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En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
He aquí el planeta a Mis Pies, siendo irradiado por los Rayos de Mi Corazón Misericordioso.
He aquí las almas en este planeta azul, en la escuela de la redención y del perdón.
Yo Soy parte de este sagrado planeta, Soy parte de la humanidad porque nací entre ustedes, viví entre ustedes, prediqué para ustedes y sufrí por ustedes, por una sola causa, por causa del Amor de Dios.
Por eso, quiero que, en esta nueva Maratón de la Divina Misericordia, contemplen ante ustedes al planeta y todo su sufrimiento; para que los Rayos de Mi Insondable y Divina Misericordia, que brotan de Mi Corazón, puedan abrazar aún más al mundo y a las almas, especialmente a las condenadas al fuego del infierno.
Por eso, hoy les hablo y Me presento a todos Mis compañeros, a todos Mis discípulos y discípulas, desde el Sagrado Montserrat, desde donde hace eco la Voz de Dios, a través de los planos internos de los que tienen el corazón abierto para poder escuchar y reconocer la Presencia del Señor.
Hoy, estoy una vez más aquí con ustedes, por todo el planeta, por sus océanos y Reinos, por sus florestas, sierras y montañas, por toda la vida y por toda la Creación, gravemente ultrajada en este tiempo por la mano del hombre, por la inconsciencia de los que ambicionan el poder.
Pero, He aquí Mi Corazón Insondable que no deja de derramar Sus Gracias sobre el mundo y sobre todo el universo.
He aquí el Corazón silencioso de Cristo, que padece los martirios y los pecados de la humanidad. El Corazón de Cristo que se ofrece una vez más por las almas; el Corazón que se abre como una gran puerta para que todos la puedan cruzar, sin excepción.
Mis Rayos, los Rayos de Mi Corazón, necesitan llegar aún más al planeta, a toda la esfera terrestre. Graves son los errores que se cometen en este tiempo y ustedes ya lo saben. Pero aún el cambio de la consciencia no está sucediendo; no en la mayoría, sino en una minoría.
Es necesario seguir orando de verdad y comprometerse con la fuerza y el poder de la oración, porque mientras esto no suceda, mayores serán los ultrajes del mundo, mayor será el peso de la Ley y sus consecuencias.
Es momento de que puedan ser irradiados por la Luz de Mi Corazón, como muchas veces lo hice por Amor y Misericordia.
No permitan que las puertas de Mi Gracia se cierren. Abran esas puertas de par en par a través de su consagración y de su servicio no solo al Reino Humano, sino también a todos los Reinos de la Naturaleza, para que el dolor de los más inofensivos Reinos de este mundo sea aplacado y aliviado, aunque sea un acto pequeño o anónimo. Esto ya aliviará mucho el sufrimiento del mundo y de los Reinos.
Para que nazca una Nueva Humanidad, para que surja un nuevo planeta, es necesario que invoquen, a través de la oración, la Ley de la Cura; porque muchas heridas aún deben ser sanadas, muchos acontecimientos dolorosos deben ser disueltos para que triunfe el Amor de Dios en todas Sus Criaturas.
En esta Maratón y antes del importante mes de agosto, en el que la Jerarquía Espiritual tomará nuevas decisiones sobre este Proyecto Humano, vean aquí a Mi Corazón Misericordioso, derramando la Sangre y el Agua, a través de Sus Rayos, sobre este planeta herido y ultrajado.
Que se levanten de los abismos.
Que se levante de los abismos el pueblo de Israel, caminante incesante del desierto en la búsqueda de la Tierra Prometida, que ya no es una promesa, sino una realidad.
Esta es la Tierra, este es el planeta prometido por Dios a Sus Hijos y Criaturas. Den valor, reverencien y respeten sus riquezas naturales y espirituales; porque muchos son los tesoros que se guardan en los mundos internos, son las llaves de la redención para toda la humanidad, son los nuevos atributos que emergerán de los Reinos Internos hacia la superficie, a fin de reconstruir, en Mi Retorno, todo este planeta.
Que venga a Mí el antiguo pueblo de Israel y que camine en confianza, sin perder la esperanza ni la fe. Aunque vean en este mundo cosas increíbles o hasta inexplicables, no se detengan.
Que la luz de la oración guíe sus pasos y que este sendero, que les manifiesta la luz de la oración, los lleve a encontrar el Propósito en lo más profundo de su ser. Allí, estarán en comunión Conmigo y con el Padre, porque en lo más profundo está el Templo de Dios, Su Casa, en las esencias de Sus Hijos de toda la vida.
Que nadie más tenga la intención de abortar la vida.
Que nadie más tenga la intención de levantar un arma para herir y lastimar.
Que ya no se escuchen las bombas y las armas entre hermanos de un mismo pueblo y una misma raza, porque vendré a detener todas estas cosas, así como lo hice en el tiempo pasado.
Pero Mis señales no serán simbólicas, sino contundentes. Marcaré en el suelo una línea entre el pasado y el futuro, entre el viejo tiempo y el Nuevo Tiempo, y todo comenzará de cero. Por eso, sigan caminando a través de Mi Luz en este tiempo crucial de desafíos y de nuevas experiencias.
Aunque Mi tiempo con ustedes ya está terminando, que Mis Palabras resuenen por siempre, para que puedan reconocer la Voz del Retorno del Señor que será escuchada en todo el universo, así como la tormenta es escuchada en el cielo.
Así, los preparo para el último y gran tiempo. Y, a través de la Presencia de Mi Padre, los renuevo, y les vuelvo a dar y a entregar Mi Paz.
Que esta Maratón no sea vivida bajo un sentimiento de obligación, sino de responsabilidad espiritual, de quien está despierto y consciente de que estamos en la última hora y en el último tiempo, y de que una cuenta de la oración podría detener una guerra y la destrucción de pueblos enteros, de vidas enteras.
Que todos los que se consagraron a Mí sean responsables. Han de representarme en el fin de estos tiempos, así como Mis apóstoles del pasado Me representaron cuando Yo ya no estuve más físicamente con ellos.
El Espíritu de Dios no faltará, vendrá como en Pentecostés, como una flameante llama sobre sus cabezas para darles el Discernimiento y la Sabiduría de Dios, para que ayuden a otras almas y se donen por ellas.
Así el gran cambio será una realidad y no una promesa. Así todo será transfigurado, como el Señor fue transfigurado en el Monte Tabor.
Sean valientes y persistan. Mi Corazón está cerca de los consecuentes.
Les agradezco por escucharme y por reconocer al Señor en lo más íntimo del corazón, en donde existe la vida divina para todas las almas.
Yo los bendigo, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Señor, no somos dignos de que entres en nuestra casa,
pero una Palabra Tuya bastará para sanarnos.
Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Invoquemos al Espíritu Santo por el Don de la Cura para toda la humanidad.
Que el Santo Espíritu de Dios, a través del poder del Don de la Cura, impregne con Su Luz a todas las células y consciencias, especialmente a las de aquellos que están en la prisión espiritual y que desde hace décadas no consiguen ser liberados y redimidos.
Oremos por esa causa importante de Mi Corazón, porque si la Cura no se establece en la humanidad y en las consciencias, el Amor no podrá establecerse en el mundo y menos podrá establecerse en los Reinos de la Naturaleza que son ultrajados por las manos de los hombres que no conocen la Creación de Dios e interfieren profundamente en la evolución de los Reinos Menores.
Mientras los Reinos de la Naturaleza sigan siendo transgredidos, aún existirá la enfermedad en el mundo y aún más las dolencias espirituales y psicológicas, porque la humanidad en la superficie, es decir, la mayoría de la humanidad está en desarmonía con la Ley de la Naturaleza.
Así como Yo los invito en esta hora a amar al prójimo, también los invito a amar a los Reinos Menores, porque sin su intervención ustedes no serían nada, no tendrían en dónde colocar sus pies.
Y, aun así, con tantos ultrajes y sacrilegios a los Reinos de la Naturaleza, los minerales, vegetales y animales y hasta el Reino Elemental y Dévico, por sacrificio mayor, siguen sosteniendo a la consciencia del planeta.
¿Alguna vez alguien se preguntó, cuánto amor hay guardado en una flor?
¿Alguna vez alguien se preguntó, cuánto amor hay guardado en una ballena?
¿Y cómo todos los Reinos aún siguen siendo ultrajados?
¿Por qué existe esa necesidad de explotación, de abuso y de transgresión a los Reinos de la Naturaleza?
Cuantas más consciencias sobre la superficie del planeta se contacten con Dios internamente, a través del instrumento poderoso de la oración y de los Sacramentos, no solo al género humano se le concederá el Don de la Cura del Espíritu Santo para que sus enfermedades sean curadas, sino también los Reinos de la Naturaleza recibirán la asistencia que necesitan para poder regenerarse, y esto es algo que comienza en lo espiritual.
No quería dejar de decirles esto, en el momento en el que encendemos una nueva vela de la Menorah, porque la humanidad no está observando ni contemplando esta necesidad.
Ahora, ustedes que dicen ser espirituales, tienen una parte en esta situación por todos aquellos que no lo hacen ni lo viven, por aquellos que perdieron completamente el sentido de vivir en la Ley y a través de la Ley alcanzar la felicidad que necesitan.
¿Ahora comprenden la causa de tanto sufrimiento en el planeta?
En Mi Corazón también pesan esas situaciones, porque soy un ser humano al igual que ustedes, que encarnó en el mundo para poder redimirlo y volverlo hacia Dios, hacia el Dios que olvidaron y que muchos desconocieron, ignoraron y rechazaron a través de los tiempos.
Por esa razón, tuve que vivir la Pasión entre tantas razones y motivos, que en ningún libro están escritos y que, a través de Mis Palabras, hoy les declaro.
Pero Mi historia no terminó aquí, ni tampoco terminó en la Ascensión de Jesús. Mi verdadera historia comienza con el Gobierno Espiritual de los mundos y del universo, cuando en lo más alto de los Cielos, en el corazón del universo, su Señor comenzó con la segunda etapa de Su trayectoria evolutiva, que en ningún libro está escrita ni reconocida.
Pero para que sea revelado Quién verdaderamente es Cristo Jesús, debe salir de Mi propia Boca y de ninguna otra, porque es algo que ya estaba pensado y escrito en el Corazón de Dios, porque todo tiene su tiempo y todo tiene su momento.
Mi deseo no es llenarlos de conocimiento ni de expectativas. Mi aspiración es que puedan elevarse, así como Yo Me elevé a los Cielos en consciencia, viviendo conscientemente el camino de la cristificación y de la paz, transformando sus vidas en el día a día y en todos los detalles, no acomodándose a lo que es espiritual o moderno, no buscando protagonismo ni tampoco reconocimientos. Porque mientras no amen el silencio, así como Yo lo amo, Dios no les podrá hablar a sus corazones. ¿Ustedes saben cuánto hace que Él espera poder hacerlo?
Por eso, Él envía una vez más a Su Hijo al mundo, para que a través de la Presencia del Hijo de Dios y de Su Energía Crística y Cósmica, los corazones puedan transformarse y escuchar.
Crean que existe un Plan para cada uno de ustedes, así como Dios trazó un Plan para Mi Consciencia humana, que encarnó y vivió entre ustedes por una razón: para que conocieran el Amor Mayor.
Por eso, Mi historia no termina en la Ascensión, Mi gran tarea comienza después de la Ascensión a los Cielos, mientras que los ángeles del universo Me elevaban y Me conducían físicamente hacia otras dimensiones, lo que aquí se conoce como el Universo Material.
¿Por qué el Hijo de Dios cuando ascendió a los Cielos no retornó a la Fuente Divina?
La razón de Mi Existencia es estar con ustedes eternamente y de que sus esencias se cristifiquen a través de una importante experiencia de amor y de perdón que solo ustedes pueden concebir.
A través de una gran llave lo conseguirán: amando el símbolo oculto de su cruz. Cuando consigan hacerlo y comprenderlo, su cruz, la cruz de cada uno de Mis compañeros, no será un martirio, sino la oportunidad de concretar una victoria por Mí, para que sus consciencias y, sobre todo, sus esencias alcancen la misma vibración y elevación que Yo alcancé, aunque no lo crean.
Si a través de los tiempos existen santos incorruptos, ¿acaso no creen que sus vidas pueden ser incorruptas y que la materia se puede santificar y cristificar?
¿Cómo creen que fue posible la Resurrección de Cristo o aun la Transfiguración de Jesús en el Monte Tabor?
¿Cómo creen que fue posible la multiplicación de los panes y de los peces, la cura de los paralíticos, incluso de los leprosos o la resurrección de los muertos, en el ejemplo de Lázaro? ¿Ustedes creen que fue solo el Maestro Quien lo hizo?
La consciencia cocreadora de la humanidad existe para evolucionar y no para involucionar, y mientras no miren hacia ese objetivo o hacia ese principio, las fuerzas del mal los distraerán del camino de la cristificación, haciéndolos sentir que ya necesitan otras experiencias.
El compromiso que muchos de los Míos revocaron a través de los años es algo intransferible, no termina cambiando de vida o de experiencia. Sepan que el compromiso que cada uno de ustedes tiene Conmigo es espiritual y esencial y, así, es indisoluble, no puede desaparecer por más que vivan otras cosas; y cuando viven otras cosas, sepan que hacen perder el tiempo al Señor.
De la misma forma que hoy les hablo con la madurez que he alcanzado en Mi Gobierno Espiritual, de la misma forma hablo con las Jerarquías, así como he hablado con el pueblo de Israel, con todos los que estuvieron hace dos mil años atrás, para tener la primera oportunidad, el primer paso hacia la redención total de la consciencia.
¿Y saben qué es lo que mueve todo esto? El Amor y la Misericordia de Dios. Si eso no estuviera bien constituido en sus consciencias nada sería posible, así podrán comprender y podrán ver cómo el mundo pierde el tiempo en otras cosas y las consciencias no valoran su encarnación.
Millones de consciencias desperdician sus vidas y son los propios ángeles del universo que bajan a los infiernos del planeta, porque no hay nadie que pueda salvar a esas almas perdidas.
Pero si, a través de los tiempos, Mis soldados en la superficie, Mis guerreros de la oración corresponden sin dejar enfriar su corazón, Yo todo lo podré hacer, y mucho más podré hacer a través de ustedes, así como lo tengo pensado y como está escrito en el Corazón del Padre.
Cuando estuve en el Monte Tabor, solo pude reunir a algunos de los apóstoles para darles a conocer Mi verdadera Faz. La Transfiguración de Jesús, como la Ascensión de su Maestro, no solo terminó en la glorificación de Su Ser, es decir en la iluminación de Sus células y átomos, que fue lo que vieron los apóstoles en el Monte Tabor, sino que ellos, en aquel tiempo, tuvieron una Gracia extraordinaria de conocer la verdadera Faz de Cristo que no solo se remitía a Su persona, es decir a Su ser humano, sino que, de lo profundo de Mi Ser, Yo les revelé Mi verdadera Faz, de donde verdaderamente Yo surgí por ustedes conforme el Padre lo había pensado; porque fue Dios mismo que se entregó por aquellos que necesitaban reencontrarlo y reconocerlo.
En esa revelación del Monte Tabor, ellos conocieron la Faz del Cristo Cósmico, que es uno de los siete aspectos de Mi Consciencia, el aspecto más cercano al Universo Material.
Pero después de Mi Ascensión a los Cielos, quiero que sepan que Mi historia no terminó allí y que, a través de los tiempos y después de la Ascensión, fui formado de una forma tan semejante a como fui formado por los Esenios, viviendo iniciaciones específicas que ya estaban programadas por el Altísimo para que, con toda la experiencia de la Pasión, la Muerte y la Resurrección, el Amor pudiera volver a constituir en este universo el Gobierno Espiritual que había sido interferido por Mi enemigo.
Por eso, por más que en estos tiempos aún existan batallas espirituales y materiales, por más que muchos aún no consigan vencer su propia dualidad, por más que muchos no entiendan por qué están siempre en un desierto tan árido y seco o por qué viven ciertas experiencias que nunca hubieran querido vivir, no se olviden de que en sus esencias Dios los formó como cocreadores al igual que a los ángeles.
