MENSAJE DIARIO DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, MINAS GERAIS, BRASIL, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

El Relicario es el espejo de Mi Corazón. En él se guarda todo lo que Yo viví, como consciencia, desde el Origen hasta el retorno al Corazón de Dios.

En el Relicario se guarda la historia escrita por el Creador para Mi ser. Sobre esas letras de luz, escritas por las Manos de Dios, fui caminando a lo largo de Mi evolución. Mis pasos tocaban sus letras doradas y abracé con amor cada uno de Sus designios.

Cuando contemplan el Relicario de Mi Corazón Yo les irradio a ustedes esa experiencia de obediencia incansable. A través de ese espejo de luz, Mi paz se expande y todo lo que hoy soy puede tocar a la humanidad.

Hoy, hijos, no soy solo el padre adoptivo de Jesús. Mi Corazón aprendió a retornar a Dios y, guiado por el Creador, alcancé la plenitud de cumplir Su Voluntad. Mi consciencia se expandió para ser parte de Su Plan y Me torné un lápiz en Sus Manos.

Sin cuerpo y sin forma, Mi espíritu retornó al Origen de la Vida, pero Mi consciencia sigue sirviendo al Creador hasta que la última de Sus criaturas alcance la unidad con ÉL.

A través del Relicario de Mi Corazón les traigo esta experiencia para que su evolución también camine según la Voluntad Divina.

Amen seguir los pasos que Dios escribe para sus vidas y, aunque muchas veces esto les sea una invitación al sacrificio, este sacrificio los conducirá al Origen.

Su Padre y Amigo,

San José Castísimo

MENSAJE DIARIO DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN LA CIUDAD DE FÁTIMA, PORTUGAL, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Toma con tus manos el rosario y ora por este mundo.

Arrodíllate delante del Sagrario y ora por este mundo.

Adora al Cuerpo Eucarístico del Señor, orando por este mundo.

Confiésate con Cristo y con Dios, limpiando tu corazón para que todos los corazones sean limpiados a través de ti.

Renuncia a las distracciones y a los deseos humanos para que el mundo alcance la paz.

Da un ejemplo de servicio, en el silencio de tu corazón, para ofrecer una reparación a Dios.

Que tu vida ya no sea para ti. Ya no te pierdas en los laberintos de tu mente y de las tentaciones humanas.

Únete a tus hermanos para establecer la paz. Ora por la santidad del prójimo y de todos los seres. Sé, en tu vida, un camino para que otros encuentren a Dios.

No seas una tentación y una distracción para tus hermanos. Sé paz y unidad con Dios.

Renuncia a ti mismo y abraza el desafío del vacío.

Haz de ti, cada día más, un instrumento del Creador, porque el mundo lo necesita.

Tu Padre y Amigo,

 San José Castísimo

MENSAJE DIARIO DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, MINAS GERAIS, BRASIL, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

La persistencia espiritual es una prolongación del amor. Cuando un ser ama algo de forma verdadera, sincera y evolutiva es capaz de persistir para alcanzar su propósito. El amor lo renueva ante las dificultades y lo hace fuerte ante las pruebas que el camino le trae, por diferentes motivos.

Cuando viven algo con amor, son capaces de persistir, de vencer la propia inercia, las propias resistencias y, de la misma forma, vencer las resistencias y los asedios que el mundo les impone. 

Para cumplir con el Propósito de Dios y cargar la cruz que Él les ofrece, es necesario desarrollar la persistencia espiritual, la que es fruto del amor al Propósito Divino.

La oración, la Adoración al Cuerpo Eucarístico de Cristo y el silencio en contemplación al Dios vivo en su propia esencia son llaves que los conducen al verdadero amor, que es el Amor de Dios y, de esa forma, ustedes se renuevan todos los días en su camino.

Estas tres cosas disolverán el caos y los conflictos que, naturalmente, nacerán en sus mundos internos, una y otra vez, porque esa es la prueba de este momento planetario.

Estas tres llaves serán siempre el sustento y el principio que los conducirá a la realización de todas las cosas, porque a través de ellas encontrarán no solo amor y persistencia, sino también sabiduría y valor para comprender al prójimo y auxiliarlo, ya que uno de los mayores asedios de este tiempo será destruir las relaciones de amor y fraternidad entre los seres humanos, porque la unidad, hijos, es lo que los hará manifestar el Plan de Dios en la Tierra.

Por eso, hoy, solo les digo que, cuando les falte persistencia, fuerza, amor, fraternidad y capacidad de superar los desafíos para unirse a sus hermanos, deténganse por un instante y oren, contemplen al Corazón Eucarístico del Señor o silénciense delante del Universo, delante de la propia esencia para recibir la paz y la sabiduría de su Padre y, de esta forma, podrán superar el fin de los tiempos.

