Apariciones extraordinarias
APARICIÓN EXTRAORDINARIA DE LA VIRGEN MARIA, EN LUANDA, ANGOLA, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS, PARA EL ENCUENTRO DE ORACIÓN DEL 25 DE JULIO

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

 

Quien está en Dios nada teme.
Quien está en Dios no retrocede.
Quien está en Dios vive del Amor de Dios.
Esta es la fuerza de hoy.
En Dios, en Dios, en Dios.
Amén.
(cuatro veces)

 

Agradezco, en primer lugar, a quien ofreció este lugar para preparar Mi llegada en este día; por haber respondido a Mi llamado sin saberlo y, principalmente, por haber ofrecido su corazón a la Madre del Cielo y de la Tierra.

Por eso, quiero agradecer en primer lugar, porque siempre debemos agradecer a Dios por cada momento vivido y compartido, y cuando esos momentos son compartidos con hermanos y hermanas, reflejan en la superficie de la Tierra la Unidad de Dios. Una unidad que en estos tiempos ha sido corrompida y disuelta a través de los conflictos y de las guerras, de la división de las familias y de la desigualdad de estos tiempos.

Por eso, cada vez que se reúnen en el nombre de Mi Hijo, atraen hacia el planeta la Unidad de Dios, que disuelve todo mal y toda adversidad, trayendo paz a los corazones sufridos, a los que más necesitan de amor.

Hoy, estoy aquí para anunciar, con alegría y con júbilo, la renovación de la Casa Santa Isabel; la realización de un Plan del Padre, a través de un sagrado proyecto comunitario, que atraiga, hacia estas almas y hacia muchos más corazones, la oportunidad de recuperar el amor y la fe, a través de una educación sana y digna, a través de una experiencia evolutiva que haga a los corazones partícipes del Reino de Dios, a través de la sagrada experiencia de la vida grupal.

Ese proyecto sagrado, que hoy presento ante ustedes, es algo que levita en el Universo Celestial y que Mi Corazón Inmaculado guarda con mucho celo; porque estoy orando por ese proyecto sagrado, que ayudará a atender a muchas más necesidades de Angola y de África.

Ahora, para que ese proyecto se realice, en el plano material, es muy importante, hijos Míos, que todos hagan los esfuerzos correctos para que eso suceda y, principalmente, que estén unidos en ese propósito que Yo vengo a regir y a comandar por ustedes y por el mundo. Porque ese proyecto renovado de la Casa Santa Isabel, en otro lugar de Angola, creará condiciones espirituales diferentes para que las almas internamente alcancen la cura y también la paz, y no estén influenciadas por las interferencias de este mundo, que llevan a Mis almas preciosas a la perdición.

Yo necesito, en ese proyecto renovado de la Casa Santa Isabel, que todos Mis hijos del mundo entero colaboren y oren.

Esta respuesta, que podrá venir de cada uno de ustedes, a este llamado de la Madre de Dios, permitirá abrir las puertas de la Misericordia sobre África; y que aquellos que viven una vida miserable y no tienen nada, puedan recibir la Gracia de rehacer sus vidas y consciencias, teniendo la oportunidad de conocer que la vida es otra cuando está permeada por la Presencia de Dios y por Su Amor, a través de los corazones que sirven al Padre y que trabajan incansablemente por Cristo.

Este proyecto podría parecer osado para ustedes, pero no lo es. Él ya está allí, pronto para descender del Cielo, bajo la guía y el amparo de su Madre Celestial.

Necesito que los corazones que Me aman, que adoran a Mi Hijo y que se unen a Mí en esta sagrada tarea orante, Mis hijos de la Casa Santa Isabel y aquellos que aún no son parte de esa Casa y que necesitan de amor y de ayuda, puedan recibir lo que verdaderamente merecen.

Todo lo que Mi Corazón espera, se los podré entregar a través de la expresión y de la manifestación de esa sagrada y renovada Casa Santa Isabel.

Hoy, estoy aquí, con el rosario entre Mis Manos, porque uno Mis oraciones a sus oraciones, por todo lo que África y Angola necesitan alcanzar. Mi Corazón de Madre ya no quiere vivir en el dolor por lo que ve de este lugar, de esta nación y de otras naciones de África.

El verdadero cambio que África necesita no llegará de aquellos que se dicen grandiosos o más poderosos que Dios. Esa ayuda llegará de los corazones anónimos, abnegados y, diría, sacrificados por el semejante para que la fraternidad triunfe, para que la igualdad se exprese, para que la justicia se cumpla y ya no se altere ni tampoco se modifique en el ideal de los hombres y mujeres de la Tierra; para que la verdadera Ley se cumpla, la Ley del Amor, de la Verdad y de la Unidad, de la cual todos deben ser partícipes y no puedan ser alejados o apartados de la Ley del Amor, de la Verdad y de la Unidad.

Por eso, la expresión de este proyecto, primero comenzará en sus corazones. A través de sus oraciones, con la fuerza de su fe y de su bondad, con la colaboración de todos Mis hijos del mundo entero, esa Obra se manifestará y se concretará. Crean en lo que les digo, que esa expresión de la renovada Casa Santa Isabel, en otro lugar de Angola, estará en concordancia con la Ley de la Tierra y del Cielo.

Mi Hijo, que es su Maestro y Señor, le ha pedido a Su Madre asumir este proyecto. Por esa razón, hoy estoy aquí, cerrando este importante impulso espiritual para toda Angola y para toda África; porque la vida de las Comunidades-Luz es posible en aquellos lugares en donde parecería imposible; porque para que sea posible, debe reinar el poder del Amor, la reverencia a lo sagrado y la devoción al Propósito, para estar en concordancia con la Voluntad del Padre.

A través de Mi Hijo, es el Padre que desea este proyecto de la renovada Casa Santa Isabel, en donde muchos más, de cualquier parte del mundo, con espíritu de servicio y de pura colaboración, hagan renacer en estos corazones tan inocentes los valores espirituales que han sido sepultados por el hombre de hoy. Confío en que esto sucederá de alguna forma. 

Por esa razón, hoy se los digo para que sean conscientes, para que escuchen atentamente, para que no se olviden de este pedido. Por eso, llamo a todos Mis hijos del mundo entero a que coloquen sus manos y sobre todo sus corazones en donación.

