- Inicio
- Blog
- Mensajes
- Oración por la Paz en las Naciones
- Calendario
- Oraciones
- Impulsos Diarios
- Libros publicados
- Pinturas e Imágenes
- Objetos Sagrados
- Música
- Galeria de fotos
- ¿Quiénes somos?
- Centros Marianos
- Campaña por la Paz
- Redes Sociales
- Contacto
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
A través de Mi silencio, vengo a conducirlos a un estado de oración, un estado de súplica por el planeta, por la humanidad y por los Reinos de la Naturaleza.
A través de Mi silencio, vengo a conducirlos a un estado de clamor, un clamor que se hace escuchar de adentro hacia afuera, cuando el verbo es emitido dentro del corazón a través del sonido de las intenciones, y no de las vibraciones que la boca pronuncia.
A través de Mi silencio, vengo a enseñarles a orar en silencio, a observar el propio mundo interior y a saber encontrar allí al Padre Celestial y a todas Sus Criaturas. El silencio, hijos, les revela a los seres humanos su potencial creador, su potencial de abrir puertas y unir dimensiones. El silencio equilibra el caos del mundo, equilibra el desorden de las almas, de la purificación interior y de los asedios del enemigo.
El verdadero silencio, aquel que se transforma en oración, los une a la Consciencia Divina, les revela el universo interior y el puente que existe en el corazón de cada ser para encontrar a Dios.
Sé que hoy muchos de ustedes están ante un gran abismo, como si hubieran llegado a un momento de su trayectoria evolutiva en el que se encuentran frente a un gran precipicio, el precipicio de la purificación, de la entrega, de la rendición, de la renuncia, de la humildad.
Ese precipicio, ese abismo, no existe para detener sus pasos, sino para revelarles su potencial; porque es delante de él, hijos, que aprenden a crear puentes. Y esos puentes se crean primero dentro de sí mismos, con la intención verdadera de llegar al Corazón de Dios simplemente para cumplir Su Propósito, simplemente para vivir Su Amor, para conocer ese Amor desconocido que transforma la Creación, que hace que la evolución ascienda entre las dimensiones, que les permite a las criaturas aproximarse a su Creador.
¿Ustedes quieren conocer esto o quieren permanecer en la condición humana?
¿Quieren conocer ese Amor ilimitado de Dios o permanecer en los conflictos, en la confusión interior, en la afirmación de las propias limitaciones?
Ante ese abismo, hijos, Yo los invito a construir puentes. Yo los invito a entrar en confesión ante el Padre, porque la confesión es una de las formas de liberarse del pasado, de liberarse de las amarras, de liberarse de las creencias, de las limitaciones, para que puedan creer y comprender que deben ser constructores de la vida evolutiva.
El puente no surgirá solo, delante de sus ojos, debe ser construido. Y él se construye primero dentro de ustedes, en la transparencia del corazón, en la firme voluntad de estar unidos con Dios y unos con otros. La unidad es una gran herramienta del camino evolutivo, una herramienta que les permite juntos construir puentes que no solo les servirán a sí mismos, sino también a toda la Creación.
Por eso, comiencen con la intención de estar unidos, verdaderamente unidos. Busquen dentro de ustedes la comprensión de estos tiempos, comprender el dolor y la miseria ajena, orar por sus hermanos, amar a sus enemigos, servir a los egoístas, ser humilde ante los orgullosos, silenciarse para escuchar a los que quieren hablar, darles paso a los que quieren ir al frente, permitir que el otro crezca, porque ustedes no disminuyen cuando el otro crece.
Ustedes crecen en espíritu y en verdad cuando colaboran en la evolución, unos de otros; cuando se alegran de los triunfos, unos de otros; cuando caminan juntos sin protagonismos, sin necesidad de sobresalir, construyen juntos una obra que hoy no existe en la humanidad y que debe comenzar a existir, porque es a través de estos principios que podrán soportar los tiempos que vendrán.
Hoy, quisiera conducirlos a un Espacio Celestial, quisiera construir con Mis propias manos el puente que les falta para llegar a Dios. Pero el Creador no Me permite hacer esto, porque la perfección de Su Proyecto yace en el esfuerzo y en la persistencia que cada una de Sus Criaturas hace para llegar a Su Corazón.
Así como Yo no puedo construir ese puente por ustedes, ustedes tampoco pueden construirlo para otros, solamente para sí mismos. Sin embargo, cada vez que un ser humano construye ese puente verdadero, sólido, que lo conduce a Dios, crea un camino en la consciencia humana como un todo, para que más seres encuentren la forma de recorrer ese camino, de construir ese puente.