No les digo esto para que se sientan poderosos o más fuertes que lo que creen ser. Si en todo esto no existe el espíritu de la humildad y de la verdadera resignación por lo Alto, no aprenderán a caminar así como Yo caminé, porque a pesar de ser el Hijo de Dios, Aquel que había sido programado para venir a la Tierra, Mi ser humano, Mi consciencia terrenal, también tuvo que cristificarse, superando los miedos, temores y hasta las dudas.
Todos somos semejantes a Dios.
A través de los tiempos y después de Mi Ascensión, Él me enseñó muchas cosas que ahora Yo vengo a enseñarles a ustedes, solo por la razón de que sean únicamente la Voluntad de Dios; y para que eso sea posible es imprescindible que se liberen de la propia voluntad.
Ahora, cuando Yo retorne al mundo, momento que no está tan lejos para la humanidad, vendré revelando la misma Faz que revelé a los apóstoles en el Monte Tabor, pero será diez veces más fuerte de lo que fue en aquel tiempo.
Porque todos aquellos que estén en ese gran momento del Retorno de Cristo, no solo verán al Hijo Glorificado, no solo verán al Hijo Resucitado, o aun al Redentor del mundo; sino verán al Hijo de Dios transfigurado, mostrando Su verdadera Faz, aquella que, con solo Su Presencia, a través de la Presencia de Dios, redimirá al mundo entero.
Y en ese momento, ya se establecerá el Juicio Universal y la Tierra será reconfigurada y reconstituida. Y los principios de los Mandamientos de Dios se restablecerán en las consciencias, las que podrán conocer las Leyes para poder conocer los Rayos del Universo.
Y los que permanecerán en la Tierra para formar parte de la Nueva Humanidad serán reagrupados según sus linajes, para que juntos a Mí restablezcamos el Reino de Dios en la superficie de este planeta, en donde ya no existirá el mal ni tampoco la dualidad, energías que confunden a las consciencias completamente.
Pero quien ama la Voluntad de Dios, quien ama al Sagrado Corazón de Jesús, superará todas las consecuencias que vivirá la transición de la Tierra y será colocado en donde sea necesario servir, preparando a muchas consciencias más para recibir a Cristo, su Redentor.
Por eso, debemos orar y no olvidar estos momentos que se aproximan, porque no habrá otra ocasión u otro momento para que puedan escuchar estas cosas que hoy les digo. Porque cuando los tiempos que se aproximan lleguen a la vida de todos, ya deberán estar prontos y definidos.
Y sepan que esta experiencia de cristificación es ofrecida incondicionalmente para todos. Y solo aquel que ama esa experiencia la comprenderá, porque es un misterio que Yo construyo a través de sus vidas, de las vidas que se consagran a Dios.
Y una muestra de esto es la consagración de la vida material y de la vida interna de los seres, como en este momento sucederá con aquellos que veneran y adoran Mi Eucarístico Corazón, y que hasta el presente se postulan a ser Mis ejércitos adoradores para sostener toda la Obra de la Jerarquía y así, sostener al planeta y principalmente el eje de la Tierra.
Esa es la principal causa de los adoradores y debe ser el principal motivo; todo lo demás debe venir después, incluso la propia consciencia que adora. Colocarse ante Mi Eucarístico Corazón debe ser a través de un corazón vacío.
Y para que comprendan lo que les digo, les ofreceré a través del Coral una canción. Por eso, llamo a Mi hija, Faustina de Jesús, para que venga aquí a cantarle a su Señor y su Esposo.
Que les cante a todos cómo fue su experiencia de sentir un corazón vacío. Y así, después de esta canción, en donde tendrán la experiencia de vaciar sus consciencias y sobre todo sus corazones, acompañarán a los postulantes a adoradores, que hoy representan un símbolo y un número significativo delante de la Confederación de los Mundos.
Canción: “Corazón vacío”.
Si las almas esposas así Me cantaran, sería capaz de dar la vida por ustedes cientos de veces, porque sé que lo que Dios concibió a través de sus criaturas es inconcebible para muchos. Solo un corazón vacío es capaz de comprender estos misterios gestados por el Amor del Creador.
¡Gracias, hermana Faustina de Jesús! Yo Soy Jesús de Faustina.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Hoy todo el Universo está atento a este momento. Por eso les pido que también estén atentos, compañeros, porque mientras estoy aquí estoy con el mundo, trayendo para él una Gracia especial que no será palpable, sino interna, la Gracia que los salvará y que, a pesar de este momento planetario, esa Gracia los renovará, a pesar de lo que suceda, más allá de lo que atraviesen o ante cualquier dificultad. Mi Gracia es inmutable, eterna y profunda en los corazones que se abren para recibirla.
Hace dos mil años atrás, cuando encarné en el mundo para traer la Palabra de Dios a la humanidad, vine con un Propósito, el cual la mayoría ya conoce.
Pero en aquel tiempo hubo algo que no fue dicho, de lo cual hoy ustedes están siendo parte, después de haber pasado por la experiencia de este mundo, después de haber aprendido sobre el amor y el perdón. Y aunque les falte todavía aprender mucho más, este es el momento exacto en el que sus consciencias, principalmente, están ante un momento especial, en el que no hay liberación que pueda vacilar, en el que hay un solo tiempo, una sola realidad, que es la misma que descendió cuando Yo nací en el humilde pesebre de Belén.
Es momento de que la cristiandad reconozca que el Nacimiento, la Muerte y la Resurrección de Jesús fue un acontecimiento más allá del plano material y también espiritual, porque así tenía que ser, dada la condición espiritual del planeta y la condición interna de la humanidad.
¿Qué fue lo que verdaderamente hizo que todo eso sucediera? Es claro que fue la Voluntad de Dios. Pero hubo algo más allá de eso, para que el Hijo del Hombre encarnara en la Tierra y trajera la Palabra de la Salvación.
Los Libros Sagrados guardan los sagrados hechos de Mi existencia en este mundo. Pero no solamente en los libros está la Verdad. ¿Eso es falta de fe?
El verdadero conocimiento surge de la Fuente Suprema. Los libros que tienen este mundo son los últimos que reciben ese conocimiento.
Pero Mi Palabra se cumplirá en las almas cuando Mis Palabras pasen por ustedes y no por los libros.
Podrán ser muy eruditos o inteligentes, o creer tener el mayor conocimiento sobre lo que Yo fui, pero así no será. Tienen que reconocerse humildes, pacificadores y abnegados para que sus corazones y vidas estén verdaderamente preparadas para recibir Mi Conocimiento. ¿Acaso eso es falsedad?
En verdad, lo que vive eternamente es el espíritu. ¿El espíritu es falsedad?
Cuando el espíritu de cada uno de ustedes se eleva para abrazar mayores conocimientos, ¿dónde está la razón de todo esto?, no está en la ciencia ni tampoco en el hombre de superficie ni en el mayor letrado de los letrados que existe en este mundo.
A través de Mi Evangelio que en este tiempo se renueva y se amplía con la experiencia de su redención y transformación, Yo ya les dije cómo es verdaderamente la ampliación de la consciencia y eso no significa dejar de vivir a Dios, porque Dios es Todo, es la Creación Suprema externa e interna, visible e invisible.
¿Acaso ustedes no creen en esto? ¿Ese no es el credo de sus vidas? ¿No es lo que dicen y repiten todos los días: ”Creo en Dios Padre Todopoderoso Creador del Cielo y de la Tierra”?
Dios no se condiciona a una sola consciencia, Dios vive a través de Sus criaturas, sino no sería Dios. ¿Y acaso Dios no puede estar aquí? ¿Qué lo impediría? ¿Cuál sería la razón para no hacerlo?
¿Comprenden lo que les digo?
El conocimiento nunca se detendrá ni tampoco se limitará a la mente humana porque no sería conocimiento, sino palabras que solo pasan por sus ojos y no tienen ningún sentido.
¿Cuál es la verdadera espiritualidad? ¿Cómo se alcanza esa espiritualidad? ¿Solo a través del cristianismo?
¿Quién estuvo antes de que Yo llegara al mundo? ¿Solo los patriarcas y los profetas? ¿Qué fue todo lo que sucedió en Oriente?
Hasta el mismo Hijo de Dios fue humilde, aun siendo pequeño, para reconocer a los Reyes que lo visitaron en la gruta de Belén. ¿Ellos no eran seres espirituales? ¿Cuál era su tipo de contacto para saber perfectamente que el Hijo de Dios iba a nacer allí?
Abran sus ojos y no sus mentes. Dios habla a Sus hijos, así como Él lo desea y así como Él lo necesita, y eso no significa otra religión, porque Yo no vengo a fundar otra religión en el mundo. Vengo a hacer del mundo una verdadera religión que no está en las Escrituras, está en la acción del amor y del perdón en los corazones. Allí está el Cristo. ¿Y eso no es verdad?
Pero aún el hombre desea sufrir para poder aprender algo. Lamento por aquellos que no creen sin haber visto, porque se arrepentirán, y hoy lo declaro ante el mundo entero.
Yo soy el mismo Señor de ayer y de hoy, pero nadie sabe verdaderamente lo que sucedió en Mi Transfiguración en el Monte Tabor.
Si ustedes no quieren abrir sus ojos, no los abran, hablo de los ojos de su consciencia.
Se perderán así una importante Gracia, pero Yo no Me detendré, nadie lo impedirá, porque quien lo impida, o lo intente hacer, irá en contra de Mi Padre y Yo les aconsejo que no estén allí.
Así como les hablé a los ciegos fariseos, hoy les hablo a los fariseos que dicen vivir Mi espiritualidad.
Yo salí del sepulcro para mostrarles la verdad de Mi Resurrección, pero Yo no podré romper sus blancos sepulcros que adentro están llenos de otras cosas.
¿Esperarán dos mil años más para poder cambiar? ¿Ya no es suficiente lo que vive el mundo? ¿Cuál es la razón de no creer en el amor que Yo les traigo desde hace tantos años?
Si Yo no viniera por fuera de la Iglesia, esto nunca hubiera sido posible. Pero Dios sabe escribir y Él lo hace como Él lo necesita, y eso ustedes nunca lo comprenderán, porque Dios no escribe a través de las palabras, Él escribe a través de los hechos, de los testimonios, de la conversión y del amor que pueden vivir las personas, más allá de cualquier religión o doctrina.
¿Seguirán demorándose en vivir el verdadero ecumenismo?
No pierdan más tiempo, el mundo está sufriendo, ocupen su tiempo en el servicio, en la oración y en lo que verdaderamente es necesario para sus vidas.
No se contaminen más con todo lo que ven o escuchan.
Yo dejaré una prueba aquí de que he estado, es una promesa. Y cuando Yo deje de venir eso sucederá, porque el hombre no ha comprendido aún la Voluntad de Dios.
¿Aún la seguirán desafiando? ¡No lo hagan más!
El amor siempre triunfará.
Yo conozco a Mis amigos, porque Yo veo los frutos que dejé en cada uno de ellos. Esos son los verdaderos frutos que Yo busco; no los frutos de su perversión, de su juicio o aun de su maltrato.
Todo lo que he hecho, en este último tiempo, tiene una razón espiritual desconocida y Yo le doy valor a todo lo que aquí ha sucedido, por lo que Yo mismo puedo testimoniar de los que perseveran en Mí.
Pero todos serán probados cuando Yo deje de venir aquí. Esa será la hora que Yo tanto espero, en la que deberán dar testimonio de lo que dicen que creen y viven por Mí.
Y llegará el juicio de los dos testigos y las últimas Escrituras se cumplirán, así como Juan lo ha visto en el Apocalipsis.
Esto no es un mensaje de persecución ni de última era. Este es un mensaje que viene del Corazón del Universo, de la Esencia profunda de Dios, en donde se gesta y se vive Su Voluntad.
Por eso, hoy he traído a todos los ángeles del Cielo, más de ciento cuarenta y cuatro legiones para que, ante los Señores de la Ley, sean testigos de lo que aquí sucede y ha sucedido, como parte de los méritos de Mi dolorosa Pasión.
Y consumaré este testimonio por medio de la celebración de la Eucaristía, porque lo que Yo enseñé hace dos mil años atrás, no solo fue un legado para el mundo, es una obligación de todos los corazones vivir esa unión Conmigo, en el amor y en la verdad. Y ese legado es para aquel que lo quiera recibir en reverencia y humildad.
Traedme aquí el incienso y el agua, para bendecir este altar.
Nos colocamos de pie.
“Señor Dios del Universo, que das la Vida y la Gracia a Tus hijos, Tú que has gestado desde el principio, desde antes de la llegada de Tu Hijo a la Tierra, este momento para que los corazones sientan la verdad y no las apariencias, porque Tu Poder, que es Gloria y soberanía, ha descendido aquí, Poder inconfundible e irrefutable, Poder colmado de Tu Amor y de Tu Verdad, de Tu Luz y de Tu infinita Misericordia.
Deseo, Padre, que se cumpla Tu Voluntad en los que no son merecedores de Tu Gracia, porque aún el Poder y el valor de Mi Sangre es eterno, infinito, para toda la humanidad. Y por el Poder de Mi Sangre, hoy se cumplirá aquí Tu Voluntad. Amén.
Disipa, Señor, todo lo que está contra Tu Voluntad y omnipotencia. Que el Poder insondable de Tu Luz y de Tu Amor desciendan en este momento, para que Tu Amor esté en los corazones”.
Así como bendigo este lugar, bendigo a los corazones que escuchan abiertos a reconocer Mi Palabra, porque los lobos están entre las ovejas. Son los lobos que nunca ustedes imaginarían, los que necesitan de Mi redención.
Traemos el altar.
El agua para lavar las manos.
Yo les enseñé a amar a través de este testimonio, entregado al mundo para la redención de sus pecados y la liberación de las almas de su prisión espiritual e interna.
Después de haber lavado los pies y las manos de Mis apóstoles, en un momento tan solemne como este, Yo tomé el pan, lo elevé para consumar el sacrificio del Hijo del Hombre, enseguida lo partí y se lo di a Mis apóstoles, diciéndoles: “Tomen y coman, porque este es Mi Cuerpo, que es entregado por los hombres para el perdón de los pecados”.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Amén.
Enseguida tomé el Cáliz, elevándolo a Dios para confirmar la consumación del sacrificio del Hijo del Hombre y que fuera bendecido. Enseguida, se lo entregué a los apóstoles diciéndoles: “Tomen y beban, porque este es el Cáliz de Mi Sangre, Sangre de la Nueva Alianza, que será derramada por su Señor para la remisión de las faltas. Hagan esto siempre en memoria Mía”.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Amén.
Consumamos este momento a través de la transubstanciación del pan y del vino. Y así como el pan y el vino, el Cuerpo y la Sangre de Cristo, se vuelven a elevar en sacrificio y ofrenda, en este momento elevemos nuestras almas, corazones y vidas, para también consumar la grandeza de este testimonio de amor, por medio de la Eucaristía.
Es así que unidos al Corazón de nuestro Rey, Maestro y Señor, oramos la oración que Él nos enseñó.
Padre Nuestro (en portugués).
Padre Nuestro (en inglés).
Declaramos en este momento la Paz y el Amor de Cristo en la humanidad.
En este momento, los ángeles son testigos de la aparición de Nuestro Señor Jesucristo, ante la Mirada compasiva de Dios y de los corazones abiertos.
En este momento, se cumple la Voluntad de Dios y las almas que escuchan viven su Comunión espiritual Conmigo.
Nos unimos a todas las almas del mundo en Comunión espiritual con Cristo y por Cristo.
“Señor, yo no soy digno de que entres en mi casa, pero una palabra Tuya bastará para sanarme”.
Repetimos.
Madre y Hermana Lucía, por favor.
Madre María del Salvador y Fray Luciano, por favor.
El Señor nos está pidiendo que, juntos y unidos, consumemos este momento en Su Presencia.
