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En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Con alegría y júbilo los reúno en este momento, porque en los planos internos reúno a muchas culturas y pueblos que llegaron a este país, a Canadá, para vivir una oportunidad y una esperanza.
Por esa razón, compañeros, los he reunido aquí, en este lugar. Los he reunido aquí, en este país, para que pudieran comprender desde cerca el significado de este momento.
Es una síntesis entre culturas y pueblos que se está viviendo en este momento, y es a través de Mi Presencia Crística que eso sucede.
Por eso les he pedido que Me acompañen, que pudieran llegar hasta Canadá, para que las bases de Mi Obra Redentora con ustedes se puedan fundar aquí, porque esa es una de las Aspiraciones de Dios para este momento planetario, en el que todas las almas y las esencias del mundo, así como todas las culturas y los pueblos, deben prepararse para el nuevo tiempo, después de esta transición de la Tierra, en donde las almas vivirán cosas inexplicables, pasarán por experiencias desconocidas, que necesitarán ser sostenidas por la fe y el amor de Dios, a través del corazón de todos Sus hijos.
Con esto quiero explicarles, más claramente, que la Aspiración de Dios de haber venido aquí, a Canadá, es para dar un impulso no solo espiritual, sino también material, en la concreción de nuevos puntos de Luz en el mundo, formado por la integración de las almas, la unidad de los corazones y la vivencia de la vida grupal, entre todos los miembros de esta humanidad.
En este caso, hablo de las culturas y de los pueblos que emigraron hacia Canadá, pero que no perdieron sus principios ni atributos de vida, todo lo que aprendieron desde los orígenes de sus países.
Y eso es muy valioso para Dios porque, de alguna forma, Canadá ha conseguido acoger y recibir a todas estas almas, no solo abriendo las puertas a las oportunidades y a la esperanza, sino también abriendo las puertas internas y espirituales, para que después de casi treinta años, en los que emigraron muchas personas hacia este país, este es el momento y esta es la oportunidad para que la Jerarquía Espiritual pueda comenzar a realizar un trabajo y llevarlo adelante.
Este es el mensaje que hoy quiero traer para todos Mis compañeros; pero especialmente para los que hoy Me acompañan aquí, para los hermanos que están aquí, en la ciudad de Toronto, y que abrieron sus corazones, sin pensarlo y sin meditarlo, para recibir este impulso directo de su Maestro y Señor, que tendrá como consecuencia y resultado el beneficio espiritual e interno para muchas almas más, para todos los que emigraron aquí, a este país, y que también son considerados por la Misericordia de Dios.
Lo que caracteriza a todos los pueblos y culturas, que se radicaron en Canadá, es la simplicidad de su vida, los atributos que viven a través de lo que han aprendido en sus vidas y todo lo que han construido a través de sus culturas y de sus lenguas, sin dejar de dar continuidad a lo que cada país y nación representa, no solo como cultura o como pueblo, sino también como consciencia espiritual.
Canadá ingresará en una nueva etapa espiritual, con la ayuda y la colaboración de todos los extranjeros que aquí se encuentran y que se han integrado muy bien a este país y a esta cultura, en donde fueron insertados en la vida diaria de la comunidad.
Eso crea pilares importantes, más allá de todo; esos pilares espirituales que la Jerarquía necesita para fundar las comunidades; esas comunidades nuevas que se abrirán y que vendrán a través de la fe y de la confianza de las almas en Dios; porque no perderán sus principios ni atributos de vida, sino que esos atributos y principios se expandirán en la consciencia.
Y así, como está escrito en la Biblia, los pueblos se unirán y se fusionarán como una sola consciencia, más allá de lo que hayan aprendido y vivido. Y eso se dará a través del amor, de la comprensión y de la aceptación de las diferentes culturas, para que ese ecumenismo universal, que proviene del amor, se pueda seguir gestando y viviendo en este país de Canadá.
La aspiración de la Jerarquía Espiritual es expandir este impulso desde Toronto hacia el resto del país, para que más almas y consciencias tengan la Gracia de recibir la instrucción directa de la Jerarquía, no solo para su vida material, para su vida familiar, sino, sobre todo, para su vida espiritual e interna.
