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En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
El tiempo de la siembra ya está terminando, pero como que es tan grande la Misericordia de Dios para con las almas y las naciones, hoy, su Divina Madre trae Consigo la última cesta de Luz, en donde las semillas del Cielo están guardadas, las últimas semillas de Luz, para que puedan ser sembradas en el mundo interior de los corazones y para que, algún día, las almas puedan dar frutos en abundancia.
Por eso, Yo traigo aquí esta cesta de Luz, porque Mi Amadísimo Hijo Me envió para poder lanzar en tierra fértil las semillas que germinarán en el próximo tiempo, a través de todas las Gracias que sus corazones han recibido a lo largo de los tiempos, por medio de la Gracia de poder estar ante los Sagrados y Divinos Corazones de María, de Jesús y de San José.
Mis queridos hijos, Yo les pregunto: ¿ustedes ahora se consideran una semilla de Luz que ha podido dar brotes en abundancia para despertar en este planeta los Atributos de Dios?
Las Gracias, que provienen de los Cielos, están disponibles para ser entregadas a los corazones. Por eso, hoy, vengo con esta cesta de Luz, para que puedan comprender la Abundancia de Dios, que es algo infinito e inextinguible.
A través de las semillas de Luz de Dios, ¿cuántos dones y virtudes Él necesita depositar en los corazones? ¿Será que sus corazones perciben esto? ¿Será que sus corazones podrían convertirse en tabernáculos de esas semillas de la Luz?
Por eso, les digo, Mis más queridos hijos, que esto no es algo tan simbólico, sino que es algo más profético; porque el mundo necesita convertirse, el mundo necesita arrepentirse para volver a alcanzar la paz no solo en los corazones, sino también en todas las naciones, principalmente las que hoy están en guerra y en conflicto.
Por eso, hijos Míos, esta también es Mi aspiración y Me uno a la Aspiración del Padre Eterno en este día, esperando que Mis queridos hijos sean depositarios de los Dones y de las Virtudes del Padre; y que tengan este Legado, que viene del Cielo, como parte de sus votos de vida, de su consagración y del despertar de su espíritu. Porque esto es lo que ahora necesita la humanidad para volver a establecer la unión entre el Cielo y la Tierra, que se va corrompiendo a través de las guerras y de los conflictos en las naciones, pero que también se va corrompiendo a través de los conflictos en las familias y entre los corazones.
Nosotros, a lo largo de estos años, les hemos enseñado los pasos del Amor y del Perdón.
Sé, como Madre de todos ustedes y como Madre de todas las almas, que hay situaciones que hoy no consiguen comprender o entender; pero Yo los invito una vez más a confiar en Jesús y en Su Presencia Eucarística para que los corazones sean consolados y renovados y, más allá de lo que vivan en estos tiempos, puedan sentir la Caricia de Dios por los que no reciben nada, por los que lo pierden todo, por los que están sumergidos en la guerra y en el dolor, y especialmente por los que no tienen la Gracia de poder nacer.
En este día, a través de Nuestros Sagrados y Donados Corazones de María, de Jesús y de San José; Nosotros, como una Consciencia Trina y Única, les ofrecemos Nuestros Corazones para que puedan vislumbrar y reconocer la realidad de estos tiempos.
Porque es necesario que comprendan, Mis amados hijos, que para que el mundo cambie, para que exista la paz y el bien en la humanidad, primero el cambio deberá darse en ustedes mismos, para que después ese cambio se dé en todos los demás y en todas las situaciones de la vida.
Las almas sufren porque se alejan del Amor de Dios, pero también hay muchas almas que sufren porque les quitan el Amor de Dios a través de la guerra, del conflicto o aun de la esclavitud humana y espiritual.
Que esta cesta de Luz, que hoy les traigo a todos Mis hijos de la Tierra a través de Mi honesta oferta, de Mi amorosa entrega, pueda ser vertida en los corazones, en las almas y en las esencias que deben ser parte del Reino de Dios en este tiempo.
Porque por más que aún no estén en el Paraíso, adonde muchos desean llegar algún día, este Paraíso Eterno de Dios puede estar en ustedes si así lo permitieran a través de gestos de amor y de misericordia, a través de actos de perdón y de compasión.
No hay otro camino, queridos hijos, para llegar al Reino de los Cielos, que no sea pasar antes por estas escuelas de redención que Mi Hijo estableció en esta superficie con Su Presencia entre ustedes y, sobre todo, en el momento más doloroso de Su Pasión, durante Su Muerte en la Cruz, en el que Mi Amadísimo Hijo les abrió la puerta de la oportunidad a todos, el camino crístico y redentor para todas las almas que confíen en Él y en este camino que los Sagrados Corazones le ofrecen al mundo.
Por eso, rezo todos los días, no solo para que muchos más corazones y almas lo alcancen, sino también para que las naciones algún día lo puedan alcanzar, viviendo con Misericordia la Caridad y la Fraternidad.
