arrepintiera y no dejara de perseguir, la humanidad sentirá el movimiento de la Tierra, porque somos Nosotros, los Mensajeros de Dios, que a través de estos encuentros sostenemos al mundo y a la humanidad, para que pueda continuar adelante.
Hoy la dolorosa Madre clama por penitencia al mundo.
Hoy les digo lo mismo que dije en el tercer secreto de Fátima, que aún no se cumplió, porque una parte de ese secreto no ha sido conocido.
El Ángel de la Justicia de Dios dirige Su espada de fuego hacia la Tierra. Pero la Señora de la Paz, la dolorosa Madre, se coloca ante el Ángel para emanarle la Luz de Dios y soportar el castigo que le corresponde a la Tierra.
Mi deseo ardiente, hijos Míos, no es abandonarlos ni tampoco dejarlos, pero algunos no fueron justos Conmigo y así no fueron justos con Dios. Ni la Iglesia ni la humanidad conoce la Voluntad de Dios.
Reordenaré el universo y todas las potencias celestiales para que, en el tiempo que Me queda entre ustedes, Yo pueda atraer hacia Dios a las almas que aún no se arrepintieron ni tampoco se reconciliaron con lo Alto.
Desde ahora hasta el 8 de agosto, aspiro y oro incesantemente para que la humanidad mejore y, así como fue muchas veces, que las puertas de este Centro Mariano puedan volver a estar abiertas para despedir a la Mensajera de Dios, después de estos doce años.
La verdad emergerá y los corazones ya no se confundirán, porque sabrán que la Madre del Cielo siempre estuvo aquí, reuniendo a Sus hijos en Amor y en Misericordia.
Deberán seguir rezando para que, desde el Cielo, su Reina y Madre pueda seguir intercediendo por ustedes, aunque ya no pueda venir aquí.
Mientras estoy aquí con ustedes estoy rezando, porque los quiero y los amo. Quiero la verdad para sus vidas y el fin de la ignorancia en la superficie de la Tierra.
Después del 8 de agosto, será el gran momento para que todos coloquen en práctica todo lo que les he dictado, de ejercer el amor por encima de toda condición para que el Amor de Dios siga triunfando hasta que retorne Mi Hijo y cumpla Su gran promesa.
Recemos de corazón, de alma y de espíritu, para que siempre se cumpla la Suprema Voluntad.
Padre Nuestro (se repite tres veces).
Hoy llevaré esta oración al Padre, como un eterno agradecimiento de los corazones que se unieron, en estos doce años, a la Madre de Dios, y que más allá de las dificultades y de las pruebas, llevaron adelante con valentía y coraje los pedidos de la Virgen Santísima.
La Señora de la Paz, la dolorosa Madre, les agradece por haber respondido a Mi llamado.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Cerramos esta transmisión agradeciendo y reverenciando en este momento.
Nos despedimos escuchando este instrumental.
Gracias a todos.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Reverenciamos en este momento el legado más importante de la humanidad, que ha traído hoy Nuestro Señor Jesucristo. Ese legado es el Arca de la Santa Alianza, que cuatro ángeles han traído con Nuestro Señor.
Reverenciamos ese legado espiritual, universal e inmaterial, que hoy está frente a nosotros, bajo la protección de Nuestro Señor Jesucristo y en la presencia de Abraham y de Moisés.
Este legado hoy es irradiado a toda la humanidad, hacia los cuatro puntos de la Tierra, mientras Cristo, Abraham y Moisés, junto con los ángeles, contemplan la Santa Arca.
Y vemos dentro de ella todo lo que guarda como legado espiritual, universal e inmaterial, y cómo el centro de Luz del Corazón de Cristo emana una poderosa Luz sobre el Arca de la Santa Alianza, en donde están la Corona de Espinas, los Clavos que Él llevó en la Cruz, el Santo Cáliz y las Tablas de la Ley, los llamados Mandamientos que recibió Moisés, así como otros elementos que conforman ese legado espiritual para este Universo material.
Y somos rodeados por el Universo que tiene como centro a este acontecimiento espiritual e interno en este momento.
Al igual que los ángeles, que adoran y protegen la Santa Arca, dejémonos colmar por ese legado y ese misterio que se revela frente a nosotros.
Alrededor de este acontecimiento, vemos a los Ancianos que también se mostraron a Juan en la última parte de su vida, cuando él vio el Apocalipsis.
Aquí y ahora, en este momento, se forma la Orden de la Hermandad Celestial, que hoy ha llegado ante cada uno de nosotros, para que su amor y su vibración resuene dentro de cada uno, en el centro de nuestro ser y esencia, para que entremos en comunión con el legado espiritual que formará las bases de la Nueva Humanidad.
Mientras tanto, los Ancianos que están presentes llevan, entre sus manos, un Sagrado Libro que muestran con páginas en blanco y están atentos, vigilantes y contemplativos para registrar y escribir lo que cada uno ofrecerá por este legado, a fin de ser celador y vigilante, guardián y protector del Conocimiento Divino y Cósmico.
En este momento, vemos cómo Cristo, tan solo con Su mirada de Amor, ilumina dentro del Arca de la Santa Alianza al Santo Cáliz, para que a través del Santo Cáliz una potente columna de Luz comunique aún más al Cielo con la Tierra, y se abran aún más los Portales hacia el Universo y, en este momento, bajo esa apertura espiritual que realiza Cristo en un absoluto silencio y sintonía, vemos por encima de ese espacio y de ese acontecimiento, un poderoso Triángulo de Luz de lados iguales que representa un aspecto de Dios, Abba.
Dentro de ese Triángulo de Luz que nos observa y nos contempla está Dios, como también contempla el acontecimiento del Arca de la Santa Alianza, en la Presencia de Cristo, de Abraham, de Moisés, de los Ancianos y de los ángeles.
