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Oración del Ángel de la paz.
He aquí el Rey de la Paz Universal. ¡Aleluya, aleluya!
El sagrado Niño Dios nació del Vientre purísimo de la Madre del Mundo y trajo para la Tierra la liberación.
El sagrado Niño Dios vino del Soplo del Espíritu, del Verbo Creador que se manifestó y se hizo carne entre los hombres de la Tierra, revelando el poder del amor y de la redención.
Hoy les pido que estén con los ojos cerrados por la magnitud del resplandor del Niño Dios, para que sus mundos internos soporten Su altísima vibración divina y para que a partir de ahora, hijos Míos, ante la Madre de Dios y el Niño Dios se concentren en el centro de su corazón, en donde está el triunfo del alma y del espíritu, morada interior donde renacerá el Cristo de los últimos tiempos.
Hoy está naciendo una oportunidad y una gracia infinita para toda la humanidad, para la consciencia del planeta y hasta para los Reinos de la Naturaleza.
Este Niño Dios es el principio y es el fin. Él es el Alfa y Él es el Omega.
Él fue anunciado, profetizado, vivió entre los hombres, curó a los enfermos, expulsó a los malos espíritus, resucitó a los muertos, convirtió a los pecadores por medio de la poderosa Fuente del Amor-Sabiduría.
Y este Niño, el Sagrado Dios, no solo nacerá en ustedes nuevamente, en la comunión con Su Cuerpo y con Su Sangre mediante esta sagrada noche de luz, en donde las tinieblas son vencidas y los infiernos son derrotados paralizando los abismos, expulsando a los demonios de todos los que se intentarán pervertir por las tentaciones superfluas y por el dominio del control humano.
El Sagrado Niño Dios hoy anuncia Su Advenimiento al templo del corazón de cada ser humano, para que Su Resplandor y todo el Poder de Su Luz, trascienda las fronteras, los límites y todas las formas, trascienda los planos y toda la consciencia y sea germinada, en el alma de cada ser humano, la oportunidad de reencender en sí la Luz Crística, el Sol interior que se confraterniza con el Universo y toda la Hermandad, haciendo posible en la Tierra los Cristos del nuevo tiempo.
Así como los Reyes de Oriente se postraron ante del nacimiento del Redentor, hoy, los ángeles se postran ante el renacimiento de Cristo en los seres de la Tierra y los espejismos de la consciencia humana son disueltos para que pueda nacer la verdad y la luz; aquella luz y aquella verdad que fue depositaria en Jesús por intermedio de San Miguel Arcángel y que trasciende todos los tiempos y todas las generaciones por el sagrado terafín de la Espada de Luz de San Miguel que expulsa todas las ilusiones, que revela todas las mentiras, que disipa todos los infiernos y que concede la paz a aquel que la invoca, a aquel que invoca Su sagrado nombre.
Por eso hoy no solo está aquí el Niño Dios, con el resplandor de Su Corazón Eucarístico para todos los que lo adoran.
No solo está aquí la Madre del Señor, la que gestó en Su Vientre purísimo la gracia y la redención para la humanidad, sino también está aquí San Miguel Arcángel, el patriarca arcangélico y el custodio universal de todos los guerreros de Cristo para el fin de los tiempos.
Su Potestad no tiene límites, su autoridad no tiene fronteras. Su Presencia derrota todo mal por la fuerza imperiosa que nace de Su Corazón, al brotar de él el Amor de Dios que concedió el Nacimiento de Cristo, la redención de la humanidad hasta la Crucifixión y la Muerte del Señor y mismo durante Su Ascensión a los Cielos.
Por eso les pido, hijos Míos, que no duerman ante esta revelación, ni física, ni espiritualmente, porque estarían perdiendo muchos códigos que son irrepetibles e intransferibles para otras personas.
Les pido que mantengan sus ojos cerrados ante el resplandor del Niño Dios y de la presencia de San Miguel Arcángel, porque en ellos hubo una fusión divina desde el principio. una alquimia espiritual que solo fue conocida por los esenios y que fue velada y resguardada a través de los tiempos por medio del amor y del servicio incondicional de Cristo hasta los días de hoy, para que ustedes, como humanidad actual, recibieran esta revelación en este día y en esta hora, ante una crisis planetaria muy aguda y de un dolor insoportable para millones de almas de la Tierra, al estar apartadas de Dios y de la Verdad.
Ahora pido que los consagrados se acerquen a los pies de este escenario y que, con la luz de sus velas, mantengan el descenso de esta revelación que viene de la Fuente del Padre Celestial por medio de Mi Inmaculado Corazón, para este planeta, para esta humanidad y para este momento.
Sagrados son los Tesoros del Cielo.
Elevadas son las Revelaciones de Dios.
Inmensos son Sus Misterios.
Infinitos son Sus Proyectos que deben cumplirse y materializarse en las almas de la Tierra,
a fin de que se cumpla la Sagrada Voluntad y los ciclos se renueven de tiempo en tiempo.
Ahora sí, pueden abrir sus ojos, porque el resplandor de Jesús, del Niño Dios, se ha recogido.
En todas las esferas del Universo Inmaterial existen conocimientos. Y esos conocimientos, que son grandes Proyectos de Dios y parte de Su Idea Divina, espera descender a la Tierra durante esta transición y después de esta transición, a fin de que se cumpla la concreción de la Nueva Humanidad.
Estamos ante un escenario semejante al Nacimiento de Jesús, en un momento muy grave de la humanidad y del planeta, en donde el ser humano ya aprendió a autodestruirse y a dañar a los Reinos de la Naturaleza.