Mi aspiración es que todos puedan ser depositarios de estas Virtudes y Dones del Padre; porque, si reciben alguna Virtud o Don de Dios en este tiempo, tienen que darse cuenta, queridos hijos, de que será necesario que se purifiquen, así como la Divina y Preciosa Madre se purificó en el Templo. Esto es una Ley y la Ley se debe cumplir en el Cielo, en la Tierra y en cualquier lugar del universo.
Antes de terminar, queridos hijos, y también antes de llevar en esta cesta las oraciones que Me ofrecieron en este día, oraciones para ser depositadas a los Pies del Creador, quiero agradecerles a todos los orantes y devotos que en este mes de mayo trabajan conscientemente su reconsagración a Mi Materno e Inmaculado Corazón; un ejercicio profundamente espiritual y anónimo de cada alma orante de esta Tierra que, en los próximos tiempos, deberá volverse diario, porque la humanidad necesita todos los días recordar su consagración, inclusive los que fueron llamados a consagrarse a Cristo para servirlo a través de la vida religiosa y sacerdotal.
¿Ahora, comprenden la importancia de este mes de mayo?
Porque no es solo para que recuerden que la puerta de Mi Corazón está abierta a todos, sino que hoy, las últimas semillas de la Luz de Dios, a través de la Santísima Madre, están siendo lanzadas a la Tierra, sobre la tierra fértil de los corazones y esencias del mundo; para que, a través de esta bendición y de esta Gracia, el mundo alcance la paz y el fin de la guerra, el fin del sufrimiento humano, el fin de la crueldad humana, el fin de la maldad humana, el fin de la adversidad y del asedio humano, para que los corazones renazcan en Cristo y por Cristo, Nuestro Señor.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Ahora, Nuestra Señora, nos está mostrando el Santísimo Sacramento del Altar entre Sus Manos; y, con la Custodia de Luz, bendice a los cuatro puntos de la Tierra.
La Luz de Cristo necesita ser irradiada al mundo, especialmente a los más pecadores y perdidos, a fin de que todos puedan alcanzar el camino de la conversión, no solo el camino de la conversión del corazón, sino también de la vida.
Esa es Mi aspiración, pero también es Mi compromiso ante el Sagrado Corazón de Jesús.
Los dejo en la contemplación de la Santa Custodia, de la Preciosísima Presencia del Cuerpo Eucarístico de Cristo, hoy traído del Cielo.
Contemplen a Cristo en su interior y tengan fe. Todo estará bien.
Les agradezco por estar Conmigo hoy, en unión y en oración por la paz en las naciones.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cuando Yo vivía en Tierra Santa, Mi Hijo Me había encomendado que Me ocupara especialmente de las almas sufridas, y muchos ya conocen el silencio de María; ese silencio que llevaba, a través del ejemplo, la Presencia de Dios, la cura a los corazones, el alivio del sufrimiento de todos los que agonizaban en el dolor.
¿Por qué hoy les digo esto, Mis hijos? Porque Me alegra venir a esta casa, a una casa entre tantas casas en el mundo, en la que la familia es contemplada por Dios como Su Proyecto Primordial.
Todas las familias que ya están formadas en el mundo, como ya les he dicho, hijos Míos, están siendo atacadas y asediadas.
Por eso, también deberemos seguir orando por la unidad en las familias y especialmente la unidad en toda la familia humana; para que el espíritu de la solidaridad, de la cooperación y de la fraternidad estén presentes en estos tiempos tan críticos y difíciles para las almas que en diversos lugares del mundo enfrentan y atraviesan pruebas inesperadas.
Pero Yo, como una Madre Bondadosa y Misericordiosa, coloco en Mi Corazón y entre Mis Brazos a todos los que necesitan de Mi Paz en estos tiempos; porque sé que, a través de estos tiempos definitivos y sobre todo en este tiempo de purificación, los corazones necesitan imperiosamente reencontrar la paz, en un momento de caos desconocido para muchos.
Pero Yo, como una Madre Paciente y Amorosa, vengo a erguir nuevamente en Mis hijos lo que Dios les entregó en el origen; porque muchas de las situaciones que hoy viven el mundo y las naciones, situaciones que cambian los acontecimientos de la noche a la mañana, suceden porque esta familia humana de la superficie de la Tierra no solo ha rechazado la Ley, aun no conociéndola profundamente, sino que a través de sus modos y hábitos de vida, apartados del verdadero Amor de Dios, fue llevada a seguir alejándose de sus valores y de sus principios como civilización y Proyecto de Dios.
No puedo dejar de decirles, Mis queridos hijos, que, como una Madre receptiva y abierta a los corazones, no dejo de sentir el dolor de Mis hijos por todo lo que viven en estos tiempos y mucho de lo que viven es desconocido para la mayoría. Siento en Mi Corazón el dolor de los que padecen y sufren, siento la agonía y el grito de los animales que mueren asesinados de una forma indescriptible.
¿Quién se hará cargo de esta deuda espiritual de la humanidad?
