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En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
He aquí el Corazón Insondable y Amoroso que nunca se arrepiente de lo que ha hecho por las almas.
He aquí el Corazón Paciente y Misericordioso que da todo por los Suyos. Este es el Corazón Eterno e Infinito que espera que Sus compañeros den sus pasos.
Valientes son los que han confiado en Mi Llamado. Agraciados son los que han sido fieles a Mis Preceptos y a Mi Voluntad, porque este es el tiempo de la reconstrucción espiritual e interna de las almas.
Grande es la sed que aún siento por los que no Me reconocen ni Me sirven, que no Me encuentran en la mirada del enfermo, del prisionero o del pobre.
¡Cuánta Misericordia se guarda en los corazones simples, en los que son capaces de salir de sí mismos para poder ser bendecidos por la Ley de la Gracia!
Hoy, estoy aquí por una Francia que Me necesita, por un mundo que Me invoca a través de la fuerza de la oración del corazón. Aunque las guerras se agraven y los conflictos se amplíen, Yo estoy aquí como la insondable Luz que viene a disipar las tinieblas, primero de ustedes mismos, para después disipar las tinieblas del mundo.
Renazcan en la vida de este Corazón que se dona y que sirve a Dios, y que lo sigue haciendo incansablemente después de Su Muerte en la Cruz, cuando el Agua y la Sangre brotaron de Mi Costado, como hoy esa Agua y esa Sangre siguen brotando de Mi Costado en rayos de Luz pálidos y rojos para justificar y para salvar a las almas, a las más pecadoras y, especialmente, a las almas que estando en Mi Camino han rechazado Mi Llamado y Me han ofendido.
Ustedes saben que no vengo aquí como un juez, ni tampoco como un verdugo; vengo como ese Corazón que sufre y padece en silencio la ignorancia de las almas y de los corazones y, principalmente, de los que han dudado de Mi Llamado, en estos últimos tiempos. Pero la Verdad, que viene de los Cielos, es más grande que todas las miserias y que todos los errores. La Verdad, que proviene y surge del Amor del Corazón del Padre, es más grande que toda incomprensión e ignorancia.
Yo les demostré cuál era el Camino, a través del Camino del Calvario. Pero no los quiero ver víctimas de este mundo ni de ustedes mismos; sino quiero que, a través de su arrepentimiento, penitencia y oración, puedan ser algún día víctimas de Mi Amor, de un Amor que es capaz de aceptar, de un Amor que es capaz de reconocer y de un Amor que es capaz de vivir lo que Dios establezca.
Por eso, las almas sufren; por eso, las almas padecen y algunas agonizan, porque se resisten a vivir la Voluntad de Dios, que va más allá de toda comprensión humana o mental.
Quiero que recuerden y quiero que sepan que Yo tengo algo especial para cada uno; tengo un tesoro guardado en Mi Corazón Misericordioso, esperando aún para ser entregado a Mis compañeros.
He caminado a su lado en estos últimos once años. Ahora es el tiempo y ahora es el momento de que vivan Mis Palabras y, como les dije una vez, de que puedan ser Mi propio Evangelio, escrito en la Tierra a través de las almas que Me aman y que Me sirven.
Mi Obra, fundada a través de esta Obra, no podía continuar como estaba. Por eso, llegó el tiempo del recogimiento de Nuestros Sagrados Corazones para que, como les dije y hoy les vuelvo a decir, cada uno camine con sus propios pies; porque nada les falta y nada les faltará cuando estén en armonía y en equilibrio con la Ley del Amor.
Toda Nuestra manifestación, a lo largo de los tiempos, ha sido ampliamente misericordiosa y paciente. Ahora es tiempo que ese Plan, que Dios tiene previsto para cada alma y cada corazón, se cumpla.
Este es el tiempo de que ustedes sean el Plan manifestado y concretado en la Tierra, aunque vivan su vida humana, pero sus espíritus y sobre todo sus corazones pueden estar unidos a Dios verdaderamente, recibir de Dios Sus Divinos Impulsos y escuchar en sus propios corazones la Voz del Creador.
¡Ay de aquellos que no comprendieron el cambio de esta Obra, que es la Obra de la Jerarquía! Nada es estático en este universo, ni siquiera en el Universo Espiritual. Cuando vean que esto sucede, sepan que llegará un gran impulso y un gran cambio, como está sucediendo ahora.
Felices serán los que renacerán a través de este momento. Felices serán los que se adhieran sin cuestionamientos. Bienaventurados serán los que abracen este momento sin dejar ninguna puerta abierta a la duda; porque quien ha confiado verdaderamente en Mí, llegará muy lejos. Y todo lo que han vivido Conmigo, a lo largo de los últimos once años, no habrá sido algo solamente emocional o pasajero; porque Yo no vengo a este mundo para esto, vengo a través de una Ley de Gracia desconocida para que sean conscientes de la emergencia del planeta y de la imperiosa necesidad de las almas que sufren en este tiempo crucial, sin ver la luz, sin encontrar la paz, sin poder sentir el Amor de Mi Corazón Misericordioso, como hoy ustedes lo pueden sentir y vivir.
El calvario del planeta está ahí, frente a sus ojos.
¿Quién acompañará al Maestro a cargar con la Cruz, sin ser víctima de sí mismo para ser víctima del Amor Mayor?
¿Quién no retrocederá cuando el momento final llegue, cuando en el ocaso se anuncie la Venida de Cristo y las estrellas sean testigos de ese momento?
¿Quién reconocerá, en el final de los tiempos, a su propio Cristo Interior, para no reconocer más a su ego y a su persona humana?
Porque Yo vengo a hacer de los miserables los más perfectos. Yo vengo a hacer de los humildes los más glorificados. Vengo a retirar el poder de los que están ciegos, de los ambiciosos y que no se han arrepentido de corazón.
Quien crea que Yo estoy aquí, que Me siga; pues Mi hora está llegando, así como Mi hora llegó en el Huerto Getsemaní.
¿Quién aceptará el Cáliz, el mismo Cáliz que el Padre Me ofreció en el Huerto Getsemaní?
