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Hoy, estoy aquí, queridos hijos, y también estoy en Venezuela con todos Mis hijos de esa nación.
Mis Planes de Paz no han cambiado y se están difundiendo en el corazón de todos Mis hijos.
Como Señora de las Gracias, hoy derramo la Gracia de Dios sobre esa nación y en este momento los invito, queridos hijos, a orar por las naciones del mundo, como todos los meses.
Hoy, también les traigo en Mis Manos, queridos hijos, las Espigas de la Sabiduría: la Sabiduría del Padre, la Sabiduría del Hijo y la Sabiduría del Espíritu Santo. Este es el símbolo de las Espigas de la Sabiduría, algo que ustedes deben considerar importante en el fin de los tiempos.
Hoy, materializo estas tres espigas para su comprensión y para que puedan ver la hermosura de la Creación de Dios.
En las espigas se encuentra la Sabiduría del Señor. Es un símbolo antiguo del cristianismo, algo que deben considerar en este tiempo, para su instrucción interior.
La sabiduría los llevará por buenos caminos y, en consecuencia, tendrán buen discernimiento cuando estén unidos al Padre en la oración.
Oremos por las naciones en este momento. Este es un pedido celestial, es importante, es la Voluntad de Dios.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Después del secreto definitivo que Nuestra Señora nos reveló, vamos a orar a pedido de Ella.
Por eso, vamos a orar no solo por Venezuela, sino por todas las naciones del mundo. Y Nuestra Señora pidió que oráramos, especialmente, por los gobernantes para que encuentren la Luz de Cristo.
A pedido de Nuestra Señora, vamos a orar la Madre Universal en diferentes idiomas. Repetiremos la oración dos veces en cada idioma.
Vamos a comenzar a orar en español y va a orar con nosotros, nuestra hermana Kueipeh de Venezuela, a pedido de Nuestra Señora.
Oración: “Madre Universal” (en español, portugués, inglés e italiano).
En esta noche, queridos hijos, les agradezco la presencia de cada uno de ustedes dentro de Mi Corazón.
Bajo la bendición todopoderosa de Dios, hoy, Yo les doy Mi bendición maternal nuevamente.
Vayan en la Paz de Mi Hijo.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Madre María Shimani de Montserrat:
En este profundo silencio de reflexión que nos dejó Nuestra Madre, en este silencio interior, vamos a colocar nuestra gratitud en nuestro corazón y vamos a tener presente, en nuestras oraciones, el pedido de Nuestra Madre de orar por los gobernantes.
Ahora, Fray Elías, hará un breve relato de lo acontecido durante la Aparición.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Mientras orábamos, en la tarea de oración se fue profundizando el proceso de la Aparición.
Antes de la Aparición fueron desarrollándose diferentes situaciones, que les vamos a contar ahora.
Por ejemplo, en diferentes niveles se fueron proyectando hacia este lugar físico, en donde nos encontrábamos, diferentes estados de lo que comprendemos como el Cielo, y ese movimiento de energía era guiado por consciencias angélicas.
Mientras el proceso de oración se desarrollaba, también sucedió algo: aparecieron en el cielo Abraham e Isaac, acompañados por otros seres que conocemos como santos; y aquí, sobre la superficie de la Tierra, se desarrollaba otra escena mientras ellos estaban presentes.
Mientras esa situación se desarrollaba, le preguntamos a Abraham qué estaba sucediendo. Él nos dijo que ellos, los profetas, son regidos por la Reina del Universo y, en ese momento, Abraham nos mostró una escena del Juicio Final y nos dijo que era el símbolo de la separación de la paja del trigo. Eso se manifestaba a través de un juicio, como lo conocemos aquí en la Tierra, un juicio en el que una persona es condenada por un juez.
En ese momento, no sabíamos qué estaba sucediendo hasta que esa situación se aclaró. Abraham mostraba en ese juicio que se estaba definiendo el camino de muchas almas, nos dijo que eran almas de esta humanidad y nos explicó que ese juicio sucedía en un nivel interno de la consciencia de todos los seres de la Tierra.
Le preguntamos si esa situación, esa realidad que él mostraba, era concomitante, si coincidía con este tiempo de la Tierra que estamos viviendo. Él nos dijo que sí, que las almas se estaban definiendo por un camino o por otro.