Su Señor, a través de los tiempos, en el silencio de Su Corazón, debe soportar la injusticia de los hombres, pero ese sentimiento tan profundo y desconocido por ustedes, es disuelto y colmado del amor y de la devoción de las almas verdaderas, así todo se cumple.
Yo los bendigo y les agradezco por haber orado Conmigo en este día.
Mi promesa de llegar a África está vigente y no desistiré.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
A pedido de Nuestro Señor Jesucristo, cerrando este encuentro en el Corazón de Nuestro Señor, resonará una última melodía, una última canción: “Por el poder de la Sangre de Jesús“.
Gracias, Señor, por cuanto nos das.
En este encuentro Te honramos, Señor.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Y aunque fui colocado en el sepulcro, Mi servicio por la humanidad no había terminado.
Hoy doy continuidad para todos, a lo que verdaderamente sucedió en aquellos tiempos durante la dolorosa Pasión de su Maestro y Señor.
Pero para poder entenderlo espiritualmente, en esta tarde ingresarán Conmigo al Universo de Dios, a otro espacio de la manifestación creadora inmaterial y cósmica en donde también se guardó la memoria de todos los hechos sucedidos durante la dolorosa Pasión de su Señor. Preparémonos para este momento.
Coloquen sus almas al servicio del Plan, para que ellas sean las que participen de este momento y guarden en su memoria todo lo que vivirán y experimentarán, acompañando a los registros universales de su Maestro y Señor.
Para ingresar en ese Universo de Dios, bastará que abran la puerta de ese espacio con su palabra y su canción, esa será la llave que permitirá revelarles todo lo que sucederá después.
Ahora, mientras Yo les muestro el Universo de Dios detrás de Mí y a los ángeles que acompañan este momento, porque son los encargados de revelar los registros universales de su Maestro y Señor, deberán entonar la llave musical que les permitirá ingresar en ese espacio de consciencia.
Vamos a entonar "Adonai, Espíritu Santo" hasta que el Señor lo indique, y que Adonai resuene en nuestro interior y en nuestra consciencia para que nuestras almas ingresen en ese espacio. Podemos comenzar.
Canción: "Adonai, Espíritu Santo".
Una vez más.
Volvamos al instrumental anterior.
Estamos en un espacio que no es material, sino espiritual. Estamos dentro de una parte de la Consciencia de Dios que se expresa como una gran Esfera de Luz celeste, en donde los ángeles escriben en nuestras esencias este momento. El centro de ese lugar es una poderosa Esfera de luz dorada que alterna, en su manifestación, diferentes colores y formas, manifestando la belleza más perfecta de la Creación.
Nuestras almas están en el Universo del espíritu, lugar al que siempre aspiraron a llegar y a participar en él.
Nuestras almas participan de ese lugar con su consciencia más sutil y elevada y son invadidas por muchos impulsos que vienen del centro de esa Fuente, donde en pequeños Cristales de Luz, dentro de una Esfera dorada, se guarda la experiencia de nuestro Redentor en la Tierra, los pasajes más importantes y emblemáticos de Su tarea espiritual y cósmica.
Y en el Universo mental, el Universo ultraterrestre, otra parte del plano de la Consciencia de la Creación, también se guarda una copia fiel de ese espacio y lugar, que son otros aspectos de la tarea que Cristo realizó en la Tierra en aquel tiempo.
Sintamos, en este momento, cómo el centro de nuestra alma se conecta y se une a esa gran Esfera dorada que rige el centro de ese espacio de la Creación.
Y por fuera de esa Esfera azul, que nos envuelve y nos protege, veamos a las diferentes Jerarquías angélicas acompañando a Nuestro Señor en este momento.
Pero veamos a Cristo absolutamente transfigurado. Una transfiguración más profunda y completa que la que vivió en el Monte Tabor. Él nos muestra, en este momento, Su verdadera Faz, la consciencia del Cristo Cósmico, llamado Jesús Glorificado.
Vamos a contemplarlo al lado de esa Esfera dorada de Luz y, mientras tanto, dentro de esa Esfera dorada, no perdamos la atención y la sintonía con esos pequeños Cristales de Luz, de cómo giran de forma tan semejante a nuestro ADN, al movimiento de nuestras moléculas y átomos. Estamos ante el aspecto científico de Dios.
Contemplemos a Cristo. Cómo cada parte de Su Ser está iluminada y glorificada, y ha alcanzado una materia transubstanciada y sublimada por el poder del Amor que Él encarnó, por ese Amor que Él expresó a cada uno de nosotros, desde Su Nacimiento hasta Su Ascensión.
Allí se reúnen, a través de Cristo, todas las etapas de Su vida en la Tierra, no solo las etapas de Su vida material, sino también espiritual. Estamos ante la revelación del Cristo Vivo y Glorificado. Todo Su ser es la propia Eucaristía viva, es la gran Reliquia de Dios que se ilumina ante nuestras almas y consciencias, llevando a nuestros seres a una comunión espiritual y cósmica con las Leyes del Universo inmaterial.
En este momento, debemos creer en lo que estamos viviendo y sintiendo, más allá de la distancia o de la separación. La Consciencia Glorificada de Cristo nos une y nos reúne en este momento para vivir esta experiencia.
Veamos a Nuestro Señor levitando en el Universo, dentro de esa gran Esfera celeste de Luz, y nosotros allí dentro, participando conscientemente con todo nuestro ser y consciencia, abriendo nuestra alma para que todo nuestro ser reciba, a través de Cristo, los misterios de las Leyes inmateriales que allí se encuentran en este momento y que son la Leyes que impulsaron a las Leyes materiales, las llamadas Leyes universales. Estamos bajo otra vibración y condición espiritual, mantengamos nuestra conexión y nuestro corazón abierto para esto.
Dejemos que nuestra alma sea invadida por cada uno de esos impulsos lumínicos, que la Consciencia transubstanciada de Cristo nos ofrece en este momento.
Y así, en un acto de profunda gratitud y reverencia, dentro de ese espacio de la Consciencia de Dios, en donde Su aspecto científico está presente, sintámonos en el absoluto vacío, en el completo despojamiento y en la renuncia necesaria para que sea Él, Cristo, el que actúe a través de nuestras almas y no nosotros.
Dentro de esa Esfera dorada de Luz que Él nos presenta y que enciende a través de la palma de Su Mano derecha, Él nos ofrece vivir la Voluntad de Dios.
Él nos coloca ante la visión y el momento consciente de poder reconocer la Voluntad Divina, que surge de la Fuente como una emanación poderosa de Amor y de Unidad.
Por fuera de esa gran Esfera celeste de Luz, vemos aproximarse a San Miguel Arcángel, también con un aspecto transfigurado como un gran guerrero de luz que cuida a los diferentes Proyectos de la Creación. En Su mano derecha vemos una lanza y en Su mano izquierda vemos una balanza que mantiene su equilibrio, su igualdad y equidad.
Contemplemos todos estos símbolos, pero, sobre todo compenetrémonos con esta realidad que Nuestro Señor hoy nos ofrece con toda Su humildad y Amor.
Él coloca, en el centro de cada una de nuestras almas, esos Cristales de Luz que guardan Su energía crística. Nuestras almas se rinden a Sus Pies, no sintiéndose dignas de este merecimiento, pero sí reconociendo la Gracia suprema que las ha traído hasta allí.
Y ahora, esa gran Esfera celeste de Luz se disuelve en el espacio. Cientos de almas, de diferentes partes del mundo, están allí presentes, rindiéndose a los Pies del Redentor, dentro de esa Consciencia de Dios, en donde las Leyes inmateriales actúan y obran por medio de la Ley del Silencio.
Contemplemos la belleza que Dios nos muestra en ese lugar y en ese espacio que es parte de Su Consciencia Universal.
A través de nuestra cabeza, desde el centro de nuestro coronario, se eleva un sutil hilo de luz que nos conecta con ese Universo, en donde está presente nuestra alma.
El Cristo transfigurado no habla a través de las palabras, sino a través de las acciones que hoy lleva adelante con todos nosotros y con toda la humanidad.
Pero Él nos pide algo:
Sean conscientes de lo que están recibiendo y den valor a lo que se les entrega, porque esta será la única vez hasta que Yo retorne al mundo, cuando muchos reconocerán Mi Presencia, aunque muchos otros la negarán.
Los estoy preparando, a través de esto, para ese tiempo. Por esa razón los he traído aquí en consciencia y espíritu, en alma y en esencia, porque es aquí en donde Dios reside dentro de cada uno de Sus hijos.
Quien se vacía, se redime. Quien se rinde, se redime. Quien se entrega a Mí, se redime. Quien Me da su vida, se redime.
Mientras tanto el Universo, a través de las melodías, revela diferentes impulsos de la Creación, semejantes a grandes nebulosas, estrellas o galaxias, que se dibujan en ese firmamento de la Consciencia de Dios, en presencia de los ángeles y de San Miguel Arcángel. Cristo mantiene aún Su Mano derecha próxima a la Esfera dorada de Luz.
Por momentos, somos encandilados e invadidos por explosiones de Luz dorada que hacen invisibles a nuestras almas. Somos bañados por Su Amor-Sabiduría, ese Amor y esa Sabiduría que encarnaron en el mundo, a través de Jesús, para traer la redención al planeta por un solo propósito, el propósito del Amor.
Mientras Jesús se encontraba en el sepulcro, varios aspectos de Su Ser y de Su Consciencia realizaron esta tarea que Él realiza hoy con nosotros, ayudando a diferentes grupos de almas y redimiendo a los infiernos, dando oportunidad y Gracia a todas las estrellas caídas.
Hoy Él nos entrega, por el poder divino de Su Misericordia, estos impulsos de la Fuente espiritual que guarda los registros de toda Su experiencia en la Tierra y de todos los niveles de Su Ser, que se revelan ante nuestras consciencias para que sepamos y reconozcamos que Dios está en todo.
Con mucha suavidad y armonía, traigamos nuestras consciencias a este espacio material, al lugar en donde ahora nos encontramos, y sintamos como toda esa experiencia se guarda en el centro de nuestro ser, en lo más íntimo de nuestro ser interno.
Aún vemos aquí al Cristo glorificado, al Cristo transubstanciado, con todo Su Ser como una misma y única Eucaristía que se ofrece al mundo para su redención y perdón.
Aún vemos, detrás de Cristo, ese Universo y espacio de Dios palpitando.
El Plan universal está centrado en la redención de la humanidad. Por esa razón, el propio Dios se ofreció al mundo a través de Su Hijo, para que la humanidad de aquel tiempo y la humanidad de hoy comprendieran que están aquí por un Propósito divino y no solo por una vida material. Sus células, átomos y el centro de sus seres deben comprender esto, deben afirmarlo para que sus almas gobiernen y lleven adelante las Aspiraciones de Dios y la Voluntad que Él ha determinado para cada uno de Sus hijos.
En este séptimo día de encuentro, veo a la mayoría de las almas vacías de sí. Deben reconocer esto todo el tiempo. Deben resguardarlo de ustedes mismos. Deben preservarlo del mundo, del caos y de la infidelidad. Deben comprometerse con ustedes mismos por el Plan de Dios, porque Dios está esperando actuar a través de Sus hijos, como Él ha actuado a través de los tiempos y de las diferentes razas.
Pero, para que esa decisión que Dios tiene se pueda manifestar, después de todo lo que la humanidad ha recibido a través de los tiempos, le corresponde a la raza de hoy dar el gran y último paso para que esa Voluntad se pueda realizar y concretar. Mientras eso no suceda, la humanidad seguirá sufriendo.
El Reino de los Cielos estuvo en este planeta. El Reino de los Cielos se refleja a través de la naturaleza de este planeta. Cuanto más agresión reciba, mayor dolor sentirá el ser humano. No habrá lugar ni consciencia que pueda suplir ese dolor ni que pueda calmar ese sufrimiento.
Ustedes son seres que provienen de la Fuente. Por eso los he llevado hacia ese lugar predilecto de Dios. Él los ha colocado a todos dentro de Su Corazón, ¿lo han percibido? Es el Amor que surge y emana de la Fuente, el Amor renovador e incansable que hará de cada ser un nuevo ser, por eso su rendición es importante.
No tengan miedo a los cambios. Ábranse a los cambios que llegarán en el fin de estos tiempos. La alegría celestial es la promesa que Dios tiene para cada uno de Sus hijos, y Él hoy cumple Su promesa llevando a todas las almas que escuchan, al recinto de Su Sagrado Corazón, más allá de los errores, de las deudas o de los traumas que cada ser humano pueda estar viviendo y atravesando.
Dios es el eterno incondicional. Su Maestro es el eterno incondicional. El Espíritu Santo que hoy está entre ustedes, es el eterno incondicional.
Cuando la humanidad aprenda a vivir en el amor y no en la indiferencia, a practicar la igualdad, la tolerancia, el respeto y la fe, todo se transformará. Para que eso suceda, Yo retornaré al mundo en el momento más difícil y culminante de la raza. Los días se aproximan para ese acontecimiento.
Hoy le he pedido al Padre que Me diera la Gracia de llevar a cada uno de ustedes hacia dentro de Su Corazón.
Ahora Cristo, colocando Sus Manos en señal de imposición, transfigura Sus vestiduras y toda Su Consciencia en un sutil color rosa. Él nos muestra Su aspecto espiritual de Amor. Aquél que siendo sometido y ultrajado por los hombres durante Su dolorosa Pasión, Su Amor nunca se rindió.
Estamos ante el Amor invencible de Cristo, el Amor que Él, en este momento, irradia al mundo entero, colocando cerca de Su Pecho a nuestro planeta, a toda la humanidad y a los Reinos de la naturaleza.
Hoy Su Amor espiritual e invencible recoge a las almas grupo de diferentes especies animales como las ballenas, que son aniquiladas; como el ganado, que es aniquilado; como las especies que pierden su hábitat; y del Reino vegetal, que es explotado, quemado y destruido en la superficie de la Tierra.
Y más aún, el Amor invencible de Cristo penetra en lo profundo de nuestro planeta y recoge el alma grupo del Reino mineral, cuyos minerales sufren y son destruidos y extraídos con violencia y venganza.
Su Amor también llega, hoy especialmente, para los que viven en esclavitud, en África y en el mundo.
Estamos en el momento y en la Gracia, ante el Amor invencible de Cristo, de pedir perdón por los errores cometidos por esta humanidad contra los Reinos de la Naturaleza; de pedir perdón por nosotros y por nuestros hermanos que están ciegos y que solo quieren el provecho y los beneficios de la Naturaleza.
Ante el Amor invencible de Cristo, pidamos perdón por destruir la Creación y por no valorarla.
Nos postramos ante Cristo para pedir perdón y para que Su Amor triunfe en el mundo por los méritos de Su dolorosa Pasión, por el descenso de Su insondable Misericordia.
Nos podemos levantar, respirar profundo y agradecer.
Hoy vamos, a pedido de Cristo, a ofrecer esta comunión por los Reinos de la Naturaleza, pero también por los que tienen sed en el mundo y no tienen agua para beber y para hidratar sus cuerpos. Pidamos la Gracia de que el Reino de las aguas, desde las entrañas más profundas de la Tierra y por medio de la Madre Naturaleza, conceda la Gracia de hacer brotar vertientes en aquellos lugares en donde abunda la sed. Amén.
Señor, Dios del Universo y de la Vida, Fuente inagotable de Amor y de Verdad, manifestación infinita de la providencia, de la abundancia y de la sabiduría universal, te ofrecemos este Sacramento en nombre de Tu amadísimo Hijo, Nuestro Señor Jesucristo, y pedimos la Gracia y la oportunidad de que todo lo que aquí recibimos, más allá de que no lo merecemos, pueda llegar a las almas que aspiran y esperan esta abundancia espiritual que Tú haces descender a la Tierra a través de Tu glorioso Hijo. Amén.
