Viernes, 13 de noviembre de 2015

Apariciones
APARICIÓN DE LA VIRGEN MARÍA EN PORTO ALEGRE, RIO GRANDE DO SUL, BRASIL, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Ante Mi Presencia, ningún mal prevalecerá, porque no hay criatura, que no provenga de Dios, que tenga poder mayor que el Mío.

Ante Mi Inmaculado Corazón, los ignorantes descubren el poder de la sabiduría, sabiduría que proviene del corazón, de la esencia perfecta que habita en el interior de cada ser.

Ante Mi Presencia, los orgullosos se postran, porque ante Mi infinita humildad se vuelven humildes; no hay orgullo que prevalezca.

Ante Mi Paz, los miedos se disuelven, porque nada deben temer cuando están ante su Madre Celestial; Mi Manto los ampara y los protege, los acoge en la Luz de Dios, para encender así la luz que habita en su interior.

Ante Mi Inmaculado Corazón expuesto, frente a los ojos de sus corazones, los dolores de sus corazones se disipan, porque el bálsamo de Mi Luz cura y redime a todas las almas.

Aquellos que no tenían fe en Mí, pero que abren sus corazones, Me sentirán. 

Aquellos que confían en Mi Presencia, que profundizan en el camino de la oración, Me verán.

Aquellos que se disponen a ser Mis soldados, que se disponen a preparar el Retorno de Mi Hijo a este mundo, a esta Su casa, lo encontrarán.

Hoy, los reúno aquí para despertarlos del sueño en el que viven, para despertar la misión que sus almas tienen para con Dios y que, mientras tanto, están tan perdidas en las ilusiones de este mundo.

Vine hasta aquí a vencer el orgullo de sus corazones, orgullo creado a lo largo de los siglos, cimentado por la educación y por la herencia humana.

Vine a quebrar las estructuras de su mundo interior para que se tornen leves y simples ante Dios.

Bienaventurados serán los que son como los niños, porque ellos encontrarán las puertas del Cielo y no temerán ingresar en Mi Reino.

Bienaventurados los que se lanzan en Mis Brazos y no se preguntan si es verdad que Yo estoy aquí.

Bienaventurados los que simplemente sienten Mi Presencia y confían en Mi Voz, que resuena en el universo y en el interior de todas las criaturas.

Vine a consagrar este mundo, a tornarlo sagrado, para que finalmente se cumpla el Propósito original de Dios, que en nada se asemeja a lo que acontece en este mundo.

Vine a pedirles que no degeneren la existencia humana, que no le den más importancia a las apariencias que a la vida del espíritu, porque lo que son, en verdad, trasciende las formas que tienen externamente.

Vine a pedirles, hijos Míos, que confíen en la conducción de su Madre Celestial, que entreguen sus vidas en Mis Brazos y que, en oración, escuchen Mis Palabras; porque busco hablarles a sus corazones todos los días. ¿Quién Me escuchará? ¿Quién disolverá las dudas sobre la veracidad de Mis Palabras?

Quiero hablarles a los corazones del mundo cuando la humanidad esté perdida y no encuentre salida de la oscuridad.

Quiero que cada uno de Mis hijos, los que responden a Mi llamado, puedan ser antorchas que se encienden en el final de estos tiempos para iluminar los ojos de los que no encuentran la luz.

Vengo a disipar la ignorancia de los hombres, a mostrarles la verdad y a confirmar, con la transformación de la propia vida, del propio espíritu, que la Presencia de Dios es verdadera en esta Tierra.

Aquellos que siguen Mis pasos, jamás serán los mismos, porque Mi poder los transformará y tornará sus vidas sagradas, así como Dios espera. Pero necesito que sean humildes, que sean simples de corazón, porque Mi Voz no puede hablar en el corazón de los orgullosos, porque no seguirían Mi Instrucción, seguirían sus propios impulsos, creyendo que Soy Yo la que les habla. Para que escuchen Mi Voz en su interior, necesito que se transformen, que se rindan a los pies del Altar Celestial, que entreguen lo que son, para que Dios los transforme completamente.

Por eso, vengan a Mí en oración todos los días. Vengan a Mí suplicando por este mundo, por los Reinos de la Naturaleza y por los que no pueden abrir su propio corazón.

Vengan a Mí como humanidad, para que Mi Amor restaure sus heridas, consuele sus almas y les muestre que, en verdad, la vida en este planeta tiene un sentido, un sentido sagrado, un sentido divino, un propósito único que conducirá a este universo a vivir la redención.