En esta integración y ecumenismo, que se vive en Canadá a través de todos los extranjeros, es que se crean las bases necesarias e imprescindibles para que la Jerarquía pueda continuar con la Obra en el planeta. Y a través de estas almas y corazones que aquí se encuentran, que han experimentado la sobrevivencia, la superación del sufrimiento y del dolor y, sobre todo, que han encarnado la Trascendencia y el Amor de Dios, consiguiendo superar todos los límites de sus consciencias.
Para la Obra que debe establecer aquí la Jerarquía, en Canadá, con todos los representantes de sus naciones hermanas, a través de este trabajo y de esta Obra, la Jerarquía podrá ayudarlos. Y también recibirán las Gracias y las Misericordias que necesitan para poder despertar.
Por eso, hoy, Mi Consciencia y, sobre todo, Mi Corazón misericordioso, en este día tan especial, en este momento tan especial y en este encuentro tan especial, establece las bases espirituales que el Padre ha establecido para que, desde los planos internos, se comience a construir esa Aspiración de Dios, hasta poder materializarse completamente.
Y eso será a través de las almas que se autoconvocarán, que sentirán el llamado para profundizar en su vida espiritual y para reencontrar el camino hacia esa comunión perpetua y eterna con el Padre Eterno.
Por eso, dedicaré un tiempo especial para esta tarea en este país, el tiempo que sea necesario, porque estas almas que emigraron hacia Canadá, y que se encuentran en este país viviendo, representan a sus naciones de origen, a todos sus pueblos y culturas, y desde aquí, la Jerarquía espiritual podrá ayudar a todas las almas que hasta los tiempos de hoy viven dificultades y pruebas y no consiguen salir adelante por sus propios medios.
Es por la apertura de los corazones simples y humildes, es por el amor y la confianza de los que creen en Mi Nombre y lo invocan, que Yo puedo llegar a otras almas del mundo que no solo viven el sufrimiento, sino también la persecución y la esclavitud.
Es de esa forma, compañeros, que el bálsamo de Mi Divina e Insondable Misericordia llega a ellos, cicatrizando con el tiempo las heridas más profundas y, así, renuevo a las almas, para que puedan seguir adelante bajo la confianza y la guía de Dios.
Hoy vengo a celebrar con ustedes este momento y el establecimiento del nuevo monasterio de la Misericordia de Dios, que abrazará y amparará a todos los inmigrantes que aquí se encuentran, en Canadá, por medio de la virtud del servicio y de la oración, que traerá para todos ellos la comprensión sobre la vida y la unión profunda con el Plan del Padre Creador.
Las bases espirituales de ese trabajo, hoy quedan aquí fundadas por su propio Maestro y Señor, y esto traerá para todos, no solo oportunidades infinitas, sino Gracias infinitas para los que necesitan sentirse nuevamente amados, comprendidos y aceptados, para que sus heridas internas se puedan curar y cerrar.
Hoy traigo este mensaje porque sé que todos lo escucharán y que corresponderán a su Maestro y Señor para que esto se cumpla, porque será desde la Obra y dentro de esta Obra de Amor y de Redención, desde donde surgirán los medios para llevar adelante esta aspiración de su Maestro y Señor que proviene del Padre.
Aquí en Canadá, en el tiempo en el que se desarrolle este trabajo y esta Aspiración de Dios se vivirán muchos ciclos y etapas de posibles crecimientos espirituales y materiales, para que las almas alcancen el Portal de la Liberación, y así se sientan renovadas, consoladas y amadas por el Padre, así como por Su Divino Hijo.
Como un Sacerdote Mayor celebro este momento con ustedes, porque es un momento de celebración y de júbilo, de esperanza y de mucha Misericordia para todos los que necesitan encontrarla en sus vidas.
Por eso, bendigo y consagro este momento, y estas bases espirituales que hoy estoy estableciendo en Canadá, para que una nueva etapa y un nuevo ciclo comience, así como está previsto.
Agradezco la adhesión y el acompañamiento de todos Mis compañeros y, especialmente, agradezco a Mis queridas hijas de Etiopía, que representan a toda Mi amada África, que está en el centro de Mi Corazón, en este gran momento, en el que su Maestro y Señor volverá a colocar Sus Pies sobre ese continente para liberarlo del cautiverio para siempre.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Vengo a revelarles la historia verdadera de su civilización, no para engrandecer sus personas, sino para hacerlos crecer interiormente en lo que Dios necesita construir en este tiempo final de la humanidad.
