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En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Hoy estoy aquí por una razón espiritual. Hoy estoy aquí por la humanidad, pero también por la consciencia del planeta, por el alma de esta Tierra para que, algún día, cumpla el Propósito del Padre Celestial.
Pero esta humanidad, a pesar de haberse desviado, no deja de ser colmada por la Gracia de Dios, por lo que proviene de Su Fuente espiritual y divina. De ese lugar proviene la Madre Celeste. De ese lugar proviene el Sagrado Corazón de Jesús, así como todos los ángeles del universo, que custodian y protegen la Creación.
En este vasto universo que ustedes desconocen, llamado Universo Material, existen puntos de inflexión espiritual. Este planeta que fue pensado desde el Génesis para el Proyecto de Dios, a través de los tiempos y por medio de las diferentes razas, que llamamos diferentes humanidades, se ha vuelto un punto de inflexión.
Pero en todo esto parece existir algo controversial; porque este planeta, al cual ustedes pertenecen en esta vida, fue especialmente creado para ustedes, entre tantos planetas del universo que también fueron pensados para desarrollar un Proyecto semejante, proyectos que no resultaron.
Entonces, hijos Míos, piensen cuán importante es trascender la dualidad a través de la transparencia, de la verdad y de la pureza; atributos que provienen de la Fuente del Amor-Sabiduría, Fuente de la cual ustedes también provienen desde que fueron pequeñísimas moléculas de Luz en los Estanques de la Creación Universal.
¿Por qué Dios, nuestro amado Padre del Universo y de la Tierra, necesitaba que, en este universo local, existiera una civilización de Cristos?
Para que eso fuera posible, pero también para que el proyecto humano no se perdiera, como estuvo a punto de perderse hace más de dos mil años; el propio Padre Eterno se humilló y encarnó a través de Su Hijo en este planeta, trayendo para todos la lección del Amor y del Perdón.
Yo necesito, hijos Míos, que ustedes tengan presente, en este momento y bajo esta circunstancia planetaria, que aún el Proyecto de Dios para esta humanidad se debe cumplir.
Por esa razón, Mi Hijo Me entregó a cada uno de ustedes a los pies de la Cruz para que, a través de los tiempos y de las generaciones, ustedes fueran partícipes del Plan del Creador, no solo viviéndolo, sino también conociéndolo, amando descubrir el misterio de la Creación, que aún espera poder revelarse en el Retorno de Cristo.
Queridos hijos, a través de todos estos años, hemos intentado amorosamente que las almas comprendieran el sentido del Propósito, la razón y la existencia de estar aquí, en este momento, y de saber, más allá de las circunstancias o de las situaciones, que vinieron a la Tierra por un Propósito Mayor, un Propósito que deben amar para algún día poder comprender.
Dios es tan humilde y simple que Él revela Su Misterio solo a través de los que aman, y no a través de los que quieren o aspiran a poseer alguna cosa. Eso aconteció Conmigo, de amar la Voluntad de Dios, de creer en Su Voluntad, de proteger la Voluntad de Dios de cualquier situación o circunstancia, de cumplir la Voluntad del Padre sabiendo que, más allá de todo, existía una Voluntad profunda por ser realizada y cumplida, a través de la encarnación del Hijo de Dios.
Ustedes, como hijos del Padre Eterno, forman parte de esa Voluntad Divina; cada uno de Mis hijos tiene una pequeña parte de esa Voluntad para poder cumplirla y realizarla.
Cuando esta Voluntad no se cumple ni tampoco se realiza, la humanidad sufre porque se aparta de la verdad, pero también de la simplicidad de la vida; se aparta del amor para poder comprender, en sí mismo y en los demás, las situaciones más desconocidas y hasta las situaciones más inaceptables.
Es el Amor el que permite concretar el Plan del Creador. Es viviendo en ese Amor y bajo ese Amor Divino que sus vidas serán libres para poder concretar lo que el Padre tanto espera desde el origen de sus esencias, en este vasto e infinito universo.
Muchos de Mis hijos habrán podido pensar, en algún momento, que todo lo que decimos es inalcanzable o que nunca se concretará. Pero ¿dónde está el sostén de la fe? ¿En dónde se apoya la fe del creyente? ¿Qué es lo que alimenta la fe de cada ser para que tenga la fuerza suficiente de seguir adelante y de no desistir? Es la Sabiduría que les brinda el entendimiento y el discernimiento; y es el Amor que les refleja la verdad y la pureza que les permitirá estar en Dios, a pesar de lo que suceda.
El mundo ha borrado de su mente y especialmente de su corazón estos atributos. La invasión de las tecnologías, el hipnotismo de las mentes, la ceguera de los corazones que no sienten y que no viven a Dios han establecido la cultura de la indiferencia; y esto ha sido más profundo y más grave, llevando a que muchos pueblos y naciones sean insensibles al sufrimiento de los que padecen en estos tiempos, como inmigrantes o como exiliados.
Esta cultura de la indiferencia ha establecido la cultura del descarte entre hermanos de una misma raza y civilización; y lo oculto en todo esto es Mi adversario, que estimula cada vez más la apropiación de las riquezas y tienta a los que se creen poderosos a que puedan controlar el mundo.
Pero Dios nunca enfrentará estas situaciones. Sepan contemplar, por medio de la oración, Sus sagradas estrategias y no bajen los brazos, no desistan y no se permitan engañar; porque el triunfo de Mi Corazón y el Retorno de Mi Hijo están aún por cumplirse, y sus vidas deben ser ese camino pero también esa trayectoria en donde el propio Padre Eterno pueda escribir esa victoria espiritual y profundamente interna en los corazones que creen en Su Reino.
Mi Hijo, en la solemnidad del mes del Sagrado Corazón de Jesús, Me envía con este Mensaje al mundo, para que Mis Hijos sepan, comprendan y entiendan que llegará un tiempo de solución y de esperanza. Un corto tiempo que les permitirá a los corazones rehacer sus vidas y sus familias, y prepararse para el último tiempo del Apocalipsis.
Porque en ese momento y en ese tiempo, es en el que Mi Hijo retornará, un tiempo que no está lejos para ustedes. Por esa razón, tuve que esperar estos doce últimos años de construcción de esta Obra, con ustedes y por ustedes; para poder decirles esto, todo lo que hoy les anuncio a través de Mi Corazón.
Algunos Recintos internos del planeta trabajan incansablemente, por medio de sus Jerarquías, para ayudar en esta transición de la humanidad. Sepan que todos los esfuerzos están siendo realizados, todos los sacrificios están siendo cumplidos, todas las entregas están siendo ofrecidas para que la humanidad se pueda sostener en esta cruel batalla del fin de los tiempos.
Y ustedes, a través del Rosario y de la oración, tienen que vencer esta batalla en su interior; porque en algún momento, como muchos de Mis hijos lo han sentido en estos tiempos y sobre todo en este último año, tuvieron que enfrentar su propia batalla interior, para no salir del camino de Cristo y no dejar a Mi Hijo sin Sus pilares sobre la superficie de la Tierra.
Comprendan en esta simbología, la complejidad de estos tiempos, la verdadera necesidad de la Jerarquía espiritual y universal. Y por encima de todo, comprendan el sentido de lo que verdaderamente sucede en este tiempo y no de todo lo que se dice en el mundo.
Que sus corazones se sensibilicen con Mis Palabras, para no solo escucharlas, sino para interiorizar Mis Palabras en el corazón, morada segura para estar en Dios. Muchas moradas se apagan en este tiempo, como una débil llama que desaparece por sí sola, y en muchos casos una llama debilitada que se apaga con los fuertes vientos de la contrariedad.
Pero Yo les traigo este aceite espiritual de la unción de Mi Hijo, que les hará encender el espíritu y el corazón por medio de la llama de la fe de Mi Corazón Inmaculado, para que se sientan protegidos y amparados por Mí, porque lo que aún espero es solo llevarlos a Dios.
Mi Corazón Inmaculado es su fortaleza y el camino directo hacia Dios. No se olviden, Mis pequeños del mundo entero, de entrar en Mi Corazón para que Yo pueda entrar aún más en sus vidas y consagrarlas a la Voluntad del Padre.
Yo soy esa Madre perpetua que los ama, que los protege y que los acepta. Soy la Esclava del Sacrificio de Dios. Soy la que siempre los llevará a Dios a través de Mi Corazón.
