MENSAJE SEMANAL DE SAN JOSÉ TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE AURORA, PAYSANDÚ, URUGUAY, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Acoge en tu corazón la paz del Reino de Aurora, para que seas un receptáculo de su amor y de su liberación para el mundo.

Vive en tu interior la redención que emana del Reino de Aurora, dejando que tus estructuras más concretas se rompan por la potencia de su luz, permitiendo que tus velos más gruesos sean rasgados para que tus ojos puedan ver, finalmente, lo que debe ser transformado, curado y redimido.

Sé, hijo, testimonio de la Gracia de Aurora que, así como moviliza a los corazones y a sus estructuras más arcaicas, también les muestra el amor necesario para construir algo nuevo.

Aurora representa, para las almas, la posibilidad de transformar lo viejo en el nuevo hombre, aquel que será el precursor de una nueva vida y de una nueva humanidad. Aurora les muestra el proceso, a veces incómodo, a veces doloroso, a veces pacífico, que debe ser vivido sin prisa y con paciencia.

La paciencia es una gran llave en este tiempo, sin embargo, está en extinción en los corazones. La paciencia es la ciencia de la paz, a través de la comprensión de que todo en la vida sobre la Tierra tiene un proceso, y ese proceso debe ser vivido, no importando cuán desafiante pueda ser.

Aurora trabaja en las almas el temple para que, al pasar por el fuego y por el frío, así como hace el herrero con su espada, las almas comprendan que los procesos de dolor y de paz son parte del camino, y no se estanquen en el dolor ni en la paz, sino en el eterno caminar de la ascensión de la consciencia.

Ese caminar los llevará a espacios cada vez más internos y ocultos de la propia consciencia, donde finalmente, podrán salir de la rueda eterna de los conflictos humanos para descubrir potenciales que están ocultos en su interior. Cuando estos potenciales despiertan, colocan a los seres más allá de la condición humana, para que puedan ver los sentimientos y los estados de dolor o de paz con los mismos ojos, los ojos de la verdad, ojos de quien sabe lo que se esconde detrás del proceso de vivir.

Caminen hacia esta meta, la meta de ir más allá de lo que son, la meta de cruzar los obstáculos e ir más allá del desierto, de ir más allá de los dolores o de la paz, del confort o del sufrimiento; solo sigan adelante y persistan, caminando hacia Dios y hacia el propio interior.

Con la mirada fija en las estrellas, encontrarán lo que les digo.

Tienen Mi bendición para esto.

Su padre y amigo,

San José Castísimo