Por esa razón y motivo, digo todas esas informaciones y presento todas esas revelaciones porque en los próximos tiempos, de los apóstoles, Yo haré profetas e instructores de la Palabra de la Jerarquía; de los colaboradores, Yo haré grandes servidores incondicionales y entregados a dar sus vidas ante cualquier necesidad; de los que despiertan, Yo haré consciencias maduras, disponibles, impulsadas a vivir el servicio y la absoluta donación de sí; de todos y de cada uno, Yo haré algo.
Porque el tiempo se aproxima, y el tiempo muestra la necesidad que existe en la humanidad y, sobre todo, en este planeta.
Les cuento la verdadera historia de las civilizaciones del pasado, de los momentos más emblemáticos e importantes de la humanidad, cuando en tiempos remotos, el Plan se fue cumpliendo, más allá de los errores o de las experiencias.
Les digo todo esto para dar continuidad a lo que Dios necesita que se concrete y se manifieste en el próximo tiempo, para que el proyecto de la familia espiritual y universal de la humanidad siga adelante, así como lo vivió hasta cierto punto y momento el sagrado pueblo de Israel, que también participó, no solo de las Gracias del Padre directamente, sino también del despertar de sus virtudes, talentos y dones, que Dios trajo a través de los profetas y de los patriarcas.
Todo para Dios tiene un sentido profundo, íntimo y también desconocido, así como lo tiene también para ustedes. Por eso, deben confiar ampliamente en lo que estoy haciendo, diciendo y construyendo; colocando su consciencia en el gran vacío de Dios, para que, de esa forma, sean llenados por Su Sabiduría, Amor y Presencia, así como los pueblos del pasado fueron colmados por los Atributos Sagrados de Dios.
Comprendan, compañeros, la historia y el momento en el cual están participando y cómo, hasta en los más pequeños detalles, Dios puede escribir un nuevo tiempo en la humanidad, en las consciencias y, especialmente, en las esencias que participan de la llamada de Dios.
El Hijo del Padre, antes de que retorne nuevamente al mundo, tiene esa misión y tarea; y ustedes son partícipes, así como sus hermanos de camino también son partícipes.
Cada uno cumple una parte importante dentro de este Plan y es llamado, día a día, a profundizar en ese compromiso y entrega, así como lo hicieron los apóstoles en el pasado que, de vivir una vida simple y austera, se entregaron para vivir una vida mayor y desconocida, entregando sus familias, bienes y posesiones en las Manos del Padre para que se pudiera construir, en vida, la experiencia del Evangelio, de la Palabra de Dios, de Su Voluntad.
Es de esa forma que doy continuidad a esa Aspiración del Padre para estos momentos críticos, en los que la humanidad deberá reconocer primero el desvío que está viviendo en estos tiempos y la ilusión que abraza a millones de almas en el mundo.
Vengo a traer, como hace más de 2.000 años atrás, la Buena Nueva, pero una Buena Nueva impulsada por el Rayo inmaterial de la Liberación y de la Trascendencia para que, de esa forma, los Atributos del Padre puedan ingresar en las consciencias que más los necesitan y, así, se animen a dar los pasos hacia Dios.
El pueblo que vivió en el Círculo Polar Ártico y que participó de la experiencia espontánea de su contacto con el Universo y con Dios, experimentó también, en consciencia y en la vida grupal, los Atributos del Padre.
La evolución de esa civilización comenzó a suceder naturalmente al cabo de los meses, hasta que, sin percibirlo, comenzaron a ingresar en la séptima dimensión de consciencia. Ellos comenzaron a participar de todo lo que había en esa séptima dimensión, más allá de que todavía vivieran en el plano material. Su estado de pureza y de sintonía les permitió vivir esas experiencias.
El crecimiento espiritual es un principio de la Divina Sabiduría que puede colmar a los espíritus y a las almas del mundo para que sean guiados por el propio Padre Eterno según los designios de Su Fuente y de Su Bondad.