Mediten en Mis Palabras para que Mis Palabras sean pequeñas semillas de Luz en sus consciencias, semillas que en el futuro puedan germinar, para que algún día puedan dar los frutos de redención y de la paz.
Para que todo esto sea posible, vengo a pedirle al mundo que, a través de cada ejercicio de oración, los pueblos y las naciones se reconsagren al Sagrado Corazón de Jesús; Así como lo fue en el mes de mayo en el que muchos de Mis hijos, por medio del Santo Rosario y del Sacramento de la Comunión, ofrecieron reparación a Mi Corazón Inmaculado. Estoy muy agradecida de que Mis hijos hayan hecho el esfuerzo, más allá de la pandemia y del sufrimiento de este tiempo, de reparar el Corazón de la Madre de Dios, para que el Padre le conceda a la Sierva fiel la infinita abundancia de las Gracias y de las Misericordias para los que necesitan salir del sufrimiento y del infierno terrestre.
Por eso, vuelvo a agradecer y de la misma forma los invito, hijos Míos, en este día, por medio del Sacramento de la Eucaristía que ahora celebraremos, a que todos durante este mes de junio que transcurre, y de forma diaria, por muchas, pero por muchas almas en el mundo entero, realicen el ejercicio de una amorosa y verdadera reconsagración al Santísimo Corazón de Mi Hijo; para que Su autoridad y Gobierno Espiritual, finalmente, guíen al planeta y a la humanidad; para que las fuerzas del mal que rige Mi adversario sean retiradas del planeta y las almas respiren la alegría de reencontrar el Reino de Dios dentro de cada corazón.
Yo estoy aquí y soy su Madre. Les extiendo Mi mano para que la tomen fuerte y caminen junto Conmigo en el servicio primordial de la reconstrucción espiritual de este planeta, para que las Sagradas Fuentes del universo colmen a la Tierra de abundancia espiritual, de Gracia, de Perdón, de Amor y de mucha, pero de mucha, Misericordia.
También ofreceremos esta Sagrada Eucaristía, esta importante celebración, ya que la Madre de Dios se prepara para llevar Sus impulsos a Europa en los próximos meses, a fin de que la Luz de Fátima, la Luz que los llevará siempre a la Paz inunde al mundo entero y, especialmente, a África, para que se establezca la cura y el perdón de todas las almas que sufren el exilio, la esclavitud, la muerte, el hambre, la enfermedad y la desolación.
Mi Corazón aún espera pacientemente llegar a África, y de alguna forma lo haré; y ustedes Mis hijos serán Mis ayudantes para que eso suceda, porque hasta antes de que termine Mi tarea con ustedes, debo cumplir la promesa que he realizado ante Dios por África.
Así, cuando eso se cumpla por medio de su ayuda y de su colaboración, Mi tarea estará consumada.
Pidamos al Espíritu Santo, Fuente Suprema de toda la Energía Femenina, Fuente Suprema de toda la Maternidad Universal, que conceda el impulso de la reconsagración de los corazones al Sagrado Corazón de Jesús y también establezca la fuerza espiritual que las madres del mundo necesitan para guiar a sus hijos a Dios, como madres, siervas y servidoras de la Madre Universal.
Celebremos en Cristo y por Cristo.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
A los pies del Inmaculado Corazón de María, respondiendo a Su pedido y a Su llamado; nos preparamos, en la simplicidad del corazón, para celebrar este Sacramento de Reconciliación y de Amor que nos ha dejado Cristo, nuestro Redentor.
Pidamos la Gracia, ante la Presencia de la Virgen María, que nos haga humildes y merecedores de este misterio insondable de Amor que Cristo nos ofrece a través del Corazón de Su Madre.
Que nuestras faltas, omisiones, culpas, indiferencias y todas las situaciones que nos han apartado de Dios por alguna razón sean disueltas a través de este Sacramento del Altar que, junto a los ángeles de la Virgen María, ofreceremos como un acto de reparación y de reconciliación ante el Sagrado Corazón de Jesús.
Invitamos a aquellos que puedan a que se arrodillen o se coloquen de pie, en un acto de reverencia, delante de la Presencia del Inmaculado Corazón de María, Madre de los servidores y de los sacerdotes.
Vamos a pedir a la Virgen Santísima que, así como fue en Pentecostés, nos entregue los Dones del Espíritu Santo, a fin de que podamos cumplir las Promesas de Cristo.
Nuestra Señora se ha puesto de rodillas ante el Santísimo Sacramento que ahora celebraremos. Pidamos Su bendición.
En aquel Jueves Santo, momentos antes de que Jesús fuera entregado para vivir ese gran sacrificio de Amor por la humanidad, Nuestro Señor tomó el pan, lo elevó en acción de gracias y solicitó al Padre Eterno que el pan fuera transubstanciado en Su Divino Cuerpo. Enseguida, Jesús lo partió y ofreciéndolo a Sus apóstoles, Él les dijo: “Tomen y coman, porque este es Mi Cuerpo, que será entregado por ustedes para el perdón de los pecados”.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Amén.
Del mismo modo, antes de terminar la cena, Jesús tomó el Cáliz entre Sus Manos y lo ofreció al Creador para que el vino fuera convertido en Su preciosa Sangre. Enseguida, Él lo ofreció a Sus compañeros, diciéndoles: “Tomen y beban, porque este es el Cáliz de Mi Sangre, la Sangre de la Nueva y Eterna Alianza que será derramada por su Redentor para la remisión de todas las faltas. Hagan esto en memoria Mía hasta que Yo retorne al mundo”.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Amén.
He aquí el Cuerpo y la Sangre de Cristo, Aquel que dio la vida por nosotros, que dio la vida por Amor.
Unidos a nuestra Santísima Madre del Cielo y a los ángeles del universo, ofrecemos la oración del Padre Nuestro para consumar esta consagración.
Oración: Padre Nuestro.
Anunciamos la Paz de Nuestro Señor y la Paz de Nuestra Señora.
Señor, yo no soy digno de que entres en mi casa,
pero una Palabra Tuya bastará para sanarme.
Amén.
En unión al Inmaculado Corazón de María y al Sagrado Corazón de Jesús, anunciamos la Comunión Espiritual de todos nuestros hermanos del planeta, en este acto de reconsagración al Sagrado Corazón de Jesús, a través de tres campanadas.
Santísima Trinidad,
Padre, Hijo y Espíritu Santo,
os adoro profundamente
y os ofrezco el preciosísimo Cuerpo,
Sangre, Alma y Divinidad de Jesucristo,
presente en todos los sagrarios de la Tierra;
en reparación por los ultrajes, sacrilegios e indiferencias
con que Él es ofendido;
y por los méritos infinitos de Su Santísimo Corazón
y del Inmaculado Corazón de María,
os pido la conversión de los pobres pecadores.
Amén.
En la alegría de la renovación de la fe, Me elevo al Cielo, con esta oferta concluida por parte de todos los corazones que comulgan con Cristo, para que el Padre de la Misericordia y de la Paz descienda estos atributos sobre la humanidad.
En la Luz espiritual del Sagrado Corazón de Jesús, Yo los bendigo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Y como oferta a este mes del Sagrado Corazón de Jesús, nuestros hermanos del coro, a pedido de la Madre Divina, cerrarán este encuentro a través de la canción “Santa Comunión”; para que la Sagrada Eucaristía, como un sol divino y espiritual, siempre brille con su Luz dentro de nosotros.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Elijo estas fechas especiales para darles a conocer las cosas más simples de la vida espiritual, porque en lo simple todo lo podrán transformar, en lo simple todo lo podrán concebir.
La vida del espíritu es simplicidad pero también es sabiduría.
Deseo que Mis hijos alcancen ese estado de simplicidad y de sabiduría, no solo en las cosas diarias, sino también en los niveles internos, lugar en donde todo comienza y todo termina; porque allí, en ese nivel interno, es donde se guardará la experiencia de su vida en la Tierra y de su pasaje por este Universo.
Cuando no consiguen en sí mismos concebir esa simplicidad y esa sabiduría en la vida del espíritu, es porque no lo están haciendo en la vida material.
La simplicidad de la cual Yo les hablo, no es restricción ni severas medidas.
