- Inicio
- Blog
- Mensajes
- Oración por la Paz en las Naciones
- Calendario
- Oraciones
- Impulsos Diarios
- Libros publicados
- Pinturas e Imágenes
- Objetos Sagrados
- Música
- Galeria de fotos
- ¿Quiénes somos?
- Centros Marianos
- Campaña por la Paz
- Redes Sociales
- Contacto
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Contemplen hoy, hijos, en lo profundo de sus corazones todas las Gracias recibidas; en lo profundo de sus consciencias, todos los dones que les fueron entregados; en lo profundo de sus espíritus, el Propósito Divino. Contemplen hoy en el propio interior, en el universo de sus corazones, la Voluntad Perfecta de Dios para sus vidas.
El Creador aún espera que renueven y manifiesten Su Amor. El Creador aún espera que puedan trascender la dualidad humana para alcanzar un Amor Mayor. El Creador aún espera que sean capaces de pacificar el propio corazón, curar sus heridas más profundas, perdonar el pasado que aún los aflige, para ingresar en un Nuevo Tiempo.
El Creador espera atentamente que puedan tornarse pequeños y simples, que puedan tener como prioridad en sus vidas manifestar el Reino de Dios en sus pensamientos, en sus sentimientos, en sus acciones. El Creador espera que aquel Amor profundo que Él emanó en el principio de la vida pueda multiplicarse en el corazón de Sus Criaturas.
Dios, hijos, cuando creó a la humanidad y, además de ella, a todas las criaturas en el universo material, les entregó un Libro para que, con la vida, escribieran una historia. Para que pudieran manifestarla, el Creador les entregó Sus más profundos Pensamientos y Su más profundo Amor para que fueran las líneas de este Libro, líneas en las cuales caminarían y escribirían sus vidas, su historia; y el Creador escribió en este Libro la última palabra.
Cuando Dios escribió la última palabra en este Libro de la Vida, Él quiso expresarle a los seres que, a pesar del libre albedrío, a pesar de que los seres tendrían la libertad de vivir y de escribir su historia, había un propósito, una conclusión. Y ese propósito, hijos, es la renovación del Amor.
Por eso, dentro de ustedes lleven la certeza de que, a pesar de lo que acontece en el mundo y a pesar de lo que sucede dentro de los seres, esta historia tiene una palabra final, un propósito final, que le da conclusión a todo lo que las criaturas vivirán, no solo en este planeta, sino en todos los universos manifestados.
Por eso, mientras los seres experimentan y viven sobre la Tierra, el Creador sigue con Sus Ojos sobre el mundo, acompañando cada línea que es escrita en la historia de los seres humanos. Y Él conduce los pasos de aquellos que se lo permiten, para que puedan llegar más rápido a este Propósito que Él tiene para la vida.
Que sus corazones no se confundan con el poder o con la voluntad propia. Que sus corazones no se confundan con lo que Dios permite que acontezca y lo que es Su Verdadera Voluntad, porque Él les dio el libre albedrío a los seres para que pudieran experimentar, porque esta fue la elección de Sus Criaturas en el principio de la creación humana. Ellas tenían la oportunidad de vivir el Amor y de conocer el Propósito Divino desde el inicio, pero eligieron no saber, eligieron la voluntad propia antes de conocer una Voluntad Superior.
Sin embargo, hijos, en la historia de la humanidad, la voluntad humana no tiene un punto final, la voluntad humana no marca el propósito de la existencia ni la conclusión de este libro, porque la última palabra ya fue dicha.
Independientemente de la historia de las criaturas y del camino que elijan trazar, independientemente de lo que elijan escribir, el Propósito Divino siempre retornará y se expresará en la última palabra del Libro de la Vida.
Y, cuando les digo “vida”, no hablo solo de la vida en este mundo, porque esta es una pequeña parte de la vida, una parte importante y definitiva, pero no es la única. La vida es amplia, llena de misterios, de universos y dimensiones, plena de posibilidades y de oportunidades de retornar.
La vida en esta Tierra es como un trampolín que el Señor les concede para que lleguen más rápido a Su Corazón. En este mundo, todo tiene un sentido profundo de ser, sea el sufrimiento, la renuncia, la humillación, aun hasta las enfermedades; todo tiene un sentido profundo de ser y es parte de esta escuela que transforma la condición humana y, dentro de ella, transforma toda la Creación.