¿Quién beberá de la Sangre Redentora de Cristo para convertirse en un verdadero apóstol de la Misericordia?
Rezo por los que aún dicen estar confundidos. La Verdad fue revelada y no hay otra, porque la Verdad es única y solemne.
Me alivio al ver a los que contemplan las estrellas del nuevo tiempo, el renacimiento de los principios y de los atributos que fundaron la Obra de la Jerarquía en la superficie.
Bienaventurados serán los que acompañen este momento y ya no hagan ningún juicio de valor ni de crítica, porque el tesoro que les fue confiado es muy grande, es una responsabilidad espiritual y no solo humana.
Dios abrió las entrañas más profundas de Su Corazón para que todos ustedes, almas de la Tierra, pudieran ver en lo más profundo del Creador y pudieran sentir la esencia de Su Amor Mayor.
La Fuente de la Gracia no se desperdicia y nunca se desperdiciará.
Dichosos son los consecuentes y reverentes, que reconocen a Adonai como su único Dios.
Vengo así a renovar los tiempos.
Vengo así a iluminar las moradas internas.
Vengo a dar vida a lo que aparentemente está casi muerto en espíritu, en alma y en corazón; porque el precio de Mi Sangre no puede ser medido ni tampoco calculado.
La Sangre derramada en esta hora por Mi Corazón, flagelado y ultrajado por las guerras del mundo y por el sufrimiento de los inocentes y de los que padecen, es una Sangre de Amor y de Redención que viene a ofrecerse de forma inagotable e inextinguible para salvar a las almas perdidas y que fueron injustamente condenadas en esta Obra y en el mundo.
He aquí, entre Mis Manos, el Libro de sus almas, que hoy el Señor quiere volver a escribir, a pedido de Dios, para que sus vidas sean Mías definitivamente.
Padre, perdona a los que no saben lo que hacen;
así como perdonaste al prisionero
que estaba clavado en la cruz a Mi lado,
en el Monte Calvario,
y lo dejaste entrar en Tu Paraíso.
Recibe el ofrecimiento de Tu Amado Hijo
por los que no son consecuentes para que sean consecuentes,
por los que no creen para que crean,
por los que ya no sienten para que sientan Mi Amor,
Mi Amor consolador.
Resucita de las miserias del mundo
a los que verdaderamente padecen.
Unge, Señor, con Tu Luz
a los que más lo necesitan.
Sangre y Agua de Mi Corazón
son ofrecidos para la conversión
de las almas y de las naciones.
Mi Corazón está vacío
y quiere ser llenado por su amor,
por el amor de los que Me escuchan,
por el amor de los que Me creen,
por el amor de los que Me sirven.
Adonai, escucha Mi oferta,
la oferta de Tu Siervo e Hijo Primogénito.
Que Tus tesoros espirituales
se compartan con las almas;
así como hoy el Reino de los Cielos se comparte
con los que están aquí presentes,
aunque no lo entiendan.
Que Mis Palabras se guarden en el corazón y no en la mente; porque la mente puede ser engañosa y confundir, así como ha confundido a muchos que se olvidaron de Mi Amor.
Pero Yo vengo a resucitar espiritualmente a los que más lo necesitan en todas partes del mundo, principalmente las esencias.
Hoy se presenta ante ustedes el misterio de la Cruz, de cada clavo que traspasó Mis Manos y Mis Pies. Entonces, venció el Amor y no el dolor, aunque lo sintiera en Mis más profundas entrañas y en Mi Vida que en cada segundo del Calvario se apagaba para salvar a las almas.
Esto es lo que hoy Me trae aquí para decirles que Mi Amor es inagotable y eterno, porque es el Amor de Dios, vivo a través de Su Hijo y, por intermedio de Su Hijo, a través de las almas.
Vengo a consagrar los votos de los consecuentes, de los fieles y de los adheridos.
Que el Señor, Dios del Universo, Adonai, haga florecer Sus jardines internos con la belleza de las almas que aman y que honran a Dios y a Su Santísima Madre, María, Madre de todos, Madre de Cristo, el Salvador.
Que las miserias sean disueltas para que renazca la vida, la cura y el perdón del Corazón de Jesús.
Que la paz esté en ustedes y en el sufrido mundo.
Que la paz rescate a los que mueren en la violencia y el martirio de las guerras.
Que Dios le conceda al mundo un tiempo de paz, porque la balanza está a punto de romperse y la oración honesta de las almas todo salvará.
He aquí su Amor inagotable, el Amor que no se cansa, el Amor que sostiene y que renueva toda la vida.
Que Francia y el mundo sean bendecidos, para que los que no se arrepintieron se arrepientan.
Hoy, Mi Luz vuelve a brillar en las montañas y, sobre todo, en el templo de los que Me adoran y Me aman.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Aunque la oscuridad abrace a gran parte del planeta, Yo ya estoy retornando.
Aunque las tribulaciones agobien y perturben a los corazones, Yo ya estoy retornando.
Aunque intenten derribar a Mis compañeros, Yo ya estoy retornando.
Aunque la noche oscura parezca muy larga, Yo ya estoy retornando.
Aunque la división se vea en las familias, Yo ya estoy retornando.
Aunque muchos ya vivan su propio desierto espiritual, Yo ya estoy retornando; porque no hay nada que pueda detener la Venida del Señor.
He aquí su Maestro y Amigo. He aquí el Señor de la Paz y de la Misericordia que tiene la Gracia, una vez más, de reunirlos en este huerto de Aljustrel; lugar predilecto para Mí y para Mi Santísima Madre, en donde las almas que buscan hace tanto tiempo la paz, aquí la pueden encontrar una y otra vez.
Así como estuve tan cerca de Mis apóstoles, hoy estoy cerca de ustedes para entregarles, una vez más, Mi Vida, la fuerza de Mi Espíritu, el Amor de Mi Corazón que viene a colocar la mansedumbre y la serenidad en donde más se necesita.
Acompañen ahora la senda que el Maestro les está mostrando. Esta es la senda de los próximos pasos en este mes de agosto; porque espero, en este tiempo culminante, que Mis compañeros y compañeras se terminen de preparar para la Venida del Redentor.
