Jueves, 1 de septiembre de 2011

Apariciones extraordinarias
DECIMOCTAVA APARICIÓN EXTRAORDINARIA DE LA VIRGEN MARÍA EN EL CENTRO MARIANO DE AURORA, PAYSANDÚ, URUGUAY, A LAS 7.30 H, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

Al igual que en los últimos días, un importante grupo de personas se reunió a orar y a cantar para esperar el Mensaje de la Madre Divina.

Poco antes de la hora marcada por Ella, la naturaleza comenzó a manifestar un movimiento diferente, y cuando los primeros rayos del sol tocaron la copa del Árbol, Fray Elías se puso de pie y se aproximó a donde Nuestra Madre había aparecido.

Después de unos minutos, se pidió silencio y todos escucharon con atención el relato de lo que había sucedido.


Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús: 

Cuando comenzamos a orar, apareció un manto de Luz rodeando al Árbol, desde abajo hacia arriba, que se encendió con mucha intensidad.

La Madre Divina apareció con una Túnica blanca y un Manto celeste, y tenía una rosa dorada entre Sus Manos. Oraba y oraba, sonreía y oraba. Detrás de Ella, desde los Cielos, descendió una cruz egipcia.

Pidió que nos acercáramos y, cuando lo hicimos, comenzó a irradiar desde el centro de Su Corazón dos rayos de Luz.

Hoy, nos invitó a orar más por las almas y por la tarea que Ella está realizando en varias partes del mundo.

Hoy, pidió especialmente, que fuera un día totalmente dedicado a la oración; que se formarán grupos que orarán de hora en hora, comenzando en el momento que terminemos este encuentro con Ella y hasta las 17:00 h. Dijo que quería que los colaboradores de Casa Redención oraran en grupo, en los diferentes horarios, la oración de la Madre Universal.

También, quiere que hoy se planten rosales en Su jardín, dijo que lo está esperando. Dijo que, de hora en hora, mientras una parte de los grupos reza, otra parte se dedica a la construcción del jardín; pues antes del anochecer, Ella lo quiere ver terminado.

Pidió que hoy colocáramos en la oración, la intención de orar por las almas que están en el caos y que están envueltas por la energía material, la energía del materialismo; almas que, por esa energía, están muy perdidas.

Después, la Madre se desplazó desde la copa del Árbol y se acercó al grupo.  Entonces, pude verla de espaldas y vi que tenía una estrella dorada de seis puntas, toda rellena. La estrella abarcaba todo el Manto, que era muy bonito y la cubría de la cabeza a los pies.

Cuando ya estaba junto a ustedes, comenzó a bendecirlos. Se aproximó a cada uno de ustedes y les tocó la cabeza. De Sus Manos salía mucha Luz, y esa Luz renovaba sus seres.

Después de la bendición, se elevó y volvió a la copa del Árbol. Mientras estaba suspendida en el aire, nos invitó a leer el Capítulo 5 del Apocalipsis de San Juan, y nos dijo que teníamos que estudiarlo.

En ese momento, mostró algo que comprendí como una profecía sobre el final de los tiempos, referido a lo que trata el Capítulo 5 del Apocalipsis de San Juan.

En la visión, los ángeles batallaban contra el mal. El planeta aparecía en total oscuridad, una oscuridad generada por un eclipse. Cuando el planeta estaba pasando por ese eclipse, no logré identificar en qué hemisferio se producía, había fuerzas involutivas que sofocaban a las almas. Entonces, con el sonido de algunas trompetas, descendían desde el universo muchos ejércitos angélicos que eran guiados por muchos arcángeles.

En lo que sería el centro del planeta, el meridiano de Greenwich que lo divide en sentido vertical, se enfrentaba el mal con la Luz, y comenzaba una batalla. En ese momento, la Madre Divina apareció en otro lado del planeta, intentando resolver y ayudar en esa situación. Observaba desde afuera, no participaba. En ese momento, terminó la visión.

Cuando Ella apareció, dijo que se nombraba como el “Ave de la Paz” y escribió en el cielo un Mensaje. Yo le pregunté cuál era el significado porque no lo comprendí muy bien. El Mensaje era:
“Si vienen a Mí y si oran por la paz, alcanzarán la vida eterna”.

En esa frase, nos quiso decir que si oramos por la paz vamos a alcanzar la vida eterna, promesa que nos hizo el Maestro y que hoy Ella nos está haciendo nuevamente a todos nosotros.

Al final, cuando se elevó, permaneció muy resplandeciente, y detrás de Ella apareció Cristo, en Su Faz de Cristo Misericordioso, y Santa Faustina a Su lado. Nos saludaron y después los Tres desaparecieron.