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Y por fin traigo a Croacia y a sus naciones hermanas, la reconstrucción espiritual y el símbolo de la Paz.
Nuestro Padre Celestial nos ha bendecido con la presencia de la Madre Celeste en Medjugorje como también en este lugar, por medio de esta peregrinación, para llevar al mundo el despertar de la consciencia y el Amor que proviene del Corazón de Dios.
Yo le traigo a Croacia el tiempo de su renovación para que las almas puedan encontrar el camino de la luz que tanto buscan.
Por eso, les ofrezco el símbolo de Mi Paz para que la paz esté en ustedes y en sus hermanos; para que no le tengan miedo al fin de los tiempos; para que con valentía y amor, con esperanza y fuerza interior, sus corazones caminen hacia el Nuevo Tiempo, el tiempo del Retorno de Mi Hijo, en el que muchos de ustedes, hijos de Croacia, serán partícipes de ese acontecimiento como muchas naciones también lo serán.
Por eso, alegren sus corazones, hijos Míos, el tiempo del cautiverio espiritual terminó. Las puertas de la Misericordia fueron abiertas aquí para que sus corazones y sus vidas se reenciendan en el amor y en la fe de Dios; para que sean testimonios, en este nuevo tiempo, de los Atributos del Padre Celestial, que deben estar presentes en ustedes y en todo el planeta para que el resto de la humanidad sea curada, para que el resto de las naciones reciba también Misericordia.
Hoy Yo los convoco aquí, hijos Míos, en el nombre del Amor de Dios, para que sus vidas sientan el alivio que necesitan y para que crean que en este nuevo tiempo que llegará, finalmente, todo cambiará.
El pasado ya dejará de ser una historia, el presente será su nuevo futuro para que estén más cerca de Dios.
Por eso, hijos Míos, necesito que sigan como hasta ahora, ofreciendo su devoción a la Madre de Dios, no solo como la Patrona de la Puerta de Piedra, sino como la Reina de la Paz que mes a mes los visita en Medjugorje para traerles la Luz de Dios y la esperanza que necesitan para enfrentar el fin de los tiempos.
Hoy su pasado es borrado, hoy su presente es bendecido y su futuro recibirá la Gloria de Dios para que la compartan con sus hermanos y familias a fin de que más heridas profundas sean cicatrizadas.
El tiempo de la llegada de Mi Hijo les traerá nuevas oportunidades y gracias. Estarán fortalecidos en Cristo para celebrar con Él, personalmente, Su nueva cena de redención y de amor que reunirá a todos los apóstoles de todos los tiempos y de todas las épocas, junto a los ángeles del Cielo y a la Madre Celeste, para celebrar y renovar a esta actual humanidad que sufre y padece sus propias consecuencias.
Por eso, hijos Míos, no solo amen a Dios, sino también amen a sus hermanos de Croacia, de Bosnia y Herzegovina, de Montenegro, del mundo entero para que la Paz brote en sus corazones y ya no existan más intenciones de conflictos y de guerras.
Pero si Yo estoy aquí, como la Reina de la Paz, nada sucederá, solo conocerán milagros espirituales para que sus vidas den testimonio de la conversión vivida en Cristo y por Cristo.
Hoy Mi Corazón de Madre, hoy la Señora de la Sagrada Puerta de Piedra siente un gozo en Su Corazón, no solo por la recepción del mensaje de Medjugorje en sus corazones, sino también, hijos Míos, por su recepción aquí en esta noche, en la que las puertas del Cielo están abiertas para traer la paz y la cura a ustedes y a sus familias.
Hoy Croacia cierra un ciclo, para comenzar uno nuevo bajo el reinado de la Madre de Dios, de Su Amado Hijo y de San José Castísimo.
Hoy Europa Oriental es muy trabajada por la propia mano de Dios, por los impulsos de Su Fuente Divina, por la obra de Su Gracia y Misericordia.
