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Un alma, que decía no creer en Dios ni en la vida espiritual, se encontraba en un gran vacío interior y, ante sus angustias más profundas, miró hacia el cielo y dijo: “¿Qué hay después de la muerte? ¿Una nueva vida? ¿De dónde y por qué surgió la vida? ¿Tú, a Quien llaman Dios, existes verdaderamente? ¿Dónde estás? ¿Por qué no te haces visible a los que se dicen Tus hijos?”.
Y el Señor, contemplando a esa alma con gran compasión, le respondió: “De Mí surgió la vida, una vida amplia, profunda, compleja y muy antigua, anterior a la existencia de este mundo, anterior a la existencia de la mente humana y al tiempo de los hombres, en un espacio adonde la ciencia no llega, la mente no lo explica y ni siquiera los patriarcas y los profetas lo pudieron comprender, por un motivo que se guarda en Mi Corazón y que no se comprende, pero que solo se ama y se vive.
No creé la vida por un motivo, sino por Amor. Por eso, no se llega a Mí por una respuesta, sino por un vivir profundo del mismo principio y don que Me hicieron manifestar todas las cosas. Ese misterio se encuentra en tu pequeño corazón.
Alma amada, cuando abraces con humildad la cura de tus heridas más profundas, sabrás que Yo Soy Dios.
Cuando te dejes amar por un Amor que no es de este mundo pero que proviene del Infinito, sabrás que Yo Soy Dios.
Cuando el saber de tu pequeñez y fragilidad fuera mayor que la ilusión de tu orgullo, madurez y vanidad, sabrás que Yo Soy Dios.
Cuando coloques la frente sobre el suelo y rindas tu mente mortal por un Amor Eterno, sabrás que Yo Soy Dios.
Cuando, en el vacío de tu consciencia y en la soledad de tu corazón, te arriesgues a mirar hacia adentro y descubrir que Yo estoy en ti, sabrás que Yo Soy Dios y que estoy en todo.
En tu interior aguardo en silencio, y en tu silencio podré hablarte al corazón. Conocerás Mi Amor Infinito y, a través de él, sabrás lo que llamas motivos por los cuales todo fue creado. Lo que para ti es un motivo, para Mí es un Propósito. No hay un motivo para la vida, pero hay un Propósito Superior: el de renovar Mi Amor y retornar a Mí”.
Que este diálogo con Dios los inspire, hijos, a volverse hacia adentro y a experimentar la Presencia Divina.
Tienen Mi bendición para esto.
San José Castísimo
Cuando Cristo dijo a Sus compañeros: "Ven y sígueme", ellos escucharon Su llamado como un trueno en su interior; algo que, con una frase, despertó a sus espíritus y los impulsó a seguir una nueva vida. Sin embargo todo esto acontecía en los niveles espirituales, mientras que sus mentes seguían pensando y cuestionando, y sus emociones seguían inestables y susceptibles a las influencias del mundo y de la mente humana.
Los apóstoles siguieron a Jesús por la potencia de Su Presencia, sin saber quién era Él. Sus instrucciones los transformaban, Su Presencia les daba seguridad y paz. Todo lo que Él hacía era extraordinario, como un verdadero sueño, algo diferente a todo lo que ocurrió en todos los tiempos.
La vida espiritual era el eje de la sociedad y todos los hombres se sentían honrados de estar al lado de un verdadero profeta, unido al Amor y al Poder de Dios. Pero, cuando la Pasión de Cristo comenzó, cuando en Su agonía, los apóstoles vieron a la humanidad de Cristo temer, sudar sangre y sufrir, sus creencias se quebraron, sus estructuras se rompieron y toda la gloria que de alguna forma alimentaba su parte más humana, de un instante a otro se retiró, derribando por el suelo su vanidad y su condición humana.
