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Recen Conmigo.
Santísima Trinidad,
Padre, Hijo y Espíritu Santo,
os adoro profundamente
y os ofrezco el preciosísimo Cuerpo,
Sangre, Alma y Divinidad de Jesucristo,
presente en todos los sagrarios de la Tierra
y en reparación por todos los ultrajes,
sacrilegios e indiferencias
con que Él es ofendido,
y por los méritos infinitos de Su Santísimo Corazón,
y del Inmaculado Corazón de María,
os pido la conversión de los pobres pecadores.
Amén.
En esta noche de San Juan, vengo a buscar la paz para el mundo y, principalmente, la paz en los corazones que la pierden en el correr del tiempo.
Vengo a buscar la esencia de la paz en Mis hijos, porque sé que Dios la colocó desde el principio, donde fueron gestados como esencias.
Es esa paz que ayudará al mundo, a todas las naciones, como también a todos los pueblos.
Como hace treinta y cinco años atrás, hoy vuelvo a repetir: queridos hijos, sean la paz para estos tiempos. Sean el amor para los tiempos que vendrán, así Mi Hijo podrá estar presente entre ustedes, porque Él encontrará un regazo, una morada y un corazón, en donde podrá entrar y vivir.
Si ustedes no gestan esto, no solo a través de la oración del corazón, sino también a través de los buenos actos que puedan atraer la paz al mundo, ¿quién podrá sobrevivir, en estos tiempos de caos, a los grandes cambios que se avecinan en la consciencia planetaria, y sobre todo en la humanidad?
Necesito, queridos hijos, que sean conscientes de lo que les digo, que ya no dejen pasar Mis palabras como el viento, porque cuando vean que las cosas sucedan recordarán lo que hoy les digo, porque solo como buena Madre busco su bien; el bien para el mundo y el bien para las almas.
Si al menos uno de ustedes, que representan hoy a tantas naciones del mundo, realizara este gesto de amor y de caridad, de buscar por encima de todo la esencia de la paz y del bien, nuevamente Yo podré decir, queridos hijos, que no solamente contaré con sus almas, sino que también contaré con soldados de la oración, que a pesar de lo que suceda a su alrededor podrán corresponder al llamado divino.
Después de treinta y cinco años en Medjugorje, traigo estas palabras simples para todos Mis hijos del mundo. Hoy no les revelaré grandes misterios del Universo. Necesito que comiencen a vivir las cosas simples; que gesten entre ustedes una verdadera y nueva humanidad, que pueda estar a la altura de los acontecimientos.
Queridos hijos, hoy como Madre y Reina de la Paz, no vengo a pedirles cosas imposibles, ni tampoco cosas inalcanzables. Comiencen a practicar los buenos actos en el día a día. Obsérvense a sí mismos y también cómo actúan con sus semejantes. Si en esas cosas ya están fallando, ¿cómo podrá aproximarse el Reino de Dios al planeta?
En verdad les digo, queridos hijos, imponiendo Mis manos de Luz sobre ustedes, suplicando a Mi Hijo amado, les pido que comiencen a hacer cosas buenas, porque eso repercutirá en la humanidad de estos tiempos.
Quiero que Me acompañen en Mi dolor, que acepten Mi dolor y que lo vivan por el mundo, porque este dolor proviene de la humanidad. Es un dolor profundo y desconocido, que sus almas tal vez no soportarían, pero Mi Gracia todo lo permite. Si ustedes viven ese dolor junto a Mí, Yo tendré justificaciones para poder seguir intercediendo por la humanidad y también por los Reinos de la Naturaleza.