Hoy, les pediré que no estén aquí solo por sí mismos, sino que oren por toda esta ciudad y también por esta nación, porque aquellos que están aquí pudieron vencer un poco de su propio orgullo para conocer a su Madre Divina; pero existen muchos que necesitan de Mi Amor y de Mi amparo y, sin embargo, no consiguieron llegar hasta aquí, porque no fueron capaces de vencer las propias resistencias.

Por eso, ahora les pediré que oren para que Mi Manto se extienda sobre el mundo y acoja, en él, a las almas que deben responder a Mi llamado, aquellas que más necesitan rendirse a Mi Inmaculado Corazón.

 

Por la luz que derramó Tu Inmaculado Corazón,
que convirtió a los corazones del mundo,
Divina Señora, ruega por nosotros.

 

Escucho sus corazones y conozco lo que más necesitan, sé que ruegan por sus familias y algunos piden una señal para creer en Mi Presencia. Esa señal, hijos Míos, solamente puedo dársela a sus corazones,  porque la cura que les entrego a sus espíritus es el mayor milagro que les ofrezco a sus vidas.

Reciban esta cura que les trae la redención y no tengan miedo de ser otros, para responder a Mi llamado. No tengan vergüenza de ser orantes en un mundo que cada día se aleja más de Dios; porque necesito, hijos Míos, sus oraciones, para así generar mérito para la salvación de todas las almas, sobre todo de aquellas que los criticarán, que los perseguirán y que no comprenderán su camino.

Sigan orando, aunque no los comprendan, los juzguen y hasta los persigan, porque Yo también salvaré a esas almas y les mostraré la verdad cuando sea el tiempo.

Si son verdaderos, sus oraciones pueden generar méritos para la salvación de sus enemigos, porque ese es el camino crístico. Así les enseñó su Maestro y Rey, Mi amado Hijo, Cristo Jesús.

Ahora, les pido que vengan aquí aquellos hijos Míos que se animaron a ser un ejemplo para los corazones de esta ciudad y de este mundo, aquellos que llevarán sobre su cuerpo Mi Manto Celeste para dar testimonio de Mi Presencia, del poder de la oración y de la consagración verdadera a Dios.

Quiero que sepan, Mis amados, que, cuando se consagran ante Mí, están renovando sus compromisos con Dios.

Por eso, vengan hasta aquí sin miedo, vengan hasta aquí con valentía y con amor.

Sé que muchos desearían consagrarse como Hijos de María, entonces, Mis amados, comiencen un camino de oración. Poco a poco, rediman sus espíritus y sus vidas, den el ejemplo al prójimo de que realmente aspiran a esta consagración, porque un día ella llegará.

La consagración a Mi Corazón comienza primero en el espíritu; el espíritu es el que se compromete con Dios desde el principio, porque él es quien los sustentará en los tiempos de mayor oscuridad del mundo.

Hoy, los consagraré de una forma diferente, porque Mi Corazón se alegró en esta tarde cuando, desde el Cielo, escuché a los niños que le cantaron a Mi Corazón, que generaron méritos para que otros niños del mundo se consagraran en espíritu y vivieran la redención de sus pequeñas almas.

Ofrezcan este momento, Mis amados, sobre todo por los niños del Medio Oriente y por todos los jóvenes del mundo que no conocen a Dios y que solo buscan los placeres y las ilusiones que esta Tierra les ofrece.

Ahora, canten y, como un único espíritu, reparen el Corazón de Dios, que hoy se alegró por escuchar a sus pequeñas almas. En esta hora, Dios desea que, frente a Mi Inmaculado Corazón, nuevamente canten; ahora con las puertas abiertas a Mi Reino, para que todas las dimensiones que cruzan la Creación Divina puedan escuchar su canto y confiar en que esta humanidad puede ser redimida. Los escucho.

Queridos hijos, la Voz de Dios hoy es escuchada por sus corazones. Por eso, la paz que tanto soñaron puede ser una realidad en sus vidas; solamente es necesario que crean en Mi Presencia y en que Dios les habla, liberando al mundo de toda ingratitud, de todo desamor y de todo el dolor que lo oprime.

Yo les agradezco, los bendigo y los consagro, en nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Que sigan cantando, porque hoy las almas están recibiendo un alivio en muchos lugares de este mundo.

Les agradezco.

 

Hermana Lucía de Jesús:

Y, con este Mensaje tan simple, que sintetiza en sí todas las Palabras e Instrucciones de Nuestra Madre Divina, vamos a agradecerles a Nuestra Señora y a estos niños por haber abierto nuestro corazón.