Esta obra renovada de la Casa Santa Isabel no podrá construirse a distancia, sino con la presencia de Mis servidores, de los apóstoles de Cristo, de aquellos que dicen serlo; con su presencia en este lugar y, sobre todo, con sus oraciones.

El renovado proyecto de la Casa Santa Isabel, hoy está plasmado y dibujado en Mi Corazón. 

A aquellos que se unan a este proyecto, de una forma desinteresada y absolutamente abnegada, les aseguro que serán guiados por el Espíritu Santo, y las puertas de la manifestación se abrirán de una forma inexplicable para ustedes, porque es Voluntad de Dios poner fin al sufrimiento y a la angustia, a la necesidad, a la desigualdad y a la falta de caridad. 

Esto es una Gracia, no solo para ustedes, sino también para Mi Corazón Inmaculado. 

En estos últimos años, recé silenciosamente tanto por esta causa que hoy Mi Hijo Me autorizó a poder anunciarla a todos. Esperaré por la respuesta de todos Mis hijos del mundo.

Esta Obra de los Sagrados Corazones y, especialmente, la Fraternidad y las misiones humanitarias serán el eje central y fundamental para que todo sea guiado y amparado por la Jerarquía a fin de erradicar el mal espíritu del oportunismo.

Alégrense por lo que les estoy diciendo. Hoy, no lo comprenderán de forma absoluta, pero el corazón que se abre sí lo comprende, lo acepta y lo recibe, porque es Voluntad de Dios, está escrito en el Corazón del Padre.

Ha llegado la hora de que África pueda renacer. Llegó el fin del eterno calvario.

Una vez más, te bendigo, Mi hija Domingas, y a todas las jóvenes presentes, que también son Mis hijas, que representan a toda África. Porque África es una sola, es un solo corazón que en la aparente nada expresa al Todo, que es el propio Dios, a través de su devoción y alegría, de su fe y de su amor al Propósito.

Vengo a renovar, a través de Mi bendición, a cada uno de sus corazones y al corazón de sus hermanos, de aquellos que sufren, que padecen y que no tienen nada. 

Pero, como les dijo Mi Hijo, hace tan pocos días, ustedes ya ganaron el Cielo y sé que hoy no comprenderán eso; pero guárdenlo en el corazón, así como la Madre de Dios guardaba los Misterios de Cristo en Su Corazón, y solo rezaba por ellos.

También bendigo a aquellos que se aproximaron a este lugar, que forman parte de este establecimiento, porque también son Mis hijos y pueden estar en Mis Brazos cuántas veces lo necesiten. Mi Amor es para todos.

Les agradezco por responder a Mi llamado y por ser espejos al igual que este lago, espejos de Mi Amor y de Mi Devoción.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Apariciones extraordinarias
APARICIÓN EXTRAORDINARIA DE LA VIRGEN MARÍA, EN LA CASA SANTA ISABEL, LUANDA, ANGOLA, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS, CON MOTIVO DEL ANIVERSARIO DE LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Mis hijos:

Estoy nuevamente aquí para estar con ustedes y, a través de ustedes, con toda África, con todos los pueblos y todas las etnias, con todas las culturas y todas las creencias. 

Porque Yo Soy la Madre Universal, la Madre que acoge a todos en Su Corazón, sin distinción. La Madre con un Corazón abierto para recibir las súplicas de Sus hijos, para calmar el sufrimiento, para aliviar los corazones, para que a través de Mí y de Mi ofrenda reencuentren el camino de la Paz.

Hoy, quiero que entren, a través de Mi Corazón, en ese magnífico universo de la Paz que, en los tiempos de hoy, es desconocido por la mayoría de Mis hijos, debido a los conflictos y a las guerras, debido a las divisiones de las familias y de los pueblos, debido a la lucha constante por la sobrevivencia.

Por eso, los invito a estar en Mi Corazón para que, a través de Mi Corazón, estén en el Corazón de Mi Hijo, que nuevamente envía a Su Sierva Fiel y Madre de toda África a estar con Sus hijos, con los más necesitados de consuelo espiritual, con aquellos que claman desde siempre por una intervención divina.

Heme aquí y Soy su Madre, entren en Mi Corazón, en el Eterno Templo de Dios, que se ofreció al Padre para concebir en Sí al Mesías, hoy su Salvador y Redentor; Aquel que cargó la Cruz por ustedes y que hoy la sigue cargando por el mundo entero, debido a las indiferencias, a las omisiones, a las guerras y los conflictos del mundo. 

Entren en Mi Corazón para que sean liberados del caos.

He aquí su Madre Celestial y su Sierva Eterna, Quien los conducirá a Dios para que puedan ser guiados hacia Su Reino Celestial, en donde no existe el mal ni la adversidad, en donde encontrarán la felicidad espiritual que tanto buscan y esperan.

Hoy, extraordinariamente, estoy aquí con ustedes, Mis hijos, debido a las emergencias del planeta y también a las emergencias de los Reinos de la Naturaleza que, a pesar de su expresión y agitación de estos tiempos, la humanidad no los quiere escuchar ni tampoco reconocer la gravedad de estos tiempos.

Recuerden que el planeta, en el cual viven, no es solo un planeta, es un estado de consciencia espiritual y evolutivo que está siendo muy transgredido y herido, a través de las manos de los hombres y de aquellos que extraen sus riquezas para generar pobreza y miseria en la humanidad, porque solo se enriquecen muy pocos y la mayoría empobrece y empobrece.

Pero, Yo no los invito a estar en indignación, Yo los llamo a vivir la compasión para que puedan aprender a vivir en Cristo y algún día sean misericordiosos, así como Él lo es con cada uno de ustedes.

Hoy, vengo con este llamado a la humanidad. La humanidad no atiende al desequilibrio del planeta, hace oídos sordos a las guerras y a los conflictos del mundo. Aún las oraciones no son suficientes para poder detener el caos en la humanidad.

Por eso, junto a Mi Hijo, desde hace años, planeamos este encuentro con ustedes, aquí en Angola; porque, aunque no lo parezca, en la aparente nada de sus corazones existe una riqueza espiritual inextinguible que Dios colocó en cada uno de ustedes para que, en estos tiempos definitivos, ustedes aprendieran a servirlo, a adorarlo y a reconocerlo, así como lo sirven, lo adoran y lo reconocen en este momento.