Necesito que encuentren en sus caminos, una llave, una salida, una pronta solución a todo lo que viven en estos tiempos. El Universo no solo gira en torno a ustedes. El Universo, como es infinito y amplio, también tiene muchas necesidades que deben ser respondidas en estos tiempos finales. Su planeta y toda su humanidad están enfrentando esta última transición, algo que sorprenderá mucho a todas las almas, de la noche a la mañana. Pero si adoran al Corazón de Mi Hijo, presente en el Santísimo de la Eucaristía, y si oran el Rosario conmigo todos los días, Yo podré ayudarlos, queridos hijos, a tomar verdadera consciencia y discernimiento de lo que está bien y de lo que no está bien.
Les vuelvo a repetir: después de treinta y cinco años en Medjugorje, las almas no Me han comprendido completamente. No solo llegué a Medjugorje por la ex Yugoeslavia o por las repúblicas separadas, o por los corazones desunidos. También vine por el mundo, para traer la paz, para traer la calma y la serenidad que hoy no habita en muchos corazones.
Ustedes queridos hijos, que a través de los años y de las peregrinaciones han aprendido a ser consecuentes con Mi llamado, les pido un esfuerzo extremo, una dedicación mayor, por muchas almas en el mundo, que están sumergidas en el sufrimiento y en el caos, en las malas relaciones que acontecen entre las naciones del mundo. Porque al final, los más inocentes son los que pagan las consecuencias.
Los invito a colocar su mano sobre el corazón y a sentir una a una Mis palabras. El Señor necesita que despierten a nuevos conocimientos, para poder comprender en estos tiempos difíciles la grave situación planetaria.
Llego hoy a esta parte de Europa, tan cercana a Europa oriental, para unir Occidente y Oriente; para unir creencias, culturas, lenguas y naciones, por el bien de todos; por un propósito infinito, que muchos desconocen en este tiempo.
Quisiera seguir, queridos hijos, donándoles Mi Paz, porque sé que les hará mucha falta para vivir su transformación en este tiempo; para enfrentar los cambios de la humanidad y del mundo, y para percibir, por encima de todo, dónde se encuentra la verdad, para que así se aparten del engaño y de la ilusión.
Quisiera que sus ojos internos se abrieran más. Y eso será posible, amados hijos, en la constancia de la oración, en la propagación de la fe y en las buenas obras de amor y de caridad, hasta en los más pequeños detalles; hasta con sus semejantes, en donde también se encuentra el servicio y el espíritu incondicional del amor.
Si ustedes, como esta parte de la humanidad consciente hace ya casi diez años, no tienen buenos ejemplos, buenas relaciones de amor, de hermandad y, principalmente, de fraternidad, ¿cómo creerán, queridos hijos, que el mundo se podrá curar de tan agonizante enfermedad que emerge todo el tiempo de esta superficie, de la consciencia de todas las almas que pierden el sentido de su camino espiritual, de su propósito de haber encarnado en este tiempo y en este ciclo?
La vida no es solo material, no termina aquí. La verdadera vida, la verdadera existencia se encuentra en lo desconocido, en las estrellas, en el Universo, en su interior.
Les pido a Mis hijos que ya no cieguen más sus caminos, porque en poco tiempo no podrán ver la realidad que estará ante ustedes, desarrollándose de una forma precipitada.
Al fin espero que puedan sentir como siente Mi Corazón Inmaculado, que acoge el sufrimiento del mundo, el calvario de las almas y toda la maldad que viven los Reinos de la Naturaleza. Si la Creación, que forma parte de este planeta, sigue siendo alterada, ¿cuál será el fin de este mundo?
Por eso vengo a anunciar Mi buena nueva: Que es posible vivir un cambio en la consciencia; cambio que se puede reflejar en todos sus seres, como en todos sus actos, cuando estos son verdaderos y transparentes. Sean cristalinos de corazón y podrán ser receptáculos de Mi Divina Paz, para que esta se expanda en el mundo y así transforme sus seres completamente.
Medio Oriente sufre las consecuencias de la guerra y muchos no quieren mirar hacia esa realidad. Venezuela sufre las consecuencias de las malas acciones y Mi Corazón se acongoja al ver que las demás naciones no hacen nada. Sé, como Madre, que ciertas naciones son gobernadas por un falso poder, por la falta de amor, de generosidad y de consideración para con los otros.