Quiero, hijos Míos, que ustedes y sus hermanos de Croacia y de sus naciones hermanas, por medio del Amor y de la Paz, busquen finalmente la reconciliación interior para que su Madre Celeste pueda seguir viniendo a Medjugorje, como lo sigue haciendo hace tantos años para acompañar sus pasos, para acompañar su conversión y redención.
Porque todo esto, hijos Míos, su cambio profundo y verdadero se refleja en el mundo entero y también en las naciones que están en conflicto y en guerra, como lo es en Medio Oriente.
Abran sus corazones a la posibilidad de amar como un servicio de caridad y de bien para que, en Europa Oriental, los Ojos de Dios siempre estén contemplando esta región del planeta y para que, a través de la Reina de la Paz y del mensaje de Medjugorje, ayude también a Rusia a vivir algún día su proceso de redención y conversión, y su consagración a Mi Inmaculado Corazón; porque aún, hijos Míos, el mensaje de Fátima está vigente, así como el pedido de su Madre Celeste.
Quiero fundar en este día una oración fraterna, ecuménica y amorosa por la Paz, como las oraciones que vienen realizando por las naciones para que la Paz de Dios esté presente en el mundo.
Es por ese motivo, hijos Míos, que vengo a pedirles la Oración por la Paz por Europa Oriental y Rusia, a fin de que ambas naciones, pueblos y culturas alcancen la consagración a Mi Materno e Inmaculado Corazón.
Esta oración será ofrecida en croata y en ruso para que ustedes también, hijos Míos, recuperen las raíces de sus pueblos, la bondad y el amor que está presente en sus corazones como lo ha estado en sus generaciones anteriores, a fin de que la reconciliación divina esté en ambos lugares del mundo y las almas se puedan amar cada día más sin la necesidad de hacerse ningún mal.
Por eso, hijos Míos, la Faz de la Reina de la Paz, Madre de Medjugorje, será la Patrona de esta oración por la Paz que, a través del tiempo y del compromiso de los corazones orantes, creará las condiciones necesarias para que su Madre pueda seguir viniendo a Medjugorje como también a Rusia por medio de esta peregrinación.
Lo que Yo les pido en este momento, hijos Míos, es algo grandioso y desconocido para ustedes, pero obedezcan a Mis peticiones porque así las comprenderán.
Hijos Míos, rezo por ustedes ante Dios y ante Mi Hijo, trayéndoles la esperanza y la fe como dones de Amor que colmarán sus corazones y vidas para que siempre se renueven en Cristo.
En este momento, hijos Míos, bendigo estas rosas que amorosamente colocaron a los pies de la Reina de la Paz para que, en ustedes y dentro de ustedes, renazca el Amor de Dios y la alegría eterna de encontrarlo siempre.
Yo los bendigo, los amo y les agradezco por haber respondido a Mi llamado.
Los bendigo bajo la autoridad de Cristo y bendigo a Croacia bajo la autoridad de Dios: en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Y ahora, para llevar a Dios su gratitud y amor, elevando sus velas para irradiar la Luz de Cristo al mundo, cantarán Majko Bozja como lo hicieron al principio, alegrando el Corazón de la Madre de Dios.
Hasta pronto, hijos Míos.
Mi Inmaculado Corazón triunfará.
Vengo a ofrecerles, hijos Míos, Mi Rosa de Luz y de Paz, como medio para su conversión y redención. Esta Rosa de Luz es el símbolo de Mi Pureza original, la Pureza que proviene de Dios y de Su Fuente que fue amorosamente cuidada y preparada por los ángeles del Cielo, antes de que Yo fuera creada por Dios.
Hijos Míos, acepten esta Rosa de Luz que nace de la donación de Mi Corazón, no solo por Italia, sino también por las almas del mundo; por Mis hijos de África, por Mis hijos de Asia, de Oceanía y de las Américas. Esta Rosa de Luz que Yo les ofrezco es para todos.