Por eso, hijos Míos, Yo los invito a vivir en el espíritu de la perseverancia y de la fe, aun en aquellos momentos en los que todo parece oscuro y tenebroso. 

Póstrense delante de la Eucaristía de Mi Hijo, reconozcan Su Presencia en los Sagrarios de la Tierra y siempre sus vidas se liberarán. Porque en cada Sagrario de la Tierra, Yo tengo presente a muchos Ángeles del Cielo, que adoran al Eucarístico Cuerpo de Mi Hijo, por un solo fin, por la paz y el equilibrio en la humanidad.

Y, aunque en estos tiempos todo se precipite en el mundo, porque todos viven el tiempo del Armagedón, Yo los invito a atravesar este Apocalipsis con inteligencia, con espíritu de servicio y de pura oración. 

Porque el verbo orante no solo los mantendrá unidos a la Fuente Creadora, sino también los mantendrá protegidos de todo mal, de las asechanzas que Mi enemigo quiere hacerles a todas las almas del mundo, especialmente a aquellas que se decidieron a vivir la cristiandad.

Por eso, mantengan un espíritu de fe encendido y nunca se permitan bajar los brazos.

Que, como en este día, sus brazos se eleven a los Cielos para recibir las Gracias de Dios, estas Gracias que nuevamente hoy le traigo a cada uno de ustedes para que, el próximo 25 de julio, su Madre Celeste y el Sagrado Corazón de Jesús, con el apoyo importante de San José Castísimo, puedan completar esta sagrada tarea en Angola y en África, para que los frutos de la redención y de la conversión de los corazones despierten en todos aquellos que los necesitan, para que sean elevados en consciencia, unidos en amor y en hermandad.

Hijos Míos, Yo los invito a seguir adelante, a pesar de estos tiempos difíciles y traumáticos, a pesar de todo lo que los sistemas del mundo hacen en los pueblos y naciones.

Colóquense en otra dimensión espiritual y así, no serán abrazados por el caos. 

Siempre levanten sus cabezas y miren hacia el cielo y, en cada nuevo día, aspiren a volver a encontrar a Jesús, aspiren por Su Retorno que está cerca, más cerca de lo que parece. Porque cuando Él retorne al mundo no solo traerá, en Su Espíritu, el Gobierno Espiritual y renovará una vez más todas las cosas, sino también pondrá fin al caos de este mundo, a la miseria, al sufrimiento y a la enfermedad.

Los corazones ya no serán pobres, estarán colmados de la riqueza de Dios, una riqueza espiritual inextinguible que los preparará a todos para la Nueva Tierra, para el surgimiento de la Nueva Humanidad.

Por eso, Mis hijos, apóstoles de Cristo, siéntanse partícipes de esta transición planetaria; porque esta humanidad en transición, que sirve y ora a Dios, está preparando las bases para el surgimiento de la Nueva Humanidad.

Por eso, todo lo que ofrezcan y hagan por Dios en este momento, de una forma constante y perseverante, le concederá al mundo y a toda la raza las Gracias del Padre, que construirán la nueva consciencia en la humanidad.

Yo, junto con ustedes, trabajo para que esto suceda, rezo para que esto suceda, suplico al Padre para que esto suceda, porque Mi Corazón y el Corazón de Mi Hijo ya están cansados del sufrimiento de las almas. Por eso, Yo les traigo Mi esperanza y también Mi eterna alegría, les traigo el gozo de Mi Espíritu y la ascensión de Mi Alma.

Así como el Arcángel Gabriel se lo entregó a Mi Corazón durante la Anunciación, hoy como Madre del Mundo y Señora de toda África, vengo a anunciarles la llegada del Nuevo Tiempo y el cumplimiento de la Palabra de Dios en los corazones que dijeron sí.

Antes de retirarme de aquí, quiero que se aproximen los que se consagrarán como Mis hijos, Hijos de María. Pueden aproximarse a Mi Altar para que sean bendecidos y luego ungidos por los sacerdotes, para consumar este momento de consagración a Mi Inmaculado y Materno Corazón. 

Vengan aquí, Mis amados hijos.

 

Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:

Y, para esta consagración, nuestra Santa Madre del Cielo ha pedido que repitan la canción: “Madre, haz un milagro”.

 

A través de estas almas, que hoy consagro, formo un nuevo grupo Rosario de Luz que sea un espejo de Mi Corazón en la Tierra que pueda reflejar los atributos del Cielo, que no solo África necesita, sino también el mundo entero.

Por esa razón, Yo los consagro como Mis hijos, hijos de Mi Materno e Inmaculado Corazón; y agradezco, como Madre del Universo y de la Tierra, la apertura de sus corazones en este momento, que les trae la cura y la sanación que necesitan.

Yo los renuevo en la fe y los consagro en el Amor de Dios.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

 

Mis bendiciones para Hermana Lucía de Jesús, hija y esposa de San José Castísimo.

 

Paz, para este mundo sufrido.

Paz, para todos los corazones que agonizan.

Paz, para los que no tienen la paz.

Paz, para que surja la Nueva Humanidad.

Amén.

 

Les agradezco por haber respondido a Mi llamado.

Y, una vez más, los vuelvo a bendecir, bajo la Señal luminosa de la Cruz, de la Cruz del Redentor: en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

APARICIÓN DE LA VIRGEN MARÍA EN FÁTIMA, PORTUGAL, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS, PARA LA VIGILIA DE ORACIÓN DE NOCHEBUENA

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

 

Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:

Vamos a escuchar ahora, el Ave María cantado por Piedad.

 

Gracias, hija Mía, por haberme cantado con tanta dulzura y devoción, porque son esta dulzura y esta devoción, que surgen de lo profundo de Mi Maternidad, que hoy quiero compartir con todos Mis hijos. 

Porque, al igual que tuve a Jesús en Mis brazos, hoy quiero tener en Mi regazo a cada uno de ustedes, porque Soy la Madre de la Esencia Crística, de los Cristos del nuevo tiempo, de los Apóstoles de los últimos tiempos, de todos los que deben permitir en esta hora crucial del planeta que el Cristo Interno pueda renacer.

