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En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Estoy aquí. Soy el Sol de Dios y vengo al mundo a iluminar esta noche oscura para retirar de las tinieblas a cuantos padecen la injusticia de estos tiempos.
Estoy aquí. Soy el Sol de Dios y vengo al mundo a despertar en los corazones la cura, la paz y la renovación.
Estoy aquí. Yo Soy el Sol de Dios. Vengo a entregarle a cada corazón humano el Amor de Mi Corazón Eterno para que las almas no pierdan la esperanza ni tampoco la alegría de poder presenciar Mi Retorno a la humanidad.
Estoy aquí. Por eso, Soy el Sol de Dios y le traigo al mundo el mensaje del Advenimiento de Cristo, la preparación de los mundos internos para el esperado Retorno del Redentor.
Sé que, para muchos de Mis compañeros, en este momento planetario, les es difícil vivir esta transición que es desconocida por toda la humanidad; pero, Yo les pido que no se desesperen. Les vengo a pedir que no bajen los brazos, sino que eleven sus brazos para recibir Mi abrazo celestial.
En muchas noches, en las que la oscuridad es reinante, en las que el dolor es insoportable para todos los que sufren en estos tiempos, no solo su purificación, sino también esta situación de la humanidad y del planeta; Yo vengo como el Vigía de la torre celestial para traer a Mis compañeros el consuelo vigilante de Mi Corazón, Mi Presencia inmutable que es inamovible, que es intransferible y que es eterna para todos los que tienen fe en Mí.
Por eso, vengo como el Sol de Dios, como el Sol de la Divinidad, a anunciarles primero en los mundos internos la próxima llegada del Rey de los Cielos. También vengo a prepararlos para que sigan siendo Mis apóstoles del fin de los tiempos, para que aprendan a amar Mi Voluntad y lleven adelante Mi Voluntad, así como está escrito en el Corazón de Dios para cada uno de ustedes.
En muchas noches de estos tiempos, he escuchado las plegarias y las súplicas de Mis hijos, de Mis siervos y de Mis orantes, especialmente de aquellos que han tenido que vivir la partida de algún ser querido por diversas razones, por diferentes motivos; y Yo les digo que todo eso lo he contemplado con Mi Corazón, desde las necesidades de los más pequeños hasta la situación de los más adultos.
Mi Corazón está aquí como el Sol de Dios, como el Sol Eucarístico de Dios, para volverles a entregar esta Comunión eterna que es inmaterial y divina, que en esencia es el impulso del Amor de Mi Corazón misericordioso; para que tengan fuerza interior, valentía y mucho coraje; para que no sean arrastrados por las injusticias de estos tiempos, por las incoherencias de las naciones, por la falta de discernimiento de los dirigentes de este mundo.
Yo les pido: sean Mi Evangelio en vida. No solo lean Mi Evangelio, sean Mi Evangelio vivo y así serán parte de Mi Palabra viva, de Mi ejemplo vivo de la redención que impulso para todos los corazones y almas.
Recuerden que Cielo y Tierra pasarán, pero Mis Palabras siempre quedarán resonando eternamente, como un impulso de Luz en los corazones que tienen confianza en Mí. Y aunque a su derecha o a su izquierda todo se derrumbe o se caiga, manténganse en pie y no perecerán. Manténganse en pie con la firmeza del Amor que Yo les doy para hacer frente a su propia purificación y a la purificación del planeta, porque el Sol de Dios hoy está aquí, en Fátima, como ese gran sol que una vez bailó, danzó para todos, en los cielos de este lugar.
Pero el Sol que hoy les traigo es el Sol de la Fuente Divina, el Sol que siempre iluminará los tiempos, las situaciones y las generaciones. Sean valientes y no desistan. Cuando su corazón duela, cuando su alma duela, cuando ya no tengan fuerzas para continuar no se olviden de decirme: “Jesús, yo confío en Ti”.
Esta es la gran llave, la llave maestra que los sostendrá a todos los que crean en Mí y más aún, a los que vivan los Sacramentos.
Estos tiempos de transición planetaria los han llevado a fortalecer la fe inmaterial, en los cuales muchas veces no han podido tomar el Sacramento de la Eucaristía físicamente; pero esta es la hora de que profundicen en esa unión Conmigo a través de la Comunión Espiritual, porque allí Yo también estoy presente cuando tan solo un corazón se abre para tener la certeza de que Yo estoy en él y ese corazón está en Mí.