De lo más profundo de Mi Alma, de lo más profundo de Mi Espíritu vengo a ofrecer a todas las almas de Italia esta Rosa de Luz, porque así el Padre Celestial podrá contemplar su pureza, su esfuerzo en la transformación y en la redención, y Él al ver la Rosa de Luz en cada uno de Sus hijos no derramará Su Justicia, sino derramará Su inmensa Gracia. Derramará todo el Amor que los creó desde el principio de la Fuente.
Hijos Míos, que esa Rosa de Luz esté en sus corazones como una comunión espiritual, interna y silenciosa con la Madre Celeste.
Vengo a traer este símbolo y este ejemplo de caridad de Mi Corazón, porque Yo deseo de Mis hijos su pronta conversión y redención, para que algún día alcancen el Reino de los Cielos y descenderán a la Tierra futura por medio de la Nueva Humanidad.
Si en ustedes está Mi Rosa de Luz podrán ofrecer, hijos Míos, un ejemplo de vida, de bondad y de caridad a los demás.
Europa nunca podrá olvidar que el servicio es el camino para encontrar la Piedad de Dios que tanto necesitan así como, otras regiones del mundo necesitan de otros atributos de Dios, no solo para transformar la vida completamente, sino también para vivir Su Santa y Divina Voluntad.
Con esta Rosa de Luz que hoy les traigo hijos Míos, Yo expongo ante Italia y ante todo el Universo la Pureza esencial de la Madre de Dios, uno de los más inmaculados y grandes misterios de Dios que proviene de Su Fuente inmaterial para todas las criaturas del Universo, para todas las galaxias, todas las estrellas y todos los soles.
Todo, absolutamente todo, cuando se abre a la vida interior es permeado por la Pureza esencial de la Madre de Dios.
Yo necesito, hijos Míos, que cultiven en ustedes este símbolo espiritual de la pureza para que aprendan, día a día, a recapacitar y a cambiar, para que aprendan a vivir en los Mandamientos de Dios, especialmente para que aprendan a cuidar de su planeta, de la humanidad y de los heridos Reinos de la Naturaleza.
Abran sus corazones, hijos Míos, para este misterio de Amor que hoy les traigo. Estoy intercediendo por ustedes, como nunca antes intercedí por Italia.
Por eso hoy vengo, hijos Míos, como la última Mensajera de Dios para anunciar la Luz de Cristo al mundo, la que se aproxima a la humanidad y a todo el planeta por medio de la Pureza de la Madre de Dios.
Necesito que sus vidas sean un ejemplo no solo en la caridad, sino también en el amor; y aprenderán a reconciliarse los unos con los otros. Así aprenderán, hijos Míos, a reconocer la Faz Sagrada de Mi Hijo en sus hermanos. Es lo que Mi Hijo hoy necesita de Italia, que todos reconozcan Su Santa Faz en sus hermanos y en sus semejantes, para que Él pueda establecer la Paz tan urgente en su pueblo como en el mundo entero.
Necesito, hijos Míos, que siembren en la Tierra la pureza de sus corazones porque la humanidad la ha perdido completamente.
La Pureza que proviene de Dios está dentro de ustedes, iluminará a la Tierra, a todo lo creado y a todo lo manifestado, y así, todo se transformará según Dios lo espera desde hace tanto tiempo.
Anímense, hijos Míos, a reencontrar su pureza y a preguntarse, dónde está. Yo Me ofrezco como su Madre y Reina por medio del camino verdadero de la oración para que reencuentren ese camino y ayuden a sus hermanos a poder reencontrarlo porque con ese simple acto de caridad, al expresar el amor y el bien en todo este pueblo de Italia, muchos más reencontrarán el sentido de estar aquí en la Tierra y antes de que todo suceda en el mundo, muchos se sentirán llamados a vivir el camino de la conversión.
Mi Hijo les entregó un tesoro incalculable para la humanidad por medio de los divinos Sacramentos para que estén siempre bendecidos, renovados y colmados por el Espíritu Divino de Dios que llega al mundo a través de Sus Mensajeros para abrir los ojos de su consciencia, para que vean más allá de lo material, también más allá de lo espiritual.