Este es un compromiso anual de todos. Cada vez que se aproxima la Natividad del Señor, coyunturas celestiales y cósmicas se aproximan al planeta, semejantes a aquella coyuntura especial de la Estrella de Belén.

¿Qué será lo que verdaderamente sucedió en aquel tiempo, cuando la Estrella de Belén no solo en este planeta, sino también en todo el universo, anunciaba y guardaba la llegada del Mesías?, porque su presencia protegía ese gran acontecimiento.

Hoy, después de dos mil años, sus corazones vuelven a estar ante el mismo acontecimiento; pero ahora, de un acontecimiento interior y espiritual que Yo vengo a acompañar, y a ayudarlos para que lo puedan vivir, porque Mi Hijo tiene todas Sus Aspiraciones en Sus Manos, aguardando el momento más propicio para cumplir esas Aspiraciones de Dios, que son Sus promesas, y para que esas promesas se puedan cumplir en cada uno de Mis hijos.

Por eso, les vuelvo a decir que, como Madre, como Sierva y como Guardiana de los corazones del mundo entero, sé que esta humanidad no vivió ningún otro tiempo como este, un tiempo doloroso, un tiempo de gran indiferencia y, diría, de gran crueldad   ¡

Pero Yo les pido, hijos amados, que en esta coyuntura especial de la Natividad del Señor y a las puertas de poder renacer Cristo en cada ser, coloquen su mirada en lo Alto, porque desde lo Alto, desde la Fuente Única, desde el propio Padre Celestial y de todos Sus ángeles, llegará la ayuda que el mundo necesita. Porque ustedes, como raza, como civilización presente en la superficie de la Tierra, están en un momento semejante al que estuvo la humanidad hace más de dos mil años.

¿Por qué esta coyuntura, tan semejante, vuelve a suceder en este ciclo definitivo? 

Porque es necesario, hijos amados, en cada nueva Natividad del Señor que celebran y que contemplan con el corazón, que renueven sus votos internos.

¿Será que Mi Amado Hijo necesita que renueven sus votos internos para que pueda renacer el Cristo Interior en cada tiempo?

Yo les puedo decir que sí, Mi Hijo necesita que renueven sus votos anualmente, porque es la forma de que sus consciencias comprendan el sentido del Plan de Dios. 

Sé que, en un punto de la consciencia humana, el Plan de Dios no es comprendido. Pero si en cada nueva Natividad del Señor, ante la oportunidad de renovar sus votos internos cada año, ustedes aman con fervor y devoción este misterio, como en este momento lo están amando, ¿cuánto más podrían comprender y sentir el Plan de Dios, y que dejara de ser algo abstracto e inalcanzable para todos?

Pero tengan presente una cosa, Mis amados, que es muy importante que comprendan: si están nuevamente en un momento semejante al que estuvo Mi Hijo Jesús, hace más de dos mil años, es porque están ante la oportunidad de presenciar en su interior no solo el Cristo Interno, sino que están ante la oportunidad, delante del Sagrado Pesebre de la Familia de Nazaret, de poder comprender que el Plan de Dios es humilde y simple, así como el Nacimiento de Cristo fue humilde y simple.

Porque es a través de esa simplicidad y humildad, de esa pura sencillez del corazón, que Dios realiza Su Obra en este mundo y en otros.

Los invito a preparar con alegría y, diría, con entusiasmo, fervor y esperanza, el Renacimiento de Cristo en cada corazón humano; porque no hay otra salida para esta humanidad, ante todo lo que vive y sufre diariamente. 

Si las almas se vuelven a Dios, si las almas se vuelven hacia su Cristo Interno, ¡cuántas situaciones podrían ser evitadas y resueltas!

Aún Mi enemigo sigue trabajando en contra del Plan de Dios. Pero que la fuerza y el poder del amor, que ustedes sienten por el Nacimiento del Pequeño Niño de Nazaret, sea la premisa y también sea el impulso que los lleve a trascenderse a ustedes mismos y, así, puedan trascender estos tiempos.

Porque si Dios encarnó a través de Su Hijo, en un Humilde Pesebre, para entregarse por el mundo entero; ustedes, en esta analogía del Renacimiento de Cristo en el corazón humano, ¿cuánto más se arriesgarían a hacer por el cumplimiento de la Voluntad del Padre, ante el incumplimiento del Plan de Dios que muchas almas viven?

Pero hoy, con dulzura y devoción, coloco a sus Cristos Internos en Mi regazo y, así, coloco a sus almas; coloco en Mis brazos su vida y hasta todas sus situaciones internas, porque sé que, en este tiempo, así como muchos aprenden a renacer en Cristo, día a día, también muchos de Mis hijos aprenden a cargar su propia cruz, que es la cruz de la deuda de este mundo.

Pero Mi Amor, dulzura y devoción, en nombre de Mi Hijo, vienen a renovar todas las cosas y a todas las consciencias posibles que abran su corazón para acoger la Natividad del Señor.

Les agradezco profundamente, una vez más, por la “Novena por la Reconsagración de las Familias a la Sagrada Familia de Nazaret”, porque han permitido que Nuestros Tres Sagrados Corazones: el Sagrado Corazón de Jesús, el Inmaculado Corazón de María y el Castísimo Corazón de San José, los Tres juntos al mismo tiempo, hayan podido intervenir en la situación delicada de muchas familias del mundo entero, no solo separadas por esta pandemia, sino también separadas por el asedio de Mi enemigo.

Que para el núcleo de las familias que hoy se reconsagran, ante las Aspiraciones y el Plan de Dios, sea un momento de alegría, de júbilo, por poder reconstruir el Proyecto de Dios en esta humanidad, más allá de todo lo que siga sucediendo. 

Si las familias imitan a Nuestra Sagrada Familia de Nazaret, ¡cuántas situaciones podrían resolverse en el mundo!

Si las familias viven la oración, los Sacramentos, la Adoración y el servicio a Dios como medios de reparación, de alivio del sufrimiento y de cura de esta humanidad; y si esto se multiplicara en todas las familias del mundo, ¿cuál sería el efecto de ese gran movimiento?   

Porque en verdad, Mis amados, es una actitud interna la que Yo los invito a vivir en este tiempo, que es la misma actitud interior y espiritual que el Corazón de su Madre Celeste y el Corazón de San José vivieron en aquel tiempo, días previos al Nacimiento de Cristo, siguiendo en obediencia el Llamado de Dios.