Mi Hijo no retornará para volver a ser clavado en la Cruz. Quiero que lo sepan, hijos Míos, el propio Dios Vivo, Omnipotente y Eterno, entregó Su Vida y Su propio Ser por las criaturas de este mundo; para que, ustedes y todos sus hermanos aprendieran sobre la escuela del Amor y del Perdón, pero ¿dónde ha quedado todo lo que Mi Hijo les enseñó hace tanto tiempo?
En esta realidad planetaria, y sobre todo a través de estos últimos acontecimientos, son pocas las almas en el mundo, y este es Mi pesar, que no solo consiguen comprender qué significa la consagración, sino también lo que significa preservar en sí mismas los Valores y los Principios de Dios en Su Proyecto.
Pero mientras esté en primer lugar el uso de las armas y las experiencias en laboratorios, no solo con animales, sino gravemente con humanos, ¿cómo creen que el planeta dejará de moverse?
Ahora, quiero que entiendan, hijos Míos, porque sé que muchos lo piensan en este tiempo y muchos más lo pensarán en los próximos tiempos:
¿Dónde está Dios?
¿Ustedes lo han visto dentro de ustedes mismos?
¿Ustedes han percibido a Dios en la Creación y en la naturaleza?
Su propia Manifestación y Poder en lo más simple y humilde, revela Su Belleza, pero también Su Humildad.
¿Cómo es que pueden pensar que Dios no está con los que sufren y padecen?
¿Acaso, Yo no estoy aquí y Soy su Madre Mediadora e Intercesora?
Ni siquiera todas las huestes angélicas, con las que trabajo día a día, ni siquiera todas las corrientes o poderes del universo que habitan en lo más alto del cosmos consiguen atender a esta situación interna de la humanidad.
¿Comprenden lo que Yo les estoy diciendo por Amor?
Mi Hijo ya los preparó. Mi Hijo ya se los anunció.
Ahora, Mis queridos hijos, ustedes que dicen ser los compañeros y apóstoles de Cristo, deberán atravesar, al igual que Cristo, los abismos de la Tierra y sobre todo sus propios abismos con sus propios pies.
La Luz ya les fue enseñada e indicada. Muchos ya conocen su propia estrella de origen. ¿Qué más es lo que necesitan, Mis hijos de la Tierra? ¿Cuántas señales más son necesarias para poder cambiar?
Les pido que no culpen a los elementos de la naturaleza. La respuesta de cada uno de ellos es la agonía que viven. Mientras sigan matando animales, mientras la sangre humana e inocente siga corriendo, pocos serán los que conseguirán estar en paz.
Por eso, debe crecer en este tiempo la fuerza y el poder de la Red Suplicante. No esperen que el cambio se dé en la mayoría; porque si así hubiera sido en la época de Cristo, ya esta humanidad viviría en la sexta dimensión. La transformación deberá seguir siendo profunda, consciente y verdadera.
Pregúntense a ustedes mismos, según el círculo en el que se encuentren en esta Obra o fuera de ella:
¿Qué estoy haciendo de mi vida?
¿Qué hice con los tesoros que recibí sin merecerlos?
¿Las Palabras de Dios y de Mi Hijo, finalmente, se hicieron carne de su propia carne?
No pierdan tiempo en las ilusiones del mundo, porque el mundo ya está muy ilusionado.
No cierren con sus propias manos la puerta de la Gracia. Ábranles la puerta de la Gracia a los que no la merecen; pero esa puerta se abrirá si sus vidas son consecuentes con los Principios del Padre; porque todo, absolutamente todo, en el día del Juicio Final será contado.
Hijos, les tengo que hablar claro porque ya no hay tiempo. Coloquen sus pies sobre la realidad y ya no la aparten de sus vidas.
La copa se sigue rebasando. ¿Quién recogerá los códigos de la Sangre de Cristo que se están perdiendo en muchas almas consagradas? Rezo ante Dios de rodillas, porque la vida sacerdotal está en juego.
¿Quién decidirá, de una vez y para siempre, ser víctima de Cristo; no una víctima humana, sino una víctima de Su Amor, una víctima de la resignación del Señor?
Hijos amados, crezcan, crezcan y maduren pronto. No quiero volver a ver lo mismo que pasó en Ruanda, en donde la mayoría no escuchó a la Madre de Dios.
Es tiempo de que hagan algo por ustedes y, sobre todo, por la humanidad. Si hoy tienen la Gracia, ante tantos millones de almas, de poder escucharme, ¿será que Mis Palabras en sus vidas ya pasaron a un segundo plano?
No se acostumbren a la Jerarquía Espiritual. Hay almas que darían su evolución por escuchar a la Madre Divina y muchos más darían cualquier cosa por estar delante de Mí, como Portadora de la Paz y Mensajera del Cielo.
Que se fortalezca en este mundo la red de servicio y de caridad y, sobre todo, la formación y el conocimiento para los tiempos de emergencia.
Todo, absolutamente todo, les fue confiado.
Hoy, les traigo este Mensaje a los que se animen a crecer interiormente y salir del aprendizaje de la inercia y de la inactividad, porque estos tiempos ya estaban escritos y no todos deberán vivir todo. Cada uno estará donde ya está previsto y esto no significa indiferencia, sino significa el aprendizaje que deberá vivir y asumir.
