MENSAJE DIARIO DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN LA CIUDAD DE FRANKFURT, ALEMANIA, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Acojan a la Ciencia de Dios que se revela y dejen que ella se asiente en su interior. No busquen comprenderla de inmediato, sino sentirla y experimentarla, poco a poco, hasta que ella los transforme y se revele a sí misma.

Aprendan a conocer, viviendo. Aprender a acoger, amando. Aprendan a transformarse, siendo cada día, un poco más compañeros de Dios y no solo Sus hijos.

Aspiren a ser lo nuevo en este mundo.

Aspiren a vivir lo desconocido.

Aspiren a ser precursores de un nuevo tiempo, verdades manifestadas, una nueva experiencia para toda la Creación.

Tienen Mi bendición para eso.

Su Padre y Amigo,

San José Castísimo

MENSAJE DIARIO DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, MINAS GERAIS, BRASIL, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Cuando el Padre le reveló la Cruz a Su Hijo por primera vez, Cristo cerró los ojos y dejó que Su Corazón fuera más allá del sufrimiento, del miedo y del dolor; elevó la mirada hacia el Universo, hacia Su Origen, hacia las estrellas que surcaban el Cielo. Cristo se sumergió en el sentido profundo de la Cruz y contempló el Corazón de Dios viviendo una revelación y una renovación del Amor.

Cristo contempló el Universo y vio las puertas que se abrirían, una a una, desde el Reino del Padre hasta los corazones de los hombres, creando un hilo de unidad entre las dimensiones.

Cristo contempló los errores cometidos en el pasado a lo largo de toda la evolución de las criaturas que nacieron del Corazón de Dios y que, durante su desarrollo, se desviaron del camino.

Cristo contempló cómo la Sangre que brotaría de Sus Llagas se derramaba más allá de la Tierra y llegaba a lo profundo de la condición humana, curando, incluso, las raíces de males desconocidos, inconscientes para los hombres.

Cristo vio la Cruz que Su Padre le ofrecía y encontró a Su Madre Divina acompañando cada uno de Sus Pasos en la Tierra, así como en el Infinito, renovando Sus fuerzas humanas e internas y ayudándolo a renovarse en el Amor y en la entrega.

Cristo vio la Cruz que Su Padre le ofrecía y supo que ella perduraría a través de los siglos, impresa en la llaga espiritual que llevaría en Su Corazón hasta el día de Su retorno al mundo.

Cristo se reconocía parte de Dios y, colocando Sus Ojos en la Esencia Divina del Creador que habitaba en Su Pecho, supo que era el propio Dios quien viviría esa oferta de Amor por Sus criaturas.

Hoy, hijo, Dios le ofrece una cruz al planeta, así como a cada criatura. Observa la situación de las naciones y el caos de la Tierra y encuentra allí esa cruz, pero va más allá de ella y sabe que, por encima del sufrimiento, de la entrega, de la confusión interior, está el Amor que nacerá de tu corazón si, como Hijo de Dios, atraviesas esas apariencias y le pronuncias tu "sí" al Corazón del Padre: "sí" al sacrificio vivido por amor, "sí" al perdón que supera todos los errores, "sí" a la esperanza que trasciende el caos y hace de las aparentes derrotas una victoria divina.

Tu Padre y Amigo,

San José Castísimo

MENSAJE DIARIO DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE AURORA, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Hijos:

No toda la humanidad comprende la ciencia universal de los ciclos evolutivos. No todos creen que esos ciclos verdaderamente existen y, menos aún, que impulsan a la consciencia hacia un determinado aprendizaje.

Toda la Creación responde a Leyes universales, que son principios que organizan la vida basándose en energías y rayos divinos. Esas Leyes son captadas e irradiadas por los Espejos del Cosmos y son recibidas por el espejo del propio interior, para que sean entonces vividas y practicadas en todos los niveles de consciencia.