Debajo del Arca de la Santa Alianza vemos presentarse y dibujarse a nuestro planeta que es colmado por los rayos de Luz que expresa esa Santa Arca, y el aura espiritual del planeta es encendida y santificada por cada una de esas corrientes poderosas que el Arca está emanando en este momento, a través de todos sus elementos sagrados.
Mientras que Abba, a través del Triángulo de Luz, ilumina aún más el espacio presente, la síntesis de cada uno de Sus Nombres Sagrados se hace presente en este momento, en este acontecimiento espiritual y universal.
Los ángeles, ante la Presencia del Padre, el Todopoderoso, no dejan de mantener su cabeza en el suelo como un acto de adoración y de reverencia a nuestro Creador. Y vemos, en este momento, cómo diferentes huestes de Luz, ejércitos de ángeles comienzan a rodear la Presencia de Dios.
Todos son convocados a este encuentro, para recibir el bálsamo del Amor de Dios y el principio de Su Sabiduría.
Para terminar de unir a la Tierra con todo el Universo, y antes de continuar con todo lo que Nuestro Señor quiere realizar en este día, en un acto de mayor reverencia y amor a nuestro Creador, ante esta revelación y Presencia Divina, entonaremos el Nombre de Abba, a través de "Fuente Primordial" como una sola voz y un solo corazón, hasta que Nuestro Señor lo indique.
En este momento, vamos a permitir que cada uno de los principios y atributos de la Santa Arca no solo bañen de Luz a nuestro planeta, sino también a las naciones y a los pueblos, a los Reinos de la Naturaleza, a los océanos, para que toda la vida, en este momento, esté en Dios.
Podemos comenzar.
Canción: "Fuente Primordial".
Vemos cómo en los Libros Sagrados de los Ancianos se han escrito nuestras ofertas, las cuales quedarán guardadas en ellos hasta que Dios las solicite.
Nuestro Señor retira del Arca de la Santa Alianza el Santo Cáliz para que, espiritualmente, sea colocado sobre este altar y celebremos, en esta tarde, la comunión con el Cuerpo y la Sangre de Cristo.
Sentimos bien cerca de nosotros a ese Santo Cáliz, aquel Cáliz con el que Cristo celebró la Última Cena, y que testimonia y expresa a la reliquia más importante de la humanidad que es la Sangre preciosa de Jesús.
Nos dice Cristo:
Mis Palabras hoy son representadas a través de esta experiencia de amor porque ya muchos de ustedes, conscientes y preparados en el camino del espíritu y del servicio por la humanidad, están prontos para vivir estas experiencias que solo Yo podría dirigir, por la autoridad que Mi Padre Me concedió. Experiencia de la cual los hago a cada uno partícipe, para que sus almas y esencias estén fortalecidas en este servicio del fin de los tiempos, en el que su donación y entrega será la llave fundamental para concretar Mi Retorno.
Por eso, hoy he dejado sobre este simple altar el Santo Cáliz, para que no solo los irradie a ustedes, sino también al mundo entero que lo necesita con suma urgencia espiritual.
Así, Yo les demuestro, a todos los que escuchan, la validez de la comunión espiritual Conmigo, cuando tan solo se abren para vivirla.
Los Ancianos son los testigos de esta humanidad y de este planeta hasta sus últimos días, por esa razón hoy están aquí con ustedes y con el mundo.
Abraham y Moisés son parte fundamental de la historia de su humanidad que, en diferentes tiempos y épocas, alcanzó importantes movimientos espirituales de expansión de la consciencia y de la realización del Plan del Creador.
Este es el tercer momento, después de Mi Pasión, Muerte y Resurrección, en el que podrá suceder lo mismo, siempre y cuando las almas se adhieran al descubrimiento de este legado espiritual, guardado en el Arca de la Santa Alianza, para todas las esencias del Universo y más allá de este.
Hoy el Arca de la Santa Alianza viene a traer la cura y la renovación de la humanidad, porque las almas necesitan curarse para poder estar sanas físicamente y así poder reencontrar el camino hacia Dios en este momento planetario, en el que se enfrentan el amor y la indiferencia, lo que definirá el próximo tiempo para toda la raza humana.
En este momento Moisés y Abraham se retiran, llevando consigo el Arca de la Santa Alianza hacia el centro del Triángulo, en donde está Dios, para resguardala donde siempre está.
Pero aún las puertas de los Cielos se mantienen abiertas, porque fuimos llevados hacia otro espacio de la Iglesia Espiritual de Cristo, la llamada Iglesia Celestial. El centro de esta Iglesia es el legado del Arca de la Santa Alianza, que los ángeles resguardan, adoran y protegen con un infinito amor por todo el sacrificio que Cristo vivió por esta humanidad y por cada uno de nosotros, en este planeta.
Aunque parezca incomprensible e imposible, estamos ante Abba y Nuestro Señor Jesucristo, colmados por Su profundo silencio celestial y por Su Amor eterno que emana del Padre, del Hijo y de la Fuente.
Aún se mantiene cerca de nosotros el Santo Cáliz, porque Nuestro Señor lo retornará a su lugar cuando esta ceremonia entre el Cielo y la Tierra, entre la Iglesia Celestial y las almas, haya finalizado.
Y así, vemos cómo Cristo enciende trece puntos de Luz en toda América y cada uno de esos puntos de Luz, que emergen del interior de la Tierra, traen un tono, una vibración y una melodía que la humanidad necesita para poder ingresar en el próximo tiempo; y vemos cómo en perfecta armonía, esos trece puntos de Luz se unen, emergiendo hacia la superficie, comenzando desde Norteamérica hasta Sudamérica, en toda la columna de las Rocallosas y de los Andes.