A las puertas del día 8 de mayo, las semillas, las últimas y preciosas semillas de la Luz de Mi Amadísimo y Venerable Hijo, ya fueron entregadas.
Recuerden lo que Él les preguntó: “¿Dónde esas semillas serán sembradas?”. Sus tesoros son inexplicables, pero son inconmensurables.
Es tiempo de percibir la realidad. Este es el Mensaje de todas las Jerarquías, es tiempo de escuchar, es tiempo de enmendar los errores cometidos, inclusive dentro de esta Obra, porque como les dije hasta hace poco tiempo, ¿quién se hará responsable de todo lo sucedido?
La impunidad de este mundo supera las dimensiones. La Misericordia siempre será infinita, pero la Misericordia nunca será irresponsable; para eso, está la santa y sabia Justicia que los coloca en el camino de la Ley, algo que muchos aún no entienden.
El Amor siempre será más grande; pero sus pasos de transformación, si fueran honestos, podrían ser más grandes.
Mi Hijo les enseñó esto en cada paso con Su Cruz, hasta el último momento de Su expiración, porque cuando Él ya no tenía nada que ganar ni perder se entregó aún más por ustedes y por el mundo; cuando ya no tenía una gota de sangre en Su Cuerpo, Él entregó Su Espíritu como justificación y acto de reparación por los errores cometidos desde Adán y Eva hasta el final de los tiempos. Mi Hijo espera a Sus apóstoles maduros.
Mi bendición para todos, en este día, a fin de que el Santo Espíritu guíe a las consciencias por el camino del discernimiento y de la sabiduría en el tiempo de la reparación, especialmente por los que sufren.
Mi Alma está con el Brasil como antes nunca lo estuvo.
Les agradezco por estar Conmigo y por haber respondido a Mi llamado.
Recuerden, es hora de crecer interiormente, todo ya les fue enseñado.
Sean merecedores del Legado de la Jerarquía y de la fundación de esta Obra. Sean celadores de los principios de la vida grupal y evolutiva; pero, sobre todo, debido a la ausencia de inocencia y de pureza en este mundo y siendo conscientes de todo, mucho más que otras almas, sean celadores de la verdad y de la transparencia.
Recuerden lo que Mi Amado Hijo les dijo una vez: “La verdad los hará libres”.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús
Oremos todos juntos ahora por los atributos de la Madre Universal para que las almas puedan recibirlos en su esencia en este día 8 de mayo.
Oremos la oración “Madre Universal”, una vez en español, en portugués y en inglés; para que, unidos a la Reina de la Paz, nuestra honesta y sincera oración del corazón llegue al planeta.
Oración: Madre Universal.
Te damos gracias, Señor, por cuánto nos das.
Gracias, Madre Divina, por cuánto nos das.
En el nombre del Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Permanecemos recogidos en el Corazón de María, escuchando Sus Palabras.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús transmite las Palabras de la Virgen María:
Aunque no lo parezca, vengo rodeada por las estrellas de la bandera de los Estados Unidos para convertirlas en estrellas de Mi Manto universal. Eso significa, queridos hijos, que aún la tarea no ha finalizado, que forma parte de sus corazones el cumplimiento de esta tarea que vengo llevando adelante, junto a Mi Hijo y a San José.
Si su Madre del Cielo puede convertir las cosas imposibles, ustedes podrán ayudarme, queridos hijos, aunque parezca imposible, a que esta Sagrada Misión se lleve adelante, así como Dios Me lo ha pedido, desde lo profundo de sus corazones.
Comprenderán, queridos hijos, después que pase todo, las cosas que Yo intentaré evitar.
Hoy, les traigo, queridos hijos, la consciencia de la confraternidad y del Amor que los hace partícipes a todos en comunión perfecta con Mi amado Hijo.
Vengo rodeada por las estrellas de la bandera de los Estados Unidos, así como vine rodeada por las estrellas a Guadalupe para demostrar al mundo que en la vida superior se encuentra la puerta de la liberación y la paz.
Sé que hay muchos de ustedes, queridos hijos, que aún no comprenden este misterio celestial, pero cuando sus corazones se abran para ser espejos de Mi oración, podrán penetrar este misterio simplemente; y así, concretarán todo lo que Yo les pido de una forma humilde y servicial.
Hoy, estoy entre los Estados Unidos y México, colocando Mis Rayos sobre cada nación, uniendo las consciencias de las naciones para que ellas no se separen del Propósito de Dios, porque fue así como Yo le anuncié a Juan Diego en Guadalupe que la humanidad debería unirse a pesar de sus culturas y razas para alcanzar la paz.
En este tiempo definitivo, queridos hijos, en el que el planeta se moviliza y sufre las consecuencias de la superficie, Yo los invito a vivir la cooperación, la hermandad y el amor por encima de todo lo que saben y han aprendido.