Mientras el mundo agoniza, Yo ya estoy retornando.
Mientras mueren inocentes, Yo ya estoy retornando.
Mientras la impunidad es noticia en todas las partes del mundo, Yo ya estoy retornando. El Señor reaparecerá como un Humilde Siervo, así como apareció en las orillas del Mar de Galilea para llamar por su nombre a los discípulos, así como hoy los llamo a ustedes para seguirme y servir al Señor.
Así como lo hicieron las santas mujeres en aquel tiempo, hoy Mis santas mujeres del final de los tiempos son llamadas a acompañar al Señor en esta agonía del planeta, para que cada acto, cada gesto y cada oración sea un ofrecimiento de reparación y de cura de la humanidad, principalmente de los que hoy aún están prisioneros de su propia vida.
Es así que Yo vengo a disolver, con Mis propias Manos, los grilletes de la perdición. Vengo a retirar de los infiernos del planeta a cuantos están sumergidos en ellos, porque Yo ya estoy retornando. Y así, como fue escrito por Nuestro Dios, se cumplirá por intercesión de los santos profetas y patriarcas.
He aquí, una vez más ante ustedes, el Señor de Israel, que no solo ve derramar sangre en Su tierra sagrada, sino que también ve la esclavitud en muchas partes del mundo, la impunidad y la agonía que muchas consciencias hoy viven por estar presas a través de las rejas de la sociedad; pero Yo vengo a liberarlos de las prisiones espirituales y materiales.
No hay oscuridad que se pueda oponer a Mi Amor, no hay miedo que se pueda oponer a Mi Luz, no hay sufrimiento que no pueda ser disuelto por Mi Misericordia; porque Yo les di Mi Vida en la Cruz, así como hoy les doy Mi Vida eternamente para que tengan vida en abundancia a través de Mí.
Compañeros, este es el tiempo del apostolado, como ya fue anunciado muchas veces. Es tiempo de que cada uno asuma su parte junto Conmigo, así como lo hicieron los apóstoles y las santas mujeres en aquel tiempo.
La historia, que ya fue escrita por la Mano de Dios, vuelve a cumplirse. Otro es el momento, pero igual es la coyuntura, porque la Omnipresencia del Señor es ininterrumpida e irrefutable, porque es una Presencia Eterna e Inextinguible que, de tiempo en tiempo y de ciclo en ciclo, viene a dar Su Vida, Su Amor y Su Misericordia por aquellos que le dicen sí y le responden.
Con una mirada de esperanza vean internamente, delante de ustedes y en su camino espiritual, el Propósito cumpliéndose, aquel Propósito que fue pensado desde el origen de sus existencias en los estanques del Amor de Dios del Universo.
Ahora, anímense a caminar con sus propios pies; y ustedes y sus hermanos no tengan miedo, Yo Soy el Señor de la próxima meta, el Señor de la Ardiente Aspiración de Dios para cada una de las almas, para cada uno de los corazones.
Así en esta noche, en la que Me reciben y en la que se preparan para la última Maratón de la Misericordia junto al Redentor, vuelvan a recibir Mi Unción Espiritual a través de la poderosa Señal de la Cruz que libera a las almas, que disuelve el sufrimiento, que libera las prisiones, que cura a los corazones, que hace renacer la vida y la consciencia de cada ser.
Reciban Mi poderosa Señal de la Cruz, Cruz en la que fui erguido en lo alto del Monte Calvario como Árbol de la Vida que entregó Su propia Sangre y Su propia Agua en cada momento del Calvario para la remisión de todos los pecados, para la liberación de la humanidad.
Quiero que sacien Mi sed.
El Señor tiene sed por todos los que sufren en el mundo, principalmente por los que están olvidados y descartados, por los que están prisioneros en las cárceles.
El Señor tiene sed por las mujeres que venden sus cuerpos en las calles, por las madres que abortan a sus hijos en las clínicas, transgrediendo la ley de la vida y el amor maternal.
Tengo sed por los que están perdidos en las guerras, por los soldados que luchan engañados para conquistar una ilusión que no existe y que es irreal.
El Señor tiene sed por los que están enfermos en sus casas y hospitales, por los que están desahuciados.
El Señor tiene sed por los ancianos olvidados, por los discapacitados que son ofendidos y distanciados.
El Señor tiene sed por los pequeños niños huérfanos, por los que han perdido a sus familias, por los que luchan y buscan una oportunidad en otras naciones del mundo, cruzando desiertos, mares y océanos, y muchos de ellos perdiendo su vida.
¿Quién le quitará esa sed del Señor a través de sus buenos actos de misericordia, a través de las obras de caridad y de perdón?
¿Quién se arrepentirá por los que no se arrepienten?
¿Quién se confesará por los que no se confiesan y mienten?
¿Quién será capaz de proteger Mi Obra de sí mismo, a través de la verdad, de la transparencia y de la justicia?
A través de la verdad, de la transparencia y de la justicia, el Señor del Universo lo ve todo, nada está oculto para Dios a través de Su Amadísimo Hijo.
Por eso, están a tiempo de enmendar sus actos, por aquellos que no los enmiendan; están a tiempo de enmendar sus pensamientos, por aquellos que no los enmiendan; están a tiempo de enmendar sus sentimientos y todas sus intenciones, por aquellos que no los enmiendan; porque Mi deseo ardiente y profundo es que todos vuelvan a estar en la Ley.
Por eso, Yo les recuerdo que Soy el Camino, la Verdad y la Vida, y que nadie llega al Padre sino a través de Mí. Esto siempre será así porque es una Ley Divina.
Por eso, en este mes de agosto, que sus corazones y vidas se enmienden ante Dios para que la humanidad pueda ser reparada, curada y redimida algún día.
Dichosos los que son verdaderos consigo mismos y con sus hermanos, porque nunca les faltará la felicidad espiritual.
Dichosos los que reconocen sus propias faltas y no las ocultan, porque serán llamados hijos del Redentor.
Dichosos los que lo intentan todos los días, aunque caigan y se levanten, porque serán llamados siervos del Señor.