El mundo, la humanidad, aún no comprendió lo que el Padre necesita. Sepan que Dios, el Padre que está en los Cielos, sufre por todo lo que viven y hacen, por todos los que se han alejado del Amor, del Camino y de la Verdad. Pero Yo vengo a hacerlos retornar a ese Camino. Yo vengo como el Sol de Dios para entregarles el Amor de Dios, y también vengo aquí para hacerles vivir la Verdad.
Estando hoy aquí con ustedes, Me siento igual que como hace más de dos mil años, ingresando al cenáculo del corazón de Mis compañeros para que sientan Mi Presencia, sientan Mi Fortaleza, para que ingresen en Mi Paz, porque lo que aún llegará a esta humanidad será muy doloroso, pero si los corazones no se olvidan del voto de la oración, del sacrificio y de la renuncia, muchas situaciones se evitarán, especialmente por aquellos que adoran Mi Corazón Eucarístico.
Mi Fe está en ellos, y ellos serán llamas de Luz para este mundo oscuro. Será la Luz, profundamente interna de los corazones adoradores, que Yo colocaré disponible de forma incondicional para los mundos internos que más lo necesiten, para las regiones del mundo que han perdido la paz. Y esos corazones, convertidos en llamas de Luz de la Adoración a Mi Corazón Eucarístico, transmutarán Conmigo las incoherencias de esta humanidad, las injusticias, los agravios, los sufrimientos y los padecimientos de muchos corazones, especialmente de las familias que emigran hacia otras naciones, buscando una nueva oportunidad que aún no encontraron.
Porque la indiferencia de este mundo es tan grande que aún no se han dado cuenta de que he sido Yo Quien he golpeado la puerta de muchas naciones, buscando refugio, alivio, abrigo y alimento para sobrevivir.
¿Quién estará dispuesto, en este tiempo final, a ir Conmigo hasta los infiernos y a no temerle al mal sin desafiarlo, sino enfrentándolo con la suprema estrategia de la oración, de la Adoración y de la Comunión Eucarística Conmigo?
Yo nunca les daré espadas para que luchen contra espadas, porque quien lucha con espada, con espada será herido.
Tienen que aprender a vivir como Yo viví por ustedes aquí, en la Tierra. ¿Serían capaces de hacer lo que Yo hice por ustedes y un poco más? ¿Serían capaces, al igual que su Maestro, que en la Última Cena sabiendo todo lo que viviría y sufriría por ustedes, no dejó de entregar Su Amor y Su divina Compasión a Sus apóstoles?
Yo solo necesito que tengan el coraje de colocar su cabeza sobre Mi Pecho cuando no puedan seguir adelante. Es tan simple que aún muchos no se animan a hacerlo.
Yo vengo aquí para enseñarles a superar sus propios límites. Yo vengo aquí para enseñarles a transformar sus resistencias hasta el punto que Yo necesite, en el que ustedes puedan llegar a vivir de forma entera Mi Voluntad.
Quiero decirles que estoy, en este momento, con todo el mundo; y que llevo en Mi Corazón todas las necesidades, por más pequeñas que parezcan, porque todo es importante para Mí, hasta lo más imperceptible y silencioso, hasta lo que Yo solo puedo ver; todo es considerado por su Maestro y Señor.
Pero, Yo les vengo a enseñar que a través del Amor todo tiene su tiempo, y que todo aquello que puedan estar viviendo, como injusticia o sufrimiento, tiene un motivo espiritual que en este ciclo deben aprender a acceder, a conocer y a profundizar para que no se vean solo como víctimas de algo, sino como participantes activos de la transformación del mal en Amor, del triunfo del Amor en todas las cosas.
El Sol de Dios viene a celebrar, hoy aquí con ustedes, la primera celebración eucarística para que las almas vivan la Comunión Espiritual, especialmente todas las almas que se encuentran aquí en Europa, en África y en Medio Oriente. Hacia esas esferas llegará esa consagración, como un acto de compasión y de beneficio espiritual para los que más lo necesitan.
Antes de ese momento, quiero enviar un mensaje especial a una hija Mía en los Estados Unidos, que sé que ha emigrado desde el Líbano hacia ese país, con su familia, especialmente con su pequeño hijo enfermo que, al igual que muchos niños que en este momento, cada día que pasa, se ofrecen como víctimas de Mi Amor por la redención y la transmutación de la humanidad.
Pequeñas almas valientes que hacen grandes sacrificios, de la misma forma que lo hicieron los pastores de Fátima para que exista una última oportunidad para todos los que ya están condenados al día del Juicio Final; por eso, esas almas son víctimas de Mi Amor.
Lo que quiero decir a esa madre del Líbano, que ha perdido recientemente a su hijo, es que ya no sufra porque su hijo está Conmigo en el Paraíso. Los más pequeños son los que más llegan a Mi Corazón por su inocencia y su pureza.