Le preguntamos a Abraham y a Isaac por qué estaban presentes hoy. Ellos nos dijeron que estaban cumpliendo una parte de la profecía que fue escrita hace mucho tiempo.
Después, esa situación desapareció de este lugar, fue como si los profetas se hubieran recogido en el interior de ese cielo.
Luego, llegó el momento de la Aparición y nuestra Madre apareció en lo más alto del cielo. Ella posaba Sus Pies sobre una gran rosa de Luz.
Lo que llamaba la atención es que la rosa estaba invertida hacia abajo, hacia aquí. Y la Luz de esa rosa se derramaba sobre este lugar, mientras Nuestra Señora descendía lentamente hacia aquí.
Hoy, Ella se manifestó como la Señora de las Gracias, porque nos dijo que nuevamente estaba haciendo una tarea con las naciones. Y, cuando Ella apareció, comenzó a dirigir las Palabras lentamente.
Una de las cosas que Ella nos dijo fue que no nos hablaría mucho porque Ella estaba cumpliendo con la Voluntad de Su Padre. Entonces, nos mostró el símbolo de las tres espigas y nos explicó el significado de las tres espigas que traía en Sus Manos, las que donaba, entregaba y ofertaba a nosotros.
Hoy, nuevamente, Ella nos habló de la importancia de que pidamos sabiduría, sobre todo, que pidamos al Padre por sabiduría en nuestra consciencia en el fin de este tiempo. Nos dijo que cuando recibamos esa sabiduría o pidamos esa sabiduría estaremos en caminos correctos.
Durante el silencio prolongado que hubo, Ella nos reveló un secreto que llamó “el secreto definitivo”. Después, Ella se quedó en un profundo silencio, contemplándonos. Nos mostró, a través de ese secreto, varias imágenes, acontecimientos por los que nos pidió que oráramos. Y, sobre todo, nos dijo: “Necesito que hoy oren con sinceridad”; y entonces, nos pidió que oráramos la “Madre Universal”.
Al principio de la Aparición, Ella nos hizo un pedido especial, que definió como una aclaración para nosotros, sobre la Aparición de mañana. Nos dijo que mañana será una Aparición importante y nos prometió que nos dirigiría las Palabras con más precisión.
Ella nos dijo que va a consagrar el Portal de la Paz que está en la Colina de las Apariciones de Figueira. Y para eso, nos dijo que la Aparición será a las 21h. Le preguntamos a Nuestra Señora si ese horario tenía un motivo especial y Ella nos dijo: “Claro que sí, tiene un motivo; las 21h es un horario especial para el planeta, es la hora de la vigilancia, en la que el alma puede estar más vigilante; y también es la hora de la reparación del Corazón de Mi Hijo”. Por esos motivos, Ella va a aparecer en ese horario.
Madre María Shimani de Montserrat:
Bien, mañana vamos a preparar nuestro corazón para estar vigilantes; y así, junto a nuestra Madre, podremos reparar el Corazón de Nuestro Señor.
Ella pidió que hagamos una peregrinación con velas, desde la entrada del camino que conduce a la cima de la Colina de las Apariciones.
Para cerrar, vamos a cantar.
Canción: “Madre Divina”.
¡Gracias, Madre, por cuánto nos das!
Muchas gracias a todos.
Por la protección de Cristo, Mi Hijo Amado, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Hoy, Mis Brazos les traen regocijo, maternidad y amor, pero Mi Corazón también les trae dolor de parte de este mundo; y eso, queridos hijos, es lo que hoy, en este día trece, les vengo a anunciar.
Tantos años han pasado de Mi Presencia en Fátima, y aún Mi Corazón sigue triunfando en este mundo. Por eso, hoy les pido, queridos hijos, que tengan presente estas Palabras en sus corazones, porque en el fin del tiempo las comprenderán.
Necesito perpetuamente de todos ustedes, de sus corazones y de sus acciones. Todas las oraciones son bienvenidas en el fin de este tiempo.
Sepan, queridos hijos, que Mi gran dolor hoy se ve, ya que observa la gran condenación de almas que existe en este mundo; aunque estén aquí, en esta vida, sobre esta Tierra de Dios, ellas se condenan al fuego del infierno.