Estamos en un tiempo más difícil al tiempo en que vivió Jesús. Y ustedes lo saben, hijos Míos.
Por eso, para Dios hoy es muy importante la presencia de cada uno de ustedes aquí y a través de este medio de comunicación. Porque eso representa una respuesta madura, aunque desconocida de parte de sus almas y de sus núcleos internos, que hacen el esfuerzo y la entrega, por más de que no estén prontos para vivir el Plan de Dios, trascendiendo los deseos, renunciando a los placeres y buscando plenamente la Vida Divina por todos los que no lo hacen en esta hora de Noche Buena, donde la distracción del mundo es muy grande y los ángeles luchan contra los demonios para que las esencias de los seres humanos no sean contaminadas, perdidas ni pervertidas por el mal.
Por eso la Victoria de Cristo, en esta hora, es muy importante. No solo por Su Presencia interior en este lugar, que reenciende a sus Cristos internos, sino también por todas las Jerarquías de la Luz que en una sola hermandad de Sabiduría y de Amor, se unifican en un mismo Espíritu y bajo un mismo Propósito, para llevar adelante el Plan de Dios en esta transición.
Ustedes, hijos Míos, están ante un acontecimiento semejante al Nacimiento de Jesús.
Los personajes que participan de este escenario son otros, pero la historia es semejante, porque el planeta está sufriendo y sus almas son llamadas para aliviarlo por medio de gestos de amor, de caridad y de bien, no solo para con las almas, sino también para con los Reinos de la Naturaleza.
Hoy no solo estoy aquí con ustedes, hijos Míos, sino con aquellos hijos Míos que están solos en los asilos, en los hospitales, en las calles oscuras. Estoy con los niños, con las familias divididas, con las madres que abortaron y que abortarán en absoluta ignorancia.
Estoy con todos y en todas las naciones, en Omnipresencia y en Luz, ante la llegada del Niño Dios y de San Miguel Arcángel, el emperador de la Patria Celestial. Porque si Sus huestes están aquí, Él también está aquí, obrando y trabajando con el planeta a nivel del espíritu y de la esencia humana.
Tal vez Mi mensaje hoy es muy simbólico y abstracto. Pero lo más importante es que guarden las palabras en sus corazones y todas las vibraciones que vienen a través de ellas, las que necesitarán para el próximo ciclo, para aprender a luchar por el Plan y por la victoria de Cristo, aunque Él todavía no regrese a la Tierra.
Que esta luz que hoy sustentan entre sus manos reencienda el compromiso de vivir en el cristo interior, para que los apóstoles de los últimos tiempos estén presentes en este ciclo y en este tiempo, en donde se vivirán emergencias y necesidades que deberán ser suplidas por todos, a fin de mantener el equilibrio psíquico en la humanidad y especialmente la paz en donde todavía existe.
Pero mantengan su fe y esperanza en esa luz crística que viene del Cielo en esta noche, que los nutre, que los colma y que los cura para que puedan ser otros y que crean en ese gran cambio de la consciencia, que el renacimiento de Cristo puede generar en sus vidas y consciencias.
Tengan fe absoluta en ese milagro de amor, para que se pueda cumplir la Voluntad de Dios y sean partícipes, en este tiempo, de Su Divino Propósito.
Quiero agradecer, desde lo profundo de Mi Espíritu Maternal, a todos los que respondieron a Mi llamado a través de la novena y por todas las familias que fueron ayudadas a lo largo y ancho del mundo: desde las familias más miserables hasta las familias más ricas, desde las familias más divididas hasta las familias más unidas, de las familias más solitarias hasta las familias más alegres.
La esencia de las familias, por medio de esta novena de luz que fue ofrecida, y su seno espiritual, fue ayudada e intervenida por medio de Mis ejércitos de luz. Amén.
Ante el Niño Dios, que en esta noche se prepara para nacer en el interior de los hombres, en lo profundo de las almas y en la consciencia de los espíritus, ofreceremos la oración de la Sagrada Familia como símbolo de unión espiritual con el Reino de Dios.
Oraremos en portugués.
Inspiramos.
Oración: Acto de Consagración a la Sagrada Familia de Nazaret.
¡Muy bien hijos, muy bien!
Ahora para que esta noche termine de ser consagrada no solo aquí, sino también en las familias del mundo, pediré que vuelvan a tocar la música Noche de Paz, en español, para que el Niño Dios, en la presencia del patriarca San Miguel Arcángel, con el Poder del Cielo, del Universo y del Reino de Dios, ante los ángeles que lo rodean y que lo adoran, consagre los elementos que serán parte de la comunión entre las almas y Dios.
Nos ponemos de pie.
Canción: Noche de Paz.
Que la Paz de Jesucristo, queridos hijos, esté en todos los corazones de la Tierra.
Gloria a Dios en las alturas y paz en la Tierra a todos los seres de buena voluntad.
Los bendigo.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Y que el renacimiento de Cristo sea una verdad y una realidad en cada una de sus vidas. Amén.
En fraternidad y amor, por la paz en este planeta y en cada corazón humano, en el nombre del Niño Dios y de la Sagrada Familia de Nazaret, se darán el saludo de la paz.
Siete son los sellos que se abrirán y los pergaminos que se mostrarán; el tiempo está indicando ese momento, queridos hijos.
