MENSAJE DIARIO DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN REDWOOD, CALIFORNIA, ESTADOS UNIDOS, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Conoce el ilimitado Amor de Dios a través de la unión con tu Creador y comprenderás la amplitud de Su Creación y la perfección con la que tu Señor colmó de misterios, de detalles, de caminos, las dimensiones que unen Su Consciencia con las consciencias de Sus hijos.

Conoce el ilimitado Amor de Dios por la vida y, al descubrir la grandeza de Su Creación, no te sorprenderás. Infinitas son las formas que las esencias recibieron de Dios para cumplir Su Propósito y recrear la vida.

Pero recréala, hijo, no solo comenzando de cero una nueva Creación. Recrear significa que la espiral evolutiva llegó a un punto más elevado y de allí, más próximo a Dios, comienza un nuevo ciclo. 

Contempla y conoce el ilimitado Amor de Dios y no te asombrarás al descubrir que, más que enviar a Su Hijo a este mundo, el Creador envió a muchos otros de Sus compañeros y también creó otros mundos, otras razas, otras vidas, para que, en la perfecta expresión de cada una de ellas se complementen, se auxilien, crezcan y retornen a Su Corazón con un amor renovado, multiplicado y madurado por las experiencias y superaciones vividas.

Contempla, entonces, y conoce el ilimitado Amor de Dios y sé tú también ilimitado en tu comprensión, en tu apertura, en tu donación y en tu entrega, para que algún día, hijo, más que contemplar y conocer, puedas vivir y ser el ilimitado Amor de Dios.

Tienes Mi bendición para esto.

San José Castísimo

MENSAJE DIARIO DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO DURANTE EL VIAJE DESDE SANTA MARÍA HACIA PORTO ALEGRE, RIO GRANDE DO SUL, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Oren por Brasil, por su pueblo, por sus Reinos, por la vida que habita en él y que debe tornarse sagrada.

Oren para que haya amor en los corazones, unidad entre los seres y respeto mutuo entre los hermanos colocados por Dios en una misma nación para cumplir con el Propósito Divino.

Oren para que el amor no se pierda del interior de los seres y que estos puedan hacer de las pruebas que vendrán oportunidades de superación en el amor y en la paz.

Oren por las culturas y por las razas para que encuentren la unidad en su esencia, en la certeza de que toda la vida surgió de una Fuente única y a ella debe retornar.

Hijos, nuevamente les digo que el mundo está agonizando y las naciones están adentrándose en el ciclo intenso de su purificación. Por eso, oren por las naciones y por sus pueblos, oren por los Reinos de la Naturaleza y por las culturas. Colmen sus corazones con la certeza de que una oración sincera hace descender de los Cielos la fortaleza que transforma las pruebas de estos tiempos en renovación del Amor de Dios, así como Su Hijo transformó el sacrificio de la Cruz en superación del Amor.

Oren, hijos, para mantener el Cielo unido a la Tierra y los corazones unidos a Dios.

Muchas veces, ustedes oran para detener los acontecimientos, oran para que no les suceda esta o aquella cosa y se frustran por no ver los resultados de sus oraciones. Pero, en tiempos de purificación, sus oraciones no serán para detener los acontecimientos porque muchas veces lo que el planeta vive es parte de la elección de la humanidad y se manifiesta a través de la Justicia Divina.

Sus oraciones deben ser para fortalecer los corazones en el amor, para que las naciones y las almas no pierdan su unión con Dios, para que lo que suceda en este mundo los lleve a superar el Amor de Dios y de Su Hijo. Porque esta es la cruz de estos tiempos y, a través de ella, deben unir las dimensiones e ingresar en un nuevo tiempo y en una nueva vida.

Por eso, oren. Oren para que el Propósito y la Voluntad de Dios se establezcan. Oren para que la fortaleza de los corazones esté en Dios y no en el mundo. Oren para que el amor crezca en los corazones. Oren por un nuevo tiempo, por una nueva raza, por una nueva vida. Oren, finalmente, por la paz.