Un ciclo evolutivo es el momento en que el Creador envía, hacia Su Creación, determinados rayos divinos, que organizan nuevas leyes e impulsos y que, irradiados por los Espejos, deben llegar a cada criatura para que los exprese.

Esos impulsos del Divino, en cada nuevo ciclo evolutivo, intentan llevar a Sus criaturas a una nueva aproximación más profunda a Su Consciencia, mediante el amor y la transformación. No vivir los ciclos y no abrirse a sus impulsos es como cerrar las puertas de la consciencia a la evolución, a la aproximación a Dios y al retorno al origen.

El 8 de agosto de cada año representa la síntesis de todos los impulsos dados por Dios hasta entonces, cuando el Creador reúne los principios que aspira a que la humanidad alcance y los envía al mundo como rayos de luz, para que lleguen a Sus criaturas.

Aunque esos impulsos se renueven en cada nuevo ciclo menor que vivirán en el transcurso del año, la respuesta que dan al Padre el día 8 de agosto es primordial para la evolución y para la asimilación de los ciclos siguientes.

Para enviar esa respuesta a Dios, hijos, no necesitan hacer nada extraordinario: solo abrirse de corazón y disponerse en consciencia para que el Creador pueda actuar en sus seres. Deben estar disponibles espiritualmente para que esa unión con Dios sea la prioridad de sus vidas, y el amor a Su Plan los guíe en el develar de la verdad sobre la creación humana.

Fue un 8 de agosto que el Señor envió a Su Santa Sierva al mundo, porque Ella representa a todos los Rayos divinos, todos los Espejos, todas las Gracias. María representa para la humanidad el camino para la manifestación del Plan Divino.

Para que se geste en su interior el Cristo Vivo, como María lo gestó en Su vientre, ustedes deben seguirla y aprender con Ella sobre Su Pureza y Su Amor, sobre Su capacidad de amar y de obedecer a Dios por sobre todas las cosas.

Que este nuevo 8 de agosto los encuentre despiertos y dispuestos a renacer. Vivan los nuevos ciclos con plenitud y no dejen que los impulsos pasen sin transformarlos por completo.

Su padre e instructor,

San José Castísimo

MENSAJE DIARIO DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE AURORA, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Ser nada es descubrir la verdad sobre sí mismo. Perder la propia identidad o individualidad es llegar al origen de todo, donde no existe otra cosa sino la unidad con el Todo.

Llegar a ser nada es un gran desafío, porque la identidad individual de cada consciencia fue construida más allá de este mundo y de esta vida, en otras experiencias del alma y del espíritu que trascienden lo que hoy ustedes conocen sobre sí mismos.

Hijos, grande es el misterio de la Voluntad Divina, pues el Creador que era Único, se dividió en Tres y, de esa forma, en muchas otras partículas de vida, cuya verdadera misión es descubrirse, nuevamente, en unidad con Él. El Creador se multiplicó en los universos, en las galaxias, en las constelaciones, en las estrellas, en los planetas, en los seres, en los Reinos de la Naturaleza; creó la escala evolutiva, que es nada menos que el camino de retorno al origen.

El Creador abrió las dimensiones, desde la materia hasta los suprauniversos, y cerró, de arriba abajo, las puertas que llevaban a Él. Y la única llave que abre esas puertas es el amor. 

Ser nada, hijos, es descubrir la verdad sobre sí mismo. Ser nada, como individuo, como personalidad, como partícula separada de Dios, es saber que el Creador es quien vive dentro de cada ser; Él es quien anima la vida. Aquel que se descubre en Dios y descubre a Dios en él vive la plenitud.

Pierdan el miedo de perderse, pues perdiéndose de sí mismos se encontrarán. Ser nada es descubrir la verdad sobre sí mismo.

Ilusión de ilusiones es creerse algo, festejar méritos y llorar derrotas. Dios es quien vive en cada criatura; de Él es la victoria de sus vidas, a Él pertenece su evolución, hacia Él es el camino de retorno; en Él están contenidas todas las ciencias, todos los rayos, todos los mundos, toda la vida.