Por eso, hoy Yo los invito, queridos hijos, a que reparen sinceramente el Corazón de Mi Hijo a través de las buenas acciones de paz y de amor, porque está cerca un nuevo tiempo en el que muchas cosas serán reveladas a la humanidad.
Todos los secretos que Yo he derramado a lo largo de los años, algunos en Medjugorje y otros aquí, serán revelados a su debido tiempo, Mis queridos hijos.
Para que todo se pueda reparar con rapidez y con amor, es necesaria la oración del corazón. Deben coligar sus espíritus con el Altísimo, con el Único Padre, para que puedan estar dentro de Su Protección y de Su Paz.
Hoy, también les digo, queridos hijos, que Mi última llamada está siendo pronunciada en este tiempo; y cuando Yo repito esta frase, tantas veces, es para que sus pequeños corazones Me puedan escuchar.
Por eso, es necesario, queridos hijos, que vivan la reconciliación y el perdón. Yo les digo verdaderamente, hijos Míos, que están a tiempo de poder vivir estos atributos.
Algunos de Mis hijos de esta humanidad deben vivir esos principios en este fin de tiempo. Ustedes deben llenar el Cáliz en el Corazón del Señor, el Cáliz que representa al Corazón de Mi Hijo, a través de la oración y de su entrega, porque Su Corazón está siendo muy flagelado.
¿Quién sacará las espinas de Su Corazón, que son generadas día a día, tiempo tras tiempo?
Por eso hoy, queridos hijos, les digo nuevamente que están a tiempo de poder mudar su condición de vida mediante la oración y la activación de su fe; porque todas las Palabras que ya han sido derramadas tienen un motivo especial para sus corazones: la conversión.
Cada movimiento que hagan en su vida debe ser donado a Dios; porque así, Él contemplará desde ustedes las buenas obras de paz y de caridad. De esa forma, queridos hijos, sus corazones estarán iluminados y guiados, y podrán seguir el camino hacia Mi Hijo.
Porque hoy, en verdad, les digo, queridos hijos, que muy pocos creen en la Venida del Redentor; pero ese tiempo está cerca y los templos, que son Mis hijos, los corazones de todos Mis hijos, deben estar preparados.
Cuando Yo les hablo que están a tiempo, es que están a tiempo de donar amor y paz, dejando de lado cualquier crítica que nazca desde su corazón. En este tiempo, deben buscar la pureza; porque así, Yo podré decir, queridos hijos, que sus corazones están iluminados. Ellos serán un templo cristalino para el Altísimo, para Mi Dios.
Muchas cosas están mudando dentro de Mis hijos; por eso, diariamente los invito a la oración. La oración debe llegar hasta los sueños, debe repetirse perpetuamente desde el corazón. Porque en este tiempo, hijos Míos, ustedes deben crear barreras de luz para que puedan estar protegidos de todo, durante las horas de su vida y más allá de su vida. De esa forma, queridos hijos, Yo solo les pido que estén unidos al Reino Celestial del Creador.
Yo también les pido, queridos hijos, que no bajen más los brazos, sino que alcen sus ojos hacia la Misericordia de Mi Hijo. El manantial aún está abierto y aquel que aún no bebió de esa fuente prodigiosa, es invitado a beber para saciar la sed que Yo veo en muchos corazones.
Mi Hijo espera derramar Sus Rayos, pero ¿dónde están los instrumentos del Creador? ¿Qué están haciendo de su vida? ¿Cuánto tiempo le dedican al Señor?
Queridos hijos, estamos en los tiempos finales. Lo que escribió Juan, hace mucho tiempo, en la Biblia, ya está pronto para revelarse.
No son tiempos normales, queridos hijos, abran vuestros ojos a la Luz de Mi Corazón y eleven sus súplicas hacia Mi Ser, porque Mi Corazón todo lo siente y todo lo sabe.
Y si hoy Yo no Me muestro a todos ustedes, es porque estoy respondiendo a Dios. Yo los estoy invitando a amar los misterios que comienzan a vivirse a través de la fe y de la devoción a Mi Inmaculado Corazón.