No me olvido de los que Me piden diariamente por intercesión, así como lo hacen Mis hijos de Venezuela. Dios está dejando que la nación aprenda de sus propios errores. Pero crean que eso pronto terminará, porque todos los días Me coloco ante el altar del Creador, de rodillas, para implorar por Mis hijos de Venezuela, así como por los demás hijos del mundo, que silenciosamente sufren la falta de paz.
Pero recuerden que el mal no vencerá. Él será derrotado por San Miguel Arcángel. Le he encomendado a este Santo Padre Creador, su definitiva intervención por Venezuela. ¡Ay de aquellos que no se rindan a Él y no pidan perdón, ni tampoco hagan penitencia! Dios quitará el poder a los soberbios y dará sus tesoros a los más humildes. No habrá bandera ni nación que se pueda oponer al Estado universal del Creador.
La Ley está siendo intervenida. Que los corazones se preparen para el cambio total. Que todos sigan orando el Rosario para que se alcance la paz y el fin de los conflictos en el mundo. La hora más aguda del planeta indica la aproximación de Cristo, Mi amado Hijo. Él trae en Su Mano el Cetro de la Redención, el cual golpeará fuerte sobre la Tierra, para que las raíces de la adversidad sean disipadas. No habrá criatura o consciencia opuesta a Dios, material o espiritual, que se pueda oponer a Cristo.
Dichosos y alegres serán los que, a pesar de las consecuencias, crean en la gloriosa venida de Cristo; primero en sus corazones y vidas, y después en Su descenso glorioso al mundo. Que los tenebrosos se preparen para perder su reinado. La espada de la Luz de Dios cortará, de Oriente a Occidente, todas las influencias del mal. No habrá quien se resista a ello.
El amor es más fuerte y poderoso y él será vivido por todos los corazones que crean en Él, hasta el fin de sus días. Porque en el horizonte nacerá la nueva aurora y verán brillar en el cielo a la Mujer vestida de Sol, lanzando hacia la Tierra Su Corona de Estrellas, para iluminar los caminos de las doce tribus de Israel. Todo en la Tierra pasará, pero las palabras de Cristo, siempre y eternamente reinarán.
La Vigilia de Oración evita acontecimientos agudos y disminuye la gravedad de los acontecimientos, de las guerras y de los conflictos que hoy suceden en el mundo. Cuando no viven la Vigilia de Oración mensualmente, y por alguna causa la sustituyen por otras cosas, recuerden la responsabilidad de ese peso, de no estar respondiendo con todo su corazón y alma a esta oportunidad de conceder al mundo Mi divina intercesión.
Que todos los pueblos canten la Gloria de Dios. Que suenen los campanarios del Universo; que los ángeles desciendan a la Tierra y llenen de gozo y de júbilo a las almas, porque el Todopoderoso ha escuchado la voz de Su Sierva y las almas más caídas hoy fueron sacadas de su propio infierno.
La Señora de Coromoto, vigilante, silenciosa e invisible en lo alto del Ávila, acompaña a Sus hijos de Venezuela y les indica el camino con Su Estrella Guía, para que finalmente terminen ese cautiverio. Que así sea.
Hoy he traído a Mi lado a San Juan, el Bautista, aquel que anunció la venida del Mesías hace más de dos mil años atrás; aquel que intentó corregir a la humanidad, por medio de la Ley de Dios, de los Mandamientos, de los buenos ejemplos, de la transparencia.
Este profeta y sacerdote, hoy a Mi pedido bendecirá esta agua, para así efectuar el sacramento del Bautismo, que será vivido especialmente a través de esta pequeña alma, que será bendecida en nombre de todas las almas del mundo y, especialmente, de los que han recibido la gracia de haber sido bautizados algún día. De esa forma renovaremos la alianza con la Santísima Trinidad.