La simplicidad siempre los llevará a amar al semejante tal cual es, y a no juzgarlo por su forma o apariencia.
Mis hijos del mundo frecuentemente olvidan estas reglas básicas de la vida, porque viviendo estas reglas podrán estar en Dios y Dios estar en ustedes.
En este día especial, en donde celebramos, junto a la Madre Celeste, el aniversario de uno de Mis instrumentos en la Tierra, quiero que puedan ver, hijos Míos, por intermedio de esto, que el llamado de la Madre de Dios para con todos Sus hijos, siempre ha sido y siempre será simple.
En ese camino que Yo los invito a vivir podrán también encontrar la humildad que necesitan para dejar de vanagloriar sus vidas, aunque a veces no se den cuenta.
¿Por qué les digo todo esto, hijos Míos?
Porque la Obra de Dios, desde el principio de toda esta Creación, fue concebida en el espíritu de la simplicidad y de la humildad. Desde allí nacieron y surgieron las cosas más bellas de este Universo y para todo este Universo material; el espíritu de cada criatura encontró morada, hasta lo que es más físico.
Pero sepan, hijos Míos, que todo tiene una correspondencia y una comunión entre el Cielo y la Tierra; dentro de ustedes y fuera de ustedes.
Cuando no son simples no pueden ser verdaderos, así como Yo los necesito día a día.
La simplicidad no solo los llevará a la humildad y a la verdad, sino también a lo más importante: a la gratitud.
Cuando no tienen gratitud en sus corazones no pueden comprender el Plan de Dios cuando él cambia, de tiempo en tiempo y de ciclo en ciclo, o de día a día.
Si están en esa gratitud eterna podrán comprender los Misterios del Padre y ya no tendrán más sus ojos vendados sin saber por donde ir o hacia donde caminar, porque en la vida del espíritu todo es claro, todo es transparente y todo es cristalino.
Necesito hijos, que no olviden eso.
Cuando no pueden salir de ciertos obstáculos es porque no han concebido en ustedes el espíritu de la simplicidad, el que los llevará a la humildad y a la gratitud eterna.
Aunque estas palabras que hoy les digo, ya las hayan escuchado muchas veces de Mi propia boca, o de San José y del propio Jesús, Yo los invito, queridos hijos, a poner atención en las reglas básicas de la vida del espíritu, porque de lo contrario estarían saltándose las Leyes Universales.
Con todo esto les digo, hijos Míos, que no aspiro a su perfección, sino a su transparencia, a su cordialidad, generosidad y colaboración.
Este mensaje sirve para todos Mis hijos, porque cada uno, según su tiempo, atraviesa su purificación y también el momento de su gran entrega.
Quiero, hijos Míos, que aprendan a vivir como Nosotros, los Sagrados Corazones vivimos hace tanto tiempo atrás aquí en la Tierra, no ostentando nada, no queriendo nada; buscando siempre aprender por medio de la igualdad, de la solidaridad, y sobre todo, de la hermandad.
La humanidad, a través de los últimos tiempos, ha perdido estos principios. Por eso las almas se vuelven arcaicas y rígidas y no consiguen dar sus pasos cuando más necesitan dar esos pasos hacia Dios.
Tenemos la autoridad, hijos Míos, como Sagrados Corazones, de poder disolver todos estos obstáculos en las almas.
Pero, hijos, hijos Míos, ya han aprendido a escucharme, a sentirme y a reconocerme. Saben que es verdad lo que les digo. Cada uno de ustedes sabe lo que debe mejorar y perfeccionar como ofrenda perfecta para los Altares de Dios.
Es de algo profundo de lo que les hablo, no de algo superficial. Lo superficial que puede llegar a suceder en sus vidas, es la consecuencia de lo que sucede dentro de ustedes cuando no están en comunión con el espíritu, ni con el Universo.
Sabemos que el conocimiento ennoblece el espíritu, pero eso no es lo que ustedes ahora necesitan, hijos Míos. Necesitan ennoblecer sus espíritus con la transparencia y la colaboración amorosa para con el semejante, para con el Plan Divino y su importante manifestación en este planeta.
Como Señora del Monte Carmelo, Yo los invito, hijos Míos, aunque no lo crean, a vivir el camino de la redención y de su salvación, porque muchos podrían creer que ya están a salvo, y no lo están.
Hijos Míos, sientan el Corazón de la Madre que pide y que ruega a Dios,por el despertar de Sus hijos, hasta en los simples detalles.
Todo eso hará transformar la Tierra y su humanidad; hará triunfar la Palabra de Dios en ustedes, por medio de los ejemplos del bien y de la lealtad.
Los invito, hijos Míos, a ingresar en esa escuela, que hoy, con todo Mi Amor, Yo les estoy ofreciendo.
Necesito que escuchen Mi Voz, no como siempre la escuchan. Necesito que guarden Mis palabras como llaves que podrán abrir las puertas a su transformación consciente y verdadera.
Hijos, hay una parte que les corresponde a ustedes. Todo deberá comenzar primero en ustedes, para que después el Universo pueda obrar e interceder.
Las almas del mundo, en su mayoría, están perdidas; y ustedes lo saben, porque lo han visto por todos los lugares por donde han pasado junto Conmigo, acompañándome en esta trayectoria de poder cumplir el Plan.
Quisiera que en el día de la Señora del Monte Carmelo, pudieran considerar con sinceridad Mis palabras.
Quisiera que Mi Voz pudiera tocar lo profundo, para que se pudieran sembrar los Dones que necesitan para vivir los próximos pasos en esta transición planetaria.
Quisiera, hijos Míos, que cada uno se viera a sí mismo por un momento, no para atormentarse ni amedrentarse; no para juzgarse ni castigarse. Que cada uno pudiera verse a sí mismo, así como lo ve Dios, así como el Padre los contempla en Su Misericordia y Su Paciencia divina.
Aún, hijos amados, hay mucho por hacer. Necesito que comprendan lo que les pido.
Les he dado la Gracia de estar cerca de Mí, porque es lo que necesitan para estar en el camino del espíritu y en la vivencia del Plan, más allá de cualquier experiencia interior con el Universo o con todo lo que es superior y hasta divino.
Primero debemos comenzar en lo que es simple y necesario. No pueden perder las reglas básicas de la lealtad y de la fraternidad ,eso cierra las puertas a la Divina Providencia. El Universo lo tiene todo para ustedes y para la humanidad.
Si cada uno de ustedes supiera, con total consciencia, qué es lo que debo hacer para llegar a estar ante ustedes en cada nuevo encuentro, de verdad considerarían Mis palabras y rezarían de rodillas para expresar su gratitud a Dios.
La Sierva de Dios y la Madre del Universo se ofrece a Sus hijos incondicionalmente, sin nada a cambio.
Quiero, hijos amados, que puedan crecer, así como Yo crecí, siendo María en la Tierra.
Sé que guardan en sus mundos internos experiencias conocidas y desconocidas; traumas espirituales y también internos. Pero todo puede ser disuelto en la Misericordia de Dios y en la acción de Su Divina Gracia.
No quiero, hijos Míos, que dejen Mi camino.
No quiero, hijos Míos, que estén lejos de Mí, sirviéndome en otras obras.
Hijos, Yo los necesito aquí, cerca de Mi Corazón, de una forma verdadera y no aparente.
A veces siento sus corazones fríos. ¿Por qué son así, si todo lo que Yo les doy es por obra de la Gracia?
Yo solo aspiro a que Mis servidores caminen en la lealtad y que nunca, nunca pierdan la hermandad, porque la hermandad los unificará con la Hermandad del Universo y así, las Divinas Consciencias del Cielo se aproximarán.
La Señora del Monte Carmelo les viene a ofrecer la verdadera consagración, para que las próximas puertas hacia el cumplimiento del Plan, en otras partes del mundo, se puedan abrir.
Esperamos pacientemente y en silencio, en oración, por ese momento.
Aún el mundo espera por más Misericordia y por más ayuda.
Yo los invito a seguir acompañándome por este sendero, que los transformará.
Bendigo a esta alma, y en este día especial, a quien se ha ofrecido como instrumento en Mis Manos, para que más instrumentos en este vasto Universo de Dios, se puedan consagrar a su verdadera tarea y a su verdadera misión.
¡Les agradezco por acompañarme en esta trayectoria divina!