Así también, penetrarán Mi Inmaculado Corazón no solo con sus oraciones y voces, sino con la intención de servir a un Plan Mayor que aún es desconocido por la humanidad entera.
Es así, queridos hijos, amados hijos Míos, que Yo les traigo la consciencia del verdadero propósito para estos tiempos, unirse como una sola hermandad, para que los acontecimientos de la transición planetaria sean vividos en la mayor paz posible.
Quisiera, queridos hijos, que transmitieran este impulso que hoy les traigo a todos sus hermanos, aun a aquellos que no quieren escuchar a Dios ni a Mi Corazón. Confíen en que, a través del poder de sus simples palabras, podrán sembrar las semillas de Luz en todos aquellos que más lo necesitan.
Les vuelvo a decir, queridos hijos, que, en esta noche especial, en la que Mi Corazón es venerado y amado por todos ustedes con una alegría íntima y espiritual, Yo estoy sobre los Estados Unidos y México para curar las heridas que viven entre esos pueblos; para hacer renacer el verdadero principio de cada nación de servir a Dios en estos tiempos por medio de sus Ángeles de la Guarda y de los Ángeles de las Naciones que esperan ardientemente unirse a cada uno de ustedes.
Es así que, desde lo alto del Tepeyac, como también desde lo alto de Monte Shasta, su Madre Celeste anunciará la palabra de salvación y traerá a toda California y Estados Unidos la esperanza que ha perdido, por todo lo que está viviendo en este último tiempo.
Iré con toda la fuerza de Mi Amor a retirar el miedo de los corazones latinoamericanos, de los que han sido inmigrantes, buscando una esperanza de vida y una oportunidad.
Solo deseo, queridos hijos, que entre Estados Unidos y México se establezca una profunda fraternidad para que los muros, que piensan construir entre las naciones, ya no sean ideas en el pensamiento humano ni tampoco en el plano espiritual. Si eso llega a suceder, queridos hijos de México, no rechacen la prueba que vivirán.
Amen cada vez más la Voluntad que Dios deposita en sus naciones y corazones, porque así estarán en el camino correcto y cualquier guerra social se evitará.
No quisiera volver a México en un momento tan crucial, como fue con la civilización azteca y la comunidad europea, en el que vine a anunciar el profundo acto de reconciliación y de paz entre los pueblos.
Su Madre Celeste no quiere ver correr la sangre en las calles y tampoco quiere ver a los corazones sufriendo las incomprensiones de las decisiones que los gobernantes toman en este mundo, y que afectan a toda la humanidad, a todo el planeta.
No vengo a ponerlos en contra de nadie, vengo a pedirles, queridos hijos, que amen profundamente a sus enemigos, porque ellos necesitan de la Gracia de Dios, que debe nacer de sus corazones, para que tengan una oportunidad, así como ustedes la han tenido en estos tiempos.
Vuelvo a decirles, queridos hijos, que estoy rodeada con las estrellas de la bandera de los Estados Unidos, para poder convertir a las almas que no escuchan a Dios y que, en una profunda somnolencia, se sumergen día a día en la vida material, sin buscar la esencia del espíritu, la esencia que los une a Dios todo el tiempo.
Hermana Lucía de Jesús transmite las Palabras de la Virgen María:
Quisiera, en esta noche, que comprendan Mis Palabras con el corazón; que no vean a una nación por su cultura o por su pasado; sino que vean, hijos, a cada alma que allí habita, que tanto necesita de Mi Presencia maternal, porque Me ignora, no conoce Mi Divinidad, no reconoce Mi Amor. Y, en este tiempo, será primordial que las almas puedan encontrar en Mi Corazón Inmaculado el refugio y la esperanza de ver nacer la paz en este mundo.
Hoy, vengo rodeada por las estrellas de la bandera de los Estados Unidos, no para ser consecuente con lo que allí sucede, sino para decirles, hijos, que en este momento esa nación necesita mucho Mi ayuda. Necesita de la liberación que Dios le concede a Su Sierva para realizarla en el mundo; así como la vengo realizando, todos los días que estuve aquí, junto con Cristo y con San José; porque sus corazones Me abrieron la puerta, y muchos de sus hermanos que no los conocen, que nunca oyeron hablar de ustedes, Me ayudaron a que hoy llegara hasta aquí; retiraron bienes que les pertenecían, de sus casas, generando méritos para la salvación de sus almas.
Ese fue un aprendizaje, hijos, que necesito extender a muchas naciones, porque por más que no comprendan, cuando se esfuerzan de corazón para generar méritos para la liberación de otros, están comenzando a ingresar en el Principio de Dios para la humanidad; están permitiendo que la vida crística descienda a la consciencia humana, porque Mi Hijo no medía esfuerzos para rescatar a aquellos que no conocía, sin importarle su religión, su nación, el pueblo al que pertenecían ni tampoco las costumbres que vivían, fueran santos o mundanos.
Porque toda la humanidad, hijos, necesita de la Presencia de Dios; necesita descubrir al Dios oculto que existe dentro de sí; porque llegó el momento de que el Creador pueda expresarse en Sus criaturas. Y es en las pequeñas cosas de sus vidas, en los pequeños actos que realizan por amor, que ese Dios se manifiesta.
