- Inicio
- Blog
- Mensajes
- Oración por la Paz en las Naciones
- Calendario
- Oraciones
- Impulsos Diarios
- Libros publicados
- Pinturas e Imágenes
- Objetos Sagrados
- Música
- Galeria de fotos
- ¿Quiénes somos?
- Centros Marianos
- Campaña por la Paz
- Redes Sociales
- Contacto
Un alma que por mucho tiempo se preparaba para la gran tribulación del planeta, a medida que esta se aproximaba, se sentía más insegura e ignorante. Sentía lo desconocido de esta prueba planetaria y le cuestionaba al Señor, diciéndole: “Señor y Padre Eterno, ¿cómo puedo estar preparada para vivir estos tiempos? ¿Cómo puedo ir más allá de mi ignorancia e ingresar en Tu Sabiduría? ¿Cómo puedo ir más allá de mis miedos e ingresar en Tu Paz?”.
Y el Señor le respondió: “Como percibes, alma pequeña, estos tiempos son nuevos y esta prueba es desconocida y desafiante para toda la vida en la Tierra y más allá de ella; pero en tu interior, se encuentran Mis Gracias y todos los Dones que un día, mientras orabas y servías, fui depositando en él. Ellos emergerán y serán tu auxilio y tu paz.
Dentro de ti, sin embargo, vive también una síntesis que te permite encontrar aquello que aún no fue vivido: el Amor-Sabiduría aún no alcanzado en ninguna época de la humanidad, sino solo en el Corazón de Mi Hijo. Por eso, alma pequeña, deja que todos los aprendizajes más profundos de la humanidad se sinteticen en tu interior.
Vive y siente la ignorancia de los pueblos primitivos que, en su simplicidad mental, no permanecieron allí, sino que fueron capaces de lanzarse a lo desconocido para sobrevivir y evolucionar. Toma de ellos los registros más profundos de la posibilidad humana de romper barreras y crecer. Crece, entonces, no solo como ser humano pensante, sino como ser humano que siente la vida, que comulga y que se encuentra en el Todo de la Creación.
Vive la pureza de los pueblos indígenas, los pueblos originarios. Vive la perseverancia de los que, a pesar de toda el ansia de poder de la humanidad, escogieron la pura sabiduría y permanecieron en su paz.
Vive en tu interior la compasión de Oriente, la ciencia pura del estudio del cuerpo, de la naturaleza y de las estrellas, que hace que la consciencia humana reconozca, al mismo tiempo, su grandeza y su pequeñez.
Vive la fe de los primeros cristianos, los que rompieron barreras y fueron más allá de las primeras Escrituras Sagradas; los que no permanecieron en las palabras, sino que creyeron al ver profecías vivas; los que se permitieron transformar y supieron escuchar, más que a la simbólica predicación de Mi Hijo, a todas las revelaciones celestiales que Él trajo; a los que vivieron el Reino y se descubrieron Reino con Cristo, imitando Sus Pasos a lo largo de todos los siglos.
Vive la paz de las almas simples, que no se aferran a las riquezas del mundo, pero sí se sustentan en la alegría de la Presencia de Dios; almas cuya fortaleza fue construida sobre la roca y que no se perturban cuando se derrumba la gloria del mundo, sino que permanecen en Dios, aun delante de las tempestades.
Es así, alma amada, que experimentando en tu interior los Dones que Yo le entregué a la humanidad en cada época, en cada pueblo, en cada religión, te abres para vivir algo nuevo, fruto de todo lo que fue aprendido. Esta es la transición de los tiempos”.
Que este profundo diálogo los inspire, hijos, a encontrar la paz y la sabiduría en los tiempos de transición.
Tienen Mi bendición para esto.
San José Castísimo
Toma un tiempo en tu día para meditar sobre quién verdaderamente eres, para pensar que antes de esta vida había una Vida Mayor, de la que provienen el Propósito y el sentido de toda existencia.
Medita en la Creación y en el profundo Amor de Dios por ti, cuando Él pensó en cada una de Sus criaturas. Y tan grande fue Su Amor por la vida que hizo nacer esencias semejantes a Su Esencia Divina, para que pudieran amar como Él ama, multiplicar la vida como Él la multiplica y recrear la Creación como Él la recrea y la renueva en cada respiración celestial.
Piensa, hijo, que más allá de todo el caos material hay una realidad sublime, que el Paraíso es más que un cielo de paz eterna, es el principio y el fin de la vida desde donde parten las criaturas y hacia donde deben retornar con todos los dones alcanzados en su evolución más allá de las dimensiones.