El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo estarán presentes en esta agua, para despertar la alianza interior, entre las almas y Dios.
Esta noche de San Juan Bautista, renovamos espiritualmente el sacramento del Bautismo en todos los que se unen a él internamente.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Les agradezco por responder a Mi llamado y por siempre buscar la esencia de Mi Paz.
Vengo a servirme de la pureza, que aun le resta al mundo, para cumplir los designios de Dios; para traer al mundo la paz y el fin de muchas cosas que hoy suceden en el mundo.
Vengo a abrir la puerta a una nueva Iglesia.
Vengo a traer una solución para las almas.
Vengo a construir, en las nuevas moradas, cimientos más fuertes que puedan soportar el fin de los tiempos y, así, vivir el próximo retorno de Cristo.
Por eso, vengo al origen, desde donde todo comenzó en la superficie de este planeta. Vengo, así, a corregir lo que Mi Hijo Me ha pedido. Por eso Me sirvo de los corazones simples, de los corazones que oran, en fidelidad, a Mi Corazón Inmaculado, para que, de esa forma, su Madre Celeste pueda descender más Gracia a la humanidad. Si esa Gracia no fuera concedida, en estos tiempos, por la divina intercesión de su Madre Santísima, el mundo perdería, totalmente, la paz y las cosas empeorarían, al punto de no poder soportarlo.
Por eso, deseo el bien para Mis hijos.
Por eso, busco la cura de los corazones, para que esa iglesia eterna que está dentro de ustedes, finalmente pueda surgir y ya no sea algo más desconocido.
Por eso, Yo iré hasta el final, hasta donde el Padre Me lo permita, porque deseo reconstituir, en las almas, una verdadera religiosidad y fe, para que puedan comprender a Mi Hijo cuando Él vuelva; porque Él retornará diferente, diferente a como Él nació en el pasado. Ahora Él vendrá en Su Gloria, trayendo en Su mano el Cetro de Dios, para poder gobernar, así como Él hoy gobierna en los Universos. Así la humanidad conocerá Su soberanía, la autoridad celestial que el Padre Eterno le ha confiado por ser Su Unigénito.
Así, el mundo también podrá conocer la Ley. Y después de haberse purificado, podrá vivir las Leyes del Universo que gobiernan a muchas estrellas y soles. Aún falta que este mundo se pueda redimir totalmente; pueda vivir en su interior la verdadera iglesia, aquella que fundó Mi Hijo hace más de dos mil años atrás, porque Él traerá, con Su retorno, los principios para una nueva humanidad.
Por eso, vengo a anunciar este tiempo que llegará al mundo. Todas las almas aún tienen tiempo de poder arrepentirse, de vivir la penitencia y de orar, de corazón, a Dios por muchos que hoy no oran, no miran a Dios y se olvidan de Su Reino Celestial.
Por eso, vengo a la cabeza, de donde todo ha comenzado, para entregarles las verdaderas llaves, que son puras, inmaculadas y divinas, y que provienen del Reino de Dios, de la Fuente de Su Divina Ciencia.
Así, Yo les traigo el verdadero conocimiento de su existencia, de lo que aún el hombre necesita conocer. Algo que está lejos de la vida superficial, material y mental.
Aproximo, para todos, el Universo de Dios y todo lo que Él ha concedido desde el principio, lo cual, el Padre espera que la humanidad futura pueda vivirlo plenamente, dejándolo de ofender, dejándolo de ultrajar y dejando de ser indiferentes a Su divina existencia.
El mundo no termina en lo superficial. Este planeta, creado por la Voluntad del Padre, tiene su gran consciencia. Él puede ser infinito cuando la humanidad sea infinita en sus acciones, en su caridad, en el respeto y en el servicio a toda la Creación. Mientras esto no suceda de verdad, el mundo aún sufrirá mucho y perderá la luz de su propia Iglesia, no encontrando ningún sentido a su camino espiritual, a la obra que Dios les ha confiado, desde el principio de esta Creación.