Es hora, hijos Míos, que despertando su Pureza original, también puedan ver la necesidad del mundo entero. Aprendan por medio del amor y del bien a cubrir las necesidades del semejante, a aliviar el sufrimiento, a traer la paz donde ya no existe, donde falta desde hace mucho tiempo.
En este momento, su Divina Señora enciende Su Corona de Luz, por medio de Sus Doce Estrellas, para iluminar a cada una de las naciones de Europa en este peregrinar con los Mensajeros de Dios, para sembrar en la Tierra los nuevos atributos, tierras áridas y muy secas donde la Fuente espiritual ya no existe más.
Pero, Yo les hago brotar como en Lourdes, el agua que los curará y que los salvará. Yo les ofrezco, hijos Míos, el Agua que brotó del Costado de Mi Hijo, el Agua espiritual y material que brota de Su Costado trayendo la luz al mundo y la cura a la humanidad.
Ejerciten todos los días, hijos Míos de Italia, pequeños gestos de amor y de servicio. Mantengan en armonía sus ciudades y sus pueblos. Cuiden de la higiene ambiental para que la salud nunca les falte. Amen y respeten lo que Dios les entregó. Contemplen y amen a los Reinos de la Naturaleza.
Construyan la ciudad de Nápoles por medio de esos gestos para que perciban, algún día, que un Universo espiritual lejano a la Tierra pero dentro de este universo, espera descender al mundo para despertar sus consciencias espirituales. Y así, como los antiguos patriarcas y profetas se encaminen con valentía y amor a vivir el Plan del Altísimo, así como Él lo pensó y lo entregó al pueblo de Israel.
Recuérdenles cuidar el medio ambiente, con ejemplos y educación, a todos los que no los tienen, la naturaleza les agradecerá profundamente. La armonía espiritual se instalará para que otras cosas sucedan, no solo aquí, sino también en el resto de Italia.
Como testimonio de esa Pureza esencial que brota de Mi Corazón, hoy vengo a consagrar a nuevos Hijos de María. Escucharé en este momento, la versión instrumental del himno de su consagración, para que su Madre Celeste los pueda bendecir y comprometer con una nueva misión por muchas almas más, que esperan algún día despertar a la Consciencia de Dios para darse cuenta que nunca les ha faltado el Amor, la Gracia y la Misericordia del Padre.
Que los que hoy se consagrarán, se aproximen.
Con almas tan diferentes, unas de otras, vengo a traer el Espíritu de la renovación de Mi Hijo, sabiendo que Europa necesita de un cambio muy profundo para alcanzar los Atributos Divinos de Dios que transformará la vida en la Tierra, que traerá consciencia, luz y redención a la humanidad.
Bajo este Espíritu de Amor que proviene de Mi Hijo, les encomiendo la tarea, hijos Míos, de orar por Italia para que más hermanos suyos de esta nación, algún día, se comprometan a orar como ustedes, sabiendo que el compromiso de Mis hijos en este tiempo es por la humanidad y por todo planeta; entregándoles la Pureza de Mi Corazón a cada uno de ustedes.
Es así que los renuevo, los curo y les concedo la Misericordia de Dios a ustedes y a sus familias, a sus naciones de origen, al continente europeo, a toda la humanidad sabiendo que siempre deberán recordar que, más allá de sus naciones, historias o pasado, es posible redimir y renovar todo. Y que siempre serán hermanos en Cristo para que Él siempre los bendiga y los colme con Su Amor Misericordioso.
Hijos Míos, por este paso que hoy están dando ante su Madre Celeste, estoy muy agradecida. No saben lo que eso significa para Mí. Algún día lo comprenderán, cuando estén en el Cielo Conmigo en la Gloria Celestial del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Este nuevo paso les abre las puertas para nuevos aprendizajes, para nuevas escuelas, para nuevos desafíos. Serán amparados por su Madre Celestial, en obediencia, en humildad, en resignación, en absoluta confianza y en entrega.