Recuerda que este planeta es una escuela y que las dificultades existen para ser superadas, llevándote así, a superarte cada día en el amor, a través de un Amor mayor, ese que en algún momento de tu evolución te revelará el Amor de Dios.
No mires al mundo solo con ojos humanos, ojos que están presos de una condición de ignorancia, ojos de quien ve la vida por detrás de los velos. El Amor de Cristo rasgó los velos que cubrían tu rostro. Por eso busca este Amor. Busca el punto de tu consciencia capaz de comprender la vida más ampliamente y coloca tu corazón allí, sobre las olas de la tribulación de estos tiempos, caminando con tu Señor en estas aguas, pues ellas no son nada más que el Viento de Dios soplando el caos del mundo, para remover lo que estaba podrido y tornarlo todo nuevo.
Eleva tu consciencia más allá de las atrocidades, de las batallas del caos y del mal en el escenario de la Tierra y sé, para este mundo, un puente hacia el Corazón de Dios.
Tienes Mi bendición para esto.
San José Castísimo
Para llegar a ser conocedor de Dios, después de cruzar los abismos, las tribulaciones y los vacíos, deben persistir en oración.
El Rosario, hijos, será su abrigo en todas las etapas del desierto.
El Santo Rosario los sustentará cuando sus corazones estuvieran enflaquecidos.
El Santo Rosario los protegerá cuando sus corazones estuvieran asediados.
El Santo Rosario los elevará cuando sus corazones estuvieran libres.
El Santo Rosario les mostrará la Faz de Dios cuando sus espíritus estuvieran enteros en la oración, entregados al Padre, y su aspiración única y verdadera sea llegar a Él.
Es de las manos de María Santísima que llegarán a Cristo e imitarán Su camino.
Así como Su Señor estuvo interna y enteramente unido a Su Madre Celestial, y de esta forma fue amparado por Sus silenciosas y ocultas oraciones, tanto en el desierto como en la Cruz, así debe estar cada uno de ustedes. Con el corazón íntimamente unido al Corazón de María, déjense guiar y proteger por Ella.
Conocedora de los desiertos como de la cruz, conocedora de la muerte y de la fe en la resurrección, conocedora de la superación y del apostolado, conocedora de los misterios celestiales y de los misterios profundos de la consciencia humana, Su Madre Santísima siempre los guiará.
Por eso, sea en el desierto, en el calvario, en la vida, en la muerte, en la resurrección o delante de los misterios celestiales, confíen en la guía y en el amparo de la Madre de Dios; Sierva incansable, pensada, manifestada y enviada por el Creador para conducir Sus criaturas a Su Corazón.
Vean en María las Manos de Dios, que cruzan dimensiones para buscarlos, y en el Santo Rosario el puente y la conexión correcta para mantenerse unidos a Su Inmaculado Corazón.
Tienen Mi bendición para eso.
San José Castísimo
En tiempos de batalla para la mente, para el cuerpo y para el espíritu, mantén el corazón en paz.
Aférrate al propósito de estos tiempos y no tanto a las tribulaciones que perturban tu ser, dentro y fuera de ti.
Si no consigues orar, simplemente une tu corazón a Dios y pide Su auxilio. Como soldado de Su ejército de amor, el Señor jamás te negará la debida ayuda.
Sin embargo, poco a poco, conversa con tus cuerpos, con la vida que habita en tu consciencia y que se expresa de diferentes formas, porque los tiempos son otros y la propia densidad de la atmósfera planetaria buscará de ti el espíritu de la permanente trascendencia.
Solo no te rindas. Sé un poco más valiente y decidido a vencerte a ti mismo y a las energías que circundan tu consciencia, porque dentro y fuera de ti existirán resistencias para no permitir que seas un triunfo de Cristo en el mundo.
No permitas que tu consciencia sea instrumento de desunión. Valora siempre tu unidad con Dios y con tus hermanos y la de todos con el Propósito del Creador.
Deberás aprender a encontrar dentro de ti aires puros para respirar y nutrir tu alma y tu espíritu, porque existirán días en los cuales no encontrarás ningún aliento en lo que te rodea. Por eso, construye hoy el camino de unión con tu mundo interior.
Allí se encuentran los códigos dejados por Dios en tantas veces que Él vino a tu encuentro. Allí encontrarás la paz.
Por la profundización interior de todos los seres,
San José Castísimo
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más