¡Somos gratos, Madre Divina, por cuánto nos das!

Miércoles, 25 de noviembre de 2015

Apariciones
APARICIÓN DE LA VIRGEN MARÍA EN EL CENTRO MARIANO DE AURORA, PAYSANDÚ, URUGUAY, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Queridos hijos:

Cuando llegué a esta nación, vine con un Propósito, porque debajo de este suelo existe un Reino que es consagrado a Mi Corazón desde el principio de su existencia. Este Reino, que Yo llamo “Reino de Aurora” y que les doy a conocer poco a poco, es la cuna de la cura de la humanidad. De este Reino, que es Mi Reino en el mundo, proviene la restauración de todas las esencias que se perdieron a lo largo de su trayectoria en el planeta.

En este país existe el Reino de Aurora, que debe manifestarse en la superficie por medio de este Centro de Oración. Aquí, deberán encontrar almas consagradas al Corazón de María y al Plan de Dios, como lo es en todas las dimensiones.

Cuando llegué a esta nación, hijos Míos, vine por un Propósito Mayor, por un pedido de Dios Altísimo, porque la consagración de este país es vital para la manifestación de Sus Planes.

Si no existiera el Reino de Aurora, manifestado también en la superficie, irradiando su cura a los corazones que están perdidos, muchas almas perderán la oportunidad de recibir la redención. Y el Plan de Dios, Mis amados, debe cumplirse en todas las criaturas, sobre todo en las más pecadoras, en las que más erraron en el universo y que vinieron al mundo en busca de una oportunidad.

Les digo esto, Mis amados, porque es Mi deseo consagrar esta nación, no solo por ella y por sus habitantes, sino también por el planeta y por lo que ella representa en la vida del espíritu.

Por eso, les pido que Me ayuden a llegar a la ciudad de Montevideo, porque no vengo por un propósito material, vengo por un Propósito Espiritual y Divino, porque no hay más tiempo y los corazones de este mundo, sobre todo de esta nación, deben reconocer Mi Presencia y la existencia del Reino de Aurora, porque ellos no solo necesitarán de esta cura para sus almas, sino también porque como seres de esta nación de Uruguay deberán estar curados para ayudar a otros que, en el final de los tiempos, necesitarán recibir la redención.

Hoy, quiero que comprendan, hijos Míos, al menos una parte de Mi Plan. Quiero recibir aquí, en Aurora, a Mis hijos del mundo entero y, para eso, necesito fortalecer a los que nacieron en este suelo.

La cura de Aurora no proviene de este mundo, proviene del Corazón de Dios como un principio puro, capaz de convertir y redimir todas las moléculas del mal. Es por eso, Mis amados, que Yo estoy aquí y permaneceré aquí, porque así Dios lo necesita.

La cura de Aurora debe llegar a todos los espacios de este planeta, más allá de la nación de Uruguay. Ella debe ser llevada en los corazones que se redimen y que lo anuncian con el testimonio de su propia conversión; anunciando que la salvación es posible y que, con la Presencia de Dios, todo puede ser redimido.

Quiero que comprendan, Mis amados, la importancia de la existencia de Aurora, así como la de cada Centro Mariano fundado por Mi Inmaculado Corazón. Cada uno de ellos le ofrece al mundo un Atributo Divino y tiene, en la vida de su espíritu, un Reino le que ofrece algo a la humanidad que es completamente desconocido para el corazón humano, pero que ahora, poco a poco, Yo necesito revelarles. Porque, en los tiempos que llegarán, deben poder contar con lo que Dios les ofrece por medio de cada Centro Mariano, de cada Centro Espiritual que se manifestó en la Tierra a pedido del Altísimo.

Cuando Yo les dije que se iniciaría un nuevo ciclo, muchos sintieron y pensaron que Yo tantas veces les dije eso, porque muchos ciclos comenzaron en este mundo. Los tiempos se aceleran y los Planes de Dios se deben manifestar, por eso las estrategias celestiales cambian a cada instante. Y, en este mes de diciembre, les aseguro que comenzará un nuevo ciclo y que un cambio definitivo deberá acontecer en la consciencia humana, como también en la consciencia planetaria. Muchas puertas se abrirán, pero también otras se cerrarán, porque nada quedará como está.

El mal que existe en los corazones de los seres deberá ser expurgado y, por eso, parecerá crecer. Muchos perderán el control sobre sí mismos y, antes de que llegue ese momento, necesito que las almas sepan que aquí encontrarán la cura para poder vivir su purificación de una forma más armoniosa.