Es todo lo que hoy les quiero decir, y he abierto Mi Corazón para que Me escucharan con sinceridad y amor.
Yo vengo de un lugar del Universo en donde reina la paz, existe el amor y el bien, en donde todos se entienden, en donde todo se comprende, en donde no existe obstáculo ni incomprensión.
Yo provengo desde ese lugar y traigo para el mundo el Reino de Dios, para que más hijos ingresen en Él y se sientan partícipes de la Comunión con Cristo.
Yo vengo de ese lugar para demostrar al mundo que es posible vivir en un nuevo estado, vivir dentro de una consciencia verdadera que todo incluye, que todo comprende y que todo pacifica.
Vengo a traer al mundo la realidad espiritual que aún muchos no quieren ver y que a través de Mi Corazón, Yo la muestro todos los días para que puedan estar en la verdad, para que puedan estar sumergidos en el amor y sobre todo, en hermandad.
En ese lugar existe la sabiduría y el entendimiento, la ciencia y todo lo creado.
Yo vengo a traerles, desde ese lugar, lo que necesitan ver y comprender, no con la mente, sino con el sentimiento del corazón profundo, del corazón que palpita en Dios y que todo lo sabe.
Necesito, queridos hijos, que sepan que es necesario entrar en ese estado para estos tiempos que llegarán. Aún hay mucho por hacer y aún se debe seguir trabajando la unidad inquebrantable entre los seres. Eso permitirá que la Obra se realice. Eso permitirá que todo se lleve adelante y que los pasos de los discípulos sean dados en dirección al Camino del Propósito.
No necesito que comprendan las cosas desde una forma material, sino que necesito que comprendan lo que Dios quiere de una forma espiritual. Eso, cada día más, los hará verdaderos y por medio de la Gracia podrán recibir la sabiduría para comprenderlo todo.
Los tiempos que llegan exigirán muchos cambios y las almas aún no saben vivir los cambios, porque nunca estuvieron en este tiempo.
Esta es la primera escuela que están viviendo. Esta es la primera realidad que están atravesando en este ciclo. Por eso, los necesito dentro de ese estado de unidad para que todo lo puedan comprender y no existan obstáculos.
Abran las puertas para los nuevos tiempos, porque ellos llegarán con mucha fuerza y poder.
Los nuevos tiempos vendrán a cambiarlo todo, dentro y fuera de los seres.
Los nuevos tiempos vendrán a modificarlo todo, dentro y fuera de los seres y nada quedará sin ser removido. Por eso, vivan con valentía los tiempos que llegarán y estarán dentro del Propósito de la parte que les corresponde realizar en ese ciclo, en esta humanidad y en este planeta.
Yo vengo a reforzar en ustedes la Sagrada Unidad, el Principio verdadero que nunca debe faltar en sus corazones, ni tampoco en sus vidas. Eso, algún día los hará libres, podrán caminar libres, no sentirán resistencias ni ataduras; porque la propia Unidad Divina los librará, la propia Unidad Divina los conducirá al camino de la realización del Plan.
Reciban entonces, queridos hijos, esta llave fundamental para estos tiempos; aunque ya la hayamos repetido muchas veces, deben recordarla. El Señor necesita que eso nunca se borre dentro de ustedes y entre sus hermanos de camino.
La Sagrada Unidad de Dios permitirá vencer al mal. Permitirá desterrar los infiernos de la Tierra, sobre todo aquellos que viven dentro de algunas consciencias de forma permanente.
La Sagrada Unidad de Dios les traerá la cura, la comprensión y sobre todo, la reconciliación entre sus seres.
Abracen esta unidad, porque ella los fortalecerá. Vivan la unidad todo el tiempo y así todo se cumplirá como está escrito. Nada será alterado por nadie.
Abran sus ojos y observen hacia el firmamento, el nuevo tiempo está llegando antes del Retorno de Mi Hijo.
Lo que Yo les entrego en este tiempo son las bases para ese esperado retorno. Son los requisitos fundamentales y espirituales para que estén preparados y no estén ausentes cuando Mi Hijo retorne.Necesitan recibir estos impulsos con la verdadera transparencia del corazón, sabiendo que aún están viviendo la transformación y el cambio en estos tiempos difíciles, sabiendo que aún están enfrentando verdades de ustedes mismos que aún desconocen profundamente.
Pero Yo vengo a traerles la cura maternal para todas esas cosas, para que puedan sumergirse en la Divina Unidad de Dios. Eso los llevará a estar a la altura de los acontecimientos. Eso los llevará a estar al alcance del Propósito Divino y todo dejará de ser un misterio, porque todo será develado.
Los Tesoros de Dios estarán al alcance de las almas. Las Sagradas Herramientas del Padre estarán al alcance de las almas y todos las conocerán para poder proteger este planeta, para saber salvaguardarlo de todos los asedios que vivirá en el próximo ciclo, como los vive hoy.
Por eso, la formación de sus espíritus es importante. La purificación de sus almas es importante. La transparencia entre sus corazones y vidas es muy importante.
No pueden dejar nada para atrás sin resolver.
No hay tiempo que perder, queridos hijos. Es hora de que abran su corazón al cambio. Es hora de que sientan en su interno el Llamado de Dios.
Cada uno debe cumplir su virtud, su don, su talento y su linaje.
Cada uno de ustedes debe ser el espejo de Dios sobre la Tierra, que pueda reflejar lo que Dios necesita para estos tiempos.
Vivan la base de la oración todos los días como algo imprescindible. Nunca se olviden de orar, porque si dejan de orar les faltará entendimiento, les faltará sabiduría y no tendrán dirección ni guía interior cuando nosotros ya no estemos entre ustedes.
Deben representar sobre la Tierra las chispas sagradas de los Mensajeros Divinos. Deben ser esos espejos internos sobre los Centros Marianos, para que muchos más puedan sentir en su interior lo que ustedes una vez sintieron cuando despertaron a nuestra convocatoria.
Es hora de asumir este Plan de una forma definitiva. Es hora de estar entero para todo lo que hay que hacer. Es hora de salir de sí. Es hora de dejar de estar en sí mismo´porque ya es hora, hijos, de estar en los otros, en los que más necesitan, en los que más buscan a Dios y no saben encontrarlo.
Yo necesito que sean extensiones de Mi Rosario en la Tierra. Que no solo sean flores en Mi Jardín Celestial, sino también que sean esa cuenta de luz, esa gota de luz, ese espejo que todo ilumina.
Siéntanse hermanados. Siéntanse unificados, como nuestros sagrados corazones se sienten todo el tiempo.
Venimos a traerles una realidad celestial que aún no podrán comprender en esta vida, sino en la próxima.
Venimos a traerles un estado divino de consciencia que aún no alcanzarán sino en el próximo tiempo. Mientras tanto, queridos hijos, es posible contactarlo por medio de la oración y de la unión con nuestros Sagrados Corazones.
Ya estamos llegando en la etapa final de este trabajo. Ya estamos concluyendo con ustedes todo lo que deberíamos hacer.
Estamos en los últimos tiempos de la Obra, antes de que la Obra pueda despuntar a un estado más grande de consciencia.
No necesito, queridos hijos, que comprendan todo lo que les digo, porque es parte de una Sabiduría Divina e interna que viene gestándose desde los planos superiores.
Aún el ser humano no podrá comprenderlo todo. La vida y el Universo inmaterial aún es muy desconocido. Pero ustedes tienen la posibilidad de aproximarse a Él, de estar en comunión con la verdadera existencia, con la Consciencia Única, con Dios.
En este último tiempo, todo se desencadenará. No deben temer por lo que sucederá, sino por lo que aún no están haciendo.
Trabajen incansablemente esa unidad interior entre sus hermanos y así darán paso a que todo pueda suceder como está escrito.
No quisiera que sus corazones estuvieran desorientados.
No quisiera que sus pies estuvieran fuera del Camino de Cristo, sino que aún estuvieran más adentro, dentro de Su Corazón de Amor y de Luz, recibiendo Su Sabiduría, recibiendo Su Misericordia, recibiendo Su Entendimiento y Su Comprensión.
Ahora sí les pido, hijos, dejen para atrás la indiferencia y ábranse a la unificación de sus seres y de sus consciencias.
El Señor necesita que este camino termine de ser construido por ustedes mismos, por su donación, por su ofrenda.