En nombre de la Pureza de Dios que brota del corazón de Su Universo para toda la humanidad y el planeta, como una Fuente inagotable de amor y de compasión, más allá de los errores del mundo y de la injusticia de los hombres, Yo les traigo la bendición maternal, el amor de Mi Corazón.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre de Mi Hijo agradezco a todos por haber cumplido hasta este momento, esta segunda etapa de la Peregrinación por la Paz, y ahora Croacia y Hungría se prepararán para recibirnos, para que más luz de la Fuente Divina siga siendo derramada en Europa Oriental y también en el mundo entero.
Les agradezco por responder a Mi Llamado y como saludo a su Madre Celestial, los invito a cantar el himno de su consagración.
Les agradezco.
Vengo del Cielo con la esperanza de que Mis hijos hayan comprendido todo lo que Yo he dicho, sabiendo que el tiempo falta para poder hacer tantos cambios y que, esos cambios que llegarán a sus vidas, los colocarán delante de nuevos acontecimientos como a todos sus hermanos y a todas las naciones del mundo que deberán testimoniar su cambio interior.
Este es el tiempo de su gran mudanza para que lo nuevo pueda llegar y renovarlos.
Hoy, vengo llena de Gracia por estar de nuevo en este bendito lugar que sigue reafirmando y viviendo la devoción a Mi Corazón Inmaculado, que es lo que le permite al mundo entero que Yo pueda interceder y salvar a las almas perdidas.
Hoy han ingresado, espiritualmente, en el Reino de Fátima por su canto y por su oración. Tan simple como eso, hijos Míos, hizo posible que ustedes tomen contacto interior con los verdaderos Tesoros de Dios, que están en este planeta y también en el Universo.
Hoy, no solo les hablo de Mi dolor de Madre, sino también de Mi alegría, porque las almas dan pequeños pasos en el camino de la transformación y de la entrega, pasos que las llevarán a vivir el tiempo preparatorio del retorno de Cristo, así como lo debe vivir el resto de la humanidad, porque este tiempo, hijos Míos, ya está muy cerca, él está por suceder. Él está por mostrarse y revelarse al mundo.
Por eso, los invito día y noche al camino de la conversión, no solo a través de una vida de oración que pueda iluminar sus células y átomos, y toda su consciencia, sino también a través de un camino de servicio que Europa debe vivir y practicar en este tiempo definitivo para poder compensar los errores cometidos en el pasado, que aún nadie ha pagado.
Pero, por medio de Mi Gracia y de Mi Amor, de la Luz que brota de Mi Corazón Inmaculado, proveniente del Altísimo, el Todopoderoso, es que Yo les concedo, hijos Míos, un tiempo de reparación para que sus vidas se puedan iluminar y transformar, ser el ejemplo que Cristo necesita en la Tierra para que Él pueda volver pronto y estar entre los suyos, llevando nuevamente Su palabra de aliento y de esperanza para convertir todas las vidas y todos los corazones.
Les pido todo esto, hijos Míos, porque el tiempo del sufrimiento no terminó, las almas agonizan por sí mismas y por las consecuencias de sus semejantes. Pero Yo los invito, en esta hora, a un momento de reparación, no solo en la vivencia verdadera de los Sacramentos, sino en el tiempo de la adoración, en el tiempo del servicio y de la paz, en el tiempo del bien que puedan generar y entregar a sus hermanos para estos tiempos tan difíciles.
Yo los invito, hijos Míos, Yo les recuerdo, hijos Míos, lo mismo que dije aquí y en otros lugares del mundo, a vivir a Cristo de una forma simple, a ser parte de Cristo, de Su Consciencia y de Su Corazón porque aún Él necesita de muchas más manos para poder obrar y ayudar al mundo, en lugares recónditos y desconocidos en donde la luz y el amor aún no llegaron.