Por eso, le digo a esta madre del Líbano que se alegre y que ofrezca este momento a Dios como un acto de reparación y de Misericordia por todo lo que ha sufrido su pequeño hijo en ese hospital de los Estados Unidos que Yo muchas veces he visitado.
Jean está aquí Conmigo, quédate en paz.
Celebremos.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Ofrecemos, Señor, este incienso, para que eleves a todas las almas hacia el corazón de Tu Iglesia Celestial. Amén.
Ofrecemos esta agua, Señor, para que purifiques nuestros corazones y almas, para que podamos ser aceptados y recibidos como un modelo de redención y de reconciliación en las Manos de Dios por el triunfo del Amor de Cristo. Amén.
Respondiendo al pedido del Sagrado Corazón de Jesús, nos unimos en este momento a su Divina Voluntad; le pedimos que Él nos conceda la Gracia interior de poder vivirla todos los días, para que se manifieste en la superficie de este planeta Su Plan de Amor.
Ante la Presencia de Jesús, nos unimos a Él en espíritu y en consciencia, y celebramos este momento bajo la alegría de la renovación y de la paz que Él nos trae en este tiempo.
Para eso, por un momento, en el silencio de nuestro corazón, reconocemos nuestras faltas y le pedimos perdón para que Su Espíritu reconciliador ingrese dentro de nosotros y, con nuestro corazón limpio, podamos vivir la alegría de esta Comunión Espiritual.
¡Oh! Sangre de Cristo,
derramada sobre el mundo,
purifica nuestra alma,
alivia nuestro corazón.
Ten piedad de nosotros, Señor.
Amén.
(dos veces)
En aquella noche, antes de Jesús ser entregado, Él se reunió en el Cenáculo para instituir la Eucaristía, el mayor Legado de Su Amor por toda la humanidad y el planeta.
Fue así que, en esa hora, Nuestro Señor tomó el pan, lo elevó a Dios y lo ofreció al Padre para que el pan fuera convertido en Su Cuerpo. Enseguida, Jesús lo partió y, ofreciéndolo a Sus apóstoles, les dijo: “Tomen y coman, porque este es Mi Cuerpo que será entregado por los hombres para el perdón de los pecados”.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Amén.
Enseguida, y antes de terminar la Cena, Jesús tomó entre Sus Manos el Cáliz y ofreciéndolo a Dios para que fuera convertido en Su Sangre, luego Él se lo ofreció a Sus compañeros diciéndoles: “Tomen y beban, porque este es el Cáliz de Mi Sangre, Sangre de la nueva y eterna Alianza, que será derramada por Su Redentor para la remisión de todas las faltas. Hagan esto, en memoria Mía, hasta que Yo Retorne al mundo.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Amén.
He aquí el Cuerpo y la Sangre de Cristo. Que se alegren los corazones que se sirven de este Divino Sacramento, a fin de que se establezca la Paz.
Unidos al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, realizamos la oración que Jesús nos enseñó para consumar esta consagración y este ofrecimiento del Altar.
Oración: “Padre Nuestro”.
Anunciamos la Paz en todos los corazones de este planeta. Que la Paz y el Amor de Cristo desciendan a la Tierra.
Señor, yo no soy digno de que entres en mi casa,
pero una palabra Tuya bastará para sanarme.
Amén.
Anunciamos a todos nuestros hermanos y hermanas del mundo entero, la Comunión Espiritual con Nuestro Señor.
La poderosa forma de Luz ingresa en el mundo interno de las almas, para que las almas se fundan en Cristo. Amén.
Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo,
os adoro profundamente
y os ofrezco el preciosísimo Cuerpo, Sangre,
Alma y Divinidad de Jesucristo,
presente en todos los sagrarios de la Tierra,
en reparación por los ultrajes, sacrilegios e indiferencias
con que Él es ofendido.
Y por los méritos infinitos de Su Santísimo Corazón
y del Inmaculado Corazón de María,
os pido la conversión de los pobres pecadores.
Amén.
Hoy, el Sol de Dios, en Fátima, puede retirarse en Paz, con la convicción perfecta de haber entregado el impulso a todas las almas posibles.
Yo los bendigo, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Vayan en Mi Paz.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Con campanadas de alegría, he sido recibido en Europa, pues ha llegado el tiempo de volver a congregar a Mis discípulos. Aquellos que estuvieron Conmigo en el pasado, que formaron parte de Mi trayectoria en la Tierra, que vivieron Mi Palabra, que practicaron Mis Mandamientos, que entregaron sus vidas al servicio de los demás.