Su Padre y Amigo, 

San José Castísimo

MENSAJE DIARIO DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, MINAS GERAIS, BRASIL, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Las Leyes de la Cura son aquellas que actúan en los seres a través de la donación de sí al prójimo; no solo de una donación física y material, sino a través de una donación espiritual y esencial, en la que el ser deja un poco de su propia vitalidad para dar a los que más necesitan.

El verdadero curador será siempre suplido por Dios y nunca llegará el día en el cual no podrá donar algo de sí para suplir a alguien que lo necesita.

El verdadero curador siempre buscará en el Padre su sustento y, comprendiendo que todas las cosas provienen de Dios, nunca sentirá que le falta algo, porque lo que él recibe del Padre retorna a Sus hijos y, de los hijos, algún día retornará al Padre. 

La cura es el equilibrio, la complementación, la manifestación del amor para que acontezca la unidad entre todos los seres.

Un ser enfermo está en desequilibrio, algo le falta, y no siempre será algo físico o material; muchas veces la enfermedad es la falta de energía esencial, de amor, de unidad con Dios y con el prójimo, y la cura sucede cuando ese ser necesitado vive en equilibrio y recibe lo que le faltaba esencialmente, recibe el amor y la presencia divina. 

Por eso, muchas veces, los que se disponen a curar se sienten cansados, ya que donan de sí a los demás para que el equilibrio y la unidad sucedan.

Lo más importante para un curador es saber buscar en Dios su sustento, aquello que él ofrece a los demás, y que ese movimiento de donación atraiga del Universo Leyes mayores, que suplan a los que necesitan, no solo con la energía de la cura, sino también con la energía de la Gracia, del perdón, de la compasión y de la Misericordia, para que las heridas que no son físicas también se cierren y los desequilibrios que siempre permanecen invisibles también se puedan curar.

Les digo todo eso porque, en este tiempo, todos deben ser curadores, a través del amor, de la oración, del servicio y de la donación de sí.

La humanidad como un todo está enferma por carecer de amor y de sentido para su existencia, y la cura para eso se encuentra en ustedes mismos, en la posibilidad que los seres humanos tienen de donarse a los demás y, así, construir la unidad de unos con otros y todos con Dios, para que nada le falte a nadie y todos estén en equilibrio.

Su Padre y Amigo,

San José Castísimo

MENSAJE DIARIO DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE AURORA, PAYSANDÚ, URUGUAY, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Oro para que las almas alcancen la paz.

Oro para que las consciencias despierten a la realidad planetaria, a la verdad universal, y así transformen sus vidas según el Propósito Divino.

Oro para que los corazones aspiren a la unidad con el prójimo, con los Reinos de la Naturaleza, con la vida, con Dios.

Oro para que los buscadores reconozcan la verdad en todas las enseñanzas transmitidas por Dios a través de Sus Mensajeros, para que aquellos que buscan, sepan ver más allá de las palabras y encuentren en las entrelíneas la ciencia divina de la Creación.

Oro para que la vida sagrada ya no sea ocultada por las superficialidades humanas y, de la misma forma, para que la esencia de los seres no esté oculta por las creencias ilusorias que ellos tienen sobre sí mismos.

Oro por una nueva vida y una nueva raza, para que después que el aprendizaje humano se consolide, los seres tengan valor y esperanza para hacer emerger la nueva vida y dejar florecer en sí mismos el nuevo ser que, delante de Cristo, comenzará a despuntar. 

Oro para que la humanidad no pierda el sentido de su existencia y la vida espiritual deje de ser una costumbre y una práctica, para ser una realidad y una experiencia de vida.

Oro, en fin, para que las Gracias de Dios no permanezcan en el Cielo, sino que sean vertidas sobre la Tierra.

Hoy Yo los llamo a que oren Conmigo y así intercedan por este mundo mientras hay tiempo. Oren Conmigo por la Paz.

Su Padre y Amigo,

San José Castísimo

MENSAJE DIARIO DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO DURANTE EL VIAJE DESDE SANTA MARÍA HACIA PORTO ALEGRE, RIO GRANDE DO SUL, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Oren por Brasil, por su pueblo, por sus Reinos, por la vida que habita en él y que debe tornarse sagrada.

Oren para que haya amor en los corazones, unidad entre los seres y respeto mutuo entre los hermanos colocados por Dios en una misma nación para cumplir con el Propósito Divino.