La condición humana guarda en sí una síntesis de la vida en todos los universos y, a través de la transformación de los seres, toda la vida se transforma y se renueva. Y esa transformación continúa más allá de la Tierra, cuando le llevan al universo y también a las dimensiones inmateriales de la vida los aprendizajes que vivieron aquí.
Les digo todo esto porque verán en el mundo situaciones incomprensibles, impensables, cosas que sus corazones jamás pensaron presenciar o experimentar; pero, dentro de ustedes, debe existir la certeza de que en la Historia de la Vida, su Creador ya escribió la última palabra.
En cada uno de ustedes se guardan las respuestas que necesitan. En cada uno de ustedes se encuentra el puente hacia el Corazón de Dios para que, en cada nuevo día, en diálogo con el Creador, puedan preguntarle al Señor lo que Él aspira a escribir en el Libro de sus vidas.
Hoy, les traigo un pequeño Lirio, que representa a la Humildad de Mi Casto Corazón. No todos lo quieren recibir, pero él está aquí. Él está disponible para los que quieran ser pequeños; él está disponible para los que no buscan los poderes de este mundo; él está disponible para los que descubrirán, a través del vacío, el Poder de Dios.
Aquí está el Lirio de la Humildad de Mi Corazón. Él está disponible para los que quieren ser y vivir la Voluntad Divina, él está disponible para los que, negando los placeres del mundo, encontrarán dentro de sí el Universo de Dios.
Aquí está el Lirio de la Humildad de Mi Corazón que los ayudará cuando estén ante situaciones incomprensibles, cuando estén ante sufrimientos impensables, cuando estén ante grandes dolores que despertarán en ustedes un grado de amor aún desconocido.
Reciban este Lirio que Yo les traigo como una Gracia que Dios Me permite concederle a la humanidad. Este es el pequeño gran tesoro de Mi Corazón, la llave primera que Me permitió retornar al Corazón de Dios y hoy venir a testimoniarle este retorno a cada uno de ustedes. Reciban este Lirio en sus corazones y sientan Mi paz.
Que vengan hasta aquí los que hoy se consagrarán como Hijos y Amigos de San José.
Traigan incienso y agua para bendecir.
Este incienso que Me ofrecen, Yo lo consagro para que los libere del pasado y de sus heridas más profundas.
Esta agua que Me ofrecen, hoy Yo la consagro para que purifique sus faltas y les conceda una nueva oportunidad de retornar a Dios, de reencontrar a Dios en el propio corazón.
Hoy, Yo los bendigo, los consagro, los renuevo y les pido, hijos, que no pierdan la esperanza de ver manifestado el Pensamiento Divino para cada una de sus vidas, para sus familias, para sus corazones.
Mi Presencia entre ustedes y lo que hoy les traigo son tan importantes que todas las interferencias [1] intentarán callar Mi Voz, pero existe algo que Yo no hablo, que solo lo hago llegar a sus vidas.
Una cosa Yo les pido: así como hoy, muchas interferencias llegarán a sus vidas; así como hoy, una gran batalla se trabará en el Cielo y en la Tierra; mas Yo les pido que no pierdan la fe, que no pierdan la esperanza, que no pierdan el ánimo y la voluntad de seguir adelante y de manifestar el Propósito Divino.
Que puedan ir más allá del sufrimiento, de las batallas y del dolor; que puedan ir más allá de las enfermedades, de las incomprensiones, de las tristezas y que siempre tengan delante de sus ojos el Libro del Creador con una última palabra escrita: el triunfo de Su Amor no solo en todo el género humano, sino en toda la Creación.
Que esta fe los anime a seguir adelante.
Que el Lirio, que hoy Yo les entregué, sea su pequeño gran tesoro para que puedan ir más allá, más allá de todas las dificultades, más allá de todas sus propias resistencias. Que puedan ir más allá y llegar al Corazón del Padre.
Y hoy Yo les dejo dos pedidos, dos últimas Voluntades que el Creador le concede a Mi Casto Corazón.
La primera de ellas es que Me ayuden a llegar a África el 19 de diciembre de este año, para que Yo esté con Mis pequeños hijos y para que, en la Natividad del Señor, una nueva esperanza también nazca en sus pequeños corazones. Así como caminé hasta Belén hasta ese humilde pesebre, para manifestar una Voluntad del Señor, caminaré hasta el corazón de África, para que en este humilde pesebre el Señor vuelva a nacer por la intercesión de los Sagrados Corazones, de forma especial por la paternidad de Mi Casto Corazón.