Y para testimoniar este acontecimiento que va más allá de toda consciencia humana, de toda comprensión o intelectualidad, hoy he traído a Mi pequeño Hijo en brazos, porque Él es quien encomendó, en nombre del Padre Celestial, la revelación de esos misterios que intentarán volver a corregir la consciencia humana y que le traerán a todos la oportunidad de recibir nuevos principios y formas de vida que, a través de los tiempos, han estado muy lejos de la humanidad y del planeta.
La Divina Consciencia Superior se aproxima a la Tierra para hacer su revelación y no solo Mi Corazón Inmaculado, sino también los corazones de todas las Jerarquías de la luz están testimoniando este momento tan importante para la humanidad.
Hoy no podré revelarles con detalles lo que eso significa, pero acojan con amor cada una de Mis palabras, porque, así como hoy se los dije, Mis palabras son la actuación de la Gracia de Dios en toda la consciencia humana y en todo el planeta.
Esta revelación superior y divina que está escrita en lo más profundo del Corazón de Dios, les traerá a todos los seres de la superficie el despertar y la consciencia de haberse alejado demasiado del Plan de Dios, así como de haber trasgredido las Leyes universales y todas las leyes naturales de la Tierra.
Pero, por medio de la Misericordia y de la Gracia, el Padre Celestial ha encomendado a Sus arcángeles y a Sus ángeles esta intervención divina en la humanidad, para que, al menos, una colonia en toda esta raza pueda prevalecer en el fin de estos tiempos, cumpliendo y viviendo de forma simple los mismos atributos de vida que vivió la Sagrada Familia.
Este es el motivo de haber pedido la novena por las sagradas familias de este planeta, que deberá volver a recuperar los valores que perdió al haberse sumergido dentro del caos de estos tiempos y de la ilusión mundial.
Digo “sagradas familias”, porque en la Esencia de Dios todos son sagrados hijos de Dios. Sus esencias no perdieron la filiación con el Padre Celestial, es solo que sus cuerpos más inferiores se distrajeron del Propósito.
Por esa razón, las Revelaciones de Dios que llegarán en estos tiempos, traerán para la consciencia humana la elevación de su espíritu, de su condición humana y la transformación de los aspectos humanos que han condicionado la evolución de la raza y la posibilidad del despertar de nuevos cristos.
Hoy el Creador decidió, dentro de Su vasto Universo Espiritual, Mental y Material, la revelación de Sus Misterios, expandiendo aún más los términos que se encuentran en la Biblia, las simbologías y los mensajes; expandiendo aún más los términos del Apocalipsis y profundizando aún más las visiones que tuvo Juan el Apóstol, para que todas esas informaciones que vienen de la Jerarquía Espiritual ya no sean misterios, sino verdades, revelaciones claras y precisas sobre cómo saber actuar y cómo conducir a esta humanidad en el fin de los tiempos.
Con Mi brazo sostengo al Niño Jesús que hoy está presente aquí, con ustedes.
Con Mi otra mano sostengo los pergaminos de la Revelación de Dios para que comience a aproximarse a sus consciencias la información divina de lo que Dios ha visto y ha participado a través de los tiempos, desde antes, durante y después de la Creación.
Sé que este acontecimiento removerá muchas estructuras, porque el impulso que vendrá de la Fuente será fuertísimo y dará la oportunidad para que cada criatura sobre la superficie de la Tierra pueda reevaluar su vida y su consciencia, a fin de que defina su vida espiritual y su camino para estar dentro del Paraíso de Dios o para condenarse.
Antes del tiempo de la segunda venida de Cristo, estas revelaciones traerán un impulso para cada ser humano.
Será por un estado de gracia y de Misericordia que las almas tendrán la oportunidad de sumergirse en su despertar y de abrirse al conocimiento sagrado que vibra y que palpita en el Universo Mayor, como pequeñas esferas de luz que viajan entre el tiempo y el espacio, desde el Universo Espiritual hacia el Universo Material, con la intención de que los espíritus de todos los seres humanos despierten a la gran Consciencia Divina y al conocimiento mayor que siempre ha estado vivo en el Universo.
Solo que ahora, hijos Míos, después de treinta años de caminata, llegó la hora de que sus consciencias se definan, se definan de verdad, interiormente, para que permitan que las puertas al conocimiento universal se abran sobre la humanidad y no exista ninguna resistencia u obstáculo para la Jerarquía.
Porque si aún estamos aquí es por un motivo universal, es un propósito que sus consciencias aún no pueden alcanzar. Es un motivo infinito que fue pensado y meditado desde antes de su existencia para que esta revelación divina, que proviene de la Fuente Inmaterial de Dios, llegara en este tiempo y delante de este acontecimiento planetario.
En los tiempos pasados esta revelación no hubiera sido posible, no hubiera sido eficaz ni eficiente, porque la consciencia humana no estaba preparada.
Y aunque todavía la consciencia humana es muy inmadura e infantil, los tiempos que llegarán, que preparan el advenimiento de Cristo a la Tierra por segunda vez, elevarán la consciencia de aquellos que se abran de corazón y de alma para recibir la revelación divina, tan semejante como el afluente de un río, que sacia la sed de los seres y que nutre toda la consciencia humana para que pueda vivir, respirar y así continuar con su evolución. De esa misma forma es que llegará la información del Universo.
Eso los hará madurar conscientemente y colocará sus consciencias en el Propósito universal, delante del gran desajuste planetario de estos tiempos; de las guerras, de los conflictos, de la división en las familias, de la ilusión a través de las modernidades, de la ceguera espiritual que genera muchos movimientos espirituales, creyendo que el ser humano es invencible.
Solo el amor los hará invencibles, hijos Míos, pero deben vivir esa escuela, deben animarse a entrar en ese conocimiento universal.