Esta también es una tarea para todos los hermanos de Europa, para todos los seguidores de Cristo que aquí se encuentran. Él espera ver que esto se pueda realizar, que pueda estar vivo en ustedes, que no sea un compromiso tibio ni frío, sino que a través de la entrega y del servicio por los demás, no solo por Europa sino también por África, aprendan finalmente a salir de sí para que el amor de Mi Hijo pueda obrar en ustedes y en el mundo.
Pero eso sucederá, hijos Míos, cuando den el primer paso y la primera entrega. Mi Hijo los preparó, amorosamente, en estos últimos días para dar los próximos siete pasos. Eso no será un misterio ni tampoco una teoría, será algo vivo en ustedes, algo que deberán practicar y ejercitar conscientemente.
Por eso, Mi amor maternal, el amor de Mi Hijo y el amor de San José, colmarán su nación y las naciones de Europa, estando un tiempo aquí, compartiendo con Mis queridos hijos los impulsos del conocimiento y de la instrucción, no solo para hacer crecer sus espíritus en el amor y en la verdad, sino para que esa entrega tan esperada por el Padre Eterno sea verdadera. Porque Su deseo ardiente, Su más íntimo pensamiento es que todos se puedan salvar y formar parte de esa nueva humanidad, que primero deberá nacer dentro de ustedes para después ser una realidad en todo el planeta.
Yo les ofrezco, como medio, Mi inmaculado y materno Corazón. Mi Voz no se cansará de pronunciarse en este mundo y de hablar en diversas lenguas para que todos los pueblos, todas las razas y culturas preparen el advenimiento de Cristo a la humanidad en el momento más culminante del planeta y de toda la raza, en el que las puertas de la luz se abrirán en este planeta para la llegada del Rey Universal. Momento en el cual, Él expulsará y exorcizará todo el mal presente en la Tierra y en los hombres, y el triunfo y la victoria de Su Corazón ya no serán una promesa, sino una realidad que ustedes vivirán, conscientemente, por los mil años de paz.
Como Madre del Consuelo y Madre de la Gracia, Yo los preparo, hijos Míos, para esos acontecimientos. Ya no es tiempo de decir solamente palabras hermosas, es tiempo de decir la verdad como Mi Hijo les enseñó hace tanto tiempo.
Es tiempo de ejercitar el bien, es tiempo de proclamar la paz, es tiempo de unir a las naciones en una sola voz y en una sola oración. Es tiempo de recibir a Cristo en su interior y de comulgar con Su Divino Espíritu, así estarán a salvo y alcanzarán la redención.
Para que Mi Gracia no solo se siga derramando en Portugal, sino también en Europa y en África, necesito de la respuesta de Mis hijos, de la adhesión de los soldados de Cristo para que el proyecto de la redención se cumpla en esta Tierra, superando límites, obstáculos, trascendiendo desafíos, superando barreras, abriendo las puertas del corazón para acoger al semejante, al inmigrante, al refugiado, al extranjero.
Eso es lo que Europa deber hacer en este tiempo, porque el planeta y los continentes son un presente de Dios para todos los seres.
La Creación es de la humanidad y de aquellos que deberán consagrarse como dignos hijos de Dios.
En este ocho de mayo se cumple un ciclo y el comienzo de otro hasta el ocho de agosto, cuando todo quedará más definido y claro.
Por eso, hijos Míos, aún tienen tiempo para estar concentrados y unidos al propósito de Dios sin distraerse, en el que toda su atención y fervor deberán estar en las palabras de Nuestros Mensajes para que el mundo recapacite, para que las almas despierten y sepan que un nuevo tiempo está llegando en el que el sufrimiento ya no existirá y el dolor no prevalecerá, sino la alegría de servir a Dios.
Necesito, hijos Míos, solamente que alcancen la verdad para que sean libres de sí mismos y puedan obrar en paz.