Vengo, hoy aquí, a Europa y al mundo entero, para que cada consciencia mire hacia su interior y, a través de su interior y no de su mente, pueda sentir y comprender cómo en verdad está este mundo, un planeta en caos, en confusión y sufrimiento.
Pero no vengo aquí para volverles a repetir todas estas cosas, porque sé que ya las saben. Lo que deben saber, compañeros, es que es el tiempo de buscar una solución.
No será una solución externa, sino una solución interna, una convicción profunda y verdadera de que deben estar definitivamente unidos a Dios.
Así, permitirán que Mi Sacerdocio sideral se realice en este planeta a través de todos los que Me sirven en este linaje, en este oficio, en esta sagrada tarea.
Yo necesito que miren hacia su interior, no para ver la imperfección de las cosas, sino para reconocer la Gracia de Dios, la Gracia que los guía y que los sostiene hasta los tiempos actuales.
De esa forma, toda adversidad, que está a su alrededor, pasará a ser pequeña; porque un verdadero discípulo se forja a través de los desafíos, de las metas, del cumplimiento del sagrado Propósito.
Yo necesito que Europa despierte del sueño de su comodidad y que viva la acción inmediata de estos tiempos, el servicio que abarcará y suplirá las necesidades de las naciones, especialmente de las naciones más pobres como son las de África.
De esa forma, con su disposición y entrega, con su donación verdadera, impulsarán a otras almas a que también hagan el mismo ejercicio, para que esta deuda que tiene Europa, especialmente con Sudamérica, se pueda saldar de una vez y para siempre; y ya no existan secuelas, heridas o marcas, que recuerden a sus hermanos todo lo que ustedes hicieron en otros tiempos.
Por medio del Santuario del Reino de Lys, Yo vengo a concederles la oportunidad del perdón para que alcancen la oportunidad de la redención.
Por eso, con valentía y determinación, prepárense. La emergencia solo tenderá a aumentar, la demanda solo tenderá a crecer. Es el tiempo de forjar al verdadero discípulo, al alma donada que se sacrificará por Mí. De esa forma, Yo no tendré impedimentos para poder interceder por ustedes y por sus naciones.
Desde el corazón de Europa deberá surgir el cambio de la consciencia; de una consciencia abnegada, incondicional, disponible, madura, sabia y entregada; de una consciencia que pueda forjar la caridad, el bien, la paz, la fraternidad y la cooperación; y no el sometimiento de los países más pobres.
Todos son responsables de lo hoy sucede en el mundo, cada uno en su grado, cada uno en su escuela. Pero el destino es uno solo, el camino es uno solo, la verdad es un sola y es la que hoy Yo les traigo para abrirles sus ojos, los ojos de la consciencia, para que su corazón sienta todo lo que les digo. De esa forma, Yo podré depositar Mis Planes en ustedes, en confianza y fidelidad, en prontitud y respuesta, algo que deberá nacer de ustedes mismos para que la Jerarquía pueda intervenir y ayudar.
A través de Mis Manos ilumino los Planes de Mi Padre y se los presento a toda Europa y al mundo entero.
Hemos escogido retornar aquí, aunque en otros lugares del mundo existan mayores necesidades, porque si el cambio no se da desde la raíz de la consciencia en este lugar, no habrá cambio en el resto de la humanidad. Con esto podrán comprender, compañeros, en dónde todo comenzó, en dónde el desvío se originó.
Por medio del Amor, vengo a depositar Mi Luz y Mi Sabiduría, para que los Nuevos Cristos despierten y se dispongan a servir.
La unidad entre los grupos orantes y peregrinos de Europa será siempre muy importante. Ahora, que las consecuencias y el caos los han separado a los unos de los otros, deben estar más unidos que nunca; pero unidos de corazón, de verdad, con un sentimiento profundo de hermandad y de fraternidad para con sus semejantes. Así, mantendrán las puertas abiertas hacia Mi Misericordia y Europa no será tan golpeada por todo lo que no ha hecho bien.
Saben, compañeros, que la puerta de la Justicia Divina se está abriendo. Quiero, a través de sus sacrificios, entregas y renuncias, sostener esa puerta para que no se pueda abrir y así, el afluente de la Misericordia de Mi Corazón pueda derramarse sobre Europa y el mundo entero, como lo fue una vez en Polonia cuando le revelé al mundo Mi Divina e Insondable Misericordia.
Quiero que sus almas sean víctimas de Mi Amor. Quiero que sus almas justifiquen los errores que comete el mundo, día a día; porque la balanza de este planeta está desajustada, descompensada y desequilibrada.