Los primeros pasos para vivir en esa escuela de amor y de sabiduría están registrados en la experiencia de Cristo en la Tierra y en todas las enseñanzas que Él le entregó a la humanidad.
No existe otro Maestro para la humanidad actual que no sea el Cristo.
Él lo anunció y lo advirtió: “Muchos vendrán en Mi Nombre y serán reconocidos. Muchos creerán en sus palabras, pero después se lamentarán por haber confiado plenamente en algo que no venía del amor y que no era verdadero”.
Con esto, hijos Míos, delante del Hijo de Dios que está hoy en Mis brazos, en la Presencia de la Santísima Trinidad, sus caminos deberán definirse por un solo camino para que den lugar y una oportunidad para la revelación divina.
Quiero que puedan ser conscientes, hijos Míos, de verdad. La escuela de Mis hijos pequeños ya terminó. Es hora de prepararse y de enfrentar el fin de los tiempos, porque la batalla entre el amor y la indiferencia no terminó.
Deben conquistar el amor viviendo el amor y siendo el amor en cada momento. Renunciando, sacrificándose y amando. Silenciosamente entregando cada experiencia de vida por los demás, sin angustias y sin desesperaciones.
Porque si en verdad vivieran una verdadera crisis espiritual o estuvieran en riesgo de perderse, no estarían aquí, hijos Míos, como muchos, muchos no lo están y muchos dejaron de estarlo, por haberse cegado por la ignorancia.
Solo en el Padre está la Verdad para sus vidas. El hombre solo debe aprender a ser verdadero en los pequeños detalles para que después pueda serlo en lo grande, asumiendo grandes responsabilidades delante de la Jerarquía Espiritual, conduciendo y guiando a los rebaños de Cristo, a todas las razas de la Tierra que necesitarán de este impulso espiritual que desciende sobre este Centro Mariano para poder reubicar sus vidas y encontrarle un sentido al camino espiritual.
Por eso, los que hoy consagraré como Hijos de María tendrán un gran compromiso Conmigo. Será un compromiso personal y grupal entre sus corazones y el Mío, por lo que deberán rezar, todos los días, para que estas Revelaciones que Dios ha decidido entregarle a la humanidad, que superan toda la existencia de la Iglesia de Cristo en la Tierra y todos los Libros Sagrados, puedan descender correctamente y de forma protegida por la Jerarquía Celeste.
Pero será necesario, hijos Míos, como en otros tiempos y en otras Apariciones, que existan intermediarios para que estas revelaciones que ampliarán la consciencia humana puedan llegar.
Disculpen que sea tan rápida, el Tiempo de Dios aquí, en la Tierra, es limitado, porque debemos atender muchos acontecimientos más que se agravan en la raza de este planeta, en diferentes regiones de la humanidad, que necesitan ser atendidos y auxiliados por las Jerarquías.
Así podrán entender, hijos Míos, que cada Aparición de María, de Cristo o de San José no es algo más, sobre todo en estos tiempos definitivos, en donde la transición y su mayor auge los sorprenderá a todos de la noche a la mañana.
Por eso deberán estar preparados por medio de este conocimiento para que la inercia mundial no los paralice y los retire del camino de la luz.
Espero que comprendan lo que les digo. Estoy siendo franca con cada uno de ustedes, porque ya no hay tiempo.
Pueden venir aquí los que hoy se consagrarán. Y tocando la melodía de su consagración, sus almas se están preparando para esta bendición que impartirá Mi Corazón Inmaculado.
Porque será necesario, hijos Míos, que asuman con responsabilidad y madurez este compromiso de la consagración, ya que Mi Corazón ha quedado muy ofendido por los que han abandonado su consagración, no solo a Mi Corazón Inmaculado, a Mi Maternidad y a Mi gran Amor, sino también la consagración a Dios, que no puede ser derrotada ni interferida por ninguno de sus aspectos humanos, ni siquiera por su propia voluntad.
La consagración que Yo le entrego a cada Hijo de María es intransferible e irrefutable. Depende de cada hijo Mío que esa consagración sea parte de sí, de una forma verdadera, sincera y honesta, porque así evitarán, hijos Míos, ingresar en el caos de la humanidad y en los grandes conflictos espirituales que muchas almas hoy viven en el mundo por creer que no necesitan de Dios, ni siquiera de arrodillarse para suplicarle.
Solo les pido que en este día de consagración muchos Hijos de María más se vuelvan a reconsagrar interiormente, renovando este voto con la Madre de Dios, para que este voto interno y divino se renueve con el Padre Celestial.
Las Gracias que Yo derramo no pueden desperdiciarse.
Quiero decirles esto, hijos Míos, con todo el Amor de Mi Corazón por cada uno de ustedes.
Grandes partes del mundo, pueblos enteros, razas diferentes y culturas tan semejantes a las de ustedes están sufriendo por la falta de Dios y por aquellos que los gobiernan, sometiéndolos y castigándolos de una forma injusta.
Ustedes, hijos Míos, que tienen la Gracia y la oportunidad de estar ante Mi Inmaculado Corazón y el Sagrado Corazón de Mi Hijo en esta noche, deben intentar equilibrar los desencuentros y los desajustes que vive la otra parte de la humanidad por haberse apartado del amor, y porque los más inocentes son los más sometidos y los más castigados por la mano del hombre.
Yo necesito que Me representen sobre la superficie de la Tierra como esas estrellas de luz que una vez cayeron del Universo, pero que hoy se vuelven a elevar por la oferta sincera y por la súplica amorosa de su Madre Celeste ante el Padre Celestial.