Es hora de que encuentren el camino de la Verdad dentro de ustedes, y así, dentro de ustedes encontrarán el Reino de Dios.
He esperado que pasara esta peregrinación por Perú y Ecuador para que estuvieran más fortalecidos para poder escuchar Mis Palabras, que ya son las últimas para estos tiempos: la última parte del Verbo Divino que se expresa en la Tierra para todas las almas.
Es la Fuente del Amor que llega a todos los corazones para que despierten y sientan a Dios en su interior.
Yo necesito que estén Conmigo incondicionalmente. Y ese es el testimonio más simple y verdadero para demostrar a Dios que es posible la concreción de Su Plan Divino en esta humanidad.
Llegará un momento en que podrán tener dudas o incomprensiones, pero no se dejen atormentar.
Mi enemigo no descansa ni un segundo. Sean inteligentes queridos hijos, vénzanlo con la oración del corazón, con la Adoración ardiente al Corazón Eucarístico de Mi Hijo y sobre todo, con la unidad entre sus consciencias.
Yo deseo que el mundo aprenda de su ejemplo de fraternidad y de hermandad.
Lo que aquí sucede, queridos hijos, no sucede en ningún lugar del mundo, con ningún otro grupo de almas.
Necesito que comprendan que lo que viven es único e irrepetible.
Es hora de dar un paso en la madurez del corazón y de la consciencia, no buscando respuestas en donde no existen.
Aspiren ardientemente a unificarlo todo, porque así Mi Hijo se unificará en ustedes y se cumplirá la Voluntad.
Yo los bendigo para el encuentro que vivirán en estos días, en donde este Proyecto ya deberá estar realizado; primero, en sus consciencias para después ser realizado en el mundo.
La Gracia de Dios debe llegar a todos y primero debe ser concebida en ustedes, para que después sea concebida en el mundo que sufre y que padece todos los días.
Yo Soy la Madre de la Gracia, la Madre de la Reconciliación, la Madre de la Sagrada Unidad.
Les agradezco por responder a Mi Llamado, ahora y siempre, y por los días que vendrán.
En el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén
Vengo a traer Mi Misericordia en donde no hay justicia religiosa, ni social.
Vengo a traer algo que los hombres aún no tienen, por el poco valor que le dan.
Pero no importa la formación que tengan, sino su corazón, que es lo que vale para Dios, porque siempre se perpetuará, siempre dará testimonio del Amor de Dios entre todos los hombres y mujeres de la Tierra.
Pongan su mirada, queridos hijos, en el corazón y allí encontrarán a Dios, más que a los hombres. Si Dios está en ustedes, Mi Hijo estará en ustedes y nadie podrá alterar esa unión interior.
Nadie podrá decir, hijos Míos, que Dios no está presente en el corazón de los hombres, que Dios no está vivo en aquellos que creen en Él por encima de todo, por encima de todo acontecimiento.
Yo vengo a enseñarles el camino del amor, porque en el Amor de Dios siempre encontrarán la salida; siempre existirá el entendimiento y la sabiduría para comprender los designios de Dios y sobre todo Su máxima Voluntad.
Hoy vengo a traer pacificación a los hombres que despiertan la ira incontrolable.
Hoy vengo a amansar los corazones, para que sientan la paz y sepan que todo se está cumpliendo, más allá de todo entendimiento o de toda filosofía.
Lo que Dios necesita, queridos hijos, es que los hombres aprendan a amar y que no se olviden del camino del amor, porque quien no esté en el camino del amor verdadero, no estará en el camino del Paraíso, por más que profese el Nombre de Mi Hijo, por más que realice la Eucaristía ante el pueblo de Dios.
El amor lo es todo. Es la ciencia primera. En el amor comprenderán la vida, así como comprenderán el sufrimiento.
Únanse en el amor y no en la separación de sus ideas o de sus pensamientos. El Reino de Dios está para todos, no tiene religión ni doctrina. El Universo de Dios es libre y amplio. Y Él viene a señalar a los hijos que ha escogido, para llevar adelante Su Obra de redención en el fin de estos tiempos.
Les digo a los hombres que dicen ser sabios, que no tienten la ira de Dios; que vivan el Don del Temor de Dios; que vivan el Don del Temor de Dios para que no estén separados del Padre y para que no separen a los rebaños de Mi Hijo del Corazón de Dios.
No son tiempos de divisiones. Es el tiempo de la gran unidad celestial. Será esa unidad que salvará al planeta y a la humanidad, sobre todo a los más miserables de espíritu, que no solo se encuentran en la vida, sino también en las religiones.
Mi Hijo viene a dar oportunidad para todas las almas. Su Misericordia no se limita a los hombres. Su Misericordia es universal e infinita.
Necesito, queridos hijos, que abran sus corazones al gran entendimiento divino, que no se dejen envolver por lo que los hombres hablan de este mundo, por lo que los hombres señalan en sus semejantes.
Abran sus ojos del corazón y encontrarán la Verdad, la Verdad que yace en ustedes, la Verdad que nace del corazón, que todo acepta y que todo entiende; de un corazón incondicional y vivo, que no teme abrazar lo desconocido y decirle sí al Universo todos los días.
Me lamento, queridos hijos, por aquellos que no comprenden la Voluntad de Dios y que dicen vivirla plenamente pero que no es verdad.
Busquen la unión entre sus corazones y estarán preparados para recibir la segunda venida de Cristo.
Dios Me ha pedido que venga a buscar a todas las esencias del mundo y no solo a aquellas que creen en Mi Hijo. Recuerden que Mi Hijo es el Señor de las religiones, porque es el Señor del Amor. Y si es el Señor del Amor, es el Señor de la Verdad, de la Voluntad Divina y de la Justicia, del bien que Él quiera profesar para todos los seres de la Tierra.
Entonces, queridos hijos, no se confundan. Sientan Mi mensaje en el corazón, más que el mensaje de los hombres vacíos, que están vacíos del amor, de la verdad, del verdadero entendimiento que solo lo da el Espíritu Santo.
Llegará un momento, queridos hijos, en donde todas las religiones deberán comprenderse y entenderse. Porque si esto no sucede, ¿quién le abrirá la puerta a Cristo para que Él retorne?
Es necesario rezar de corazón y de alma, para que en estos tiempos los hombres de la Tierra no los confundan.
Es necesario escoger al Santísimo Sacramento, para que los hombres de la Tierra no los confundan.
Es necesario vivir la vida del servicio, para que los hombres de la Tierra no los confundan.
Así se fortalecerá su fe, que es una fe que no tiene propiedad en nadie, ni en ninguna persona. Es una fe que pertenece a Dios y a sus corazones íntimamente.
Revivan esa fe con los buenos ejemplos y abran los ojos al conocimiento divino que viene del Universo. Así darán los pasos seguros hacia la redención y acogerán plenamente el llamado de Dios, sin pensar qué dirán los demás.
Queridos hijos, como Madre de Dios y Madre de Mi Hijo, Yo vengo a religarlos con el camino del amor, porque es un camino que no está siendo practicado por los hombres de la Tierra. La ilusión y todo lo que es superfluo separa a los hombres de ese camino verdadero.
Vivan los Mandamientos y estarán en la verdadera libertad espiritual.
Yo vengo, queridos hijos, a hacerles el bien, a enseñarles el camino del Amor y de la Verdad, a pedido de Mi Amado Hijo, Jesucristo. Eso nadie se los podrá quitar, la vivencia de su fe y su devoción al llamado de Dios en estos tiempos, fuera de la Iglesia de Mi Hijo.
Vean la importancia del despertar de los corazones en estos tiempos y no se dejen invadir por los comentarios de los hombres. Es necesario unirse y fortalecerse. Es necesario unir las fuerzas del corazón con las fuerzas del corazón del hermano, para llevar adelante el Plan de estos tiempos, delante de una realidad planetaria caótica y difícil.
Que sus corazones, en esta noche, sientan la verdad de Mi Corazón y que no se arrepientan ni tampoco abandonen su consagración como hijos de Mi Corazón Inmaculado, porque lo que Yo les traigo, queridos hijos, nadie se los dará, ni siquiera la máxima jerarquía de las religiones. Todo proviene del Corazón del Padre, de Su Fuente inmaterial y eterna. De eso deben aprender a alimentarse espiritualmente todos los días; no solo del Evangelio, que es el camino básico para su despertar y redención.