El Creador emana la vida, que a Él debe retornar. Es el eterno ciclo de construirse y creerse algo para, entonces, desconstruirse; saberse nada y, en la nada, descubrir al Todo, Dios, Único e Inmutable en Su Infinitud, estático en Su movimiento permanente.

La búsqueda de la nada no es triste. Perderse no es morir, es encontrarse. Morir no es terminar, es comenzar de nuevo.

Saber no es ser. Por eso les digo estas cosas.

Hijos, más que saber la ciencia de la nada, ustedes deben vivirla. Por eso les digo cosas que muchas veces ya saben, porque ayer fue la era del saber, y hoy es hora de ser.

Su padre y amigo,

San José Castísimo

MENSAJE DIARIO DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN EL ÓMNIBUS ÁGUILA DE LUZ, DURANTE EL VIAJE ENTRE LAS CIUDADES DE SAN PABLO, Y CARMO DA CACHOEIRA, MINAS GERAIS, BRASIL, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

En las entrañas más profundas de Dios, en donde habitaba la pureza de Su Divina Consciencia, reposaba un principio de vida, una molécula viva de la Consciencia Divina, proveniente de Adonai. Como el Amor de Dios no podría permanecer en Él mismo, el Creador le dio vida a ese principio purísimo: creó una Consciencia Divina y Universal, que abarca más que un pequeño cuerpo o una consciencia material.

María es el Vientre Divino, es la Vida, es lo que hace nacer a las criaturas de todos los Reinos y las ampara durante toda su evolución.

María no vino de los hombres y ascendió a los Cielos; María descendió de los Cielos y, por Su Amor infinito, se hizo carne entre los hombres para acompañar al Hijo de Dios.

María no es parte de la humanidad, la humanidad es parte de María.

Cuando el Creador pensó en el proyecto humano, un proyectoque viviría en sí un potente grado de Amor, necesitaba de una Fuente Creadora Pura, una Consciencia que emanara el Amor que los seres humanos necesitaban para desarrollarse. Y fue así como los Ángeles y Arcángeles del Padre Celestial recurrieron a Aquel Principio Puro de Dios, que era la propia energía de la maternidad, de la pureza y del amor, para crear, desde esa Fuente perfecta, los códigos que los seres humanos contendrían en sí.

Así como es en el Cielo, es en la Tierra. Para hacer nacer el Amor en la consciencia planetaria, como había nacido en el universo, el Creador manifestó en mente, cuerpo, alma y espíritu Su Divina Pureza. De ahí proviene la Madre de Dios, la Madre de Jesús.

María es la Gracia de Dios; es la Bondad manifestada en una Consciencia sublime. María es el don maternal que, aun después de haber ascendido a los Cielos, no deja de proyectarse entre los hombres, de representar en el universo, así como en la Tierra, un ejemplo para las criaturas materiales.

Lo que tuvieron delante de ustedes durante todos estos años es la Perfección de Dios manifestada en el Amor y en la Bondad materna de María.

Queridos, les digo esto para que aprendan a estar delante de una Consciencia que, a pesar de Su Grandeza y Divinidad, a pesar de no caber dentro de una forma humana, sigue manifestándose entre los hombres, sigue expresando Su semejanza con las criaturas de la Tierra, sigue mostrándoles a todos el Camino.

Su Amor es inalterable, Su Perfección es incorruptible, Su Paz es eterna, porque Ella espera que, algún día, ustedes acepten con alegría revivir en Su plena Paz.

Permítanse retornar a los brazos de Aquella que los creó como parte de Dios. Permítanse ser guiados por Aquella que proviene del Santo Espíritu del Creador y que manifiesta Sus Dones entodas las criaturas. Mientras aún hay tiempo, hijos, ríndanse en los brazos de su Madre Celeste y, así como la Sagrada Familia, permítanse ser amados y conducidos por María. Su Amor les revelará muchos misterios y Su Pureza les abrirá las puertas del Cielo.