Conocer el sacrificio los colocó dentro de una batalla interior entre la mente, el alma y el corazón, en la que sus seguridades dejaron de existir y sus conocimientos parecieron desaparecer. El Plan de Dios se reveló diferente a todo lo que ellos pensaban y la renovación de su amor se dio primero en la Cruz y después en la Gloria.
Hoy, hijos, comenzó para ustedes el camino del Calvario. Después de años de experiencias espirituales extraordinarias que los elevaron y los transformaron, ahora el sacrificio llega para confrontar su condición humana y vencer las barreras que les impiden vivir la entrega absoluta para la renovación del amor.
La cruz de estos tiempos les viene a revelar el desenlace del Plan de Dios, el que se mostrará diferente a todo lo que imaginaron. Se verán delante de contradicciones y de desafíos que forjarán en ustedes el despertar de la fe y la renovación del Amor.
Comprenderán finalmente que la unión con Dios comienza en la Cruz y después en la Gloria. Es viviendo Su Amor incondicionalmente que llegarán a la unidad con Él.
Su Padre y Amigo,
San José Castísimo
Cuando Dios le hablaba a los profetas, era porque sus ojos se elevaban a lo Alto con clamor, pues a su alrededor no había más que caos y guerras. Dios le hablaba a los profetas porque ellos elevaban con clamor su verbo al Padre y esperaban de Él la respuesta para encontrar la paz en sus corazones.
Dios jamás dejó de hablar con los hombres; son los hombres, hijo, los que ya no elevan los ojos y el corazón para escuchar al Padre.
Los profetas clamaban por su pueblo y esperaban una respuesta de Dios. Ahora, los seres casi no le claman al Padre con fervor y ya no esperan Su respuesta, solo piden según su propia voluntad y ruegan para que ella se cumpla.
Los profetas sabían recibir la Gracia y la Justicia de Dios. Sabían que esa Justicia era verdadera. Los hombres de hoy esperan la Gracia y repudian la Justicia, porque quieren amar a un Dios que cumple sus voluntades propias.
Aprende, hijo, con los profetas de otrora que perpetuaron sus palabras y diálogos con Dios en los Libros Sagrados; no por su santidad, sino por su fe, porque su respeto y amor para con el Padre no tenían condiciones y eso era lo que hacía verdadero su contacto.
Aprende con los profetas de otrora a comprender, en los tiempos de hoy, las correcciones de Dios. Él nunca deja de ser Dios y nunca deja de ser pleno en el amor. Escoge, entonces, estar en Dios y en el amor y acoge Sus correcciones cuando ellas lleguen a tu vida para que seas purificado y te tornes digno de retornar al Padre.
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
Hijos:
Esperen con amor las Palabras que Dios les pronuncia a sus corazones a través de Sus Mensajeros.
Así como Él les habló a los profetas y a los patriarcas que dejaron para el mundo las bases de la vida espiritual, hoy el Creador renueva Sus enseñanzas y trae nuevas Revelaciones para el mundo; porque, desde los patriarcas hasta ahora, el propio Dios se renovó a sí mismo y vivió Revelaciones que provenían del despertar y de la evolución humana.
Aún con sus imperfecciones y limitaciones, los patriarcas y los profetas de otrora reconocían la Presencia de Dios y respetaban el eco de Su Voz que se pronunciaba a los pueblos y que era seguida por ellos.
Hoy la Voz de Dios hace eco en el desierto de la consciencia humana, porque la indiferencia se apoderó de los corazones y pocos son los que saben reconocer la Voz de Dios y seguirla.
Para escuchar a Dios hoy, deben permitir que el Creador despierte dentro de ustedes los compromisos que quedaron dormidos y las experiencias de unión con el Padre que no provienen de esta vida, pero que están guardadas en lo íntimo de sus seres para servirles de auxilio en estos tiempos.
Denle a Dios el permiso de tocar lo profundo de sus corazones, para que, como seres y como humanidad, aparten sus consciencias de la influencia de la indiferencia e ingresen en las Leyes que los conducen hacia la elevación.