Oren para que el amor no se pierda del interior de los seres y que estos puedan hacer de las pruebas que vendrán oportunidades de superación en el amor y en la paz.

Oren por las culturas y por las razas para que encuentren la unidad en su esencia, en la certeza de que toda la vida surgió de una Fuente única y a ella debe retornar.

Hijos, nuevamente les digo que el mundo está agonizando y las naciones están adentrándose en el ciclo intenso de su purificación. Por eso, oren por las naciones y por sus pueblos, oren por los Reinos de la Naturaleza y por las culturas. Colmen sus corazones con la certeza de que una oración sincera hace descender de los Cielos la fortaleza que transforma las pruebas de estos tiempos en renovación del Amor de Dios, así como Su Hijo transformó el sacrificio de la Cruz en superación del Amor.

Oren, hijos, para mantener el Cielo unido a la Tierra y los corazones unidos a Dios.

Muchas veces, ustedes oran para detener los acontecimientos, oran para que no les suceda esta o aquella cosa y se frustran por no ver los resultados de sus oraciones. Pero, en tiempos de purificación, sus oraciones no serán para detener los acontecimientos porque muchas veces lo que el planeta vive es parte de la elección de la humanidad y se manifiesta a través de la Justicia Divina.

Sus oraciones deben ser para fortalecer los corazones en el amor, para que las naciones y las almas no pierdan su unión con Dios, para que lo que suceda en este mundo los lleve a superar el Amor de Dios y de Su Hijo. Porque esta es la cruz de estos tiempos y, a través de ella, deben unir las dimensiones e ingresar en un nuevo tiempo y en una nueva vida.

Por eso, oren. Oren para que el Propósito y la Voluntad de Dios se establezcan. Oren para que la fortaleza de los corazones esté en Dios y no en el mundo. Oren para que el amor crezca en los corazones. Oren por un nuevo tiempo, por una nueva raza, por una nueva vida. Oren, finalmente, por la paz.

Tienen mi bendición para eso.

Su Padre y Amigo,

San José Castísimo

MENSAJE DIARIO DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN LA CIUDAD DE FLORIANÓPOLIS, SANTA CATARINA, BRASIL, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Santidad es estar delante de Dios y, en confesión, reconocer sin miedo las propias faltas, debilidades e imperfecciones, sin esconder, ni de sí mismo ni del prójimo, las pequeñas o grandes miserias que los prenden a este mundo y les impiden llegar al Cielo.

Santidad es ser consciente de la Presencia Divina y vivir bajo Su Mirada, avergonzándose, arrepintiéndose y confesando las debilidades y, al mismo tiempo, acogiendo, reverenciando y agradeciendo los Dones y las Gracias que provienen del Padre.

Santidad es atravesar, cada día un poco más, las capas de la ilusión material para fijar los ojos y el corazón en el Propósito y en la Verdad Divina. Poco a poco, las fuerzas, las tendencias y las condiciones humanas van perdiendo su lugar en el corazón de los seres y ese espacio es colmado por la libertad de amar y de servir a Dios.

Santidad es reconocer que el camino es largo, pues el desvío fue grande, pero, sobre todo, es confiar en el milagro y en la Misericordia de Cristo, sin condicionar o limitar las acciones del Señor en la propia vida; sino, al contrario, dejando siempre que Él tenga la posibilidad de transformar las piedras perdidas en el lodo en perlas cristalinas y puras, plenas de Su Verdad y Transparencia.

Santidad es saber que nunca se ha alcanzado el punto necesario y no detener los propios pasos ni la Gracia de Dios en sus vidas, con la certeza de que en algún momento de la evolución la Unidad llegará y, ese día, la Creación se recreará. Y el Padre, habiendo renovado Su Amor, reinventará la Vida en un nuevo grado de Amor.

Vean la santidad como un horizonte que los llama. Este es un camino y no una utopía.

Busquen el servicio, el amor y la transparencia y, sin percibirlo, vivirán la redención y, más aún, retornarán a Dios.

Su Padre y Amigo,

San José Castísimo

MENSAJE DIARIO DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, MINAS GERAIS, BRASIL, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Un espíritu fuerte no es aquel que empuña una espada y soporta el mal y el dolor sustentándose con la energía de sus propios cuerpos.

Un espíritu fuerte no es aquel que para todo tiene una respuesta y que no se aflige ante las adversidades, sino que mantiene su cabeza erguida aun en las humillaciones.

Un espíritu fuerte, hijos, es aquel que sustenta su fuerza en el Poder de Dios; aquel que, antes de empuñar la espada hacia el prójimo o hacia algo, la empuña primero hacia sí mismo y es capaz de vencer su condición humana a través del silencio interior y de la paz.