Y la segunda Voluntad que les pido es que, en Mi última Aparición, el próximo 19 de marzo, le den a conocer al mundo la historia que Yo les entregué, “Del Origen al Origen”, para que comprendan cómo Dios construyó el corazón humano, para que comprendan cómo se escribe la historia de la humanidad y tengan la certeza de que la última palabra ya fue escrita y que, independientemente de todo lo que acontece y de todas las experiencias vividas, esta última palabra se manifestará.
Por esos dos pedidos, Yo les agradezco, porque esta es la Voluntad de Dios.
Les dejo Mi bendición, Mi paz y Mi fortaleza.
Recuerden, hijos, que existe un puente dentro de ustedes hacia el Corazón de Dios. Nunca pierdan eso de vista. Este camino existe y está dentro de ustedes. Allí, el Creador les hablará siempre que necesiten Sus Palabras.
Yo los bendigo, les agradezco y fortalezco sus espíritus para que reencuentren la paz.
En nombre del Padre, del Hijo e del Espíritu Santo. Amén.
Para finalizar, canten el himno de su consagración, “Padre de las almas”.
[1] Se refiere a las interferencias en la transmisión, que no le permitían al público escuchar Sus Palabras.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
A través de Mi silencio, vengo a conducirlos a un estado de oración, un estado de súplica por el planeta, por la humanidad y por los Reinos de la Naturaleza.
A través de Mi silencio, vengo a conducirlos a un estado de clamor, un clamor que se hace escuchar de adentro hacia afuera, cuando el verbo es emitido dentro del corazón a través del sonido de las intenciones, y no de las vibraciones que la boca pronuncia.
A través de Mi silencio, vengo a enseñarles a orar en silencio, a observar el propio mundo interior y a saber encontrar allí al Padre Celestial y a todas Sus Criaturas. El silencio, hijos, les revela a los seres humanos su potencial creador, su potencial de abrir puertas y unir dimensiones. El silencio equilibra el caos del mundo, equilibra el desorden de las almas, de la purificación interior y de los asedios del enemigo.
El verdadero silencio, aquel que se transforma en oración, los une a la Consciencia Divina, les revela el universo interior y el puente que existe en el corazón de cada ser para encontrar a Dios.
Sé que hoy muchos de ustedes están ante un gran abismo, como si hubieran llegado a un momento de su trayectoria evolutiva en el que se encuentran frente a un gran precipicio, el precipicio de la purificación, de la entrega, de la rendición, de la renuncia, de la humildad.
Ese precipicio, ese abismo, no existe para detener sus pasos, sino para revelarles su potencial; porque es delante de él, hijos, que aprenden a crear puentes. Y esos puentes se crean primero dentro de sí mismos, con la intención verdadera de llegar al Corazón de Dios simplemente para cumplir Su Propósito, simplemente para vivir Su Amor, para conocer ese Amor desconocido que transforma la Creación, que hace que la evolución ascienda entre las dimensiones, que les permite a las criaturas aproximarse a su Creador.
¿Ustedes quieren conocer esto o quieren permanecer en la condición humana?
¿Quieren conocer ese Amor ilimitado de Dios o permanecer en los conflictos, en la confusión interior, en la afirmación de las propias limitaciones?
Ante ese abismo, hijos, Yo los invito a construir puentes. Yo los invito a entrar en confesión ante el Padre, porque la confesión es una de las formas de liberarse del pasado, de liberarse de las amarras, de liberarse de las creencias, de las limitaciones, para que puedan creer y comprender que deben ser constructores de la vida evolutiva.
El puente no surgirá solo, delante de sus ojos, debe ser construido. Y él se construye primero dentro de ustedes, en la transparencia del corazón, en la firme voluntad de estar unidos con Dios y unos con otros. La unidad es una gran herramienta del camino evolutivo, una herramienta que les permite juntos construir puentes que no solo les servirán a sí mismos, sino también a toda la Creación.
Por eso, comiencen con la intención de estar unidos, verdaderamente unidos. Busquen dentro de ustedes la comprensión de estos tiempos, comprender el dolor y la miseria ajena, orar por sus hermanos, amar a sus enemigos, servir a los egoístas, ser humilde ante los orgullosos, silenciarse para escuchar a los que quieren hablar, darles paso a los que quieren ir al frente, permitir que el otro crezca, porque ustedes no disminuyen cuando el otro crece.