La novena de oración de esta Semana Santa, la Trilogía Espiritual que Yo les he enseñado hace muchos años, ha sido de vital importancia para Mí, porque ha permitido llevar adelante toda esta tarea, sin interrupciones ni obstáculos.
¡Gracias, por aquellos que se esfuerzan de corazón! Mi Paz esté en cada uno de los orantes que sostienen este Plan de Amor.
Por esa razón, en este sábado de Aleluya, para que en el día de mañana sus almas resuciten en espíritu, en gozo y en alegría por tener la Gracia de escuchar la Palabra de Dios, les ofrezco esta Comunión Eucarística cumpliendo Mi promesa de estar con ustedes todos los días, hasta el fin de los tiempos.
Padre, Amor infinito, Consolador y Curador, Te ofrezco este pan para que Tú, bajo el poder de Tu Gloria, lo conviertas en el Cuerpo de Cristo para que hoy, consumando esta tarea espiritual y divina, lo ofrezca a cada uno de Tus hijos y les vuelva a decir: "Tomen y coman, porque este es Mi Cuerpo que es entregado por los hombres para el perdón de los pecados”.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Amén.
De la misma forma, te ofrezco el Cáliz de la Redención a Ti, Padre Amado, para que Tú lo transubstancies en la Sangre de Cristo. Por ese motivo, lo vuelvo a ofrecer a los Tuyos, diciéndoles: "Tomen y beban todos de él, porque este es el Cáliz de Mi Sangre, Sangre de la Nueva Alianza, que es derramada por su Señor hasta los tiempos de hoy, para el perdón de todas las faltas. Hagan esto en Mi memoria".
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Amén.
Y ahora, tomándonos todos de las manos, y quien está solo en su casa coloca sus manos en señal de recepción hacia el cielo para que, junto a Nuestro Señor, repitamos esta poderosa oración que Él nos enseñó:
Padre Nuestro (en español).
Padre Nuestro (en inglés).
Que la Paz de Cristo descienda a la Tierra y eleve al Cielo a todas las estrellas caídas.
Que así sea.
Pueden llevar las manos hacia el corazón, porque donde está la unidad no prevalece ninguna enfermedad.
Que la Paz del Reino de los Cielos esté en ustedes y en todo el mundo.
Los bendigo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Les agradezco por haber compartido esta tarde Conmigo. Guarden en la memoria lo que hoy vivieron.
Mi victoria celestial está dentro de cada uno de ustedes y en ningún otro lugar.
Aquellos que se hayan decidido a entregar su vida a Mí, sepan desde ahora y para siempre, que a Mí pertenecerán y no pertenecerán a ninguna otra presencia, porque Mi Presencia es insondable e infinita.
Quiero hacer de sus vidas corazones humildes y pacíficos, que puedan testimoniar la Presencia del Hijo de Dios en la Tierra para estos tiempos difíciles y críticos.
Por eso he venido nuevamente al mundo con el Rayo de la Transfiguración, porque aún la consciencia humana deberá sublimarse, para que sus cadenas y todas sus prisiones se puedan liberar y el espíritu vuelva a ser libre como lo fue en el principio, como lo fue desde su origen, desde su existencia. Que pueda volver a obrar y a vivir en Dios sin estar dentro de la cadena del sufrimiento y de la agonía.
Lo que Yo les ofrezco en este tiempo, compañeros, es un gran sacrificio y un gran servicio por la humanidad, porque como ustedes saben, la humanidad está desequilibrada no solo desde el punto de vista psíquico, también desde el punto de vista material. Y ese equilibrio que la humanidad perdió, deberá volver a recuperarse a través de instrumentos de Mi Misericordia y de Mi Gracia.
Por eso estos tiempos son difíciles y definitivos, tanto en el júbilo como en la alegría, tanto en la batalla como en el desafío.
Atravesarán muchos puentes y muchos desafíos, pero también atravesarán muchos abismos, dentro y fuera de ustedes y también lo verán en toda la consciencia humana.
No bastará que hoy relate lo que sucede en la humanidad, porque lo están viendo día a día.
El Fuego de Mi convicción debe llegar a ustedes todo el tiempo. Eso permitirá que las Leyes Superiores puedan actuar a la Tierra y ese equilibrio tan esperado se pueda generar y presentar en la humanidad.
Mientras estoy aquí estoy también con los que sufren, con los que agonizan y con los que se desesperan, día a día.
Por medio del canal de la Divina Misericordia que fue abierto es que hoy puedo interceder por cada una de esas almas, tan necesitadas del Amor de Dios, tan necesitadas de la cura y de la redención.
Lo único que hoy les puedo ofrecer, compañeros, es la persistencia que Yo alcancé en la Cruz, persistencia que necesitarán para este tiempo crítico, para este tiempo definitivo, en donde las pruebas serán las escuelas y los aprendizajes para todos. Grandes momentos de definición de su consciencia y de poder dar saltos seguros y firmes en la evolución del amor y de la verdad.
Las pruebas no llegarán para amedrentarlos, sino para fortalecerlos, para que sigan firmes el camino que Yo les ofrezco. Eso los hará más verdaderos y simples, porque es lo que Dios espera de todas sus criaturas, que puedan penetrar el Misterio de Su Amor y la Infinidad de Su Gracia, principios que aún están disponibles para la humanidad y el planeta.
Pero dependerá de la adhesión de Mis compañeros y de Mis seguidores para que esas Fuentes de Dios puedan descender a la Tierra y las cosas no se desestabilicen tan rápidamente como el pasar de las agujas del reloj.
Necesito que el mundo pueda recuperarse y redimirse.
Necesito sobre la superficie de la Tierra espejos de la oración que puedan reflejar hacia todo el planeta todo el amor que Yo les entrego hacia sus esencias y espíritus, porque eso no permitirá que el caos pueda ganar, sino que el amor pueda vencer como siempre ha vencido a través de los tiempos, más allá de los errores, de las fallas y de todas las acciones humanas, que han transgredido una y otra vez el Plan de Dios.
Pero ahora llegó el momento muy importante para el mundo, en donde esa definición interior será clara para todos y eso dependerá de ustedes y de Dios; de Él, no como un Juez, sino como un Padre de Misericordia y de Gracia que tiene sed de Sus hijos, del amor de sus criaturas, de la transparencia de todas las vidas de la Tierra, porque derrotará los principios que ha sembrado el mal en la humanidad y llevan a la perdición y a la desesperación de las almas.
Pero ustedes saben, compañeros, que a través de estos encuentros Yo los preparo para Mi retorno, porque primero debe prepararse su espíritu, para que toda su consciencia esté lista para poder verme y reconocerme.
En el momento más difícil de la humanidad es cuando Yo retornaré y revelaré Mi Faz a todos.
No daré hora, ni fecha. Llegaré en el momento más culminante de la humanidad, cuando todo esté en su gran agonía.
Por eso los necesito firmes, claros y conscientes, para poder reconocer Mis comandos y para que aún las puertas a la Divina Misericordia estén abiertas.
Mientras tanto, persistan a través de Mi Corazón y no vuelvan sus vidas como son las vidas de los demás, las que han perdido el sentido de la misión y del propósito, hasta de la propia experiencia de la vida sobre la Tierra.
Esto va más allá de algo espiritual. Es estar en el camino correcto que el alma vino a cumplir en este planeta para ser merecedora de la Gracia y de la Misericordia de Dios, para poder corresponder al Divino Propósito que la ha traído a la Tierra, más allá de los errores cometidos en otros tiempos.
Hoy no vengo a hablar de las fallas o de los errores, sino de los talentos que aún deben ofrecerme y darme; talentos que esperan despertar dentro de ustedes y sus almas gritan por poner en servicio.
Por eso, compañeros, perciban el fin de los tiempos en una profunda claridad y sabiduría.
Sepan diferenciar las situaciones y las formas. No es para que las omitan, ni tampoco para que las rechacen, porque la transformación es eterna e infinita.
Pero en esa transformación la consciencia se eleva y despierta y encuentra cada vez más el sentido y la razón de haber existido en este Universo y dentro del Universo Espiritual.
Todo tiene su comunicación y su reflejo interno y externo; eso va más allá de la mente o de la intelectualidad.
El sentido del alma debe ser profundo y verdadero. Ella debe poder expresar su tarea en este tiempo final. No puede ser perturbada por sus miserias, por sus dudas o incomprensiones.
Deben permitir que sus almas tengan la oportunidad de servir y de amar y de conseguir expresar el valor que ellas tienen para que puedan cumplir la Voluntad de Dios.
Mientras esa situación en las almas del mundo no se defina, limitadas serán las oportunidades de la intervención universal.
Por eso traigo el bálsamo de Mi Luz para el mundo entero y la cura profunda de Mi Corazón, para que las almas se animen a dar los pasos que necesitan dar, sabiendo que el compromiso definitivo aún es desconocido por todos y que aún están a camino de poder encontrarlo y de verlo.
Anímense a definir sus vidas en la manera simple de la vida, en el amor en el servicio y en la caridad; en la consideración de los otros y del prójimo, como de los Reinos de la Naturaleza.
La escuela que fue enseñada aquí debe permanecer eternamente en la consciencia humana.
Los atributos que fueron sembrados aquí por medio de la instrucción y el camino de la vida grupal deberán ser los pilares para sostener la gran transición planetaria y toda la crisis de la humanidad, sabiendo que, a pesar de los errores, de los sufrimientos o de las guerras, de la ignorancia o de la indiferencia, existe un lugar en el mundo donde se viven los Atributos de Dios de una manera simple pero verdadera, así como los vivieron cada uno de los representantes de los pueblos del desierto junto a Moisés.
Ustedes son el puente, queridos compañeros, para que el Proyecto Sagrado de Dios, reflejado y manifestado en la consciencia humana por medio de la intervención divina y cósmica, pueda tener su continuidad y sobre todo, su porvenir.
Pero depende de la decisión de las almas de estos tiempos, de la consciencia y de la atención ante el llamado que es proclamado desde el Universo Mayor, del interés de cada uno de los corazones del mundo y sobre todo de la unidad que pueda ser gestada entre sus consciencias, a pesar de las diferencias o de las escuelas, más allá de todos los aprendizajes.
Porque donde está el amor, está presente Dios y su Proyecto Divino, está presente Mi Corazón y el Corazón de Mi Madre y el de cada Jerarquía Universal que contempla y observa la humanidad en estos tiempos, y cómo pierde sus códigos y sus experiencias de amor por haberse sumergido en la modernidad actual y en la indiferencia global, raíces de la gran ilusión mundial.
Pero ustedes, compañeros, como cada uno de los que me escucha, no tienen esos velos en la consciencia; han despertado y han sentido el llamado de la Jerarquía.
Espero que puedan aprovechar Mis Palabras, porque Mi ciclo está finalizando con ustedes. Y cuando finalice todo sucederá y no serán solo mensajes o palabras, o cosas invisibles o lejanas a su realidad material.
Deberán volver a buscar la Fuente que aquí se abrió por medio de la instrucción y del conocimiento, para ayudar a sostener a los que no se sostienen, a los que son más ignorantes y necios, para ayudar a curar y a redimir, abriendo sus brazos y corazones para acoger al mundo, a las naciones y a sus pueblos, más allá de sus culturas y de sus creencias.
De nuevo se volverá a repetir el gran desafío de Noé en su Arca Espiritual.
Aquí se congregarán los pueblos si las puertas están abiertas.
Aquí se acogerán los que sufren si el amor está presente.
Aquí estará la Jerarquía si la adhesión y la respuesta fueran sinceras y verdaderas.
Eso permitirá que nuestro Fuego nunca les falte, que nuestra Luz siempre los guíe, que nuestra Consciencia siempre les refleje discernimiento y sabiduría.
Pero llegó el momento, compañeros, de vivir definitivamente el nuevo ciclo para que todo lo que está en el Universo Espiritual pueda descender al Universo Material y así, se lleve adelante el Plan de Rescate en el fin de estos tiempos.
Acepto sus ofertas, escucho sus corazones y acojo sus intenciones en unión a la Jerarquía.
Que se cumpla en ustedes la sagrada misión que han venido a realizar.
Que sus sentidos internos se abran para poder percibir la emergencia de estos tiempos y el llamado inmediato que viene del Cielo, para elevar la consciencia humana de estado y de condición.
Celebremos entonces en esta hora la comunión con el alma de cada ser, y ante la Presencia de Mi Iglesia Celestial, que no solo llega al Corazón del Padre bendiciendo los elementos de este Altar que hoy son ofrecidos y las intenciones más profundas e internas de sus espíritus, en esa donación que sus almas pueden hacer para estos tiempos por muchas, muchas almas más que en este tiempo no lo hacen, ni lo viven. Así también aliviarán Mi Corazón de la gran ceguera humana que estoy viendo en la humanidad y cómo eso sumerge a las almas en la ilusión y en la indiferencia.
Que el amor que ofrecerán hoy sus corazones ante el Rey Universal pueda disolver las corrientes contrarias, y las almas puedan renacer a la vida en el encuentro perfecto con la Esencia Divina.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
A pedido de Nuestro Señor escucharemos el Padrenuestro cantado en latín, para que las Puertas de Su Iglesia Celestial se abran y Su Gracia descienda en todos los corazones.
Nos ponernos de pie para la consagración.
Pater Noster...
Cristo Jesús:
En aquel tiempo Yo les di Mi Cuerpo para que resucitaran.
En aquel tiempo Yo les di Mi Sangre para que pudieran purificarse, consagrarse a Mí, para consagrarse al Plan de Dios.
En esta hora y en este momento se vuelve a revivir el sacrificio del Cordero de Dios, cuando en aquel tiempo tomé el pan dando gracias a Dios, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo lo bendijeron, se lo entregué a Mis Apóstoles diciéndoles, para que le transmitan a la humanidad, que "este es Mi Cuerpo que fue entregado por todos para el perdón de los pecados".
Tomé el Cáliz y elevándolo a Dios, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo lo bendijeron. Lo pasé a Mis Apóstoles diciéndoles: "Tomen y beban todos de Él, este es el Cáliz de Mi Sangre, que a través de los tiempos y de las generaciones derramará la preciosísima Sangre del Cordero de Dios, para que todos reciban Sus Códigos de Luz y se rediman".
Este es el Cuerpo y la Sangre de quien dio la vida por ustedes hasta lo alto del Monte Calvario y sufrió por la humanidad para que ella no perdiera el sentido de su existencia y el camino perfecto de su alma.
Gloria a Dios en las Alturas, paz en la Tierra a todos los seres de buena voluntad.
Y ahora que el Padre recibió la oferta de los elementos en el Altar y la oferta de los corazones, ha llegado el momento de la bendición a través de la infusión divina que el Padre propaga para todas las almas de la Tierra, y a través de la Obra, de la Ciencia del Espíritu Santo.
Que la Paz de Mi Corazón esté en ustedes y esté en todos los seres de la Tierra para que sean portadores de la paz y de la Misericordia de Dios, a fin de que terminen las guerras, el hambre, el sufrimiento y la desesperación de los corazones.
Por el triunfo del Sagrado Corazón de Jesús en este país y en el mundo, Yo los declaro Mis apóstoles y Mis compañeros, y les doy Mi bendición espiritual y paternal.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, Amén. (x 3)
En fraternidad y en compasión se darán el saludo de la paz.
¡Les agradezco!
Por medio de la Oración por la Paz en las Naciones vengo a instituir en la humanidad la Nueva Alianza entre los hombres y Dios y a través de ese ejercicio espiritual, vengo a conceder a las almas muchas más oportunidades para sus vidas, a fin de que más consciencias se puedan redimir.
Una gran red planetaria de luz se establece entre los mundos internos de todos los que se adhieren a ese ejercicio. Situaciones difíciles y caóticas en el fin de estos tiempos son resueltas y la Jerarquía espiritual, por medio de ese impulso que dan las almas hacia el Universo, puede interceder en una gran operación de rescate planetario.
A través de ese ejercicio espiritual de Oración por la Paz en las Naciones, la fe y la convicción de los corazones en el Universo Espiritual permite derrotar grandes fuerzas involutivas y consciencias que oprimen a grandes naciones del mundo, así como todas sus poblaciones y culturas.