Estamos ante una Red de Luz espiritual que siempre ha estado presente en el planeta desde sus orígenes, pero que tuvo su tiempo para despertar. Visualicemos a las Américas encendidas por esos trece puntos de Luz y percibamos, en este momento, qué es lo que siente nuestro corazón.
Guardar la memoria de este sentimiento es lo que nos pide Cristo, para que siempre lo podamos reconocer y a partir de este sentimiento profundo e interno, tengamos fuerza y valentía para poder renovarlo todo, así como Cristo nos renueva.
Así, vemos réplicas de este Santo Cáliz en los trece puntos de Luz. Vemos que una Sangre espiritual es derramada sobre cada uno de los Cálices que los ángeles vierten en este momento en ellos y el planeta es bañado por la poderosa Sangre de Jesús.
Así, todas las almas reciben este impulso de Nuestro Redentor.
Y en lo alto de los Andes, vemos la misma Cruz que estuvo en lo alto del Monte Calvario y a sus pies, a Nuestra Santísima Madre, la Virgen María, así como a todos Sus hijos, seres de amor, de oración y de buena voluntad extendidos en los cuatro puntos de la Tierra.
Esa Cruz es una Cruz de Luz que ilumina a cada uno de los Cálices y somos colmados por el Espíritu Santo.
Vemos a Nuestra Santísima Madre rezar por el mundo y por la humanidad, colocando a Su lado al Santo Padre, el Papa Francisco, y a América. Y a través de América la humanidad se vuelve a levantar, así como Cristo se levantó durante el Calvario.
El Triángulo de Dios recorre cada punto de Luz de las Américas, colocando sobre ellos cada uno de Sus aspectos y Nombres Sagrados; y desde el centro de nuestro planeta sentimos el dolor de la Madre Tierra que es aliviado, en este momento, por la Sangre que Jesús derramó en la Cruz.
Nos vaciamos nuevamente para poder recibir todo esto, reconocemos nuestra pequeñez delante de este gran misterio, el misterio del Amor de Dios por la humanidad.
Y en este escenario, con el Santo Cáliz cerca de nosotros, celebraremos este momento con un profundo acto de agradecimiento por esta revelación de Nuestro Padre, Dios, a través de Su Hijo, el Cristo.
Cristo nos ha pedido, en este momento, que nos podamos lavar las manos en señal de purificación y de rendición, en nombre de la humanidad.
Vamos, a pedido de Cristo, a lavar las manos de los hermanos del Consejo de esta Obra, en nombre de la humanidad.
Pedimos que, en este momento, a pedido de Nuestro Señor Jesucristo, si fray Supremo nos está escuchando, que también lave sus manos, realizando la misma oferta que pide Nuestro Señor, para que el Amor pueda curar todo el dolor. Esto siempre será para que el Amor derrote la impunidad.
Ante la Luz del Santo Cáliz, recordamos a Nuestra Madre Santísima a los pies de la poderosa Cruz, en lo alto de los Andes, porque Ella también está recibiendo nuestra oferta, en este momento, como Madre de la humanidad.
Mi Dios,
yo creo en Ti, yo Te adoro,
yo Te espero y yo Te amo.
Y Te pido perdón
por los que no creen en Ti,
no Te adoran,
no Te esperan y no Te aman.
Amén.
(Se ora en inglés tres veces)
Tomen y coman todos de Él, porque este es Mi Cuerpo, que hoy es entregado al mundo por el perdón de los pecados.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Amén.
Tomen y beban, porque este es Mi Cáliz, el Cáliz de la Nueva Alianza entre las almas y Dios, con la Sangre que es derramada por su Señor para la remisión de las faltas. Hagan esto siempre en memoria Mía.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Amén.
Por la poderosa Luz que emana del Santo Cáliz en este momento, en unión con Nuestra Santísima Madre en lo alto de los Andes, en unión con los trece puntos de Luz que fueron encendidos por Nuestro Señor, recemos juntos la oración que Él nos enseñó:
Padre Nuestro (en español).
Padre Nuestro (en inglés).
El Cuerpo y la Sangre de Cristo.
Bienaventurados los que se sirven de este legado de Amor.
Que la Paz descienda a la Tierra.
Nuestro Señor retira el Santo Cáliz del altar y lo lleva entre Sus Manos para retornarlo al Arca de la Santa Alianza. Y así, los trece puntos de Luz se recogen en donde surgieron y se manifestaron. Nuestra Madre, la Virgen María, se eleva al Cielo junto a Su Hijo, así como todos los ángeles que participaron de este momento, para poder seguir en adoración a Dios.
¡Gracias, Señor, por cuanto nos das!
¡Gracias, Padre, por cuanto nos das!
En este encuentro te honramos, Señor.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
A las puertas de los Misterios de Amor que Yo traje para el mundo durante la dolorosa Pasión de su Maestro y Señor, hoy traigo para el mundo la Presencia de Dios, la Presencia de Emmanuel.
Es así que, en este momento, Dios está con ustedes, así como ustedes están con Dios.
Y este Misterio, que hoy se presenta al mundo, es una de las tantas revelaciones que el Apocalipsis traerá a la humanidad, aunque la humanidad viva su tiempo de Armagedón.
Para que Dios pueda estar más tiempo con ustedes, a través de la Presencia de Emmanuel, ustedes deberán seguir profundizando en su unión interna con el Padre, para que Él, directamente de Su Fuente de Amor, de Misericordia y de Piedad, envíe al mundo lo que los corazones necesitan en este momento para poder sobrellevar estos tiempos difíciles.
Cada uno de ustedes, como también los que despertarán en el futuro, aprenderán a contactarse con Dios de la forma que cada uno lo pueda reconocer y representar en su interior, en su corazón.