Dichosos los que, en esta hora del recogimiento de Cristo y de todas las Jerarquías, reconocen las Gracias y los tesoros espirituales que recibieron a lo largo de los tiempos y los llevan a la práctica a través del ejemplo de una vida digna, porque serán llamados colaboradores del Plan.
Dichosos los que se acercan al Sacramento de la Confesión y no se resisten, porque serán bendecidos por Mi Espíritu y no habrá mancha ni pecado que los agobie o los atormente, porque a través de la autoridad sacerdotal universal sus pecados y faltas serán perdonados, y serán llamados bienaventurados del Señor.
Que esta Maratón de la Misericordia no sea una Maratón de oración más, sino que cada uno de ustedes coloque sobre su propia mesa, así como lo hace la Jerarquía, las difíciles y graves situaciones del planeta para que sean iluminadas y colmadas por la luz de la oración, y así también sus vidas y la vida de sus familias serán colmadas por la luz de la oración.
Estaré atento una vez más a la voz de sus súplicas, porque el mundo las necesita, y todos las necesitan.
Sientan Mi abrazo espiritual. Sientan el latir de Mi Corazón, la Presencia de Mi Alma y Divinidad, y el poder del Amor de Mi Espíritu.
En profundidad les agradezco, y reciban Mi Paz, la Paz del Reino de los Cielos y de los ángeles aquí presentes, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Te alabamos, Señor, y te bendecimos,
que por Tu Santa Cruz redimiste al mundo.
Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Hoy, les hago cubrir sus cabezas, así como Yo lo hago en este momento, e invito a que todos los que puedan lo hagan, para que sus almas y sobre todo sus consciencias se recojan en el Corazón de Dios, morada segura y predilecta de los hijos del Padre.
Les pido que hagan ese ejercicio en este momento, para que acompañen a su Maestro y Señor en esta tarea espiritual y también planetaria, que hoy realizo junto a ustedes y ustedes realizan junto a Mí, en recogimiento y en reflexión.
Hoy, en la víspera de Pentecostés, los reúno como a Mis apóstoles del pasado, para que el Espíritu Santo y todos Sus divinos Dones los preparen en este tiempo para lo que llegará.
No vengo a impartir miedo al mundo, porque el mundo de por sí ya vive muchos miedos. Vengo a pedirle al Espíritu Santo que lleve a cada uno de los Míos hacia la reflexión sobre la importancia de madurar y de crecer interiormente, la importancia de humillarse y de rendirse exteriormente; para que la adversidad no haga derrotar a Mis compañeros en este tiempo, sino que sus espíritus sean valientes guerreros de la paz que sigan firmemente los pasos del Redentor.
También en este día, en el que la Aurora interior brilla en el corazón de cada ser a través de la Presencia de la Madre Celeste, se cierra un ciclo en este mes de mayo. Y hoy, su Maestro y Señor, humildemente, se digna a venir a su encuentro para cerrar este ciclo.
Los tiempos de la Jerarquía antes eran más largos, eran ciclos más prolongados y duraderos. Cuando comenzó este siglo XXI, para ustedes esos ciclos se acortaron y velozmente se fueron presentando a toda la humanidad, de forma más contundente y rápida.
Los ciclos que vive hoy la Jerarquía y los ciclos que hoy pueden vivir sus mundos internos son impulsos diarios, segundo a segundo, antes esos ciclos eran a través de los años o aun a través de las décadas.
Me detengo, apresuradamente, para que estén concentrados y beban de Mis Palabras que amorosamente solo quieren entregarles los impulsos a sus espíritus, a todas sus almas; porque estos impulsos que hoy les traigo son los últimos de este ciclo que he vivido con ustedes en los últimos siete años de Mis Apariciones.
Me acompañaron durante un tiempo en ciclos diarios, después Me acompañaron en ciclos semanales, luego Me acompañaron en ciclos mensuales como hasta ahora y, por último, en el próximo tiempo Me acompañarán en ciclos anuales. Estos ciclos, que serán los últimos en el próximo tiempo, ciclos crísticos para toda la humanidad, serán siete ciclos.
Cuando eso se cumpla, otras situaciones sucederán en el planeta. Y será en ese momento y en ese tiempo, dentro de ese ciclo, que Yo les entregaré, de una forma u otra, en dónde sus espíritus podrán vivir el último ciclo de la redención; para que Yo los encuentre preparados cuando retorne al mundo y reaparezca para buscar a los Míos, a los que en la entrega y en la resignación de sus vidas y de sus consciencias, siguieron los pasos de las Palabras del Señor, para que estas Palabras fueran en ustedes para toda la vida.
En este recogimiento, pero también en esta síntesis que hoy vivimos, su Maestro y Señor les enseña a leer en los acontecimientos, a aprender a través de los acontecimientos y a crecer a través de los acontecimientos.
Porque sus vidas y, sobre todo, sus mentes no pueden no comprender lo que la Jerarquía Celestial está realizando y llevando adelante en este tiempo.
Los impulsos que dan los Mensajeros Divinos son irrepetibles; es hora de que comprendan y también entiendan que en lo que aparentemente es igual, los impulsos que les entregamos nunca son los mismos. Porque ellos vienen a colocarlos en el escalón de la vida evolutiva que debe alcanzar cada uno de sus espíritus, en unión a la morada del Corazón de Dios, en donde se guardan todas Sus Voluntades, todos Sus Preceptos y todas Sus Intenciones.
Compañeros, en este día de síntesis de los impulsos de los Mensajeros Divinos, en el mes de mayo, ¿se han preguntado?:
¿Ya he dado un paso más hacia el Corazón de Dios?
¿He comprendido cómo enfrentar la transformación de mi vida?
¿Me aferro cada día más a la Túnica del Redentor para que, con Su apoyo incondicional y amoroso, ninguna fuerza contraria me retire de Su camino de amor y redención?
En este día de síntesis, ¿sus consciencias se han preguntado?:
¿Cómo puedo donarme más, desde mi mundo interior hacia mi mundo exterior?
¿Cómo mi consciencia, pero sobre todo mis células y átomos pueden trascenderse para iluminar la vida y todo lo que la rodea?