Esto es lo que siempre deben recordar las familias: seguir en obediencia y en oración el Llamado de Dios. Así, estarán protegidos, todos los miembros de la familia, de las influencias de estos tiempos, de las interferencias de estos tiempos y de las tendencias de estos tiempos; porque el Proyecto de Dios en cada familia del mundo aún es importante, no está desestimado.

El Proyecto de la célula de la familia ha sido transgredido e interferido, y esto es lo que debe ser reparado por cada miembro de la familia. Es un compromiso interior de cada miembro de la familia que las dádivas, aspiraciones y hasta los tesoros internos del Padre Celestial estén resguardados en la célula de cada familia de este mundo.

Hoy, de manera especial, la Virgen de Nazaret contempla y acoge en Su Seno, en el Vientre Purísimo de la Madre de Dios, a todas las familias refugiadas, desplazadas y descartadas por sus hermanos de este mundo; porque, a pesar de las diferencias o de las creencias que viva esta humanidad, no se olviden de que ante el Padre no solo todos son Sus hijos, sino también todos ustedes son hermanos en un mismo Proyecto y en una misma Aspiración. 

Y eso no cambió; por eso, los invito a mirar a través de Mis ojos lo que Mi Corazón siente y ve de todas las familias refugiadas y de la urgente necesidad de buscar una solución duradera, real, para todas las situaciones de las familias del mundo, no solo las refugiadas, sino también las familias divididas por la discordia y la desunión.

Que el Sagrado Amor, que fue expresado en la Gruta de Belén, hoy esté presente en todos los hogares que escuchan este Mensaje; porque Mi aspiración es que no solo sean buenas personas, sino que sean dignos hijos de Dios.

En el silencio de Mi Corazón, intento reparar a los mundos internos, a todos los que tienen necesidades que deben ser atendidas por el Cielo, por los Sagrados Corazones.

Por eso, les digo que, ante las puertas del Renacimiento de Cristo en cada corazón humano, todos ustedes, Mis hijos, puedan salir fortalecidos de esta prueba mundial, puedan estar firmes y decididos a seguir los Pasos de Cristo, preparando así Su próximo Retorno.

Así como contemplo, en este momento, a todas las familias del mundo como la Señora de Kibeho, aún sigo contemplando, con ardor en Mi Corazón, la aspiración de llegar a Angola.

Por esa razón, deben tener presente Mi aspiración y, por medio de sus oraciones y ofertas, proteger a Mi aspiración de descender en las tierras de Angola, para que Mi Gracia descienda sobre toda África; porque Yo Soy la Señora del Verbo, Soy la Señora de la Palabra, de la Palabra de Dios.

Y así, como en Mi regazo tengo a todas las almas del mundo que aceptan Mi llamado, hoy también tengo en Mi regazo a todos Mis hijos de la Casa Santa Isabel, en Luanda, que a pesar de la adversidad, de la tempestad o aun de los asedios, siempre han sido y siguen siendo valientes, porque aun sin percibir que el amor y la fe de sus corazones mueven montañas, mueven acontecimientos que no son vistos ni percibidos por la mayoría.

Espero que esa fe, ese amor y esa devoción, que ellos tienen a Mi Inmaculado Corazón, sigan construyendo ese puente interno que permitirá algún día, porque esa es Mi Palabra, que la Madre de Dios llegue a África, no solo para bendecirlos, no solo para consolarlos, sino también para que estén en Mis brazos, así como lo estuvo el pequeño Niño Jesús.

Les digo a Mis hijos de Angola, de la Casa Santa Isabel, que así como Yo visité a Mi prima hace dos mil años atrás, también los visitaré cuando el momento lo indique. Solo recen y no dejen de rezar; porque un punto de Luz se ha fortalecido en Angola, a pesar de las circunstancias no solo de ese país, sino también de todo el continente africano.

Mi prima Santa Isabel es la guardiana de su casa, la Casa Santa Isabel, en Luanda, y también es Santa Isabel quien los protege; porque ella fue una gran pionera de las primeras comunidades cristianas, cuando aún Cristo predicaba en Tierra Santa.

Ella sabe que la Casa de los Niños Santa Isabel, en Luanda, es una preciosa y delicada célula del Proyecto de Dios, del Proyecto de Redención de Mi Hijo; porque es así como Dios hace nuevas todas las cosas.

Seguiré rezando, en estos días, para que todos los Cristos Internos puedan despertar, y así puedan despertar los apóstoles de Mi Hijo, los que deberán llevar adelante el Plan preparatorio de Su Retorno en los cuatro puntos de la Tierra.

En honor al esfuerzo de los pequeños niños, adolescentes y jóvenes de la Casa Santa Isabel, en Luanda, deseo escuchar la canción de la Virgen de Kibeho, para que toda la humanidad recuerde que una vez la Madre de Dios apareció para salvar y rescatar a todos Sus hijos, y para decirle al mundo que la Virgen Morena es la Madre de África y de todos los que allí viven, con la esperanza de rehacer sus vidas de una vez y para siempre.

Yo los bendigo y rezo por el Renacimiento de Cristo en cada ser, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

 

Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:

Escuchamos la canción de la Virgen de Kibeho.

APARICIÓN DE LA VIRGEN MARÍA, ROSA DE LA PAZ , EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, MINAS GERAIS, BRASIL, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

En Amor y Misericordia hoy los encuentro aquí, así como Me he encontrado con el resto de Mis hijos en Medjugorje, momento en el cual su Madre Celeste celebra junto a Sus hijos, no solo el aniversario de las apariciones, que hace más de treinta y seis años he venido realizando no solo por Bosnia y Herzegovina, sino también por el resto del mundo.

Celebro en esta noche la devoción y el cariño de Mis hijos, el amor que tienen los hijos de Dios por la Reina de la Paz.

Hoy vengo desde Medjugorje y uno los dos hemisferios del planeta bajo el Principio del Amor y de la Sabiduría.

Así como en Medjugorje llevé un mensaje de paz para el mundo, en este lugar Yo pude traer un mensaje de consciencia para el mundo, algo que la mayoría de Mis hijos, y sobre todo de la Iglesia de Cristo, demorará en reconocer.