Este es el preámbulo de la preparación para Mi segundo Retorno al mundo.
Será a través de todos los seres conscientes y disponibles al Plan de Dios que se comenzará a remover lo más impuro que existe en la humanidad y el planeta; así, las almas también se purificarán y sin percibirlo, trascenderán sus miedos, dificultades y dudas, porque contarán con el apoyo supremo de la Jerarquía Universal.
Cada vez que este trabajo se fortalezca y sea asumido conscientemente por cada orante y colaborador, se ampliarán aún más las oportunidades en la humanidad y aunque no lo puedan creer, ni afirmar, ese ejercicio tendrá repercusiones en varios lugares del mundo, en lugares más lejanos de la humanidad.
Por eso, la Jerarquía cuenta con el apoyo de todos los servidores de la Obra. Porque ellos siempre y para siempre, serán la base para que todo eso suceda y permitirán que más almas se aproximen a esta corriente poderosa de la oración, que va más allá de cualquier religión o cultura.
Porque las almas, en el fin de estos tiempos, uniéndose al propósito del rescate y de la redención de las naciones, permitirán descubrir a través del poder de la oración, muchos más atributos y sus vidas cambiarán de la noche a la mañana. Ya no serán forjados por las fuerzas del caos, porque su fe se fortalecerá en Cristo y por Cristo, y serán señalados por el Sacerdote Mayor cuando Él retorne al mundo por segunda vez.
Pero primero deberán prepararse desde el mundo interno, para poder conocer la verdadera Faz de vuestro Señor, que vendrá entre las nubes anunciando el retorno del Reino de Dios.
Y eso será escuchado como centenas de trompetas y el ser escuchará en su interior el llamado de la Palabra de Dios, que lo sostendrá en el fin de los tiempos y atraerá a su consciencia lo que en verdad existe en todo el Universo Mayor.
Por eso, compañeros, asuman ese compromiso como algo esencial e imprescindible. Así permitirán que muchas más cosas sucedan en la humanidad y en el planeta, y la energía de la Divina Gracia y el poder del Divino Amor pueda seguir convirtiendo los corazones perdidos, y reencontrarán su origen; no se sentirán solos, sino dentro de la gran familia espiritual de la Jerarquía.
Yo los invito a atravesar estos tiempos a través de ese ejercicio de Oración por la Paz en las Naciones, porque la unidad entre las almas y los corazones creará una protección invencible, que surgirá primero desde sus consciencias, porque será impulsado por sus espíritus superiores que finalmente despertarán a la vida cósmica.
Los velos de la consciencia caerán de sus rostros, reconocerán sus errores y reconocerán sus aciertos.
Pero la Ley de la Misericordia que todavía actuará por un tiempo más, equilibrará todas las deudas y todos los cometidos, porque el sincero servicio incondicional de sus corazones abrirá las puertas para la redención y la cura de sus consciencias; despertarán para sus atributos y dones, reconocerán sus talentos y linajes, y en esa unión perfecta con la Jerarquía Espiritual y Divina, ya no perderán el tiempo en esta humanidad, porque caminarán conscientes hacia un mismo propósito y hacia una misma meta, sabiendo que desde las Esferas sublimes del Universo vendrá la ayuda y sus corazones, su mundo interno, se unirán en esa perfecta alianza espiritual con la Jerarquía.
Aún los tiempos más difíciles no llegaron. Pero tienen en sus manos el poder de la oración para poder transformarlo todo.
Ustedes son consciencias impredecibles como humanidad. Aún están a tiempo de cambiar los acontecimientos del planeta. Y aunque el planeta se purifique ampliamente, los espíritus sobre la Tierra que estén coligados con la Jerarquía no perderán la fe, no se disolverá la confianza. Vivirán la fortaleza por medio de los impulsos del Espíritu Santo.
Y finalmente, compañeros, en esa verdad que vivirán a partir del nuevo ciclo, estarán cumpliendo su misión y su tarea en esta humanidad y sirviendo a este planeta dentro de esta escuela de redención y de perdón.
Deben conseguir espejar lo que en verdad ustedes son, en esencia. Por eso deben abandonar los hábitos y las costumbres de la vida humana para que las energías sublimes del Universo que impulsa la Jerarquía, por medio de su presencia y de sus herramientas, pueda transustanciar y transfigurar a sus consciencias completamente, sabiendo que la materia seguirá siendo materia; pero la materia humana, especialmente sus células y átomos, se pueden volver a iluminar.
Si ustedes buscan la trascendencia interior, ayudarán a elevar la consciencia de la humanidad perdida. Los tiempos del caos, por más que sean difíciles, se podrán transmutar y purificar, porque corresponderá a todos la purificación del planeta y de la consciencia humana.
Y como las grandes estrellas del Universo, llegará la Jerarquía a la Tierra, en Su Consciencia sublime de Luz, para volver a restablecer el Proyecto de Dios como fue en el principio.
Pero están en un tiempo aún de vencer la dualidad y de poder atraer hacia la Tierra los atributos que la humanidad tanto necesita para estos tiempos.
Ustedes son una humanidad actual en transición y en redención, pero sepan que cuentan con el apoyo de la Consciencia Universal del Único, del Todo Poderoso, del Altísimo, de Adonai, Abba y Emmanuel, como ustedes lo puedan identificar y sentir.
La Fuente Primordial vendrá al auxilio de la consciencia humana en el fin de los tiempos y todos tendrán la oportunidad y la Gracia de reencontrarse con su verdadero y profundo ser.
Mientras estoy aquí, con ustedes, también les hablo a los mundos internos de todas las almas de la Tierra y Mi Espíritu Divino abraza a muchas consciencias.
En este momento desciende la Divinidad para poder transformar a todos los seres, que en sinceridad y en honestidad se abran para poder vivirlo.
Por eso también los elementos de la naturaleza también Me acompañan en este día, porque todo forma parte de una sublime purificación de la consciencia, hasta que finalmente, se puedan consagrar.
Que sus almas reciban este impulso de Cristo como uno de los últimos y que puedan recibir de la Fuente lo que en verdad necesitan a fin de que sigan creciendo interiormente y no exteriormente.
Hoy, no estoy solo aquí. La Jerarquía Espiritual está contemplando este momento, momento en el cual los mundos internos se postulan para dar un nuevo paso en la consciencia delante del escenario del fin de los tiempos y de los próximos acontecimientos que llegarán al planeta.
Toda la Jerarquía evalúa este momento y la sensibilidad de los corazones delante del Reino de Dios.
La Jerarquía Espiritual reflexiona y acompaña este momento a pedido de Dios, sabiendo que esto no sucede solo aquí sino también en el mundo, en todas las naciones y en todos los pueblos, en los que se han postulado para vivir el Plan.
Mis impulsos removerán muchas cosas, pero susténtense en la Divina Misericordia de Mi Corazón, porque lo que tengo pensado y diseñado para cada uno es perfecto, solo deben abrirme la puerta de su corazón para que la Energía Divina pueda entrar y ser parte de sus espíritus, de su esencia y de sus almas.
Reciban entonces, colocando sus manos en señal de recepción, esta Gracia, que hoy no será comprendida ni entendida, sino que el tiempo la revelará cuando cumplan los Designios de Dios: que vinieron a vivir como almas, como eternos servidores en la superficie de la Tierra dentro de esta gran hermandad universal.
Mi Silencio también atrae a las almas hacia la Redención y curo infinidad de almas miserables, que después de tanto tiempo reciben esta oportunidad, efecto insondable de la Divina Misericordia.
Pueden colocar las manos sobre el corazón.
En esta comunión con la Vida Infinita, que intenta regenerar la vida humana, la consciencia planetaria y todos los Reinos de la Naturaleza, gravemente ultrajados por el hombre y hoy siendo curados por Mi Espíritu, que nazca de sus corazones una nueva oferta para Dios, que en el silencio de su templo interno podrán proclamar para el Creador, por medio de la bendición y de la consagración de todos estos elementos, que no solo transustanciarán una vez más al Brasil, sino también al mundo y a muchos más que esperan por esa Gracia.
Todo esto es generado por el Amor de Mi Corazón, que abre las puertas a millones de almas miserables que necesitan de la compasión de Mi Corazón para sobrevivir, para que puedan vivir la cura y el perdón.
En este momento, compañeros, he recibido en Mis Manos, desde sus mundos internos, su ofertorio, para que sea contemplado por la Fuente de la Creación y él sea elevado al Cielo por el impulso de trascendencia de todos los ángeles.
Que en esta comunión con la Vida, la vida humana sea respetada y sobre todo, los que nacerán sean respetados, para que el mundo tome consciencia algún día, que la vida de cada ser es el mayor Proyecto de Amor de Dios.
Hoy, Me apiado por los madres que han abortado, por los hijos que nunca nacieron, por las almas que fueron ultrajadas.
La Misericordia de Mi Corazón llega a todas las vidas, también en los planos internos, para que esas almas tengan una nueva oportunidad dentro de este Universo y se sientan amadas, así como Mi Madre los ama en todo momento y a cada instante.
Por esa razón, hoy he venido especialmente para pedir a las madres del mundo la oración por los no nacidos, a fin de que el Padre derrame Su Gracia y no Su Justicia, y las madres que no han comprendido lo que tenían en su vientre, tengan la oportunidad de volver a amar y de perdonar, así como hoy Yo los perdono y los absuelvo, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Esa oración será realizada dos veces a la semana: los días lunes, en honor a los Misterios de la Alegría, por el nacimiento y el renacimiento del Cristo interno en todos los seres, especialmente en las madres del mundo que se deshicieron de sus hijos; y los días viernes, para recordar el sacrificio y el dolor de su Señor por este pecado, tan grande en el mundo, que intenta esparcirse por las naciones como si fuera una nueva moda.
Que la vida espiritual sea respetada para que la vida material sea amada. Que así sea.
Oración del Ángel de la Paz:
Mi Dios, yo creo en Ti... (x3)
Así como Mi Energía transustancia sus consciencias, que estos elementos que fueron colocados a los pies de Mi Altar sean transustanciados para el beneficio de las almas y la Luz en el planeta.
Que así sea.
Padre Celestial, que a todos conduces... (x3)
Por el agua que fue derramada en la Cruz, hoy todos los que serán sacramentados reciban la energía de Mi Gracia, a fin de que esta Gracia se expanda en la humanidad y las almas se sientan atraídas hacia Mi Corazón. Que así sea.
Cuántas Gracias hoy derrama Mi Espíritu sobre todos los que la necesitan, a fin de que encuentren, verdaderamente, la alegría de vivir en Dios.
Bendice Padre, estos elementos, a fin de que sirvan de ayuda a todas las almas y los corazones puedan elevarse en espíritu hacia Tu Reino. Amén.
Que con el mismo poder del Amor que fue ungido por las mujeres de Jerusalén en el Santo Sepulcro, hoy sean ungidos los hijos de Dios, para que encuentren el camino del propósito y de la eterna vida. Amén.
Fray Elías:
Nos ponemos de pie.
Hoy, los ángeles del Universo recuerdan especialmente la Pasión y Muerte de Su Señor.
En este momento y a través de todos estos elementos, del pan y del vino, se vuelve a constituir el gran misterio de este Amor que dio la vida por todos los hombres de la Tierra.
En aquel tiempo tomé el pan y conociendo el mayor dolor que sufriría por el mundo, le ofrecí al Todopoderoso este sacrificio y Él, en Su nombre Trino lo bendijo.
Lo entregué a Mis Apóstoles, diciéndoles que "este es Mi Cuerpo, que será entregado por los hombres para la expiación de todas las faltas".
De la misma manera, tomé el cáliz y conociendo el padecimiento, la flagelación, el calvario y la Cruz, por medio de la Sangre que derramaría ofrecí este sacrificio a Dios, y Él lo bendijo en Su Consciencia Trina.
Y les dije a Mis apóstoles, como a muchos presentes más: "Tomen y beban todos de Él, porque este es el Cáliz de Mi Sangre, de la nueva alianza entre las almas y Dios hasta el fin de los tiempos".
En el nombre de la Santísima Trinidad sean constituidos y transustanciados estos elementos en el nombre del Señor, en el Cuerpo y la Sangre de Cristo.
Padre Nuestro...
Y con el Soplo de Mi Espíritu dejo en la Tierra muchas oportunidades para las almas, dejándoles Mi Corazón como testimonio vivo de Mi Amor, que proviene del Corazón de Dios.
¡Que sean bienaventurados los que serán sacramentados y se servirán del Cuerpo y la Sangre de Cristo!
Hoy, de nuevo les dejo Mi Paz y Mi Paz les doy, para que sean paz en la Tierra y en todas las naciones del mundo.
¡Que el Universo Celestial y el poder infinito del Amor, representado en el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, los bendiga y los colme!
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
En el nombre del bien, de la caridad y de la compasión, se darán fraternalmente el saludo de la paz.
Les agradezco por haberme acompañado estos días, porque ha sido muy importante para Mí.
¡Les agradezco!
Dejen que Mi Espíritu los invada completamente, para que puedan comprender lo que hoy necesito.
Dejen que Mi Corazón los colme y los transforme, a fin de que en ustedes se pueda crear un nuevo ser.
Yo vengo a estar sobre Argentina porque lo necesita para este tiempo final y sus corazones también lo necesitan, para que puedan aprender a vivir en Dios y así saber cumplir Su Propósito, que llega en estos tiempos a llamar a todos los corazones, a todas las vidas que se abran para unificarse Conmigo en el Amor y en la Verdad.
Pero hoy, no solo vengo por ustedes, compañeros; también vengo por los que ya Me siguen, por los que están viviendo sus pruebas, por los que están enfrentando su transformación.
Pero sepan que todo está en su lugar, tanto lo que vive el mundo como lo que ahora viven ustedes en este tiempo de transición, en donde las almas y los corazones deben aprender a amar, como nunca antes han amado.
Por eso sean fuertes, sean valientes y den los pasos definitivos hacia Mi Corazón, Yo los ayudaré compañeros.
Yo estoy aquí extendiéndoles Mi Mano para que la tomen fuerte y sepan caminar Conmigo en este tiempo de tinieblas, en este tiempo de desafíos; en el que ni siquiera ustedes saben que es lo que sucederá de aquí a un segundo.
Por eso vivan en la Fe, vivan en el Amor y aspiren todos lo días por la Divina Unidad, para que Mi Padre los pueda recibir con Sus Brazos abiertos; para que Él les pueda entregar sus Gracias y para que en este tiempo se forje en ustedes el nuevo hombre, aquel hombre que está libre de amarras, de cadenas y de prisiones.
Permitan que el Fuego de Mi Corazón los traspase profundamente.
Permitan que Mi Luz los compenetre desde la esencia, hasta el espíritu: que todo sea modificado, que nada se cristalice, que todo se transfigure y que todo se polarice hacia la Luz, para que puedan conocer en el próximo tiempo Mi Reino; aquel Reino que Yo he hablado en tiempos pasados a los apóstoles y a todos los que tuvieron la Gracia de escuchar Mi Voz en el Nombre de Dios.
Vengo para entregarles lo mismo, Vengo para darles Mi Legado.
Necesitan aprender a vivir en la Ley y a no salir de ella. Si están en la Ley, estarán protegidos y no tendrán que sufrir compañeros.
Acepten este tiempo de transformación como algo único y ya no hagan sufrir a sus hermanos; al contrario, que ellos puedan sentir su amor, su transparencia y su humildad que deben hacer de sus corazones, que debe surgir de sus esencias, para que el viejo hombre muera y surja el verdadero espíritu; aquel espíritu que recibirá los dones de Dios, aquel espíritu que formará parte de la nueva humanidad y de la nueva Tierra.
Mientras tanto, transfórmense, transfórmense mucho, pero de verdad, háganlo por Mí y por sus hermanos.