Por eso, en este tiempo, queridos hijos, la propuesta primordial es la paz, la conversión y la oración.
Nuevamente, les digo que se animen a vivir estos principios y no se dejen superar por los conflictos en sus internos. Eleven todo a través de la oración, porque así Mi Inmaculado Corazón los guiará.
En este tiempo tan definitivo, en ustedes, queridos hijos, está la llave para abrirme la puerta y así Yo los podré llevar hacia Mi Hijo, que los necesita y los espera silenciosamente.
Como Reina de la Paz, hoy también les digo que están siendo muy bendecidos a lo largo de este tiempo y, ustedes, Mis queridos hijos, deberán responder por todo lo que están recibiendo.
La primera respuesta es la paz en el corazón.
La segunda respuesta es el amor a sus hermanos.
No quiero ver en sus corazones ninguna disociación porque Mi Luz, la Luz del Altísimo, está viniendo a su encuentro.
¿Será que Mis pequeños han percibido esto?
¿Dónde está su pensamiento?, ¿está unido al sentimiento del corazón?
Deben encontrar la paz que Yo les estoy prometiendo, a través de su sincera unidad Conmigo.
Como Madre, como Reina de la Paz, como la Madre de Nazaret, al igual que como lo hice con Jesús, quiero llevarlos en Mis Brazos para que estén dentro de la eternidad del Señor y sepan que Él es Misericordia.
Por eso, hoy también, queridos hijos, los invito a ser pacificadores de Mi Misión, aquí en la Tierra. Sus corazones deben ser espejos de luz en el mundo, códigos de amor y de paz que transformen a los corazones heridos.
Es necesario, hijos Míos, tener servidores y seguidores donados a Mi Inmaculado Corazón, para que Mi Paz se pueda difundir a través de la armonía y de la unidad. Así, brotará de ustedes la fraternidad, porque el Corazón de Mi Hijo estará en ustedes y sus almas estarán en Mi Hijo, en una unión perfecta de amor y de grandes prodigios en este tiempo.
Es necesario, queridos hijos, tener legiones de amor; almas donadas a Mi Corazón que puedan obrar Conmigo para alcanzar la paz.
Mi único pedido, en este fin de tiempo, es que ustedes hagan triunfar Mi Inmaculado Corazón, porque a través de Mi Corazón los Rayos de Mi Hijo estarán presentes como fuente de Paz para el mundo y de mucha Misericordia; sobre todo, queridos hijos, para los que la necesitan, los que han caído delante de Dios.
Dios escucha la canción del corazón de ustedes, que nace del alma y que les permite mantener una unidad con la Fuente del Amor. A ese ejercicio, queridos hijos, ustedes deben retornar para estar dentro de Mi Paz, muy importante para sus corazones.
Mi Alma fue glorificada por el Señor cuando el Espíritu de Dios entró en Mi Corazón.
Por eso, Yo los invito, hijos Míos, a elevar la mayor plegaria del corazón a través de la alabanza al Altísimo, para que los Cielos, a través de Mi Corazón, puedan expandirse sobre el mundo y muchas almas puedan ser tocadas por Mi Luz, sobre todo aquellas que esperan hace mucho tiempo el perdón.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Que suenen las campanas, dice Nuestra Señora, para alabar a Dios.
Canción: “Magnificat”.
Mi alma bendice al Señor y a todos Mis hijos que se unen a Mi Corazón.
En este momento, a través del Espíritu Santo, de la verdadera señal de Luz para todos Mis hijos, los bendeciré y bendeciré este arquetipo de Mi Inmaculado Corazón. También bendeciré, en este momento, queridos hijos, en nombre de la humanidad y del Poder del Amor de Mi Hijo, cada uno de sus orandios; por eso, Yo les pido que los eleven hacia Mí.
Que la Gracia Eterna del Padre, el Poder Misericordioso de Cristo, y el Amor y la Sabiduría del Espíritu Santo bendigan a Mis pequeños hijos y a estos pequeños instrumentos de paz para que, a través de la simplicidad y la humildad de sus corazones, todos estén unidos al Único Dios, al Poder del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo por todos los siglos y la eternidad; con la misión de que se concrete, en este plano, el Plan Divino de Dios y la conversión, como la salvación, despierte en cada uno de Mis hijos.