Es por eso, hijos Míos, que necesito tanto llegar a la ciudad de Montevideo, para que no se cierre una puerta en el corazón de esta nación y el Reino de Aurora no pueda cumplir su misión en este mundo. A partir de este nuevo ciclo del mes de diciembre, cuando la purificación interior y exterior de los seres se acentuará, necesito que Aurora esté plena y segura para cumplir su misión.

Aquí, en este lugar, como en cada Centro Mariano, le abrí puertas de liberación al mundo para que, en lo que es invisible a sus ojos, todo lo que hoy no corresponde a los Planes de Dios, todo lo que el enemigo manifiesta en el mundo, pueda ser retirado del planeta. Estas puertas de liberación deberán crecer cada día más para que, de una forma acelerada, este planeta pueda estar limpio y apto para el surgimiento de una nueva raza.

Por este motivo, necesito de bases firmes y de almas consagradas que, representando a cada nación, defiendan los Centros Marianos de la astucia del adversario de Dios.

Por eso les pido, Mis amados, que se unan a Mi Propósito de Paz, que se unan a Mi Corazón Inmaculado en oración todos los días, que fortalezcan su consagración a Dios y, por medio del ejemplo, animen a otros, que deberán seguir los mismos pasos para alcanzar la redención.

Hoy, con la intención de que más ejemplos verdaderos de transformación y de fe existan en este planeta, consagraré a nuevos Hijos de María, para que así la humanidad vea que, mes a mes, nuevos corazones son impulsados a tornar sus vidas sagradas, a responder al llamado de Dios de una forma más profunda y no solamente usar una camiseta celeste, sino también consagrar la vida al Plan de Dios.

Porque les digo, Mis amados, que consagrarse como Hijos de María es ofrecerle a la humanidad una oportunidad más de redención, siempre y cuando sean verdaderos en sus consagraciones y se renueven a diario por medio de la oración, de la transformación consciente, del esfuerzo permanente por vivir el amor, la fraternidad y la unidad con todos los seres y con todos los Reinos, porque esos son los atributos que abrirán las puertas hacia la Nueva Tierra.

Que vengan hasta aquí Mis amados hijos.

Mis queridos, cada vez que un alma más se consagra a Mi Corazón, siento la alegría que alivia a Mi Divino Espíritu de todo el dolor que Me causa la humanidad que Me ignora y que no Me reconoce como Madre del Mundo, como Madre Universal, que no acepta el manantial de Amor que Yo tengo para ofrecerle.

Cada vez que se arrodillan ante Mí, buscando consagrar sus almas, aspirando a dar un primer paso en esta unión Conmigo, por más que sea tan desconocida para muchos, Mi Corazón se regocija y se alegra profundamente y, por un instante, hijos Míos, parece que ni el dolor ni las espinas existieran en Mi Corazón Inmaculado.

Es por eso que los consagro y, con todo Mi Amor, les agradezco por animarse a transformar sus vidas cada día. Sé de las dificultades de cada uno, conozco sus pruebas y resistencias. Sé de todo lo que aún no pudieron transformar y, con ojos de compasión, hoy extiendo Mi Mano hacia ustedes y les ofrezco Mi Luz y Mi Paz para que, a través de la Paz de Mi Corazón, den sus pasos y este camino ya no sea tan duro, tan difícil para sus pequeñas almas.

Que vivir una vida consagrada al Corazón Inmaculado de María sea motivo de alegría para todos.

Que vivir la vida de oración, aunque la vivan con un poco de sacrificio, sea un motivo de regocijo espiritual eterno, porque sé que sus almas reconocen que este camino es verdadero y que se llenan de gratitud por estar recorriendo un camino sagrado, mientras tantos en la humanidad caminan hacia el abismo de este mundo.

Hoy, los consagro y los bendigo con la potestad que Dios Me concedió, por ser Su Sierva, Madre de Sus criaturas.

Coloco Mi Manto sobre ustedes y les pido que lo lleven en los momentos más difíciles y que, aun cuando el mundo tenga miedo de proclamar su fe, mantengan sobre sus cuerpos Mi Manto. Él los protegerá, los santificará y le traerá paz a todo el universo.

Ahora, canten para despedirse de Mí, para que Me eleve con sus ofertas. Que Yo eleve en esta noche, por medio de la oferta de sus corazones, a las almas que tanto clamaron por una oportunidad.

Reciban la Gracia y la Misericordia de Mi Corazón para disolver los vínculos con el pasado y vincularse Conmigo y con Dios eternamente.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Les agradezco.

Quiénes somos

Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más

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