Pero esa no es Mi preocupación, hijos Míos. Mi preocupación, hijos Míos, es su salvación y redención, que vivan la cristiandad que Mi Hijo les enseñó por medio de Su Amor y de Su Misericordia infinita.

En todas Mis apariciones realizadas en el mundo, a lo largo de los tiempos, he traído el mismo mensaje a la humanidad en diferentes tiempos, momentos y circunstancias que los que la humanidad necesitaba del Llamado de Dios, de la Palabra de Dios, de la advertencia para poder cambiar y transformarse.

Se acerca el tiempo y el momento, hijos Míos, en el que la Reina de la Paz se recogerá, así como la Rosa de la Paz también se recogerá.

En sus memorias y en sus corazones deberá estar Mi Presencia, todo lo que Yo les he enseñado a través de los años. De una forma semejante a San Pablo y a San Pedro, ustedes deberán vivir este tiempo. Nada ni nadie les podrá quitar lo que Yo les he entregado aquí, porque lo que Yo he dejado aquí y dejaré, es un profundo tesoro espiritual e inmaterial, del cual las almas se podrán servir en el fin de estos tiempos, para aprender a atravesar el momento más agudo de la humanidad.

Yo agradezco en esta noche la confianza de los que creen en Mí y, sobre todo, el amor que expresan al Reino de Dios por todo lo que han recibido. Eso es inconmensurable, eso es lo que Me trae aquí en esta noche: la respuesta de los que confían y de los que aman, más allá de sus miserias o imperfecciones, porque la verdadera Iglesia de Mi Hijo está en sus corazones y no en los cimientos.

Las verdaderas bases de la espiritualidad de Mi Hijo son el testimonio verdadero de su conversión y redención, de su oración diaria y servicio por la humanidad y los Reinos de la Naturaleza. Ese es el camino hacia la nueva humanidad, no es el camino hacia la nueva era.

Nunca la mente humana podrá comprender el Misterio de Dios. ¿Hasta cuándo Mis hijos, que no entienden, lo desafiarán?

Yo vine a traer a Medjugorje y a este lugar la Gracia maternal de Mi Corazón y eso es lo que se debe perpetuar en sus corazones y almas, ese será el mayor testimonio de amor de sus vidas por Dios y por todo Su Plan de Amor en la humanidad.

Yo vengo a traer un llamado, como he traído un llamado en cada parte del mundo en la que he aparecido a lo largo de los tiempos.

Y en esta noche, Yo puedo recoger de cada lugar, en donde he aparecido y en donde he establecido un santuario de amor y de oración, el amor y la devoción de Mis hijos. Eso es lo que coloco hoy a los Pies del Creador, de los que persisten en la transformación, de los que viven en comunión con Mi Hijo, de los que practican incesantemente el verbo de la oración. Allí están las bases de su fe y de su reconciliación con el Padre Eterno.

Ahora, hijos Míos, con esta consciencia que hoy les traigo por medio de palabras tan simples pero profundas, podrán sentir y percibir cómo la Madre de Dios está aquí y en Medjugorje reuniendo a la consciencia de todos los pueblos y razas, porque Mi mensaje es para toda la humanidad y no solo para una única religión.

Yo les traigo aquí, hijos Míos, la oportunidad de amar por medio de la reverencia al Verbo de Dios que Yo les he traído a lo largo de los tiempos y, sobre todo, en estos últimos años.

Hoy Mi Corazón Inmaculado no solo recoge las súplicas de los hijos de Dios, sino también recoge el amor de los hijos de Dios. Es ese amor, que ustedes pueden tener y vivir por el Padre y por Mi amado Hijo, el que curará y regenerará la Tierra, y pondrá fin a lo que la humanidad hoy está viviendo y atravesando.

Mientras que las religiones y los pueblos no profundicen en el amor y lo vivan verdaderamente con sus semejantes, la humanidad no se renovará. Este es el importante mensaje que hoy les traigo, porque lo deberán recordar y, sobre todo, practicar en este tiempo.

Hijos, como Reina de la Paz, estoy aquí para ayudarlos, para conducirlos y para guiarlos hacia Mi Hijo. Yo les traigo el mismo mensaje y la misma revelación que Mi Hijo les entregó hace más de dos mil años. En el nombre de Mi Hijo, les vuelvo a decir: ámense los unos a los otros, así como Mi Hijo los amó y los sigue amando eternamente.

Es solo eso lo que les pido, porque lo necesitarán. Será por vuestro bien.

Y ahora dedico Mi mensaje a Mis hijos de África, a Mis queridos y pequeños hijos de la santa y humilde Casa Santa Isabel, en Angola.

Así como Yo visité a Mi prima hace más de dos mil años, aunque Yo deje de venir a este lugar desde 8 de agosto, Yo los visitaré, extraordinariamente y milagrosamente, y tendré la dicha de consagrarlos como Mis hijos definitivamente. Esa será la gran y última peregrinación extraordinaria.

Sigan rezando, amando, sirviendo y suplicando por el mundo. Dios, a pesar de lo que ve de la humanidad, está feliz por la voz de sus súplicas, porque Él, el Todopoderoso y Misericordioso, solo puede vivir y morar en los corazones simples y humildes. Dios no mora en las instituciones, Dios está presente en los más pequeños y lejos de los que se dicen poderosos.

Hoy se vuelve a cumplir, hijos Míos, uno de los pasajes de la Biblia. Dios revela Sus misterios a los humildes y pequeños, y derrota a los poderosos y soberbios.

En los más pequeños, como en Mis hijos de África, está el Amor de Dios. Un Amor que precisa ser curado, redimido y cicatrizado por la Mano bondadosa y misericordiosa del Redentor.

Iré a África, cuando el tiempo y el momento lo permitan, pero no falta mucho tiempo. Vivan en Mi tiempo y no sentirán mucho la espera, sino que el tiempo pasará rápido, y así como hoy Me encuentro aquí con Mis hijos, Me encontraré con ustedes en el Amor, en la Gracia y en la Misericordia.

Quisiera dedicar este momento a Mi amada África, que espera hace más de quinientos años por el alivio de su esclavitud y persecución.

Con toda la gloria y el poder que Me ha dado Mi Hijo, peregrinaré especialmente a Angola, para que juntos celebremos el día de la gran unión entre el Cielo y la Tierra, entre Dios y África.