Por medio de estas palabras es que hoy les traigo la Presencia de Emmanuel, que se representa a través del símbolo del Omega, con el cual un fin está llegando para toda la humanidad y el Universo. Un fin que traerá muchas más revelaciones, traerá más consciencia y más discernimiento para la humanidad, hasta que la mayor parte de los seres de la Tierra reconozca, en este momento y en este tiempo, que se apartó del Padre Eterno para honrar, adorar y alabar a los dioses de la modernidad y de la vanguardia de estos tiempos.
Pero como sé, compañeros, que los corazones están despertando hacia esa realidad, están comenzando a percibir que ya llegó el último tiempo en el que se presenta el Gran Portal para poder ingresar, por el camino del retorno, hacia la Casa del Padre.
El Corazón de Emmanuel escucha las súplicas de Sus hijos. El Corazón de Emmanuel acompaña el momento que vive hoy la humanidad, y con Él todos Su ángeles y huestes de Luz que, a los pies de Su poderoso Trono, adoran eternamente al Padre a través del Corazón Eucarístico de Su Hijo, para poder traer al mundo la ayuda que el mundo necesita en este ciclo.
Cuanto más aún las almas se vuelvan a Dios, más temprano terminará lo que la humanidad está viviendo en este ciclo.
Pero si eso no sucediera, si los corazones no se arrepintieran e hicieran sacrificios para reparar el Corazón ofendido de Dios, mayores pruebas vendrán a la humanidad y estas pruebas serán desconocidas. Cuanto más suplique el pueblo de Dios, cuanto más los corazones se arrepientan verdaderamente y no demoren en poder hacerlo, menor será el tiempo de sufrimiento, aunque estén viviendo en este momento la primera parte de este Armagedón planetario.
Si Emmanuel está entre ustedes, ustedes estarán dentro del Plan de Dios y de la gran Consciencia de Su Voluntad. Así, sus almas y corazones serán inspirados para poder rehacer sus vidas, conforme los Mandamientos de Dios lo declaran y así, recapacitarán y volverán a ingresar al camino que perdieron por diferentes circunstancias.
Hoy, en el Nombre de Emmanuel, del Dios entre nosotros, vengo a entregar este mensaje al mundo, porque aún queda un poco de tiempo para que la mayor parte de la humanidad pueda hacer el cambio que necesita, y así recibirá del Universo todos los códigos que necesita, todas las inspiraciones que necesita, para poder volver a erguir a esta humanidad que se alejó del Amor, del Perdón y de la Redención.
En este día, Mi Corazón Eucarístico se ofrece al mundo nuevamente, no solo para que los ángeles y las huestes de Luz lo adoren y lo contemplen, sino también para que las almas de la Tierra den honra y glorificación al sacrificio que realizó el Hijo de Dios por cada uno de ustedes, durante Su dolorosa y agoniosa Pasión.
Es por medio de este Corazón Eucarístico que Yo les traigo esta oportunidad y esta Gracia para que, por medio de Mi Corazón Eucarístico, mediante la Adoración a la Sagrada Eucaristía del altar, las almas puedan ser perdonadas y, por medio de los méritos que alcanzó su Redentor, las almas justifiquen sus vidas y consciencias, más allá de los errores cometidos, para volver a ser colocadas en el camino de la Redención y del Amor.
Lo que hoy les digo, compañeros, no es nada nuevo, lo han escuchado de diferentes formas y a través de las enseñanzas que Yo he dejado en el Evangelio. Pero precisan ampliar aún más sus consciencias para que la sabiduría y el discernimiento puedan llegar a sus vidas, sabiendo que en este momento es importante tomar decisiones correctas para vivir resultados correctos.
Dependerá de cada uno de ustedes que eso pueda suceder o no pueda suceder.
Por medio de este Sacrificio que hoy ofrece el Hijo de Dios, en el comienzo de esta Semana Santa, los empiezo a preparar, de una manera más consciente y real, para todo lo que el mundo está enfrentando en este tiempo y de todo en lo que está participando el Universo con lo que la humanidad está atravesando.
Nada de lo que está sucediendo está fuera de lugar. La humanidad está teniendo la oportunidad de reconocer sus errores y por medio de la vida sacramental y orante, enmendar todos los ultrajes que fueron cometidos al Corazón del Padre Celestial, especialmente por aquellos que, siendo llamados por su nombre, no cumplieron con su misión y dieron la espalda al Maestro y Señor.
Así comprenderán, Mis amados compañeros, la amplitud de este pedido y el sentido oculto de esta situación que hoy les presento a cada uno de sus corazones.
Porque con esa consciencia y con esa preparación para estos tiempos definitivos, vivirán la verdadera religiosidad, más allá del dogma o de la creencia.
Necesito que vivan la religión del Amor, espiritual, divina y esencial que les trae su Maestro por medio de Su Presencia para todas las almas del mundo.
Hoy hablo para ustedes, como adultos en el camino espiritual, para que cada uno reconozca definitivamente lo que ya no debe hacer más y que todo el tiempo lo quita del camino, de Mi camino de Amor y de Luz.
Reconfigurando sus consciencias y vidas, transformando sus almas y corazones, sus espíritus se redimirán y podrán ser esas estrellas de Luz sobre la superficie de la Tierra, que ayudarán a iluminar al mundo y a los tiempos de oscuridad que vive la raza en este momento.
Y Yo les daré el poder de la Luz, por medio del poder del Amor y de la Unidad del Padre, y así Emmanuel, el Todopoderoso, estará entre ustedes y estará en ustedes, obrando y trabajando después de dos mil años por una nueva redención de la humanidad.
Sírvanse, entonces, de los Sacramentos espirituales y divinos que Yo impartiré en esta Semana Santa. Esa es la razón espiritual por la cual estoy aquí, es la razón principal y fundamental por la cual estoy aquí; para que Mis compañeros, creyentes, devotos y fieles, cada día tomen más consciencia y discernimiento, sobre lo que es necesario hacer en este tiempo y sobre lo que ya no es más necesario hacer en este tiempo.