Encuentren sentido en su camino espiritual, en lo que es superior y divino y así, estarán en el Padre y el Padre en ustedes. Sus corazones no sentirán duda ni desconfianza, sino que darán el paso seguro y firme en el camino del Amor y de la alegría de servir a Dios.
Recuerden que deben volver a reintegrar su dignidad espiritual para con el Padre.
Las religiones son el puente para eso, pero no es lo definitivo. Hay algo, queridos hijos, que debe comenzar desde ustedes, que debe nacer de su corazón, para poder estar en Cristo y en Su Divina Presencia.
Vengo a evangelizar con una Nueva Palabra, una Palabra que los hombres no conocen, porque la Palabra que Yo pronuncio es una Palabra que viene de la Fuente del Amor. Es una Palabra que no se desperdicia. Es una Palabra que sirve y ayuda a las almas para su conversión.
Cuando los tiempos están más difíciles y las rebeliones de los hombres se presentan, es señal, queridos hijos, que es el triunfo de Mi Inmaculado Corazón y la derrota de la bestia, que confunde a los corazones, a pesar de sus creencias.
Yo vengo a darles el testimonio que les dio Cristo cuando Él estuvo presente en este planeta. Vuelvo a reintegrarles este testimonio del amor para que no olviden, queridos hijos, que en el amor está la respuesta, la sabiduría y la salida para los grandes obstáculos.
Como no Me cansaré, queridos hijos, de decir que Yo estoy aquí, aunque muchos lo desmientan públicamente, vengo a consagrar a nuevos hijos para reafirmar ese testimonio del amor, ese testimonio del Amor Infinito de Dios y del Cristo, que une cada vez más a las consciencias con la Esencia de la Fuente Primordial.
Por eso no dejaré de dar bendiciones, por más que hablen, por más que mientan y que no digan la verdad.
Recen por los que no comprenden, porque son muy miserables y enfermos de espíritu y no lo saben, así como Yo rezo por ustedes para curar su enfermedad espiritual. Los invito, queridos hijos, a orar por los miserables de espíritu y de alma, porque no lo saben, para que reciban la Gracia de algún día darse cuenta de eso y de pedir verdadera misericordia a Dios, más que pronunciar palabras vanas.
Sean misericordiosos como Yo lo Soy y el planeta tendrá más oportunidades, más almas se curarán y más corazones se reconciliarán con el Dios Vivo.
Que vengan aquí los que hoy se consagrarán, ante la Fuente del Amor de Dios, para que sean testigos de lo que Yo les pido, para que defiendan su consagración y no teman decir que creen en Mi Presencia, como un precioso llamado de Dios para estos tiempos.
Quisiera decirles a todos los Hijos de María que recuerden su compromiso Conmigo, porque Yo nada puedo desperdiciar, ni una mínima energía de la Gracia. Todo lo que Yo les entrego es porque lo necesitan, aunque no lo comprendan o no lo sepan; todo es un motivo de un Proyecto especial en sus vidas, en sus consciencias y en sus espíritus. Yo les doy algo que nadie les puede dar, que debe ser valorado y respetado, reverenciado, y deben rezar para que ese Don que Yo les entrego persista en el fin de estos tiempos.
Escuchando el himno de su consagración, Yo vengo a bendecirlos, queridos hijos, a fin de reconsagrar a los que ya se consagraron como Hijos de María, para ser testigos de la Palabra de Dios y del retorno de Cristo, sin nada que temer, porque el amor que puede estar en sus corazones es invencible.
El amor que puede estar en sus consciencias, es imborrable. Ningún hombre ni ningún ser de esta Tierra puede borrar el Amor de Dios. Nunca vencerá, porque el amor es el que vence; es el Amor de Cristo que venció la muerte en la Cruz y que les viene a enseñar que en el amor, todo es posible, hasta el fin de los días.
Padre Amado, desciende Tu Fuego en los corazones simples y humildes.
Desciende Tu Consciencia Divina en aquellos que predican Tu Palabra y que en la simplicidad del corazón testimonian Tu Presencia en el mundo.
Desciende Tu Sabiduría y Tu Gracia en los corazones que se deben convertir a la vida crística del servicio y del amor por los semejantes.
¡Oh, Padre Amado! Escucha la voz de Tu Sierva Fiel,
desciende Tu Amor sobre los miserables,
sobre los que no comprenden y los que no aceptan Tu llamado,
sobre todos aquellos que provocan la separación de Tu pueblo
de Tu Amadísimo e Íntimo Corazón.
¡Oh, Padre Amado! Perdónalos, perdónalos para que encuentren una nueva oportunidad, por intermedio de Tu Divina Compasión y de Tu Gracia.
Perdona Señor a los que ofenden a sus semejantes.
Perdónalos Señor, para que encuentren la Luz de Tu Corazón
en el gran Universo de Tu Amor Universal.
Hoy bendigo y establezco Mi Paz entre los hombres de la Tierra,
sabiendo que aún estaré aquí,
cumpliendo Tu Divina Voluntad y Tu Llamado,
en unión a todos Mis Hijos, especialmente a los que se consagran
para ser el ejemplo de Tu Vida en el Universo.
Que el Señor los bendiga, los redima y los consagre, en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Ahora canten, porque ya están consagrados a la Madre de Dios.
Les agradezco por responder a Mi llamado, en confianza.
Vengo a este mundo por aquellos que no merecen Mi Gracia.
Que hoy vengan a Mis pies los que están cansados. Que vengan a Mis pies los que ya no soportan sus miserias; los que aún no encuentran el camino de salida para vivir su sagrada transformación.
No puedo tener cerca de Mí a los que no viven la gratitud, la consideración con sus semejantes, ni la unión perfecta con la Obra grandiosa de Dios.
Dios les pide cosas simples, pero también muy insignificantes.
Mientras el mundo agoniza, Yo vengo por aquellos que en verdad viven la desesperación, el terror de estos tiempos, la persecución, el exilio, el hambre, la enfermedad y las catástrofes del mundo.
Hoy vengo, en esta noche, por los Estados Unidos. Vengo por Mis corazones valientes de Norteamérica; por los que han tenido fe en Mi Gracia y por los que perseveraron en la oración del corazón, a pesar de lo que esa nación estaba viviendo en estos tiempos.
Yo deseo, nuevamente, queridos hijos, con su ayuda y su colaboración, retornar a los Estados Unidos, para volver a traer hacia Mi Corazón Inmaculado a todos los que precisan de Mí, a los que siguen Mis pasos y que en estos tiempos viven su purificación desconocida, sin saber cómo salir de sí y a veces sin encontrar el camino de luz, que los pueda llevar a la cura de sus heridas, de sus errores, de todas sus incomprensiones.
Hoy, vengo por las regiones del mundo que viven la agitación planetaria, el desorden mundial y la falta de fraternidad y de caridad entre los seres humanos.
Hoy, hijos Míos, vengo en verdad por los que más necesitan. Ustedes aquí recibieron muchas gracias, más de las que merecerían. Estoy siendo sincera y justa, así como Mi Padre y vuestro Dios lo ha pedido. Tengo que ser verdadera, queridos hijos, honesta con todos ustedes, para que puedan crecer desde el amor de sus corazones, a partir de un acto de valentía y de coraje, de liberar sus resistencias y formas, por todos aquellos hijos en el mundo que no tienen paz, que no encuentran sosiego, que no tienen hogar, ni siquiera tienen país en donde poder posar sus pies.
Los invito, queridos hijos, con la honestidad maternal de Mi Corazón, a que finalmente salgan de sí mismos, me ayudarán mucho a liberar Mi Corazón, y Yo tendré lugar y espacio para poder soportar el verdadero sufrimiento planetario y no sus pequeños e insignificantes sufrimientos.
Los invito, queridos hijos, a que abran los ojos del alma, que miren hacia el horizonte y vean a su alrededor los abismos que vive el planeta y su humanidad. Yo los he invitado a través de los tiempos, para que Me acompañaran en un trabajo planetario y no en un trabajo doméstico, para que sus consciencias se pudieran expandir por medio de esta Obra y alcanzar grandes esferas de la consciencia, con el fin de que puedan comprender, todos los días y un poco más, el sagrado Plan del Creador.