¿Cuántas veces ya les dije que la transformación de la propia consciencia es el mayor servicio que pueden prestar en este tiempo?
Pero sus ojos, aún tan humanos, buscan propósitos grandiosos, metas inalcanzables, perfecciones que creen que son la única verdad, la única forma de demostrar la evolución, ciencias, misterios que engrandecen el conocimiento, que ennoblecen la consciencia, pero que solos no construyen la transformación humana.
El conocimiento debe caminar junto con la transformación diaria, con las acciones verdaderas de servicio, de abnegación, de oración, de súplica por el prójimo, de alegría por el triunfo de sus hermanos, de acompañamiento del crecimiento del prójimo.
El conocimiento debe caminar junto con acciones verdaderas de amor; porque es de esa forma que el Cielo se manifiesta en la Tierra, es de esa forma que los milagros acontecen dentro de las consciencias, que la cura se expresa, que la redención se realiza: pequeños actos de amor, verdaderos actos de transparencia, verdadera rendición, verdadera humildad.
Sé que la humildad es un gran misterio y que aquellos que son humildes jamás lo sabrán, pero esa debe ser una aspiración de sus corazones, deben ejercitarla todos los días. Aunque no perciban ningún cambio, aunque aún sientan la agitación de la condición humana, de las pruebas, el dolor de las caídas, la dureza de los muros; aun así, hijos, deben continuar caminando, porque, cuando menos lo esperen, ese Propósito estará realizado en su interior. Y, aunque no lo vean con sus ojos humanos, existe una Mirada Divina que todo lo ve, que lee el corazón de Sus Criaturas, que contempla las intenciones más profundas de Sus Hijos; y es allí, en lo profundo y en lo oculto, en donde el Propósito se realiza.
No vengo aquí a traerles palabras de esperanza, vengo a traerles palabras de consciencia, palabras de elevación que los retiren un poco de la condición humana y que los coloquen un poco en el Propósito Divino; mas, ese Propósito es simple.
No hablo de esta forma para que el camino les parezca fácil. Hay una gran diferencia entre que sea fácil y que sea simple. No, hijos, ese camino no es fácil. Es un camino de muchas piedras, es un camino de eterna ascensión, es un camino de mucho esfuerzo, de profundos dolores, de desconocido sufrimiento, de profundo sacrificio y de una completa transformación.
Mas, es un camino simple que debe ser encontrado en las cosas simples de la vida, en la posibilidad de servir, de amar, de silenciarse cuando quieren juzgar, de orar cuando no consiguen parar de criticar, de ofrecer una oración por aquellos que les causan algún rencor, de ofrecer algún servicio por aquellos que despiertan dentro de ustedes alguna rabia.
Ese camino es simple, sin embargo profundo, y debe ser visto a través de sus vidas. Hoy, ya no basta vivir ese camino en el propio interior, deben comenzar a manifestarlo. La humanidad necesita de ejemplos y ser ejemplo es un gran servicio, al que son llamados a vivir hoy.
Si quieren saber cuál es su misión, hoy, les doy una misión: sean un ejemplo de transformación para la humanidad; sean un ejemplo de amor, de servicio, de entrega, de oración; sean un ejemplo de caridad; sean un ejemplo para sus hijos, sean un ejemplo para sus padres; ejemplos de perdón, de ir más allá de todos los errores, de todos los dolores, de todos los traumas vividos, para conocer un Amor Mayor.
Colóquense por encima del conflicto, colóquense por encima del caos, colóquense en la vibración del perdón, porque ese perdón que proviene de la Fuente Divina es el que curará sus corazones y les permitirá amar lo que es imperdonable para la mente humana.
Hoy, Yo les traigo una Gracia, la Gracia de ser consecuentes. Pero esta Gracia debe volverse vida, y se hace vida a través del Rayo de la Voluntad, la Voluntad y el Poder de Dios que Sus Hijos son capaces de atraer hacia la Tierra.
Despiértense todos los días y afírmenle al Creador:
Padre, aquí está Tu hijo.
Manifiesta en mí Tu Voluntad,
manifiesta en mí Tu Poder.
Que mi vida sea Tu reflejo.
Que mis acciones reflejen Tu Misericordia.
Que mis pensamientos y sentimientos reflejen Tu Amor.
Que mi intención sea transparente.
Que mis acciones sean verdaderas.
Que mi ser sea Tu instrumento.
Que mi consciencia esté en Ti.