Así, madurarán muy pronto y sus corazones, como muchas veces Yo lo he visto, estarán disponibles para que Yo me pueda servir de cada uno de ustedes y no solo compartir Mis Gracias y Mis Misericordias, sino también compartir Mi dolor para que juntos lo podamos transmutar y sublimar, con la misma fuerza y poder del Amor, así como Yo lo hice en la Cruz hasta el último segundo de Mi vida.
Es así que hoy brota de Mi Corazón los Rayos de la Divina e Insondable Misericordia, la Sangre y el Agua, que justifican los errores de los seres humanos y que traen la Gracia de la conversión de los corazones.
Si sus almas, consciencias y seres internos se abren de corazón en esta Semana Santa que estoy compartiendo internamente con cada uno de los Míos, muchos serán los prodigios, más rápido se disolverá el sufrimiento y las almas reencontrarán el sentido de haber venido aquí a la Tierra, para servir a Dios y cumplir con Su Plan de Amor.
Por eso, Mi Corazón se abre durante estos ocho días, para recibir las ofertas de cada uno de los corazones, las ofertas de las almas y de las consciencias que, aceptando y reconociendo la dolorosa Pasión del Señor, se entregan como víctimas de Mi Amor para que más y más almas sobre la superficie de la Tierra justifiquen, al igual que el Redentor, los grandes errores del género humano, en esta guerra biológica que ha sido construida y que altera, absolutamente, el Proyecto original del Creador.
Pero no se olviden,
y en este momento Jesús señala al Cielo y nos dice:
Si el Cielo está por encima de ustedes, es porque Dios está por encima de ustedes. Y si el Cielo desciende sobre ustedes, es porque Dios está entre ustedes y es Su Voluntad. Nadie ni nada lo impedirá, aunque nación esté contra nación, aunque la enfermedad abunde en la superficie de la Tierra y los sufrimientos se agraven en el mundo, el corazón que cree y vive en Cristo no perecerá, porque tendrá vida eterna, y glorificará hasta los últimos días de la Tierra, entre los que se lamentarán por no haber reconocido la llegada del Mesías en Su retorno espiritual y divino al mundo. Los corazones que hayan vivido en Cristo celebrarán en el nombre de Jesús y recibirán la llegada del Maestro, así como fue escrito. Que así sea.
Ahora, que sus almas se han dejado moldear por Mis Manos para construir un instrumento nuevo en las Manos del Señor, quiero que hoy se ofrezcan como cálices vacíos, para que Yo los pueda tomar entre Mis Manos, pueda verter Mi Sangre, pueda entregarles Mi Cuerpo, y en esta Comunión ofrezcamos al Padre cada una de sus vidas por la redención del planeta y el triunfo del Sagrado Corazón de Jesús.
Este es el momento de su ofrecimiento y entrega a las puertas de la Nueva Jerusalén, que hoy desciende al mundo a través del Poder infinito de Emmanuel, para que todos ingresen en la Sagrada Ciudad espiritual que habitarán durante los mil años de paz; una Ciudad que será elevada y erguida, integrada y conformada por la redención de las almas, por la fe de los corazones, por la bendición que cada espíritu haya recibido de Mí.
Este es el momento de su entrega, de su ofrecimiento sincero ante el Creador para que el poder de Mi preciosa Sangre los lave y los purifique, y así sean modelos perfectos en los Altares de Dios.
Ofrézcanse. Ofrézcanse. Ofrézcanse como cálices vacíos en las Manos del Redentor, en esta nueva Cena que hoy celebro con cada uno de ustedes, por el descenso de la Misericordia en cada espacio de la Tierra.
Ofrézcanse y vacíense. Ofrézcanse y vacíense, para que se cumpla Mi Voluntad y no la vuestra, para que en Mi Voluntad vivan la Verdad.
Ofrézcanse y vacíense. Ofrézcanse y vacíense, por los méritos que alcanzó Jesús en la Cruz y para que la vida sacerdotal en la Tierra vuelva a erguir a todos los que han caído en el abismo de la ilusión y de la perdición.
Ofrézcanse y vacíense, como cálices, al igual que los ángeles se ofrecen en adoración y en gloria por el nombre de Jesús y el cumplimiento de Su Plan de Redención.
Ofrézcanse y vacíense, porque ya han entrado en Mi Iglesia espiritual, que habita dentro de ustedes por medio de la comunión con el Santísimo Sacramento.
Yo les dije una vez: “Cuando dos o más estén reunidos en Mi Nombre, Yo estaré en medio de ellos”. Y hoy son mucho más que dos, son cientos que escuchan Mi Palabra en el mundo entero. Por eso, he escogido para este ciclo enviar Mi mensaje a través de la lengua inglesa, para que llegue a todos los corazones que necesiten de Mi Palabra.
Aunque Yo haya escogido este humilde lugar, algún día Mi Iglesia, extendida por toda la Tierra, deberá reconocer lo que aquí ha sucedido, cuando Yo Me eleve al Cielo y no regrese más aquí.
Eso sucederá en el tiempo y vendrán aquí a buscar Mis Gracias, así como vendrán a buscar las Gracias de Mi Madre, la Virgen María, y de Mi Padre, el Casto Corazón de San José. Porque lo que descendió del Cielo en este lugar nunca se perderá, porque no es algo palpable, sino profundamente espiritual, interno e inmaterial. Es algo que viene del Padre por Su Voluntad.
Y aunque la Tierra tiemble, las montañas se separen, aunque los mares suban y las florestas se quemen, aunque muchos animales se pierdan y los gritos se escuchen, en el monte de este lugar estará el Todopoderoso, el Dios entre ustedes, para que, a pesar de todo, sean colmados por Su Paz, reconocidos por Su Amor y santificados por Su Espíritu, a fin de que cada una de sus vidas, las de los fieles a Mi Proyecto, también hagan méritos para los que lo necesitarán en el momento más culminante de la humanidad, cuando ya el Cielo y la Palabra de Dios se hayan recogido del mundo para siempre.
