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En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Mi silencio debe ser escuchado porque es el silencio de Mi Hijo, el silencio de Dios, porque estos son nuestros últimos Mensajes, son nuestros últimos impulsos a la humanidad.
Por eso, son los momentos más importantes, en los que el silencio interior debe predominar más allá de la palabra; porque la Sagrada Palabra ya creó el universo, ya manifestó la vida y toda la existencia.
Ahora, hijos Míos, deben dar espacio al silencio para aprender a escuchar; porque así, ayudarán a que, en este momento de la humanidad, esta raza de superficie ya no se justifique, sino que aprenda a abrir los oídos internos para aprender a escuchar todo lo que Dios les dijo a través de estos últimos tiempos, a través del Corazón Inmaculado de su Madre Celeste, a través del Corazón de Mi Amadísimo Hijo Jesús y a través del Corazón Casto de San José.
Este es el tiempo de aprender a escuchar la Palabra de Dios. Es el tiempo de aprender a asumir esa Palabra como parte de sí mismo; para que así, poco a poco, se pueda manifestar la Voluntad de Dios en este ciclo de grandes definiciones para todos.
Pero no pierdan de vista lo que les estoy diciendo en este momento. Que sus corazones y sus mundos internos guarden con mucho celo estas Sagradas Palabras de la Madre de Dios, para que aprendan a tomar decisiones correctas, para que aprendan que, en esta vida material, el diálogo es la base de todo entendimiento.
Por eso, les pido, una vez más, que abran sus corazones, que permitan que sus mundos internos reciban este impulso de la Madre de Dios. Porque será de esa forma, hijos Míos, que la esencia crística se aproximará a ustedes para que aprendan a vivir, así como vivió Jesús; para que aprendan a sentir, así como sintió Jesús; para que aprendan a donarse, así como Cristo se entregó por ustedes.
En esta noche, no quiero extenderme demasiado, porque la mirada de la Madre Celeste está en asuntos urgentes de la humanidad. Tenemos muchas guerras aconteciendo en el mundo, aún la sangre inocente sigue siendo derramada y no se toma consciencia de esto, hijos Míos.
Por eso, lo único que Yo les pido es que hagan silencio y que escuchen nuestras últimas Palabras por aquellos que no escuchan la Palabra de Dios, por Mis hijos que por diferentes razones cierran su corazón y no le encuentran sentido a la vida que Dios les regaló.
Por último, vengo a agradecerles a los corazones valientes y orantes que, durante estos últimos nueve días, con mucha fe y convicción, se reunieron a través de la “Oración por la Paz en las Naciones” para cumplir y responder a Mi pedido especial por las familias.
Sepan y crean absolutamente que, todos los que durante los nueve días colocaron sus intenciones, sus oraciones y sobre todo sus corazones a Nuestros Pies, recibirán la Gracia que tanto han pedido.
Que en este tiempo pueda prevalecer la paz, el entendimiento y la escucha para que no sea demasiado tarde, sino para que más corazones y más almas reciban la Gracia del Retorno de Cristo, Nuestro Señor.
A través de los ángeles, que en este momento Me acompañan y que son testigos del renacimiento de Cristo en cada corazón, Yo les agradezco por responder a Mi llamado y los bendigo en nombre de la Paz Universal.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más