Y así, día a día, hijos, afirmen esta Voluntad, afirmen este Poder. Crean en la Gracia que los Mensajeros Divinos les traen. Sus corazones guardan un gran tesoro que, a lo largo de los últimos quince años, fueron acumulando para que hoy este tesoro pueda ser vertido en el mundo.
No sean ricos y egoístas, sean servidores. No dejen que las riquezas celestiales permanezcan en el corazón, en un cofre cerrado con siete llaves.
Multipliquen estos dones a través de la acción y de la oración. Dónenles a los demás lo que hay dentro de ustedes y descubrirán el potencial de lo que es ser un ser humano.
Tienen Mi bendición para esto.
Que se arrodillen aquí los que hoy se consagrarán como Hijos y Amigos de San José.
A Mis Hijos y Amigos, Yo les pido: no se olviden de que Soy su padre e intercesor; no se olviden de que camino con ustedes, de que escucho sus oraciones, de que aguardo para interceder por sus familias, por sus espíritus, por sus planes, por sus intenciones sinceras, por sus oraciones profundas, por las causas imposibles e impensables; porque el milagro, hijos, nace de la fe de que Dios camina a su lado.
El milagro es la manifestación del Amor Divino, y es posible siempre y cuando sus corazones se unan a la Voluntad de Dios, y esa Voluntad se realiza en sus vidas para que den testimonio de ella.
A Mis Hijos y Amigos, Yo les pido: oren por sus familias, oren por las familias del mundo, oren unos por otros, para que el propósito de esta Obra se realice, para que el propósito humano se realice.
Siempre que estén ante algo que les parece inalcanzable, pidan Mi auxilio y Yo los ayudaré; porque, como ser humano e hijo de Dios, Yo también estuve ante muchas cosas que pensé que eran inalcanzables; pero el Creador Me mostró que existe un potencial dentro de cada ser, que se expresa a través del amor y que vuelve posible las cosas imposibles.
Por eso, hoy, intercedo por ustedes; les doy Mi paz, Mi bendición; los consagro como Mis Hijos y Amigos para que caminen Conmigo, como también con la Sagrada Familia de Nazaret, que caminen con la Virgen María, que caminen con Cristo Jesús, que sus vidas sean el testimonio de una nueva vida.
Tienen Mi bendición, Mi Gracia y Mi paz para esto.
Traigan aquí incienso y agua bendita.
Que esta agua los purifique de todo desamor, de toda ignorancia, de toda indiferencia y falta de fe. Que esta agua los limpie de toda desesperanza, de toda falta de perdón, de toda incapacidad de caminar. Que esta agua los renueve y los consagre, por la intercesión de Mi Casto Corazón, con las celestiales bendiciones que hoy les traigo del Cielo.
Con este incienso los purifico, los transmuto y los limpio; los ofrezco en el Altar de Dios para que sean renovados por el Espíritu, el Espíritu Santo, el Espíritu de Cristo. Y que, así como un día Mi Hijo Me hizo conocer la pureza y el Propósito Divino, ustedes sean dignos de vivir la pureza y de expresar el Propósito de Dios.
Recuerden, hijos, que allí donde abundó el pecado, sobreabundó la Gracia; y ya no miren al pasado, sino al potencial que tienen de dar testimonio de la transformación.
Sigan adelante, caminando siempre hacia adelante, construyendo siempre este puente que los une al Corazón de Dios.
Yo les agradezco y los bendigo.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Sigan en paz.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Aprendan a orar por la paz y a vivir en paz; porque así, hijos, cuando la agonía y el caos ya no estén solo en el interior de los seres, sino también fuera de ellos y en todas las direcciones; entonces, deben emerger los pacificadores, entonces, debe emerger el Reino del interior de aquellos que permitieron ser morada para el Corazón de Dios.
El mundo ya agoniza. ¿Cuántas veces les dije esta frase: “El mundo agoniza”?
Sin embargo, muchos aún están con los ojos cerrados a esta agonía. Muchos aún están sordos al grito de la Tierra, al clamor de los Reinos, al pedido de auxilio de las almas, de los niños inocentes, de los enfermos, de los hambrientos, de los abandonados.
El mundo agoniza y, muchas veces, sus ojos aún están dirigidos hacia ustedes mismos. El mundo agoniza, las guerras destruyen la Tierra. ¿Quién está dispuesto a ser paz para este planeta?
La guerra comienza dentro de los seres, dentro de la condición humana, de la cual todos ustedes forman parte.
La guerra comienza cuando un corazón decide imponer su propia voluntad.
La guerra comienza cuando un pensamiento cree que es la única verdad y los seres deciden imponer sus propias ideas sobre los demás.
La guerra comienza cuando no saben oir.