Ustedes crecen en espíritu y en verdad cuando colaboran en la evolución, unos de otros; cuando se alegran de los triunfos, unos de otros; cuando caminan juntos sin protagonismos, sin necesidad de sobresalir, construyen juntos una obra que hoy no existe en la humanidad y que debe comenzar a existir, porque es a través de estos principios que podrán soportar los tiempos que vendrán.
Hoy, quisiera conducirlos a un Espacio Celestial, quisiera construir con Mis propias manos el puente que les falta para llegar a Dios. Pero el Creador no Me permite hacer esto, porque la perfección de Su Proyecto yace en el esfuerzo y en la persistencia que cada una de Sus Criaturas hace para llegar a Su Corazón.
Así como Yo no puedo construir ese puente por ustedes, ustedes tampoco pueden construirlo para otros, solamente para sí mismos. Sin embargo, cada vez que un ser humano construye ese puente verdadero, sólido, que lo conduce a Dios, crea un camino en la consciencia humana como un todo, para que más seres encuentren la forma de recorrer ese camino, de construir ese puente.
¿Cuántas veces ya les dije que la transformación de la propia consciencia es el mayor servicio que pueden prestar en este tiempo?
Pero sus ojos, aún tan humanos, buscan propósitos grandiosos, metas inalcanzables, perfecciones que creen que son la única verdad, la única forma de demostrar la evolución, ciencias, misterios que engrandecen el conocimiento, que ennoblecen la consciencia, pero que solos no construyen la transformación humana.
El conocimiento debe caminar junto con la transformación diaria, con las acciones verdaderas de servicio, de abnegación, de oración, de súplica por el prójimo, de alegría por el triunfo de sus hermanos, de acompañamiento del crecimiento del prójimo.
El conocimiento debe caminar junto con acciones verdaderas de amor; porque es de esa forma que el Cielo se manifiesta en la Tierra, es de esa forma que los milagros acontecen dentro de las consciencias, que la cura se expresa, que la redención se realiza: pequeños actos de amor, verdaderos actos de transparencia, verdadera rendición, verdadera humildad.
Sé que la humildad es un gran misterio y que aquellos que son humildes jamás lo sabrán, pero esa debe ser una aspiración de sus corazones, deben ejercitarla todos los días. Aunque no perciban ningún cambio, aunque aún sientan la agitación de la condición humana, de las pruebas, el dolor de las caídas, la dureza de los muros; aun así, hijos, deben continuar caminando, porque, cuando menos lo esperen, ese Propósito estará realizado en su interior. Y, aunque no lo vean con sus ojos humanos, existe una Mirada Divina que todo lo ve, que lee el corazón de Sus Criaturas, que contempla las intenciones más profundas de Sus Hijos; y es allí, en lo profundo y en lo oculto, en donde el Propósito se realiza.
No vengo aquí a traerles palabras de esperanza, vengo a traerles palabras de consciencia, palabras de elevación que los retiren un poco de la condición humana y que los coloquen un poco en el Propósito Divino; mas, ese Propósito es simple.
No hablo de esta forma para que el camino les parezca fácil. Hay una gran diferencia entre que sea fácil y que sea simple. No, hijos, ese camino no es fácil. Es un camino de muchas piedras, es un camino de eterna ascensión, es un camino de mucho esfuerzo, de profundos dolores, de desconocido sufrimiento, de profundo sacrificio y de una completa transformación.
Mas, es un camino simple que debe ser encontrado en las cosas simples de la vida, en la posibilidad de servir, de amar, de silenciarse cuando quieren juzgar, de orar cuando no consiguen parar de criticar, de ofrecer una oración por aquellos que les causan algún rencor, de ofrecer algún servicio por aquellos que despiertan dentro de ustedes alguna rabia.
Ese camino es simple, sin embargo profundo, y debe ser visto a través de sus vidas. Hoy, ya no basta vivir ese camino en el propio interior, deben comenzar a manifestarlo. La humanidad necesita de ejemplos y ser ejemplo es un gran servicio, al que son llamados a vivir hoy.
Si quieren saber cuál es su misión, hoy, les doy una misión: sean un ejemplo de transformación para la humanidad; sean un ejemplo de amor, de servicio, de entrega, de oración; sean un ejemplo de caridad; sean un ejemplo para sus hijos, sean un ejemplo para sus padres; ejemplos de perdón, de ir más allá de todos los errores, de todos los dolores, de todos los traumas vividos, para conocer un Amor Mayor.