Como una esfera de luz, hoy Yo les entrego a sus almas este compromiso de orar por las próximas Revelaciones de Dios, a fin de que se cumpla Su Divina y Sagrada Voluntad.
He aquí la Esclava del Señor.
He aquí los siervos de Cristo.
Señor, que se cumpla en nosotros Tu Palabra
para que nazca y para que surja la Nueva Humanidad.
Amén.
Reciban, entonces, la energía de Mi Gracia y sean bañados por la Luz de Mi Espíritu, de Mi Espíritu incondicional y servicial que está unido en Alma, en Divinidad y en Esencia al Padre Celestial, así como al Castísimo Corazón de San José y al Sagrado Corazón de Jesús.
Yo los bendigo para que en esta próxima Natividad del Señor las familias se reconsagren a la vivencia de los Atributos de Dios en estos tiempos críticos para que pueda vencer el amor, para que triunfe la luz y sea derrotado todo mal por la divina intercesión de San Miguel Arcángel. Amén.
Yo los bendigo, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Y les agradezco, hijos Míos, por abrirse para escucharme, porque lo único que deseo es su bien y su bienestar.
Les agradezco y escucho el canto de sus voces.
Recen Conmigo.
Santísima Trinidad,
Padre, Hijo y Espíritu Santo,
os adoro profundamente
y os ofrezco el preciosísimo Cuerpo,
Sangre, Alma y Divinidad de Jesucristo,
presente en todos los sagrarios de la Tierra
y en reparación por todos los ultrajes,
sacrilegios e indiferencias
con que Él es ofendido,
y por los méritos infinitos de Su Santísimo Corazón,
y del Inmaculado Corazón de María,
os pido la conversión de los pobres pecadores.
Amén.
En esta noche de San Juan, vengo a buscar la paz para el mundo y, principalmente, la paz en los corazones que la pierden en el correr del tiempo.
Vengo a buscar la esencia de la paz en Mis hijos, porque sé que Dios la colocó desde el principio, donde fueron gestados como esencias.
Es esa paz que ayudará al mundo, a todas las naciones, como también a todos los pueblos.
Como hace treinta y cinco años atrás, hoy vuelvo a repetir: queridos hijos, sean la paz para estos tiempos. Sean el amor para los tiempos que vendrán, así Mi Hijo podrá estar presente entre ustedes, porque Él encontrará un regazo, una morada y un corazón, en donde podrá entrar y vivir.
Si ustedes no gestan esto, no solo a través de la oración del corazón, sino también a través de los buenos actos que puedan atraer la paz al mundo, ¿quién podrá sobrevivir, en estos tiempos de caos, a los grandes cambios que se avecinan en la consciencia planetaria, y sobre todo en la humanidad?
Necesito, queridos hijos, que sean conscientes de lo que les digo, que ya no dejen pasar Mis palabras como el viento, porque cuando vean que las cosas sucedan recordarán lo que hoy les digo, porque solo como buena Madre busco su bien; el bien para el mundo y el bien para las almas.
Si al menos uno de ustedes, que representan hoy a tantas naciones del mundo, realizara este gesto de amor y de caridad, de buscar por encima de todo la esencia de la paz y del bien, nuevamente Yo podré decir, queridos hijos, que no solamente contaré con sus almas, sino que también contaré con soldados de la oración, que a pesar de lo que suceda a su alrededor podrán corresponder al llamado divino.
Después de treinta y cinco años en Medjugorje, traigo estas palabras simples para todos Mis hijos del mundo. Hoy no les revelaré grandes misterios del Universo. Necesito que comiencen a vivir las cosas simples; que gesten entre ustedes una verdadera y nueva humanidad, que pueda estar a la altura de los acontecimientos.
Queridos hijos, hoy como Madre y Reina de la Paz, no vengo a pedirles cosas imposibles, ni tampoco cosas inalcanzables. Comiencen a practicar los buenos actos en el día a día. Obsérvense a sí mismos y también cómo actúan con sus semejantes. Si en esas cosas ya están fallando, ¿cómo podrá aproximarse el Reino de Dios al planeta?
En verdad les digo, queridos hijos, imponiendo Mis manos de Luz sobre ustedes, suplicando a Mi Hijo amado, les pido que comiencen a hacer cosas buenas, porque eso repercutirá en la humanidad de estos tiempos.
Quiero que Me acompañen en Mi dolor, que acepten Mi dolor y que lo vivan por el mundo, porque este dolor proviene de la humanidad. Es un dolor profundo y desconocido, que sus almas tal vez no soportarían, pero Mi Gracia todo lo permite. Si ustedes viven ese dolor junto a Mí, Yo tendré justificaciones para poder seguir intercediendo por la humanidad y también por los Reinos de la Naturaleza.
Necesito que encuentren en sus caminos, una llave, una salida, una pronta solución a todo lo que viven en estos tiempos. El Universo no solo gira en torno a ustedes. El Universo, como es infinito y amplio, también tiene muchas necesidades que deben ser respondidas en estos tiempos finales. Su planeta y toda su humanidad están enfrentando esta última transición, algo que sorprenderá mucho a todas las almas, de la noche a la mañana. Pero si adoran al Corazón de Mi Hijo, presente en el Santísimo de la Eucaristía, y si oran el Rosario conmigo todos los días, Yo podré ayudarlos, queridos hijos, a tomar verdadera consciencia y discernimiento de lo que está bien y de lo que no está bien.
