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Queridos hijos:
Cuando llegué a esta nación, vine con un Propósito, porque debajo de este suelo existe un Reino que es consagrado a Mi Corazón desde el principio de su existencia. Este Reino, que Yo llamo “Reino de Aurora” y que les doy a conocer poco a poco, es la cuna de la cura de la humanidad. De este Reino, que es Mi Reino en el mundo, proviene la restauración de todas las esencias que se perdieron a lo largo de su trayectoria en el planeta.
En este país existe el Reino de Aurora, que debe manifestarse en la superficie por medio de este Centro de Oración. Aquí, deberán encontrar almas consagradas al Corazón de María y al Plan de Dios, como lo es en todas las dimensiones.
Cuando llegué a esta nación, hijos Míos, vine por un Propósito Mayor, por un pedido de Dios Altísimo, porque la consagración de este país es vital para la manifestación de Sus Planes.
Si no existiera el Reino de Aurora, manifestado también en la superficie, irradiando su cura a los corazones que están perdidos, muchas almas perderán la oportunidad de recibir la redención. Y el Plan de Dios, Mis amados, debe cumplirse en todas las criaturas, sobre todo en las más pecadoras, en las que más erraron en el universo y que vinieron al mundo en busca de una oportunidad.
Les digo esto, Mis amados, porque es Mi deseo consagrar esta nación, no solo por ella y por sus habitantes, sino también por el planeta y por lo que ella representa en la vida del espíritu.
Por eso, les pido que Me ayuden a llegar a la ciudad de Montevideo, porque no vengo por un propósito material, vengo por un Propósito Espiritual y Divino, porque no hay más tiempo y los corazones de este mundo, sobre todo de esta nación, deben reconocer Mi Presencia y la existencia del Reino de Aurora, porque ellos no solo necesitarán de esta cura para sus almas, sino también porque como seres de esta nación de Uruguay deberán estar curados para ayudar a otros que, en el final de los tiempos, necesitarán recibir la redención.
Hoy, quiero que comprendan, hijos Míos, al menos una parte de Mi Plan. Quiero recibir aquí, en Aurora, a Mis hijos del mundo entero y, para eso, necesito fortalecer a los que nacieron en este suelo.
La cura de Aurora no proviene de este mundo, proviene del Corazón de Dios como un principio puro, capaz de convertir y redimir todas las moléculas del mal. Es por eso, Mis amados, que Yo estoy aquí y permaneceré aquí, porque así Dios lo necesita.
La cura de Aurora debe llegar a todos los espacios de este planeta, más allá de la nación de Uruguay. Ella debe ser llevada en los corazones que se redimen y que lo anuncian con el testimonio de su propia conversión; anunciando que la salvación es posible y que, con la Presencia de Dios, todo puede ser redimido.
Quiero que comprendan, Mis amados, la importancia de la existencia de Aurora, así como la de cada Centro Mariano fundado por Mi Inmaculado Corazón. Cada uno de ellos le ofrece al mundo un Atributo Divino y tiene, en la vida de su espíritu, un Reino le que ofrece algo a la humanidad que es completamente desconocido para el corazón humano, pero que ahora, poco a poco, Yo necesito revelarles. Porque, en los tiempos que llegarán, deben poder contar con lo que Dios les ofrece por medio de cada Centro Mariano, de cada Centro Espiritual que se manifestó en la Tierra a pedido del Altísimo.
Cuando Yo les dije que se iniciaría un nuevo ciclo, muchos sintieron y pensaron que Yo tantas veces les dije eso, porque muchos ciclos comenzaron en este mundo. Los tiempos se aceleran y los Planes de Dios se deben manifestar, por eso las estrategias celestiales cambian a cada instante. Y, en este mes de diciembre, les aseguro que comenzará un nuevo ciclo y que un cambio definitivo deberá acontecer en la consciencia humana, como también en la consciencia planetaria. Muchas puertas se abrirán, pero también otras se cerrarán, porque nada quedará como está.
El mal que existe en los corazones de los seres deberá ser expurgado y, por eso, parecerá crecer. Muchos perderán el control sobre sí mismos y, antes de que llegue ese momento, necesito que las almas sepan que aquí encontrarán la cura para poder vivir su purificación de una forma más armoniosa.