La guerra comienza cuando no saben dejarse corregir.
La guerra comienza cuando aspiran a tener algo que no les pertenece, cuando no son capaces de alegrarse por el triunfo del prójimo, por la victoria de los demás.
La guerra comienza en las pequeñas competiciones del día a día, cuando busco vencer a mi hermano. Entonces, la guerra comienza.
La guerra comienza cuando no sé obedecer.
Muchos piensan que la guerra comienza por la falta de amor. Sí, hijos, la guerra también habla sobre la falta de amor, pero ella comienza en situaciones mucho menores. La falta de amor es la tierra seca, infértil, en la cual no crece el bien.
Ustedes ya saben, ya son conscientes de que la consciencia humana es una sola. ¿Quién pidió perdón por lo que la guerra está causando al otro lado del mundo? Porque la guerra comienza dentro de todos los seres.
No adelanta orar por la paz sin ser paz. Que la oración se vuelva vida.
Aquello que saben que ya no deben hacerlo, no lo hagan. Muchos quieren saber su propia misión, pero para hacer aquello que debe ser hecho, comiencen no haciendo lo que ya no debe ser hecho.
Comiencen por no hablar lo que ya no debe ser dicho. Comiencen por no alimentar los pensamientos que ya no deben ser pensados. No les pido que no piensen, sino que no dejen crecer la semilla dañina de las hierbas que toman, en su corazón, el espacio de aquellas que deberían encontrar la luz.
¡Cuántos tesoros se guardan en este mundo sagrado! ¡Cuántos tesoros se guardan en el interior de los seres!
¿Quién está descubriendo ese tesoro en el propio interior?
No les digo que sea fácil, al contrario, fácil es hacer la guerra, fácil es decir no, no quiero, no voy, no intento, no estoy dispuesto, no haré el esfuerzo. Esto es fácil.
Pero hoy, si están aquí, sus almas se autoconvocaron no para vivir lo difícil, sino para vivir lo imposible. No les ofreceremos desafíos difíciles, sino desafíos imposibles, imposibles para la mente humana que no conoce el propio potencial, imposibles para los hombres y mujeres del mundo que están ciegos, inclusive de lo que son.
¿Quiénes son ustedes? ¿De dónde vinieron? ¿Hacia dónde van?
¿Qué hay más allá de sus ojos, más allá de aquello que pueden ver, tocar, sentir?
¿Qué hay dentro de sus células, dentro de su espíritu, más allá de su consciencia, en lo profundo de su corazón? ¿Quién sabe responderme?
Por este motivo, los desafíos de Dios son imposibles, porque las barreras se encuentran en la ignorancia humana. La ignorancia, hijos, es el nuevo gran pecado, porque todo ya les fue entregado, la sabiduría está disponible, la instrucción está disponible, y es urgente que se pueda expandir.
La ignorancia es el gran velo que la propia humanidad costura, día a día, delante de sí misma para no encontrar la Luz. Este velo, que cubre sus ojos, no será rasgado por otros, su propia mano debe retirarlo.
¿Cómo? No haciendo más lo que no debe ser hecho, para que los caminos se puedan abrir a aquello que debe acontecer en sus vidas.
El Amor ya existe en lo profundo de la consciencia humana. Él ya existe.
El Amor les fue entregado como esencia en el principio de la Creación, en la primera manifestación de la vida, en la primera partícula de lo que conocen como consciencia; allí ya se manifestó el Amor.
Él ya existe, Él ya los habita. ¿Y por qué no crece?
Porque deben soltar, quebrar las cadenas de la condición humana, de la opresión que el propio ser humano se impone a sí mismo. Deben abrir las manos, soltar aquello que los retiene, que los amarra, que les impide soltar la propia esencia que tantas veces están asegurando a través de sus incomprensiones, de sus dolores, del perdón no concedido, de la cura no vivida, de la Gracia no aceptada, de la Misericordia que se negaron a recibir por orgullo, por no tener la humildad suficiente para dejarse ayudar.
El Amor ya existe, hijos, la condición humana es perfecta desde el principio. El gran desafío de la raza humana es justamente ese, dejar que ese Amor crezca, que la perfección venza, que lo imposible acontezca.
Por eso, Yo estoy aquí, como su Padre y Amigo, como Aquel que viene solo a apuntarles un camino, y hablo como Aquel que pudo recorrer ese camino, a pesar de su condición humana.
No les pido lo imposible solo para angustiarlos, sino porque sé la verdad sobre cada uno de ustedes. Yo puedo mirarlos a ustedes y ver lo que son, de dónde vinieron, para dónde van. Por eso, les pido que se abran para vivir lo imposible.