Hoy, Me acongojan las almas que no pueden dar sus pasos, porque en verdad pueden darlos por medio de este Centro Sagrado y de esta vida grupal y comunitaria. Existen todas las llaves de todas las puertas, para poder trascender la condición humana.
Mi amado Hijo, durante un año consecutivo, les entregó la experiencia de San José. Y este amado Instructor de almas se donó completamente a ustedes, para que lo pudieran imitar en el ejemplo simple y humilde de Su consciencia, y especialmente por intermedio de Sus mensajes, para que sus vidas fueran el testimonio de San José.
¿Dónde están esas enseñanzas? ¿Cómo ellas han repercutido en sus vidas?
No pierdan las llaves del Cielo. No desperdicien los tesoros del Cielo, porque en el Universo nada se desperdicia, todo se transforma hasta que alcance la Luz verdadera, la conversión y la redención.
Ya no vengo a llamar más a los niños de siempre. Ustedes ya son adultos ante Mi Presencia Maternal.
No consuman su tiempo en cosas innecesarias que pueden cristalizar sus espíritus y todas sus consciencias, por el simple hecho de no querer dar el paso.
Así como les agradecemos todo lo que han hecho posible a Nuestros Sagrados Corazones, para esta misión de paz en el mundo, también los debemos corregir, aunque exista mayor resistencia, porque queremos, aspiramos y rogamos a Nuestro Padre Creador que sigan siempre por el mismo camino, sin desviarse de los senderos de Cristo, por cosas tan mezquinas.
El mundo está sufriendo y precisa de ayuda. Las almas están viviendo el caos, las inundaciones, las catástrofes, la falta de esperanza y de fe, como lo han vivido los Estados Unidos.
Yo iré hasta aquellos hijos que aún no Me aceptan, porque no conocen el amor de verdad. Yo iré hacia aquellos hijos que están en los Estados Unidos, esperándome abiertos de corazón y con una esperanza desconocida, que han abierto la puerta para que Yo pudiera retornar, hasta que conquiste a cada corazón pecador y se convierta por el Amor de Mi Hijo, un Amor infinito e invencible.
No quiero que se sientan angustiados ni tampoco que vivan ninguna lamentación. Necesito que crezcan de verdad y no solo interiormente, sino también externamente. Que puedan demostrar a Mi amado Hijo que han comprendido Sus instrucciones y que se esfuerzan todos los días para ser muy semejantes a San José.
Ahora es la prueba que cada uno de ustedes debe cruzar. San José les explicó los detalles, durante un año consecutivo, sobre el simple camino de la transformación interior. Si este Plan de Amor que traen los Sagrados Corazones no da resultado en ustedes, ¿qué será de la humanidad? ¿Quién testimoniará Nuestra Presencia? ¿Quién será partícipe de su propia redención?
Mediten en los mensajes y vívanlos, porque así demostrarán a Dios que Mis palabras no han llegado a ustedes en vano.
Estamos en un tiempo de grandes exigencias, en el que la mayor parte de la oscuridad reina en el planeta y miles de almas son llevadas a la perdición, minuto a minuto, segundo tras segundo.
Mi Hijo, en esta noche, Me ha pedido que sea clara con ustedes, sin ninguna restricción, porque Yo los amo tanto que deseo el bien para sus almas y que este bien se realice hasta en los pequeños detalles.
Nunca más se vanaglorien. Nunca más busquen la autorrealización interior. Vivan el desierto que Dios les presenta, porque así Nuestras manos nunca se separarán de sus manos y serán guiados hacia el final del desierto, hacia el Portal del Corazón de Dios.
Necesitamos que sean lo que pueden ser, pero de verdad; porque eso los hará libres de todas sus limitaciones, de todas sus imperfecciones, de todo lo que se resiste y aún no quiere cambiar.
Ya tienen Mi suficiente Amor para transformar sus vidas en el Sagrado Tabernáculo, donde el Corazón de Mi Hijo será depositado para poder iluminar y transmutar los abismos de la Tierra.
Eso es todo lo que Yo les quiero decir con la sinceridad de Mi Corazón maternal, aspirando a que algún día comprendan mucho más el espíritu de Mis palabras, el sentido de Mi mensaje, la intención de Mi consciencia para con cada uno de ustedes, sin hacer ningún mal.
Llenen Mis ojos de alegría y no más de tristezas. Llenen Mi rostro de luz y no más de desconsuelo, porque ya bastante tengo con el mundo, que Me da las espaldas y no acepta Mi Amor.
Ustedes sí son parte de Mi Amor y los necesito libres de sus propias resistencias, de sus propios miedos, de sus constantes dificultades, para que pronto puedan encontrar a Cristo en su interior y así Él pueda realizar Su Obra, la Obra que tanto espera.
Sigamos rezando a Dios para que puedan estar conscientes de la realidad planetaria y menos de ustedes mismos. Porque mientras están aquí, hijos amados, niños en el mundo entero son explotados, niños tan pequeños son vendidos y mujeres en el mundo abortan lo que Dios les entregó con tanto amor.
¿Quién será responsable de esta deuda planetaria? ¿Quién dará la cara ante el Creador para pedir una oportunidad y una Gracia incalculable?
Aunque no lo parezca, esa es Mi misión, y Yo los necesito transparentes, verdaderos, sinceros los unos para con los otros, libres de mentiras, de ilusiones y de toda soberbia; porque estando libres de todo, Dios verá, con Sus ojos de Misericordia, que Sus más preciados tesoros del Cielo no se perdieron en sus corazones, ni tampoco en sus vidas.
Los invito a reflexionar para comprender con la sabiduría del corazón, en dónde están presentes, en qué Obra están participando; porque en el día del Juicio Final, queridos hijos, ustedes y sus ángeles de la guarda deberán declarar por todo lo que recibieron y qué hicieron de esos más preciados tesoros.
Les traigo la consciencia, para que puedan crecer y madurar pronto. Esta Obra no se puede realizar con consciencias inmaduras, sino con almas verdaderas, verdaderas de corazón, a pesar de sus imperfecciones; porque Yo vengo a buscar en este tiempo el bien que habita en sus consciencias y no sus obstáculos. Si Me lo impiden, por más que sea un pequeño detalle, no podré colocar Mi Cetro de Luz sobre ustedes y Mi Gobierno Celestial, que es parte del Gobierno del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, tendrá restricciones para poder proceder en la humanidad.
¿Ahora comprenden, queridos hijos, la diferencia de estar dentro de Mi Corazón o fuera de Él? Un simple paso desviado podría cambiar los acontecimientos. Observen su caminar y se darán cuenta de cómo están sus actitudes y su responsabilidad ante el Plan del Creador.
Para poder continuar con Mi Obra en esta superficie los necesito decididos. Mi amado Hijo ya no puede aceptar corazones tibios, porque si fuera así, Su Obra nunca se realizaría.
Reflexionen y mediten, antes de que todo suceda. El mundo está en llamas y muchos se están quemando, sin siquiera percibirlo.
Es hora de trabajar por un Plan de Amor que sea posible para todos y especialmente para aquellos que están más lejos de Dios.
Esta es la Ley que hoy les presento: “Ámense los unos a los otros”, así como lo dijo Mi Hijo, para que se pueda cumplir el Plan.
Recuerden que su libertad es respetada en este Universo. Como hoy les dije, la decisión está en sus manos.
Les agradezco.
He llegado aquí con el Cetro de Luz de Dios para socorrer al mundo y establecer así la paz que aún falta en la humanidad.
He recibido de sus corazones todas sus oraciones y esto agrada mucho a Dios, porque los corazones peregrinos, los más humildes entre los humildes, han decidido ser fieles a Mi Corazón, para poder ser fieles a Cristo y, en consecuencia, al Todopoderoso.
Crean, queridos hijos, que hoy les entrego muchas Gracias, después de haber peregrinado hasta aquí, buscando fortalecer su fe, la unión entre sus familias y la comunión reparadora, que son invitados a vivir todos los días a través de la Santa Eucaristía.
Hoy sus corazones simples se confesaron a Mi Corazón. Como Madre piadosa, Yo los coloco a todos entre Mis brazos, para ofrendar a Dios lo mejor que ustedes tienen en su interior.