Es por eso, hijos Míos, que necesito tanto llegar a la ciudad de Montevideo, para que no se cierre una puerta en el corazón de esta nación y el Reino de Aurora no pueda cumplir su misión en este mundo. A partir de este nuevo ciclo del mes de diciembre, cuando la purificación interior y exterior de los seres se acentuará, necesito que Aurora esté plena y segura para cumplir su misión.
Aquí, en este lugar, como en cada Centro Mariano, le abrí puertas de liberación al mundo para que, en lo que es invisible a sus ojos, todo lo que hoy no corresponde a los Planes de Dios, todo lo que el enemigo manifiesta en el mundo, pueda ser retirado del planeta. Estas puertas de liberación deberán crecer cada día más para que, de una forma acelerada, este planeta pueda estar limpio y apto para el surgimiento de una nueva raza.
Por este motivo, necesito de bases firmes y de almas consagradas que, representando a cada nación, defiendan los Centros Marianos de la astucia del adversario de Dios.
Por eso les pido, Mis amados, que se unan a Mi Propósito de Paz, que se unan a Mi Corazón Inmaculado en oración todos los días, que fortalezcan su consagración a Dios y, por medio del ejemplo, animen a otros, que deberán seguir los mismos pasos para alcanzar la redención.
Hoy, con la intención de que más ejemplos verdaderos de transformación y de fe existan en este planeta, consagraré a nuevos Hijos de María, para que así la humanidad vea que, mes a mes, nuevos corazones son impulsados a tornar sus vidas sagradas, a responder al llamado de Dios de una forma más profunda y no solamente usar una camiseta celeste, sino también consagrar la vida al Plan de Dios.
Porque les digo, Mis amados, que consagrarse como Hijos de María es ofrecerle a la humanidad una oportunidad más de redención, siempre y cuando sean verdaderos en sus consagraciones y se renueven a diario por medio de la oración, de la transformación consciente, del esfuerzo permanente por vivir el amor, la fraternidad y la unidad con todos los seres y con todos los Reinos, porque esos son los atributos que abrirán las puertas hacia la Nueva Tierra.
Que vengan hasta aquí Mis amados hijos.
Mis queridos, cada vez que un alma más se consagra a Mi Corazón, siento la alegría que alivia a Mi Divino Espíritu de todo el dolor que Me causa la humanidad que Me ignora y que no Me reconoce como Madre del Mundo, como Madre Universal, que no acepta el manantial de Amor que Yo tengo para ofrecerle.
Cada vez que se arrodillan ante Mí, buscando consagrar sus almas, aspirando a dar un primer paso en esta unión Conmigo, por más que sea tan desconocida para muchos, Mi Corazón se regocija y se alegra profundamente y, por un instante, hijos Míos, parece que ni el dolor ni las espinas existieran en Mi Corazón Inmaculado.
Es por eso que los consagro y, con todo Mi Amor, les agradezco por animarse a transformar sus vidas cada día. Sé de las dificultades de cada uno, conozco sus pruebas y resistencias. Sé de todo lo que aún no pudieron transformar y, con ojos de compasión, hoy extiendo Mi Mano hacia ustedes y les ofrezco Mi Luz y Mi Paz para que, a través de la Paz de Mi Corazón, den sus pasos y este camino ya no sea tan duro, tan difícil para sus pequeñas almas.
Que vivir una vida consagrada al Corazón Inmaculado de María sea motivo de alegría para todos.
Que vivir la vida de oración, aunque la vivan con un poco de sacrificio, sea un motivo de regocijo espiritual eterno, porque sé que sus almas reconocen que este camino es verdadero y que se llenan de gratitud por estar recorriendo un camino sagrado, mientras tantos en la humanidad caminan hacia el abismo de este mundo.
Hoy, los consagro y los bendigo con la potestad que Dios Me concedió, por ser Su Sierva, Madre de Sus criaturas.
Coloco Mi Manto sobre ustedes y les pido que lo lleven en los momentos más difíciles y que, aun cuando el mundo tenga miedo de proclamar su fe, mantengan sobre sus cuerpos Mi Manto. Él los protegerá, los santificará y le traerá paz a todo el universo.
Ahora, canten para despedirse de Mí, para que Me eleve con sus ofertas. Que Yo eleve en esta noche, por medio de la oferta de sus corazones, a las almas que tanto clamaron por una oportunidad.
Reciban la Gracia y la Misericordia de Mi Corazón para disolver los vínculos con el pasado y vincularse Conmigo y con Dios eternamente.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Les agradezco.
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más