De esa forma, traigo el impulso de esta civilización de Norteamérica que vivió en esas lejanas tierras y en el más arduo frío de los tiempos remotos, en los que conoció espontáneamente todo lo que existía en el Universo y así comprendió, hasta en el plano material, la Voluntad de Dios dentro de Su Proyecto de las diferentes civilizaciones de la Tierra.
Cada pueblo, cada cultura que pasó por este planeta, aportó algo importante para el proyecto de la humanidad y, sobre todo, para su continuidad en el presente. Si eso no hubiera sido posible, la humanidad de estos tiempos no existiría.
Comprendan con esto, compañeros, la importancia de construir, en estos tiempos, ese Proyecto de Dios que aún deberá concretarse y cumplirse por la experiencia interior y la transformación de todos.
De esa forma, Yo les traigo los impulsos que están guardados y registrados en los Libros Sagrados de Dios, y que también hablan de esta parte del Universo local y, especialmente, de este planeta y de su proyecto humano, acompañado y guiado por los grandes arcángeles, dentro de la diversidad de vida existente en todo el Universo material, mental y espiritual.
Con esta consciencia, tienen que percibirse como algo muy pequeño e inofensivo dentro de la gran Creación que los rodea y que vibra en todos los espacios como una suave y dulce melodía proveniente de la Fuente del Amor y de la Unidad, porque Dios aún coloca Sus Ojos sobre esta raza, sobre esta humanidad y planeta.
Es el tiempo del Plan de Rescate y de que ese Plan se pueda desarrollar y llevar adelante a través de la redención de las consciencias y de los pasos que las consciencias puedan dar en este tiempo para que, como en el pasado, como fue con el pueblo sagrado de Israel, también ustedes puedan testimoniar ese cambio profundo de la consciencia y esa madurez tan imprescindible para este ciclo, a fin de prepararse y de preparar a sus hermanos para el tiempo final que ya está próximo.
Y cuando digo próximo, es que está muy próximo en este tiempo material en el que viven y habitan.
La Jerarquía trae los tesoros de la humanidad para que les sean revelados, pero también, entre sus manos trae los Libros Sagrados del Universo, para revelar todo lo que él guarda desde antes del origen de sus esencias, de su existencia y de su creación.
Comprendan con esto, compañeros, cómo la historia es aún más amplia y profunda, y que el conocimiento no se mide con la mente ni tampoco con la intuición, sino con la apertura del corazón de cada uno de Mis apóstoles y amigos que, en confianza, beben de la Fuente del conocimiento sin vanagloriarse ni honrarse a sí mismos, porque todo esto tiene un fin mayor que ustedes desconocen ampliamente.
Por eso, la confianza los hará estar en el vacío y, sobre todo, en el agradecimiento de poder recibir estos impulsos espirituales y estas Gracias que vienen para que muchos puedan recordar lo que hicieron en otros tiempos y lo que vivieron en otros tiempos y, así, se animen a dar continuidad a lo que el Padre Eterno necesita.
Pero todo esto, no será solo material, sino profundamente espiritual e interno. Es allí, en lo interno, en donde debe resonar la Palabra de la Jerarquía para que después se construya en lo externo lo que Dios quiere materializar como aspiración y voluntad. Ese es el camino para comprender el sagrado conocimiento y para que sus seres puedan crecer y expresar lo que Dios necesita por medio de la presencia de sus Cristos Internos.
En este día, les traigo estas palabras para que sus consciencias se puedan ampliar, para que sus corazones puedan seguir madurando en el amor y en la entrega; en la donación y en la convicción necesaria de servir, en estos tiempos al Padre Creador, como compensación de los errores cometidos en este ciclo por millones de almas en el mundo, lo que trae y lo que hace descender velozmente la Ley de la Divina Justicia.
Así entenderán y comprenderán que todo esto y todo este propósito que hoy les traigo, tiene una finalidad más amplia e infinita y que abarca, no solo a las almas, sino también a otros Universos y espacios de la Creación que se preparan, antes de que Yo retorne al mundo, para dar también su gran y último paso.
Vean entonces en los cielos la construcción espiritual e inmaterial que lleva adelante su Maestro y Señor con la Palabra de Dios, con el Mensaje de lo Alto, con el anuncio de la Buena Nueva para estos tiempos.