Quiero, en esta noche, expandir sus consciencias más allá de esta aparente vida material, para que sus almas puedan dar nuevos pasos en representación de toda la humanidad, que en estos tiempos está muy desconectada de Dios, lejos de la Fuente de Su Amor.
Ustedes, siendo misericordiosos y fieles a Mi Corazón Inmaculado, podrán siempre encontrar las puertas abiertas al Reino de Dios, en donde todas sus súplicas serán acogidas, no solamente por Mi Corazón Materno, sino también por el Corazón Sagrado de Mi Hijo.
Es así que hoy quiero decirles, queridos hijos, que infinita es Mi alegría, por encontrarlos hoy aquí conmigo, fortaleciendo en sus almas el camino de la perfección, el camino de la oración, que es muy necesario en estos tiempos.
Sientan que sus tristezas, problemas y obstáculos se disuelven ante Mi presencia, porque hoy llevando este Cetro de la Luz de Dios, no estoy sola aquí, queridos hijos, sino con todos los ángeles del Cielo que asisten a su Madre Celestial para llevar adelante esta Obra corredentora
Hoy vengo mostrando Mi corona de estrellas para iluminar los cuatro puntos de la Tierra y para que más allá de esta humanidad, los espíritus superiores de sus seres despierten a este llamado, y así lo reencuentren.
Los invito a vivir la instrucción de corazón y que sean la instrucción viva en estos tiempos, porque así el Evangelio de Mi Hijo se estará cumpliendo.
Hoy vengo con el Cetro de la Luz de Dios para apartar lo que Mi enemigo imparte en todas las mentes humanas que son muy débiles porque carecen de una verdadera vida de oración, de una verdadera súplica del corazón al Corazón de Dios.
Necesito, queridos hijos, que se fortalezcan. Por eso traigo este Cetro de la Luz de Dios, y hoy les extiendo esta revelación para que sus consciencias den nuevos pasos y no pierdan el impulso divino que está llegando directamente del Cielo y del Universo, para vivir esos impulsos espirituales que harán posible a la Nueva Humanidad, que será impulsada por ustedes.
Necesito que sean humildes, y si aún no han encontrado la humildad del corazón, los invito a vivir la resignación ante Mi Hijo porque así permitirán, queridos hijos, que Cristo cumpla Sus Obras a través de sus vidas y corazones.
Nuevamente los invito a la fidelidad, para que sean contemplados por Dios en la inmensidad de Su Divina Misericordia.
Por eso a cada uno de ustedes, queridos hijos, vengo a consagrarlos a Dios día a día, según lo que cada uno Me puede dar, en la escuela que se encuentre, para así poder aprender de todo lo que el Universo traerá a la Tierra, dentro de esta escuela de redención y de perdón.
Por encima de todo, que prevalezca en ustedes el Amor de Dios, porque sin el Amor de Dios, les aseguro, hijos Míos, que no podrán hacer nada; se sentirán muy limitados para poder resolver las cosas de esta vida superficial.
Sin el Amor de Dios, no podrán seguir a la Jerarquía Celestial, estarán muchos escalones abajo y no llegarán a estar en el punto que Dios necesita en estos tiempos.
Cada uno de ustedes, a pesar de las imperfecciones de la vida humana, es un precioso instrumento para Dios.
Yo vengo a encender la llama que existe en ustedes, para que a través de ustedes, estén al servicio de Mi Hijo en este Plan preparatorio de Su segunda Venida al mundo.
Quiero que puedan abrir los espacios de sus corazones, para que las espinas de la incomprensión puedan ser sacadas, y en lugar de ellas, sea cultivado el amor, el amor que les trae su Madre Celeste, para hacer resucitar sus espíritus y consciencias en esta propuesta de redención y de perdón.
No pierdan la oportunidad de amar, porque estoy muy segura de que ustedes saben cuando no están amando, ni tampoco perdonando a sus semejantes, apartándose del camino de Mi Hijo, con sus incomprensiones, por su ignorancia.
La Obra de Dios aún no es conocida por ningún ser de la Tierra. Es un misterio divino que se revela de a poco, para que las almas puedan aprender a amarlo de una forma desconocida y adherida, no importando lo que cueste.
Es así, queridos hijos, que Yo les invito a seguir a Mi Hijo por el camino de la luz y de la hermandad, de la consideración y de la conscientización de que en verdad, cada acto que cometan, por más pequeño que parezca, repercute en la humanidad y en el universo.
Ustedes son parte de la última fase de esta raza, antes de que surja una Nueva Humanidad, después de su purificación y entrega a lo que Dios necesita.
Mi Corazón de Amor y de Verdad les revela lo que Dios está pensando.
Los invito, queridos hijos, a corregir sus caminos porque aún están a tiempo.
Mi adversario hará temblar a la humanidad pero Mi Cetro de Luz, de la Luz de Dios, será invencible, cuando él golpee a la Tierra con el Poder de la Gracia y de la Liberación.
Este es Mi mensaje para ustedes, estas son Mis palabras para hoy. Necesito que las mediten y que no salgan de aquí como si no supieran nada, como si aquí nada hubiera acontecido.
Les traigo así el Don de la Sabiduría para que lo puedan contemplar en sus corazones.
Den los pasos hacia Mi Corazón en obediencia y sacrificio, para que puedan estar Conmigo en todo.
Quisiera, queridos hijos, que sus oídos internos no se cerraran, mas que sus corazones se expandieran al ser tocados por la luz de Mi instrucción, para que el se disipe, las almas recapaciten y puedan ser colocadas en el camino del cual se perdieron.
Es Mi amado Hijo el que en esta noche de oración y de consagración, Me envía para decirles todas estas cosas.
Ustedes saben, queridos hijos, a quién Yo le estoy hablando, a quién dirijo Mis palabras, para que su corazón pueda despertar.
Mi mensaje es para el mundo y especialmente para Mis siervos que hace tanto tiempo Me siguen por este camino de esperanza y de fe.
Y ahora les demostraré cómo es Mi amor maternal por medio de la consagración de nuevos hijos, que ahora llamo, para que estén cerca de este altar, de este centro de humildad que es ofrecido a su Madre Celeste.
Estas almas que hoy se congregan aquí para la consagración, representan a muchas más en el mundo; almas que deben ser tocadas por el fuego del Amor de Mi Hijo, para que todos reciban la oportunidad de ingresar en el ciclo de la salvación.
Los hijos de María son llamas que se reencienden a través del llamado de Dios, que es emitido por nuestros Sagrados Corazones.
Hoy, estoy ante hijos diferentes, pero en esencia muy iguales, porque hoy, aquí. los ha congregado el Universo de Dios para que pudieran recibir esta Gracia.
Ustedes hoy, queridos hijos, se comprometen a orar Conmigo todos los días por el triunfo de Mi Inmaculado Corazón, no solo en sus consciencias,en sus familias, en sus seres queridos, sino también en el mundo y en la humanidad que necesita de una gran Gracia, para poder estar a salvo antes de que retorne Mi Hijo al mundo.
A través de su silencio interior, queridos hijos, hijos que hoy se consagrarán a Mi Corazón Inmaculado, coloquen en Mi Corazón sus intenciones para que el Padre del Amor, el Padre Celestial las escuche
Recibo ahora sus peticiones en el silencio del corazón y del alma, para que así toda la humanidad pueda dar el gran y esperado paso hacia la consciencia del amor y de la unidad.
Hoy no solo Mi Corazón los bendice como nuevos hijos renovados, sino que también el Cetro de la Luz de Dios es colocado sobre sus cabezas, para que la santa y divina Voluntad descienda sobre ustedes y así se cumpla el Proyecto Redentor.
Mis Rayos descienden sobre sus espíritus para consolarlos.
Mis Gracias tocan sus almas para convertirlos.
Mi Amor ingresa en sus corazones para que puedan revivir en Cristo, hasta que se cumplan los mil años de paz.
Yo los consagro, los bendigo y también hoy, los abrazo, colocándolos debajo de Mi Manto en donde no hay peligro, no hay mal, no hay adversidad, sino Luz, Triunfo, Redención y Misericordia para todas las almas que así lo acepten.
Los bendigo en Mí infinita alegría.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, Amén.
Les agradezco por responder a Mi Llamado.
Que sus fortalezas no tiemblén, pero que sus corazones se transformen para que la mente no los colonice. Que así sea.
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más