Es allí, en donde Yo los probaré uno a uno, cara a cara, y podré ver con Mis propios Ojos qué han hecho de Mis tesoros, y vendré a buscar los talentos y los dones que he dejado en sus corazones para que Yo pueda repoblar la Tierra de seres humanos de paz, de almas que comprendieron, más allá de todo, el mensaje que ha traído el Cielo en estos últimos doce años.
Cuando se cumpla el ciclo todo sucederá, así como está escrito. Pero las almas que se ofrezcan a Dios de verdad, aunque imperfectas, cambiarán los acontecimientos, así como muchos santos y buenos servidores de la paz cambiaron los acontecimientos, a lo largo de la historia de la humanidad.
Pero nunca se olviden que este es el último tiempo, el tiempo definitivo.
Ofrezcamos a Dios los cálices vacíos de sus corazones para que, en esta hora y a las puertas de la Nueva Jerusalén y dentro de esta Semana Santa, concelebrada con todos los que escuchan y están presentes de corazón, el mundo reciba la intervención del Universo para que sea curado y reencuentre el camino que una vez perdió.
“Oh, Amado Señor del Universo que a través de Tus ángeles, santos y bienaventurados, a través de todos los seres de buena voluntad presentes en este planeta, sea bendecido este altar que en estos ocho días representará una pequeña parte de Tu Obra, de Tu grandiosa Obra, en todo el Universo. Amén”.
“Bendice esta agua, Señor, que es el primer elemento que Tú has creado en este mundo para que las almas, en este momento, vuelvan al Vientre de la Madre de Dios, se sientan contenidas, amadas y amparadas por el gesto maternal del Purísimo Corazón de la Virgen Santísima. Que esta agua bendiga y purifique a todo el planeta, bajo Su poder espiritual”.
Mi Madre Me purificó en el Templo, a días de haber nacido en Belén. Hoy Yo los purifico, pero también los bendigo en el Templo de Dios, en la Casa de Nuestro Padre Celestial, para que reciban Su Gracia y la fuerza de la transformación para estos tiempos.
Israel hoy se levanta en espíritu. Las tribus que crecieron y se expandieron por la Tierra glorifican el nombre del Señor. Y a pesar de los tiempos de oscuridad, las almas reconocen la Venida del Señor, el Retorno del Hijo del Hombre en estos tiempos críticos.
Bienaventurados sean los que escuchan la Palabra del Señor y la viven plenamente en su día a día, para reconocer siempre el Retorno de Cristo en cada corazón. Amén.
Y habiendo purificado a los apóstoles de los últimos tiempos, los invito a estar en Mi mesa, en la mesa del Santísimo Sacramento, para decirles nuevamente que hoy vuelvo a tomar el pan y lo ofrezco a Dios por la redención del género humano, para que sea bendecido y transubstanciado en el glorificado Cuerpo de Cristo. Y así, se los entrego diciéndoles: "Tomen y coman, porque este es Mi Cuerpo, que es hoy entregado por el mundo para el perdón de los pecados".
Te alabamos, Señor, y te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y te bendecimos.
Amén.
Y hoy tengo entre Mis Manos cada uno de los cálices vacíos de sus corazones, y llenados por este vino de la renovación los ofrezco al Padre, para que sean bendecidos y transubstanciados. Y enseguida, se los entrego nuevamente a cada uno de ustedes, diciéndoles: "Tomen y beban, porque este es el Cáliz de Mi Sangre, Sangre de la Nueva Alianza entre las almas y Dios, Sangre que hoy es derramada espiritualmente sobre el mundo para la remisión de todas las faltas. Hagan esto siempre en Mi memoria".
Te alabamos, Señor, y te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y te bendecimos.
Amén.
El Cuerpo y la Sangre de Cristo. Que sean felices los que son llamados a servirse de este Sacramento, para que descienda la Misericordia de Dios y las almas se exalten en gozo y alegría, hasta el retorno de su Maestro y Señor.
En unión al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, unidos a todos los que escuchan en los cuatro puntos de la Tierra, unidos a Mi Corazón Misericordioso y Eucarístico, a través de la fuerza y el poder de la oración, decretemos la oración que Yo les enseñé en el Monte de las Bienaventuranzas.
Padre Nuestro.
Vamos a hacer la oración en inglés.
Padre Nuestro (en inglés).
Que la Paz descienda a la Tierra.
Renovados por la fuerza de este Sacramento que los renueva en la vida espiritual, interior y física, reciban este impulso espiritual como preparación para caminar Conmigo durante esta Semana Santa a fin de revivir los méritos de la dolorosa Pasión de su Señor.
Agradezco la apertura y la disposición de los que escuchan, porque una Voluntad muy grande se está viviendo en este momento, y aunque sea desconocida, les prometo que la conocerán en poco tiempo.
En oferta por todos los que se ofrecieron en esta tarde como cálices vacíos, como corazones abnegados, y antes de que Me eleve al Cielo, lugar del cual provengo para visitarlos, escucharemos una oferta que también toca el Corazón de su Redentor, llamada “Tú eres el Rey”.
Les agradezco, y que la paz esté en ustedes para que la paz esté en el mundo, en las almas que más sufren.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo me está enseñando una oración.
Repitamos:
Sagrada Geometría de Luz,
símbolo de la Creación Universal,
desciende sobre nosotros Tu Propósito Divino,
para que alcancemos la Redención.
Amén.
Los Padres Creadores fueron partícipes de las infinitas Voluntades de Dios, antes de que los Universos fueran creados y manifestados, antes de que existiera la primer Hueste de Luz, y fueron llamados Ángeles Elohim.