Cuando ustedes unen sus espíritus al Padre pueden trascender las leyes y las influencias materiales para pertenecer a las Leyes del Universo y ser auxiliados por los rayos y por las energías espirituales que descienden al mundo para impulsar a los seres hacia el amor y la evolución.
Para eso, es necesario que exista dentro de ustedes la voluntad para dar ese paso y amar a Dios, a Sus Palabras y a Su Plan, renovando el amor y el respeto vivido por los patriarcas, por los profetas y por el Pueblo de Dios; para que así el Padre encuentre nuevos caminos para cumplir Sus promesas y establecer Su Reino en este mundo, cuando llegue el tiempo.
El Reino de Dios será revelado primero en el espíritu, después en la materia. Estén atentos a la Voz de Sus Mensajeros para que en Sus enseñanzas ustedes reciban las nuevas Revelaciones del Creador.
Dentro de ustedes se revelará Su Reino y, después de encontrar el camino para habitar en ese Reino con sus espíritus, construirán los puentes hacia el Universo para que el Reino de Dios se manifieste en la Tierra.
Su Padre y Compañero de siempre,
San José Castísimo
Hijo Mío:
Cuanto más busques a Dios, más ingresarás en el Conocimiento de Dios y más amarás a Aquel que está en todo y que abarca toda la vida.
Deja que tu corazón se adentre en el Conocimiento de Dios cuando oras; cuando lees las Palabras que Él te envía por medio de Sus Mensajeros; cuando te adentras en el misterio de los Libros Sagrados y dejas que la inspiración de Dios, a través de la palabra y de la vida de los profetas, te inspire; cuando entras en una verdadera comunión con la Naturaleza, con los Reinos, con la vida.
No te lamentes por no amar a Dios como quisieras o como sentirías correcto amarlo.
No te lamentes por no tener las circunstancias que crees necesarias para buscar a Dios, porque la búsqueda de Dios está en tu corazón y tu corazón está contigo dondequiera que estés.
Por más que estés en una situación de caos, Dios sigue estando dentro de ti.
Por más que estés en un desierto interior, Dios sigue estando dentro de ti.
Por más que estés sumergido en las distracciones y en los quehaceres del vivir común humano, Dios sigue estando dentro de ti.
Y hoy te digo que es con muy poco que Dios se hace sentir en tu corazón. No necesitas ser conocedor de grandes ciencias ni de filosofías trascendentales, porque la Verdad de Dios se revela en ti, en lo que tú verdaderamente eres.
Todo lo que existe son caminos que te ayudan a llegar; son manos que se tienden a través de las Palabras sagradas que Dios le entrega al mundo por medio de las ciencias espirituales, de Sus Mensajeros, de Sus profetas.
Busca a Dios y acepta la Mano que se tiende hacia tu corazón a través de Sus Palabras.
Busca a Dios en una oración sincera y deja que Él te revele la inmensidad de Su Presencia, de Su Existencia; y que también te muestre la pequeñez de tu vida, de tus problemas, de tus lamentos.
Eleva tu consciencia en oración para que Dios te revele Su Simplicidad.
Rinde tu mente a Su Divino Corazón y deja que Su Grandeza disuelva tus mezquindades.
Ya es tiempo, hijo Mío, de elevarte verdaderamente, de elevarte al Corazón de Dios.
Eres llamado a amarlo por encima de todas las cosas y a expresar ese amor a través de tu vida, y para eso debes darle lugar para que Dios se exprese en ti.
Muchos caminos ya te fueron presentados, muchas manos vinieron en tu auxilio. Sintetiza todo eso en tu mundo interior y encuentra en ti la Presencia de Dios.
Silénciate para sentirlo; silénciate para escucharlo; silénciate para expresar a Dios, que está vivo en tu corazón.
Tienes Mi bendición para eso.
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más