Ustedes deben ser piezas preciosas en Mis Manos, deben ser instrumentos por medio de los cuales Yo pueda impulsar la paz y la concreción del Plan. De esa forma, compañeros, muchos, pero muchos, dejarán de sufrir y de padecer.
Que sus naciones europeas sean abrigo y acogimiento para los refugiados, porque Yo Soy quien está golpeando la puerta de sus naciones, de sus gobiernos y de sus hogares, para que Me puedan recibir.
Muchas veces, he caminado por los suelos de este continente, Europa. Muchas veces, fui rechazado en el niño, en la madre que sufre, en el anciano enfermo, en los que no son aceptados por ser extranjeros.
Ahora, que tienen mayor consciencia, a través del impulso de Mi Amor, Yo los invito a renovarse con valentía y no con culpa. Los invito a que sientan la alegría de poder hacer las cosas correctas y dejar de hacer las cosas incorrectas; lo que no pertenece a la Ley ni al Plan, lo que no pertenece a la hermandad ni a la fraternidad.
Que sus corazones se sensibilicen, que sus mentes se calmen, que sus espíritus se abran para ser depositarios de Mis Proyectos para este ciclo tan importante en Europa.
De esa forma, muchos centros internos beneficiarán a la consciencia de este continente y del mundo entero, porque con la consecuencia de Mis discípulos la intervención será más profunda e inmediata.
Vengo a traerles un Mensaje de conscientización y no un Mensaje de castigo. Vengo a hablarles a tiempo, antes de que el tiempo termine. La Hermandad de esta región del planeta aguarda por su sí.
Por eso, es importante que cambien las formas y hasta los procedimientos. Seguir y acompañar a la Jerarquía no es solo estar unido a Ella. Seguir y acompañar a la Jerarquía es vivir a la Jerarquía, es responderle, es obrar.
He traído aquí, a Europa, a una parte del grupo de la Orden Gracia Misericordia que estaba en Sudamérica para que se sientan apoyados; para que sepan que Nuestros Sagrados Corazones, con predilección, estarán en el Reino de Fátima y, estando en el Reino de Fátima, estarán con toda Europa, acompañando a todas las necesidades, situaciones, intenciones y súplicas, hasta en el Lejano Oriente.
Por eso, tienen que preparase para el último ciclo del fin de los tiempos; este es el momento y esta es la hora.
Yo les abro la puerta de Mi Corazón para que puedan entrar al Templo de Mi Espíritu y comulgar de la Fuente de Mi Sabiduría y Amor.
Yo vengo a hacerlos valientes. Yo vengo a impulsarlos a vivir el fuego de la determinación, para que lo que se debe construir se pueda construir de una vez y para siempre.
Vengo a traerle a Europa Mi bendición, porque Mi Corazón ama a este continente, que tiene raíces y tradiciones tan preciosas que se fueron perdiendo por la modernidad.
El europeo es un pueblo trabajador, y eso lo ha compartido y transmitido a sus descendientes, a muchos de sus descendientes que están en Sudamérica y en otras partes del mundo. Que ese espíritu obrero pueda seguir impulsando la concreción del Plan.
Por eso, Yo vengo a dejarles este Mensaje para esta nueva Maratón, para que sepan que Yo estoy aquí, bajo el Espíritu incondicional de Mi Padre, que es su Padre, Nuestro Padre que está en los Cielos.
Llego a este Santuario interior para celebrar esta Comunión renovadora, esta Comunión en la que ustedes podrán confirmar los votos para que se realice Mi Plan de Amor y de Redención.
Celebren este momento por aquellos que no pueden celebrarlo. Alaben este momento por aquellos que no pueden alabarlo por estar en el silencio del sometimiento y de la esclavitud, del exilio y de la guerra, de la aniquilación y del caos.
Reconozcan que no están solos y que, así como Mi Mano se extiende hacia ustedes, Mi Corazón se expande al mundo para que todos puedan estar bajo los Rayos de Mi Paz.
Ofrezcan esta Maratón de la Divina Misericordia por todos los Planes de su Maestro y Señor para Europa, África y Medio Oriente.
Sí o sí, ahora la Obra deberá expandirse, no solo la Obra de Mi Misericordia, sino la Obra de las misiones humanitarias, porque Mi Amor deberá seguir aliviando el sufrimiento de los inocentes.
Les doy Mi Paz y les pido que vayan en Mi Paz, confiando que un nuevo tiempo llegará. Este es el tiempo venidero del Reino de los Cielos, de la Nueva Humanidad, de los mil años de paz.
Los bendigo, bajo Mi Sacerdocio espiritual, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más