Mis últimas Palabras ya hacen eco en los corazones que las saben reconocer. Estas últimas Palabras que los Sagrados Corazones anuncian al mundo, son las Palabras más salvíficas y redentoras que las almas necesitan para prepararse para el momento importante del Retorno de Mi Hijo.

Beban de la fuente de las Palabras de los Sagrados Corazones. Revivan todos los días Nuestros Mensajes. Les hemos dejado todo lo que necesitan para el tiempo que llegará, el tiempo definitivo que el mundo ya está viviendo y que muchos no quieren reconocer.

Ingresen dentro de su corazón y sientan lo que les dejamos. Los Cielos están cerrando un ciclo antes de lo esperado; pero Mi Amor no los abandonará, cada vez que oren Conmigo allí estaré, Mi Gracia será su fortaleza cuando Yo ya no esté aquí.

El mes de julio y el mes de agosto son los últimos y grandes momentos para la humanidad, de intercesión de los Sagrados Corazones por todas las almas. No pierdan estos dos últimos meses porque llegó el tiempo de la síntesis en sus vidas, de una síntesis espiritual e interior.

Es necesario que vean y recuerden todo lo que ha sucedido en estos últimos doce años, para que puedan comprender lo que sucederá después, así como Dios lo necesita.

Reciban en sus manos una flor de Luz. La blanca flor de Luz es la primera señal que les dejo para que se preparen para el fin del tiempo. Lleven esa flor de Luz, que es el espejo de Mi Amor, hacia sus corazones y sean bendecidos por Mi maternidad, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Quiero llevar en Mi Corazón, antes de retirarme, una canción importante para Mí, que es parte de esa síntesis espiritual que ustedes tienen que hacer unidos a Mi Corazón.

Esa canción revela una historia, pero también una inspiración, un testimonio verdadero, humilde y simple, que Yo les enseñé en Aurora.

Tendré la Gracia en esta noche, entre ustedes y con ustedes, de escuchar "Revelaciones de Aurora".

Les agradezco.

APARICIÓN DE LA VIRGEN MARÍA, ROSA DE LA PAZ, EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, MINAS GERAIS, BRASIL, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Hoy llego aquí como la Señora de Kibeho. Sientan el frescor de ese continente, el amor que Me entregan los corazones más sufridos de África.

Después de casi un año de trabajo en Mi amada África, la Señora de Kibeho cierra un ciclo para comenzar uno nuevo en los meses que vendrán, porque deseo ardientemente que Mis hijos hoy sepan que no Me he ido de África. Mi Corazón es África, el Corazón de la Madre de los Siete Dolores.

Pero hoy, hijos Míos, quiero que sepan que estoy allí presente y que, así como en Kibeho, cuento los días y los meses en la calma de este momento planetario, para poder llegar allí, así como una vez llegué a Ruanda.

Mis hijos de Angola ya son consagrados a Mi Corazón Inmaculado, así como todos los orantes y peregrinos que han colocado su fe en los Rosarios de Luz.

Cada cuenta colocada por sus manos sobre Mi imagen ha significado para su Madre Celeste, y sobre todo para Dios, una gran liberación en los planos internos del continente africano. Y aunque sé que muchas almas aún sufren en ese lugar y que solo esas almas saben lo que es el sufrimiento y el dolor, hoy a la Señora de los Siete Dolores, la Señora del Verbo, se le retiran las Siete Espadas de la agonía de la humanidad, para recibir en Su Corazón las esferas de luz convertidas en rosas brillantes y luminosas en los corazones orantes de África.

Quiero que sepan, hijos Míos, que Mi Plan para ir a África aún está en pie. Y de alguna forma llegaré y celebraremos ese importante encuentro, ese importante encuentro en el que Sudamérica y África se unirán, como un solo corazón y una sola consciencia, para poder sublimar el pecado de los hombres y el sufrimiento que aún existe en ese lugar.

La puerta de entrada que he escogido para retornar es Angola, porque es allí donde necesito que estén, no solo sirviendo y orando como lo hicieron en estos últimos tiempos, sino para que más consciencias del mundo comprendan lo que allí sucede y lo que significa la vida infrahumana.

Yo les traigo, hijos Míos, la posibilidad y la oportunidad de que, a través de los méritos que alcanzó Mi Hijo, África se vuelva a reconsagrar a Mi Corazón Inmaculado y que lo que no le escucharon a la Señora del Verbo en Ruanda, que fue una advertencia maternal en este ciclo final, lo puedan escuchar en las palabras de la Madre de Dios, para que se puedan cumplir los frutos de su conversión y redención.

Para que todo eso sea posible, hijos Míos, vengo a pedirle al mundo que coloque en su oración ese propósito y su amorosa colaboración, para que los Sagrados Corazones puedan tocar el suelo africano una vez más.

Hoy a Mi derecha y a Mi izquierda, hijos Míos, están las almas inocentes del genocidio de Ruanda. Y quiero, deseo y les pido que, en este momento, en nombre de la humanidad entera, por lo que eso significó y representó para Dios, ofrezcan silenciosamente una penitencia por la reparación de Nuestra Señora de Kibeho.

Los escucho internamente.

Mientras Me hacen esa oferta, hijos Míos, Yo puedo seguir penetrando en los lugares más oscuros del mundo, en donde el sufrimiento aún sigue sucediendo y los corazones no se pueden liberar.

En este momento y en esta hora, en los que su Madre Celeste llega del Cielo como la Señora del Verbo, Nuestra Señora de Kibeho, como la Madre de toda África, es en el que abro aún más Mi Corazón Inmaculado ante el mundo entero y ante todas las almas, para recibir la oferta de reparación y de perdón.

Porque por más que no hayan tenido responsabilidad directa sobre los acontecimientos, la humanidad es única y siempre será única ante los Ojos de Dios. Eso los hará crecer en consciencia y en madurez a fin de que los ultrajes e indiferencias no se repitan.

África aprendió sobre esa lección de vida, pero aún África espera por la llegada de los Mensajeros de Dios, por última vez, como preparación del Retorno de Cristo.

Hoy no estoy solamente con ustedes aquí, sino también en este momento estoy en África derramando sobre esos pueblos el Amor de Dios y la Gracia de la reconciliación y de la cura.