Hoy, sientan Mi Paz, Mi maternidad y cómo Yo los acojo en Mis brazos.
Sientan que sus súplicas se realizaron, que su canto se tornó vida, porque Mis labios se abren para pronunciarles Palabras Divinas, porque Mis brazos se extienden para acogerlos y traerlos a Mi Corazón.
Hoy, no solo les doy un beso, también los llevo al Cielo, para que aspiren ardientemente a que toda la humanidad pueda vivir esta instancia divina.
Hoy, los invito, hijos, a ser pacificadores de Mi Hijo amado, a imitar Su ejemplo, que cuando fue rechazado, humillado, flagelado, jamás Su Corazón se cerró. Al contrario, Su Misericordia se derramó en la última gota de Su Sangre. Él entregó todo por amor al Plan de Dios, y eso es lo que vengo a pedirles a cada uno de ustedes, que comiencen poco a poco, mas que un día, hijos, entreguen todo lo que son al Padre. No les pediré que mueran en la cruz, sino que entreguen sus vidas por amor, que sean cada día más sinceros en el amor al prójimo, a los Reinos de la Naturaleza y a Dios.
Hoy, hijos, el Creador hace temblar el suelo de este mundo para advertirles a las almas que es tiempo de mirar hacia el Cielo y no más hacia las cosas de la Tierra. Pero, aun así, muchos no escuchan y necesitarán sufrir mucho para darse cuenta que es tiempo de volverse hacia Dios.
Por eso, así como hoy Yo les abro Mis brazos, les pediré que ustedes les abran los brazos a aquellos que estarán ciegos hasta en la última hora y que necesitarán de su amor y de su comprensión para poder recomenzar la propia vida.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús transmite las Palabras de la Virgen María:
Es a través de este acto de amor profundo, en este escenario que Me han ofrendado, en honra a Mi Inmaculado Corazón y al triunfo del Plan del Padre Celestial, que Yo vengo a consagrarlos como lo esperé desde hace tanto tiempo, escuchando una a una sus oraciones, viendo pasar las cuentas de cada oración entre sus manos y las horas del reloj para que Yo pudiera retornar a Mi amado México.
Aquí estoy, queridos hijos, para bendecirlos en honor al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, que a través de esta Santísima Trinidad se permitan todas estas cosas, que Yo derrame Mis Gracias sobre Mis hijos para que, en el tiempo que vendrá, sean frutos en los corazones y en la vida de todos los seres.
Quiero que Me donen, queridos hijos, la canción que Me han hecho, ahora en el final, porque así Yo los consagraré.
Vengo a cumplir lo que está escrito en esas letras, en cada párrafo del cántico.
Vengo a mirarlos, a abrirles Mis brazos a ustedes, para que se establezca la paz.
Vengan aquí, queridos hijos, aquellos que hoy se consagrarán en nombre de todos los mejicanos que viven en el amor a la amada Guadalupana que nunca los abandona, que siempre los guía, que siempre los protegerá en el amor y en el bien.
Que esta consagración de hoy sea significativa en sus vidas. Este es el momento, queridos hijos, del perdón y de la reconciliación con la consciencia europea. Del otro lado del mundo, en Europa, les pido a Mis hijos que se postren en el suelo para establecer esta reconciliación entre México y Europa, entre los pueblos originarios y la consciencia europea, para que se establezca la cura definitiva de la gran herida causada a través de los tiempos y de los siglos.
Que se pueda establecer aquí, queridos hijos, bajo Mi Presencia maternal, la unidad entre las consciencias y los corazones.
Hoy, vuelvo a unir lo que el hombre de superficie ha separado. Vengo a unirlos como una sola consciencia, como una sola raza, que vive del Amor de Dios y profesa su fe ante el Altísimo.
Los escucho en esa hermosa canción, que es una canción de amor a Dios, a través de Su Santa Madre Celestial, la Virgen de Guadalupe.
Yo los consagro, los vivifico en Mi Hijo, los sano en espíritu, en alma y en divinidad, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Y ahora, que son Mis hijos consagrados a Mi Inmaculado Corazón, ofrezcan el perdón y la reconciliación entre los pueblos y entre las naciones. Que así sea.
Vamos a orar todos juntos antes del cántico, un Ave María.
Escucho su dulce voz.
Oración: Ave María y Gloria.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús transmite las Palabras de la Virgen María:
Quietud, queridos hijos, quietud.
Estoy presente, haciendo un trabajo con el mundo y sus corazones son partícipes de este. Un trabajo esencial por la Paz y por la victoria del Reino de Dios en la humanidad.
Estoy tan agradecida, queridos hijos, por esta ofrenda a los pies de Mi Altar. Oferta de Mis hijos, de Mis más pequeños hijos; porque ante Mis ojos, queridos hijos, son los más pequeños en la esencia profunda de Mi Corazón.
Hoy, vengo como la Reina de la Paz, como la Señora del Universo, como la primera Portavoz del cosmos para el planeta.