Les vuelvo a repetir: después de treinta y cinco años en Medjugorje, las almas no Me han comprendido completamente. No solo llegué a Medjugorje por la ex Yugoeslavia o por las repúblicas separadas, o por los corazones desunidos. También vine por el mundo, para traer la paz, para traer la calma y la serenidad que hoy no habita en muchos corazones.
Ustedes queridos hijos, que a través de los años y de las peregrinaciones han aprendido a ser consecuentes con Mi llamado, les pido un esfuerzo extremo, una dedicación mayor, por muchas almas en el mundo, que están sumergidas en el sufrimiento y en el caos, en las malas relaciones que acontecen entre las naciones del mundo. Porque al final, los más inocentes son los que pagan las consecuencias.
Los invito a colocar su mano sobre el corazón y a sentir una a una Mis palabras. El Señor necesita que despierten a nuevos conocimientos, para poder comprender en estos tiempos difíciles la grave situación planetaria.
Llego hoy a esta parte de Europa, tan cercana a Europa oriental, para unir Occidente y Oriente; para unir creencias, culturas, lenguas y naciones, por el bien de todos; por un propósito infinito, que muchos desconocen en este tiempo.
Quisiera seguir, queridos hijos, donándoles Mi Paz, porque sé que les hará mucha falta para vivir su transformación en este tiempo; para enfrentar los cambios de la humanidad y del mundo, y para percibir, por encima de todo, dónde se encuentra la verdad, para que así se aparten del engaño y de la ilusión.
Quisiera que sus ojos internos se abrieran más. Y eso será posible, amados hijos, en la constancia de la oración, en la propagación de la fe y en las buenas obras de amor y de caridad, hasta en los más pequeños detalles; hasta con sus semejantes, en donde también se encuentra el servicio y el espíritu incondicional del amor.
Si ustedes, como esta parte de la humanidad consciente hace ya casi diez años, no tienen buenos ejemplos, buenas relaciones de amor, de hermandad y, principalmente, de fraternidad, ¿cómo creerán, queridos hijos, que el mundo se podrá curar de tan agonizante enfermedad que emerge todo el tiempo de esta superficie, de la consciencia de todas las almas que pierden el sentido de su camino espiritual, de su propósito de haber encarnado en este tiempo y en este ciclo?
La vida no es solo material, no termina aquí. La verdadera vida, la verdadera existencia se encuentra en lo desconocido, en las estrellas, en el Universo, en su interior.
Les pido a Mis hijos que ya no cieguen más sus caminos, porque en poco tiempo no podrán ver la realidad que estará ante ustedes, desarrollándose de una forma precipitada.
Al fin espero que puedan sentir como siente Mi Corazón Inmaculado, que acoge el sufrimiento del mundo, el calvario de las almas y toda la maldad que viven los Reinos de la Naturaleza. Si la Creación, que forma parte de este planeta, sigue siendo alterada, ¿cuál será el fin de este mundo?
Por eso vengo a anunciar Mi buena nueva: Que es posible vivir un cambio en la consciencia; cambio que se puede reflejar en todos sus seres, como en todos sus actos, cuando estos son verdaderos y transparentes. Sean cristalinos de corazón y podrán ser receptáculos de Mi Divina Paz, para que esta se expanda en el mundo y así transforme sus seres completamente.
Medio Oriente sufre las consecuencias de la guerra y muchos no quieren mirar hacia esa realidad. Venezuela sufre las consecuencias de las malas acciones y Mi Corazón se acongoja al ver que las demás naciones no hacen nada. Sé, como Madre, que ciertas naciones son gobernadas por un falso poder, por la falta de amor, de generosidad y de consideración para con los otros.
No me olvido de los que Me piden diariamente por intercesión, así como lo hacen Mis hijos de Venezuela. Dios está dejando que la nación aprenda de sus propios errores. Pero crean que eso pronto terminará, porque todos los días Me coloco ante el altar del Creador, de rodillas, para implorar por Mis hijos de Venezuela, así como por los demás hijos del mundo, que silenciosamente sufren la falta de paz.
Pero recuerden que el mal no vencerá. Él será derrotado por San Miguel Arcángel. Le he encomendado a este Santo Padre Creador, su definitiva intervención por Venezuela. ¡Ay de aquellos que no se rindan a Él y no pidan perdón, ni tampoco hagan penitencia! Dios quitará el poder a los soberbios y dará sus tesoros a los más humildes. No habrá bandera ni nación que se pueda oponer al Estado universal del Creador.
La Ley está siendo intervenida. Que los corazones se preparen para el cambio total. Que todos sigan orando el Rosario para que se alcance la paz y el fin de los conflictos en el mundo. La hora más aguda del planeta indica la aproximación de Cristo, Mi amado Hijo. Él trae en Su Mano el Cetro de la Redención, el cual golpeará fuerte sobre la Tierra, para que las raíces de la adversidad sean disipadas. No habrá criatura o consciencia opuesta a Dios, material o espiritual, que se pueda oponer a Cristo.
Dichosos y alegres serán los que, a pesar de las consecuencias, crean en la gloriosa venida de Cristo; primero en sus corazones y vidas, y después en Su descenso glorioso al mundo. Que los tenebrosos se preparen para perder su reinado. La espada de la Luz de Dios cortará, de Oriente a Occidente, todas las influencias del mal. No habrá quien se resista a ello.
El amor es más fuerte y poderoso y él será vivido por todos los corazones que crean en Él, hasta el fin de sus días. Porque en el horizonte nacerá la nueva aurora y verán brillar en el cielo a la Mujer vestida de Sol, lanzando hacia la Tierra Su Corona de Estrellas, para iluminar los caminos de las doce tribus de Israel. Todo en la Tierra pasará, pero las palabras de Cristo, siempre y eternamente reinarán.