Fátima siempre será su lugar y su refugio, lo que Yo dejé aquí nunca se perderá, a pesar de lo que suceda en la superficie. Porque Fátima, como consciencia espiritual y no mundana, puede habitar dentro de ustedes. Ustedes pueden ser la luz que lleven a las almas hacia la paz, así como Yo llevé hacia la paz, por intermedio de Fátima, a millones de almas en el mundo.
Porque la luz que lleva a la paz es el amor del corazón verdadero, el amor que vivifica y siente a Cristo y que siempre lo tiene presente en su interior. Eso los hace ser Fátima en cualquier lugar para poder llevar la paz al mundo y el fin del cautiverio espiritual.
Sean instrumentos del Padre Altísimo, esfuércense y transformen sus vidas completamente, porque en las caídas o en las tentaciones Yo estaré ahí para reforzarlos y fortalecerlos en la fe y en el amor, y en el propósito y en la convicción de vivir a Cristo.
Como una Madre, que no se cansa y que no descansa, vengo a dar nuevamente, el testimonio de Mi Amor por medio de la consagración de nuevos Hijos de María. Escuchando, en este momento, el himno de su consagración llamo a estos, Mis hijos, que hoy en nombre de la humanidad y del planeta darán un nuevo paso para que todo sea transformado y convertido conforme a la Voluntad de Dios, para que las almas alcancen la vida eterna y la alegría de estar haciendo el bien y cumpliendo el bien donde estén.
Por eso los llamo, hijos Míos, para darles Mi bendición en esta nueva tarea y en este nuevo compromiso que hoy asumen ante Su Madre Celeste, sabiendo que esta consagración que hoy viven en el Santuario de Fátima abre las puertas para que puedan recorrer el camino de su pureza original, inocencia que el mundo entero deberá recuperar, urgentemente, por haberse apartado de Dios y, principalmente, de la Verdad Suprema.
Por eso este paso que hoy dan, hijos Míos, no solo es por ustedes sino también por el mundo.
Mi intención maternal es que siempre oren juntos, todas las veces que puedan, por las almas que deben regresar a los brazos de Dios y recuperar su pureza esencial, contaminada por la adversidad y la ilusión mundial.
Sus oraciones siempre llegarán a Mi Corazón maternal porque siempre recordaré y nunca olvidaré lo que les he pedido.
Su consagración es un paso por muchos más, por los que lo deberán dar algún día y que por temor, fracaso o error no consiguen hacerlo. Así como Yo los acojo, los abrazo y los recibo en Mi Corazón Inmaculado, reciban en sus corazones a sus semejantes.
Sean el testimonio del Amor de Cristo para toda Europa. Compartan ese amor que hoy reciben de Mi Corazón Inmaculado y hagan feliz a Jesús para que Él siempre retorne en Divinidad y en Espíritu para derramar Su Misericordia en la Tierra y cerrar los abismos de la ilusión y del mal, a fin de que las almas recuperen la esperanza de estar aquí y despierten a su misión en este tiempo.
Oremos juntos al Padre Celestial porque Él es el que concede este tiempo de Gracia extraordinaria en el mundo y atrae hacia sí a todos sus hijos para colmarlos con Su Amor, para impulsarlos con Su Misericordia, para redimirlos y curarlos por el impulso de Su Divina Luz.
En el nombre del Amor de Dios, recemos: Padre Nuestro (en portugués).
Que Mi Corazón y Mi Vida siempre sean el portal que, a través de Fátima, los lleve hacia la paz. Amén.
Yo los consagro y los vivifico en el Amor de Cristo, nuestro Señor y Redentor. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Por pedido de Jesucristo les agradezco por haber cumplido esta primer etapa de esta peregrinación y, esperamos ardientemente, bajo la Llama del Amor de Dios, que las gracias y las misericordias del Padre Eterno se derramen sobre todas las naciones.
Les agradezco.
Pueden cantar a Mi Corazón.
Canción: Himno de los Hijos de María.
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más