¿He aprendido a profundizar en los grados de amor?
¿Qué tan caritativo soy con el semejante?
¿Cuánto más he podido aprender a amarlo, sin condiciones y sin reglas, así como Yo los amo a ustedes, aunque caigan a Mis pies o muchas veces no consigan seguir Mis pasos?
Y, por último, ante este escenario planetario de sufrimiento y adversidad, ¿Me han preguntado?:
¿Señor, estoy pronto?
¿Mi corazón está pronto para vivir los desiertos más áridos por Ti, no importando lo que eso signifique o represente?
¿Sería capaz de beber la amarga hiel que Tu bebiste en la Cruz, sintiendo una profunda sed por todas las almas?
Como nunca antes, compañeros, amados de Mi Padre, les he entregado todas las herramientas, internas y externas, para que sigan adelante en esta transición planetaria y aprendan algún día a superarme en el amor, como algunos ya aprendieron a superarme en el amor.
Por eso, Mi Santa Madre, que es su amada Madre del Cielo y de la Tierra, ayer los invitó y los llamó a vivir en el amor. Eso no es algo que pueda permanecer estacionado o estático.
El Amor que Yo les traigo es parte de un dinamismo cósmico, de una Ley universal, es el Amor que los ha creado, a imagen del Padre. Porque Él solo necesita que lo amen como Él los ama, para que aprendan a vivir un amor invencible y no un amor mezquino, posesivo o hasta un amor indiferente.
En este momento, necesito a los Nuevos Cristos en la Tierra, así como muchos Cristos están en el Cielo, en las estrellas y en los universos, impulsando sus pasos internos como parte de esta humanidad.
¿Cómo podré revertir este caos del mundo, sin tener a Mis compañeros?
¿Quién caminará a Mi lado, sosteniendo consigo la antorcha de la Luz e ingresando en las tinieblas más profundas del mundo, sin importar lo que suceda?
Cuando la oscuridad es muy grande en sus vidas, es cuando ustedes más deben encenderse en Mi Amor.
¿Cómo creen que superarán sus propios desiertos?
¿Cómo creen que llegarán a los lugares más recónditos del mundo para aplacar el sufrimiento y el dolor de la humanidad?
Yo solo les pido que sigan formando parte de Mi cadena de Amor, que es una cadena universal, espiritual y divina.
Ahora que los he purificado a través de Mis Palabras, sientan la fuerza y el poder de Mi Espíritu. Y, en este Océano de Misericordia que hoy les muestro a través de Mi Corazón, suban a Mi barca para que sus consciencias sean parte de Mi Cuerpo Místico; para que algún día, sus vidas sean parte de Mi Cuerpo Eucarístico, preciosos instrumentos en las Manos de Dios que viven el universo de las virtudes y que expresan los Dones del Padre a través del servicio, de un servicio incondicional, permanente e incansable.
Le he encomendado al Castísimo Corazón de San José que, en este momento de síntesis, en los últimos días de mayo y a través de los días que vendrán, Su Santo Corazón les enseñe a amar la humildad, para que sus misiones se establezcan y se cumplan, así como está escrito en los Libros Sagrados de la Creación.
Deseo que Mis apóstoles, en el mundo entero, sean almas en consolación; almas en reparación por la humanidad y por el planeta.
Les he dicho en este momento todo lo que había pensado decirles. Pero no con Mi Mente, sino a través de Mi Corazón, de los Rayos de Mi Corazón; les he entregado los impulsos divinos que vienen como un afluente de Gracias para consagrar sus vidas cada día más a Mis Voluntades y Preceptos.
Hoy vengo a cerrar, en nombre del Amor de Dios y por la situación planetaria, este ciclo de impulsos del mes de mayo, por medio de la Sagrada Celebración Eucarística.
Pero antes, quiero que los impulsos de Mi Corazón sean vistos por el mundo entero a través del Sagrado Santísimo y, antes de comenzar con la Celebración Eucarística, los invito a adorar al Santísimo Cuerpo de Cristo por la paz en el mundo, el fin de las guerras, el fin de los conflictos, el fin de la indiferencia, el fin de la soberbia y, sobre todo, el fin de la maldad que hoy vengo a transmutar por ustedes y sus hermanos, para que sus almas se eleven en adoración al Creador, a Aquel que está en los Cielos y al que le debemos honra y honor, lealtad y amor por encima de todas las cosas.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Nuestro Señor se ha arrodillado, en este momento, para que adoremos al Santísimo en reparación del Inmaculado Corazón de María y del Sagrado Corazón de Jesús.
Podemos traer aquí el Santísimo y el Altar.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Así, Yo bendigo al mundo para que entre en plenitud en Mi Corazón adorador, el Corazón que eternamente adora a Dios.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Así, respondemos en este momento al pedido de Nuestro Señor Jesucristo por todas Sus intenciones.
Al toque del cuenco, comenzaremos esta pequeña Adoración por las aspiraciones de Cristo.
Nos rendimos a Ti, Señor del Universo,
para que Tu Gracia descienda a la Tierra.
Nos entregamos a Ti, Señor del Universo,
para que Tu Misericordia se cumpla
en cada uno de nosotros.
Nos rendimos a Ti, Señor del Universo,
para que Tu suprema Luz descienda al planeta
y todo sea renovado, dentro y fuera de nosotros,
en toda la humanidad.
Te adoramos, Señor del Universo,
Te reconocemos, Te amamos
y aceptamos vivir Tu Voluntad.
Que en este día, de Tu Misericordia insondable,
se pueda cumplir Tu Designio
en cada uno de nosotros.
Haznos pequeños, humildes,
vacía nuestro corazón de toda voluntad propia.
Que nuestras almas, Señor del Universo,
y las almas de todos nuestros hermanos del planeta
se fundan en la Fuente de Tu Creación
para retornar a nuestros orígenes.
En este momento, a pedido de Cristo, ante el Santísimo Sacramento del Altar, cada uno realizará su oferta interna, para que nuestras consciencias sean colmadas por Su Fe.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Te adoramos, Señor, y te bendecimos,
que por Tu Santa Cruz redimiste al mundo.
Amén.