Antes de la existencia del universo mental fueron los primeros Padres Creadores, los doce Arcángeles, que participaron en comunión con el Padre Celestial de Su Fuente de manifestación y de vida, proporcionada por el amor, por la unidad y la sabiduría.
En aquel tiempo todo, absolutamente todo, era perfecto hasta que uno de ellos, uno de los Padres Creadores se opuso a la Voluntad de Dios y quiso hacer su propio proyecto, el cual lleva adelante hasta ahora y será vencido por el Amor de Mi Retorno al Mundo.
La dualidad será vencida, el error será trascendido, la culpa será disuelta, el sufrimiento se extinguirá cuando los principios de la Fuente Divina retornen al mundo, en verdad, a este Sistema Solar como a otros Sistemas de Vida, en donde se vive la comunión con lo Alto de una forma diferente pero simple, conforme a lo que enseñaron los doce Arcángeles.
El ángel revelado es el décimotercero, por eso él aún se redimirá. Será lo último que hará el Arcángel Gabriel, cuando el arquetipo de Su Sagrada Geometría descienda a la Tierra y cuando Él sea llamado por Dios para llevar esa Misión adelante en la humanidad.
Será un acontecimiento profundamente espiritual e inexplicable. Es por eso que hoy les estoy abriendo el segundo Pergamino de Dios, para que sean conscientes del verdadero y único Conocimiento, que también está guardado en el Arca Sagrada de Dios y principalmente, en Su Corazón.
El tiempo indica que la humanidad está cambiando su estado de consciencia. No te preocupes, ningún ser humano en la Tierra puede traducir los impulsos que Yo traigo al mundo porque es la primera vez, después del pueblo de Israel, que los seres humanos de la Tierra toman contacto con esta Verdad, que proviene del Supremo, de la Fuente.
Por eso no te amedrentes. Tu esencia, como la esencia de tus hermanos, sí reconoce esta Verdad. Reconocen la oportunidad de retomar el camino hacia el sagrado Conocimiento de Dios que ennoblecerá el espíritu, elevará el alma y trascenderá la materia corrupta.
Por eso, compañero Mío, todo tiene su tiempo, no solo para revelarse, sino también para mostrarse.
Yo traigo algo que aún la humanidad no quiso conocer. Esto no es parte de un merecimiento, ni siquiera de una gracia para esta humanidad, pero sí es parte de una revelación, de una necesidad, de una emergencia. Es parte de una respuesta, por la respuesta que han dado Mis compañeros en la fidelidad de la oración, del servicio, de la instrucción, de la aceptación, del tiempo de los cambios, del Plan de la Jerarquía, de la necesidad de materializar la Voluntad de Dios.
¿Ahora comprendes porque es tan difícil traducir Mis Impulsos?
Porque no solo son palabras, son principios, atributos, mandamientos y energías para los espíritus que están en redención, para las almas que están en conversión, para los que por primera vez se aproximan a la Luz de Dios después de haberse alejado de Ella por mucho tiempo.
La Geometría de Dios es un conocimiento puro de la Fuente. Ningún alma de la Tierra lo puede tocar e interferir, solo la Segunda y la Tercera persona de Dios lo puede hacer, como en este caso Su Hijo, el Redentor, que trae con todo el Amor del Universo esta Gracia.
Porque es la Fuente de la Gracia que envía este impulso al mundo y que trae la oportunidad para la consciencia humana de poder crecer, conscientemente, sin orgullo, sin soberbia y sin vanagloria porque el conocimiento de Dios, transmitido a través de Su Geometría Sagrada, abunda en humildad y en amor.
Dentro de ustedes existe la más importante Geometría Sagrada de Dios, que es la Esencia Divina que el mal intenta derrotar, extinguir y perturbar todo el tiempo. Pero el alimento de cada una de sus esencias es la oración, es el único camino que los llevará a la Vida Crística, al servicio incondicional y a la entrega absoluta de su consciencia a Dios.
Sea esta Geometría Sagrada, dentro de ustedes, profundamente reverenciada y cuidada de los estímulos que ofrece el mundo en el universo de su infidelidad, de su omisión y de su indiferencia; algo que afecta mucho a la esencia de los seres humanos y los hace caer en el error, en las faltas, en el pecado.
Pero si sus vidas siguieran el camino de la esencia, conforme a la Geometría Sagrada de Dios, dentro de ustedes se diseñará un nuevo ser, un nuevo principio, aquel que Dios pensó en la primera humanidad de la Tierra, en Adán y Eva, Proyecto que fue interferido y usurpado.
Pero ahora, después de Mi venida al mundo hace más de 2.000 años, para esta próxima Sagrada Semana en donde no solo celebrarán y recordarán Mi Pasión, será el momento más importante en donde la humanidad entera y el planeta tendrá la última y única oportunidad, en ese Encuentro Sagrado, de recibir los impulsos directamente de los Padres Creadores, de lo que hoy les hablo y de lo que les hablé ayer, de la Geometría Sagrada de Dios, conocimiento incalculable, tesoro inmaterial que recolocará a las consciencias dentro del Plan de Dios para que al fin surja la Nueva Tierra y la Nueva Humanidad.
Sé que en este día no comprenderán todo lo que les digo porque no solo Mis palabras se pronuncian, sino que el Universo habla con la misma palabra y transmite los impulsos de la Fuente inmaterial de Dios para la humanidad, para todos los que aquí se han congregado en fidelidad y confianza para ser parte de Mi Proyecto.
He ansiado tanto decir todas estas revelaciones que tuve que esperar hasta el día de este encuentro, para que en este encuentro, número sesenta y ocho, sus consciencias estuvieran preparadas para que sus oídos internos y, especialmente, sus corazones escucharan algo absolutamente desconocido, que por obra y gracia del Espíritu Santo de la Madre de Dios, hoy se puede revelar en palabras, en impulsos, en luz y en una única Sagrada Geometría.