Como Señora de las Gracias y Madre de todos los hijos del mundo les doy también Mi bendición maternal, el poder de Mi Amor, la fuerza de Mi Espíritu, la humildad de Mi Corazón, para que sean principios activos en sus corazones.
Que la Misericordia de Dios, Su Compasión, Su Amor y Su Perdón, difundidos por todo el universo, alcancen la luz de sus corazones y que todos Mis hijos se unan a Dios por toda la eternidad. Amén.
Les agradezco por contestar a Mi llamado, en este día trece.
Que el recuerdo de Mi Presencia, en este día, quede en sus corazones para siempre.
¡Les agradezco!
Madre María Shimani de Montserrat:
Vamos a hacer un breve relato, porque las Palabras de Nuestra Madre ya fueron más que suficientes para todos.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Vamos a relatar, ahora, algunos hechos que se fueron dando durante la preparación de la oración y que hablan sobre un pedido que nos hizo nuestra Madre a todos nosotros; un pedido muy importante para el fin de este tiempo, que Ella nombró como Comunión Reparadora de Jesús.
Cuando estábamos en la preparación, Ella nos mostró algunas escenas que vamos a compartir; escenas que se fueron dando frente al Altar de nuestra Madre, como si fueran escenas en el plano físico y que se fueron desarrollando a medida que íbamos orando.
En un momento apareció un Hombre con una túnica blanca hasta Sus Pies, Él estaba encorvado hacia abajo, como si cargara algo en Sus Espaldas. Y lo que cargaba sobre Sus Hombros y Espaldas, mostraba que era el planeta. Ese Hombre llevaba una Corona de Espinas en Su Cabeza. Muchos hilos de Luz que salían de abajo del planeta, lo sustentaban.
Esos hilos de Luz eran sustentados por muchos ángeles y esa escena mostraba que el planeta estaba siendo sustentado por esa Luz. Aun así, ese Hombre seguía llevando el planeta en Sus Espaldas con mucho esfuerzo. En un momento, la imagen se acercó y nos mostró a Jesús, que estaba trabajando junto con los ángeles por el planeta. Jesús lloraba sangre.
Luego la imagen se desvaneció y apareció otra, la imagen muy luminosa de Nuestra Señora que estaba muy resplandeciente, muy viva.
Después, Jesús estaba sentado sobre un monte y Nuestra Señora se le aproximó como Madre. Jesús tenía en varias partes de Su Rostro gotas de Sangre. En ese momento, ya no tenía la Corona de Espinas, Él estaba en un estado de total silencio, de contemplación, irradiaba también dolor y mostraba Su Corazón que estaba rodeado de pequeñas espinas que, poco a poco, se iban profundizando en Su Corazón, y eso generaba dolor en el Maestro.
Cuando Nuestra Señora se acercó, hizo un movimiento muy particular. Comenzó a sacar, de adentro de Su Manto, muchos pétalos de rosas; y en ese momento, Ella nos observó y nos dijo: “Estas son las oraciones de Mis hijos”.
Ella se las ofertó a Jesús y comenzó a tomar cada uno de esos pétalos, que eran pétalos de luz, y a colocarlo sobre cada gota de Sangre, y cada pétalo secaba la Sangre en Jesús.
Luego, también esa imagen se desvaneció hasta antes de la Aparición.
Después, el Maestro, al que conocemos como Jesús Misericordioso, se acercó fuertemente, a dentro de esta casa y ya no tenía espinas ni Sangre en Su Rostro.
Él se colocó por encima de la imagen que está aquí, en nuestra frente, y detrás de Él había mucha luz celeste y coros de ángeles que lo acompañaban. Eran siete coros, siete ejércitos que acompañaban a la Misericordia de Cristo.
En ese momento, Él emanó, como ya conocemos, los Rayos de Su Misericordia sobre nosotros. Él tenía Sus Brazos y Manos abiertas en señal de cruz e irradiaba Luz desde las palmas de Sus Manos hacia esta sala. En ese momento, nos dijo: “Ahora les diré qué es lo que acontece en este tiempo”.