El Señor necesita que sean honestos, primero con ustedes mismos, con su vida material, con su camino espiritual y, sobre todo, con sus definiciones. Así, podrán corresponder a Dios que tiene Su Corazón ofendido por lo que los hombres realizan en esta humanidad, y en el planeta, en la vida material, en la religión, en la vida universal.
La humanidad debe vivir un gran cambio. Por eso, Mi amado Hijo Me envía al mundo por última vez, y a la cabeza de esta Iglesia, para que Mis hijos puedan corresponder, verdaderamente, abandonando la apariencia, la mentira y todo el engaño que se gesta, día a día, en la superficie de este planeta.
Si, al menos, una minoría de esta raza mirara con compasión a los Reinos de la Naturaleza, todo podría ser revertido con el servicio verdadero de muy pocos.
Quiero que miren hacia el Cielo y busquen su verdadero origen, su verdadera morada, a donde deberán retornar algún día, al fin de sus días.
Vengo a conducirlos por un nuevo camino, así como Dios Me condujo, a Mí, hasta el momento de Mi ascensión, cuando los ángeles Me recibieron en la humildad de su Sierva.
Las últimas llaves están siendo entregadas. No las vuelvan a perder, porque no habrá otras. Por eso, oren por los que están enfrentando el fin de los tiempos y guían a grandes rebaños, para llevarlos, a todos, hacia el Corazón de Dios.
Oren por aquellos que se arriesgan para generar un gran cambio en la humanidad, en la vida espiritual, en el camino apostólico y en la vida religiosa, porque es muy necesario ese cambio. Él podrá hacer la diferencia de que gran parte de esta humanidad pueda ser sacada de su abismo, a fin de que puedan encontrar a Mi Hijo, como el más pobre entre los pobres, como el más moribundo entre los moribundos, como el más irreconocible, que será escuchado por Su palabra sabia. Así sabrán que es Él, que ha retornado en el corazón de los hombres justos que viven en la Ley de Dios y que la practican, que la difunden como semillas que son sembradas en la tierra.
Necesito que vivan este mensaje por aquellos que no lo vivirán. Les pido que sean Mi mensaje de paz en el mundo. Así, muchos más se podrán salvar a tiempo y evitaremos que más lágrimas y sangre sean derramadas en la humanidad. Eso ya no es justo para Dios. Eso no es parte de Su Justicia Divina. Así, las guerras de hermanos contra hermanos cesarán y la Luz de Mi Corazón Inmaculado, podrá ser la gran Estrella para el mundo, sumergido en el abismo de la ilusión, de la vanidad y de la indiferencia.
No quiero que Mis hijos, de la Iglesia de Cristo, sean omisos e indiferentes, o que busquen su propia realización. Quien sigue a Mi Hijo, asume su purificación y su entrega, porque Dios tendrá misericordia. Su Océano es infinito e inagotable.
Deseo, como Madre, que todos encuentren la paz, porque la paz los ayudará a encontrar el camino que muchos perdieron, hacia el Corazón del Cristo.
El mundo deberá liberarse de todo lo que ha hecho. Por eso, Dios ha decidido comenzar aquí, tomando, entre Sus manos, el barro más impuro para convertirlo en un recipiente, en un instrumento precioso, tan semejante y luminoso al Amor de Su Corazón. Eso ayudará a que, millones de almas, no pierdan su fe en lo que han confiado sobre esta superficie.
Así los preparo, queridos hijos, para que estén Conmigo en los tiempos difíciles. La educación primaria ya terminó. Es hora de vivir la universidad de los tiempos, donde todo está en juego, hasta la mínima chispa de esta Creación.
Los amo y los bendigo, agradeciéndoles a los presentes, y a los que Me escuchan, por haber respondido a este especial llamado por Roma.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más