Hoy, quiero decirles, queridos hijos, que Dios escuchó sus ofertas, la oferta sincera de la oración por la paz. Y hoy, Jesús ha venido Conmigo, en el esplendor de Su Misericordia, para traerles una buena nueva: que la esperanza no se perdió en el mundo.
Esto alegra a Nuestros Corazones y al Corazón de Dios, en la profunda plenitud espiritual de saber que hay almas que corresponden a los Planes del Altísimo.
Así, a través de los tiempos y de los siglos, he venido a traerles Mi Paz y a anunciarles Mis súplicas; porque Yo, queridos hijos, amorosamente soy parte de ustedes y ustedes son parte de Mí.
Jesús Me entregó a ustedes a los pies de la Cruz. Y ustedes, ¿se han entregado a Mí? Sé que muchos ya lo han hecho.
Aunque la redención continúa en estos tiempos, Yo los invito, hijos Míos, a que no se cansen de ser portadores de Mi Paz Universal; porque ese espíritu profundo y verdadero, que proviene de Mi Corazón Inmaculado, viene a socorrer al mundo en estos tiempos. Y ustedes, Mis amados hijos, en la plenitud perfecta de Mi Corazón, podrán ser transmisores de esa Paz para el mundo.
Aún el dolor no ha terminado y la guerra continúa entre los corazones; pero, en esta parte de América del Sur, florecen las semillas de Luz, las que su Madre Santísima sembró hace ya algunos años.
Queridos hijos, ofrezcan estos frutos a Dios Altísimo, son frutos de la Gracia, del Amor y de la Unidad. Participen, hijos Míos, de esta Comunión Espiritual con Cristo presente, que derrama Sus Rayos de Misericordia sobre ustedes y principalmente sobre aquellos que más padecen por la falta de paz y de amor.
Que sus actos, queridos hijos, sean actos de amor y de compasión. Por el amor que ustedes Me tienen, hijos amados, que sus pensamientos y sentimientos ya no sean destructivos. Que su sentimiento verdadero sea el sentimiento profundo de Mi Hijo, que su pensamiento sea el Pensamiento Puro de Dios.
Yo les traigo una posibilidad única: que sean Mis pacificadores, los pacificadores de Cristo Jesús. Así, a través del universo y de las estrellas, su Madre Celeste y Su Santísimo Hijo llegaron hasta aquí para hacerles esta petición espiritual, no solo a los que están presentes en este momento, sino también a los que escuchan a Mi Corazón y al Corazón de Mi Hijo Amado.
Hoy, abro Mi Manto ante ustedes; les muestro Mi Inmaculado Corazón, aliviado finalmente por el amor de Mis queridos hijos, pero aún tengo muchos pesares por el mundo.
Quisiera, hijos amados, que ustedes no solo sean columnas de Mi Paz, sino que también sean portavoces de la Paz del Señor, para que muchos amados hijos perdidos puedan encontrar también la esencia y el espíritu de Mi Paz.
Hoy, no estoy sola aquí, estoy con las Presencias Sagradas de Jesús, del Padre y del Espíritu Santo. Hoy, están los coros celestiales congregados en este oratorio de Amor que se fusiona con el Plano espiritual de Dios para establecer esta comunicación infinita con los espejos esenciales de sus corazones. Así, las Puertas del Cielo se abren en momentos difíciles y caóticos. Pero sepan, queridos hijos, que el Verbo Divino de sus oraciones trae la mansedumbre para estos tiempos y la paz que muchos necesitan en esta era.
Hoy, estoy aquí, queridos hijos, nuevamente irradiándoles el amor de Lys-Fátima, porque la pureza original es posible en sus vidas.
Ya no miren sus errores o sus problemas, miren sus corazones que están plenos en Mi Corazón de Luz. En la sagrada Presencia del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo; ante los Cielos que los escuchan, sus voces cantarán: “Lys, María, Lys”.
Eleven sus velas por las almas inocentes, para que la pureza original se establezca nuevamente en las esencias que más necesitan de la Misericordia de Dios. Los escucho.
Canción: “Lys, María, Lys”.
Hermana Lucía de Jesús transmite las Palabras de la Virgen María:
Quiero que comprendan, queridos hijos, que todas las Palabras que les entregué en los últimos tiempos, sobre todo en los últimos días, les pueden haber parecido duras a muchos corazones, pero tuvieron la finalidad de despertar a sus almas para encontrarlos hoy en la plenitud de Mi Espíritu. Porque podrán comprender, por medio de todo lo que les mostré, que la única salida es aquella que los lleva en dirección a Mi Corazón Inmaculado.
Hoy, experimentan y conocen el poder de sus oraciones, cuando están absolutamente unidas a Mi Inmaculado Corazón. ¿Comprenden ahora, Mis amados, un poco de este amor que existe adentro de cada uno de ustedes?
Hoy, le traigo el Reino de Lys a este mundo, no solo a este lugar, sino sobre todo a aquellos espacios en el planeta en donde el adversario está intentando hacer desaparecer la pureza del corazón de Mis pequeños hijos.