Los Rayos comenzaron a iluminar cada vez más fuertemente, irradiándose desde Su Corazón. Y, debajo de Sus Pies, Él nos mostró una escena: el Rayo rojo, derramándose como si fuera un río de Sangre y el Rayo azul creó también un río celeste de Luz.
En ese momento, a los Pies del Cristo, aparecieron dos imágenes diferentes. Una eran muchas almas que estaban cerca de las márgenes de ese río de Sangre, almas que estaban en sufrimiento y con mucho dolor, y que irradiaban también mucha incomprensión. A su izquierda, apareció otra imagen con un grupo de almas aproximándose a ese río celeste de Luz. Esas almas eran más luminosas, más leves, más cristalinas.
En ese momento, el Maestro nos dijo: “El Rayo rojo es el que purifica a las almas. Todas esas almas están siendo muy condenadas”. Luego continuó diciendo que aun aquellas que están en esta vida, son almas que se están perdiendo y que necesitaban de mucha oración. Luego nos dijo: “Muchas almas que están en diferentes partes de este mundo, y Yo Estoy derramando este Rayo rojo sobre ellas, Mi Sangre, para poder salvarlas”.
En ese momento, el Maestro habló sobre las almas que estaban en el río celeste: “Estas almas son todos ustedes, una parte de la humanidad que está siendo purificada por Mi Agua, pero que está caminando en el Señor”.
Luego, el Maestro nos dijo: “¿Ven estas dos realidades?, la condenación y la salvación. ¿Será que ayudarán a aliviar Mi Corazón que está flagelado?”.
En ese momento, Él nos mostró cómo las espinas se desprendían del Corazón de Jesús; y luego, esa imagen desapareció.
Cuando llegó Nuestra Señora, como la Reina de la Paz, habló mucho sobre la reparación del Corazón de Su Hijo. Y, entonces, nos hizo un pedido que ya les dijimos al comienzo: la Comunión Reparadora.
Luego, dijo Nuestra Señora: “Necesito, en este tiempo, que el Corazón de Mi Hijo sea aliviado para que la Fuente de Su Misericordia pueda seguir derramándose y sus oraciones permitan que la Justicia sea leve en los corazones de todo el mundo. Ustedes pueden detener esto mediante la oración. Por eso, Yo les pido realizar la Comunión Reparadora todos los días viernes, por un tiempo”. Pero no nos dijo qué tiempo era ese, sin embargo, sabíamos que sería mucho tiempo. También nos dijo que era muy necesario realizar ese ejercicio de Comunión.
Luego, le preguntamos cómo acontecería esa Comunión Reparadora.
“Mi principal pedido es que todos comulguen para reparar el Corazón de Jesús. No solo necesito que ustedes estén en una buena sintonía, sino también en una verdadera oración”. Ella nos dijo que eso ayudaría y que esa Comunión sería realizada abiertamente para todos.
Después le preguntamos cómo acontecería esa Comunión.
Ella nos respondió: “Primero, ustedes deben tener la intercesión de un sacerdote que les brindará esa Comunión. También pueden hacer la Comunión en las Comunidades, de una forma muy simple, ofertándosela a Mi Hijo, porque de esa manera también estarán reparando el Corazón de Jesús”.
Eso fue la primera parte. Después, en la segunda parte, Ella nos transmitió Su Mensaje.
Después de todo lo que nos dijo, al comienzo de la Aparición, Ella también nos dijo que recibió el permiso de estar sobre Sus hijos. Por eso, nosotros nos dimos vuelta para verla y Ella comenzó a transmitir el Mensaje. Mientras transmitía el Mensaje, también imprimía Su Luz sobre todos nosotros.
Cuando rezamos la oración por los Centros Marianos, cada Centro Mariano iba siendo tocado por Nuestra Señora y entonces pudimos ver cómo era el efecto poderoso que tenía la oración, porque Ella en Su Corazón concentraba cada Centro Mariano.
Así, finalmente, llegó el momento en el que Ella hizo la bendición y trajo en Su Presencia a Dios, que también derramó como Energía sobre nosotros.
Madre María Shimani de Montserrat:
Ahora nosotros finalizaremos nuestra transmisión por Internet, cantando “Revelaciones de Aurora”.
¡Gracias, Madre, por cuánto nos das!
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más