Un espíritu fuerte es aquel que es capaz de renunciar a sus voluntades propias por amor al Plan de Dios y que, con ese mismo amor, abre las puertas que unen las dimensiones y se torna partícipe de las Leyes Divinas.

Un espíritu fuerte es aquel que sabe mirar en los ojos de sus enemigos con amor y que vive la libertad del perdón y la gracia de la reconciliación, retirando los dolores y las heridas que lo consumían, aun imperceptiblemente.

Un espíritu fuerte es aquel que sabe que, ante todo en la vida, se debe buscar la sabiduría y el discernimiento en Dios, no porque tema equivocarse, sino porque teme alejarse del camino que lo lleva al Padre.

Un espíritu fuerte es aquel que sabe decir "sí" cuando sus células y sus huesos dicen "no", y que se lanza hacia la transformación en Cristo, aunque sus cuerpos clamen por una vida humana común.

Un espíritu fuerte es aquel que sabe que solo triunfará a través de la unidad y que no teme dar las manos a sus hermanos para clamar por la paz en el mundo y por la redención.

Un espíritu fuerte es aquel capaz de dejar de lado sus necesidades para asistir a los Reinos de la Naturaleza y concederles la paz.

Hoy ustedes son llamados a esto, a ser espíritus verdaderamente fuertes en el Poder y en la Gracia de Dios, porque estos tiempos y este mundo lo necesitan.

Su Padre y Amigo,

San José Castísimo

MENSAJE DIARIO DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, MINAS GERAIS, BRASIL, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

A los que perseveran

Miren hacia el horizonte y dejen que sus ojos puedan contemplar aquello que no se ve con una mirada común, sino que se encuentra con la mirada del corazón.

Vean y sientan el despuntar de una nueva vida que comienza dentro de ustedes y, poco a poco, se va manifestando en el horizonte de este mundo.

Hoy Yo les traje el sol para que recuerden que la Voluntad de Dios mueve todas las cosas y, así como mueve el tiempo y las nubes en el Cielo, también mueve y transforma su mundo interior para que, libres de tinieblas y oscuridades, puedan encontrar lo que verdaderamente son.

Hoy, hijos, crean que la nueva vida comienza a manifestarse dentro y fuera de ustedes. Crean en el Poder de Dios que los transforma, que despierta el amor en el interior de los seres y les revela el verdadero propósito de esta humanidad.

Cada día vengo aquí para que este propósito esté más vivo dentro de ustedes. Quiero enseñarles a amar el Plan de Dios por encima de todas las cosas y a percibir que él se manifiesta más allá de sus miserias e imperfecciones.

En este día quiero demostrarles el poder de la unidad para que sientan que no solo trabajan con situaciones físicas cuando cumplen con Mi pedido de estar aquí. Mientras están aquí reunidos Mi Corazón actúa en su mundo interior, equilibrando y curando sus debilidades para que aprendan a amarse unos a otros.

Crean que, en estos días, todo puede ser curado, porque la Mano de Dios trabaja en ustedes mientras sus manos se unen a las manos de sus hermanos para realizar una tarea.

Crean que, durante los trabajos grupales que Yo les pedí, pueden curar su falta de amor, de fraternidad y de unidad con el prójimo. Dense la oportunidad de trabajar unidos con aquellos con los cuales tienen alguna dificultad y, durante ese servicio, observen y busquen las mejores virtudes de sus hermanos. Hagan eso como parte de una profundización interior, como parte de su camino evolutivo y como una oferta por el planeta. Todo sucederá dentro de sus corazones y, más aún, Yo les digo: las virtudes de sus hermanos les aportarán lo que les falta a ustedes. Y, sin que lo perciban, estarán recibiendo del otro lo que necesitan para transformarse.

Curen esa enfermedad de la humanidad de buscar las miserias, las dificultades y las imperfecciones del prójimo y busquen en sus hermanos las virtudes, los dones y la Gracia de Dios, para que sepan lo mejor que cada uno puede aportar al Plan de Dios. Así, les digo, no solo se curarán a sí mismos, sino a toda la consciencia humana.

Que cada trabajo grupal represente un nuevo paso interior.

Tienen Mi bendición para eso.

Su Padre y Amigo,

San José Castísimo

MENSAJE DIARIO DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, MINAS GERAIS, BRASIL, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Cuando el Padre le reveló la Cruz a Su Hijo por primera vez, Cristo cerró los ojos y dejó que Su Corazón fuera más allá del sufrimiento, del miedo y del dolor; elevó la mirada hacia el Universo, hacia Su Origen, hacia las estrellas que surcaban el Cielo. Cristo se sumergió en el sentido profundo de la Cruz y contempló el Corazón de Dios viviendo una revelación y una renovación del Amor.