La fuente de la pureza de Lys es inagotable y, siempre que clamen por esta pureza en Mi Nombre, el Manantial de la Energía Divina se derramará sobre aquellas esencias que más lo necesitan, que se están apagando por el dolor y por el sufrimiento.
En esta noche, quiero que conozcan el brillo de los espejos de sus corazones, porque enciendo los Espejos de Lys, aquellos que hoy se proyectan en el interior de cada alma que escucha Mi llamado.
Queridos hijos, quiero que este día quede marcado en sus vidas y que esto, que sintieron en este momento en el que clamaron junto con Mi Corazón, solo crezca y promueva la transformación de sus vidas.
Todo lo que viven debe tener como base lo que sintieron en su corazón en este momento, porque lo que les hice sentir es lo que verdaderamente son: esencias divinas, que se funden en Dios a través del Sagrado Corazón de Jesús.
Hoy, aquí, en omnipresencia y divinidad, quiero dejarles esta bendición para que la lleven a toda la humanidad; para que, por medio del ejemplo de vuestras vidas, den a conocer el potencial del corazón humano.
Hoy, les dejo Mi Amor en lo profundo de sus seres para que lo busquen siempre que lo necesiten y siempre que encuentren en sus caminos a alguien que necesite de este Pleno Amor.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús transmite las Palabras de la Virgen María:
Abriendo las puertas de sus corazones, hijos Míos, las soluciones llegan y la verdad se manifiesta en la Sagrada Presencia de Dios que los reúne y los convoca para amar cada día más.
Mis pies seguirán peregrinando no solo por los conflictos del mundo, sino también en las naciones que necesitan de la Luz de Mi Inmaculado Corazón.
Por eso, en esta noche bendita, en la que los ángeles del Cielo se congregan, Yo los invito, queridos hijos, a peregrinar Conmigo hacia Colombia y Venezuela; naciones que deben pacificarse con todas las oraciones de Mis hijos amados. Queda este llamado a cada uno de ustedes para que sus corazones Me acompañen en esta misión espiritual.
Pero también, he venido aquí en esta noche, junto con Mi Hijo Jesús, para que los Sagrados Corazones, en nombre del Bien Mayor, consagren a estos nuevos hijos que elevarán sus aspiraciones a Mi Corazón materno para que Yo las pueda sentir y conocer como un verdadero sentimiento de buscar siempre la unión con el Reino de Dios.
Por eso, hijos Míos, hijos que hoy se consagrarán, colóquense de pie ante Mi Presencia e iré a bendecirlos.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Ahora, aquellos que puedan, arrodíllense.
Oración: Ave María (portugués).
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús transmite las Palabras de la Virgen María:
Mis muy queridos hijos, así como en Kibeho, cuando Me aparecí a los jóvenes para entregarle a África el espíritu de la Piedad de Dios; hoy, vengo a entregarles Mi Piedad Maternal, aquella que socorre a sus pequeños corazones y que va abriéndole las puertas a quien camina detrás de Mí.
Hoy, sus pasos se dirigen hacia Mis caminos de Luz. Hoy, sus almas retoman el compromiso con Mi Corazón Universal. Hoy, sus espíritus se funden en Dios Altísimo, para que Su Misericordia se establezca en los corazones y reine la paz en estos tiempos.
Mis muy queridos hijos, hoy los coloco, a cada uno de ustedes, cerca de Mi pecho, cerca de Mi Corazón Inmaculado, para que sientan la plenitud de Mi Luz y de Mi Verdad.
Hoy, los reúno adentro de Mi Manto sagrado para que sean espíritus de oración, instrumentos preciosos de Dios; Hijos de María que difundan la Voz de la Madre Celeste, que difundan el principio de la oración poderosa que Yo vengo enseñándoles, a través de los tiempos, por intercesión del Santo Arcángel Gabriel, pues el Arcángel Gabriel se anunció ante Mi Presencia.
Hoy, este Sagrado Padre Creador les trae el espíritu de la Piedad, la Reconciliación, la Paz, la Misericordia y el Amor.
Hoy, sus deudas son borradas para que nazcan en Mi Espíritu, en Mis brazos, así como Jesús; y así, estas bendiciones lleguen a sus familias. No pierdan, queridos hijos, el impulso que hoy les entrego. Sus espíritus se alegrarán en el regocijo de Mi Corazón materno, así como Isabel y las santas mujeres se alegraron en el Espíritu Santo de Dios.
Por la autoridad divina de la Gracia y de la Misericordia de Dios, en nombre de la paz de todo el universo celeste, Yo los consagro con la esperanza de una gran transformación.
Bajo la Luz del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo que sus corazones se alegren, pues están en el Reino de la Madre de Dios. Canten, Hijos de María, con lo profundo de sus corazones.
Yo les agradezco, hijos amados, por responder a Mi llamado; porque hoy, Mi Inmaculado Corazón tuvo su triunfo en el mundo.
Paz, shalom.
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más