Que Mis Palabras resuenen en su interior; que Mi Gracia despierte su consciencia; que la Misericordia, que proviene del Corazón de Cristo y traspasa Mi Corazón, hoy llegue a sus corazones y les traiga paz.
Que aquellos que no Me pueden ver, solo Me sientan, sientan el toque y el abrazo paternal que vengo a traerles.
El mundo está en caos y lo estará cada vez más; pero hay esperanza para aquellos que se decidan a ser paz para el mundo, ser Reino, Verdad, Vida, Camino, a través del ejemplo, como lo fue Cristo.
Él no les enseñó cómo vivir solo para que vieran y contemplaran Su Vida, sino para que vivieran como Él. Que, viviendo esta Verdad, recorriendo este Camino y participando de esta Vida, pudieran ser, también ustedes, manifestación de la Verdad, una flecha que apunta el camino para que las almas lleguen a la verdadera vida.
¿Qué otra misión, quieren?
¿Qué otra respuesta, necesitan?
¿Quieren saber lo que deben hacer, cómo deben ser, cuál es el próximo paso?
Escuchen Nuestras Palabras. Todo ya les fue dicho.
Y, aun así, el Padre, en su Infinita Misericordia, Me pidió que permanezca en el mundo, no deje de guiar a las almas hasta que sus corazones se fortalezcan y el Reino emerja, hasta que la agonía oculta de la Tierra se haga visible a todos los ojos y, aun así, sus corazones sean capaces de equilibrarla a través de la paz que habita y se irradia de su interior.
Estaré con ustedes en oración por el mundo, en oración por sus almas, por los Reinos, por el planeta. Y, les pido que no solo Yo esté con ustedes, sino también que ustedes también estén Conmigo.
Todos los días 19 de cada mes, durante un año más, estaré aquí, y también los días viernes, como Dios Me pidió.
Y les pido que Me acompañen, en una oración por la paz y por el fin de las guerras, orando un Devocionario que Yo les transmitiré hoy.
Repitamos juntos:
Devocionario por la Paz y por el Fin de las Guerras
Cuenta de unión
Para que la paz se establezca en la Tierra
y en el interior de los seres,
San José, intercede por el fin de las guerras.
Amén.
Primera decena
Por la Paz que brota del Corazón de Dios,
San José, Te clamamos,
intercede por los niños de las guerras.
Segunda decena
Por la Paz que brota del Inmaculado Corazón de María,
San José, Te clamamos,
intercede por las mujeres abandonadas.
Tercera decena
Por la Paz que brota del Corazón de Cristo,
San José, Te clamamos,
intercede por los que están enfermos en medio de las guerras.
Cuarta decena
Por la Paz que brota de Tu Casto Corazón,
San José, Te clamamos,
intercede por los que intentan huir de las guerras,
para que alcancen la paz.
Quinta decena
Por la Paz que nace del Santo Espíritu de Dios,
San José, Te clamamos,
intercede por todas las almas que viven en las guerras,
para que la paz se establezca,
para que el corazón humano se cure,
para que el Reino se manifieste,
para que las guerras den lugar al Amor de Dios.
Oración final
(tres veces)
San José, Te clamamos,
en nombre de toda la humanidad,
que el Reino de Dios se establezca,
que las guerras terminen dentro y fuera de los seres,
que en nosotros y en este mundo reine la paz.
Amén.
Con esta simple oración, acompañarán a Mi Casto Corazón, todos los viernes, clamando para que la paz se establezca, para que las guerras terminen dentro y fuera de los seres, para que finalmente los hombres y las mujeres de este mundo manifiesten lo que verdaderamente son.
Hoy, con el Niño Jesús en Mis Brazos, con Sus Pequeñas Manos dirigidas hacia la Tierra para bendecir a toda la vida, junto con Él, Yo los bendigo para que la Pureza del Corazón de Cristo, del Corazón de Dios Niño, vuelva a emerger en todos los seres de esta Tierra.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Hermana Lucía de Jesús:
Pueden traer un recipiente con agua, para bendecir.
Que esa agua, bendecida por el Niño Dios, esparcida sobre ustedes, les traiga pureza. Y con ella también lavaré los pies de dos compañeros Míos para que la tristeza se disipe de sus corazones y vuelvan a conocer la Paz del Reino de Dios.
El Amor de Cristo por las almas es incalculable; por eso, Él los llama por su nombre a cada uno de los Suyos, para que no pierdan la paz.
Con esto, Me despido y les dejo Mis Gracias.
Nuevamente, los bendigo, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más