Hoy estoy aquí para celebrar con ustedes el Sacramento de la Vida; de una vida que se entregó por ustedes, mucho más de lo que se entregó cuando esa vida estuvo en la Cruz; a fin de que las almas de todos Mis compañeros formaran parte del Legado crístico redentor que hoy les ofrezco, nuevamente, de manera incondicional y pura.
Así como reuní a los doce en el Cenáculo para que después fueran bendecidos por el Espíritu de Pentecostés, en la víspera de este gran día del Espíritu Santo para el mundo entero; y así como fue en Emaús, vengo a compartir Mi Vida con cada uno de ustedes, tomando el pan en acción de gracias y elevándolo al Padre para que Él lo convierta en Mi Cuerpo, y junto con los Ángeles de la Redención, en el fin de este ciclo del mes de mayo, las almas reconfirmen sus votos internos con Mi Corazón.
Es así, que vuelvo a partir el pan y se lo ofrezco a ustedes, diciéndoles: “Tomen y coman, porque este es Mi Cuerpo, que fue entregado por los hombres para el perdón de los pecados”.
Te alabamos, Señor, y te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y te bendecimos.
Amén.
Del mismo modo, antes de concluir esta cena, que por amor celebro con ustedes y por la paz en el mundo, vuelvo a tomar el Cáliz entre Mis Manos, ofreciéndolo a Dios por la redención y el perdón de las almas, para que el vino sea convertido en Mi preciosa Sangre y transustanciado por los Ángeles de la Redención. Es así, que se los vuelvo a ofrecer, diciéndoles: “Tomen y beban, porque este es el Cáliz de Mi Sangre, Sangre de la Nueva y Eterna Alianza, que fue derramada por Su Redentor para la remisión de todas las faltas. Hagan esto en memoria Mía, porque Yo ya estoy retornando”.
Te alabamos, Señor, y te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y te bendecimos.
Amén.
He aquí, compañeros, hijos de Mi Padre, el Cuerpo y la Sangre de su Redentor, sensiblemente herido y ultrajado por los pecados del mundo y que hoy, en esta trilogía eucarística, los invito a reparar.
En unión al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, los invito a consumar esta Consagración Conmigo por medio del Padre Nuestro:
Oración: Padre Nuestro.
Que Mi Paz, que es la Paz de Dios, descienda a la Tierra.
“Señor, Yo no soy digno de que entres en Mi casa,
pero una palabra Tuya, bastará para sanarme.
Amén”.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Anunciamos, en nombre y en Presencia de Nuestro Señor Jesucristo, la Comunión Espiritual; hoy, Comunión reparadora para todas las almas del mundo, para todos nuestros hermanos del planeta, a través de tres campanadas.
"Padre Celestial, que a todos conduces,
acepta nuestra oferta de entrega a Ti,
guíanos por el camino del amor,
para que Tu Voluntad sea hecha.
Amén".
Comulgamos, Señor, de Tu Sagrado Corazón, para que nos des fuerza y valentía, esperanza y renovación.
Hoy, Me voy de aquí, compañeros, con la tarea finalizada. Los invito a seguir en la fe, por la victoria del Sagrado Corazón de Jesús.
Antes de despedirme, invito a cada uno de ustedes a elevar sus intenciones hacia Mi Corazón. Y por medio de una canción muy especial para Mí, que representa la elevación de sus consciencias, los invito a cantar uno de los himnos más importantes de la Comunidad Figueira, llamado “Soplo del Espíritu”.
Les agradezco y vayan en Paz.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Y así, desde el principio, el Padre sabía que Él se entregaría al mundo a través de Su Amado Hijo por la redención de todas las almas y el perdón de todos los errores cometidos.
Mi Voz se pronuncia a un mundo que debe despertar.
Mi Corazón se expande ante todo el Universo, trayendo la caridad de Mi Espíritu y el bálsamo de Mi Alma para todas las almas del mundo.
Nos preparamos en este momento, hermanos, para escuchar las Palabras de Cristo, que son parte del Misterio de Dios que en este momento se develará a la humanidad.
A pedido de Nuestro Señor Jesucristo, escucharemos “Así habló el Maestro” y abriremos nuestro corazón a dichas revelaciones.
Hoy traigo entre Mis manos un tesoro espiritual que aún muchos desconocen. Es algo más que su esencia y que su verdad; algo más que la existencia, que su origen.
Es lo primero que se manifestó ante el Padre Celestial, cuando Él pensó que eso existiera, antes de la creación de los Universos y de toda la vida sobre la superficie de la Tierra, como los Reinos de la Naturaleza que ustedes hoy conocen; antes de que toda la Creación fuera parte del Pensamiento de Dios y Él tuviera la perfecta y divina intención de manifestar Su Reino dentro de los hombres y mujeres.
Fue cuando Dios, su Padre Eterno, decidió develar el misterio de Su Consciencia Trina, presentándose a la humanidad a través de los últimos tiempos y por medio de toda la historia sucedida en esta parte del Universo, como en otros.
Fue así que Él encomendó a los Padres Creadores, los Arcángeles, que llevaran en Su corazón este gran Misterio Divino que se develaría a los hombres de la Tierra y en otros lugares del Universo por medio del Verbo, de la Sagrada Palabra.
Fue así que en ese momento intervino el Espíritu Santo para que todas las Virtudes y los Dones de Dios pudieran quedar grabados en la esencia de Sus hijos, no solo los que están aquí, en esta humanidad, sino también en otras esferas del Universo.
Por este acontecimiento y este pedido, Dios solicitó a Sus Arcángeles que pudieran movilizar a todo el Universo para que todos, en los mundos internos, pudieran sentir la presencia de Su Verdad y de Su Divinidad hasta en los más pequeños detalles, en el mayor sentimiento de unión con Dios y con Su Fuente.
Y este Misterio llegó al mundo. Los corazones lo pudieron reconocer cuando las grandes Consciencias Angélicas se presentaron a la humanidad. Los primeros Patriarcas y Profetas recibieron la revelación de Dios por medio de Su Presencia viva y resplandeciente, no solo a través de movimientos suprafísicos sino de Leyes inmateriales que aún la humanidad no ha descubierto completamente.