Tienen mi bendición para eso.

Su Padre y Amigo,

San José Castísimo

MENSAJE DIARIO DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE AURORA, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Fraternidad, Unidad con Dios, Fe y Esperanza son atributos que siempre deben reinar en el corazón humano.

Partiendo del principio de la Unidad de Dios, que en la diversidad de la manifestación de Su Consciencia jamás dejó de ser Único, vivan ustedes también la unidad entre sí como un único cuerpo perteneciente a la Consciencia Divina.

El Creador se multiplicó y se expandió en diferentes formas de vida, de expresión, de manifestación, para que Su Perfección se hiciera vida y materia, para que el Amor que Él expresa en Su Espíritu Divino pudiera tornarse carne, mente, sentimiento, alma, espíritu, vibración y sonido, para que no hubiera límite en la manifestación de Su Amor.

Dios impregna todo lo que fue creado y a todas las criaturas les da la oportunidad de ser semejantes a Él. Conscientes de los Principios del Creador, ustedes deben imitarlo. Que el amor se multiplique en sus corazones, que se exprese de diferentes formas, con palabras, oraciones, silencio, acciones, con comunión interna, espiritual o física, a la hora de recibir la Eucaristía. 

Como grupo, exprésense como la Consciencia de Dios: muchas formas de vida, muchas formas de servir, infinitas posibilidades de amar, pero todo eso sin perder nunca la unidad.

Aunque las criaturas existentes sean tan diferentes unas de las otras, eso no hace desaparecer de ninguna de ellas la esencia que las une en la semejanza divina con el Padre Creador.

Les digo todas estas cosas porque es hora de la unidad, de la reconciliación, de la fraternidad como puentes para el amor.

Las diferentes misiones que hoy se están llevando adelante indican el camino que cada uno debe recorrer en su día a día: superar las diferencias entre razas, culturas, idiomas, naciones, religiones, para vivir, como humanidad, la Unidad con Dios.

Sean conscientes de que llegará la hora de unir sus consciencias en un único propósito: ofrecer a la Tierra paz y reconciliación.

El sufrimiento del corazón humano hace que se venzan las barreras para amar, y la necesidad de encontrar la paz los une.

Tanto en Medio Oriente como en Chaco, comprenderán lo que la purificación material, mental y física, causa en la consciencia humana. Deben estar delante de estas situaciones tan extremas no solo para auxiliar, sino también para aprender. Entonces, con ese aprendizaje en la consciencia, deberán preguntarse si realmente es necesario que pasen por semejantes purificaciones para que aprendan a vivir el amor, para que busquen la unidad con el prójimo, para que trasciendan las diferencias y caminen rumbo a la concreción de los Planes de Dios como una única raza.
.
El dolor los hace buscar el amor, aunque la posibilidad de amar existe dentro de sus corazones, latente como una condición natural del ser humano. Solo es necesario que salgan de sí mismos y se entreguen a la búsqueda de ese Amor Crístico, verdadero; amor que une los universos, amor que destraba la evolución, amor que los asemeja a los ángeles y les permite retornar a Dios.

Delante de las situaciones de Medio Oriente y de Chaco, reflexionen profundamente y hagan sus elecciones: esperar los tiempos de caos o aprender a amar desde ya, rindiéndose a la Gracia de la Unidad con Dios.

Su padre y compañero de siempre,

San José Castísimo

MENSAJE DIARIO DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Al principio de la Creación, Dios manifestó los universos en el cosmos infinito, que eran la representación viva de Su Divina Consciencia.

Dentro del cosmos, Dios en todo reprodujo los mismos principios de creación y, de diferentes formas, representaba Su Consciencia Divina en todo lo que creaba. Creó los universos con los principios de Su Perfección. Creó las galaxias, los planetas, los seres conscientes, que eran el resultado vivo de la expresión de las esencias que provenían de Su Corazón.