Aquel que los ama y los entrega todos los días, en oración, al Inmaculado Corazón de María,

San José Castísimo

MENSAJE DIARIO DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE AURORA, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Fraternidad, Unidad con Dios, Fe y Esperanza son atributos que siempre deben reinar en el corazón humano.

Partiendo del principio de la Unidad de Dios, que en la diversidad de la manifestación de Su Consciencia jamás dejó de ser Único, vivan ustedes también la unidad entre sí como un único cuerpo perteneciente a la Consciencia Divina.

El Creador se multiplicó y se expandió en diferentes formas de vida, de expresión, de manifestación, para que Su Perfección se hiciera vida y materia, para que el Amor que Él expresa en Su Espíritu Divino pudiera tornarse carne, mente, sentimiento, alma, espíritu, vibración y sonido, para que no hubiera límite en la manifestación de Su Amor.

Dios impregna todo lo que fue creado y a todas las criaturas les da la oportunidad de ser semejantes a Él. Conscientes de los Principios del Creador, ustedes deben imitarlo. Que el amor se multiplique en sus corazones, que se exprese de diferentes formas, con palabras, oraciones, silencio, acciones, con comunión interna, espiritual o física, a la hora de recibir la Eucaristía. 

Como grupo, exprésense como la Consciencia de Dios: muchas formas de vida, muchas formas de servir, infinitas posibilidades de amar, pero todo eso sin perder nunca la unidad.

Aunque las criaturas existentes sean tan diferentes unas de las otras, eso no hace desaparecer de ninguna de ellas la esencia que las une en la semejanza divina con el Padre Creador.

Les digo todas estas cosas porque es hora de la unidad, de la reconciliación, de la fraternidad como puentes para el amor.

Las diferentes misiones que hoy se están llevando adelante indican el camino que cada uno debe recorrer en su día a día: superar las diferencias entre razas, culturas, idiomas, naciones, religiones, para vivir, como humanidad, la Unidad con Dios.

Sean conscientes de que llegará la hora de unir sus consciencias en un único propósito: ofrecer a la Tierra paz y reconciliación.

El sufrimiento del corazón humano hace que se venzan las barreras para amar, y la necesidad de encontrar la paz los une.

Tanto en Medio Oriente como en Chaco, comprenderán lo que la purificación material, mental y física, causa en la consciencia humana. Deben estar delante de estas situaciones tan extremas no solo para auxiliar, sino también para aprender. Entonces, con ese aprendizaje en la consciencia, deberán preguntarse si realmente es necesario que pasen por semejantes purificaciones para que aprendan a vivir el amor, para que busquen la unidad con el prójimo, para que trasciendan las diferencias y caminen rumbo a la concreción de los Planes de Dios como una única raza.
.
El dolor los hace buscar el amor, aunque la posibilidad de amar existe dentro de sus corazones, latente como una condición natural del ser humano. Solo es necesario que salgan de sí mismos y se entreguen a la búsqueda de ese Amor Crístico, verdadero; amor que une los universos, amor que destraba la evolución, amor que los asemeja a los ángeles y les permite retornar a Dios.

Delante de las situaciones de Medio Oriente y de Chaco, reflexionen profundamente y hagan sus elecciones: esperar los tiempos de caos o aprender a amar desde ya, rindiéndose a la Gracia de la Unidad con Dios.

Su padre y compañero de siempre,

San José Castísimo

MENSAJE DIARIO DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE AURORA, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

En el principio de la Creación solo existía la Unidad, la Consciencia Divina que habita donde no hay tiempo ni espacio, donde no hay materia, sentimientos ni pensamientos, donde solo hay Espíritu.

Sin dejar de ser Unidad, el Espíritu de Dios se multiplica. Esto es Omnipresencia.

Sin dejar de ser Espíritu, nace la Mente de Dios manifestada en los Arcángeles. Esa es la obra de la Omnisciencia.