Demuestren a Dios que están comprendiendo y ya no pierdan tiempo, porque Mi Retorno está próximo y Yo los necesitaré verdaderos; tan verdaderos, tan cristalinos como el agua que surge de las entrañas de la tierra y que les da beber de la vida, que les quita la sed, que los cura y los redime.
Compañeros Míos, sean el bálsamo de Dios; sean curadores del nuevo tiempo por medio de la oración y no de las palabras; sean servidores del ejemplo y de la caridad; que los corazones del mundo puedan sentir las expresiones de su amor, para que todo se vivifique y se redima como Dios, nuestro Padre, que está en los Cielos lo necesita.
Atraviesen, compañeros, el puente sobre los abismos y únanse en lazos de amor y de unidad para que puedan atravesarlo sin miedo y sin dudas.
Porque si su Fe es fuerte, nada les atormentará, y tendrán firmeza y coraje para poder atravesar muchos puentes más; puentes que los esperan mas adelante, en el próximo tiempo, cuando todo termine de definirse.
Hoy vengo aquí por ustedes y por el mundo, con este mensaje para despertar en cada corazón humano la consciencia del Amor; un Amor que los hará libres, un Amor que los quitará y los sacará del cautiverio en el cual puedan estar en este tiempo.
Pero sigan confiando en Mi Divina Misericordia porque así Yo siempre los ayudaré.
Mientras les hablo vengo a liberarlos de las prisiones de aquello que los acongoja, de todo lo que perturba el corazón. El tiempo que se aproxima no será fácil. No puedo prometerles la vida eterna sobre este planeta en llamas y en tribulación; pero puedo prometerles Mi Reino, mientras estén aquí, sirviéndome incansablemente.
Les pido que crezcan no solo de corazón, sino también en consciencia, sabiendo en este tiempo discernir con sabiduría; para que cada prueba que vivan compañeros, la sepan superar y no se coloquen ustedes mismos en un constante naufragio que no existe, que solo vive en la mente.
Permitan en este tiempo que la Jerarquía espiritual abra las puertas a lo desconocido y los secretos puedan ser develados, porque así sus espíritus se elevarán y no estarán tan inmersos en esta materia que los ata a la perdición y que no les permite dar el paso a la verdadera entrega.
Como a Mis apóstoles, Yo les vengo a pedir lo que es simple, lo que nace del corazón; por eso crean en lo que les digo, porque así se cumplirá.
Ya no se dejen engañar, abran los ojos para poder mirar hacia el infinito y encontrar así su verdadero origen.
Vinieron aquí a este mundo para experimentar el amor y el perdón, la aceptación, la compasión, la entrega y la consideración con el semejante.
Si el mundo no se une en este tiempo, no podrá sobrevivir; así como ustedes hoy se unieron en Mí y Yo me puedo unir a ustedes compañeros.
Hagan vivir este ejemplo a sus hermanos y a sus familias, porque lo necesitarán. En esa hora ya no podrán existir divisiones, conflictos, ni dudas. En la hora más culminante de la Tierra, deberá prevalecer la Sagrada Unidad. Eso los hará fuertes los hará invencibles y sabrán de esa forma esperarme, hasta el último segundo cuando Yo ponga Mis pies sobre este planeta.
Vengo a Argentina porque la amo y necesito de su respuesta incondicional, para poder llevar adelante Mi Obra Redentora en esta parte del mundo.
Les envié a la Mensajera fiel de Dios, para que la pudieran escuchar, ahora Yo vengo a su encuentro para que también Me escuchen con el sagrado ardor del corazón y con la devoción plena de Dios.
Vengo a traerles lo nuevo y lo que aún no conocen, Vengo a traerles lo que nunca han vivido en esta vida. Les ofrezco la comunión con Mi Sagrado Corazón, para que se animen todos los días a amar un poco más de lo que creen que aman.
Sean compasivos con los que sufren y no le reclamen, sean compasivos con los que sustentan Mi Obra y no les reclamen; porque en ellos He puesto el peso de Mi Cruz, para que la carguen Conmigo hasta el final, aunque nadie lo comprenda.
Pero Yo no dejaré solos a los que les he confiado Mi Reino, así como hoy les confío a ustedes el Reino, compañeros Míos.
Vivir para Dios es una responsabilidad máxima, pero en su fondo está lleno de Su Gloria , de Su felicidad celestial.
No quiero que en este tiempo, pierdan la oportunidad de crecer interiormente y de hacer todas las cosas por amor y no por fuerza humana. Unan sus manos y sean una sola familia, para que Nuestros Sagrados Corazones puedan estar aquí, entre ustedes, todo el tiempo.
Quisiera que fueran un espejo de Mi Corazón sobre este planeta que está agonizando y muchos no lo quieren ver.
Salgan de sus casas, crucen las puertas de sus hogares y encontrarán la realidad de la cual Yo les hablo en este mismo momento. El sufrimiento y el dolor se ha expandido sobre el mundo y en todos los seres.
Ustedes deben ayudarme a aliviarlo y a no generarlo. Ustedes deben ayudarme a extirparlo y a no crearlo. Sean generadores en este tiempo de la Divina Misericordia de Mi Corazón para que Yo pueda estar presente en los que más necesitan de la Cura y de la Redención.
A los que ya Me siguen desde hace tiempo les digo: Usen las herramientas que Dios les entregó y podrán superar todos los tiempos y todas las pruebas.
Honren el Legado que les fue entregado en sus manos durante tantos años y pónganlo en práctica, así Me ayudarán a que Mi Obra y Mi Misión se expanda en el mundo y no se restrinja por sus formas.
Beban en esta hora, de la fuente del conocimiento que les traigo y se podrán transformar; pero permítanme compañeros, que Yo pueda entrar en sus corazones y vidas y así Yo podré borrar lo que los hace sufrir y lo que los perturba.
Si el mundo escuchara Mis Palabras ya sería otro. Si el mundo viviera Mis Palabras, ya sería otro. Pero sé que eso dependerá de Mis compañeros y de Mis servidores.
Que esta misma Gracia que Yo les traigo, de forma incondicional pueda llegar a los que más la necesitan.
Hoy tendré la Gracia de bendecir una familia, en nombre de muchas más, para que la cura de Mi Sagrado Corazón se establezca en los que aspiran algún día encontrar la paz.
Hoy las ungiré con el aceite de la reparación, de la misma forma que las santas mujeres ungieron Mi Cuerpo en el sepulcro, para dar honra y gloria a su Redentor.
Hoy consagrando a esta familia, consagraré a las familias del mundo para esta Natividad; para que esta misma oportunidad de redención, de perdón y de reconciliación compañeros, llegue a las almas que desesperan y que no tienen Luz interior.
Que se puedan abrir las puertas para la cura de las almas y que todo se pueda renovar.
Que se puedan abrir las puertas a la reconciliación y que todos se puedan perdonar.
Porque Mi deseo es poder vivirlos plenamente y sin restricciones; así como lo pude vivir en muchos corazones de hombres y mujeres imperfectos, pero santos, que vivieron Mi dolorosa Pasión.
Hoy establezco, por intermedio de este aceite, la consagración divina de esta familia que he escogido a pedido de Mi Padre, para que muchas familias más despierten al verdadero amor y al perdón.
Ofrezco esta consagración por la gran familia de la Comunidad de la Nueva Tierra, y deseo, que este aceite pueda ungir a los que están enfermos en ese lugar; y deseo que sepan que no Me he olvidado de nadie y que llegaré hacia ellos a su tiempo, para llevarlos Conmigo a una nueva vida, libres de sufrimiento, libres de la perturbación, del dolor y de la angustia.
Que las alas de esas almas que están enfermas en la Comunidad Nueva Tierra se puedan abrir, porque les ha llegado la hora de dar grandes vuelos hasta Dios, el Creador.
Mi último deseo compañeros, antes de esta unción especial por las familias del mundo y por los niños, es que sepan que esperaré a Mis compañeros, a Mis seguidores y a las familias en el Reino de Aurora durante este mes de diciembre; para que puedan ver a su Señor caminando entre los naranjos, viviendo y sintiendo en los corazones que creen en la cura interior y en la redención; para que brote en ellos la Nueva Aurora, el nuevo amanecer en cada ser.
Señor Todopoderoso, que te dignaste estar presente en el Cuerpo y la Sangre de Tu Hijo, por medio de la Pasión, la Muerte y la Resurrección, Te pido, Padre, en esta noche que bendigas a la Argentina para que ella ingrese en el proyecto de Tu Tierra Prometida. Amén.
Yo les doy la paz para que la vivan, la experimenten, y la den todo el tiempo a sus hermanos.
Deseo que también lleven medallas de Mi Glorificado Corazón para la Comunidad Nueva Tierra; porque Mi aspiración es estar sobre el pecho y los corazones de Mis hijos para protegerlos y acompañarlos más de cerca.
Los bendigo, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo
Y les agradezco en esta noche por haber buscado Mi paz y Mi consuelo.
No vengo a prometer la victoria aquí en la Tierra a ningún ser humano, sino un sacrificio que es desconocido por la mayoría. Es parte de Mi Obra de Misericordia, la que Yo intento que vivan Mis apóstoles en estos tiempos de transición.
Hoy vengo con Mis cinco principales Llagas encendidas.
Necesito que sientan las Llagas de Mis Manos, las Llagas de Mis Pies y la Llaga de Mi Costado, a fin de que compartan Conmigo lo que estoy viviendo por esta humanidad y por la que vendrá.
Mi Pasión no terminó en la Cruz, ella continúa viva en el eterno silencio de Mi Corazón.
Pero hoy también les muestro Mi Corazón resplandeciente; este Corazón que ha dado la vida por ustedes, que se entregó por ustedes para que estuvieran en comunión con el Padre a través de los tiempos y de los siglos.
Vean Mi Corazón Glorificado, que aún arde de Amor por las almas.
Este Amor consume como un Fuego a Mi Corazón, es un Amor que a veces duele, por estar tan limitado para poder entregarlo a las almas que tienen mucha sed de Dios.
Este es el Fuego Divino que Me permite estar aquí con ustedes y el que a través de los tiempos ha acompañado a esta humanidad, desde el momento en que Yo estuve encarnado aquí, en la Tierra.
No deseo que este Fuego de Amor Me consuma. Aspiro poder derramarlo, entregarlo y compartirlo con las almas que están más vacías de Dios, que no tienen salida, que no encuentran un sentido para la realización del Plan de Dios en este tiempo definitivo.
Con la Luz de Mis cinco Llagas y con Mi Corazón ardiendo de Amor en el Amor infinito de Dios, hoy deseo que coloquen su mano sobre Mi Corazón, para que puedan sentir Mi Presencia, que es eterna y perpetua.
Amado Mío: coloca tu mano sobre Mi Corazón y siente la fuerza de Mi Amor inextinguible, este Amor que repara y que cura a las heridas más profundas de la consciencia, el desasosiego de los espíritus, la tristeza de los inocentes, el dolor por los que claman por una oportunidad.
Coloca tu mano sobre Mi Corazón Glorificado y siente Mi Presencia. Yo estoy aquí y si estoy aquí, nada semejante a Mí puede estarlo, porque Mi Fuerza es indestructible, Mi Poder es invencible.
A Mi Amor nadie lo puede derrotar; porque es un Amor que proviene de Dios, de Su Infinita Fuente, de la emanación más profunda de Su Corazón eterno y sublime.
Siente, a través de Mis Palabras, tocando con tu mano Mi Corazón, este Fuego Divino de Amor y de Gracia, de Cura y de Redención, que hoy derramo sobre ti para renovar tus células, tus sentidos y toda tu consciencia, que es bañada por Mi Espíritu, es colmada por Mi Consciencia, es elevada por Mi Divinidad.
Hoy deseo que todos toquen Mi Glorificado Corazón.
Recuesta ahora tu cabeza sobre Mi Pecho y siente la paz. La paz que conforta, la paz que renueva: Mi Paz, que restaura. Mi Paz, que cicatriza. Mi Paz, que consume cualquier dolor, cualquier angustia.
Ríndete a Mis Brazos; ingresa en lo profundo de Mi Corazón, en donde está Dios a la espera de tu espíritu, junto a Sus ángeles.
Recuesta tu cabeza sobre Mi Pecho y siéntete completamente vacío; lejos del mal, y cerca de la Fuente renovadora de Mi Corazón.
Ríndete a Mis Brazos, para que Yo te pueda cubrir con el Manto Sagrado de Mi Divina Alma, de Mi Sublime Compasión.
Ríndete y ya no te resistas.
Abre tu corazón, dime qué es lo que sientes en tu interior.
Yo conozco tus misterios y los rincones más profundos de tu consciencia. No hay ningún obstáculo para Mí, ni ninguna barrera que Me pueda impedir llegar a ti.
Entrégate al Fuego de Mi Corazón y déjate consumir por la Sagrada Adoración de Mi Corazón Eucarístico.
Bebe del cáliz que hoy te estoy ofreciendo y vive el sacrificio por Mí, por todas las almas, por todos los Reinos, por este planeta que agoniza por la falta de tanto amor.
Consúmete dentro de Mi Fuego y que Mis profundas Llamas de Amor transfiguren tus sentidos, transfiguren tus células y eleven tu alma a través de Mi Corazón, al Sagrado Reino de Dios.
Siente los Rayos de la Cura, para que lo más imposible se pueda curar.
Siente Mis Rayos de reparación, para que lo que está restaurado se pueda volver a transformar en el Divino Proyecto que Yo tengo para ti.
Ríndete a Mis Brazos y déjame obrar.
En Mi Corazón está el refugio para estos tiempos, la fortaleza para las almas, la fuerza y el poder que derrotarán el mal.
Ahora deja que Mis Llagas toquen tu cuerpo y coloque Mis Manos en donde tú más lo necesitas. Siente la Luz de Mis Llagas, siente Mis Manos, las humildes Manos de un Obrador de Dios, que se entregó a ti, por Amor y Redención.
Siente las Manos de tu Rey, las que fueron traspasadas; Manos que soportaron el dolor del mundo, la indiferencia de la humanidad, hasta los tiempos de hoy.
Siente el calor de Mis Manos, que irradian la cura y la restauración para tus células, para cada rincón de tu ser.
Ríndete ante tu Maestro Celestial.
Acepta a tu Señor, acepta a tu Esposo y vive Conmigo la alianza eterna con Mi Corazón.
Ahora observa cómo toda amargura se disipa y el poder de Mis Llagas todo lo transforma, para que algún día, amada alma de Mi Corazón, alcances la Luz y la Ascensión,
Rindete a Mis Brazos. Ríndete ante Mi Presencia. Porque ahora debes ser nada para que Yo sea en ti y tú en Mi Padre, que está sediento del amor de las almas; que está lleno de Misericordia para todos tus defectos, para todas tus heridas, para todo lo que nadie puede curar en este planeta.
Y ahora, siente Mi Abrazo, siente el refugio de Mi Espíritu y sumérgete en el océano de Mi Paz, en donde ya nada más importa, solo estar en Dios y en Su Divina Presencia.
Quédate en Mis Brazos como un pequeño ser y sé tan insignificante como todo lo creado. Sé pequeño entre los más pequeños. Sé el último entre los primeros.
Te invito a ser nada, en el sagrado vacío de Mi infinito Amor.
No busques resultados, sino constantes esfuerzos.
Complace a Mi Corazón por todas las Llagas que el mundo me genera día a día.
Así como te entrego Mi Ser, entrégate en rendición a Mí, para que puedas salir de ti y puedas estar ahora en el sufrimiento de tus semejantes; curando como Yo he curado, amando como he amado, entregándote completamente, como Me entregué en la Cruz por cada uno de ustedes.
Haz de Mis Palabras el Fuego de tu vida, la Llama infinita que todo ilumina en estos tiempos de oscuridad.
Toma Mi Corazón como una nueva alianza y bebe de Mi Sangre Divina, para renovar tu ser, y así, transfigurarte de la noche a la mañana.
Quédate en Mis Brazos tan solo por un momento y ya no pienses en nada.
Estás dentro de Mi Reino, viviendo de Mi Verdad.