Sean un espejo y una representación semejante a la civilización de Norteamérica, a ese pueblo que vivió esa experiencia tan espontánea y profunda con la Creación, que lo llevó a estar en niveles superiores de consciencia y ya no fue necesario que estuvieran en este plano físico para seguir aprendiendo a evolucionar y a crecer interiormente.
Es posible alcanzar la vivencia de otras Leyes, aún desconocidas por el hombre de superficie; pero eso es posible a través del corazón, de un corazón manso, de un corazón pacificador, de un corazón confiable, de un corazón que cree por encima de sí, en todo lo que no sabe y en lo que nunca ha conocido.
Recojan estas palabras como Mis últimas Palabras, como Mis últimos impulsos, como las últimas revelaciones, porque ya es tiempo de llevar adelante lo que Dios necesita a través de la vida grupal y de la vida comunitaria, para que se materialice y se concrete la Voluntad del Padre, con el fin de realizar y de manifestar la Familia Universal. Y así, la mayoría de los seres y de las consciencias podrán ingresar en la Nueva Humanidad.
Hoy, el Padre Me acompaña no solo a través de la Palabra y del Verbo, sino a través de Su Presencia, Omnipotente y Omnisciente.
Adonai está aquí, con Sus hijos, con Sus herederos del Conocimiento Universal y Planetario, para que en reconocimiento, valor y honra a Su Consciencia Infinita y Cósmica, a Su Fuente Inmaterial, Espiritual y Divina, a Su Universo de Amor y de Sabiduría, todos Sus hijos lleguen a Él, así como llegó esa civilización de Norteamérica, porque ingresó dentro de la Consciencia de Dios y cumplió una parte de Su Aspiración Infinita para este Universo Material, y eso se reflejó en el Universo Mental y Espiritual. Y así, todos aprendieron de esa experiencia, de esa vida que una vez se dio en la superficie de la Tierra.
Regocíjense por lo que proviene de la Sabiduría y beban de las Palabras de la Jerarquía para que puedan crecer en la donación absoluta de sí. Eso los hará dignos hijos de Dios.
Sigan orando para que su Maestro y Señor pueda cumplir con el Propósito que el Padre le ha entregado para este tiempo, y para que Sus apóstoles puedan soportar las corrientes poderosas que vienen en auxilio de la actual humanidad, antes de que todo suceda, antes de que todo se desencadene.
Todos tienen la oportunidad de subir a esta última barca que está pasando para recoger a los autoconvocados y así, vivir en la nueva arca, en el Arca de la Santa Alianza.
"Padre, Tú que sabes de la importancia de Tu Propósito y de Tu Aspiración Universal, permíteme que alimente a Tus hijos de Tu Sabiduría y de Tus Palabras, para que fortalecidos por la fuerza de Tu Espíritu y de Tu Gracia tengan el impulso y el coraje de dar el gran paso hacia la realización y la concreción de Tu Plan.
Que estos principios, que provienen de la Fuente y que son parte de la historia de las diferentes humanidades de la Tierra, puedan colmar a los corazones de lo que es nuevo y renovador, a fin de que se cumpla Tu Voluntad, así como se cumplió en los que pasaron y vivieron en este Planeta.
Que la Luz del Conocimiento los haga entregarse cada día más a Ti y en esa confianza, cumplir ardientemente con lo que Tú deseas, así como Tu Hijo cumplió con lo que Tú necesitabas y aspirabas, hasta morir en la Cruz por un gran Misterio, que después Tú Me revelaste y Me hiciste partícipe, como parte de Ti.
Que cada ser, alma y espíritu pueda ser parte de Ti, como Yo soy parte de Ti y Tu eres en Mí, en comunión perpetua y eterna. Amén".
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Que se cumpla el advenimiento de la Nueva Raza.
Que la humanidad pueda expresar su arquetipo.
Que la palabra sea viva y construya Tu templo.
Que se expanda en nosotros Tu Misterio
y que se revele al mundo la verdadera existencia,
para que podamos reunirnos en Tu Nombre
y glorificar la perfecta Unidad.
Amén.
¡Gracias Padre, por cuánto nos das!
¡Gracias Señor, por cuánto nos das!
En este encuentro te honramos Señor.
Amén.
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más