La Vigilia de Oración evita acontecimientos agudos y disminuye la gravedad de los acontecimientos, de las guerras y de los conflictos que hoy suceden en el mundo. Cuando no viven la Vigilia de Oración mensualmente, y por alguna causa la sustituyen por otras cosas, recuerden la responsabilidad de ese peso, de no estar respondiendo con todo su corazón y alma a esta oportunidad de conceder al mundo Mi divina intercesión.
Que todos los pueblos canten la Gloria de Dios. Que suenen los campanarios del Universo; que los ángeles desciendan a la Tierra y llenen de gozo y de júbilo a las almas, porque el Todopoderoso ha escuchado la voz de Su Sierva y las almas más caídas hoy fueron sacadas de su propio infierno.
La Señora de Coromoto, vigilante, silenciosa e invisible en lo alto del Ávila, acompaña a Sus hijos de Venezuela y les indica el camino con Su Estrella Guía, para que finalmente terminen ese cautiverio. Que así sea.
Hoy he traído a Mi lado a San Juan, el Bautista, aquel que anunció la venida del Mesías hace más de dos mil años atrás; aquel que intentó corregir a la humanidad, por medio de la Ley de Dios, de los Mandamientos, de los buenos ejemplos, de la transparencia.
Este profeta y sacerdote, hoy a Mi pedido bendecirá esta agua, para así efectuar el sacramento del Bautismo, que será vivido especialmente a través de esta pequeña alma, que será bendecida en nombre de todas las almas del mundo y, especialmente, de los que han recibido la gracia de haber sido bautizados algún día. De esa forma renovaremos la alianza con la Santísima Trinidad.
El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo estarán presentes en esta agua, para despertar la alianza interior, entre las almas y Dios.
Esta noche de San Juan Bautista, renovamos espiritualmente el sacramento del Bautismo en todos los que se unen a él internamente.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Les agradezco por responder a Mi llamado y por siempre buscar la esencia de Mi Paz.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús transmite las Palabras de la Virgen María:
Queridos hijos, con gran alegría, les traigo la cura a todas las almas. Mi Inmaculado Corazón les promete acompañarlas en este camino de purificación. Dios les ha concedido la Gracia de consagrar esta Casa para su consuelo, porque ahora ya es el tiempo de vivir la purificación, la Gracia y el perdón.
Con alegría, en esta noche, los reúno dentro de Mi Corazón Inmaculado. Que esta lluvia resuene en sus corazones como una sagrada bendición, una limpieza profunda de sus almas y corazones para que, en el próximo año, nacidos en Cristo, puedan iniciar un camino de apostolado y de oración.
Hoy, Mi Inmaculado Corazón reúne a todos los poderes del Cielo y, ante las Presencias de Rafael y de Miguel, los Santos Padres Creadores, derrama Sus Rayos sobre ustedes.
Para concederles esta Gracia tan espiritual y especial, Yo he tenido que orar mucho por ustedes, como ustedes tuvieron que orar Conmigo por mucho tiempo.
Quisiera consagrar cada una de las áreas a Mi Inmaculado Corazón. Por eso, en el próximo año, de forma especial, iremos preparando juntos el jardín en Mi Corazón, para que los sublimes Reinos del Cielo puedan expresarse sobre la Tierra a través de las flores y de los jardines, que representan al espíritu de sus almas, el verdadero origen al cual ustedes pertenecen, que está en el Reino del Señor.
Cuando Yo visite cada una de las áreas, entenderán, después de mucho tiempo, cuál es Mi verdadera intención para ustedes y para cada uno de los espacios que Yo iré preparando para el fin de los tiempos, porque cada área tendrá una tarea especial, al igual que los Centros Marianos.
Pero hoy, Mi Mensaje se centra, queridos hijos, en la importancia de la cura de sus corazones; porque a partir de ahí, queridos hijos, un nuevo ser puede despertar y animarse a vivir el Llamado de Dios.
Por eso, Yo Me manifiesto, en esta noche, como la Sagrada Señora de Figueira. En Mis Manos, Yo traigo los frutos para entregarles, que ustedes ya conocen hace mucho tiempo, frutos que deben alimentarlos para poder vivir el Llamado de Dios: el fruto de la Caridad, el fruto del Amor, el fruto de la Unidad y principalmente el fruto de la Fraternidad.
Si ustedes viven todos estos frutos y, a través de sus oraciones, recogen estos dones de Mi Gran Árbol, podrán curar sus almas e iniciar un nuevo camino de forma verdadera y simple, como Yo siempre he intentado enseñarles desde el principio de Mi visita a este lugar.
Hermana Lucía de Jesús transmite las Palabras de la Virgen María:
La mayor cura que les traigo a sus vidas es la cura de sus espíritus, la cura de sus corazones, que se manifiesta a través del Rayo de la Redención que le traigo al mundo desde los Cielos.
Hijos Míos, en esta hora, abran sus corazones para borrar aquellos registros de errores cometidos en el pasado, mucho más allá de esta vida; porque quiero construir, en este lugar, un templo de cura que vaya más allá del plano físico, que curará a la materia como consecuencia de la cura del espíritu. Y para eso, contaré con el auxilio de cada uno de Mis hijos, aquellos que trabajarán a través de la oración, de la donación de sí, del servicio abnegado; aquellos que trabajarán incansablemente, de día y de noche, para acompañar a sus hermanos. Así, hijos Míos, construiré aquí una escuela para la formación de sus almas, para el despertar del amor, de la fraternidad y de la caridad, como ya les he dicho.