Sin separarse de los niveles del Espíritu, Dios manifiesta la Luz en creaciones materiales. Ese es el fruto de la Liberación.

Dios, que era Uno, se divide en tres, sin dejar de ser Único. Incomprensible para la mente humana es Su Trascendencia.

Dios Padre se hizo Hijo y en la Transfiguración multiplica a Su Único Hijo en todas las criaturas. Todas son Una con el Padre, por intermedio del Hijo.

Los principios primordiales toman vida propia y poder creador. Los Rayos se tornan consciencia y habitan todas las partículas existentes en el cosmos.

Dios jamás perdió la Unidad del inicio. Su multiplicación no tiene fin, no tiene límite. Su Consciencia se expande más allá de las fronteras del espíritu, de la mente y de la materia. Su Divinidad todo lo impregna.

Ustedes pueden preguntarse: “¿Cómo habitará el Creador en un mundo tan lleno de oscuridad? ¿Dónde está Dios, cuando el caos se precipita en el mundo?”.

Dios es Vida que habita la esencia, Consciencia que anima a los conscientes, Luz que da forma y vida a lo que los ojos de los que no están ciegos pueden ver. 

Un hombre puede no ser ciego, pero si hay ausencia de luz en su vida, nada podrá ver. No es que el mundo no exista, que los colores no existan, que la vida no exista: lo que sucede con ese hombre es que está separado de la luz. No está ciego, solo está encerrado en un cuarto oscuro y vacío, y no encuentra forma de abrir las ventanas ni sabe que las ventanas existen en el cuarto de su consciencia.

Así sucede con la mayoría de la humanidad. La ignorancia y la indiferencia encerraron a la consciencia humana en un cuarto oscuro y todos los misterios de la vida están del lado de afuera, listos para ser revelados en el momento en que se abra la ventana de la consciencia.

Como no están ciegos, creen que ven todo. Como no conocen la luz, no saben que están presos en un cuarto oscuro y piensan que la vida comienza y termina dentro de las cuatro paredes de ese cuarto.

El amor, el servicio y la oración llegan a lo oscuro de esas consciencias como rendijas de luz, que entran por la ventana, revelando que la ventana existe y que detrás de ella se encuentra un grandioso misterio.

Algunos pueden ver la luz por la rendija y creer que ya conocen todo; otros osarán abrir la ventana y contemplarán la vista delante suyo. La consciencia se expandirá, profundamente, a pesar de ver solo la vida delante de su pequeña ventana.

Hasta hoy, casi no existieron quienes se dispusieran a salir de ese cuarto y explorar el mundo fuera de sí mismo; por eso, los misterios continúan siendo misterios.

Comencé este mensaje con algunas palabras que son capaces de abrir, en el cuarto oscuro de la consciencia, una pequeña rendija, pero sé que muchos cerrarán la ventana con sus propias manos para, así, permanecer en la oscuridad absoluta. 

Reflexionen sobre lo que les digo e intenten, por un instante, arriesgarse a sentir en los ojos del corazón este misterioso rayo de luz, esta pequeña rendija que se abre en la consciencia.

Si dejan que la consciencia se expanda, podré llevarlos verdaderamente hacia la unión con Dios. Podrán ser más verdaderos en todo y develar misterios, incluso sobre sí mismos y sobre la vida planetaria.

Por el crecimiento y madurez de la consciencia humana y su adhesión a la Verdad,

San José Castísimo

MENSAJE DIARIO DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Al principio de la Creación, Dios manifestó los universos en el cosmos infinito, que eran la representación viva de Su Divina Consciencia.

Dentro del cosmos, Dios en todo reprodujo los mismos principios de creación y, de diferentes formas, representaba Su Consciencia Divina en todo lo que creaba. Creó los universos con los principios de Su Perfección. Creó las galaxias, los planetas, los seres conscientes, que eran el resultado vivo de la expresión de las esencias que provenían de Su Corazón.