Colóquense por encima del conflicto, colóquense por encima del caos, colóquense en la vibración del perdón, porque ese perdón que proviene de la Fuente Divina es el que curará sus corazones y les permitirá amar lo que es imperdonable para la mente humana.
Hoy, Yo les traigo una Gracia, la Gracia de ser consecuentes. Pero esta Gracia debe volverse vida, y se hace vida a través del Rayo de la Voluntad, la Voluntad y el Poder de Dios que Sus Hijos son capaces de atraer hacia la Tierra.
Despiértense todos los días y afírmenle al Creador:
Padre, aquí está Tu hijo.
Manifiesta en mí Tu Voluntad,
manifiesta en mí Tu Poder.
Que mi vida sea Tu reflejo.
Que mis acciones reflejen Tu Misericordia.
Que mis pensamientos y sentimientos reflejen Tu Amor.
Que mi intención sea transparente.
Que mis acciones sean verdaderas.
Que mi ser sea Tu instrumento.
Que mi consciencia esté en Ti.
Y así, día a día, hijos, afirmen esta Voluntad, afirmen este Poder. Crean en la Gracia que los Mensajeros Divinos les traen. Sus corazones guardan un gran tesoro que, a lo largo de los últimos quince años, fueron acumulando para que hoy este tesoro pueda ser vertido en el mundo.
No sean ricos y egoístas, sean servidores. No dejen que las riquezas celestiales permanezcan en el corazón, en un cofre cerrado con siete llaves.
Multipliquen estos dones a través de la acción y de la oración. Dónenles a los demás lo que hay dentro de ustedes y descubrirán el potencial de lo que es ser un ser humano.
Tienen Mi bendición para esto.
Que se arrodillen aquí los que hoy se consagrarán como Hijos y Amigos de San José.
A Mis Hijos y Amigos, Yo les pido: no se olviden de que Soy su padre e intercesor; no se olviden de que camino con ustedes, de que escucho sus oraciones, de que aguardo para interceder por sus familias, por sus espíritus, por sus planes, por sus intenciones sinceras, por sus oraciones profundas, por las causas imposibles e impensables; porque el milagro, hijos, nace de la fe de que Dios camina a su lado.
El milagro es la manifestación del Amor Divino, y es posible siempre y cuando sus corazones se unan a la Voluntad de Dios, y esa Voluntad se realiza en sus vidas para que den testimonio de ella.
A Mis Hijos y Amigos, Yo les pido: oren por sus familias, oren por las familias del mundo, oren unos por otros, para que el propósito de esta Obra se realice, para que el propósito humano se realice.
Siempre que estén ante algo que les parece inalcanzable, pidan Mi auxilio y Yo los ayudaré; porque, como ser humano e hijo de Dios, Yo también estuve ante muchas cosas que pensé que eran inalcanzables; pero el Creador Me mostró que existe un potencial dentro de cada ser, que se expresa a través del amor y que vuelve posible las cosas imposibles.
Por eso, hoy, intercedo por ustedes; les doy Mi paz, Mi bendición; los consagro como Mis Hijos y Amigos para que caminen Conmigo, como también con la Sagrada Familia de Nazaret, que caminen con la Virgen María, que caminen con Cristo Jesús, que sus vidas sean el testimonio de una nueva vida.
Tienen Mi bendición, Mi Gracia y Mi paz para esto.
Traigan aquí incienso y agua bendita.
Que esta agua los purifique de todo desamor, de toda ignorancia, de toda indiferencia y falta de fe. Que esta agua los limpie de toda desesperanza, de toda falta de perdón, de toda incapacidad de caminar. Que esta agua los renueve y los consagre, por la intercesión de Mi Casto Corazón, con las celestiales bendiciones que hoy les traigo del Cielo.
Con este incienso los purifico, los transmuto y los limpio; los ofrezco en el Altar de Dios para que sean renovados por el Espíritu, el Espíritu Santo, el Espíritu de Cristo. Y que, así como un día Mi Hijo Me hizo conocer la pureza y el Propósito Divino, ustedes sean dignos de vivir la pureza y de expresar el Propósito de Dios.
Recuerden, hijos, que allí donde abundó el pecado, sobreabundó la Gracia; y ya no miren al pasado, sino al potencial que tienen de dar testimonio de la transformación.
Sigan adelante, caminando siempre hacia adelante, construyendo siempre este puente que los une al Corazón de Dios.
Yo les agradezco y los bendigo.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Sigan en paz.
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más