Necesito que comprendan, compañeros, que este es un misterio invisible que se muestra a sus ojos internos y a sus almas, porque Dios necesita que una parte de la humanidad lo pueda representar en este tiempo, sabiendo que una nueva civilización deberá despertar para que, por intermedio del Retorno de Cristo, el Proyecto de Dios que fue pensado en el principio y que aún no se cumplió por los errores de los hombres, se pueda establecer a través de cada esencia humana que brilla como un sol ante el Universo. Esencias que deben ser liberadas de la oscuridad y de la opresión para que reine la Presencia de Dios con la convicción absoluta y permanente de que, estando en Él y en Su Presencia, nada malo sucederá sino que triunfos luminosos se alcanzarán.
Porque el mayor testimonio que pueden dar a Dios, en este momento, es la verdadera transformación de sus vidas, su sacrificio y su entrega, sabiendo que lo que Dios aspira es que la mayoría pueda hacer algo por la humanidad, por el planeta, por la sustentación del equilibrio del eje de la Tierra, por los mares, por los continentes y por toda la Naturaleza que agoniza por la perversión de los hombres y por el castigo de los que usan sus manos para destruirla.
Yo soy Aquel que escribió con Su Sangre el nuevo tiempo y el comienzo de una nueva oportunidad, la llegada de una esperanza que mantendrá, como una llama, la fe en los corazones y el despertar definitivo hacia la redención.
Si ustedes, compañeros, hoy no hubieran ofrecido todo este trabajo, esto no sería posible, porque Dios necesita que sus consciencias puedan alcanzar la realidad para que ayuden a sacar de la ilusión a muchos que duermen y desesperan y que siguen sufriendo por sus propios errores y elecciones.
Pero Yo no vengo a castigar al mundo ni tampoco a amenazarlo. Vengo a decirles que la Fuente del Amor de Dios se puede revelar dentro de ustedes y que será la llave del portal del camino para vencer la dualidad, la maldad que se estableció en muchos corazones de la Tierra por la acción de Mi adversario. El Amor, compañeros, los ayudará a aprender a obedecer y la obediencia a la Jerarquía Divina y a la Presencia de Dios los sostendrá y los fortalecerá.
Y todo lo que aún espera en el Universo para ser revelado a la consciencia del mundo se presentará porque, así como ustedes hoy correspondieron a Mi llamado de una forma verdadera y sincera, Yo estaré aquí entre ustedes, compañeros, nuevamente hasta donde pueda y sea permitido para llevarlos siempre a Dios y para decirles que el sufrimiento es una ilusión que ha creado el hombre de superficie al apartarse del Amor.
Por eso, el propio Amor de Dios se presenta ante el mundo para que escuche, en su interior, el llamado de Dios y nunca más lo niegue, sabiendo que este es el tiempo de la última oportunidad, en el que todos serán invitados a cruzar los portales del Cosmos para que reencuentren su verdadera consciencia y su ser superior, que espera pacientemente para cumplir la Voluntad del Padre en este Universo material y en este planeta; ser superior que espera cumplir con su misión y con su tarea, ofreciéndose completamente a Dios, sin necesidad de sufrir o de padecer como lo hace el mundo todos los días.
Hoy Argentina fue liberada de un mal muy grande porque ustedes, compañeros, permitieron que llegara la Revelación de Dios, y por más que Mis palabras sean abstractas o incomprensibles, sus esencias y sus almas comprenden lo que Yo les estoy diciendo en este momento. Porque para poder comprender y conocer las Revelaciones de Dios, primero las deben amar, amarlas más que a ustedes mismos y que a todo lo que existe, y el Padre sentirá mucho agrado y felicidad por poder mostrárselas.
Y así los velos de la consciencia caerán de sus rostros, y el pasado del Universo y la historia de la humanidad se borrarán completamente de sus consciencias, y tomarán el camino que perdieron antes de cometer los errores.
Ya no es el tiempo del sufrimiento, es el tiempo de la cura, de la Misericordia, del perdón, de la reconciliación y de la renovación de sus consciencias. Esto permitirá que todos los impulsos se espejen y se reflejen en la Argentina y en el mundo entero y que más almas regresen a Dios y sientan esta comunión profunda que nace del corazón del que cree y tiene fe sin haber visto.
Lo que les entrego en Mis manos, compañeros, es lo que Dios pensó para Sudamérica y se llama Proyecto Creador de las más altas dimensiones de consciencia, en donde solo existe la felicidad, la unidad y el Amor de Dios; en donde la ley del sufrimiento es trascendida porque se vive en la Ley de la Igualdad, de la Armonía y del Amor.
Quiero y deseo que puedan vivir en esas Leyes para que sus vidas sigan cambiando y transformándose conforme el Padre lo necesita. Pero no tengan miedo de su purificación porque su purificación los liberará y los dejará más enteros y disponibles para el fin de los tiempos.
Por eso entrego Mis Gracias y Mis Misericordias para todos los seres, sabiendo que este tiempo es único e irrepetible y que antes que Yo retorne al mundo, físicamente, Me recogeré porque habré dejado todas Mis instrucciones y enseñanzas para que estén prontos para lo que vendrá. No deben tener temor por lo que aún no llegó, no tiene sentido y no tiene solución.
Ahora es el tiempo de ser lo que Dios necesita en los pequeños esfuerzos, en la entrega inmediata, en la colaboración y en la cooperación con el planeta, con los Reinos de la Naturaleza, con sus hermanos de camino, con todos los que tienen a su lado diariamente. Son almas que también necesitan amor y perdón, y ustedes pueden ser Mis precursores de ese amor infinito e invencible que puede colmar sus consciencias y todo lo que existe, por más oscuridad que haya, por más tribulación que prevalezca.
El amor no los sacará de Mí, porque si están en Mi Amor estarán en el Padre, y Yo estaré en ustedes. Esto es solamente lo que necesito para poder preparar Mi Retorno a la humanidad, el Retorno que está llegando y que ya se está sintiendo a través del despertar de los corazones.