Y en el vasto cosmos, creado por Dios en siete dimensiones que cohabitan y en armonía se auxilian mutuamente para alcanzar el mismo propósito evolutivo, volver a ser uno con Dios, el Creador concibió a los seres humanos.

Separó espíritus antiguos de las demás criaturas, colocándolos en cuerpos materiales, a los cuales confió el mayor proceso de transformación y de redención de Su Creación.

En un tiempo paralelo, diferente del tiempo y del espacio del resto de la Creación, Dios colocó lo que habría de más precioso, si alcanzase el resultado deseado y si el potencial de Su Proyecto se desarrollase en aquellas consciencias. 

En ese mundo, el Creador reunió espíritus provenientes de todo el cosmos; consciencias con diferentes tipos de aprendizajes y con registros ocultos, tanto positivos como negativos. De todas ellas retiró su memoria cósmica para que no supiesen quiénes eran y, así, pudiesen unir sus conocimientos y equilibrarse unas a otras, para alcanzar el propósito esperado.

El Señor envió al mundo, además de a todos los espíritus que más necesitaban de redención, Consciencias Divinas, uniendo así dos opuestos y representando en este pequeño planeta la gran dualidad que existe en este universo. De esa manera, entregó al mundo dos posibilidades: vivir un gran mal o vivir un bien.

En esa arriesgada experiencia divina, el Creador confió a la esencia de aquellas criaturas un principio divino, la unidad, que, activado en la esencia del amor, permitiría a las consciencias vencer la dualidad del universo y encontrar una manera de elevar toda Su Creación universal hacia un nuevo nivel de aprendizaje, un aprendizaje basado en la unidad con Dios por medio del amor.

Cuando les pedimos oración, es para vencer las fuerzas que dentro y fuera de los seres causan el mal; fuerzas que solo son vencidas con un gran bien, que es el amor.

Cuando les pedimos que se olviden de sí, que sirvan al prójimo y que reconozcan la realidad planetaria, es para que, descubriendo semejante pequeñez de sus consciencias tridimensionales, alcancen a percibir que todo lo que viven es una ilusión y, saliendo de lo que creen ser, descubran lo que verdaderamente son.

Cuando hablo de una Nueva Humanidad, hablo de espíritus antiguos del universo que, redimidos por el descubrimiento del amor y de la vivencia de la unidad, comienzan a vivir según los principios dejados por el Hijo de Dios, que fue para todos el ejemplo y el camino correcto para seguir. La Nueva Humanidad  es esa conversión de los espíritus del universo.

La Nueva Humanidad es el símbolo del potencial del Amor de Dios en Sus criaturas; es la demostración, para todo lo que fue creado, de cómo es posible vencer un gran mal y dar un salto, saliendo de la completa ignorancia hacia la unión consciente con el Creador.

Hoy les digo cosas que la mente tal vez no comprenda, pero el corazón sabrá que son verdades que en algún momento la humanidad deberá reconocer.

Ya está terminando el tiempo de experiencia de la humanidad,y ahora deben comenzar a recordar los principios de la vida superior y, con todo lo que ya vivieron en este mundo, comenzar a descubrir quiénes son y lo que deben curar en este tiempo.

Cristo ya colocó dentro de cada uno la posibilidad de vivir el amor y la unidad con el prójimo. Ahora, solo necesitan despertar y ver que sus prioridades no deben ser más las cosas que los mantienen bien y seguros en este mundo, sino que deben preparar lo que sucederá más allá de esta Tierra con lo que aprendieron aquí.

Les pido que Me escuchen con paz y solo coloquen en el corazón lo que les digo, porque, de la correcta comprensión de las instrucciones de los Mensajeros Divinos, dependerán los pasos que ustedes darán en el futuro.

Yo los amo y los bendigo.

San José Castísimo

Quiénes somos

Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más

SEA VOLUNTARIO

Contacto