Mi silencio trabaja aún más profundamente en las almas necesitadas. No se olviden que también Soy la Madre del Silencio y que, ante los eventos del mundo en estos tiempos cruciales de la humanidad, Yo regreso aquí para que Mis hijos no se sientan solos ni desamparados, para que sepan que estoy aquí de la misma forma que estuve con Mi Hijo a los pies de la Cruz, hasta el último segundo de Su vida, hasta el último segundo en el que Él expiró, su la última y gran entrega por todo el género humano hasta los tiempos de hoy.

Eso es un gran misterio, el misterio del Amor del Hijo de Dios. Con ese Amor Él Me envía al mundo para anunciar Su petición y el deseo ardiente de la Madre de Dios de regresar a África una vez más, así como Yo fui a Kibeho para llevar consciencia y discernimiento a Mis hijos, para poder salvar a la mayor cantidad de almas posibles, cuya mayoría no fue posible salvar.

Y ese es uno de Mis principales dolores por África, porque no son los pueblos los que se agitan o se enfrentan, son los que están por encima de esos pueblos los que provocan la maldad en el mundo y la desesperanza en muchos corazones.

Pero aunque eso suceda, hijos Míos, la fe de los más inocentes, humildes y simples, nunca se perderá, porque esa fe no solo será una fortaleza para Mis hijos de África, sino también será el puente por el cual Yo descenderé del Cielo para encontrarme con cada una de sus almas.

La tarea realizada a través de esta Obra en Angola fue un primer paso, pero no será el último. Muchos más pasos deberán ser dados y muchos más serán llamados a asumir, en Mi continente amado de África, el alivio del sufrimiento, la cura de la inmoralidad, la esperanza de los que sufren, porque solo el amor puede curar el dolor.

Hoy celebro todo lo que sucedió en Angola a través de esta Obra, porque los verdaderos frutos internos son depositados a los Pies del Creador por la Señora de Kibeho. Y esa oferta, esa profunda ofrenda, fue aceptada por su Padre Celestial, los méritos del esfuerzo, del servicio, de la cura, del amor, de la renuncia, de la fraternidad, de la generosidad, del desapego y, principalmente, de la transmutación.

Por esa razón hoy regreso aquí, para que el mundo sepa y tenga consciencia de cómo, con tan poco, se puede hacer mucho en el mundo; porque las verdaderas herramientas que ustedes necesitan, hijos Míos, son internas, y cuando son bien utilizadas la Providencia Divina llega milagrosamente. Así lo vivió la Sagrada Familia y hoy ustedes lo viven Conmigo.

Por eso, siempre deben agradecer cada día que despiertan, cada día que reposan sobre un lecho limpio y cómodo, cada vez que el agua de las nacientes de la Tierra lava sus cuerpos, cada vez que frente a ustedes hay un alimento para poder nutrir sus células; y principalmente, hijos Míos, tienen que agradecer por el Amor de los Mensajeros Divinos, en este lugar y en todos los corazones que han sido agraciados, bendecidos y colmados por Nuestras Apariciones.

Deseo que lo mismo suceda en África y comience en Angola. Hay mucho por hacer en ese lugar, muchas puertas por abrir en otras partes de África que claman por Mi Presencia y por la Presencia de Mi Hijo. Eso será posible a través de ustedes, hijos Míos, sabiendo que en este tiempo son llamados a vivir el servicio por la humanidad, por el planeta, por el alivio del sufrimiento.

Es tan simple lo que les pido, que se los vuelvo a repetir.

Así como África espera Mi llegada algún día, también Asia espera Mi llegada, al igual que Oceanía. La peregrinación aún está pendiente, aún espera su realización cuando esta pandemia termine. Rezo todos los días por ese fin: por la cura de los que sufren la pandemia y para que esta termine.

En este momento y en esta hora, hijos Míos, dependerá de su respuesta consciente que algún cambio pueda, finalmente, suceder en toda la humanidad y que no vuelvan a la normalidad de los tiempos de la ilusión, sino que ingresen, como en otros tiempos, en el ciclo de la concientización y de la fraternidad.

Les agradezco ahora por su penitencia. También fue acogida por Mi Inmaculado Corazón, así como la de todos los corazones que, en este momento, en diversas partes del mundo, escuchan Mi llamado.

Hoy quiero llevar Mi Paz a África. En este momento no existen distancias en el tiempo ni en el espacio, porque Yo estoy allí con Mis queridos hijos, los que verdaderamente sufren la situación mundial.

 

Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:

En este momento, Nuestra Divina Señora está mostrando un rosario formado por rosas, y Ella nos dice:

 

Estos son los frutos, las oraciones, las súplicas y el amor de Mis hijos de África. Este es el Rosario que hoy llevaré a Dios para que Él lo reciba. Lo pondré en Sus Manos para que Nuestro Padre Celestial, con inmensa alegría, lo coloque sobre Su Cuerpo como símbolo espiritual de la cura del sufrimiento, del amor por sobre todo mal.

En esta noche, hijos Míos, también acojo la consagración de las familias del mundo a Mi Inmaculado Corazón, por medio de la respuesta que fue dada a Mis pedidos. Hoy estoy con cada uno de esos corazones que atendieron a Mi llamado.

Por último, quiero decirles que, así como es importante la peregrinación en África en los próximos tiempos, también es importante para Mí la peregrinación más osada de todas, en Asia y en Oceanía, en la cual hoy incluyo a Filipinas.

Si ustedes Me dan lo más simple y verdadero, Yo también les entregaré lo más simple y verdadero que tengo, que son Mi Presencia y Mi Corazón.

Hoy, la Señora de Kibeho irradia Su Luz y Su Gracia sobre África, consumando esta importante tarea realizada en los últimos meses en Angola y en toda África no solo en el plano material, sino también en el plano espiritual.

Y es así que ofrecemos al Padre los aprendizajes y experiencias vividas durante estos últimos tiempos en Angola.

Aspiramos y afirmamos en este momento, hijos Míos, la continuidad de esa sagrada tarea, para que, a través del amor, curen todo dolor.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

 

Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:

Nuestra Señora se eleva con el rosario en Sus manos. Y en esa elevación y asunción de María, escucharemos, en este momento a Su pedido, la canción “Lady of Kibeho”, como última oferta de nuestros corazones por nuestros hermanos de África.

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Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más

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