Es de esta forma, Mis queridos, que como Señora de la Figueira consagro este lugar y a cada una de sus vidas para que se donen a Dios y aprendan, en este final de los tiempos, a convertir sus vidas permanentemente. Porque hoy les digo que la conversión de las almas debe ser diaria, permanente y constante, porque siempre brotará de lo profundo de sus seres algo que debe ser convertido.
Por eso, busquen aquí Mi Presencia y Mi auxilio siempre que se sientan enfermos de corazón, de cuerpo y de espíritu, y después que Me llamen, vendré a su encuentro en Espíritu, acompañada de Ángeles y Arcángeles, como lo hago ahora para irradiar sus almas y, a través de ustedes, a toda la humanidad.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús transmite las Palabras de la Virgen María:
Como el Arcángel Gabriel anunció el Nacimiento del Mesías, en este tiempo Yo anuncio el Retorno de Mi Hijo. Por eso, de forma extraordinaria, hoy estoy con ustedes para recordarles la Buena Nueva, el Llamado del Señor, la Venida del Santo Espíritu de Cristo, en auxilio de los que han caído y de los que se condenaron perpetuamente al fuego del infierno.
Vengo a liberar las esencias que han caído, esa es la promesa que Yo le hice a Dios. Por eso, necesito de todos Mis hijos para cumplir la gran promesa que hice ante el Trono del Padre: la salvación y el rescate de la humanidad.
En cada momento de oración y de comunión con Mi Hijo, sepan, queridos hijos, que Yo Me encuentro allí, en el silencio del corazón, acompañando a ese gran cenáculo de los nuevos apóstoles que se unen al Corazón de Cristo y que, en absoluta confianza, responden al Llamado de Dios.
En esta noche tan Misericordiosa, que esta sagrada lluvia los lave profundamente y salgan de aquí totalmente renovados a través de la Gracia de Mi Espíritu Maternal y del Amor profundo que Yo tengo por todos ustedes.
Quiero decirles que, hoy, Yo estoy aquí porque ustedes se comprometieron Conmigo a ayudarme en el fin de estos tiempos, a vivir la transición de este Apocalipsis, a ser sellados por Mi Inmaculado Corazón y por la Llama poderosa de Cristo, elemento sagrado que los preparará en espíritu para iniciar nuevas tareas que Yo le propongo a cada uno de Mis hijos.
Por eso, cada uno de ustedes, hijos Míos, ofértense a Dios, Él está escuchando en esta noche su llamado.
Eleven sus imágenes hacia lo alto y abran sus corazones para recibir, en este momento, Mi bendición maternal.
No se imaginan, queridos hijos, la alegría que siente Mi Corazón por ser Madre de la Figueira.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Consagro estas imágenes para que sean el fiel ejemplo de la presencia de Mi Energía Virginal.
Que, los Rayos de Cura, que provienen del Santo Árcangel Rafael, desciendan sobre sus esencias para que se curen profundamente y encuentren, en el nuevo camino, la paz del corazón, la alegría para sus almas, la reconciliación con Dios y la victoria de la redención en toda la humanidad.
En esta noche de alegría, vivan la víspera del Nacimiento de Cristo con profundo amor y reverencia.
Mi Hijo está naciendo una vez más en el mundo, pero esta vez Él quiere nacer en el pesebre de su corazón. Así se prepararán, amados Míos, para recibir al Redentor por segunda vez.
Que la bendición del Cielo, la Misericordia y la Gracia de Dios permanezcan en sus corazones y en todas sus familias.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Escucharé, en esta noche, el cántico a la Señora de Figueira. Que canten los ángeles y que los corazones se alegren. El Redentor está llegando para establecer la Victoria del Padre y los Mil Años de Paz en los cuatro puntos de la Tierra.
¡Les agradezco!
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
No Me he ido, queridos hijos, una Buena Madre siempre escucha a Sus hijos, sobre todo cuando cantan de corazón y de alma al Reino de Dios.
Canción: "Nuestra Señora de la Figueira".
El Cielo les agradece por esa sincera respuesta, porque en las cosas más simples se encuentra lo verdadero y lo puro, cuando en verdad el corazón se dona en los Brazos del Creador.
Quiero dejar una semilla de Luz en este lugar, en el corazón de los servidores que se dispondrán a servir a los que más sufren y a los que necesitarán de consuelo.
Queridos hijos, mientras sus corazones se movilizan, Yo podré hablarles para consagrarlos a Dios en esta nueva tarea que compartirán muy de cerca con San Pío. Él será su fiel Instructor, quien guiará sus pasos en el camino de la cura de las almas y de la alegría de los corazones.
La esencia principal de toda esta tarea es la alegría para los que sufren. Este es el mayor remedio para los corazones que necesitan paz y liberación.
Coloquen sus manos hacia lo alto para realizar una oferta a Mi Corazón Inmaculado. Cada uno sabe lo que puede darme, para Dios todo tiene un gran valor. El gran misterio del Amor se encuentra en la entrega absoluta al Padre. Hagan su oferta, Yo la recibiré en Mi Corazón Materno.
Y, para despedirnos de esta unión, entre el Cielo y la Tierra, cantemos.
Lleven ahora sus manos hacia el corazón, y crean que en Dios todo es posible.
Los bendigo y los amo.
¡Gracias por responder a Mi llamado!
Canción: “Ave Luminosa”.
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más