Como una muestra de esa inmensidad de Amor y de Misericordia, hoy concederé una Gracia especial, porque sé que es una Gracia merecida y correspondida por las almas que tímidamente se animan a dar pasos hacia Mí. Pero crean que todos dan pasos hacia Mí, por más pequeños que parezcan, solo que deben ser pasos verdaderos, sinceros, pasos profundos porque Yo no necesito, como ustedes saben, que sean perfectos. Porque si debiera salvar al mundo con seres perfectos, el Proyecto no se cumpliría, la existencia no tendría sentido y la Creación no tendría motivo.
Es en el amor donde ustedes alcanzarán la libertad y curarán sus corazones y heridas como hoy Mi Presencia cura heridas del pasado de Argentina, de los desaparecidos y de los caídos en las Islas Malvinas y, especialmente de aquellos que por el terror y la opresión no pudieron ver a Dios.
Hoy por sus oraciones, por su persistencia y su fe, Argentina es renovada interiormente, a pesar de su caos exterior. Les enseño a recorrer el camino contrario porque Mi adversario no lo conoce ni tampoco lo identifica. Es con bondad, con amor y con generosidad que transformarán al mundo y a la consciencia humana y, en consecuencia, a las naciones.
Nunca levanten sus espadas. Nunca levanten su verbo. Nunca levanten su ira con ningún hermano porque les aseguro que se arrepentirán. Coloquen el fuego que forma parte de esta nación en las Manos de Dios. Que todo sea entregado a lo Alto, así como lo Alto se los entregó desde el principio hasta en los pequeños detalles de toda esta Creación Universal.
No solo amen a sus hermanos sino también a los Reinos de la Naturaleza. Abran sus sentidos y perciban que en los Reinos también existe la necesidad de cura y de perdón, la necesidad imperiosa de expresar amor a los Reinos más inocentes.
Y así su Argentina irá siendo otra, porque aquí Mi Presencia no faltará. Mi acogimiento y Presencia siempre aquí estará porque sé que lo necesitan.
En lo alto de las Sierras de Córdoba, en el mes de setiembre, su Señor dará un nuevo impulso que colocará a la Argentina en otro estado y en otro nivel. La presencia de la Jerarquía se volverá visible, no solo en el espíritu sino en el físico, porque como saben, es el tiempo del despertar, es el tiempo del amor y del perdón. Amén.
Y ahora que sus mundos internos están preparados para ingresar en Mi Iglesia Celestial, los invito a colocarse de pie para la celebración.
Y vamos a llamar aquí, a los pies de este escenario, a Karina, Sonia, Viviana, Ivonne y la mamá de Mara.
Ustedes, hijas Mías, son un grupo de almas que tienen mucho que hacer por Mí, lo he visto, lo he reconocido y sobre todo, lo he sentido.
Dios y Su mirada paternal están en todo. Por eso, a través de este acto de consagración, como Mis hijas espirituales y Mis esposas, vengo a traerles el testimonio del Amor de Dios a través de Mi Corazón por todos los que están detrás de ustedes buscando el camino del espíritu y de la verdad. Amén.
“Padre Celestial, que Tus Altares desciendan a la Tierra. Que los ángeles congreguen a las almas dentro de Tu Iglesia Celestial, para que descienda la Fuente de Tu Amor, de Tu Cura y de Tu Compasión en los corazones. Amén”.
“Padre, Tú creaste, a través de Tu Voluntad, el agua para que todos puedan sentir, todos los días, la renovación y el renacimiento de Tu Espíritu en la esencia humana a fin de que todo sea lavado, purificado y bendecido por Tu Espíritu. Que hoy las almas sean bendecidas por la Gracia de Tu Luz. Amén.”
Los elementos de consagración para las auxiliadoras.
“Que la Luz de Tu Corazón, Padre Eterno, ilumine a las consciencias para que, por medio de la consagración de la vida, siempre encuentren Tu Verdad y especialmente la Fuente de Tu Amor que las nutrirá, las renovará y las hará libres de todo mal. Amén”.
En este momento, las hermanas harán una oferta al Sagrado Corazón de Jesús, en el silencio de su interior.
Tu nombre va a ser María Sofía.
Tu nombre será Caridad.
Tu nombre será María de Israel.
Tu nombre será Esperanza.
Él quiere pedirte algo por África, que te llames María de Kibeho, por África.
Y ahora vamos al momento de la transustanciación del pan y del vino, y pedimos a aquellos que puedan, a arrodillarse en reverencia y gratitud.
Solo por amor, en aquel tiempo, tomé el pan. La Santísima Trinidad lo bendijo. Lo entregué a los apóstoles diciéndoles: “Tomen y coman todos de Él, porque este es Mi Cuerpo que será entregado por ustedes para el perdón de los pecados”.
Y al sonar de tres campanadas el pan se convirtió en el Cuerpo vivo de Cristo.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Y aun por un acto de mayor Amor y Misericordia, tomé el Cáliz entre Mis Manos. La Santísima Trinidad lo bendijo. Lo pasé a los apóstoles diciéndoles: “Tomen y beban todos de Él, porque este es el Cáliz de Mi Sangre, Sangre de la Nueva Alianza, que será derramada por su Redentor y por muchos inocentes para el perdón de los pecados. Recuerden hacer esto en memoria Mía”.
Y al sonar de tres campanadas el vino se convirtió en la preciosa Sangre de Cristo.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
He aquí el testimonio del Amor de Dios para todas las almas del mundo. Dichosos serán los que se sirvan de este Santísimo Sacramento.
Oración: Padre Nuestro.
Y establecemos la Paz de Cristo en la humanidad, escuchando siete campanadas.
Que la Paz de Dios inunde sus corazones y permanezca la Verdad en sus vidas para que se realice el Plan de Dios en todas las almas y se establezca Su Reino en la humanidad. Que así sea.
Que la Paz de Mi Corazón esté en ustedes y en todo el mundo.
Yo les doy la Paz en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Les agradezco por haberme recibido y en fraternidad se darán, por el mundo entero, el saludo de la paz.
Les agradezco por haberme recibido y en fraternidad se darán, por el mundo entero, el saludo de la paz.
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más