Estás en la realidad del Universo y, en este mismo momento, lejos de la ilusión.
Ríndete a Mis Brazos, para que puedas sentir el Fuego de Mi Amor, y así, aprendas, en este tiempo, a amar cada vez más, sin condiciones, sin barreras, sin defensas, sin apariencias.
Ama como Yo he amado a todo el mundo cuando estaba en la Cruz, en la mayor agonía.
Ama más que el dolor y que todo sufrimiento, porque el amor vencerá y algún día serás lo que Yo tanto aspiro, desde el surgimiento de tu consciencia.
No pienses en el pasado, sino en el eterno presente que hoy te ofrendo con Amor, para que puedas comulgar Conmigo en la plenitud de Mi Espíritu y en la Gracia de Mi Consciencia.
Ama por los que no aman.
Ama por los que no saben amar.
Ama por tus enemigos.
Ama delante de tanta indiferencia, y que encuentres en tu prójimo el Amor de Dios, que está vivo, pero herido, en tu semejante.
Ama como los ángeles aman a Dios. Que este Amor pueda arrebatarte, el Amor que hoy te entrego, el Amor que proviene de Mis Llagas y de lo profundo de Mi Corazón.
Ríndete a Mis Brazos y aprenderás a amar como Yo lo espero para este tiempo de crisis.
Que este amor surja de ti como un espíritu verdadero, como una Gracia incondicional que pueda superar tus límites y todas tus imperfecciones.
Ahora que estás rendido a Mis Brazos, rodeado por el Fuego de Mi Amor, por la Divina Luz de Mis Llagas, acepta Mi Llamado: curar a este planeta bajo el Amor de Mi Corazón, para que muchas almas más se salven, para que millones de consciencias despierten a la vida del espíritu.
Está llegando del Universo la fuerza imperiosa de Mi Amor, que quiere traspasar muchos corazones más que hoy agonizan.
Siente los Rayos de Mi Amor y libérate del cautiverio.
Siente los Rayos de Mi Amor y, en el sagrado silencio, entra en comunión Conmigo para entrar en comunión con Dios, a fin de que se establezca la sagrada reparación.
Ahora guarda en tu corazón lo que hoy te he donado de una forma incondicional, porque te estoy ayudando a cargar la cruz de estos tiempos difíciles, Yo Soy el nuevo Cirineo.
Yo vengo a hacer de tu vida una nueva vida, algo que tú desconoces, algo que está lejos de tu control y de tu pequeño poder, vengo a hacer de tu vida lo que Dios espera.
Hoy solo vengo a cumplir Mi Voluntad. Amén.
Lleven las manos hacia al corazón y comulguen Conmigo, en el calor interno que hoy los une, en la Comunión renovadora que hoy nos congrega para que, algún día, nos tornemos libres, libres de la cadenas, libres de las prisiones y de todos los atavismos, tan libres como lo fueron los apóstoles.
Solo les pido que no teman cruzar el desierto porque Yo siempre estaré allí, para extenderles Mi Mano y levantarlos del suelo, dándoles fuerza y coraje, templanza y esperanza para poder caminar hasta el fin de la meta, hasta el Reino de Dios.
Hoy vengo con Mi dulce Fuego de Amor y con la suavidad de Mi Espíritu, con Mi Amor-Sabiduría, para curar al mundo de los núcleos más internos que aún no se pueden transformar, por temer a vivir el gran Amor que Yo tengo por todos, eternamente.
Siente tu corazón vacío de toda secuela; y ahora, contempla en tu corazón cómo se abre la flor de la redención, tan bella como las rosas y todas las flores del Universo.
Este es el toque de tu esencia.
Este es el resurgimiento de tu pureza que se ha entregado a Mis Brazos para poder despuntar como el Sol de Mi Corazón, en este Universo, para siempre.
En los tiempos de oscuridad vendré a dar fuerza a los que Me sigan, a los que Me escuchan abiertos de corazón, a los que Me adoran y a los que aún esperan Mi llegada al mundo, aunque no Me puedan ver.
Yo quiero que se rindan a Mis Brazos los que aún no se han rendido.
Yo vengo a buscar de ustedes lo que es verdadero y justo.
Vengo a traspasar las capas más profundas de la miseria, los muros más rígidos de la consciencia por medio del Rayo Poderoso de Mi Amor, y así los hago resurgir bajo Mi Espíritu, que es el Espíritu de Mi Padre.
Y ahora, en Mis Brazos, sientan el Sacramento de la Reconciliación con el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.
Vengo a hacer de sus vidas nuevas cosas.
Vengo a concretar lo que parecería imposible.
Vengo para manifestar en este tiempo la Gracia de Dios, una Gracia que aún no es comprendida ni valorada por la humanidad.
Vengo a entregarles lo que viene de Dios, a través del Corazón Amadísimo de Su Hijo.
Vengo a santificar este aceite con la emanación más profunda de Mi Espíritu,para consagrar a nuevas auxiliadoras de Mi Divina Misericordia, que serán a partir de esta noche, Mis Brazos y Mis Manos, para llevar al mundo, por medio de los Sacramentos y del Ceremonial, la Misericordia de Dios para las almas, para las almas más moribundas.
Hoy contemplaré esta consagración con regocijo, como lo fue en Santiago de Compostela, en donde pude ver en esas almas la verdadera misión de sus esencias, manifestada en la vida material por el simple hecho de adorar y de amar Mi Corazón.
Hoy vengo a entregarles esta Gracia que va más allá de sus almas, de todas sus condiciones, de todas sus imperfecciones.
Hoy vengo a liberarlas para que estén en Mí y Yo en ustedes, en comunión perpetua con las esposas del Señor.
Que el Señor bendiga este elemento, que surgió en los principios de este planeta para santificar a las almas y para quitarles la sed de Dios, con el fin de que se reconcilien con la Santísima Trinidad, presente en el elemento agua, fuente de gracia y de reparación,
Este es el símbolo1 que las unirá a Mí. Aquí está la unión con Mi Sagrado Corazón, fuente de gracia y de cura.
Y así, en momentos de alegría como de tristeza, en momentos de desafíos como de pruebas, así Yo siempre las quiero ver. hijas Mías, fortalecidas por el coraje del espíritu, la templanza del alma, por el fuego de sus corazones unidos al Fuego de Mi Corazón.
Bendigo a todos y al mundo entero, con la señal luminosa de la Redención: en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
1Fray Elías exhibe el pan y el vino.
Coloquen su mano izquierda sobre el corazón y ante Mi Padre reverencien este momento, este tercer encuentro Conmigo. Que en este mes de agosto concluye una etapa y el comienzo de una nueva para todos los misioneros de la Tierra, para todos los congregados en Mi Plan de Redención y de Luz.
Una etapa en este día se cierra y una puerta nueva se abre, para que la puedan cruzar en consciencia y hermandad.
He venido con los Seres Celestiales, los Elohim, todos los Seres Resplandecientes. Una parte de Ellos ha descendido para encontrarlos en este desierto sagrado y terminar de instituir el Plan que una vez comenzó y aún no pudo terminar, el Plan de establecer la Luz de los Centros Sagrados sobre la superficie del planeta, y para una humanidad, aún muy dormida.
Es esta Luz interior, que nace desde los Recintos Sagrados, que ayudará en la transición de la Tierra, y de todas las consciencias que duermen en el sueño de la ilusión.
Así, en este tercer encuentro, compañeros, vengo a abrir un poco más los ojos de sus consciencias. Vengo a traerles la síntesis de todo lo que ha sucedido en este encuentro de oración, de las posibilidades que tuvieron de dar nuevos pasos a través de este ejercicio espiritual, de este comando universal que Yo los invito a vivir.
Vengo a traerles la síntesis de la experiencia de amor en cada uno de ustedes, de lo que después de tres años y en este encuentro, Me pudieron dar con todos sus corazones, con todas sus almas y espíritus unidos a Mí.
Vengo a traerles la síntesis y la respuesta de esta tarea realizada, durante los dos días de esta fusión divina que se vivió entre el Desierto Sagrado, en el cual Yo Me encuentro, y Aurora.
Esa unión se irradió para todos, esa puerta fue abierta para todos, y no importa donde hayan estado. Mas, si sus corazones estuvieron aquí, así como Yo traje a sus almas para este encuentro, para esta nueva etapa que en este agosto se inicia, una parte de la Misión está cumplida.
La respuesta de los servidores es importante; eso hace que el Plan evolucione y se concrete en la humanidad, a pesar de lo que suceda a su alrededor, o en todo el mundo.
Este encuentro está marcado por un Rayo importante, que separa el viejo ciclo del nuevo ciclo. Este es el Rayo de la Transfiguración, el Rayo que Yo viví por ustedes, y así les pude demostrar Mi verdadera Faz.
Es esa faz espiritual que Yo quiero que busquen, su verdadera faz, lo que realmente son y han venido a cumplir en este planeta.
Así Yo formo a Mis discípulos, así Yo creo a Mis soldados: en la fortaleza de la oración y en la vivencia del servicio para con el prójimo.
Hoy vengo a sintetizar esta experiencia que han vivido en el desierto Conmigo, nombrándome como el Hijo del Sol, de la emanación de la Fuente Única, de la Sabiduría y de la Comprensión Absoluta sobre la Verdad del Universo.
Quise que pasaran por este desierto, compañeros, para que cuando les toque volver a cruzarlo, sepan cómo hacerlo, sin temor, y con mucha valentía.
Esta tarea aquí, con todos ustedes en Perú, en la consciencia y el espíritu, Me permitió retirar a algunos de Mis discípulos de sus desiertos bien profundos, en los cuales estaban perdidos; porque con Mi Gracia todo es posible, y cuando las almas invocan Mi Divina Misericordia, también lo es.
Así, les vuelvo a decir compañeros, que no dejo a nadie para atrás. Pero respeto el tiempo de cada amado Mío, hasta que finalmente cumpla el servicio que Me ha venido a prestar, en nombre de Dios.
Desde este desierto hoy parte una Luz Mayor, una Luz que asciende e ilumina la Consciencia Planetaria; es la Luz Solar, es el Fuego Divino, es la súplica, la aspiración, la devoción ardiente de los corazones que clamaron por esta humanidad y por este planeta en redención.
Así, Yo los preparo para ese gran momento en que Me verán venir entre las nubes con la Faz de Mi Gloria y de Mi Divina Misericordia. Vendré con la Consciencia que muchos no conocen. Por eso envío a algunos de los Míos a los desiertos, para que se preparen como Yo Me preparé para vivir la Pasión, y así, vivir Mi Resurrección, que era retirar de la muerte espiritual a toda la raza, en el pasado.
Este Sol que Yo Soy, alumbra el Universo y trae la Buena Nueva, el mensaje de esperanza y el camino nuevo que los que se han perdido, podrán volver a recorrer.
Es ese Sol que Yo Soy, que alumbra y calienta el espíritu y el cuerpo, trayéndole restauro y cura para todas las heridas.
Hoy les digo, especialmente a todos aquellos que estaban en sus desiertos, que vengan a Mí. Yo Soy ese Sol que alumbra sus caminos, y que les da la vida eterna.
Las tinieblas pasarán, mas Mi Palabra permanecerá. No hay nada que separe a los que están unidos a Mí. Este Sol alumbra a todas las estrellas y a las consciencias que se unen al Propósito de Mi Padre, en donde cada uno cumple su parte.
Yo Soy ese Sol de las constelaciones; Soy el Gobernante Mayor, el Cristo, que estuvo aquí en el planeta para enseñarles la Verdad, para enseñarles del Amor y de la Misericordia.
Ahora, compañeros, que han cruzado Conmigo en estos tres días este Desierto Sagrado, en donde las tinieblas no pudieron triunfar, sino la Luz de Mi Amor, les pido: brillen, como este Sol que los alumbra. Sean Soles en la Tierra. Sean el Amor de Dios que ilumina dentro y fuera, y cada espacio de este planeta. Soles de Mi Padre, ¡levántense!
La mañana ya ha comenzado, y una nueva noche se aproxima. Pero no teman, quien está en Mi Corazón todo lo sabe y será guiado hasta cumplir su misión.
Soles: ¡despierten y no duerman! Es hora de brillar desde su interior, es hora de alumbrar los abismos y de disipar el mal en el nombre del Amor de Mi Corazón. Alumbren y sean lo que nunca fueron, sean dignos hijos de Dios, y estarán haciendo feliz a Mi Corazón. Sean como Yo fui, aunque no lo sean. Sean Soles que alumbran desde el corazón y que traen la paz para un tiempo de caos.
La hora más difícil se aproxima, pero no los abandonaré. Dichoso de aquel que Me haya escuchado con atención, porque será recompensado por Mi Padre.
Que ahora, la oración que han vivido durante estos dos días sea vida, sea amor, sea unidad y hermandad. No busquen las semejanzas en sus hermanos, busquen la belleza en los corazones de sus prójimos que así la maldición terminará, la maldición que hace sufrir al mundo todos los días.
Vean lo mejor que hay de cada uno, y ayúdense lo unos a los otros, porque así Me ayudarán. Sustenten y apoyen al que está caído, porque ustedes también caerán y Yo no los negaré, porque Mi Padre no los niega.
Si las almas vieran la esencia de estas cosas, no tendría sentido que el mundo se purificara.
No sean lo que no tienen que ser. Parezcan más de lo que viven, y vívanlo de verdad.
Los bendigo con Mi Consciencia Divina, en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, Amén.
Compañeros, que quede guardado este momento en ustedes, porque el Hijo del Sol vino a su encuentro para traerles la Paz.
Fray Elías del Sagrado Corazón:
Relato del tercer encuentro con Cristo, aquí en el desierto de Chilca, en Perú.
Cuando nos reunimos a orar la Coronilla de la Divina Misericordia, al final, la Consciencia de Cristo comenzó a aproximarse aquí la región del desierto de Chilca, como hizo las dos veces anteriores.
El cielo, que estaba nublado, se fue abriendo y el sol comenzó a irradiar su luz y su calor aquí en las montañas. Enseguida, Cristo nos mostró, vimos que Él se aproximaba a nosotros de una forma bien diferente a las que Él ha mostrado en otras instancias, y veíamos que el Maestro venía posando Sus Pies sobre una plataforma triangular azul que levitaba.
Él venía sobre esta plataforma. Era de un color azul bien intenso y fuerte, y comenzó a descender. A medida que iba descendiendo, los Universos, los Cielos, se abrían hacia otros planos, hasta llegar al plano espiritual, donde entendíamos comprendíamos que estaba la Consciencia del Padre, Adonai, y así abrió ese camino cuando descendió, Él estaba, en esta tercera Aparición, estaba vestido de Blanco, tenía una sutileza, era algo bien leve, delicado, sobre todo, muy amoroso; con los mismos rasgos que el Cristo Glorificado, pero esta vez, vestido todo de blanco.
Cuando Él apareció, cuando Él se aproximó en esa plataforma triangular azul, lo primero que sacó de Su Pecho fue Su Corazón, y nos lo ofertó. El Corazón estaba sobre Su palma de la Mano derecha ofertándolo, y cuando lo ofertaba para nosotros, percibíamos que lo hacía para todas las consciencias del planeta, sobretodo para aquellas que Él dice que son indiferentes. Y Él Ofrendaba esta Corazón para la Creación, ofertaba este Corazón para los Reinos de la Naturaleza, para la Consciencia de los Reinos; era algo que se expandía para todos, sin distinción.
Y así Él comenzó a dirigir Sus Palabras, en el Mensaje que dio en ese encuentro. Y cuando habló, en cierto momento de los Elohim, cuando aún estábamos viendo los Cielos abiertos, las dimensiones, hasta el plano espiritual, ejércitos, era eso lo que veíamos, ejércitos de los Elohim, comenzaron a colocarse a posesionarse a la derecha y a la izquierda de Cristo, por encima de las montañas, aquí, en el desierto.