Cristo contempló el Universo y vio las puertas que se abrirían, una a una, desde el Reino del Padre hasta los corazones de los hombres, creando un hilo de unidad entre las dimensiones.

Cristo contempló los errores cometidos en el pasado a lo largo de toda la evolución de las criaturas que nacieron del Corazón de Dios y que, durante su desarrollo, se desviaron del camino.

Cristo contempló cómo la Sangre que brotaría de Sus Llagas se derramaba más allá de la Tierra y llegaba a lo profundo de la condición humana, curando, incluso, las raíces de males desconocidos, inconscientes para los hombres.

Cristo vio la Cruz que Su Padre le ofrecía y encontró a Su Madre Divina acompañando cada uno de Sus Pasos en la Tierra, así como en el Infinito, renovando Sus fuerzas humanas e internas y ayudándolo a renovarse en el Amor y en la entrega.

Cristo vio la Cruz que Su Padre le ofrecía y supo que ella perduraría a través de los siglos, impresa en la llaga espiritual que llevaría en Su Corazón hasta el día de Su retorno al mundo.

Cristo se reconocía parte de Dios y, colocando Sus Ojos en la Esencia Divina del Creador que habitaba en Su Pecho, supo que era el propio Dios quien viviría esa oferta de Amor por Sus criaturas.

Hoy, hijo, Dios le ofrece una cruz al planeta, así como a cada criatura. Observa la situación de las naciones y el caos de la Tierra y encuentra allí esa cruz, pero va más allá de ella y sabe que, por encima del sufrimiento, de la entrega, de la confusión interior, está el Amor que nacerá de tu corazón si, como Hijo de Dios, atraviesas esas apariencias y le pronuncias tu "sí" al Corazón del Padre: "sí" al sacrificio vivido por amor, "sí" al perdón que supera todos los errores, "sí" a la esperanza que trasciende el caos y hace de las aparentes derrotas una victoria divina.

Tu Padre y Amigo,

San José Castísimo

MENSAJE DIARIO DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO DURANTE EL VIAJE DESDE LA CIUDAD DE SANTA MARÍA HASTA SAN PABLO, BRASIL, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Cuando los Cielos se abren delante de tus ojos, primero da gracias a Dios y eleva hacia el Padre tu reverencia más profunda; después, hijo, deja que ese Cielo no solo esté delante de ti, sino que ingrese en tu interior y tú en él, recobrando, aunque sea por un instante, tu unidad con Dios.

Cuando los Cielos se abren delante de tus ojos, después de agradecer, piensa en toda la humanidad, en todos los Reinos de la Naturaleza, en cada pequeño y recóndito espacio de este planeta, y coloca toda la vida que habita sobre la Tierra en el Corazón de Dios. Clama al Padre por cada corazón y siente que Él responde a tus súplicas, derramando Amor y Misericordia sobre el mundo.

Cuando los Cielos se abren delante de tus ojos, agradece, clama por el mundo y entonces clama por ti, para que, como parte del Todo que es la vida, tú también tengas valor y perseverancia, lo suficiente como para cumplir la Voluntad de Dios y permanecer en ella.

Reconócete como una pieza única en el cumplimiento del Plan del Creador, en la renovación de Su Amor y de Su Gracia, y en esta certeza comprende también la importancia de cada ser, de cada corazón, y ruega por la unidad entre los seres. Ruega no solo para que el prójimo aprenda a amarte y a aceptarte como eres, ruega, sobre todo, para que todos sepan amarse mutuamente, respetarse y comprender la importancia de cada ser en este Plan. Hasta el más pecador y perdido de los seres es importante para Dios, porque su conversión es una gran victoria.

Pero tú, que también eres imperfecto y que estás en este camino de aprendizaje, dígnate a orar por el  prójimo y a abrir camino para que este Cielo, que se abre delante de tus ojos, vierta sus Gracias sobre los que más necesitan, sobre todos los hijos de Dios, para que nadie permanezca en el mundo sin haber recibido al menos una oportunidad de retornar al Corazón del Padre.

Así, hijo, colocando todos los días la Vida en el Corazón de Dios, estarás cumpliendo una parte de la Voluntad del Padre para ti, porque tus oraciones serán verdaderas.

Ora y cuando el Cielo se abra delante de tus ojos, clama al Padre para que Su Unidad viva de nuevo dentro de los seres.

Tienes Mi bendición para eso.

Tu Padre y Amigo,

San José Castísimo

Quiénes somos

Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más

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