El Conocimiento Divino es para los valientes, portal que los llevará a conocer la Vida Universal, salir de la ignorancia, del hipnotismo y de la ilusión mundial. Porque sus consciencias, por la naturaleza de esta revelación, se elevará y podrá estar en comunión íntima con el Padre Celestial, directamente con Su Fuente y Su Voluntad, para decir “sí”, finalmente, a Su llamado universal de amor.
Porque el Padre aspira y espera ver una nueva Tierra libre de egoísmo, de sufrimiento, de indiferencia, de guerras, de perdición. Él quiere ver una nueva Tierra, fruto del Universo de la Paz, y Gracia prometedora de todos los Arcángeles, los Elohim.
Para que su cuerpo material sea partícipe de esta energía divina, hoy invocaremos uno de los nombres de Dios para que se guarde en sus internos esta poderosa energía que proviene de la Fuente, en este momento y directamente para la humanidad.
Así celebraremos esta Eucaristía, esta posibilidad de estar en comunión con lo Alto, nuevamente, teniendo total consciencia, a pesar de lo abstracto y de lo inmaterial, de lo que hoy están recibiendo y de lo que recibirán para que tengan sus frutos no solo en sus vidas, sino también en sus familias y en sus seres queridos.
¡Que así sea!
Entonaremos “Elohim, Elohim”. Nos ponemos de pie.
Suavemente.
Colocamos las manos en señal de recepción y agradeciendo.
Ahora un poco más intenso y más rápido.
“Universo”.
Adonai, Emmanuel y Abba, Padre de la Verdad y de la Existencia infinita, desciende Tus Principios sobre el mundo, vivifica en los corazones la llama del Amor para que, transformados por Tu Sagrada Geometría, alcancen la redención. Amén.
Oración:
“Padre Nuestro”.
Este es el Cuerpo y la Sangre de Cristo que siempre les dará la Vida Eterna. Amén.
Al fin pude hacer lo que tanto esperaba y anhelaba. Al fin pude cumplir lo que Dios tanto deseaba, y espero que este tesoro sea protegido y valorado porque no estará al alcance de la vida material, sino de la vida espiritual que cada uno construya en sí mismo y para con Dios.
Por la Sagrada Geometría de la Paz y en nombre de Shalom Adonai, Yo los bendigo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Por el nombre de la Paz se saludarán fraternalmente.
¡Les agradezco!
Y no olviden lo que les dije. Pueden saludarse.
Queridos hijos Míos:
Hoy Mi Corazón desea hacerles un pedido especial de oración por el mundo. Vengo acompañada por las huestes celestiales del Reino de Dios para que, a través de la intervención de sus corazones, Mis ángeles puedan ir en auxilio de las naciones del mundo.
Quiero pedirles que, de forma especial, oren por la India, por Egipto y por Kenia, que en este día necesitan de mucha ayuda para vencer las amenazas del enemigo.
Les pido que oren mucho para que Mis misioneros marianos puedan cumplir la misión de llegar a la India, porque la presencia de ellos no tiene el motivo de llevar solo el servicio y la donación, sino también llevar Mi Corazón entre sus manos para que sea entregado a los que más lo necesitan.
Mis queridos, Mi Corazón Inmaculado necesita llegar a esas naciones para consagrarlas a Mi Corazón y para protegerlas de todo el mal que se expande.
A veces, la ignorancia de los que viven en la oscuridad no les permite ver las verdaderas necesidades espirituales y así, el enemigo se aprovecha de la ignorancia de Mis hijos para cerrar con siete llaves las puertas de las naciones.
Si oran con amor, con devoción y haciendo a Dios una oferta verdadera de aliviar al mundo, la Luz podrá llegar a los corazones que hoy están en la oscuridad, podrá retirar las vendas de los ojos de Mis hijos para que ellos perciban una realidad mayor y reconozcan en Mis soldados a Mi Inmaculada Presencia.
Hoy les pido que oren también por todos los niños que viven en Kenia; todas las pequeñas almas que equilibran violentamente sus deudas con Dios para que, a través de la oración misericordiosa de sus corazones, esa Fuente insondable de Misericordia sea vertida sobre todos esos pequeños niños y también sobre los que están por nacer.
Mis queridos, los tiempos se están acelerando. El momento final de esta purificación, que el mundo ya vive, se aproxima y es urgente que sus corazones se pongan a orar.
Confíen en la Voz que os guía, porque Mis ojos contemplan las necesidades del mundo entero, no solo las de aquellos que Me oyen.
Los que hoy escuchan Mi Voz deben responder con prontitud a Mi llamado, para que este llamado se expanda por el mundo y llegue a aquellos corazones más olvidados. Eso se alcanza, hijos Míos, sobre todo a través de la verdadera oración.
En este viernes de reparación y de preparación para el sábado de Misericordia, únanse al Corazón Castísimo y Sacratísimo de San José, para que Él los auxilie y les enseñe a ser intercesores ante Dios, en beneficio del mundo entero.
Las naciones más distantes de Mi Corazón necesitan de mucho auxilio y de mucha colaboración orante. Por eso, junto con San José, coloquen en sus corazones a toda Asia y eleven al Corazón de Dios un pedido misericordioso de auxilio; pídanle que envíe Sus huestes de Luz, que derrame Su Piedad y Su Misericordia sobre esos hijos que tanto las necesitan.
Oren, oren mucho, para que los Planes de Dios se vuelvan realidad y este mundo se convierta en un mundo luminoso, consagrado al Corazón del Creador y que responda a Su Celestial Voluntad.
Les agradezco, Mis queridos, por acompañar a Mi Misión mariana por la paz en la Tierra.
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más