Eran muchos, todos vestían túnicas hasta los pies. Eran seres resplandecientes, como ángeles, pero no tenían alas. Estaban ahí presentes, y veíamos que ellos estaban haciendo una tarea. En un momento, Los Elohim acompañaron todo el trabajo que Cristo hizo a través del mensaje; porque a medida que Él iba hablando iba mostrando muchas cosas, sobre todo, por ejemplo, lo que tenía que ver con la Consciencia Solar, o lo que nosotros conocemos como el Sol.
En un momento, cuando Él comenzó a hablar de ese Sol que nosotros deberíamos ser o que deberíamos en la superficie de la Tierra representar, como misioneros, Él trajo, no sé cómo lo hizo, una copia de otro Sol, que nos alumbraba.
Entonces, entre Cristo y el Sol que nos alumbraba, el sol físico, había otro Sol, potentísimo, y en el núcleo, en el centro de ese Sol, estaba la Consciencia de Dios. Por decirlo de alguna forma, cósmicamente, nos vimos representados, delante de una representación, mejor dicho, del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, de una forma universal y espiritual, que nunca habíamos visto, algo bien fuerte de ver.
En el momento en que Él hace esa representación a través del Sol como la Consciencia fundamental de Dios, de Él como el Hijo, y del Espíritu Santo, Él se eleva, aún cuando estaba dando el mensaje, se elevó e ingresó dentro de este sol físico, del cual nos alumbra todos los días.
Comenzó a transfigurarse y quedó como un Ser Solar, que era todo un Ser de mucha luz. Era una luz que encandilaba ver, que era una Luz que se concentraba y que se generaba dentro de este sol físico que nos alumbra.
No sé lo que Él nos quiso mostrar con eso, qué fue lo que nos quiso decir, como ejemplo, como símbolo, pero en ese momento Él nos estaba representando, Él se mostró así, como transfigurado a los apóstoles en el Monte Tabor.
Por último, cuando descendió nuevamente de ese Sol, más resplandeciente, más iluminado, nombrándose como el Hijo del Sol, porque el Hijo del Sol, Él decía que es el Hijo de Dios, del Dios vivo. En ese momento, volvió a esa plataforma azul, y entre ese sol físico que nos alumbraba y el Sol que Él había traído, esa copia de ese Sol, digamos así, de ese Sol más inmaterial, Él hizo aparecer a Su derecha y a Su izquierda, todas las constelaciones dentro de la bóveda celeste, que estaban en perfecta armonía y en equilibrio.
Esa fue la experiencia y relato de la Aparición.
Veneren y adoren al Señor Crucificado.
Por los martirios soportados,
por los dolores transmutados,
por la victoriosa Misericordia alcanzada,
Cristo Redentor, libéranos de las amarras.
Amén.
(x 3 veces)
Hoy vine aquí, mostrando Mi Costado para el mundo, desde donde brotó lo más insondable para todos y desde donde sigue brotando para toda la humanidad, hasta los últimos días de la Tierra.
Vean al Señor en recogimiento, preparando su momento para poder resucitar en más corazones que están muertos y que no me viven.
Vean al Señor junto a Sus Coros, penetrando los abismos de la Tierra a través del recuerdo de Su Crucifixión, para la salvación de la humanidad y la liberación de todos sus pecados.
Vean, a los pies del Sepulcro, a los Ángeles Custodios en adoración, para que pronto retorne el Hijo de Dios hacia la humanidad.
Los invito a todos a venerar Mi Cruz como una victoria, como la realización de la Obra del Altísimo en aquellos que saben distinguir los prodigios del Mesías, de su Señor.
A Mi derecha, el Arcángel Metatrón, disipando hoy los abismos del mundo y a las tinieblas que abrazan a los corazones dormidos.
Su Fuego violeta todo renueva.
Su Luz ilumina lo que está oscuro, en unión al Hijo Predilecto, su Señor Jesucristo.
Dejen, compañeros, que esa llama se vierta en sus consciencias y almas.
Llamo a los que se han consagrado a Metatrón para esta tarea planetaria de liberación.
Vean los Aspectos de Dios manifestados en Resplandecencia y Luz sobre el mundo.
En esta hora de crueldad humana y de profunda indiferencia, retiren de sus corazones cualquier desunión con ustedes mismos, o con sus semejantes.
Dejen que este Fuego de Metatrón descienda en sus espíritus para que los purifique y los eleve a Mi Reino.
Vean la lanza ardiente de Metatrón en Su sagrada mano, que decreta los poderes del Cielo y los unifica con todas las almas.
Vean ese Fuego Solar y violeta que desciende sobre el mundo, en esta hora de conflicto y de falta de Paz.
Vean los prodigios que el Santo Padre Metatrón realizó a través de Mi Cruz contra los demonios del mundo y las bestias infernales que sucumben a los corazones perdidos.
Él es el transformador de la materia corrupta.
Él es el fuego que sublima las fricciones entre los corazones.
Él es el Unificador del pensamiento entre las consciencias y el Patriarca de los elegidos.
Él es el portador del mensaje universal de la Llama Trina, el fuego incandescente del fuego liberador de todas las formas.
Hoy vean a Mi Cruz como una gran victoria y no como un fracaso, como muchos lo creen en la inmensidad de su ignorancia.
Vean al Hijo de Dios en el Sepulcro siendo exaltado, restaurado y transfigurado por los ángeles de la Luz y las legiones de los Padres Creadores que vivieron este Misterio junto Conmigo durante Mi Muerte y aun, cuando descendí a los infiernos para desterrar a los ambiciosos, a los perseguidores e infieles a la Ley.
¡A cuántos Yo retiré del abismo durante Mis días de sepultura!
Mientras Mi Padre Me tenía en brazos y mientras las mujeres santas oraban en adoración a las afueras del Sepulcro, no dejé de trabajar por el mundo ni un solo minuto, esperando Mi Resurrección en el silencio.
Repitamos:
Arcángel Metatrón,
Patriarca y Portavoz del Fuego Divino,
trasciende la materia en liberación.
Amén.
(x 3 veces)
Fray Elías del Sagrado Corazón:
Jesús dice ahora que tenemos que hacerlo con un poco más de fe interior.
Arcángel Metatrón... (x 6 veces)
Y así, compañeros, podrán liberar los malos espíritus que corroen a las almas y a los corazones dormidos que aún no aceptan a Dios en el verdadero testimonio de la resurrección de Su Hijo y de Su segundo retorno al mundo, en el momento más crucial de la humanidad.
Cuando sientan falta de fe imploren y decreten, por esa oración, al Arcángel Metatrón, el Padre que transforma a través de Su Fuego Divino y que eleva a las almas por medio de la liberación.
Así podrán ver, queridos compañeros, cómo la Obra de los Padres Creadores es única y Omnisciente, cómo todas esas sublimes Consciencias intercedieron durante Mi Pasión por la salvación de los pecadores y de todos los mortales.
¿Cuál fue el gran misterio que reveló el Sepulcro durante los tres días en un profundo silencio? Fue la liberación que el Amado Hijo de Dios, Jesucristo, junto a Metatrón y Miguel realizaron de todos los infiernos de la Tierra por un ciclo de dos mil años.
Y aunque el mal aún esté presente en los corazones y en la superficie del planeta, deben creer, compañeros, que su cautiverio terminará y que su libertad estará cerca, para el próximo mundo.
No esperen ver resultados con prontitud, pero sí, sacrifiquen sus vidas para que la Nueva Tierra pueda nacer en la victoria y el triunfo de Mi Sagrado Corazón.
¡Cuántos ángeles del Cielo hoy visitan sus moradas y las moradas de sus hermanos que hoy no están aquí, pero sí presentes en Mi Corazón Sacratísimo!
Tomen su cruz con coraje y valentía, y trabajen todos los días por su redención, así como Yo se los he enseñado amorosamente por medio de la paz, la compasión y la misericordia.
No sean más indiferentes con sus semejantes.
Quiebren y rasguen sus estructuras para que el verdadero espíritu del Cristo interior pueda nacer cuando Yo ya no esté más aquí, entre ustedes, dirigiendo Mis Palabras para el mundo.
Sean consecuentes con el Universo, y vivan su cruz como una perfecta alegría de poder servir a Dios hasta el fin de sus días.
Al menos, compañeros, háganlo por Mí y no me fallen.
Esta Obra, que hoy reúno en ustedes y entre ustedes, fue escogida por Mí con mucho amor después de Mi Pasión, de Mi Resurrección, de Mi Aparición a través de los tiempos y de la revelación de Mis íconos Sagrados de la Faz de Mi Misericordia y de Mi Gloria hasta los tiempos de hoy.
En este presente, la Obra continúa en unión a su Santísima Madre María.
Si ustedes compañeros, no apoyan este Plan, ¿quién lo cumplirá?
Nosotros venimos del Cielo con Metatrón para traerles la Gracia y la Piedad.
Ustedes, remanguen sus vestimentas y trabajen en los caminos que Yo construyo para que la Obra se cumpla, así como está previsto en el Corazón de Dios.
Si la Obra no se cumple en cada parte del mundo que nosotros amorosamente visitamos, ¿cómo se salvará la otra parte de la humanidad y despertará?
Podría enviar millones de ángeles para el despertar de los corazones sin su ayuda, pero, ¿cómo, compañeros, serán Cristos en colaboración al Plan de Mi Padre?
No se olviden de todo lo que están recibiendo.
Deberán dar testimonio y juicio en el último día de la Tierra, y así sabrán que Yo he dicho la verdad y que aún separaré la paja del trigo.
Manténganse firmes, en oración y vigilia Conmigo, porque al fin verán su gloria en el Paraíso.
Incienso...
Padre Nuestro en arameo.
Y ahora purifiqué sus faltas para que, renovados por Mi Espíritu, carguen con la cruz de la redención y de la paz, que traerá la oportunidad para muchos corazones de la Tierra en la constitución que Yo hago y en la efusión que Yo construyo a través de esta Orden, con Mi Espíritu Sagrado.
En Presencia Amadísima del Arcángel Metatrón, entonemos Su nombre sagrado, para que Sus legiones auxilien y acudan a los corazones más necesitados, en esta hora de la Pasión del Señor en lo alto del calvario espiritual de todo el planeta.
Fray Elías del Sagrado Corazón:
A pedido de nuestro Señor Jesucristo nos ponemos de pie.
Quien tenga cruz, de los peregrinos presentes, el Señor pide que coloque esa cruz sobre el pecho para que Él la pueda bendecir también, en la Presencia de Metatrón, mientras cantamos e invocamos Su nombre.
Vamos a cantar Kodoish melódico y cuando el Señor diga, Nuestro Señor, comenzaremos a cantar.
Kodoish...
Metatrón...
Kodoish...
Que este recuerdo nunca se borre de sus vidas, y deben saber que cuentan con una intercesión divina que viene en auxilio de la humanidad en esta época, al igual que los demás Padres Creadores.
Que la confirmación de su cruz sea la entrega absoluta al Creador para esta sagrada tarea.
En nombre de los Cielos, den la paz para el mundo, Yo los bendigo a ustedes, a sus hermanos, familiares, necesitados y a todos los objetos sagrados que representan la presencia de la fe en los corazones.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Jerarquía Divina de Ángeles y Arcángeles... (x 3 veces)
Este es el aceite de la simplicidad para los que viven la consagración monástica a Mi Corazón.
Hoy a todos señalaré con una cruz para que el Padre, en Su Misericordia, a pesar de lo que suceda en el fin de los tiempos, los recuerde y los ayude.
Canción: "Cristo del Calvario".
¡Gracias Señor por cuánto nos das!
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Canción: "Escúchame, Redentor"
En nombre de los ingratos, canten al Padre Celestial, así alegrarán Mi Corazón: Adonai Espíritu Santo.
Mientras hoy estoy aquí con ustedes, nuevamente, el mundo circula por una gran transición.
Las acciones que comete la humanidad cada vez son más graves. ¿Quién se ofertará a transmutar estos estados como muchos seres lo hicieron en el pasado, en el total silencio del corazón y de la voz?
El tiempo que fue escrito, ya comenzó. Pero muchos no consiguen ver estas cosas.
A través de la Gracia que Dios Me concedió, vengo en esta tarde de Misericordia a abrir sus ojos internos. Porque en cada nuevo día espero que estén renovados por Mi Luz y que no sean las mismas personas ni las mismas consciencias, sino que sean transfigurados por Mi Amor Redentor a través de los Sacramentos Sagrados que Yo les entrego.
El tiempo seguirá pasando y las cosas se complicarán cada día más, pues muchos deberán sufrir por lo que han hecho. Muchos no conocen Mi insondable Misericordia.
Por eso, Yo los llamo, amados Míos, para que sean testigos de Mi Corazón Misericordioso, al menos algunas almas de este mundo, principalmente aquellas que se aproximan a sus caminos, encontrarán el aliento que tanto buscan y la fuerza interior que perdieron, por solo conocer Mi Misericordia.
Yo les marcaré la señal de Mi Retorno. Será muy evidente para los corazones abiertos, principalmente para aquellos que oren a Mi Misericordia.
Mi Voz hoy se pronuncia a todos y espero que ella haga frutos en sus seres, pues deseo profundamente, queridos Míos, que los apóstoles del nuevo tiempo puedan nacer.
Esto es algo verdadero, ya no es solamente espiritual. Necesito de testimonios vivos y de obradores de Mi Misericordia, que profesen la paz y el bien, a pesar del mal que circunda el mundo.
Yo nunca dejaré solos a Mis rebaños, pues en el silencio del corazón sigo sus pasos, hasta el cumplimiento de la misión final, para aquellos que se arriesguen transformarse y vivir plenamente Mi Divina Voluntad.
Como hoy consagraré estos Sacramentos, también consagraré sus espíritus, impregnando sus seres de una Luz Mayor para que, de una vez por todas, sean gratos y cumplan amorosamente con lo que Yo les pido.
Porque si aún hoy estoy aquí, entre ustedes, es por algo mayor, por una Voluntad Mayor. Espero que puedan percibir algún día lo que eso significa para estos tiempos.
Muchos mueren sin ver la Luz del Creador. E insisto con estas cosas porque siguen sucediendo como si nada pasara. Pero el tiempo de la liberación y de la Justicia Divina ya está llegando al mundo y esto no tiene reversión.
Así como lloran los niños, lloran nuestros corazones. Así podrán entender, Mis compañeros, la falta de consuelo que tiene Mi Corazón.
Ustedes son Mi fuerza reparadora, el motivo principal de Mi venida al mundo, como tantos otros servidores que solo buscan Mi Espíritu entre las tribulaciones de la humanidad.
Consagremos ahora con el corazón y la consciencia.
Repitamos:
Padre Glorioso y Eterno
te ofrezco con todo mi corazón y consciencia,
la unión perfecta y predilecta
que he establecido con Tu amado Hijo.
Y por los Poderes Celestiales
que brotan de Su Corazón Misericordioso,
ten piedad, Padre Mío, por esta humanidad,
por todo este planeta, por los siglos que vendrán.
Que así sea.
Amén.
Hoy, de nuevo, les entrego Mi Sangre.
Hoy les entrego amorosamente Mi Cuerpo lleno de ultrajes y espinas de los corazones infieles e impuros.
Reparen las ofensas de sus semejantes y proclamen a Dios el momento de su redención.
Beban de Mi Sangre y coman de Mi Cuerpo pensando, todo el tiempo, en la energía sublime de la restauración. Eso es lo que el mundo necesita para este tiempo, la restauración de Dios, así nacerá la Misericordia.
Les agradezco por haber compartido Mis Gracias con esta necesitada región, que debe despertar al Principio de la Redención.
Cierren sus ojos y llévenme a su interior, en comunión perfecta con Mi Espíritu, donde el mal no yace, sino el Amor absoluto del Creador.
Multipliquen sus oraciones y hagan feliz a Dios, por todo los que Él les dio, y por sus hermanos ingratos. Así glorificarán a Mi Corazón y estarán en eterna comunión Conmigo.
Nunca olviden de que Yo he pasado por aquí, pues esta es Mi última vez.
Paz para todos. Misericordia para los más necesitados. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más