Y en el vasto cosmos, creado por Dios en siete dimensiones que cohabitan y en armonía se auxilian mutuamente para alcanzar el mismo propósito evolutivo, volver a ser uno con Dios, el Creador concibió a los seres humanos.

Separó espíritus antiguos de las demás criaturas, colocándolos en cuerpos materiales, a los cuales confió el mayor proceso de transformación y de redención de Su Creación.

En un tiempo paralelo, diferente del tiempo y del espacio del resto de la Creación, Dios colocó lo que habría de más precioso, si alcanzase el resultado deseado y si el potencial de Su Proyecto se desarrollase en aquellas consciencias. 

En ese mundo, el Creador reunió espíritus provenientes de todo el cosmos; consciencias con diferentes tipos de aprendizajes y con registros ocultos, tanto positivos como negativos. De todas ellas retiró su memoria cósmica para que no supiesen quiénes eran y, así, pudiesen unir sus conocimientos y equilibrarse unas a otras, para alcanzar el propósito esperado.

El Señor envió al mundo, además de a todos los espíritus que más necesitaban de redención, Consciencias Divinas, uniendo así dos opuestos y representando en este pequeño planeta la gran dualidad que existe en este universo. De esa manera, entregó al mundo dos posibilidades: vivir un gran mal o vivir un bien.

En esa arriesgada experiencia divina, el Creador confió a la esencia de aquellas criaturas un principio divino, la unidad, que, activado en la esencia del amor, permitiría a las consciencias vencer la dualidad del universo y encontrar una manera de elevar toda Su Creación universal hacia un nuevo nivel de aprendizaje, un aprendizaje basado en la unidad con Dios por medio del amor.

Cuando les pedimos oración, es para vencer las fuerzas que dentro y fuera de los seres causan el mal; fuerzas que solo son vencidas con un gran bien, que es el amor.

Cuando les pedimos que se olviden de sí, que sirvan al prójimo y que reconozcan la realidad planetaria, es para que, descubriendo semejante pequeñez de sus consciencias tridimensionales, alcancen a percibir que todo lo que viven es una ilusión y, saliendo de lo que creen ser, descubran lo que verdaderamente son.

Cuando hablo de una Nueva Humanidad, hablo de espíritus antiguos del universo que, redimidos por el descubrimiento del amor y de la vivencia de la unidad, comienzan a vivir según los principios dejados por el Hijo de Dios, que fue para todos el ejemplo y el camino correcto para seguir. La Nueva Humanidad  es esa conversión de los espíritus del universo.

La Nueva Humanidad es el símbolo del potencial del Amor de Dios en Sus criaturas; es la demostración, para todo lo que fue creado, de cómo es posible vencer un gran mal y dar un salto, saliendo de la completa ignorancia hacia la unión consciente con el Creador.

Hoy les digo cosas que la mente tal vez no comprenda, pero el corazón sabrá que son verdades que en algún momento la humanidad deberá reconocer.

Ya está terminando el tiempo de experiencia de la humanidad,y ahora deben comenzar a recordar los principios de la vida superior y, con todo lo que ya vivieron en este mundo, comenzar a descubrir quiénes son y lo que deben curar en este tiempo.

Cristo ya colocó dentro de cada uno la posibilidad de vivir el amor y la unidad con el prójimo. Ahora, solo necesitan despertar y ver que sus prioridades no deben ser más las cosas que los mantienen bien y seguros en este mundo, sino que deben preparar lo que sucederá más allá de esta Tierra con lo que aprendieron aquí.

Les pido que Me escuchen con paz y solo coloquen en el corazón lo que les digo, porque, de la correcta comprensión de las instrucciones de los Mensajeros Divinos, dependerán los pasos que ustedes darán en el futuro.

Yo los amo y los bendigo.

San José Castísimo

Quiénes somos

Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más

Contacto